Los monstruos prefieren salir de noche [libre]

Se habia despertado no con la luz del sol colarse por la ventana como virutas resplandecientes, el calor del oro liquido que del astro rey manaba no lamia su cuerpo despertándole, no sentía aquel calor abrazador y casi hogareño, tampoco se habia despertado por el ladrido de algun vagabundo perro o un hambriento gato que de una u otra forma habia logrado colarse por el balcón directo a la galería, dada la ocasión alguno de aquellos felinos le habia estropeado mas de un cuadro, pero no valían la pena. Por el contrario se habia despertado con un fuerte golpe, el retumbar de una cadena metálica contra la superficie lisa de una pared del mismo material, escucho relampaguear, no, era solo el golpeteo, el rugir de los cañones ante el son de guerra retumbaron sus tímpanos, intento levantarse cayendo al suelo con fragilidad, parecía romperse, resquebrajar su alma, caer en mil pedazos.

Observaba el suelo frente a el, con una fuerza ajena rodeándole el tronco, movio sus brazos, brazos de los cuales ahora se veía privado, bajo su mirada topándose con una inmensidad blanca ¿Qué sucedia? Se sento con esfuerzo observándose, una vez, dos…no estaba ocurriendo, la desesperación comenzó a apoderarse de el mientras sus brazos se movían frenéticamente comenzando a lastimarse ¿y la herida en su abdomen? Inexistente, irrelevante, inverosímil, no estaba ya –auxilio- exclamo, con aquella voz que nadie escuchaba, de aquella forma que todos pretendían en ignorar, sus ojos color de oro se enjuagaban en la desesperación de la falta de libertad ¿estaba en un manicomio? El no estaba loco ¿lo estaba?, se arrastro hasta la esquina mas lejana de la puerta que seguía golpeándose, con un vaivén de cadenas, sus mas temibles pesadillas ocultas detrás de esa puerta ¿o era acaso su propia mente? ¿le estaba jugando un mal rato? –aléjense- exclamo intentando ocultar su cabeza entre sus hombros, aquella plasta de telas blancas se lo impidieron, tanta blancura, tanto encierro, grito frenéticamente intentando deshacerse de ellas, golpeando su espalda contra la pared.

Un silencio descomunal y un chirrido inhumano, la puerta pesada e inmensa comenzaba a abrirse, detrás de ella, nada habia, nada mas que un pequeño niño de negros cabellos y ojos no menos claros que el mismo cielo, sonrio, de una forma picaresca acercándose con paso lento, acercándose mientras el se alejaba, se pegaba a la pared intentando traspasarla, alejarse de ese niño ¿Por qué le temia tanto? –no te acerques…quedate donde estas- le repetio hasta el cansacio, sus zapatos de carol resonaban contra el pulido suelo –Anuar, Anuar ¿me temes?- su voz resonó en la habitación haciendo eco, repitiéndose mil veces a la vez, confundiéndole, era como escuchar un chirrido, eran las cadenas al golpearse, el encierro y la soledad, lo era todo y lo era nada –no- ¿no? Sus palabras habían salido con claridad pero su cuerpo parecía negarse, sentía que la garganta le escocía, que sus labios no querían pronunciar aquello –no- repitió escupiendo las palabras sobre el rostro del niño como si algo dentro de el se negara a sentir miedo, un impulso.

-tu me temes…tu temes- los ojos del niño se habían clavado en los ajenos, como dos dagas acuchillando su ser, haciendo dudar sobre si mismo –y siempre me temeras, no te esmeres en negarlo o síguete engañando y ve hasta donde logras llegar, cuidate de mi- le sonrio amigablemente acariciando su mejilla.


Se levanto de golpe ante un ruido ajeno a su sueño, se levanto bañado en un sudor frio y una respiración agitada, giro en todas direcciones tranquilizándose, solo una pesadilla mas, tomo el candil con el que alumbraba el lugar, lo alzo por encima de su cabeza –hay alguien aquí- cuestiono al aire y por Dios que quería escuchar un no por respuesta.

