AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Igual que un viejo trapecista sin red, igual que un barco sin mar [Kyllian]
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Igual que un viejo trapecista sin red, igual que un barco sin mar [Kyllian]
Yo estaré tan lejano que el amor y la pena
que antes vacié en tu vida como un ánfora plena
estarán condenados a morir en mis manos...
Y será tarde porque se fue mi adolescencia,
tarde porque las flores una vez dan esencia
y porque aunque me llames yo estaré tan lejano...
- El nuevo soneto a Elena - Pablo Neruda.
que antes vacié en tu vida como un ánfora plena
estarán condenados a morir en mis manos...
Y será tarde porque se fue mi adolescencia,
tarde porque las flores una vez dan esencia
y porque aunque me llames yo estaré tan lejano...
- El nuevo soneto a Elena - Pablo Neruda.
Su futuro es oscuro y no tiene alas, es un porvenir del que no tiene escapatoria, no tiene más opciones, no tiene mil colores como los que esconde un prisma. Y aún así le parece mucho más atractivo que el presente descolorido en el que se encuentra. Está expectante, ansiosa de que las horas circulen rápido y que el tiempo decida volar en vez de mantener esa marcha pausada que la saca de quicio. El destino juega con ella aún sabiendo que siempre será ganador, es una jugada injusta y un juego perdido. Claire apoya su cabeza contra el hombro de Kyllian, él es el apoyo y la contención que soportan la decisión de ser valiente, lo mira de reojo y suspira sin encontrar las palabras para romper ese suave silencio que se ha instalado entre ellos. Paris ha quedado atrás junto también a mucho de sus miedos, Francia parecía asentar sobre sus hombros un peso que la mantenía encorvada, eternamente cabizbaja, mirando el suelo como si las respuestas estuvieran ahí. Estuvo tanto tiempo equivocada, pero a veces es necesario encontrar a alguien a quien no buscabas para que te muestre que debes dar un paso atrás y mirar otra vez la misma escena en la que estabas inserta, sólo así será posible detenerse a observar los detalles y también captar una idea general nueva, esa que lo encierra todo y que al mismo tiempo es familiar y desconocida. — Creo que llegaremos pronto… — puede decirlo por el paisaje que creyó haber olvidado pero ahora reconoce con facilidad y también por la inquietud que aparece repentinamente en el centro de su estómago.
Durante todo el trayecto en barco se han mantenido cerca, Claire sólo descansa cuando Kyllian se lo pide y siempre que le asegure varias veces que velará por León mientras ella cierra los ojos. Su rostro sigue luciendo cansado, como si la agonía estuviera impregnada a sus huesos, justo debajo de su piel. Evita que las lágrimas caigan cuando él puede verla pero apenas la noche cae las culpas reaparecen y aunque el tiempo ha hecho que el dolor disminuya, ha sido en una cantidad ínfima. El alejarse de su hogar ahora no ayuda en mucho, es difícil que alguien quite de su cabeza la idea de que Nigel puede volver en cualquier momento y no encontrarla, pero sólo le queda cruzar los dedos y rezar a un Dios en el que cree tanto como desconfía. — Hace casi una década que me fui y siento como si sólo fueran un par de años… o quizás todo lo contrario, es como si fueran siglos desde que salí con mi hermana — gira su rostro para mirarlo, para notar como el sólo hecho de tenerlo al frente la calma de un modo que hace mucho no sentía. Kyllian es el bálsamo para sus heridas, esas que continúan abiertas aún cuando ponga una sonrisa en su rostro y asegure que todo está bien hasta que la sonrisa logra que los músculos de la cara comiencen a arderle. — Nunca me cansaré de agradecerte que vinieras conmigo, no habría podido hacer esto sola… no pude hacerlo sola, tenías que llegar tú para que me atreviera — le sonríe como si aquellas sonrisas fueran recién aprendidas, sonrisas algo tímidas o quizás incómodas, es un error recordar que se conocen desde sólo hace unos pocos días.
