¿Estoy soñando? [Privado]

Teatro de vampiros; allí trabajo yo. Me encontraba a un lado del escenario pues en breve me tocaba salir a mí, debía cantar una triste y a la vez dulce canción, representando la pureza del personaje que estaba en escena. Era una joven chica que pronto sería atacada por un vampiro y se llevaría su pureza con él. Podía ver los rostros de las personas; algunas estaban con los ojos abiertos como platos observando la actuación y otros preferían taparse la cara con las obscenidades que de vez en cuando se representaban. ¿Yo? No me agradaban mucho las representaciones pero me gusta cantar y, ¿qué mejor ganarse ''la vida'' con algo que te gusta?. Además, había algunos vampiros interesantes pero, a penas hablaba con ellos porque me ven como un bebé.
Pues bien, llegó mi turno y me adelanté al escenario con suaves pasos, situándome en un plano alejado para dejar más protagonismo a la actriz. El público se quedó callado y empecé a cantar. Mientras, veía como la gente se me quedaba mirando sonriendo; me movía lentamente por el escenario cantando lo mejor que pude. Tras unos minutos, acabé mi interpretación y recibí algunos obsequios de espectadores, además de halagos. - Tienes la voz de un ángel chiquilla- me dijo una mujer ya adulta mientras me entregaba una rosa roja. - De ángel, claro..- dije para mis adentros. Aunque en realidad, tenía más de ángel que de demonio.
Agradecí a todo el mundo los regalos y me dirigí a mis aposentos para descansar. Pero, de repente, sentí la presencia de alguien; no era alguien normal, no era humano porque sabía diferenciarlos. Me giré hacia atrás algo preocupada pero solo pude ver un tumulto de gente que estaba pendiente de la siguiente actuación. Sin embargo, lo volví a sentir y era una sensación que no había sentido antes. Fuera quién fuese esa persona, sabía que de algún modo u otro era importante para mí. De nuevo, giré la cabeza y por fin ese alguien se dignó en aparecer. Sus ojos brillaban en la oscuridad del silencioso y largo pasillo que conducía hasta mi zona de descanso. Me quedé mirándolo fijamente, sin poder apartar la mirada de él... <<¿Quién...es?>>

Hace muchos años que dejé de ser mortal, hace mucho tiempo que dejé de verla. Cuando era humano, era una aficionado a la lectura, cosa que para mi fortuna se potenció al ser inmortal; esa afición me llevó a ser un alumno ejemplar en lo relacionado con las letras y posteriormente un joven filólogo con buen futuro, según decían. Luego de tener mi título, empecé a ejercer en la universidad donde yo mismo había sido alumno, pero a pesar que tenía tantos aprendices en mis clases, nadie se comparaba con ella...

Ella, una joven de cabellos bañados de sol y dueña de una belleza prodigiosa a la que instruía de manera particular, era la que había robado mi atención e incluso mi corazón para la época, debido a que no sólo era hermosa sino también muy hábil en lo respectivo al conocimiento. Pero tarde tomé la decisión de confesarle mis sentimientos, tarde porque esa noche, cuando iba con determinación me encontró primero la muerte y no una muerte cualquiera, sino vestida toda ella de seducción en el cuerpo de una mujer vampiro.

Como era de esperarse, me fui con mi creadora desapareciendo del lugar y de la vida de mi amada, lógicamente por cuestión de su bienestar y porque yo no conocía con certeza lo que era sino lo que mi creadora me decía. Años más tarde, me confesó que aquella joven había sido convertida también por otro vampiro, pero que desconocía su paradero o si continuaba o no con vida. La última vez que la vio, fue en Francia.

Tiempo después de separarnos -mi creadora y yo- decidí buscar a aquella joven de mi juventud, pero parecía una búsqueda infructuosa, no habían rastros. Justo entonces fue que vi a una mortal que me dejó perplejo, era sumamente parecida a quien buscaba, pero era humana, una joven humana que moría a causa de una enfermedad y que de curarse tendría un destino no deseado a causa de un provechoso arreglo familiar. Fue así que una noche me colé en su habitación y bebí de ella. No soporté la idea de dejar que muriera el vivo reflejo de la mujer que amé y perdí sin tener. Egoísta? sí, mucho. Le di una nueva fuerza para levantarse y escapar, una nota rápida sobre el peligro del sol y me fui. Me fui porque estaba confundido, porque hice algo que no debí y que tampoco tuve la valentía de asumirlo y partir con ella. Sencillamente la dejé para que su instinto la guiara, como a todos.