El bello de la nuca se le erizo al escuchar aquel aullido lejano “porfavor no otro” pensó mientras giraba en todas direcciones de forma precipitada, ahora no estaba Soren para cuidarle de un lupino que si bien le doblaba en tamaño no dudaba que lo cuadriplicara en fuerza y rapidez, correr seria un intento fallido, esconderse un acción realizado por el miedo, enfrentarle un acto de estupidez.

Escucho unos pasos, ligeros, que le hicieron sentirse calmo, seguro ¿Soren? Observo la silueta enfocando la mirada para ver de quien se trataba mas mucho antes de poder pensar en decir algun nombre un objeto duro se estampo contra su rostro haciéndole retroceder con una mano sobre la nariz y la otra sujetando el candil, no cometería nuevamente el error de quedarse a obscuras, aunque el golpe no habia dolido tanto como debería haberlo hecho, una mujer sin duda o quizá un hombre débil, no un licántropo, no un vampiro, un alivio.

Deje el candil sobre el suelo observando lo que la extraña pretendía hacer ¿dejarle pasar a la creatura? –no- exclamo rápidamente andando hacia ella a zancadas y paso veloz, andando casi a tientas pero el miedo le movia, le dominaba y jugaba consigo haciéndolo su marioneta “tranquilízate Anuar, tu no le tienes miedo” –no abras- le pidio casi en una suplica sujetando sus brazos con suavidad mientras intentaba alejarla de la puerta, porque si decidía abrir y el lupino llegaba a entrar podría comenzar a pensar que este seria su lecho de muerte y no le apetecía morir de esta manera, ni aquí ni ahora.

La sujeto por las muñecas colocando su espalda contra la puerta arrinconándola con su propio cuerpo –porfavor cálmese…- le pidió fijando sus ojos color de miel en los ajenos, su respiración era agitada al igual que su pulso, la adrenalina comenzaba a embriagar sus sentidos y asi debía ser, debía volverse mas agil, mas listo, mas veloz, la solto de a poco regresando por el candil mientras observaba el lugar en el cual estaban encerrados, cuando minimo tenían un refugio, un golpe en la pared continua a el le hizo cubrir su cabeza con ambas manos por si algo la llegaba a atravesar…nada.

-venga- le indico comenzando a andar con rapidez entre las tumbas, las paredes de piedra labrada lucian resistentes pero uno no podia fiarse de las apariencias, ante la falta de luz lucian grises como todo lo demás pero cuando algun haz luminoso del candil lamia una trozo de estas se volvían de una tonalidad casi blanca, el suelo no tenia ningún adorno las ramitas y flora lograban hacerse paso entre los adornos y las criptas ¿Quién conocía mejor ese lugar que el? Nadie habia pasado noches en vela recorriendo, no por nada era el encargado de vigilar de noche aunque comenzaba a pensar seriamente en abandonar el trabajo. Se detuvo alado de una especie de atril, con fierros salidos por aquí y por alla, una caja de cristal sobre la cual yacia un retrato, un rostro femenino, una niña a decir verdad, estaba profanando su sepulcro pero Dios sabia bien que no creía en esas cosas, pateo los fierros intentando soltar alguno, necesita blandir un arma y la necesitaba cuanto antes, desvio la mirada a la mujer –si pretende salir con bien le recomiendo buscar uno de estos- le indico logrando sacar del monumento una varilla oxidada, solo rezaba porque se quedasen fuera ¿rezaba? No, pero lo anhelaba.

¿Por qué? Como si no supiese el lo que alla afuera habia, habia visto en una ocasión uno cara a cara y no creía tener tanta suerte como para volver a salir con vida de un enfrentamiento con uno de aquellos seres, no lo tenia, claro que no –que si lo se- le cuestiono pensando en si decirle o no, sus vidas dependían de ello “dejate de engaños Anuar dile a lo que se enfrentan” –cree en los cuentos de ultratumba- le cuestiono observándole con detenimiento, sus antes ojos color de miel resplandecían ahora en el mismo color que el oro, se estaba exaltando, su cuerpo entero se movia oscilante como una hoja contra el viento sin soporte alguno, podia convertir aquel miedo en valor, lo sabia solo debía mantener la calma.

