AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Desprendiéndose el firmamento [Libre]
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Desprendiéndose el firmamento [Libre]
Barrio de San Antonio, París.
Sábado 12 de Julio de 1800.
2 de la madrugada.
Sábado 12 de Julio de 1800.
2 de la madrugada.
Era una de esas noches de tormenta estival en París. El cielo, más oscuro que de costumbre a causa de los nubarrones que lo inundaban sin dejar resquicio, desprendía una cantidad ingente de gotas, tantas que las líneas que describían sus trayectos se difuminaban, creando un intangible muro que desafiaba a aquel que osara querer cruzar su camino con él y que se esfumaba una vez aceptado el reto. Al llegar al suelo, todas ellas provocaban ese sonido ensordecedor que, de repiqueteo, había pasado a nota sostenida, impasible y persistente hasta hastiar la mente. Era exasperante, o al menos esa era la expresión que se derivaba del ya de por sí poco afable rostro del gascón, caminando sin nada que le impidiera empaparse. Así, calado hasta los huesos y con la cabeza incrustada entre los altos hombros, cual polluelo intentando huir inútilmente del frío, había hecho su aparición en París por la barrière du Trône, una entrada al este de la ciudad. Parecía como si la urbe le negase la bienvenida, no sólo mostrando su faceta poco amigable sino que, además, metía en su cabeza la duda de por qué había decidido regresar a aquel lugar. No servía de mucho, pues, más aún que la lluvia y el posible y consiguiente catarro, detestaba el calor sofocante del Chipre del que provenía y del que, prefiriendo mantenerse alejado de los demonios, huía.
Aun así, seguía dudando de su vuelta a Francia. No podía entender bien los motivos que le habían hecho abandonar su residencia en Famagusta y echarse a la mar, ya que no habían sido las razones lógicas las que más habían influenciado en su decisión, sino los sentimientos y el instinto. Sin embargo, las había. No sólo era el estar más cómodo en el norte, sino también evitar aquel lugar en el que era tan vulnerable y, sobretodo, la necesidad de huir del sitio donde todo había acabado tan abruptamente y donde, por ventura, había logrado otra oportunidad. Pero, ¿por qué París? La respuesta más obvia era que ya conocía la ciudad y que allí contaba aún con el hôtel de Sully, su mansión, si es que las ratas no habían roído sus cimientos hasta echarlo abajo en sus dos años de ausencia. Pero el verdadero porqué debía extenderse aún más, por mucho que él no estuviera dispuesto a pensar acerca de ello y, mucho menos, reconocerlo.
De pronto, y sin que tuviera motivo aparente para ello, notó una molesta, aunque no extraña, sensación en su entrepierna. Bufó, pero no cesó en su caminar. Aquel cuerpo era aún más libidinoso que el anterior, algo que, en vez de provocarle placer, le resultaba un incordio. A su ver, casi era como si, de pronto, tuviera que comer el triple, lo cual significaba un triple gasto, no sólo de dinero, sino, para más inri, de tiempo. Si por el chipriota fuese, pasaría medio día durmiendo y medio con alguien entre las piernas, sumido en una mezcla de vagancia y drogas. Si se dejaba llevar, un hedonismo desenfrenado se apoderaría de él, aún más que antes, sumido en su relativismo y amoralidad. Por suerte, no había perdido la costumbre de irritarse por cualquier evento que ocurriese en su vida y, por lo tanto, ese no iba a ser menos objeto de crítica y queja que los demás.
Torció a la izquierda, luego a la derecha e, inmerso en su descontento, se perdió. Al parecer, el terreno no le era tan conocido como esperaba; suponía que en su larga ausencia había olvidado las intersecciones de esos angostos, retorcidos y sucios callejones que configuraban las supuestas arterias de la capital gala. Más leña al fuego, más alicientes a su enfado. Gruñó, audiblemente de no ser por el estruendo ya presente. No había nadie a quien preguntar, aunque tampoco tenía intención alguna de demostrarse tan vulnerable. Sabía cómo era la gente que seguía despierta a esas tardías horas y, aunque era consciente de que difícilmente serían rival para sí, no le estimulaba, precisamente, la idea de mostrarse susceptible a ser asaltado. Por lo tanto, siguió andando.
Última edición por Deimos Halkias el Lun Dic 24, 2012 10:19 am, editado 1 vez
Malkea Ruokh- Hechicero Clase Alta
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Re: Desprendiéndose el firmamento [Libre]
La noche era la mejor aliada de cualquier ser que no fuera humano, al menos eso pasaba en Francia. Era un lugar realmente tranquilo comparado con otros lugares con respecto a la delincuencia, pero todos conocíamos el verdadero motivo, con todos me refiero a nosotros, quienes poseemos una condición diferente de cualquier humano normal. Aquellos quienes sabemos bien que clase de seres caminan de noche.
