Distracciones [Kaine]

por **Calcabrina** Sáb Nov 24, 2012 1:47 pm

El verdadero dolor es el que se sufre sin testigos
Marco Valerio Marcial

La casa de las fragancias, placeres exteriores que se ven a cada rincón. El hedor de las personas; el cumulo de gente dentro y fuera de las paredes de este lugar de ensueños. Un lugar donde cada perversidad de las mentes humanas y no tan humanas se pueden hacer real. Había de todo cuanto quisieran. Mujeres de todas las formas colores y tamaños. Hombres rudos, flacos, esbeltos. Altos, bajos. Orientales, occidentales. Todo cuanto la imaginación pudiese dar, era lo que había. Los clientes solo tenían que pedir la compañía indicada y allí nos tendrían. A sus pies, dándoles la satisfacción que no recibían en sus hogares o quizá, solo deseaban mas de la que podían pedir. O un simple fetiche. Cualquier cosa bastaba para venir a las telarañas de este lugar.

También podían solo ir a ver, a pasar el rato, a beber algo en compañía. Eramos como gisaeng o geishas; hombres y mujeres que servíamos para el entretenimiento ajeno. Algunas veces solo teníamos que servir tragos a los clientes, quedarnos a su lado, dejando que toquen y se diviertan. Otras veces bailábamos para ellos, jugábamos con abanicos, o solo con nuestro cuerpo. Era una obsesión, el termino placer no era exactamente lo que nos distinguía. Mas bien un entretenimiento matutino. Pues al menos no todos los días teníamos que encamarnos con hombres o mujeres. Mas bien eso sucedía los fines de semana.

Actualmente estábamos en día de fiesta. Habían preparado el burdel al mejor estilo parisino. Bailábamos y servíamos tragos a todos los que estaban adentro, ofrecíamos nuestros servicios o preguntábamos si necesitaban algo. Al parecer era uno de esos días en que, o el dueño había tenido un buen día o alguien había preparado una fiesta. Aunque parecía mas algo de la primer opción.

Pronto, fui acercándome a la puerta, teníamos turnos, y ahora me tocaba a mi dar las bienvenidas. Con una sonrisa de oreja a oreja esperaba a que pasaran, indicándole las mesas vacías a los ingresantes, al mismo tiempo que les repartía los menús. Allí podían pedir cualquier tipo de bebida. Había un costo adicional si venía con pareja para que le sirva. Le entregué a todos, mirándolos uno por uno. Cada día se llenaba mas de gente. Pues la verdad era que por fuera podría ser un simple bar con bailarinas y bailarines. Ya que en el caso de querer encamarse con alguna clientela aquella parte estaba en el segundo piso o la parte trasera de donde estábamos. Detrás del escenario.

-Bonjour Messier, la casa le desea una hermosa estadía, por favor, indiqueme cualquier molestia que tenga. Si desea algo, sabe que estamos a sus servicios.

Proliferaba a uno de los hombres que entraba, típicos aristócratas que no me caían bien, pero ellos me alimentaban. Gastaban dinero en este tipo de cosas, que, aunque de algún modo me parecía un desperdicio de dinero, me servía y tenía que estar agradecido por ello.
Me mantenía con el cuerpo sobre la puerta para dejarla abierta. Explicando con una voz cantada aquellas cosas. Para ya luego de terminar el turno irme hacia la parte del medio del salón cerca de una de las mesas, ya era hora de uno de los bailes principales, y al mismo tiempo estábamos cerca de la hora en la que el burdel empezaba a cerrarse solo para personas vip. Pues ya estaba bastante lleno. Y ya sea el lugar, como los cortesanos y cortesanas eran limitados.

por **Kaine de Ronsard** Lun Nov 26, 2012 7:04 pm

"No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo."
Oscar Wilde

Ese lugar le traía recuerdos, recuerdos cansados que se arrastraban con los pies destrozados dentro de su cerebro, cada día que pasaba se sentía peor, no por algún malestar físico, simplemente le daba vueltas la cabeza y tenia la sensación de estar atrapado en parís, como si al levantar los brazos se diese cuenta de que no se encontraba en una verdadera Francia, sino en una caja muy parecida a esta de modo que cuando se estirase al cielo sus dedos tocarían el techo frio, sin embargo esto no era cierto por elevo las manos al cielo un montón de veces de modo que pudo comprobar que su teoría era falsa.