-trae algo de plata- le cuestiono sin atreverse a responder a su anterior pregunta formulada, por lo que esta quedo dando vueltas en el ambiente y en su mente ¿lo sabes Anuar?¿lo sabes acaso? “claro que si lo se, todavía tengo la marca de uno de ellos” la mano con la que sujetaba la varilla se cernió sobre su abdomen donde estaba la cicatriz de su ultimo encuentro, una línea que lo atravesaba de costado a costado de una forma estrafalaria y poco agradable a simple vista.

Un ruido sordo le hizo ponerse alerta, el caer de algun objeto metálico contra el húmedo suelo, algo pesado…la puerta, se apresuro a uno de las lapidas pateándola con fuerza mientras sentía como su respiración se aceleraba de una en mil, pateo nuevamente escuchando un cuerpo pesado andar por el pasillo, casi podia sentir como las filosas garras cual navaja se clavaban en el suelo resquebrajando la tierra, alzando por los aires las plantas que se esmeraban en aferrarse a la pacificidad del suelo.

Las cosas parecían ocurrir mas lento, su pie golpeaba frenéticamente la lapida que cedia de una forma aterradoramente lenta, los ruidos provenientes del pasillo le sonaban a su verdugo, el aire que aspiraba parecía ahora toxico como si todo se esmerase en hacerlo caer ahí mismo, el trozo de piedra pesada cayo a un lado dejando ver una escalinata vieja, llena de polvo y telarañas era de la época de los cesares y los julios, un cuerpo salto por encima de el rozándole la mejilla, una caricia que le habia producido una herida, gimio alejando el rostro con rapidez y reaccionando, golpeo con el candil al animal quien retrocedió ahuyentado por el fuego, intento decir algo, su voz no lograba salir de sus labios, tomo la mano de la pelirroja tirando con rapidez de ella hacia el hueco casi en el suelo, entrando con rapidez y sin pensarlo dos veces echando a correr –esto no nos llevara fuera del cementerio, solo conecta a otras tumbas- le explico jadeante ya, sin aire, intentaba recordar cual era la mas próxima a la salida de aquel lugar tan repleto de muertos, el olor de la putrefacción era casi tangible en el ambiente.

-me has preguntado si sabia que habia afuera- le dijo doblando en una esquina a la derecha ¿y si debía ir a la izquierda? -¿crees en los hombreslobo? porque acabamos de ver a uno- le cuestiono andando mas aprisa ,era un pesimista y nada se podia hacer para mejorar ello aunque deseaba con todo esmero lograr salir con vida nuevamente de algo asi, "no Anuar intenta se amable" –Nora eh…yo soy Anuar un placer conocerle…y espero poder seguir frecuentándola- y por ello se refería a salir con vida de aquel lugar.

La sangre escarlatina comenzaba a correr por su mejilla pintando su pálida piel de matices lóbregos, se veía inmerso nuevamente en un cuento de ultratumba, una pesadilla que habia atravesado el plano mental y se habia vuelto real, tangible, visible inclusive podia dañar –nunca has pensando…que tus mas grandes pesadillas antes de ser sueños…fueron realidad- le cuestiono jadeante mientras avanzaba, golpeando sus rodillas con algunos objetos que no alcanzaba a vislumbrar por la velocidad con que andaba y la falta de luz del lugar, sus pupilas estaban tan dilatadas como le era posible y aun asi no lograba descifrar mas que las sombras de los objetos.

-no estoy seguro de nada, solo que no quiero ser la cena- le dijo con ironía, porque estaba claro que los chistes y las bromas jamás habían sido su fuerte y cuando alguno escapaba de sus labios jamás era con la intensión de divertir sino de cualquier otro motivo antes que ese, sintió un fuerte tirón que le hizo desviar el camino –cazadores y gatos, no creo que estemos tan bien parados…cazador y comida- le dijo aguardando a que subiese ella con impaciencia y fue hasta aquel preciso momento en que observo su magullada espalda. Las líneas en su dorso eran perfectamente visibles, hilachos de escarlatina sangre escurrían de estos tiñendo su ropaje de el mismo tono, si no le curaba aquello se infectaría…lo sabia por experiencia propia –esa escalera solo lleva al cementerio…si mi memoria no falla esta cerca de una construcción mas nueva que esta al fondo…- susurro moviendo la varilla entre sus dedos nerviosamente, subió detrás de ella con paso presuroso, no quería verse de nuevo cara a cara con aquella horripilante creatura.