Por un tiempo corto, desconocí su paradero hasta que me decidí a buscarla y en la búsqueda terminé aquí, en El Teatro de los Vampiros. Llegué a la hora en que la función empezaba y confirmé que la ubicación era la correcta. Ella se veía hermosa, tan dulce como en su lecho de muerte pero bañada de la belleza que sólo la inmortalidad nos confiere y con una voz impresionante que cautivaba al público entero. Cuando terminó la función, me dirigí hacia su camerino, lo extraño es que nadie se opuso en mi camino, era tan libre como para cualquiera de los actores, tanto que me sorprendió. Poco a poco los otros desaparecieron y ella me miraba desde adentro del lugar, sentada en un cómodo banco de terciopelo frente al tocador. Me miraba sabiendo que me conocía pero sin saber nada, debió ser confuso para ella. Yo me detuve a pasos de la puerta abierta y le extendí la mano para que viniera a mí.

- Ven, mi pequeña April.-

Desde el día de su ''renacimiento'' había estado buscando con ansias a esa persona que se dignó en convertirla, son taaaantas preguntas... A pesar de todo, seguía siendo una niña y sus sentimientos no habían cambiado. La mayoría de los días estaba triste pues se sentía sola....llevaba sola treinta años y pocas personas a su alrededor la tomaban en serio. Se había acostumbrado a vivir con poco, con poca sangre y bebía mayormente de animales pero en ocasiones lo vomitaba pues su cuerpo le pedía sangre humana pero ella negaba y negaba con la cabeza; no quería hacerle daño a los humanos, no quería ser egoísta. Tenía miedo de que al haber bebido tan pocas veces de humanos, una vez bebiendo no poder parar y acabar matando a alguien. Aunque su cuerpo le incitase deseos de sangre caliente directa de la vena de una persona, ella se resistía las ganas. Nadie le había enseñado nada y muchas veces cuando veía una buena cantidad de sangre sus ojos se iluminaban y cambiaba totalmente de actitud, pero eso pasaba pocas veces...
Y aún seguía frente aquel joven extraordinario, aquel que desprendía un aura especial que atraía a April de una forma concreta. Estaba como hipnotizada y no había pestañeado ni una sola vez desde que sus miradas se cruzaron. Era muy bello, una belleza que resultaría muy difícil observar por estos lares...
De repente palabras salieron de aquella boca tan perfecta; estaba siendo llamada... Entonces, poco a poco se acercó a él; aun fuera de sí, sin embargo era consciente de lo que hacía. April estaba frente a su creador...frente a quién le proporcionó la vida eterna... Ella se acababa de dar cuenta pues nunca antes un vampiro había tenido tanta influencia en ella.
Su búsqueda había finalizado pero ahora no querría separarse de él y seguramente estaba dispuesta a aprender muchas cosas sobre lo que era y sobre los trucos que él podría enseñarle. A pesar de todo, April no se sentía para nada bien, necesitaba alimentarse y estaba segura de el joven lo había notado..
- ....

Spoiler:

Tal vez no conocía el impacto que tendría en alguien creado por mí, sabía de mi experiencia como aprendiz pero jamás qué pasaría si estaba yo del otro lado del vínculo. Ella me miró más fijamente una vez escuchó mi voz e incluso me sorprendió la manera en que se levantó de su silla y caminó hacía mí con su mano extendida y lista para tomar la mía. Era como si las uniera un lazo invisible o como si un imán poderoso atrajera la una a la otra.

Mientras se iba acercando, fue como si la gente del teatro y todo lo que había en él pasara a un plano ignorado por nosotros aunque con un abismo en el medio. Nuestra distancia era corta pero sentí los minutos lo suficientemente largos como para multiplicar por un número elevado los pocos pasos que nos separaban. Le debía mil explicaciones. Yo era un ladrón que le había arrebatado la vida o la posibilidad de sanar luego de esa enfermedad severa que padecía para entonces. Pero lo que hice fue dejarla a su suerte, con la advertencia del sol como única enseñanza. Demasiado pobre para tener un título en su vida más allá de "Desgraciado". Sin embargo sus ojos no emanaban odio, había algo en ella que me hizo creer que sabía quién era yo y que había venido por ella exclusivamente. No sé si preguntaba porqué hasta ahora o porque de esta manera, lo cierto era que parecía haber esperado este momento desde hace mucho, o eso creí al ver la expresión de su angelical rostro.

