Day simple but complicated[Privado]

por **Valentin Zukovski** Vie Dic 07, 2012 6:01 pm

Jugaba con sus Cabellos largos y alborotados, mientras se sentaba en aquella banca del parque, hace tiempo que no salía de aquel encierro y sofocante trabajo llenos de papeles, pero por suerte en ese momento estaba él y su libro de poemas italianos; la muchacha de la librería se lo había recomendado con emoción en sus ojos. Recorría con suavidad y delicadeza los textos de aquel libro, eran dulces, románticos, llenos de amor y ternura, parecía que simplemente leer deseabas buscar un amante y poseerlo en ese momento.

Sonrió desdichado, el no tenia amantes… en aquel momento estaba solo, su familia y amigos muy lejos, en Rusia, un país en donde el frio es algo cotidiano, en donde buscas el calor del sol o el calor de la bebida para mantenerse enérgico. ¡Oh! Cuando extrañaba a su país, pero ¡Dios mío!, !Paris lo había enamorado! Sus luces habían hecho sentir como un romeo perdidamente enamorado por su Julieta, parís lo había seducido, llenado y vaciado tantas veces que ya no sabía cómo poder vivir si ella.

Rusia era su Cálido hogar, sabía que cuando llegara aquel recibimiento lleno de alegría y ternura de sus conocidos lo dejarían con su corazón hinchado de emoción, pero parís era su Ardiente amante, en ella encontraba sabor, emoción, un éxtasis indescriptible ¿Alguien podría alguna vez explicarle porque aquella ciudad lo seducía tanto?

Nunca, pensó riendo pasando una página de aquel libro, el día era hermoso, la mañana estaba algo fría pero para él era como si nada, vestía de manera simple una levita de color crema, Pantalones negros ajustados a su figura, sus zapatos negros de hebilla dorada, su cabello alborotado danzando junto con el viento matutino. Aquel día estaba tan tranquilo que pensaba que nada interesante podría ocurrir, disfrutaría el día, se relajaría, descansaría de sus labores y se hundiría en su lectura.

Pero alguien rápidamente llamo su atención, era uno de sus criados que lo había acompañado, parecía que tenía una carta en sus manos rápidamente se la dio para que el conde pudiera leerla tranquilamente, el hombre se retiro a un café cercano mientras su joven amo disfrutaba el día, mientras Valentín se quedo parado mirando la carta que tenía el sello real, se mordió levemente los labios antes de abrirlo, pero antes de poder leerlo alguien tropezó con el haciendo que la carta volara por los aires –Ahgg…- busco agarrarla pero noto que una joven; con quien se había tropezado iba a caer al piso -Cuidado- la sujeto de la cintura antes de que llegara al suelo -¿estás bien?-

por **Attia Fugger** Dom Ene 20, 2013 7:34 pm

Está frustrada, molesta. Se siente fracasada. Aún cuando es una jovencita y tiene toda la vida por delante, siente que el tiempo está en su contra y que los meses pasan demasiado rápido sin que ella pueda conseguir el único objetivo que tiene. Toda su existencia se centra en conseguir a quien la sacará del hoyo que cavó su familia. No es su culpa tener que vivir de ese modo, como tampoco en su culpa ser la única mujer que ese matrimonio tuvo. No tiene a quien culpar pero de una cosa si está segura, agradece ser ella la elegida, de ese modo se ha ahorrado tener que trabajar y tener que no sólo ser pobre, también vivir como uno.

Algunas personas esperan que otros solucionen sus problemas y algunos toman entre sus manos su propio destino y van cambiándolo para dirigirlo en el camino que creen es el mejor. Attia es de estos últimos. Ella no se quedará sentada esperando a que el ricachón con el que se casará llegue golpeando a su puerta, no sólo porque jamás invitaría a alguien a su casa y permitir que vea que las condiciones de esta nada tienen que ver con la realidad que proyecta, sino que también es imposible seguir esperando más. La última vez que habló con su madre terminó en una discusión monumental después de que ella insinuara que si no conseguía un esposo era porque no se esforzaba lo suficiente.

Se lo demostraría a su madre, le demostraría que si puede conseguirlo, que sólo es cuestión de tiempo. Attia conoce los hilos de las esferas altas de Paris incluso más que sus propios protagonistas. Ha estudiado los linajes y tachado de su lista a aquellos que simplemente no le sirven, es así como logró dar con algunos representantes de la realeza rusa. Si están acá desde tan lejos es porque sin dudas tienen dinero y si siguen solteros es porque han escapado de un matrimonio concertado intentando encontrar el amor o prefieren vivir fuera de todo lo que significa poseer esos títulos, ambas opciones parecen apropiadas, pero si es la primera ya sabe como proceder.