Le quito con un brazo comenzando a teclear la puerta “si solo fueras mas fuerte” pensó sintiendo como su hombro comenzaba a acalambrarse, como el hueso mismo parecía chirrear rogando porque se detuviese, clama por un descanso, la puerta cedió dejándolo caer de bruces al suelo fuera de aquel infierno, se levanto sin siquiera pensarlo dos veces esperando a que la mujer saliera para cerrar la puerta con rapidez buscando algun pestillo, las puertas rara ves poseían seguro por fuera siendo las salidas –corre- exclamo sin mas andando apenas algunos pasos cuando la puerta de madera salió despedida por los aires metros mas lejos que ellos ¿y si ese hubiesen sido ellos? No quería ni imaginarlo, estremeció observando la construcción de la cual hablaba, era de piedra rigida, de varios centimetros de espesor, la puerta tenia doble seguro y en el interior habia una cama, algo de comida y cerillas ademas de otro candil, creia que tambien tenian palas y otras herramientras de trabajo.

Sorteaba las tumbas a como sus piernas quisieran andar, en dirección de aquella construcción rigida, pesada, segura, solo necesitaban entrar y lograr quedarse ahí lo que restaba de la noche, solo eso necesitaban. Tiraba con firmeza del brazo de la joven mientras se abria paso esquivando lapidas, saltando raíces salidas, agachándose cuando alguna rama de un caído árbol pretendía cerrarles el camino, como si todo se esmerase en dejarlos ahí varados.

¿de donde sacaba aquel coraje para vivir? Ni el mismo lo sabia y si se era sincero tampoco le importaba, porque su mente solo estaba fija en una cosa, en lograr salir de aquel lugar y llevar consigo a su ahora acompañante –calla- mascullo por lo bajo porque el miedo que ella despedía solo le hacia sentirse impotente, las manos le temblaban y sus ojos comenzaban a enjuagarse pero hacia años que no derramaba una sola lagrima y no pretendía ser aquel el posible dia de su muerte cuando comenzaría a sentir nuevamente, no.

La llave, la puerta estaba cerrada con un seguro pesado que solo podia abrirse con una llave, la misma que le entregaban a los veladores por si en alguna ocasión necesitaban resguardarse del frio o de la lluvia, el llevaba una, el cuidaba el cementerio, comenzó a rebuscar entre sus ropas con rapidez la llevaba colgada del pantalón, tenia que estar ahí rezaría el resto de su existencia si la llave no se habia caído en el trayecto, su mano se cerro sobre el objeto metalico que colgaba de su ropa, cerro los parpados en señal de alivio.

Mas el alivio no duro demasiado, un gutural sonido le hizo girarse rápidamente para toparse con aquel colosal animal y sus abiertas fauces frente a ellos, la noche misma le brindaba una atmosfera mas lóbrega al lugar y a la escena misma, seria devorado por aquel de quien no quería recordar, lo pensó, un segundo, el animal se abalanzaba ya hacia ellos y la puerta seguía cerrada, seguía cerrada y el con la llave en mano, mas no habia tiempo ya de hacer girar el seguro.

Arrebato la varilla de las manos ajenas y coloco una punta sobre la puerta de madera, de modo que el extremo opuesto se blandía en dirección del animal como una lanza sin filo, la sostuvo con una mano en aquella posición girándose solo para cubrir con su cuerpo el de la joven frente a el, cerro los parpados con fuerza sintiendo como su pecho se estrechaba contra el ajeno y como su frente se apoyaba en busca de algo que no era ya posible sentir, dejo escapar su aliento con el rostro compungido.

Su mano se tenso y cernió al palo cuando este intento moverse, la punta contraria a la cual el habia colocado contra la puerta se habia encajado en el omoplato del animal haciéndolo retroceder con el objeto colgando de su cuerpo, los lastimeros aullidos que de su ocico proferían le hacían saber que habia acertado, mas no se atrevía a voltear porque no sabia si pretendería arremeter sobre ellos, la varilla habia pasado de estar sujeta por su mano a quedarse atascada en el cuello del lupino.