El tiempo la había hermoseado y entonces recordé el impulso que me llevó a hacer de ella lo que es ahora. Pero, un remordimiento golpeó mi corazón al verla débil. Tal vez para un humano no era extraño verla de este modo en que la veía ahora porque a sus ojos se veía normal, pero para los ojos de un vampiro ella lucía débil y su juventud como inmortal era evidente. De algún modo estuve agradecido con lo que fuese porque ella seguía con vida. No la cree por crearla, sino porque la quise en cuanto la vi, no importa el motivo, la quería y tenía una función o un deber con ella el cuál llevaría a cabo con gusto.

Cuando por fin se acercó a mi, rocé apenas su mano con delicadeza y la estreché entre las mías sin dejar de mirarla. Era increíble como me inspiraba la misma ternura que me había impactado en su lecho de muerte, al parecer era un rasgo característico de ella o tal vez un gesto con el que me reconfortaba inmerecidamente por mis actos. Fue entonces cuando la abracé, la estreché suavemente entre mis brazos mientras acariciaba su cabello. Ignoraba lo que ella pensaba o sentía o incluso si alguien nos miraba ahora en silencio, sólo sabía que era demasiado por decir, pero inoportuno el lugar y el momento. Finalmente en aquél abrazo deje fluir unas pocas pero sinceras palabras.

- Perdóname, April. Pero esta noche he venido por ti como debí haber hecho mucho tiempo atrás.-

Una de las cualidades de April era su amabilidad y su puro corazón. Realmente, aunque le dijese una razón que no le parecía suficiente, lo perdonaría. Lo perdonaría y le querría pues gracias a él ella estaba ahora allí, fuera en la forma que fuese. Y, ahora que lo había encontrado no iba a huir y darle la espalda, quería estar con él y de alguna manera ser feliz.

En ese momento, April mostraba una dulce sonrisa pero sin mostrar los dientes. No escuchaba ruido alguno a pesar de que realmente hubiera jaleo. Era como si hubieran parado el tiempo, una escena de película a cámara lenta. El joven la miraba intensamente lo que hizo a ésta sonrojarse tímidamente.

No sabía lo que pensaría el joven de ella y por qué de repente había ido a visitarla después de tantos años. Pero ahora no quería preguntarle nada, solo quería conocerle y poder confiar en alguien de verdad.


Los pensamientos de April eran fugaces...Ella, aunque no lo recordase con claridad había bebido de la sangre de aquel joven para ser lo que era ahora. Tenía miedo de que solo viniera de paso y se fuera...dejándola allí de nuevo...

Iba a hablar cuando lo tenía delante, pero éste le cogió la mano y sintió como chispas. Su cuerpo sabía delante de quién estaba... La mano de aquel muchacho estaba más cálida que la suya...la de April era como un cubo de hielo y cada vez era más evidente que no podía seguir así y tenía que beber. Seguidamente fue abrazada y pensó que era mejor no decir nada. Sin embargo, sin darse apenas cuenta, lágrimas empezaron a caer por su rostro. No sabía muy bien por qué lloraba pero en ese abrazo sintió una calidez y cariño que nunca antes había sentido..

- Te estado esperando... - le dijo con una voz suave y serena mientras se agarraba en aquel abrazo al joven.

Supongo que me había esperado desde que abrió sus ojos y su mirada inmortal le gritó de alguna manera que había cambiado profundamente. Supongo que desde su primera pregunta mi existencia fue necesaria y no estuve ahí. Pero de alguna manera, sabía bien que me estaba esperando y mientras tenía aquél débil y hermoso vampiro en mis brazos, su respuesta me lo confirmó.