Por lo general en las noches estaba de guardia en el hospital, el hecho de que fuéramos pocos médicos nos exigía un esfuerzo extra para cubrir turnos, y la verdad es que mi resistencia era la mejor compañera. Sin embargo, esta noche es libre para mí, libre para cambiar a la única forma pequeña que tengo para correr a mayor velocidad y disfrutar de ciertos sentidos aumentados. Tomé forma de gato una parte del tiempo y luego retorné a la humana. Lo que me apetecía era tomar forma de animal salvaje, pero no quería ir al bosque para ello y la ciudad era muy mala opción para hacerlo, no era para nada inteligente de mi parte si es que lo hacía. Así que caminé a pie sin problema por las calles, con tranquilidad porque sabía que podría huir fácil o incluso atacar en caso de ser necesario debido a mi naturaleza. El recorrido comenzó a las 12:00 am, ahora, luego de haber visto mi reloj, noto que son las 2:05am, el tiempo pasa con velocidad. Creo que estaré poco tiempo aquí, ha sido una buena caminata, incluso alcancé a correr un poco, no me permito olvidar el ejercicio vascular y eso, pero... estoy pensando tonterías y los pasos de alguien me han alertado, no se escuchan muy acompasados, por lo que deduzco que no es un vampiro. Genial, no sé como luchar con un vampiro sin salir bien librada. Me detuve en la sombra observando con atención y entonces le vi.
Una vez avanzó unos pasos noté que efectivamente no caminaba del todo bien y desconozco el motivo a simple vista. Si fuese de día correría a preguntarle sobre ello e intentaría ayudarlo, pero es de noche y yo soy un ser nocturno más, he dejado al médico en casa y no pretendo arriesgarme por dármelas de amable a estas alturas de la noche y menos sin saber de quién se trata. Lo observé con más detenimiento, con todo lo que mi actual forma humana me permitía e intentando no llamar la atención. En medio de las sombras vi que era un hombre joven, incluso me parecía escucharle renegar entre dientes pero no estaba segura. Tal vez seguirlo un poco sea divertido, total, hace mucho no cometo imprudencias o locuras, será sólo hoy, sólo una noche para dar rienda suelta a mi condición sobrenatural. Una noche para ser lo cambiaformas que necesite y que por supuesto pueda. O tal vez este hombre si necesite algo, no siempre tiene que ocurrir todo mal, a menos que él sea realmente peligroso o peor aún, que aparezca de la nada alguien absolutamente letal y veloz como para no tener tiempo de nada. En fin, los riesgos están para lanzarse y dominarles, luego vienen otros, ese es el ciclo.
Con cautela, esperé que avanzara un poco más para seguirle.
Por lo general en las noches estaba de guardia en el hospital, el hecho de que fuéramos pocos médicos nos exigía un esfuerzo extra para cubrir turnos, y la verdad es que mi resistencia era la mejor compañera. Sin embargo, esta noche es libre para mí, libre para cambiar a la única forma pequeña que tengo para correr a mayor velocidad y disfrutar de ciertos sentidos aumentados. Tomé forma de gato una parte del tiempo y luego retorné a la humana. Lo que me apetecía era tomar forma de animal salvaje, pero no quería ir al bosque para ello y la ciudad era muy mala opción para hacerlo, no era para nada inteligente de mi parte si es que lo hacía. Así que caminé a pie sin problema por las calles, con tranquilidad porque sabía que podría huir fácil o incluso atacar en caso de ser necesario debido a mi naturaleza. El recorrido comenzó a las 12:00 am, ahora, luego de haber visto mi reloj, noto que son las 2:05am, el tiempo pasa con velocidad. Creo que estaré poco tiempo aquí, ha sido una buena caminata, incluso alcancé a correr un poco, no me permito olvidar el ejercicio vascular y eso, pero... estoy pensando tonterías y los pasos de alguien me han alertado, no se escuchan muy acompasados, por lo que deduzco que no es un vampiro. Genial, no sé como luchar con un vampiro sin salir bien librada. Me detuve en la sombra observando con atención y entonces le vi.
Una vez avanzó unos pasos noté que efectivamente no caminaba del todo bien y desconozco el motivo a simple vista. Si fuese de día correría a preguntarle sobre ello e intentaría ayudarlo, pero es de noche y yo soy un ser nocturno más, he dejado al médico en casa y no pretendo arriesgarme por dármelas de amable a estas alturas de la noche y menos sin saber de quién se trata. Lo observé con más detenimiento, con todo lo que mi actual forma humana me permitía e intentando no llamar la atención. En medio de las sombras vi que era un hombre joven, incluso me parecía escucharle renegar entre dientes pero no estaba segura. Tal vez seguirlo un poco sea divertido, total, hace mucho no cometo imprudencias o locuras, será sólo hoy, sólo una noche para dar rienda suelta a mi condición sobrenatural. Una noche para ser lo cambiaformas que necesite y que por supuesto pueda. O tal vez este hombre si necesite algo, no siempre tiene que ocurrir todo mal, a menos que él sea realmente peligroso o peor aún, que aparezca de la nada alguien absolutamente letal y veloz como para no tener tiempo de nada. En fin, los riesgos están para lanzarse y dominarles, luego vienen otros, ese es el ciclo.
