Secreto de Almas... secreto con voces... [privado]

por **Constance Käempffmann** Miér Dic 05, 2012 8:41 am

Abrí mis ojos el techo de la habitación estaba perfectamente pintado de blanco, mire a mi alrededor todo en perfecto orden mi queridísimo libro descansaba sobre su cojín de terciopelo, estaba abierto, tome aire y me senté en la cama el silencio de mi hogar era lo que mas amaba, el cantar de los pájaros en las afueras era un verdadero espectáculo, los rayos de sol se filtraban por el cortinaje y podía ver las ramas de los arboles moverse con suavidad, con cuidado me levante y camine hasta Almagor* - Te deje cerrado – le susurre mientras lo tomaba entre mis manos y volvía a la cama para leer con que me saldría ahora. Pase mis dedos por la hoja en blanco dije las palabras para romper el hechizo y las letras comenzaron a florecer por arte de magia - הנשמה אלף חתיכות- (alma en mil pedazos) las palabras salieron en mi perfecto hebreo y torcí una amplia sonrisa en mi rostro mientras dejaba el libro de hechizos sobre la cama y vestía mi cuerpo el atardecer estaba por acabar y el calor pronto llegaría a posarse sobre mi gran hogar la noche anterior había tenido un trabajo para una familia que necesitaba protección y me había dormido bien temprano por la mañana.

Mi hogar una mansión escondida en medio del bosque que estaba protegida de la vista de cazadores y maleantes con un simple hechizo que constaba en “Quien mal me quiere hacer nunca me encontrara” Mas quien venia con otras intenciones, algún trabajo, en busca de algo diferente ubicaría mi mansión que hecha de piedras se encontraba, por fuera solo era una imagen dramática y desgastada por el tiempo pero al entrar se podía apreciar el lujo existente en ella. De un piso con una habitación, living, comedor y cocina lo necesario para vivir solo.

Tome el libro y me dirigí hasta la cocina eche a hervir el agua para tomar mi brebaje matinal mientras cortaba un trozo de pastel de cerezas –Cualquiera diría que soy una pobretona – reí para mi, nunca sonreía me costaba un poco hacerlo mas solo cuando la soledad me inundaba era yo misma a pies descalzos deambule por la sala pensando en el titulo que me había ofrecido el libro, pensé unos momentos mientras el agua ya comenzaba a hervir serví un poco en una taza aquel brebaje de manzanilla y menta era el mejor para comenzar una tarde, camine por el lugar y tome asiento sobre el gran sofá rojo de terciopelo en la mesa de centro deje la taza y en mis manos el libro – ¿Qué me quieres decir? – le pregunte a lo que este comenzó a pasar las hojas una a una hasta llegar a una bien gastada… la carta que me dejo Mattews , lleva siglos leyéndola, me la sabia de memoria pero siempre descubría algo nuevo – Mi alma está lejos, pero cuando más la necesites llegara a ti, cuando la esperanza se acabe y me necesites volveré a ti, cuando la luna se ponga roja manchada por tu sangre cuando el verdadero sacrificio sea revelado mi cuerpo descansara a tu lado, viviremos eternamente y juntos derramaremos la sangre… muestra sangre para permanecer inmortales – leí aquellas palabras escritas en un hebreo perfecto, tome el tazón y lo lleve a mis labios, nosotros habíamos separado el alma, nuestra alma iba quedando en cada cuerpo que tomábamos y cada cuerpo nos daba un poco de sí.

Sentí un escalofríos recorrer mi cuerpo al pensar que me estaba desgastando, deje el libro sobre el sofá y corrí hacia el baño ahí había un espejo de pared a pared, me quite la ropa y me observe – Soy joven… aun soy joven – dije acercándome a mi reflejo toque mi cuerpo, sintiéndolo joven cálido sin arrugas… el rostro que tenia era diferente a los que había ocupado veces anteriores, era hermosa y mientras yo lo creyera así todo andaría bien… Tome mis ropajes y volví a colocar todo en su lugar – Aun con el paso de los años mi alma permanece intacta… . – susurre mientras la otra comenzaba hablarme “Sabes que tu alma está podrida, degastada… yo era más fuerte y no permití la toma de mi cuerpo… Constance… nunca veras tu verdadero reflejo porque realmente eres una vieja…” la voz se quedo en silencio cuando el sonido de la aldaba golpeaba la puerta. Sin pensar ni siquiera decir palabra alguna fui hasta allá, el tiempo ya había pasado y la noche llegaba al bosque…

