Ejercicios para mente y cuerpo [Libre]

por **Choi Il Woo** Lun Nov 26, 2012 2:24 pm

Las cosas nunca sales como una desearía que fueran, algunas veces hay dificultades que hay que enfrentar con la frente en alto. Desde que había llegado a ese país habían sucedido muchas cosas, parecía que su pasado aun deseaba atormentarlo. ¿Pero porque…? Los Vogue se habían ido a unas vacaciones al sur de Italia, llevándose a Adam con ellos, mientras, aun lo invitaron, el no había deseado ir, estaba muy ocupado con las cosas de la inquisición que prefería mantenerse en un radio en el cual los agentes pudieran encontrarlo fácilmente.

No era fácil para el levantarse temprano, tal vez estaba en la costumbre de haberse levantado todos los días de su vida temprano que ahora su cuerpo mostraba cierta rebeldía al momento de levantarse, pero debía hacerlo, aunque no quisiera. Fue un proceso largo y doloroso tener que levantar cada uno de sus extremidades de aquel lecho del cual parecía que nunca podría hacerlo, pero a la final pudo. La luz de la mañana era suave, aun se sentía el frio de la madrugada refrescar su rostro con mucha dulzura. Acomodo sus cabellos, se pudo un traje ligero, perfecto para entrenar y cabalgar, nada ostentoso, pues sabía que podría llegar a rasgarse, dañarse, quemarse, muchas cosas le podrían suceder.

Su caballo galopo hasta llegar a un leve riachuelo en donde lo detuvo, instintivamente el animal busco tomar agua mientras el joven asiático se bajaba de su lomo. Miro el lugar, era perfecto para tener un día de relajación y entrenamiento, tanto mental como físico pero antes de comenzar, sujeto las riendas del caballo llevándolo hasta un árbol para que le diera sombra y este pudiera pastar tranquilamente.

-Bueno… comenzare con una meditación- sugirió mientras encontraba sombra debajo de un árbol, no muy lejos de donde había dejado a su caballo. Tomo una posición que le parecía cómoda para así comenzar su meditación, que tomaría alrededor de una hora para luego comenzar el entrenamiento físico, solo esperaba que no hubiera ningún inconveniente.

por **Mélissa Aloysia** Lun Dic 03, 2012 12:56 am

Había decidido ya ir mucho más allá esta mañana, después de haber recorrido gran parte de los bosques de París la semana pasada, esta vez quería ir a un lugar diferente.
La verde hierba y sanos árboles del lugar hallado se veían com si hubieran brotado maravillosamente hermosos despúes de un frío invierno. Mélissa paseaba por aquí pensando en ir a sentarse a escuchar tranquilamente el agua del riachuelo cercano, los sonidos de la naturaleza para Mélissa eran esenciales, pues le ayudaban a aclarar su ideas, a fortalecer sus sentidos, descubrir cosas nuevas y coleccionar experiencias.

Estableciéndose ya a la orilla del riachuelo, se percató de la presencia de un caballo, ella comenzó acercarse a él con curiosidad, pues parecía tener dueño, pero de él no habia ningún rastro asi que solo se decidió estirando la mano para tocarle, el ambiente estaba silencioso y el caballo rechazó a la curiosa.
Mélissa quiso responderle en voz alta, sabiendo que los caballos no hablan humano pero cedió:

-Perdona, no quise asustarte...no quiero hacerte daño precioso animal..- dijo con suvidad en su tonot de voz

Si había algo que le gustaba a Mélissa, eran los animales, los admiraba y le gustaba contemplarlos para ver como es que actúan sobre esta realidad, ella decía que ver tantos humanos todos los días hacía que nos perdiésemos de la simpleza de las cosas que nos rodean como los humildes animales...

Luego el caballo comenzó a hacer ruidos, como si estuviese llamando a alguien...estará clamando por su dueño? y si fue abandonado aqui? y si anda perdido?...
Y Mélissa se percató de un joven, apareció rápidamente en socorro del animal, entonces aquel era el dueño...
Mélissa lo observó en silencio, aún no se atrevía a hablar...retrocedió unos pasos un poco asustada pensó que quizás estaría molestando y estorbando, pero no dejó de mirarle intentando encontrar alguna respuesta de dónde salió, o de quién era aquel apuesto joven....

por **Choi Il Woo** Miér Dic 12, 2012 9:56 am

Estaba manteniendo un record, ya habían pasado media hora y no había sentido la necesidad de moverse para rascarse la nariz, normalmente cuando era más joven aquello siempre era algo que llegaba a ser peor que una enfermedad que se extiende por todo un dojo, pues su tic nervioso era rasgarse la nariz y de forma inconsciente hacia que sus otros compañeros de meditación perdieran la concentración y como un bostezo tuvieran la necesidad de rasgarse la nariz, el único que parecía inmune a aquello era Kwan, su mejor amigo, que mientras los otros estaban insultando al pobre Choi el aun parecía inmóvil, aquello siempre había provocado un poco de celos dentro de Choi al igual que Kwan los había sentido al tener a un compañero tan estricto que buscaba perfección, cuando él era más relajado, pero cada uno tenía una virtud y un defecto y el de Choi era que no era muy bueno con las meditaciones.

Dejo salir un común “om” que ayudaba mucho en aquellos momentos, pero algo hizo que abriera sus ojos de forma abrupta, los ruidos de su exterior se volvieron aun más claros y como miles cantos de pájaros comenzaron a florecer y aparecer por todos los lugares, haciendo que perdiera la concentración. Se levanto rápidamente al escuchar los relinchos de ayuda de su animal, aunque no era un caballo como el que su mejor amigo tenia, debía saber que también era importante y sin él no podía regresar a casa, así que se apresuro a ir entre los arbustos donde lo había dejado; porque había sombra en ese lugar. Encontrándose con una joven que lo estaba acariciando.

-No deberías acariciar a animales que desconoces- dijo en su francés que era más o menos decente y entendible, aunque su acento daba mucho que desear. Se acerco al animal acariciándolo para luego aproximarse a su rostro en donde hundió el suyo con el de él, al instante el animal suspiro tranquilizándose dejando aquel lugar y hasta restándole importancia a la desconocida que estaba cerca de ellos –tienes suerte que es un caballo normal, si fuera sido… un ejemplo el caballo de mi mejor amigo, este te hubiera mínimo lastimado y Kwan mínimo te hubiera regañado – dijo riendo levemente –esos dos son muy unidos, son como el pan y el queso, separados son simples elementos, pero unidos crean una extraña perfección – añadió para luego arreglar las riendas del animal y verificar que nada le estuviera molestando.

-y bueno…. ¿Qué hace una señorita por aquí tan lejos?- pregunto el inquisidor unos segundos antes de girar y cruzar sus brazos y encontrarse con el rostro de la joven mirándole –por cierto me llamo Choi Ill Woo- realizo una reverencia con su cabeza, leve para darle un poco de informidad –pero llame Choi, así está bien- sonrió ampliamente esperando respuesta.

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