Mientras el duque se muestra como un hombre irónico, mujeriego y que reniega de su posición, el conde de Rusia es todo lo contrario, parece dulce, sencillo, amable y hasta bondadoso. Un verdadero bodrio a ojos de Attia que siempre ha preferido a los chicos malos, pero no está ahí para elegir al que sea más de su agrado, tiene que simplemente seguir adelante y continuar con el plan. Una criada del palacio le informó que Valentin –porque ya conoce su nombre entre otras cosas- suele dar paseos a esa plaza y con toda la paciencia del mundo esperó a que saliera para dirigirse también ahí. La llegada del criado es la señal que necesita para avanzar y comenzar con la actuación.

Ella asiente, abre sus hermosos ojos y luce como un animalito indefenso. Aprovecha que él la toma por la cintura para rodearle el cuello con los brazos y fingir que no puede apoyar su pie en el suelo, se queja cuando lo intenta y vuelve a mirarlo con los ojos más tristes que él pudo haber visto jamás. — Creo que no estoy tan bien como pensaba… — su voz es suave, muy cuidada, la hace sonar tan frágil como le gustaría ser, aún cuando es todo lo contrario. — No puedo apoyar mi pie y ahora duele bastante… ¿le molesta si me siento un momento junto a usted hasta que pueda volver a caminar? — el anzuelo está lanzado, ahora sólo necesita seguir por esa senda y no cometer errores.

por **Valentin Zukovski** Lun Feb 18, 2013 10:01 pm

El día parecía muy hermoso, los pájaros cantaban, los animales jugaban junto a los niños que también parecían estar muy felices, todo parecía estar tranquilo, excepto que el joven Conde se había metido en un rollo que ni el sabia como saldría. Lo habían criado como un caballero y aunque el tenia algunos gustos diferentes con las mujeres siempre se mostraba cálido, encantador y dulce. No era de aquellos que deseaba aparentar cosas que no eran, pero para él, las mujeres eran como muñequitas que frágilmente se partirían, no le provocaban la cosa mas mínima y es mas la cercanía de la joven que tenía en esos momentos sujetada a su cuello le parecía repulsiva e incómoda, pero no podía demostrar su disgusto, así que como siempre sonrió suavemente mientras notaba como no podía afincar bien el pie.

-Claro Madame…- dijo él con dulzura mientras le ayudaba a sentarse en un banco –déjeme examinar – su amabilidad era notable, tal vez por eso era tan inocente, pero a el no le importaba, siempre iba por allí con su rostro fresco, con una sonrisa en sus labios, ayudando al que necesite y sonriendo a las mujeres coquetas, que pensaban que el buscaría adentrarse a una aventura, pero todo aquello lo así por simple amabilidad. No lo hacía de mala gana, ya era algo que le gustaba y le agradaba. Sujeto el pie de la joven para examinarlo, tanteo levemente mientras veía si había algún raspón, parecía que todo estaba bien, solamente el trauma de los músculos la molestaba y eso se iría rápidamente –Parece que no ha sido un daño más grave- indico -¿le duele?- pregunto presionando algunos lugares.

Cuando ya parecía que todo estaba bien dejo el zapato en su lugar se sentó a su lado –Que forma de presentarme, Soy Valentín- dijo en una sonrisa amplia -¿Quiere algo de tomar? Mientras espera creo que es lo mejor- pregunto con su siempre notable amabilidad. Miro a uno de sus empleados quien se acerco rápidamente al notar que este la llamaba –Por favor, puede traerle algo a la dama, mientras le deja de doler tanto- el hombre asintió tranquilamente mientras esperaba lo que ella deseara para ir a comprarlo como su jefe le había dicho. Había varias personas a su disposición, pero él no le gustaba molestarlas mucho, prefería verse solo y tranquilo, pues muchas personas le parecía excesivo y nada practico

Spoiler:

por **Attia Fugger** Dom Abr 14, 2013 12:25 am

La mueca de dolor fingido se mantenía intacta en su rostro. Es una pequeña sufriendo por algo que se escapa de sus manos y que no le permite ni siquiera volver a tener aquel paseo que intenta hacer creer deseaba con tantas ganas. Apenas él le pregunta si desea algo y ante la opción de ser servida por alguien más, se siente como si debiera recordar lo aprendido durante todos esos años para no dejar entrever que en realidad el vestido que usa es remendado y que jamás ha tenido un sirviente a menos que cuente a sus padres y a sus hermanos como tales. Porque aunque Attia los trate de ese modo, ellos siempre serán su familia y del mismo modo siempre serán esa espina molesta que no la deja conseguir su objetivo.