Con cautela, esperé que avanzara un poco más para seguirle.
Última edición por Alina Ventouris el Jue Dic 20, 2012 7:48 pm, editado 1 vez
Serge Ivánovich- Vampiro Clase Alta
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Re: Desprendiéndose el firmamento [Libre]
La lluvia era persistente y las estructuras voladizas que surgían peligrosamente de los edificios no llegaban a cubrirle lo suficiente. De haberlo querido, hubiera podido evitar gran parte de aquel diluvio, pero se negaba en rotundo a pisar las deposiciones de sus ”semejantes”; quizás su ocupación no fuese especialmente pulcra e higiénica, pero hasta él tenía límites que, en un principio, no iba a sobrepasar. Además, difícilmente podría calarse más.
No le sonaba un ápice aquellos recodos de París, casi debiéndose resignar a estar perdido, admisión que ya empezaba a minar su ya cenizo humor y a acentuar el acercamiento entre esas cejas que intentaban reunirse, a base de fuerza, marcando duramente el ceño. En ese preciso instante debía estar inspeccionando el estado de su mansión, no callejeando sin rumbo. Algún dios, la casualidad o el insidioso destino se había vuelto a ensañar con él colocando el mal tiempo entre él y sus expectativas.
Fue en la mitad de su solitaria querella, solitaria, que no silenciosa, por mucho que sólo murmurase entre dientes, cuando algo le sobresaltó, haciendo que su corazón se parase dos segundos, para luego recuperar el instante perdido a base de acelerar su ritmo, y que frenase su deambular. Frente a él, justo frente a él, había pasado cual ráfaga de aire una figura semicorpórea que lo había asustado por lo imprevisto de la aparición. No era normal aquello, aunque tampoco sabía a ciencia cierta la relación de ese nuevo cuerpo con el mundo paralelo, así como las repercusiones de su larga estadía en Chipre. Si hubiera sido una persona normal, hubiera pensado que aquello había sido una mala pasada de sus sentidos, una alucinación; pero, por suerte o desventura, no era una persona corriente.
- Aurélien ha vuelto.– murmuró un susurro sin procedencia fija, como si dialogase con alguien – Pero, espera, ¿es Aurélien? Huele como él, brilla como él, pero no es del todo él. Y sí es él. ¿Dónde está Étienne? Ah… pero no, Étienne ya no está, ¿no ves el vínculo roto en su aura? – el gascón alzó su ceja izquierda al escuchar esa extraña y unidireccional conversación en la que se había visto inmerso sin siquiera quererlo y en la que ni siquiera tenía que participar. Al mencionar el nombre de su hijo muerto, irremediablemente se avivó en su mente el de su amante asesinado, enfadándole en parte, aunque más consigo mismo que con cualquier otro. Al menos así aprendería a evitar otra vez el sentimentalismo de llamar a alguien cercano como alguien querido. Aquel ser era un ánima, el espíritu de un muerto no hacía demasiado tiempo y al que los recuerdos y el aburrimiento le estaban arrebatando la cordura, como no era tan raro que ocurriese. Recordaba que su hijo acostumbraba a jugar con ellos, por peligroso que resultara, y, al parecer, ese era una de sus antiguas amistades –No estás solo, Aurélien. Alguien te sigue. – e, imprevisible y caprichosamente, la presencia desapareció.
¿Era una broma? ¿O quizás estaba hablando en serio? Sea como fuere, el brujo no pudo ignorar la advertencia y miró cuidadosamente a ambos lados sin encontrar nada en un primer instante. Luego, se giró para indagar entre las sombras. Avanzó lentamente, deshaciendo sus pasos, reparando en cualquier cosa que le pudiera llamar la atención, aunque las gotas no le ayudaban a ver. Al final, terminó reparando una figura antropomorfa que casi se atrevería a asignar a una mujer, pero cuya identidad quedaba oculta en la oscuridad. Deimos entrecerró los ojos, como si así pudiera vislumbrar mejor, pero los resultados no mejoraron ni un ápice.
- ¿Jugando al gato y al ratón a estas horas de la noche? Pues quizás este ratón sea un poco perro – no hubo muestra de broma en su rostro, de hecho, éste siguió impasible, esperando la reacción de su extraño persecutor y preparado para intentar contrarrestar cualquier violencia de su parte. No sabía con quién trataba y, por lo tanto, no estaba al tanto de sus intenciones o de su poder.