Saco la llave de entre sus ropas metiéndola en cuenca, viro la llave y un chirrido metálico le indico que el seguro habia sido removido y si la puerta habia sido tan rigida para no caer ante el peso del animal seguramente serviría para pasar la noche, la abrió de par en par, empujando con suavidad a la peliroja para cerrar al instante detrás de el, aquel mismo chirrido metalico le indico que el pestillo estaba otra vez colocado, apoyo su frente contra la madera unos instantes mientras sus piernas flaqueaban amenazándolo con dejarlo caer, la primera ocasión en que se habia topado con un hombrelobo habia sido salvado por un vampiro y esta vez, el, un humano con toda su fragilidad habia salvado a otro de su estirpe, por fin sus piernas no lograron ya mantenerle en pie, cansado y aterrado cayo al suelo de rodillas con la mirada fija en ningún punto.

“Heriste a un licántropo, no tenias miedo mientras corrias y si lo tenias lo supiste controlar y ahora, en la seguridad de este lugar ¿te atreves a sentirte aterrado? Levántate ya Anuar…levántate” ni aquellas palabras profesadas en su mente para si mismo lograron auto convencerlo para ponerse en pie, sus manos temblaban frenéticamente una bañada con su sangre y la otra bañada en sangre de lupino –estas bien- cuestiono al aire intentando cubrir aquella debilidad con algo que se aparentaba mas a la valentía.

¿Gracias a aquien? ¿a el? Le agradecía a la persona equivocada, mas acertado seria agradecerle al lupino por no haber andando mas aprisa o a la puerta misma por haber cedido antes sus suplicas y una simple llave, no dijo nada porque pese a que sus labios se abrían temblando como por una fuerza ajena de esos ruido alguno escapaba, ni un suspiro ni unas simple vocal, se sentía desvanecer, la desdicha después de la valentía.

Se levanto con ayuda de la joven dejando de temblar apenas su tacto toco su piel, aquella delicado y propio de una mujer, como el de el mismo, sutil, delicado casi mas estilizado que el de cualquier duquesa o princesa, porque era pintor y sus manos no eran iguales a las de un herrero o carretero, no a las de un hombre de carga, sino como las de un joyero, las de un costurero, de movimientos precisos envueltos en un manto de fina delicadeza sin caer en lo amanerado.

-no ha sido culpa de nadie- solo logro atinar a decir aquello observando sus heridas, comenzó a andar por el lugar casi a tientas, conocía bien el lugar trabajaba hay casi todas las noches, era una minima remuneración lo que conseguía pero servia para sustentar su galería y algun trozo de carne y pan los días de abundancia, movio varias cosas de una mesa de madera ligada a mano, las patas parecía doblarse, como si ante el menor peso de mas sobre ella lograse tumbarla en el acto, regando todo lo que sostenía en tales momentos. Sujeto un candil y comenzó a buscar las cerillas, dejo caer algunos trastos al suelo, un plato de metal y un trozo de pan, un vaso del mismo material ya sin nada en el, unas hojas de papel manchadas mas no asi escritas, las cerillas, se agacho a recogerlas y lograr asi prender aquel objeto fuente de iluminación.

La mecha se encendió como una lengua de fuego que tardo algunos segundos en domarse, iluminaba poco pero era lo que habia –ahora ven…hay que limpiarte eso porque puede llegar a infectarse- murmuro el no tenia conocimiento alguno de medicinas o remedios caseros, no los habia necesitado, solo una vez y Erkki habia estado hay para ayudarlo, comenzó a rebuscar en la mesa algun botiquín con utensilios para suturar, algun desinfectante o simplemente agua, no tenia ni idea de que hacer…

No se quejo ni hizo amago alguno de quitarse cuando aquella mujer comenzó a curarle la herida en la mejilla, suponía mas no asi conocía el punto de gravedad al cual podia llegar si se infectaba y suponía por teoría que las garras de aquellos seres tenían una ponzoña que degeneraba la piel a un paso alarmante si esta no era tratada a la brevedad, suponía que se carcomía lentamente, o rápida del modo que quisiera verse.