— Sólo me gustaría un poco de agua, estoy algo mareada… — es mentira, pero él no tiene por qué saberlo. Attia sigue fingiendo y mira a su alrededor para mantener cada detalle en control, así es siempre y así debe ser ahora que corre más riesgos. No puede atreverse a fallar ahora que él ha pescado el anzuelo que tanto tiempo se demoró en lanzar, porque intentar conseguir a un miembro de la realeza no es una labor fácil y mucho menos lograr este encuentro tan… “casual” — Mi nombre es Attia Fugger… lamento el tampoco haberme presentado antes, disculpe mi falta… — y si pudiera habría hecho una reverencia pero en su caso sólo inclina apenas su cabeza e intenta lucir apenada.

De algún modo debe lograr crear el ambiente para ir conquistándolo, porque después de todo, esa es su meta para ese día y de lograrlo, vaya que se arreglaría su vida. Attia puede ya imaginarse viviendo en un palacio, ordenando a otros que hagan labores tan simples como limpiar el piso por el que camina o trayendo para ella muchas muestras de telas y sombreros para que escoja y luego una modista que haga sus nuevos vestidos. ¡Tendrá muchos para cada día! Así todos dirán que la señora nunca se repite un traje y que es sin dudas la más distinguida y elegante de todas.

— Es usted muy amable señor… otra persona jamás se habría detenido a ayudarme… de seguro debe ser usted alguien muy educado y respetado por sus cercanos… es algo que puedo ver en su corazón… y en sus ojos… — y de algún modo intenta hacerse la avergonzada, casi incluso haciéndole creer que se ha sonrojado. Attia actúa, se disfraza, pero todo eso para ella es como un trabajo que no le da remuneración alguna, pero quizás pronto la tendrá… — ¡Auch! — se toca nuevamente el tobillo, intenta hacerle creer que está peor que antes, espera que el agua no llegue pronto o tendrá otro par de ojos notando que todo eso es tal vez sólo actuación.

por **Valentin Zukovski** Dom Mayo 05, 2013 11:24 am

Miraba atentamente a la joven, que vergüenza sentía él, una joven se había lastimado por su culpa o eso creía él, Valentín era inocente, siempre buscaba la felicidad de las personas, para él era muy difícil ver la malicia en los ojos de otros, era una habilidad que había aprendido, pero al parecer solamente funcionaba en los negocios, pues aquella jovencita lo comenzaba a manejar muy bien, El era un caballero, un antiguo caballero vestido en un rostro joven, le habían enseñado que las mujeres eran como aquellos tesoros del reino ruso, especiales, que se debían tener en una alta estima y siempre ser tratados con la delicadeza que se pudiera. Estaba verdaderamente avergonzado, aunque hubiera sido solamente un accidente, para él era un verdadero error, había fallado como un hombre educado y lo único que quedaba era satisfacer los caprichos de la dama hasta que se sintiera bien.

-Oh no se preocupe…- dijo él para luego sentarse a su lado, miro hacia un lado, su sirviente venia ya con el vaso de agua que había solicitado en algún local cerca. Tenía tiempo que no salía para esos lugares, debía ser raro que una persona como él se encontraba en aquellos lugares tan ordinarios y simples, pero a él le gustaba la simplicidad que todo aquello trasmitía. Escucho hablar a la dama y rio suavemente, ¿así que en sus ojos se veía lo bueno que era? que raro era escucharlo salir de los labios de aquella jovencita que se mostraba extrañamente avergonzada por sus palabras, el sonrió suavemente, deseaba reírse, pues le parecía gracioso irónico y hasta algo hiriente, pues en su interior sentía algo diferente.

La educación por delante, sonrió de medio lado y inclino su cabeza –Amable, educado y respetado por mis cercanos… ¿todo eso ha visto solo con ver mis ojos?- pregunto el mirándole detenidamente, encontró hermoso la forma en que caía sus cabellos por su rostro hasta su vestido, era un hermoso vestido, muy delicado, hermoso para aquel cuerpo perfecto para ella. - Suena como una mujer describiera a su futuro esposo- comento él, recordando las conversaciones con las mujeres de sus círculos, aquellas jovencitas que se acercaban a describir a sus nuevos prometidos. Escucho su queja y se preocupo, le miro el tobillo pero antes de poder revisarlo nuevamente había llegado el hombre que el agua, el hombre se la entrego a la joven realizándole una reverencia para luego quedarse a un lado de ellos.

-Ya que es mi culpa que este en esta condición- dijo el mirando el tobillo lastimado –La tratare como una verdadera reina mientras este sane… ¿Quiere que la lleve a sus aposentos?- pregunto él con su voz melodiosa, su amabilidad parecía darle un tono de miel a sus palabras, tal vez por eso confundía tanto a las mujeres que estaban a su alrededor, pues siempre se veía tan coqueto, mostrando aquella extraña y sensual amabilidad ante todos, pero que a la final era mera cortesía natural de él.

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