Miro como la noche caía desde el puerto tiñendo las luces del cielo con un tono durazno que quiso comer hasta que recordó sus anteriores intentos por alcanzar el cielo, frunció el ceño dándose la vuelta malhumorado, como siempre los recuerdos de su vida anterior no eran mas que flashes oscuros, imágenes difusas que no le indicaban realmente nada de su pasado perdido, solamente tenia en mente a aquel hombre de la taberna, la imagen difusa del risco y escenarios al azar.
Comenzó a andar cada vez mas rápido hasta que corría por las calles de parís en busca de aquello que había abandonado, eso que perdió en algún momento, el sonido de la jauría alertaba al resto de las personas quienes abrían paso para no ser arrollados por el licántropo, miro el gran reloj de la torre, había dado ya tres vueltas, eso quería decir que era el día, el día en que visitaba la casa de juegos, no sabia porque pero siempre que la torre completaba esos dos ciclos corría al mismo sitio donde hablaba con una mujer muy rara.

- Vamos Comy, hoy entraremos por la puerta principal, traigo zapatos ¿eso estar presentable no? ¿Qué dices animal ignorante? Como si a mi me importase lo que ellos dices…Claro, claro te puedes comer a la mujer hoy, de todos modos el hombre raro del burdel dijo que el pagaba todo así que no creo que al dueño le importe… ¿estas loco o que? Si los demás perros te vieran hablando conmigo se reirían de ti ajajajajajaja dirían que estas loco!!

Así era, a Kaine le gustaba tener laaargas conversaciones con sus perros, incluso le gustaba hablar consigo mismo, con el resto de la gente, no tanto, en especial después de aquel incidente entre las olas cuando perdió la memoria, además su cerebro ya estaba casi completamente atrofiado de modo que incluso aunque quisiera hablar con alguien nadie podría seguir su línea de pensamientos.

El burdel se veía demasiado limpio, diferente a la parte de atrás pro alcanzaba a reconocer a muchas de las personas que lo atendían, Kaine era ignorante de lo que los demás pensaban de él, no sabia que los dueños hacia rabietas cada vez que lo miraban entrar vestido con harapos o que los meseros y cortesanos se pelaban por atenderlo, después de todo pagaba una cantidad excesiva por hacer básicamente nada, sin embargo él se estanco con una chica asiática, la única que conseguía hilar algo con el cuando hablaba, ella juraba que le daba información pero solamente vomitaba palabras al azar mientras se pintaba las uñas, se habían vuelto una especie rara de amigos. Levanto la vista frunciendo el ceño cuando le anunciaron que la muchacha estaba enferma y los animales comenzaron a gruñir cuando el licano comenzó a gruñir, no había ningún otro asiático en la plantilla del lugar la ultima vez que comprobó y se había acostumbrado al olor del esmalte.

por **Calcabrina** Mar Nov 27, 2012 7:08 am

Un chasqueo de dientes y un suave suspiro salieron de mis labios. Que era ese griterío? Me encontraba ahora terminando de bailar, pronto sería mi horario de almuerzo, así que me movía por sobre el piso con un poco menos de ganas. Hasta que al fin los cinco minutos mas largos habían pasado. Estaba muerto de hambre; allí nos daban una comida, y usualmente no comía otra cosa en el día. Solo algunas frutas o algo que compraba de camino a la carpa en la vivía. Me estiré y miré hacia un costado, de allí provenían los gruñidos y ese olor a perro mojado que tan común era para mis orificios, pues en el área de gitanos, lo que mas había era perros o gatos, o mas bien, animales de cualquier tipo. Enarqué suavemente una ceja y me puse en la barra observando al jefe que probablemente le daría un ataque de histeria... Que lastima, ese día había estado de buen humor, hasta ese momento.

Y de repente, como si el mal cayera sobre mi cabeza le vi dirigirse hacia mi. Venía con aire prepotente, con esa mirada de que no puedo decir que no, no puedo quejarme y mejor aún si no hablaba. Mis ojos rasgados se abrieron observando como hablaba, como se quejaba y me tomaba del brazo. "Mi comida" pensé alzando una mano hacía la barra, pero ya estaba a un metro de ella y de todos modos, no iba a poder quedarme, pues aunque lo haya llegado a parar, me ordenaría que luego comería. Detestaba ese tipo de sumisión. Pero era eso, o robar.