Vuelve a acomodarse entre los brazos de su amigo, aún queda casi media hora para que lleguen, el trayecto desde el puerto hasta la posada donde se hospedarán parece incluso más largo que el camino desde Francia hasta la isla de Inglaterra. Estarán cerca al lugar donde ella nació pero no directamente ahí, sólo lo suficiente para averiguar un poco antes de dar el siguiente paso. León duerme con la cabeza en el regazo de Kyllian y las piernas en el de Claire, ha sido de ese modo la mayor parte del viaje no permitiendo además que los adultos puedan separarse mientras él descansa. Todo sería un truco de ese muchachito de no ser porque es demasiado parecido a su padre y es seguro que el adoptar aquella posición se debe sólo a su comodidad personal. Claire no puede dejar de mirarlo y acariciar su mejilla o tal vez su cabello sabiendo que todo lo hace por él y para él, para llenar los vacíos que se han causado con la ausencia de su padre y también la falta de vitalidad que sigue teniendo su madre. — ¿Crees que se de cuenta de todo esto? — se refiere claramente a su hijo, su vista transita entre los dos hombres que la acompañan en este viaje, está preocupada por ambos y por razones no muy distintas, — de la ausencia de… — una vez más el nombre no sale y se reemplaza por un nudo en la garganta difícil de soltar, — me gustaría que alguien me asegurara que León no sufre con todo esto pero de todos modos se que estaría equivocado… León sufre por mi culpa… — y como si supiera que hablan de él se remueve en ese sueño profundo en el que cae sin importar donde se encuentre, la sonrisa en el rostro del pequeño es el más claro indicio de que su mamá, nuevamente, está equivocada.
Durante todo el trayecto en barco se han mantenido cerca, Claire sólo descansa cuando Kyllian se lo pide y siempre que le asegure varias veces que velará por León mientras ella cierra los ojos. Su rostro sigue luciendo cansado, como si la agonía estuviera impregnada a sus huesos, justo debajo de su piel. Evita que las lágrimas caigan cuando él puede verla pero apenas la noche cae las culpas reaparecen y aunque el tiempo ha hecho que el dolor disminuya, ha sido en una cantidad ínfima. El alejarse de su hogar ahora no ayuda en mucho, es difícil que alguien quite de su cabeza la idea de que Nigel puede volver en cualquier momento y no encontrarla, pero sólo le queda cruzar los dedos y rezar a un Dios en el que cree tanto como desconfía. — Hace casi una década que me fui y siento como si sólo fueran un par de años… o quizás todo lo contrario, es como si fueran siglos desde que salí con mi hermana — gira su rostro para mirarlo, para notar como el sólo hecho de tenerlo al frente la calma de un modo que hace mucho no sentía. Kyllian es el bálsamo para sus heridas, esas que continúan abiertas aún cuando ponga una sonrisa en su rostro y asegure que todo está bien hasta que la sonrisa logra que los músculos de la cara comiencen a arderle. — Nunca me cansaré de agradecerte que vinieras conmigo, no habría podido hacer esto sola… no pude hacerlo sola, tenías que llegar tú para que me atreviera — le sonríe como si aquellas sonrisas fueran recién aprendidas, sonrisas algo tímidas o quizás incómodas, es un error recordar que se conocen desde sólo hace unos pocos días.
Vuelve a acomodarse entre los brazos de su amigo, aún queda casi media hora para que lleguen, el trayecto desde el puerto hasta la posada donde se hospedarán parece incluso más largo que el camino desde Francia hasta la isla de Inglaterra. Estarán cerca al lugar donde ella nació pero no directamente ahí, sólo lo suficiente para averiguar un poco antes de dar el siguiente paso. León duerme con la cabeza en el regazo de Kyllian y las piernas en el de Claire, ha sido de ese modo la mayor parte del viaje no permitiendo además que los adultos puedan separarse mientras él descansa. Todo sería un truco de ese muchachito de no ser porque es demasiado parecido a su padre y es seguro que el adoptar aquella posición se debe sólo a su comodidad personal. Claire no puede dejar de mirarlo y acariciar su mejilla o tal vez su cabello sabiendo que todo lo hace por él y para él, para llenar los vacíos que se han causado con la ausencia de su padre y también la falta de vitalidad que sigue teniendo su madre. — ¿Crees que se de cuenta de todo esto? — se refiere claramente a su hijo, su vista transita entre los dos hombres que la acompañan en este viaje, está preocupada por ambos y por razones no muy distintas, — de la ausencia de… — una vez más el nombre no sale y se reemplaza por un nudo en la garganta difícil de soltar, — me gustaría que alguien me asegurara que León no sufre con todo esto pero de todos modos se que estaría equivocado… León sufre por mi culpa… — y como si supiera que hablan de él se remueve en ese sueño profundo en el que cae sin importar donde se encuentre, la sonrisa en el rostro del pequeño es el más claro indicio de que su mamá, nuevamente, está equivocada.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Igual que un viejo trapecista sin red, igual que un barco sin mar [Kyllian]
“Dicen en la aldea
que esa roca blanca es Ana.
