Mathilde de Montagne

Mathilde de Montagne

IMAGEN Y PERSONALIDAD

"You once told me, our fingerprints don’t fade from the lives we touch."

Mathilde se ha formado tal como las montañas. Cada situación, cada acontecimiento, cada persona, ha dejado marcas en ella y la fue moldeando de un modo que sigue en constante cambio, las puertas de su personalidad no se han cerrado del todo. Crecer en una burbuja la llevó a convertirse en alguien quizás inocente pero también curiosa y muy observadora, aprende fácil, es despierta y bastante proactiva. Es sólo durante el último tiempo que muchas de estas características parecen haberse esfumado. Actualmente vive más como animal, caza su comida y se mantiene por lo general escondida. Si bien antes sus padres lo hacían para evitar acercarse a las ciudades, ahora se mueve porque conoce el terreno por el que se desenvuelve y disfruta de su temporal soledad. Rehúye del contacto humano, sólo ha visto personas (distintas a sus padres o hermanos) desde lejos y por lo general le causan una mezcla de atracción y miedo. Es tal vez debido a su crianza que parece mucha veces ser una dualidad, tanto niña como mujer. Una pequeña ignorante de todo y al mismo tiempo llena de la sabiduría que la naturaleza entrega. Su cuerpo, su alma y todo en ella sigue siendo un libro de páginas abiertas esperando a ser escrito.

HISTORIA Y OTROS DATOS

Cuando hace poco más de 37 años atrás nació una niña, la primera duda fue como llamarla. Cada miembro de su familia poseía algún calificativo en relación a la época en que nacieron o un posterior apodo según el animal en el que podían transformarse. Para ella fue distinto, era la primera mujer de la unión de Colombe y Oiseau, y también, a diferencia de sus hermanos, poseía unos ojos grandes y claros. La decisión entonces recayó en una historia contada junto al fuego aquella misma noche. Mathilde era la mujer de unos hombres que pocos años antes habían salvado la vida del patriarca, ellos con sus medicinas y conocimientos pudieron curar la herida de una de sus piernas que de no haber encontrado aquel remedio, habría generado un gran dolor. Aquel nombre le pareció entonces dulce, una salvación a cualquier problema, la fuente donde encontrar consuelo, le gustó además la forma en que sonaba, tan distinto a lo que conocía y decidió que de tener una hija, la llamaría de ese modo.

Su vida completa ha transcurrido en las montañas, más específicamente en la zona de los Alpes franceses. Si bien la localización de su familia ha ido cambiando con el tiempo, por lo general se ubicaban en terrenos cultivables donde además podían criar animales para su consumo si así fuera necesario. No recibió educación formal pero conoce a la perfección técnicas de rastreo, caza y supervivencia al aire libre. Su infancia fue la de una niña criada en aquel ambiente, con las limitaciones propias de su hábitat y además con el desconocimiento de un mundo exterior lleno de elementos diferentes, para ella todo se centraba en aquellas montañas y en lo que su familia siempre le mostró. No fue sino hasta los 22 años y luego de que dos de sus hermanos ya fallecieran a temprana edad, que pudo divisar a otros humanos. Estos eran unos exploradores que transitaban cerca de su campamento de camino a los montes más altos. Aquel nuevo descubrimiento cambió su percepción de la vida.

Desde sus 23 a sus 35 años sufre la pérdida del resto de su familia. Fallecen así sus otros dos hermanos, su madre y hace tan sólo 2 años, su padre. Algunos por accidentes y otros por enfermedades que incluso no revestirían mayor gravedad de encontrarse en otras condiciones. Los padres de Mathilde conocen la existencia de ciudades cercanas, pero evitan a toda costa que alguno de sus hijos se relacione con gente proveniente de aquellos lugares. Es por esto que la muchacha posee además problemas de lenguaje y sociabilidad. Luego de la muerte de su padre y al encontrarse sola, decide mantener como lugar estable de residencia la última casa que han construido, es sólo una edificación de madera que poco puede ayudar en invierno, pero el tiempo y los años vividos en esa realidad la ayudan a superarlo. La falta de contacto con otros humanos la transforman y también liberan lentamente su lado más animal, prefiere mantenerse muchas veces como ave pese a que no puede hacerlo por mucho tiempo y aunque su curiosidad le pide salir del único lugar que conoce, se mantiene ahí por miedo.