*Almagor libro de Hechizos, el significado del nombre el Indestructible

por Invitado Vie Dic 14, 2012 8:38 pm

EL FIN

Agonizaba, extrañamente la muerte había llegado a mí incluso en la inmortalidad. Mis aliados habían sido apartados y todo se había resumido a cuestión de “queda entre familia”. Los cadáveres de los que me siguieron y quienes les siguieron estaban en los alrededores. La guerra interna, la batalla entre todos y uno. Esa noche, eterna, larga, inolvidable, que quería desprender de mi memoria, había alcanzado el límite de todas mis fuerzas y había conocido que podía ser más de lo que permiso me habían dado de ser. La nueva vida, el nuevo despertar, la liberación solo la podía obtener si me libraba de mi carcelero. Se decía que no teníamos alma pero aquel anciano se había quedado con mi alma y con mi vida. La ceguera duro siglos y la revelación solo segundos, ¿cómo actuar sino liberando a la misma bestia que ellos habían construido? Y encontrándome solo creí ver llegar el final pero no. Tiempo atrás otro había estado siguiendo las huellas de aquel que se decía ser Sire.

El rostro desconocido de un hombre cuya piel era tan vieja como un papiro arrugado se presentó como una figura fantasmal. No estaba solo. Las preguntas sobraron, la batalla entre dos titanes comenzó y yo en mi casi lecho de muerte solo pude ser un espectador. Cuando todo termino, y la sangre que me dio segunda vida fue aniquilada, el extraño se acercó y me reveló su nombre. No puedo decirlo en voz alta, solo queda flotando en mi pensamiento, como algo que es sustancia pero no forma. Me dio la oportunidad de levantarme y liberarme de la muerte que busque, y allí mi secreto, me atribuyo la muerte de mi creador pero nunca fue así. Mis fuerzas no habían sido suficientes para enfrentar a tres de mi misma especie, dos de ellos con un nivel de pelea muy superior al mío. Sin embargo, mi desgracia continuaba al saberme, de hecho, asesino de mi hermano.

“El desierto puede ser árido pero hay vida en él”. Las palabras del anciano me dejaron con un claro signo de interrogación en el rostro mientras sostenía el rostro del menor de la familia. Solo luego de comprender que quedaban misterios en este mundo, pude saber el significado de sus palabras. La larga noche…los recuerdos, las promesas, la premonición de una larga vida. Todo esto recordaba mientras regresaba a esa tierra que pensé no volver a visitar. El anciano me dijo que buscara a su sucesora cuando llegara la hora de renovar el hechizo.

LA NUEVA VIDA

La imagen del pasado no podía ser la misma del futuro. Había aprendido más en un solo momento de mi vida que en miles de años. Los profundos secretos que albergaba mi mente no podían salir aun a la luz y por ello tenía que esconder prácticamente todo lo sucedido en el pasado de mi vida. Prácticamente no me importaba lo que pensaran los de los demás clanes, podían creer o no la fantástica historia, solo yo había visto el cadáver, o más bien dicho, los cadáveres. El otro testigo todavía vivo estaba en un profundo sueño del que no despertaría hasta que yo se lo permitiera. Sin embargo, para conservar los secretos de una oscura noche debía acudir a alguien más ya que mis poderes no eran los mismos que los de su especie y por ello no podía hacer nada que no fuera observar y tratar de impedir un despertar anticipado que solo traería más problemas de los habidos en el pasado.