Cubierta de sal y de coral, espera en la playa.
No esperes más niña de piedra.
Miguel no va a volver.
El mar le tiene preso por no querer cederle a una mujer
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel"
- Naturaleza Muerta – Mecano
que esa roca blanca es Ana.
Cubierta de sal y de coral, espera en la playa.
No esperes más niña de piedra.
Miguel no va a volver.
El mar le tiene preso por no querer cederle a una mujer
Y llorar, y llorar, y llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel"
- Naturaleza Muerta – Mecano
El camino ha sido largo, aunque apenas lo ha sentido, se siente vivo, por primera vez en su vida desde que esta con ella y sobre todo con León, se siente parte de un algo desde hace mucho tiempo, vela noche y día porque ambos lleguen de a su destino en ese momento, Inglaterra, la última vez que el hombre había viajado hasta ese lugar, fue por negocios, casi todo lugar que había visitado era por ese motivo, podría decir que viajaba pero no conocía nada, era solo habitación, cena que podría ser comida, desayuno, juntas, negocios, dinero, regresar al hotel, tomar sus maletas salir a otro lugar.
En aquella ocasión disfrutaba de todo, de la compañía infantil que era escasa, puesto que su madre no lo dejaba mucho tiempo a cargo del hombre, pero eran momentos que disfrutaba, le gustaba mostrarle el mar al pequeño, una de esas veces estaba casi seguro que habían visto un delfín.
Estaban en cubierta mirando el paisaje cuando oyó hablar a la mujer, sus ojos mostraban su curiosidad, siempre que se refería a alguien, Kyllian no podía evitar intentar recrear su rostro, como en el caso de la gemela, era el que menos le costaba trabajo y era imposible que se equivocara, también con esa misma imagen intentaba recrear una Claire mayor que representaría a la madre de ella.
Kyllian la protege entre sus brazos como un escudo que no se desvanece, fuerte y e irrompible, recarga los labios en el cabello de la mujer dejando que hable ¿Por qué no habla?, se siente tranquilo, esta en paz, no entiende por qué ella le agradece – gracias a ti por pedirme que te acompañe – Mantiene la mirada hacia el mar, no necesita sentirse alerta, los tiene a ambos en su regazo, de momentos cuando siente que se mueven durante los momentos en el que el sueño es su peor enemigo, abre los ojos de golpe.
2— ¿Crees que se de cuenta de todo esto? —“ Kyllian baja la mirada hacia la de Claire frunciendo el ceño, pero claramente comprende a quien se refiere, no solo por el contexto sino, por la mano que continua acariciando el pequeño rostro infantil que no deja de reir en sueños, patalear y jugar, en su mundo de colores donde él esta a salvo.
Es difícil poder darle palabras de consuelo a una madre que ha perdido todo en muy poco tiempo ¿podrá alguna vez superar ese dolor?, tal vez no superarlo pero si aprender a vivir con él, como una enseñanza, Nigel, el hombre que porta el titulo de esposo, incluso a él le cuesta pronunciar su nombre en mente.
- León esta bien, es feliz y esta sano, además tiene a su madre que lo adora le sonríe como si de ese modo pudiera hacer algo, pero al menos ella le regresa la sonrisa, quiere creer en ella, tanto como él en sus palabras, al menos León y ella no estaban solos, él no pensaba irse a ningún lado, su prioridad ahora era ese par, su familia.
Llegaron a su destino, se echó al hombro a León, seguramente Claire se encontraría cansada, con la mano libre levanta el pequeño maletín que portaba, un marinero le hizo el favor de llevar las maletas hasta un carruaje, que los transportaría hasta el hotel.