No le sonaba un ápice aquellos recodos de París, casi debiéndose resignar a estar perdido, admisión que ya empezaba a minar su ya cenizo humor y a acentuar el acercamiento entre esas cejas que intentaban reunirse, a base de fuerza, marcando duramente el ceño. En ese preciso instante debía estar inspeccionando el estado de su mansión, no callejeando sin rumbo. Algún dios, la casualidad o el insidioso destino se había vuelto a ensañar con él colocando el mal tiempo entre él y sus expectativas.
Fue en la mitad de su solitaria querella, solitaria, que no silenciosa, por mucho que sólo murmurase entre dientes, cuando algo le sobresaltó, haciendo que su corazón se parase dos segundos, para luego recuperar el instante perdido a base de acelerar su ritmo, y que frenase su deambular. Frente a él, justo frente a él, había pasado cual ráfaga de aire una figura semicorpórea que lo había asustado por lo imprevisto de la aparición. No era normal aquello, aunque tampoco sabía a ciencia cierta la relación de ese nuevo cuerpo con el mundo paralelo, así como las repercusiones de su larga estadía en Chipre. Si hubiera sido una persona normal, hubiera pensado que aquello había sido una mala pasada de sus sentidos, una alucinación; pero, por suerte o desventura, no era una persona corriente.
- Aurélien ha vuelto.– murmuró un susurro sin procedencia fija, como si dialogase con alguien – Pero, espera, ¿es Aurélien? Huele como él, brilla como él, pero no es del todo él. Y sí es él. ¿Dónde está Étienne? Ah… pero no, Étienne ya no está, ¿no ves el vínculo roto en su aura? – el gascón alzó su ceja izquierda al escuchar esa extraña y unidireccional conversación en la que se había visto inmerso sin siquiera quererlo y en la que ni siquiera tenía que participar. Al mencionar el nombre de su hijo muerto, irremediablemente se avivó en su mente el de su amante asesinado, enfadándole en parte, aunque más consigo mismo que con cualquier otro. Al menos así aprendería a evitar otra vez el sentimentalismo de llamar a alguien cercano como alguien querido. Aquel ser era un ánima, el espíritu de un muerto no hacía demasiado tiempo y al que los recuerdos y el aburrimiento le estaban arrebatando la cordura, como no era tan raro que ocurriese. Recordaba que su hijo acostumbraba a jugar con ellos, por peligroso que resultara, y, al parecer, ese era una de sus antiguas amistades –No estás solo, Aurélien. Alguien te sigue. – e, imprevisible y caprichosamente, la presencia desapareció.
¿Era una broma? ¿O quizás estaba hablando en serio? Sea como fuere, el brujo no pudo ignorar la advertencia y miró cuidadosamente a ambos lados sin encontrar nada en un primer instante. Luego, se giró para indagar entre las sombras. Avanzó lentamente, deshaciendo sus pasos, reparando en cualquier cosa que le pudiera llamar la atención, aunque las gotas no le ayudaban a ver. Al final, terminó reparando una figura antropomorfa que casi se atrevería a asignar a una mujer, pero cuya identidad quedaba oculta en la oscuridad. Deimos entrecerró los ojos, como si así pudiera vislumbrar mejor, pero los resultados no mejoraron ni un ápice.
- ¿Jugando al gato y al ratón a estas horas de la noche? Pues quizás este ratón sea un poco perro – no hubo muestra de broma en su rostro, de hecho, éste siguió impasible, esperando la reacción de su extraño persecutor y preparado para intentar contrarrestar cualquier violencia de su parte. No sabía con quién trataba y, por lo tanto, no estaba al tanto de sus intenciones o de su poder.
Malkea Ruokh- Hechicero Clase Alta
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Re: Desprendiéndose el firmamento [Libre]
A medida que avanzaba la noche la lluvia se hacía más fuerte y era menos probable encontrar a cualquier individuo afuera, incluso quienes solían dormir sobre las aceras buscaban refugios para tormentas como la que se avecinaba. Por un momento se me cruzó por la mente que no había nadie más cerca y que el eco no era imaginación mía sino que a cada paso que dábamos, cada uno en lo suyo, nos adentrábamos más en medio de la nada. Agucé mi oído y comprobé lo que me temía, ese hombre desconocido al que yo seguía sin motivo aparente, y yo, eramos los únicos individuos un par de metros a la redonda.
La lluvia continuaba cada vez más inclemente acompañada de la típica humedad que produce el verano. Las ropas se pegaban molestamente y mientras el suelo se llenaba de charcos comprendí que no podría seguirlo por mucho tiempo bajo mi forma humana sin ser descubierta, debido al sonido que producirían mis pasos y todo lo mojado que tenía sobre mí. Continué observándolo y me camuflé lo mayor posible en las sombras. Por un segundo y confiando en la manera en la que aparentaba estar la situación, eché un vistazo a las paredes de los costados y noté que se habían hecho más estrechas sin que yo me percatase siquiera de ello, era un típico callejón en Francia que yo prefería no transitar por lo general. La curiosidad del felino que tenía dentro de mí dio pasos tras una falsa e innecesaria presa y olvidó por minutos analizar el entorno. Sin saber quién era aquél a ciencia cierta, me metí en un lugar que probablemente requeriría de mi sobrenaturalidad.