Mantenía la mirada fija en un punto distante e inexistente, porque no quería voltear a verla y que asi ella descubriese lo que con tanto esmero trataba de ocultar como siempre y era usual, sus ojos no sabían mentir eran la puerta de su alma, sin ningún cerrojo, abierta de par en par sin tapujos, sin mantos de mentiras, solo eso, la verdad –si…soy velador- le explico en voz baja y casi entrecortada, seguía siendo inaudito para el que habiendo demostrando tanto “valor” alla afuera ahí dentro de aquel lugar seguro se viese tan desprotegido y afectado.

-una cicatriz, eso es lo de menos- asevero levantándose para tomar un paño limpio y bañarlo con aquel liquido para seguidamente y sin previo aviso acercarse por su espalda colocando una mano sobre su hombro para que no se moviera, mientras con la que sujetaba el trapo húmedo comenzaba a limpiar su espalda, los tajos de piel salian en diversas direcciones, las zarpas del animal habían hechos cortes precisos y profundos que le atravesaban casi por completo, aquello si que dejaría marcas –necesitas un doctor…- asevero sin mas moviendo algunos trozos de tela suelta para poder limpiar mejor aquella zona afectada y no por menos dañada.

Suspiro ampliamente pensando –que hacias a estas horas en el cementerio- le cuestiono no sabia si se lo habia dicho ya o no y la verdad era que no recordaba mucho de lo que pudiese haberle dicho, porque habia estado mas ocupado corriendo que prestando atención a lo que de sus labios escapaba –Nora cierto- pregunto curioso aunque siempre con aquel gesto de hastió y sosiego surcando su rostro de forma perezosa –a que te dedicas- no supo que mas preguntar, un silencio incomodo era lo menos que quería en aquellos instantes no debía dejar volar su sombría imaginación, no viéndose aun, tan afectada.

-lo lamento- mascullo al escuchar aquel gemido de dolor, lo lamentaba si mas pedir perdón no era algo propio de su personalidad, lo veía como faltar a si mismo, si algo habia hecho mal debía encomendarlo con acciones y no un simple perdón aunque en aquellos instantes era la única forma factible.

-pero se van a infectar si no acudes a uno- aseguro dejando los trapos sucios a un lado y observando las heridas mientras fruncia el ceño no le parecía que la herida que a el le habia hecho un hombre lobo tiempo atrás luciera ni la mitad de grave que aquello aunque quien podia asegurar aquello –mas improbable es haber sobrevivido al ataque de un lupino y míranos…aquí estamos- le dijo secamente, ni habia sobrevivido una sino dos veces, comenzaba a creer que la suerte por fin le acogía bajo su terso manto.

-se en teoría, no vivo en las calles pero mis recursos no son demasiados…de lo contrario no tendría que trabajar aquí- farfullo suavemente aunque y por mucho que necesitase esos ingresos no planeaba volver a poner un solo pie en aquel lugar, las pesadillas parecían perseguirle a donde quiera que fuese .

-no ha sido tu culpa- asevero con seriedad observándole con detenimiento, no le culpaba en ningún sentido –pero…si esa cosa te estaba siguiendo…algun motivo debía tener- aseguro acercándose a la mesa para comenzar a rebuscar en estas algun tipo de vendaje o tela limpia con la cual cubrir la herida, por lo menos no ahora le parecía buena idea que estuviese expuesta en un lugar tan sucio como aquel.

-no me parece que sea buena idea que te marches…y si pretendes hacerlo te acompañare- le dijo con una firmeza tal que por mucho que intentasen razonar con el no escucharía palabra contradictoria a lo que habia dicho que haría, observo su mano de soslayo negando tranquilamente, esas eran cosas que jamás admitiría, a nadie –de lo mismo que tu has temido…- se limito a decirle suspirando ampliamente –pero en aquella ocasión alguien mas estaba ahí para defenderme…ahora ha sido diferente- aseguro zafándose de su tacto con delicadeza, la cercanía humana no le sentaba bien le hacia sentir…humanizado.