Antes de responder cualquier cosa, aparte suavemente a April a apenas unos centímetros de mi. Puse mis manos una a cada lado de sus frías mejillas y me incliné un poco a su altura para mirarla a los ojos de la forma más profunda y sincera que me fuera posible. Lo hice de esta manera porque más allá de encontrarla, tenía la necesidad de protegerla. Esto me lo inspiró siempre pero cuando la cree me ganó la culpa por mi egoísmo y finalmente me fui pensando que moriría pronto y yo aprovecharía para que alguien con el don de manipular la mente borrara de mis los recuerdos necesarios. Pero no fue necesario, de alguna extraña manera ella había sobrevivido y estaba delante de mí, con un corazón tan noble que cualquier vampiro en mi posición habría sucumbido.

- Lo sé, lo sé. Hablaremos más tarde, pero primero vas a alimentarte bien. Cuando tengas más fuerza conversaremos a gusto. No es necesario que traigas nada. Sólo ven conmigo.-

Al mirarla y sentir su tacto frío, me preguntaba la manera en que se había venido alimentando durante estos años, realmente me causaba curiosidad pero lo comprobaría en pocos minutos cuando saliéramos del teatro para darnos un festín. Antes de la presa, debía hacer algo más debido a su estado y a que cuando la convertí fue más bien rápido y leve y mi sangre en ella fue apenas la necesaria para operar un cambio pero no la que requería para ser más fuerte. Esa labor, la de hacerla más fuerte, sería la primera en la lista y, si bien podría hacerlo ahora, no creí conveniente el lugar. Sé que un humano no se infiltraría fácil sin ser detectado y posteriormente asesinado luego de beber su sangre, sino que me refería a los otros vampiros. Desconozco en que condiciones estaba April allí y la fama de los vampiros del teatro no estaba relacionada con la cortesía o el buen gusto refinado. Así que lo primordial era salir, tomar otro rumbo cualquiera, incluida mi morada, y posteriormente llevar a cabo mi propósito de hacerle más fácil la manera de desenvolverse en medio de tantos vampiros con más años de vida y que si quisieran derrotarla lo harían fácilmente.

Son muchas cosas por hacer, pero, ¿Acaso no somos prácticamente eternos? El tiempo en este caso corre a nuestro favor.

April aún no se creía a quién tenía delante suya, era como un sueño. Cuando éste le miró fijamente a los ojos, le hizo comprender que la protegería o al menos como si le intentara decir que todo estaría bien y que confiara en él. Estaba segura con él, nadie del teatro podría ahora decirle nada ni burlarse de ella. Aunque lo acabase de conocer realmente, sentía un gran afecto por él y algunos sentimientos de April salieron a la luz.

A pesar de todo, aquel hermoso vampiro parecía muy preocupado y a la vez pensativo, pensando en qué podríamos hacer para arreglarme seguramente. Probablemente no soy lo que esperaba, quizás esperaba a alguien más bella y fuerte pero en el fondo sigo siendo la misma...

- Te seguiré pues es lo que he estado deseando durante todos estos años- le respondió de forma sincera, pues era lo que realmente pensaba.

Odiaba la imagen que estaba dando de ella esos últimos días, nunca hubiera pensado que podría alcanzar aquellos límites de desolación, de inmensa sed y de estar al filo de la muerte y que mágicamente apareciese de nuevo él para intentar salvarla. Quería ser una buena vampiro por eso no bebía casi nunca sangre humana porque April amaba los humanos y se odia a sí misma por tener que herirlos. Aunque los vampiros entrelacen la sangre con el placer, la muchacha no podía pues no disfrutaba de los placeres de los vampiros adultos; más bien no sabía como eran.

- Está bien... - le dijo y seguidamente le dio un suave beso en la mejilla para mostrarle su respeto y cariño. Era hora de que April se dejara de tonterías y bebiese de humanos, incluso ella sabía perfectamente que tendría que acabar haciéndolo pues su cuerpo se lo pide sin parar y ya no es cuestión de gustos, es cuestión de su salud.

Entonces, esperó a que él la llevara a un lugar más adecuado. Se percató de que algunos vampiros de su alrededor los miraban con ojos que mostraban odio y celos, cómo si estuviesen a punto de atacarnos.

Todo irá bien ahora, lo sé...