-¿quieres cenar o ir a la habitación a darte una ducha antes? pregunto cuando la madre se encontraba dentro del carruaje donde le entrego al pequeño y esperaba indicaciones para avisarle al cochero.
En aquella ocasión disfrutaba de todo, de la compañía infantil que era escasa, puesto que su madre no lo dejaba mucho tiempo a cargo del hombre, pero eran momentos que disfrutaba, le gustaba mostrarle el mar al pequeño, una de esas veces estaba casi seguro que habían visto un delfín.
Estaban en cubierta mirando el paisaje cuando oyó hablar a la mujer, sus ojos mostraban su curiosidad, siempre que se refería a alguien, Kyllian no podía evitar intentar recrear su rostro, como en el caso de la gemela, era el que menos le costaba trabajo y era imposible que se equivocara, también con esa misma imagen intentaba recrear una Claire mayor que representaría a la madre de ella.
Kyllian la protege entre sus brazos como un escudo que no se desvanece, fuerte y e irrompible, recarga los labios en el cabello de la mujer dejando que hable ¿Por qué no habla?, se siente tranquilo, esta en paz, no entiende por qué ella le agradece – gracias a ti por pedirme que te acompañe – Mantiene la mirada hacia el mar, no necesita sentirse alerta, los tiene a ambos en su regazo, de momentos cuando siente que se mueven durante los momentos en el que el sueño es su peor enemigo, abre los ojos de golpe.
2— ¿Crees que se de cuenta de todo esto? —“ Kyllian baja la mirada hacia la de Claire frunciendo el ceño, pero claramente comprende a quien se refiere, no solo por el contexto sino, por la mano que continua acariciando el pequeño rostro infantil que no deja de reir en sueños, patalear y jugar, en su mundo de colores donde él esta a salvo.
Es difícil poder darle palabras de consuelo a una madre que ha perdido todo en muy poco tiempo ¿podrá alguna vez superar ese dolor?, tal vez no superarlo pero si aprender a vivir con él, como una enseñanza, Nigel, el hombre que porta el titulo de esposo, incluso a él le cuesta pronunciar su nombre en mente.
- León esta bien, es feliz y esta sano, además tiene a su madre que lo adora le sonríe como si de ese modo pudiera hacer algo, pero al menos ella le regresa la sonrisa, quiere creer en ella, tanto como él en sus palabras, al menos León y ella no estaban solos, él no pensaba irse a ningún lado, su prioridad ahora era ese par, su familia.
Llegaron a su destino, se echó al hombro a León, seguramente Claire se encontraría cansada, con la mano libre levanta el pequeño maletín que portaba, un marinero le hizo el favor de llevar las maletas hasta un carruaje, que los transportaría hasta el hotel.
-¿quieres cenar o ir a la habitación a darte una ducha antes? pregunto cuando la madre se encontraba dentro del carruaje donde le entrego al pequeño y esperaba indicaciones para avisarle al cochero.
Invitado- Invitado
Re: Igual que un viejo trapecista sin red, igual que un barco sin mar [Kyllian]
Cuando se mira los pies no nota marcas de algún tipo, ni tampoco siente los tobillos hinchados. ¿Cómo es que entonces pareciera que hubiese recorrido todo ese camino a pie? Con el peso sobre los hombros y dando cada paso con la dificultad de alguien que ha olvidado como caminar de un día para otro. Kyllian pregunta y ella apenas asiente para responder, mira alrededor como si en cualquier rincón alguien acechara, como si se encontrarán ahí las soluciones para todos los problemas o quizás las mismas causas. En su cabeza aún da vueltas lo que él ha dicho y también lo que ella sigue pensando sobre si misma. Se sigue considerando una mala madre, por no saber cómo cuidarlo en un comienzo y luego por no ser capaz de retener a su padre a su lado y darle a su hijo la familia bien constituida que siempre ha merecido. No hay personas agazapadas en las esquinas ni tampoco flechas que indiquen la dirección que debe seguir. Dentro del carruaje se sienta