Siempre igual [Priv]

por **Moira Labhrainn** Mar Dic 09, 2014 12:28 pm

Siendo ella misma le estaba costando demasiado trabajo. El ser que la tenía controlada era alguien que conoció hace poco y sinceramente teniendo en cuenta del hecho de que ahora era un ser de la noche, aun apenas podía controlar el hecho de que era un…vampiro en realidad. Su Sire, un tipo desconocido por ella y por el que intentaba esforzarse por que le hiciera caso y le contara más sobre lo que ella era.

Primero fue bruja para después tener con el amor de su niñez que después de dejarla libre prácticamente, desapareció en las sombras y entonces todo para ella estaba perdido hasta que su Sire la encontró y la transformo pero aún guarda el misterio del porque ella fue la elegida para convertirse en el peor enemigo de la naturaleza. Su amo le explico que los vampiros eran demonios de la más clase más inferior aunque se vistieran entre los de la alta cuna. Sinceramente esto estaba aburriéndola cada vez más.

Era una noche de verano, cerca del otoño. Moira estaba en la cama leyendo prácticamente a la luz débil de una vela. Ella suspiraba como el sonido al pasar las páginas del libro. Sentía en sus entrañas la necesidad de alimentarse pero le habían limitado la alimentación tras un arrebato y de haberse llevado una vida por delante innecesaria. Estaba realmente arrepentida pero igualmente estaba como ni fu ni fa. Sentía como que todo le daba igual, y como castigo le obligaban a que ella mantuviera su humanidad sabiendo que sus sentimientos siempre la harían sufrir.

Se escuchó al fondo del pasillo uno de esos jarrones de ambientación fea que no le gustaba en absoluto. Sintió aliviada cuando escucho el ruido, pensó, que un gatito más viviría. Dejo lo que estaba leyendo y se fue directamente con una bata puesta encima a mirar al exterior por si alguien había tenido problemas pero como vio después suspiro de desagrado y decepción. Probablemente su nueva naturaleza era la que le estaba haciendo demasiado susceptible y bastante cabrona últimamente.

Sintió en la piel el gélido halito de la muerte pero solo pudo suspirar de nuevo, chasquear la lengua y poner los brazos en jarras – Bien ¿Qué quieres? –Se giró en el sitio y vio a su Sire cubierto de sangre de abajo por arriba, con la camisa y los pantalones ensangrentados – Dios santo ¿A dónde has ido? ¿Has celebrado la Navidad antes de tiempo? –Pregunto con el sarcasmo en el aire, sin duda le importaba poco lo que hubiera estado haciendo en su ausencia.

Moira se fue solamente a su lectura pero cuando estuvo sobre el lecho de su cama, sintió que estaba dispuesta a seguir las aventuras amorosas de una doncella enamorada de su señor medieval pero en lugar de eso, el olor a sangre se mezcló con el olor a jazmín de su perfume, sintiéndose ultrajada por el mordisco que su sire clavo en su clavícula – Dios! Týr! –Sin pensarlo, sacó de debajo de su almohada una estaca de plata que se la clavo en uno de los costados para poder apartarlo por fin, tirarlo al suelo y bufar de pura rabia por ver su bata de seda manchada de sangre ajena - ¡¿Te das cuenta cuánto cuesta quitar la sangre de la seda!!? ¿A SABER DE QUIIEN ES LA MALDITA SANGRE!! –Se acercó y le quito la estaca del costado, dejándolo jodido un buen rato.