AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
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La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Cinco días. Cinco días sin comer. Apenas tenía fuerzas para vagar. El hambre lacerante que sentía se las daba, para que buscara comida a cualquier precio. Pero tenía la mente tan embotada que apenas era capaz de pensar en algo. En esas condiciones ya no podía robar nada, por el peligro ser atrapada fácilmente. Soltó un suspiro de desesperación.
¿Ventajas del Circo Chino? Viajar, conocer otros lugares. Olvidarse de algunas cosas de China. ¿Desventajas? Apenas alcanzaban los francos para comer. Todos en aquella carpa debían escarbar entre los basurales para sobrevivir. Ella era un poco más digna- o indigna, si lo vemos de un modo diferente- y robaba. No le era tan difícil. Lo había aprendido de pequeña, y las artes de la extracción de objetos ajenos no son algo que se olvide en un par de días.
Pero ahora era completamente incapaz. Lo único que gritaba su cabeza, a intervalos dolorosamente regulares era “come, come, come”. Se mordió los labios. Quería que esa voz se callara de una buena vez. ¿Qué carajos iba a comer, si no había nada a su alrededor? Pero la mente no parecía entender. “¡Come de una maldita vez!”
Al final, su cuerpo decidió darle un descanso no demasiado grato. Con un ruido sordo, Fei Ouyang cayó a la tierra que formaba las calles de París en aquel sector. Lo último que vio antes de sucumbir a la inconsciencia fue una enorme casa.
¿Ventajas del Circo Chino? Viajar, conocer otros lugares. Olvidarse de algunas cosas de China. ¿Desventajas? Apenas alcanzaban los francos para comer. Todos en aquella carpa debían escarbar entre los basurales para sobrevivir. Ella era un poco más digna- o indigna, si lo vemos de un modo diferente- y robaba. No le era tan difícil. Lo había aprendido de pequeña, y las artes de la extracción de objetos ajenos no son algo que se olvide en un par de días.
Pero ahora era completamente incapaz. Lo único que gritaba su cabeza, a intervalos dolorosamente regulares era “come, come, come”. Se mordió los labios. Quería que esa voz se callara de una buena vez. ¿Qué carajos iba a comer, si no había nada a su alrededor? Pero la mente no parecía entender. “¡Come de una maldita vez!”
Al final, su cuerpo decidió darle un descanso no demasiado grato. Con un ruido sordo, Fei Ouyang cayó a la tierra que formaba las calles de París en aquel sector. Lo último que vio antes de sucumbir a la inconsciencia fue una enorme casa.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 16/11/2012
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Un éxito rotundo. Aquellas tres palabras eran las que se repetían una y otra vez en la cabeza de la mujer de cabellos negros que jugaba a lanzar y atrapar una bolsa de francos bastante rellena con su mano derecha, haciéndola sonar sin importarle que estuviera caminando solitaria por las calles de la Corte de los Milagros, ya que no había mucho “tráfico” a esas horas; aunque sólo anduviesen por allí personas que ya conocía por el transcurso del tiempo y la estadía. Y si se colaba algún desconocido a causarle problemas, se aseguraría de que no volviera a caminar por las mismas baldosas que ella.
Dobló por una esquina ya estando a metros de revelar y alardear de su hazaña negociadora en el mercado negro, pero cuando faltaba algo menos de media cuadra para llegar a las puertas de la Esperanza sus sentidos le alertaron que algo se acercaba también en dirección al hogar de Jeanne y sus protegidos. Sin embargo, rápidamente notó que no se trataba de una amenaza, sino que todo lo contrario: la supuesta amenaza era la que estaba en peligro. Sus pies avanzaron tan veloz como la licantropía le permitió y los brazos levantaron el peso inconsciente del frío piso para adentrarse a punta de gritos a una de las habitaciones que seguían desocupadas para que Jeanne y Alina se hicieran cargo con el respaldo de la loba en la puerta cerrada para que nadie fuera a husmear. Ésta se abrió dando un diagnóstico alentador y el tratamiento se inició de inmediato, dejando una bandeja con sopa de pollo y un trozo grande de pan francés en la mesita de noche correspondiente. Las mujeres se retiraron tras el ofrecimiento de la italiana para quedarse cuidando a la jovencita y se quedó apoyada en la pared de enfrente de la cama, esperando que abriera los ojos y así comenzar con toda la palabrería.