junto a la ventana y toma en sus brazos a un León más dormido que despierto. Kyllian ha sido fundamental en todo, pero ¿cómo agradecerle? ¿Podrá alguna vez hacerlo como lo merece? Mientras terminan de cargar el resto del equipaje y dirigirlos al hotel, la voz de su amigo la saca del ensueño en el estaba sumergida. — Me gustaría que comiéramos los tres, acostar a León, luego un baño y que descansemos… todos lo necesitamos mucho… — porque el cansancio que todos tienen es algo más que físico, es algo que no es superable sólo con algunas horas de sueño o quedarse en la cama unos minutos más. — Si tú prefieres otra cosa podemos hacer eso también… esto es sólo una idea… —
Claire apenas sonríe, se mantiene distante aún cuando su brazo roza al de Kyllian y sobre el regazo duerme el pequeño en esa posición que se ha convertido ya en costumbre. Él, León, es quien los une y también la motivación para realizar cada idea loca que se cruzó alguna vez por su cabeza, si antes eran sólo tonterías ahora son propósitos que logran que ese deseo por salir de la cama todos los días aumente. — León también te tiene a ti… eres su tío, eres la figura masculina que tiene mientras… mientras su padre vuelve… — nuevamente se engaña, evita pronunciar su nombre como si el quitarle la denominación a algo logre que esto desaparezca por arte de magia. — Kyky… — es natural llamarlo por el apodo que el mismo niño le ha puesto — ¿te gustaría ser el padrino de León? — la pregunta la sorprende incluso a ella, no es algo que ha planificado pero él lo merece más que nadie. — No creas que tienes que decirme que sí de inmediato, puedes pensarlo o puedes decirme que no… ni siquiera se si eres una persona religiosa… León aún no está bautizado y siento que eso podría afectarlo de algún modo… más que nunca necesitamos las bendiciones aunque sea para tener a lo que aferrarnos… — tiene claro que aquella es una responsabilidad que prácticamente le impone, aún cuando no lo ha dicho en voz alta representa la opción de que sea él quien cuide a su hijo si algo llega a sucederle. Antes habría tomado esa decisión en conjunto con su esposo, analizando quizás si existen más candidatos o quizás sólo teniendo a Claire convenciendo a Nigel de que aquello es lo mejor, pero ahora, ahora está sola y es mejor que comience a acostumbrarse a esa idea.
El movimiento del carruaje comienza a cesar, Claire observa por la ventana y con la luz del crepúsculo observa que la imagen del hotel que creía recordar no es nada comparado con lo que tiene al frente. Antes aquel edificio le hubiese parecido algo imposible, algo que sólo podía mirar desde lejos, pero ahora incluso uno de los hombres le abre la puerta y la llama señora, a ella, que nació un poco más allá en una casa donde ellos jamás entraría aún cuando sean igual de pobres. Todos se dirigen a Kyllian como si fuera su esposo y ella no se molesta en corregirlos, es mejor mantener esa imagen que arriesgarse a reconocer que es una mujer abandonada viajando con un hombre que apenas conoce y el que nadie creería no es su amante. — ¿Podría indicarnos donde se encuentra el restaurante? — su inglés está algo oxidado pero las palabras fluyen naturalmente desde sus labios, con una mirada de reojo comprende que no es necesario traducir ya que Kyllian ha comprendido todo lo que ha dicho. La respuesta obviamente la hacen dirigiéndose a él, es machismo será algo que nunca dejará de molestarle, pero prefiere intentar despertar a León y caminar siguiendo las indicaciones. — No soporto a los ingleses aún cuando yo lo sea… al menos a la mitad… — el ceño fruncido de Claire se suaviza un momento, la sonrisa ahora es quizás un poco más natural. Tal vez es porque está acostumbrada a dar una buena imagen en público o probablemente porque el sentir que su madre podría estar cerca, es que su ánimo también mejor y toma el brazo de Kyllian para avanzar a su lado.