"Monsieur tenemos este otro asiático. Le desea?"

Preguntó aquel como si fuese una cosa la que estaba sujetando. Suspiré un poco y miré a un costado; allí iban mis quince minutos de descanso... Despacio y con suavidad apoyé una mano sobre la ajena, para que me suelte del brazo. No es como si me fuese a escapar o algo por el estilo. De esa forma me soltó, sonriéndole como tonto a aquel niño, seguro gastaba mucho dinero en el burdel, no había otra forma que el dueño se ponga de esa forma. De repente, levanté mis ojos con curiosidad, para ver como era aquel gruñido joven. "Ahh... Que es esto? Esa aura" Me preguntaba mientras pestañeaba sutilmente. Seguro que era alguna especie de alimaña, un cambia formas o un lycan por el olor a animal que emanaba no solo de sus perros sino de su misma esencia, estaba impregnado el olor en su alma... Me rasqué la cabeza y ya luego de unos momentos decidí que ayudaría con eso. Después de todo, el chico no era desagradable físicamente y me hartaban sus gruñidos y quejidos sin sentido.

-Aswad es mi nombre, Mon Maitre... Os daré un buen servicio; permitidme ser vuestra compañía hoy.

Dejé salir mientras hacía una suave reverencia de cabeza. No sabía si haberlo llamado "Mon Maitre" haya estado bien, pues era un prefijo que se utilizaba mas bien para los niños jóvenes de unos quince o dieciocho años. Pero es que aquel joven no parecía tener mas de ello. Pero si era una alimaña, estaba seguro que su edad podía cambiar presuntivamente. El dueño me miro y dio palmaditas en mi hombro. No espero a ninguna respuesta, simplemente se fue. Y me quedé sorprendido, esperaba que me encargase de aquel muchacho sin su consentimiento? Ni siquiera había dicho que si, seguía gruñendo como un animal salvaje, con esas ropas desgastadas. Y me dije que tendría que tener cuidado. Esperaba solo tener que ser una compañía, pues brindarle otro tipo de servicios a cambia formas o lycan debería ser horrible, pues debían tener fuerza sobre humana y un pequeño apretón y quizá nos quebraban.
Miré fijamente a los ojos a aquel muchacho, ojos rasgados hacía los lados, bien en el medio, nariz elevada, labios anchos, piel blanca, con los cabellos alborotados, castaño oscuro; de estatura por debajo del promedio coreano, cuerpo tan delgado que se rompía solo. Debía de ser japones. Aunque había perdido algo de tonada, no parecía coreano, ni chino.

-...Os pido que disculpe al dueño Mon Maitre; quiere beber algo? Que desea?

por **Kaine de Ronsard** Miér Ene 09, 2013 6:11 pm

Asuraba. los viscovivos toves
tadralando en las vaparas ruetaban,
misebiles estaban los borgoves,
mientras los verdos momios bratchilbaban.
Lewis Carrol

Habiendo despertado de lo que parecía un largo sueño Kaine parpadeo un par de veces viendo al dueño parado delante de él, con una mueca horrible como la de un cerdo en el matadero, era asqueroso, asqueroso en todos los sentidos, porque era feo no merecía ni siquiera haber nacido, pero había mucha gente hermosa suelta por ahí, Karin era una muerta de ello, su amiga asiática a la que había apodado “colorete” era muy guapa, ahora se supone que estaba ofreciéndole a alguien a cambio de colorete porque ella no estaba, pero era un hombre asiático, si quisiera hablar con un hombre asiático hablaría con kazu, kei o junno, incluso con jin que era el mas divertido, después de todo Yin Lee y Hiro habían desaparecido por ahí…Aunque ahora que lo pensaba correctamente Yin no era un hombre, era una mujer, pero ese no era el punto, ladeo el rostro observando con ojo critico al muchacho mientras escuchaba al dueño hablar, no parecía mayor que el, no estaba seguro porque incluso Galleta quien era la que parecía menor le saltaba muchos años de vida

- ¿Qué si Lo deseo? Por supuesto que no pero no me queda de otra ¿De todas formas colorete artificial se murió no? Espera creo que estaba enferma, bueno no importa, el caso es que sin importar si lo deseo o no tendré que quedármelo porque no hay nada mejor que tu me puedas ofrecer viejo asqueroso, ahora largo de mi vista, eres demasiado feo, no me gustas para nada, si no tuvieras mucho dinero seguramente ya que habría arrancado la cabeza, pero al ser tan feo, pues bueno eso debe ser suficiente castigo