Ella accedió a venir conmigo, sin reticencia alguna. Más bien era sólo con una especie de fe inocente y ciega que para fortuna de ella no le costaría la vida ni nada similar. Le ofrecí mi brazo para que caminara conmigo hacia las afueras del teatro. En el camino notamos la presencia de otros vampiros que aunque veían con recelo la situación no se atrevían a decir nada, sólo parecían murmurar entre sí pero sin llevar a cabo acción ninguna. Yo puse mi mano sobre la de April que se sostenía de mí para infundirle algo de confianza. Ya no estaba sola si eso era lo que venía sucediendo. Supuse que luego me contaría sobre su situación real en el Teatro y todo lo concerniente a ello, ya habría tiempo para todo eso y era mejor no preguntar nada ahora en presencia de vampiros a quienes yo no conocía.

Una vez afuera, nos esperaban las calles de Francia con un sinnúmero de humanos a disposición de cualquiera de nosotros, de todas clases sociales, colores, estilos... era una especie de menú para elegir. Fue entonces cuando me pregunte algo sobre la manera de alimentarse de April y preferí preguntarle antes que enseñarle nada.

- Dime algo, April. ¿Cómo te has venido alimentando hasta ahora?-

Me causaba curiosidad debido a la forma en la que ella se veía, no sabía cada cuánto lo hacía y de que forma y esa importante para su primera lección de "vida" o mejor dicho, de cómo existir sin correr el riesgo de morir por algo sencillo. La sangre constituía nuestra fuerza y además de ello nos hacía lucir más humanos al sonrosar un poco nuestra inmaculada piel. A pesar de la corta edad de April, ya empezaba a verse más blanca de lo que debería y eso era un claro riesgo para ella.

Aquella noche yo pretendía mostrarle como se debía alimentar y cada cuanto, e incluso recordé el tipo de presa que cazábamos algunos. Iba a enseñarle a conocer a quienes merecían la muerte como alguna vez lo hicieron conmigo, ya que según me decían, aplacaba de cierto modo la conciencia. Ella parecía sentirse segura conmigo, caminaba tranquila y no recorría más las calles de lo que me observaba a mí; era como corroborar que su espera había parecido más larga de lo que era y sabía que aprovecharía al máximo aquella noche como si fuera la última. Y yo, yo se lo debía, le debía toda mi atención, no sólo está noche sino las siguientes hasta que por lo menos pudiera mantenerse mucho mejor y yo pudiera estar tranquilo acerca de su seguridad.

La ciudad nos recibía con un amplio menú de posibilidades. Sabía dentro de mí que a pesar que ella no bebiera la suficiente sangre humana, el sólo hecho de sentir a tantas personas tibias y de corazón palpitante por ahí se convertiría en una suculenta tentación a la que ella se resistía como mejor podía. Yo no estaba de acuerdo con beber sangre de animales porque eso no le da fuerza a nadie, no es suficiente para nosotros. Pero le enseñaría lo que me enseñaron a mí, eso era alimentarse del malvado para aplacar la conciencia.

- No quiero tolerar esta manera tuya de alimentarte, pero, comprendo bien porqué lo haces, así que esta noche, y las siguientes, cazaremos a quienes merecen la muerte. Piénsalo bien, al final ayudas a los seres humanos que no cazas por una especie de misericordia.

Sabía con suficiente certeza que tal vez le costara un poco, pero al final es como todo, los hábitos se vuelven costumbres y ya luego podrá seguir sola, aunque yo decida alejarme o me sea necesario, sé que ella podrá mantenerse viva y por supuesto mucho más fuerte de lo que permanece ahora. Los demás, -a esto me refiero a sus compañeros del teatro- pasarán como pasaron para mí a un segundo plano. Lo importante ahora es que ella aprendiera a ser más fuerte. Digo aprender porque hasta ahora, consciente o inconscientemente ella se había negado a esto. Supuse que luego me diría sus verdaderos motivos, pero ahora me importaba más ver como tomaba ella este nuevo cambio. Ella más que un creador, tendría al tutor que en algún momento nos es necesario si estamos en condiciones riesgosas que implican nuestra muerte. Iríamos paso por paso, pero tenía claro en mi mente que no la dejaría hasta estar seguro de su avance.

- Quiero que me digas que piensas de esto. Ya sabes, si temes, te rehúsas o lo que sea, es importante. No porque vaya a dejarte seguir como estás, sino porqué sabré como vamos a empezar con esto.-

Le mencioné con que íbamos a empezar? No lo tengo del todo claro, pero muy seguramente ella lo deduce. Su actitud frente a mí me hace creer que de algún modo ya lo sabe, incluso, tal vez lo esperaba.