Claire apenas sonríe, se mantiene distante aún cuando su brazo roza al de Kyllian y sobre el regazo duerme el pequeño en esa posición que se ha convertido ya en costumbre. Él, León, es quien los une y también la motivación para realizar cada idea loca que se cruzó alguna vez por su cabeza, si antes eran sólo tonterías ahora son propósitos que logran que ese deseo por salir de la cama todos los días aumente. — León también te tiene a ti… eres su tío, eres la figura masculina que tiene mientras… mientras su padre vuelve… — nuevamente se engaña, evita pronunciar su nombre como si el quitarle la denominación a algo logre que esto desaparezca por arte de magia. — Kyky… — es natural llamarlo por el apodo que el mismo niño le ha puesto — ¿te gustaría ser el padrino de León? — la pregunta la sorprende incluso a ella, no es algo que ha planificado pero él lo merece más que nadie. — No creas que tienes que decirme que sí de inmediato, puedes pensarlo o puedes decirme que no… ni siquiera se si eres una persona religiosa… León aún no está bautizado y siento que eso podría afectarlo de algún modo… más que nunca necesitamos las bendiciones aunque sea para tener a lo que aferrarnos… — tiene claro que aquella es una responsabilidad que prácticamente le impone, aún cuando no lo ha dicho en voz alta representa la opción de que sea él quien cuide a su hijo si algo llega a sucederle. Antes habría tomado esa decisión en conjunto con su esposo, analizando quizás si existen más candidatos o quizás sólo teniendo a Claire convenciendo a Nigel de que aquello es lo mejor, pero ahora, ahora está sola y es mejor que comience a acostumbrarse a esa idea.
El movimiento del carruaje comienza a cesar, Claire observa por la ventana y con la luz del crepúsculo observa que la imagen del hotel que creía recordar no es nada comparado con lo que tiene al frente. Antes aquel edificio le hubiese parecido algo imposible, algo que sólo podía mirar desde lejos, pero ahora incluso uno de los hombres le abre la puerta y la llama señora, a ella, que nació un poco más allá en una casa donde ellos jamás entraría aún cuando sean igual de pobres. Todos se dirigen a Kyllian como si fuera su esposo y ella no se molesta en corregirlos, es mejor mantener esa imagen que arriesgarse a reconocer que es una mujer abandonada viajando con un hombre que apenas conoce y el que nadie creería no es su amante. — ¿Podría indicarnos donde se encuentra el restaurante? — su inglés está algo oxidado pero las palabras fluyen naturalmente desde sus labios, con una mirada de reojo comprende que no es necesario traducir ya que Kyllian ha comprendido todo lo que ha dicho. La respuesta obviamente la hacen dirigiéndose a él, es machismo será algo que nunca dejará de molestarle, pero prefiere intentar despertar a León y caminar siguiendo las indicaciones. — No soporto a los ingleses aún cuando yo lo sea… al menos a la mitad… — el ceño fruncido de Claire se suaviza un momento, la sonrisa ahora es quizás un poco más natural. Tal vez es porque está acostumbrada a dar una buena imagen en público o probablemente porque el sentir que su madre podría estar cerca, es que su ánimo también mejor y toma el brazo de Kyllian para avanzar a su lado.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Igual que un viejo trapecista sin red, igual que un barco sin mar [Kyllian]
Siempre que la oye hablar se pregunta si aquella mujer cansada siempre fue así o simplemente han sido los acontecimientos los que la convirtieron en aquella mujer de piedra, solo sus ojos parecieran tener algo de vida que si no fuera porque la ve de pie creería lo contrario.
Indico al cochero que los llevara al hotel y el camino hacia ese lugar se hizo más corto de lo que esperaba, apenas había echado la cabeza hacia atrás en el respaldo, dando pequeños golpecitos con un dedo sobre la pierna infantil, giró el rostro hacia su acompañante mientras sonreía escuchando lo que decía, no había sentido todo el cansancio que se había acumulado hasta que estuvo camino hacia el hotel, toda la adrenalina que le causaba la aventura, se había desvanecido, pero intentaba mantenerse despierto e incluso lo logró cuando Claire le ofreció ser el padrino de León, haciendo que Kyllian enmudezca, ¿lo cree calificado para aquella acción? Se considera una persona no apta para cuidarse ni a si mismo ¿cómo deja en sus manos a un ser tan delicado e importante para ella a sus manos? Pero entiende que no tiene a nadie más, no le tiene lastima, ni mucho menos pena, León se ha vuelto parte importante de la vida de Kyllian en tan poco momento, si en algún momento le faltara algo y Kyllian pudiera dárselo lo haría.
Tiene razón no quiere contestar en ese momento, por lo menos quiere meditarlo más despierto, simplemente se limita a sonreír y acercarse a besar la frente de la mujer, en modo de agradecimiento, el carruaje ha parado en seco y sabe que su destino esta tan solo abrir la puerta.