Kaine miro al hombre que lo observaba nerviosamente para después girar el rostro hacia el muchacho que le habían traído, según su juicio parecía un prostituto, pero el juicio de kaine no funcionaba lo suficientemente bien como para ponerle un nombre al oficio de modo que se quedo con que parecía una persona “ligera” diferente de coloreta, a quien de igual manera pudo haber llamado colorina pero hasta la fecha no sabia la manera correcta de llamar a las pelirrojas, coloreta tenia el cabello coloreado, al igual que las uñas, los labios, las pestañas y las mejillas, cantaba como los ángeles y también hablaba de una manera que lograba mantenerlo controlado, desde un principio coloreta se mostro despreocupada y afable, diferente de ese chico que tenia delante de él, era como si su papás nunca le hubiesen regalado un sirviente de pequeño o le hubiese dado de comer caviar, quizá había sido así, por eso era un pobre desgraciado.

- No se quien es Martre ni porque me llamas así pero de una vez te digo que donde vuelvas a confundirme con otra persona te parto el cuello de una patada, por otro lado dudo que seas una buena compañía, a Reko no le gustan los ladrones y tu tienes cara de ladrón haragán, solo déjame decirte que si lo eres te partiré el cuello de una patada, te lo compondré y volveré a partírtelo con otra patada aun mas fuerte ¿Me entiendes?

Nuevamente se dirigió hacia el rostro del muchacho ignorando sus corteses palabras, había algo que o le cuadraba, algo era su olor quizás, no estaba muy seguro de que era lo que pasaba pero un sentimiento de desagrado surgió de repente, los perros comenzaron a gruñirle para que se calmara, después de un par de segundos mirándolos se dio cuenta de que Reko y Comy se giraban hacia el chico ligero comenzando a mirarlo de manera hostil, ellos podrían ser perros groseros y bastante mal acostumbrados a hacer lo que se les ponía en gana, pero había una cosa e la que se comportaban incondicionales con su amo, Kaine olisqueo a su alrededor con las orejas atentas, entonces hizo una mueca de desagrado hacia el joven en el instante en que supo que era.

- ¿Un gitano? ¿Un asqueroso gitano? ¿TU hombrecillo pretendes servirme algo a MI? ¡¡¡Como si fuese a tomar algo de un sucio gitano!!!

por **Calcabrina** Lun Ene 14, 2013 7:14 pm

"Nuevamente el sentimiento viscoso, la ira y la desesperación por correr a cualquier parte del mundo"

Eran aquellos los momentos, en los que deseaba poder ser un ser sobre natural. Para poder tener la fuerza y consistencia para partirle la cabeza a personas como el. Por que esa repugnancia?, esa forma de ser tan hedionda y desagradable, era como una plaga; aquellos hombres que le tocaban el punto débil. Cuando se creían mas que nadie en el mundo; se pensaban que eran los reyes de todo y que todo lo podían hacer. Pero aún así tenía que mostrar una sonrisa; mi trabajo me agradaba, podía bailar y disfrutar de los placeres carnales. El problema era cuando tenía que toparme con algún idiota como ese. Un chico que se pensaba que por ser fuerte, que por tener lo que quisiera, podía tratar a todos como se le de la gana ya que "nadie lo superaba en nada". Tan blasfemo que me daban ganas de tirarle estiércol en la cara. Darle unos buenos golpes hasta dejarlo bien feo; tal como al parecer el niñito odiaba.

Mi rostro estaba sereno, mi interior estaba nervioso. Era como una mezcla de sensaciones. El chico era lindo, su rostro estaba completamente simétrico y la piel parecía suave y delicada. Pero se notaba la raza, podía distinguirle su aura, aquel poder que emanaba. Ese tinte de mitad perro; de lobo. En realidad era de las razas que mas me agradaban. Tenía un primo que era de esa forma; pero no era tan vulgar como aquel y no andaba con miles de perros rodeandole. Era solo un hombre, que por la luna llena, perdía todo sentido de la humanidad y se convertía casi en un lobo.