Me mantuve en silencio y con la fija vista de nuevo al hombre frente a mí y me detuve al tiempo en que él lo hizo. Esto me tomó por sorpresa y por su expresión llegué a creer que estaba ebrio y veía visiones o algo por el estilo. Lo deduje por la manera de detenerse en seco para luego mirar al frente, como viendo nada pero centrándose en algo. Era una situación incomprensible desde mi punto de vista, hasta que luego de observarlo unos minutos él se volvió hacía mí de forma repentina. Era como si de la nada supiera que allí me hallaba y que le seguía ¿Cómo era posible? Hasta hace unos segundos parecía no notarlo pero en lo más mínimo y eso me confundió unos segundos. Avanzó decidido pero la lluvia y la oscuridad no le permitían verme bien, entrecerró sus ojos como si eso mejorara su visión y entonces escuché su voz.
- ¿Jugando al gato y al ratón a estas horas de la noche? Pues quizás este ratón sea un poco perro – Me dijo. Sentí por un segundo que mi corazón se aceleraba pero no permití que mi respiración delatara ningún estado de nervios. Lo sentí a la defensiva como era de esperarse y evité moverme de cualquier forma para evitar un ataque de su parte. No porque pudiera vencerme o no, sino porque más bien yo no estaba segura sobre que era y prácticamente estaba arrinconada. Cuando habló, descarté que era un ebrio, no sentí el olor característico del alcohol. Más bien sentí su seguridad y preferí responder manteniéndome alerta.
- O tal vez este gato sea un poco pantera - Le dije en un susurro lo suficientemente audible. No habría confusión, sabría que era mujer. Mi voz era firme pero bastante femenina al tiempo por lo cuál podría causar cualquier impresión. En cuanto a la respuesta, no sé si fue la correcta o no, no tenía forma de saberlo. Pero no iba a parecer ningún extremo, ni doncella curiosa en apuros pero tampoco una cazadora furtiva. Me moví muy ligeramente esperando que me concediera espacio para salir a la poca luz del callejón que sin duda arrojaría algo más de claridad a la escena y así poder aclarar tanto sus dudas como las mías. Lo demás lo diría la noche. Si había lucha o no lo provocaríamos nosotros.
La lluvia continuaba cada vez más inclemente acompañada de la típica humedad que produce el verano. Las ropas se pegaban molestamente y mientras el suelo se llenaba de charcos comprendí que no podría seguirlo por mucho tiempo bajo mi forma humana sin ser descubierta, debido al sonido que producirían mis pasos y todo lo mojado que tenía sobre mí. Continué observándolo y me camuflé lo mayor posible en las sombras. Por un segundo y confiando en la manera en la que aparentaba estar la situación, eché un vistazo a las paredes de los costados y noté que se habían hecho más estrechas sin que yo me percatase siquiera de ello, era un típico callejón en Francia que yo prefería no transitar por lo general. La curiosidad del felino que tenía dentro de mí dio pasos tras una falsa e innecesaria presa y olvidó por minutos analizar el entorno. Sin saber quién era aquél a ciencia cierta, me metí en un lugar que probablemente requeriría de mi sobrenaturalidad.
Me mantuve en silencio y con la fija vista de nuevo al hombre frente a mí y me detuve al tiempo en que él lo hizo. Esto me tomó por sorpresa y por su expresión llegué a creer que estaba ebrio y veía visiones o algo por el estilo. Lo deduje por la manera de detenerse en seco para luego mirar al frente, como viendo nada pero centrándose en algo. Era una situación incomprensible desde mi punto de vista, hasta que luego de observarlo unos minutos él se volvió hacía mí de forma repentina. Era como si de la nada supiera que allí me hallaba y que le seguía ¿Cómo era posible? Hasta hace unos segundos parecía no notarlo pero en lo más mínimo y eso me confundió unos segundos. Avanzó decidido pero la lluvia y la oscuridad no le permitían verme bien, entrecerró sus ojos como si eso mejorara su visión y entonces escuché su voz.
- ¿Jugando al gato y al ratón a estas horas de la noche? Pues quizás este ratón sea un poco perro – Me dijo. Sentí por un segundo que mi corazón se aceleraba pero no permití que mi respiración delatara ningún estado de nervios. Lo sentí a la defensiva como era de esperarse y evité moverme de cualquier forma para evitar un ataque de su parte. No porque pudiera vencerme o no, sino porque más bien yo no estaba segura sobre que era y prácticamente estaba arrinconada. Cuando habló, descarté que era un ebrio, no sentí el olor característico del alcohol. Más bien sentí su seguridad y preferí responder manteniéndome alerta.