Dos hombres comienzan a sacar el equipaje de ambos, Kyllian baja primero extendiendo una mano hacía Claire para ayudarla a bajar, nota que el comentario va hacía él, pero él no hizo la pregunta y eso hace que se frunza el ceño de Kyllian.
- Yo no he sido quien le ha preguntado donde se encuentra el restaurant, ¿o sí? – está molesto y lo hace saber, asi que al empleado no le queda de otra que repetir su respuesta en dirección a Claire, Kyllian agradece con un leve movimiento de cabeza, todo el mal humor que había acumulado desaparece cuando la oye hablar posando la mano en su brazo, toma su mano un segundo para depositar un beso en el dorso de su mano.
– Eso no solo es en Inglaterra, pero claro, si dejamos que sigan tratando a nuestras mujeres como un objeto, la costumbre jamás se les quitara – Baja la mirada para buscar al pequeño de ojos azules que resplandecen en todo momento, cree que tienen algo especial que hechizan a cualquiera que los mire.
- ¿León? – lo llama por su nombre para que lo mire, sonriéndole ampliamente – Tengo un regalo para ti, esa en recepción, nos registrare, mientras vayan escogiendo una mesa para los tres - se siente extraño separándose de ellos por tan solo unos segundos, lejos de Paris todavía es menos soportable que cuando tiene que trabajar, ahora estan en un lugar extraño para él y completamente diferente para ella... todo mejora, se intenta mentir así mismo.
Indico al cochero que los llevara al hotel y el camino hacia ese lugar se hizo más corto de lo que esperaba, apenas había echado la cabeza hacia atrás en el respaldo, dando pequeños golpecitos con un dedo sobre la pierna infantil, giró el rostro hacia su acompañante mientras sonreía escuchando lo que decía, no había sentido todo el cansancio que se había acumulado hasta que estuvo camino hacia el hotel, toda la adrenalina que le causaba la aventura, se había desvanecido, pero intentaba mantenerse despierto e incluso lo logró cuando Claire le ofreció ser el padrino de León, haciendo que Kyllian enmudezca, ¿lo cree calificado para aquella acción? Se considera una persona no apta para cuidarse ni a si mismo ¿cómo deja en sus manos a un ser tan delicado e importante para ella a sus manos? Pero entiende que no tiene a nadie más, no le tiene lastima, ni mucho menos pena, León se ha vuelto parte importante de la vida de Kyllian en tan poco momento, si en algún momento le faltara algo y Kyllian pudiera dárselo lo haría.
Tiene razón no quiere contestar en ese momento, por lo menos quiere meditarlo más despierto, simplemente se limita a sonreír y acercarse a besar la frente de la mujer, en modo de agradecimiento, el carruaje ha parado en seco y sabe que su destino esta tan solo abrir la puerta.
Dos hombres comienzan a sacar el equipaje de ambos, Kyllian baja primero extendiendo una mano hacía Claire para ayudarla a bajar, nota que el comentario va hacía él, pero él no hizo la pregunta y eso hace que se frunza el ceño de Kyllian.
- Yo no he sido quien le ha preguntado donde se encuentra el restaurant, ¿o sí? – está molesto y lo hace saber, asi que al empleado no le queda de otra que repetir su respuesta en dirección a Claire, Kyllian agradece con un leve movimiento de cabeza, todo el mal humor que había acumulado desaparece cuando la oye hablar posando la mano en su brazo, toma su mano un segundo para depositar un beso en el dorso de su mano.
– Eso no solo es en Inglaterra, pero claro, si dejamos que sigan tratando a nuestras mujeres como un objeto, la costumbre jamás se les quitara – Baja la mirada para buscar al pequeño de ojos azules que resplandecen en todo momento, cree que tienen algo especial que hechizan a cualquiera que los mire.
- ¿León? – lo llama por su nombre para que lo mire, sonriéndole ampliamente – Tengo un regalo para ti, esa en recepción, nos registrare, mientras vayan escogiendo una mesa para los tres - se siente extraño separándose de ellos por tan solo unos segundos, lejos de Paris todavía es menos soportable que cuando tiene que trabajar, ahora estan en un lugar extraño para él y completamente diferente para ella... todo mejora, se intenta mentir así mismo.
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