-Mmm hahaha, esta bien... No soy un ladrón, solo soy una persona de creencias diferentes. Trabajo aquí y hoy seré vuestra compañía. Puedo bailaros o simplemente darle placer. También puedo darle masajes, haré lo que me pidáis.

Una risita salió de mis labios cuando dijo aquellas palabras, el lycan era un poco torpe. Al parecer no sabía muchas cosas. No sabía si aquello lo hacía adorable o simplemente mas estúpido. Pero solo pasó a explicarle como eran las cosas, con una amabilidad razonable y una tranquilidad dulce y clamada. Era como si intentara explicarle a un niño que se pensaba que era adulto. Tratarlo de forma firme y directa, pero muy suave y sumisamente.
Pero aquel chico nuevamente le sorprendía. Al parecer no le agradaba que sea un gitano. A decir verdad a mi tampoco; no era agradable que la gente creyese que era ladrón y que decía leer el futuro y en realidad era solo un mequetrefe de pacotilla. Pero la realidad es que podía hacer esas cosas; las odiaba, pero tenía aquel don y con ello la frustración de ser un gitano. Intentaba hacer las cosas bien, pero quizá era el olor de la residencia gitana lo que provocaba que el chico lo notara. Al fin y al cabo era un perro.

-Ahh... No soy un ladrón, ya os he dicho y solo crecí en una comunidad gitana. Dejad de gritad por favor. A ver; que problema tenéis con los gitanos de todos modos. Ellos os han hecho algo? Se de muchos que roban y se hacen pasar por lectores del futuro. Pero no soy aquello. No soy nada de eso; así que dejad que os sirva. Si no le complazco al final del día, puede irse sin pagar. Le parece?

Le expliqué y me puse a cuclillas frente a el, apoyando mis manos en las rodillas mientras le miraba fijo a los ojos, pestañeando suavemente. Suspirando por esas formas de actuar que el tenía. Era increíble, como algunos seres se volvían locos o simplemente se creían demasiado. Aunque sus ojos me decían algo, era como si le faltara una parte de su ser. Me daba curiosidad, tanto, que le hubiese pedido la mano para leerla si hubiese pedido. Pero por ahora, solo quería poder trabajar, poder acariciarle y tranquilizarle, quizá con uno de mis masajes podía llegar a dormirse. Pues eran masajes donde se tocaban partes exactas de la espalda y de esa forma la persona se relajaba quiera o no. Me gustaría probarlo. La realidad era que el chico resultaba ser todo un misterio, uno que estaba encantado por resolver.
De esa manera me acerqué un poco mas, apenas; esperando a que termine de sentir mi aroma, esperar a que se acostumbre un poco, como a los animales. Que poco a poco se les tenía que ir acercando. Dándoles a entender que no tenía nada de peligroso, nada de malo. Ni siquiera es que fuese siquiera a querer robarle ni medio franco. Ni dañarle un pelo.

por **Kaine de Ronsard** Lun Feb 04, 2013 10:14 pm

Era la asadura y los flexicosos telatirzones
girosquijaban y agujemechitaban en el praban;
Muy endeblerables estaban los zarrapastrojones
y los perdirrutados chanvertes bufisilbondaban.
Guirigayero

Era irracional y estúpido, pero aun así el odio permanecía ahí, cerca de sus estomago, esperando para salir en cuanto el primer enemigo le diese la vuelta a la esquina, pero bueno, era de esperarse, Kaine era realmente como un animal salvaje, que en ocasiones se comportaba pacifico pero cuando se sentía violento desconocía hasta su misma sangre, y eso resultaba ser bastante seguido pues sus sentidos se encontraban constantemente en un estado de confusión y estupor que no dejaban que la niebla se disipara de su cabeza. Por otra parte las cosas que hacia Kaine nunca necesitaron una explicación, Kazu y Kei lo habían aprendido a la mala, mientras que el resto comenzó a dar por sentado que lo que el joven asiático hiciese no tenia la menor relevancia en sus vidas, así que lo dejaban andar a sus anchas en medio de la mansión de la media noche.