- O tal vez este gato sea un poco pantera - Le dije en un susurro lo suficientemente audible. No habría confusión, sabría que era mujer. Mi voz era firme pero bastante femenina al tiempo por lo cuál podría causar cualquier impresión. En cuanto a la respuesta, no sé si fue la correcta o no, no tenía forma de saberlo. Pero no iba a parecer ningún extremo, ni doncella curiosa en apuros pero tampoco una cazadora furtiva. Me moví muy ligeramente esperando que me concediera espacio para salir a la poca luz del callejón que sin duda arrojaría algo más de claridad a la escena y así poder aclarar tanto sus dudas como las mías. Lo demás lo diría la noche. Si había lucha o no lo provocaríamos nosotros.
Serge Ivánovich- Vampiro Clase Alta
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Re: Desprendiéndose el firmamento [Libre]
A Aurélien le parecía increíble cómo la naturaleza se las arreglaba para crear métodos para molestar a toda la Creación, en general, y a él, en particular. Quizás pudiera parecer sencillo el sistema que para devolver el agua del mar a la tierra, pero él estaba seguro de que eso sólo era porque lo cotidiano desembocaba en la falta de sorpresa. Sea como fuere, estaba completamente empapado y, para más inri, el aguacero entorpecía su capacidad de vista.
Como había adivinado, aquel ente era una mujer, acierto que hubiera desembocado en una torcida sonrisa de autosuficiencia de no ser por el resto de la situación. Ella contestó a su comentario, delatando lo ya mencionado y siguiéndole el juego. Podría darse el caso de que sólo lo hiciera por soberbia, aunque dudaba, por posible que fuese, que el fantasma le hubiera mentido. Altiva, como él, no pareció amedrentarse y se defendió manteniendo la misma postura agresiva que el gascón había adoptado. La incipiente palabra verbal versaba sobre animales, sin ver él la verdad que pudiera ocultarse tras ellas por la pequeña posibilidad de las mismas.
- ¿Qué haces siguiéndome? – le increpó sin más, terminando el juego y enfrentándola directamente con la mirada. Sus brazos le incomodaban, queriendo que fueran entrecruzados sobre su pecho en símbolo de cuasi reprimenda, pero él no se movió por lo contraproducente de tener que deshacer el nudo de tener que hacer uso de sus extremidades superiores.
Justo en aquel momento, los goznes de una contraventana chirriaron en la cercanía y, tras el característico sonido de una masa indecente de líquido chocando contra el suelo, el cual apenas se oyó sobre sobre el temporal, se volvieron a cerrar. El contenido del cubo que debiera de haber salido se derramó a apenas un metro del gascón, el cual tenía bien seguro la naturaleza de éste. Un escalofrío le recorrió la espalda, siendo ya demasiada la mezcolanza de frío, humedad y repulsión. Por mucho que trabajara, abriese y mutilase cadáveres, aún seguía teniendo un irracional respeto por las defecaciones humanas y tampoco podía asegurar que nada le hubiera salpicado debido a que, como se encontraba totalmente mojado, la diferencia no era apreciable. Bufó y su ceño volvió a bajar sobre sus ojos, una mueca a la que su nuevo y peculiar cuerpo no estaba tan acostumbrado como el anterior.
- Sólo te lo advertiré una vez: deja de hostigarme – no mencionó las consecuencias que conllevaban el que no hiciera como él decía porque no iba a delatar sus dotes sin ser necesario. Sin embargo, su frecuente y habitual hastío se había visto reforzado por aquellas tres condiciones: la lluvia, el verse perseguido y el casi atentado contra su higiene, de las cuales ninguna le resultaba cómoda. Por lo tanto, iba a solucionarlas en la medida que le fuese posible; y si lograba relajarse en el proceso, tanto mejor.
Como había adivinado, aquel ente era una mujer, acierto que hubiera desembocado en una torcida sonrisa de autosuficiencia de no ser por el resto de la situación. Ella contestó a su comentario, delatando lo ya mencionado y siguiéndole el juego. Podría darse el caso de que sólo lo hiciera por soberbia, aunque dudaba, por posible que fuese, que el fantasma le hubiera mentido. Altiva, como él, no pareció amedrentarse y se defendió manteniendo la misma postura agresiva que el gascón había adoptado. La incipiente palabra verbal versaba sobre animales, sin ver él la verdad que pudiera ocultarse tras ellas por la pequeña posibilidad de las mismas.
- ¿Qué haces siguiéndome? – le increpó sin más, terminando el juego y enfrentándola directamente con la mirada. Sus brazos le incomodaban, queriendo que fueran entrecruzados sobre su pecho en símbolo de cuasi reprimenda, pero él no se movió por lo contraproducente de tener que deshacer el nudo de tener que hacer uso de sus extremidades superiores.