Enarco una ceja observándole con seriedad –mentir seria que nunca antes ha debido usted hacerlo por algun motivo, no lo se ni me importa necesita que alguien le cure eso yo no soy medico ni a los talones les llego- mascullo casi de una manera molesta, porque le habia salvado, habia arriesgado su vida y ahora por decidir no querer recibir atención especializada la herida podría infectarse y arrancar asi su vida desde los cimientos, porque aquello era delicado, mucha gente solia fallecer por ese tipo de circunstancias –estudiare del cuerpo humano y la atenderé yo mismo si eso desea…solo no vaya a decidir restarle una importancia bien merecida- le dijo sin mas, suspirando ampliamente ¿Cuántas veces se mostraba ese Anuar? El caballeroso, atento y humanizado, pocas, nulas ocasiones, la joven podia sentirse ya importante.

-divertirse…podría ser- aseguro observando el suelo con fiereza, porque el sabia perfectamente como era aquello de jugar con la comida y no podia recordarlo sin que una amarga sonrisa crispase sus labios –y estare ahí para cuidarle…no pretenda ser la valiente bien sabemos que ambos morimos de miedo…pero si va sola no tiene mayor posibilidad de sobrevivir a si la acompaño asi que nada pierde- aseguro sujetando con su mano una pala de mango de madera y filoso y terroso borde desgastado.

Se encamino a la puerta con una mano sobre el candil y con la otra sujetando firmemente el objeto que usaría como arma si aquel colosal animal pretendía intentar darles caza nuevamente, y suponía que asi seria, habia herido posiblemente su orgullo y el orgullo no habia salvado a nadie mas habia condenado a bastantes –esta lista- le cuestiono tranquilo mirándole de soslayo, porque si decidia que era demasiada la urgencia con que debía llegar a aquel lugar le acompañaría sin recibir un no por respuesta aunque y si pese a todo decidia que podia pasar en aquel lugar la noche la pasaría con ella para asegurarse que no ardiese en fiebre sobre la noche o que por cualquier motivo algo malo le habia sucedido, la habia salvado y por malo o bueno que fuese se sentía ahora responsable de lo que ocurriese con ella en las próximas horas.

-y porque lo se es que lo hago, me lo agradecerá toda la vida no se preocupe tendrá tiempo de sobra- aseguro con una firmeza tal que daba a entender que llegaría sanara y salva y que el haría hasta lo imposible para hacer aquello realidad, solo esperaba que al salir no se viesen de frente con una docena de aquellos estrafalarios seres, uno habia sido difícil de esquivar siendo dos o mas seria un imposible, una muerte nada dulce sino todo lo contrario, sanguinaria, se pregunto entonces como nacian aquellos seres ¿era cuestión de linaje o por mordida? Un escalofrió le recorrió el cuerpo entero erizándole el bello de la nuca y los brazos.

Sonrio de medio lado negando y al instante encogiéndose de hombros como si aquello fuese una lastima –no- comento resueltamente guardándose la llave en el interior de la camisa, si llegaba a necesitar refugio aquel lugar era el indico además que debía entregarla al amanecer y relevar su puesto a alguien mas, alguien que no supiese de los horrores de la vida, habitaban en un mundo de pesadillas o en defecto alguien que no temiese de aquello como el lo hacia, que le diesen un cuchillo de plata y no se quejaría –es relativo…solo intento pensar que lo estoy veras que muchas veces en nuestra mente las mentiras se vuelven realidad- aseguro saliendo detrás de ellas sin mas, dejando un suspiro olvidado en aquel lugar, un ultimo aliento de vida.

Una vez fuera saco la llave cerrando la puerta, escuchando el click metalico que le indicaba que aquel lugar ya no seria un refugio sino un edificio a lo lejos que le indicaría al lugar al cual debía volver, atajo la llave entre sus dedos guardándola con rapidez entre sus ropas, debía mantenerse en un lugar seguro, de donde no pudiese safarse y rodar por los sueltos para no regresar nunca mas a sus manos de pintor –esta vez yo le seguire- le indico al no saber bien por donde o a donde pretendía ir, le entrego el candil quedándose el con la pala y esque si la joven iba enfrente lógico seria creer que ella era quien debía alumbrar el camino sino podría tropezar o chocar con algo, caer o inclusive algo peor, era un pesimista y una gran persona que se esforzaba en demostrar lo contrario -si sucede algo solo ponte asalvo- le indico no observandola, porque nuevamente su miento se volvia valentia a ojos ajenos, cualquier que viese su interior se percataria de como sus nervios se caian a pedazos, le flaqueaban amenazandolo con abandonar.