Aquel chico que le llevo el dueño del burdel era una de esas…”cosas” que simplemente enciendan su sentido del desagrado, no era que tuviera una apariencia desagradable en si, mas bien se debía a que tenia un “algo” que los sentidos del lupino rechazaban completamente, y ese “algo” era su raza, podría decirse que en general Kaine de Ronsard se consideraba a si misino una buena persona, nunca había matado a nadie y eso ya era decir mucho para los de su clase…Levanto la vista al techo momentáneamente ¿Nunca había matado a nadie o acaso era que no recordaba nada de su pasado? Fuese el caso que fuese, se sentía libre de pecado, mientras que los chicos ligeros como el, comenzando con su oficio ya estaban destinados al tener un mal final, si a esto le sumabas lo desagradable de su sangre cualquier desgracia que le ocurriese la llevaba bien merecida.

- Escuchan eso? A dicho creencias diferentes? A que crees que se refiera? Quizá no es Budista…Debe ser judío, ahora comprendo porque querían…Que??!! Tu tampoco eres budista??? Ya debía haberlo sabido yo, nunca volveré a hablarte remendó de perro idiota!! …Que?? Que yo tampoco soy budista???!! Mierda…Ojala y me muera.

Lo ultimo lo dijo con desgano y con bastante poca convicción, después miro a reko durante un par de segundos como decidiendo que hacer con el y finalmente su expresión cambio como si no recordase como cuernos había llegado al mugroso burdel en el que se encontraba. El licano llevo distraídamente una mano a su cabeza sacudiéndose un poco el pelo, a veces se quedaba en blanco hasta encontraba el camino en su memoria, sinceramente se encontraba bastante desorientado, pero no era algo que el fuese a admitir, aunque tampoco era algo de lo que el pobre tuviese certeza.

Sin embargo, tan perdido como estaba, el rostro de Aswad logro que se reubicara fácilmente, al menos en lo que le interesaba, lo miro de arriba abajo además de escrutar en su expresión dándose cuenta de lo mal que le sentaba la manera en que le había hablado, eso simplemente le hizo sonreír de aquella manera mezquina en que acostumbraba hacerlo con la mayoría, no comprendía el enojo en el muchacho ni le interesaba hacerlo, pero sin duda su cara era chistosa y desagradable a la vista por el simple hecho de ser diferente a la suyo, los dos eran asiáticos, pero sin dudas los rasgos de Kaine se habían quedado mas estancados que el agua en un pozo.

- Como si me interesara lo que dice un gitano ¿No estas aquí para hacer lo que yo diga? ¿Entonces porque no te quedas callado? Los gitanos, los pobres, los hambrientos, los discapacitados todos son asquerosos, simplemente no deberían existir ¿Verdad comy?- Ladrido- ¿Vez? El esta de acuerdo, solo sirven para…!!!

Guardo silencio mirando de nuevo al muchacho y se sentó en una esquina de cuarto con los perros a su alrededor, los cinco estaban esperando a su amo en un silencioso respeto mientras el comenzaba a tararear una canción, de la bolsa izquierda del pantalón saco un botecito de tinta que seguramente habría tomado por ahí y con los dedos comenzó a dibujar algo ignorando por completo al gitano, no fueron mas de tres o cuatro minutos en los que alejaba la vista para contemplar su obra la cual era cubierta por la jauría curiosa que se acomodaba a su alrededor.

- ¿Así lo entiendes mejor?¡Así es como te veo yo!¡ Y como te veo te trato!

Exclamo dejándole ver lo que había hecho en el piso, se trataba de un dibujo de los dos, el que debería ser él era una especie de cabeza encima de una montaña muy larga mientras que aquel que se supone debería ser el gitano apenas y podia ser llamado dibujo.

Spoiler:

por **Calcabrina** Lun Feb 18, 2013 10:24 pm

"Niño insolente, es que realmente eres mierda que se pega al zapato. Que es lo que puedo hacer contigo?, si solo veo irracional desprecio a todo lo que no eres tu"

Mis ojos no encontraban punto de apoyo a lo que el chico decía, era como un loco hablando consigo mismo. Pero se veía adorable, daban ganas de acariciarle y servirle en lo que deseara. Pero aquel niño no parecía querer otra cosa que morder y despedazar un juguete. Que en este caso, me daba la pauta que sería yo. Bueno, al fin y al cabo pagaría por mis servicios, pero no parecía tener intenciones de follar ni nada cercano. Mas bien parecía uno de esos ricachones que solo gustaban de una compañía, de un des-estres, poder sacar todo lo que tenían dentro. Pero de la misma manera en que pensaba eso, se esfumaba. Su mirada no parecía la de alguien demasiado preocupado por la vida. Mas bien parecía la de alguien que las cosas le llovían y solo gustaba de tirarse y hacer lo que le plazca. Algo que realmente me parecía una de las cosas mas detestables sobre la faz de la tierra.

