Baño en compañía de la naturaleza.

por **Évelyne/Darya Ivashkov** Mar Dic 04, 2012 2:02 pm

Y, allí estaba yo, sentada al lado de la laguna moviendo el agua con una pequeña ramita. Bastante aburrida pues hoy era ''mi día de descanso'' pero aún se me hacía raro eso de cambiar de repente de rutina. Me encantaba la laguna, siempre había sido uno de mis lugares favoritos; esa vegetación alrededor, esa paz y el suave sonido del agua me tranquilizaban bastante. Ya era casi de noche pero no me preocupaba quedarme sola allí, nada malo iba a pasar en una serena laguna (normalmente los locos suelen aparecer por lugares más alejados). El calor era presente pero tampoco era muy agudo aunque al verme algo sucia y tras comprobar que no había nadie por los alrededores decidí darme un chapuzón en la laguna.
Entonces, me quité la vestimenta y poco a poco me metí en la laguna. El agua estaba bastante bien...Empecé a nadar un poquito, como si fuera una sirena ignorando todo lo de mi alrededor y seguidamente me puse a flotar y a observar el cielo ya oscuro.
Pero, tras un rato de plena calma, noté que alguien me estaba observando y empecé a mirar por todos lados. Al cabo de un rato me di cuenta de que mi ropa no estaba en el lugar que la dejé por lo que no podría salir de allí.
- ¡Venga, el graciosillo o graciosilla que se asome! Necesito mis ropajes- grité a la nada pues realmente no veía a nadie. Ya sabía yo que algo me iba a estropear mi día libre.

por **Keyla Van Zuiverheid** Jue Dic 06, 2012 9:03 pm

Era una noche para saciar el apetito, a penas se oclutaba el sol y la duquesa ya era llevada rumbo a la laguna. Por supuesto, se le dejaría en otro lugar y Keyla usando su velocidad sobrehumana avanzaría hasta la laguna, a introducir su cuerpo en el agua cristalina y después, ir a cazar.

Cuando llegaron el sol apenas se visualizaba, aquel sol naranja que se ocultaba ya no podía hacerle nada a la piel de Keyla, los rayos eran demasiado debiles para vencer la sanación acelerada de la duquesa.

El cochero se marchó, dejando a su ama en la oscuridad de una lejanía calle. Pronto el coche se perdió de la vista de Keyla. Sonriente corrió hacia la laguna y conforme se acercaba detectó los pensamientos de alguien... De una mujer.

Era una cortesana en su día de descanso, por lo que pensaba, Keyla descubrió que no temía a la soledad y oscuridad de la laguna, el hecho de que aquel lugar fuera de sus favoritos por la vegetación, el sonido del agua y la paz le eran suficiente para correr cualquier riesgo.

Keyla llegó, ocultándose entre los arbustos. Espíando como un niña.

La mujer se fue desvistiéndo mostrando a la duquesa su sensual figura. El rostro aún no se lo mostraba, solamente las curvas, el cabello de su espalda... Y fue introduciéndose en el agua hasta ocultar su desnudez y nadó con tranquilidad.

Los pensamientos de la cortesana eran relajantes, no pensaba en el trabajo, estaba en total armonía. Nadaba como una sirena y al fin la duquesa vio su rostro. Una belleza que la enamoró, agudizó sus sentidos y escuchó latir su sereno corazón, la sangre de la mujer se le antojó y sintió deseos por ella.

Haciendo uso de su velocidad tomó la ropa de la mujer y la escondió entre un árbol a más de 15 metros del lugar. Pues su intención era retenerla en aquel lugar. Luego regresó, la cortesana ya se había dado cuenta por lo cual Keyla corrió alrededor de la laguna para que no la viera. Estando justo del otro lado se desvistió y también entró en la laguna. Escuchó el sonido del corazón, las vibraciones que reaccionaban a una molestia que iba creciendo.

—No pienses en el futuro, piensa en el momento... Recuperarás tus prendas o encontrarémos un remedio— dijo la duquesa cuando ya estaba a unos metros de la mujer de rostro y cuerpo hermoso.

Baño en compañía de la naturaleza.

Baño en compañía de la naturaleza.

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