Justo en aquel momento, los goznes de una contraventana chirriaron en la cercanía y, tras el característico sonido de una masa indecente de líquido chocando contra el suelo, el cual apenas se oyó sobre sobre el temporal, se volvieron a cerrar. El contenido del cubo que debiera de haber salido se derramó a apenas un metro del gascón, el cual tenía bien seguro la naturaleza de éste. Un escalofrío le recorrió la espalda, siendo ya demasiada la mezcolanza de frío, humedad y repulsión. Por mucho que trabajara, abriese y mutilase cadáveres, aún seguía teniendo un irracional respeto por las defecaciones humanas y tampoco podía asegurar que nada le hubiera salpicado debido a que, como se encontraba totalmente mojado, la diferencia no era apreciable. Bufó y su ceño volvió a bajar sobre sus ojos, una mueca a la que su nuevo y peculiar cuerpo no estaba tan acostumbrado como el anterior.
- Sólo te lo advertiré una vez: deja de hostigarme – no mencionó las consecuencias que conllevaban el que no hiciera como él decía porque no iba a delatar sus dotes sin ser necesario. Sin embargo, su frecuente y habitual hastío se había visto reforzado por aquellas tres condiciones: la lluvia, el verse perseguido y el casi atentado contra su higiene, de las cuales ninguna le resultaba cómoda. Por lo tanto, iba a solucionarlas en la medida que le fuese posible; y si lograba relajarse en el proceso, tanto mejor.
Malkea Ruokh- Hechicero Clase Alta
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Re: Desprendiéndose el firmamento [Libre]
De no ser por la desagradable caída libre de desechos humanos le hubiese respondido enseguida acerca de si lo seguía o no. Me increpó molesto y evidentemente aquella cosa lanzada de lo alto tan cerca de él le había disgustado, como a cualquiera, valga decir.
Como fuere, no iba a dar cabida a demostrar indicios de debilidad, bien sabía que me podría jugar en contra y el hombre frente a mí, no se mostraba muy sereno que digamos, era mejor pensar cada paso y cada palabra dicha porque yo no sabía lo que él era, aunque, para ventaja mía, estaba segura que él tampoco sabía con que podría encontrarse.
Antes de responderle, estando con las palabras en la boca, él emitió como compañía a su primera pregunta, una advertencia que más bien parecía amenaza. Algo me decía que había una segunda parte en aquello, algo que daría cuenta de quién era él realmente. La cuestión ahora es si yo quería saberlo o no, o mejor dicho, si era o no lo más conveniente para ambos.
- Seguirlo? Acaso no pueden dos personas tomar un mismo camino?- Respondí tras la pausa molesta y desagradable ocasionada anteriormente, pero con el mismo tono bajo y sereno que había empleado inicialmente. - Y créame, no necesito ni una, ni dos, ni ninguna advertencia sobre mis movimientos. Además... hostigar es una palabra demasiado brusca para lo que en realidad es destino, no lo cree?.
Tras esto me limité a callarme. Omití cualquier pregunta porque quién más habla es quién más teme y me guardaba incluso de ese tipo de impresiones. Noté de cierta manera que, aunque usaba un tono calmado, tal vez mis palabras sonaban a la defensiva, como si supiera que quién tenía al frente era peligroso sin tener indicios y como si eso me ayudara para mantenerme como hasta ahora, segura. Permanecería alerta, eso sí, porque este hombre no me daba confianza y era probable que intentara ocultar algo y que por esa razón hiciera cualquier cosa para mantener ese algo en secreto. Esta noche, no tenía ningún derecho a distraerme, pero tampoco a desconfiar, lo mío eran apenas sospechas... Tenía que analizarlo todo y tener a la vista siempre sus manos, esas, podían ser sus armas o las armas que mutaran para su defensa propia.
Como fuere, no iba a dar cabida a demostrar indicios de debilidad, bien sabía que me podría jugar en contra y el hombre frente a mí, no se mostraba muy sereno que digamos, era mejor pensar cada paso y cada palabra dicha porque yo no sabía lo que él era, aunque, para ventaja mía, estaba segura que él tampoco sabía con que podría encontrarse.
Antes de responderle, estando con las palabras en la boca, él emitió como compañía a su primera pregunta, una advertencia que más bien parecía amenaza. Algo me decía que había una segunda parte en aquello, algo que daría cuenta de quién era él realmente. La cuestión ahora es si yo quería saberlo o no, o mejor dicho, si era o no lo más conveniente para ambos.
- Seguirlo? Acaso no pueden dos personas tomar un mismo camino?- Respondí tras la pausa molesta y desagradable ocasionada anteriormente, pero con el mismo tono bajo y sereno que había empleado inicialmente. - Y créame, no necesito ni una, ni dos, ni ninguna advertencia sobre mis movimientos. Además... hostigar es una palabra demasiado brusca para lo que en realidad es destino, no lo cree?.