La noche había llegado y la hora de salir del carruaje se aproximaba a medida que el galopar de los caballos me acercaba a mi destino. El sonido del bosque era peculiar y de alguna forma estaba protegido de las barreras y maldiciones del lugar por el amuleto que me había dejado el viejo ‘pastor’ (como me gustaba llamarle). Solo a través de esa llave llegaría a mi destino pues la bruja no era de apreciar para cualquier mortal…irónicamente yo no era uno. Poco más tarde, como supuse, los caballos se detuvieron tranquilamente como guiados por una fuerza fantasmal. Cuando la guardia que me acompañaba abrió la puerta del carruaje, pude ver antes de salir una casa no muy grande, más impregnada de un aire místico. El bosque alrededor parecía irreal incluso en la noche que todo lo cubría. Pedí a los guardias que esperaran y camine solo hasta la puerta para tocar a ella. Mi rostro permanecía cubierto por la capucha de la capa y esperaba pasar desapercibido…por lo menos hasta saber si ella me ayudaría a lograr mi cometido.

por **Constance Käempffmann** Lun Ene 07, 2013 9:45 pm

La sabiduría que pocos conocían era la que muchos querían tener, no era un sabio, ni un maestro solo era yo Constance, mis pies descalzos caminaron por el salón, cada paso que daba parecía traer consigo un sentimiento diferente, la alfombra que cubría mi trayecto me permitía sentir la suavidad en la que estaba pisando mas solo di un paso en falso y la frialdad del mármol calo en mi piel como si me quemara en ese momento, no fue dolor lo que en ese momento sentí una extraña satisfacción envolvió mi cuerpo por completo y tomando aire que causo un leve mareo en mi cabeza, hizo que detonaran las imágenes… de un pasado lejano, de un futuro próximo y de un presente que no tenia escapatoria…

“En el pasado que dejas atrás siempre vuelve para tomar posición de tu presente mas solo tus actos y decisiones son las necesarias para que en tu futuro no afecten… una guía que fue escogida… una bruja en un millón eres tú, no hay nadie más… conoces el hechizo… él, lo que nos une es lo que nos hace fuertes… Constance, Alma en mil pedazos es lo que necesitas… guardas un secreto por siglos… conoces cada imperfección de tu Almagor… tal cual yo lo conocí… eres escogida por la luna que creo tan magnífico ser… eres la reencarnación de tu alma por décadas… la favorita entre las multitudes… la luna envidia tu poder uno que ni tú conoces… mas yo lo sé… mira busca, piensa y sabrás que hacer… el próximo paso cambiara la vida, porque la muerte yace en silencio y aun latiendo tu corazón en sacrifico solo necesitaras un poco de ti, de el… nada es para siempre… todo hechizo termina ¿lo sabes? Tienes que hacer lo que se te ha encargado… es tu deber”

Mi vista se centro el mármol que blanco cual nieve recién caída brillaba a esas hora de la noche entrante, la voz, las imágenes sin sentidos, el libro, las muertes, las decisiones… todo había sido revelado en ese momento, un trabajo y no cualquiera… no cualquiera. Renovación, pase saliva por mi garganta seca mientras mi pie volvía a posarse por la alfombra, avance tan solo dos pasos más, lo veía y no, lo inexplicable cobraba sentido a esas horas donde la soberana noche golpeaba cada punto del bosque que yacía afuera mi mano alcanzo la manija y gire lentamente no había apuro, las palabras rondaban en mi interior mientras que la silueta se hizo presente. – [b]Me encontró – susurre mientras terminaba de abrir la puerta, el me buscaba y yo lo estaba esperando ¿estaba lista? No lo sabía. – Solo se llega a mi hogar cuando necesita algo de mí – mi francés salió impecable de mis labios cerré mi boca y corrí mi cuerpo hacia un lado. ¿Presentaciones? No eran necesarias, confiaba en mis hechizos nadie llegaba a mi… nadie porque si… - Adelante – ofrecí a que entrara mientras el viento entraba antes que la silueta oculta en la noche…

Viento disperso que solo quería ser el espectador de lo que las almas ocultaban, viento que era el único que guardaba los verdaderos secretos de los hombres. Escuche como las hojas de mi libro comenzaron a moverse con rapidez – El sabe que está usted aquí – dije al fin, cerrando la puerta tras su espalda un pequeño conjuro de protección simple pero necesario, las voces del pasado, presente y futuro no hablaban porque si, algo grande e intenso venia, lo podía prever ¿Qué? No lo sabía con certeza, mas solo ahora quedaba esperar a que el encapuchado hablara con claridad aunque, no esperaba que fuera claro mas cuando los secretos estaban rondando por el aire. No lo mire más de lo necesario y avance hacia el sofá ahí era donde comenzaríamos con aquello que solamente yo podía hacer…

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