-...Que... Mrg, entonces, me quedaré callado Monsieur...

Con un susurro abarqué al silencio, sentándome a su lado, pero algo lejos, mirándole en lo que hacía y decía. Por qué era de ese modo? Por que se comportaba de aquella forma? Sabía que no era su intención, sus ojos me decían que no entendía las cosas a su alrededor, que no terminaba por comprender el mundo, simplemente parecía un loco sin futuro ni convicciones. Su forma de hablar parecía la de un bebe que no se entendía ni a él mismo. Pero era tanto la lastima que me daba, que no pude siquiera mover un pelo. Aún con las palabras que decía. Que le hubiese roto el rostro con algún jarrón o alguna cosa de la habitación si pudiera. Pero simplemente me obligaba a mi mismo a calmarme, a hacer lo que el chico quisiera. Al fin y al cabo... Nuevamente, como decía antes. Habían pagado por mis servicios. Pero al menos me gustaría poder acariciarle, darle uno de los masajes que tanto me alababan. Donde ponía mas aura en mis manos, para que estas estén calientes y así relajar los músculos. Pero ese lobito no parecía tener intención, ni de compartir habitación junto a mi.

"Que es eso que escondes. Eres como un niño haciéndose entender a base de dibujos. Desearía aplastarte entre mis brazos, reír suavemente de tus travesuras, mientras contemplo tu piel de seda"

Una risilla salió de mis labios cuando un dibujo de mala calidad era posado frente a mi. Una obra de arte, a la cual no podría negarme. Era simplemente una risa. Cubriendo mis labios con el dorso de la mano y con la otra sujetando el dibujo. Observando lo horrible de ambos dibujitos que nisiquiera se notaba cual era cual. Pero al distinguir una peor dibujada, espetaba que se trataba de mi.
Pero es que no podía parar de reír que suavemente dejé los ojos fijos en los ajenos, negando y mostrando los dientes blancos que tenía. Era algo tan gracioso y de alguna forma tierno, que simplemente no podía enojarme por ello. Pero le molestaría. De alguna forma se la haría pagar y esta forma, sería acaparando la idea, de que mi altura era mayor que la de el.

-Mmm Pero no os parece que estáis muy alto? Debéis crecer unos quince centímetros para estar a la misma altura que yo. Arreglad el dibujo. Y este es vuestro cabello? Mmm bueno, que quedaré con vuestra obra de arte Monsieur. Y como es que, como me veis me tratáis? Entonces, tengo una boca tan grande? Venid, explicadme vuestra obra maestra, pequeño niño lobo.

Susurraba con dulzura, llamándole en una sonrisa, mientras apuntaba a los ojos y a la boca, largando risillas tranquilas y pacientes. Negando que suavemente empezaba a levantarme, tomando unas botellas sin abrir de vino, otra de whisky, de licor y una de jugo sin alcohol. A ambas cuatro las servía en copas diferentes, mostrando antes al chico que estaban cerradas, para que luego no grite cosas de envenenamiento que quizá de tan estúpido que parecía, se le ocurría algo de ese semblante. Y luego comenzaba a caminar, para llevarlas en una bandeja frente al lobito, acomodándolas en la mesa. miraba a los perros y ladeando el rostro me disponía a servirles a aquellos seres de la misma forma. Negando con una sonrisa, iba a buscarle algo de comer, sirviendole nuevamente en un silencio calmado y apacible.

"Eres como el carbón, eres un diamante en bruto. Eres una piedra que debe ser pulida suavemente y con mucho esfuerzo"

-Monsieur, entonces como es vuestro nombre? Hoy os serviré por el tiempo que desee. Ya habéis aceptado que sea yo el que le haga compañía por ahora. Así que hasta que encontréis algo mejor, tendréis que aguantarme. Tenéis la suficiente paciencia? Que soy pequeña alimaña...

Susurraba en la última frase, quedando ligeramente arrodillado a medio metro frente a el. Esperando a que agarre alguna taza o decida que quería hacer. Era tal la curiosidad que tenía, que no podía parar de mirarle a esos ojos y esos rasgos tan duros, angulares y desorbitados que poseía.

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