Tras esto me limité a callarme. Omití cualquier pregunta porque quién más habla es quién más teme y me guardaba incluso de ese tipo de impresiones. Noté de cierta manera que, aunque usaba un tono calmado, tal vez mis palabras sonaban a la defensiva, como si supiera que quién tenía al frente era peligroso sin tener indicios y como si eso me ayudara para mantenerme como hasta ahora, segura. Permanecería alerta, eso sí, porque este hombre no me daba confianza y era probable que intentara ocultar algo y que por esa razón hiciera cualquier cosa para mantener ese algo en secreto. Esta noche, no tenía ningún derecho a distraerme, pero tampoco a desconfiar, lo mío eran apenas sospechas... Tenía que analizarlo todo y tener a la vista siempre sus manos, esas, podían ser sus armas o las armas que mutaran para su defensa propia.
Serge Ivánovich- Vampiro Clase Alta
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Re: Desprendiéndose el firmamento [Libre]
Sus ojos, entrecerrados a causa de la lluvia, observaban directamente a la fémina, vigilando sus movimientos, al tiempo que sus músculos, tensados, se afanaban por mantener una postura tan erguida como pudiesen para insistir en la soberbia. No se movía ni un ápice, queriendo evitar una posición que indujera a la violencia para evitar cualquier conflicto, pero no rechazando la postura amenazante para no dejarse avasallar. Quería terminar el encuentro lo más pronto posible, pues no le gustaba la compañía y quería llegar lo más pronto posible al hôtel, el palacio que había comprado hace años y del que ya se suponía un mal estado por el año que había estado abandonado. Tan sólo esperaba que no hubiera algún mendigo ocupándolo, pues prefería un cuerpo más saludable para retomar sus investigaciones.
Las palabras de la mujer, por alguna razón, le resultaron divertidas y una carcajada surgió de su garganta. No fue alegre, sin embargo, sino mordaz, como si ella hubiese caído en una estupidez de grandes magnitudes.
- Si el destino es lo que ha propiciado que llegues a mi vida, más me valdría matarla ahora mismo. – hablaba, aunque ella no supiera nada acerca de ello, de su pasado, de las reiteradas veces en las que el sino había insistido en azotarle tanto hasta que su piel se volviese de piedra y su corazón se blindase de acero. Ahora rechazaba los mandatos de éste – No, ambos sabemos que las parcas no te han traído a mí; tú has venido por propia iniciativa. – insistió él en lo que el fantasma le había transmitido – Ahora dime, ¿por qué me sigues?
Deimos, ahora sí, comenzó a caminar, acercándose a ella, aunque no directamente, sino describiendo una trayectoria circular, denotando que el centro de su atención, ahora mismo, era ella. Así resultó que no se percató de los cinco hombres que se habían emplazado en ambas salidas de la callejuela, tres a su izquierda y dos a la derecha. Se acercaban poco a poco y sus intenciones podrían ser adivinadas sin necesidad de recurrir a artes sobrenaturales.
- No tengo tiempo que perder en mujerzuelas, así que respóndeme. Ya. – exigió el brujo, suficientemente cansado y terco como para hacer caso a un sentido del peligro que, sin embargo, no estaba actuando con la precisión que debiera a causa del cansancio y del hastío.
Las palabras de la mujer, por alguna razón, le resultaron divertidas y una carcajada surgió de su garganta. No fue alegre, sin embargo, sino mordaz, como si ella hubiese caído en una estupidez de grandes magnitudes.
- Si el destino es lo que ha propiciado que llegues a mi vida, más me valdría matarla ahora mismo. – hablaba, aunque ella no supiera nada acerca de ello, de su pasado, de las reiteradas veces en las que el sino había insistido en azotarle tanto hasta que su piel se volviese de piedra y su corazón se blindase de acero. Ahora rechazaba los mandatos de éste – No, ambos sabemos que las parcas no te han traído a mí; tú has venido por propia iniciativa. – insistió él en lo que el fantasma le había transmitido – Ahora dime, ¿por qué me sigues?
Deimos, ahora sí, comenzó a caminar, acercándose a ella, aunque no directamente, sino describiendo una trayectoria circular, denotando que el centro de su atención, ahora mismo, era ella. Así resultó que no se percató de los cinco hombres que se habían emplazado en ambas salidas de la callejuela, tres a su izquierda y dos a la derecha. Se acercaban poco a poco y sus intenciones podrían ser adivinadas sin necesidad de recurrir a artes sobrenaturales.
- No tengo tiempo que perder en mujerzuelas, así que respóndeme. Ya. – exigió el brujo, suficientemente cansado y terco como para hacer caso a un sentido del peligro que, sin embargo, no estaba actuando con la precisión que debiera a causa del cansancio y del hastío.
Malkea Ruokh- Hechicero Clase Alta
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