Hola Me llamo Mara ¿y tu ?[Privado]

por **Mara Kennie D'Argouges** Dom Nov 25, 2012 1:34 pm

Abierta y ya cerrada, Trasplantada
tan sólo por mi sueño.

La noche se alzaba tan hermosa como siempre, ella podría quedarse en ese lugar mirando la luna todas las noches, pero comenzaba a aburrirse, si, así es, aburrirse de comenzar lo mismo cada rato, veía como Shinue llegaba a casa después de un largo día de trabajar, para luego jugar con ella y quedarse hasta tarde hasta que el sueño no podía con él, comenzaba a sentirse mal, casi siempre debía llevarlo a acostarse pues sin saberlo se quedaba dormido en cualquier lugar en donde estuvieran jugando. Ella dulcemente lo trasportaba hacia su habitación, lo arropaba con aquellas finas sabanas que Benlovio había traído desde muy lejos y le daba un beso de buenas noches.

A Benlovio no le gustaba que ella saliese sola, pero había algo que no podía evitar: que saliera sola. El no estaba muchas veces y esa era una de aquellas ocasiones, ella debía alimentarse así que no le quedaba de otra de darle libertad de irse por unas cuantas horas. Varias veces habían discutido sobre eso dando como ganadora la joven novicia que apenas entendía bien lo que significaba su condición, aun así realizaba muy bien sus labores alimenticios. Casi siempre se alimentaba de alguna pareja, algún vagabundo u hombre que buscaba agredirla, era fácil para ella mantener aquello de forma discreta.

Debía admitir que no le gustaba Salir sola, pero más tocaba, Benlovio no estaría siempre para protegerla y eso le daba mucho miedo; podría encontrarse a algún cazador o inquisidor. En ocasiones se podría ver su nerviosismo cuando salía sola, pero tampoco le gustaba estar junto a aquel hombre que la sobreprotegía mucho. Se contradecía, pero era así su realidad, atrapada en un cuerpo de niña para siempre; aunque ella aun no estuviera al tanto.

Comenzó a saltar de calle en calle, rápidamente mientras buscaba otra víctima más para alimentarse, a lo lejos observo una anciana que buscaba protegerse del frio, ella sonrió, era la presa perfecta, no estaba de humor como para forcejear o pelear. Sus pequeños tacones resonaron por el lugar, como si fuera el mismísimo demonio que se acercaba de forma sigilosa, tenía un hermoso vestido color café y su cabello recogido perfectamente, sus manos estaban descubiertas y mantenía una sonrisa amplia y coqueta. ¡Qué niña llena de vida! Podría pensar las personas al verla, era verdaderamente hermosa, le gustaba ver aquellos ojos mostrando admiración por aquella muñeca de porcelana que grácilmente se les acercaba para matarlos.

Pronto la mujer dejo de vivir, su corazón se había parado y su cuerpo había caído hacia un lado, sin sangre, sin vida, Mara se limpio suavemente su rosado labio que había comenzado a tener un dulce color rosado, lleno de vida, una vida que había robado hace pocos segundos. Volteo al momento de que algo le llamo la atención, sus sentidos eran muy agudos, cualquier cosa podría llamarle la atención, en ocasiones aquello le fastidiaba, ya que hasta el caminar de un asustadizo ratón podría llamarle la atención, pero esta vez era algo diferente, sonrió levemente mientras camino unos pasos hacia atrás luego de girar completamente su cuerpo.

Había compañía, eso era bueno, comenzaba a sentirse sola, miro a lo lejos la silueta –Hola Me llamo Mara ¿y tú?- pregunto sonriendo mientras agitaba su mano en señal de que se acercara. Ya no deseaba más sangre, su apetito había sido saciado, por suerte para aquella persona que había llamado la atención de la joven y siempre niña vampiresa.