Dobló por una esquina ya estando a metros de revelar y alardear de su hazaña negociadora en el mercado negro, pero cuando faltaba algo menos de media cuadra para llegar a las puertas de la Esperanza sus sentidos le alertaron que algo se acercaba también en dirección al hogar de Jeanne y sus protegidos. Sin embargo, rápidamente notó que no se trataba de una amenaza, sino que todo lo contrario: la supuesta amenaza era la que estaba en peligro. Sus pies avanzaron tan veloz como la licantropía le permitió y los brazos levantaron el peso inconsciente del frío piso para adentrarse a punta de gritos a una de las habitaciones que seguían desocupadas para que Jeanne y Alina se hicieran cargo con el respaldo de la loba en la puerta cerrada para que nadie fuera a husmear. Ésta se abrió dando un diagnóstico alentador y el tratamiento se inició de inmediato, dejando una bandeja con sopa de pollo y un trozo grande de pan francés en la mesita de noche correspondiente. Las mujeres se retiraron tras el ofrecimiento de la italiana para quedarse cuidando a la jovencita y se quedó apoyada en la pared de enfrente de la cama, esperando que abriera los ojos y así comenzar con toda la palabrería.
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 24/01/2011
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Después de un rato, Fei abrió los ojos con un poco de dificultad. Estaba un poco confundida. Eso que veía parecía más una habitación que la calle. Y esa sensación bajo su cuerpo no era la de la tierra. ¿Dónde estoy?, se preguntaba. El cómo había ido a parar allí era una enorme interrogante. Pero quedó olvidada en cuanto sintió un agradable olor al lado suyo. Se levantó de un salto y miró hacia la fuente del aroma. Sopa de pollo. Sopa. Comida.
Sin pensarlo demasiado, tomó el plato de sopa y comenzó a beberlo como si no hubiera un mañana. Sus ojos vislumbraron otra cosa, un pedazo de pan, que siguió el mismo destino que el consomé. Su estómago dejó de reclamar, y se sintió con energías de nuevo, después de cinco días sin haber probado otra cosa más que agua. Se dispuso a buscar a su benefactor, pero se encontró con que a su lado había una mujer con un inconfundible aroma a licántropo. Algo en su interior le dijo que ella la había ayudado.
-¿Usted...?- dejó la frase inconclusa porque apenas se acordaba cómo formular una oración en francés, pero se hizo entender señalando el plato vacío de comida. Sin esperar respuesta, se lanzó al piso y se inclinó a la manera oriental- ¡Gracias!
Estaba realmente agradecida. De no ser por ella, posiblemente hubiera muerto allá afuera, sin más compañía que el polvo a su alrededor. Pero, milagrosamente, estaba salvada y alimentada. Se prometió mentalmente no robar ese lugar en un futuro.
Sin pensarlo demasiado, tomó el plato de sopa y comenzó a beberlo como si no hubiera un mañana. Sus ojos vislumbraron otra cosa, un pedazo de pan, que siguió el mismo destino que el consomé. Su estómago dejó de reclamar, y se sintió con energías de nuevo, después de cinco días sin haber probado otra cosa más que agua. Se dispuso a buscar a su benefactor, pero se encontró con que a su lado había una mujer con un inconfundible aroma a licántropo. Algo en su interior le dijo que ella la había ayudado.
-¿Usted...?- dejó la frase inconclusa porque apenas se acordaba cómo formular una oración en francés, pero se hizo entender señalando el plato vacío de comida. Sin esperar respuesta, se lanzó al piso y se inclinó a la manera oriental- ¡Gracias!
Estaba realmente agradecida. De no ser por ella, posiblemente hubiera muerto allá afuera, sin más compañía que el polvo a su alrededor. Pero, milagrosamente, estaba salvada y alimentada. Se prometió mentalmente no robar ese lugar en un futuro.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 16/11/2012
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Afortunadamente para el humor y las intenciones de la mujer italiana, aquella joven despertó rápido y lo primero que hizo fue devorarse lo que se le había dejado ofrecido, tal y como la suposición y recomendación hecha por ella misma dictaba. No tuvo que esperar demasiado, así que sus planes no se veían postergados. Le vio inclinarse de forma exagerada según sus pensamientos; y eso sumado al hecho de que le había costado tanto armar algunas palabras en francés asumió, o más bien dio por hecho de que la jovencita esa era extranjera. Nada fuera del otro mundo, en todo caso, ya que ella también tuvo que arreglárselas en un principio sin tener una condenada idea del idioma, acostumbrándose sólo con su sentido del oído.
- Sí, yo. – Le dijo observándole sin una pizca de efusividad, como si el salvarle una vida a alguien ya fuera algo rutinario sin importancia –aunque en el fondo no fuese así- - De nada, sólo hice mi deber… ¿Eres nueva en la ciudad? Porque no te había visto antes…
Más pronto que tarde se dio cuenta que no estaba aplicando esas reglas de cortesía que Jeanne le había insistido hasta el cansancio que usara. Miró al techo pidiendo clemencia y regresó la vista a la chica, su “invitada y protegida” por el momento. – Me llamo Gianella – Dijo con el francés más marcado y lento que podía para que entendiera las palabras y a la vez las aprendiera, llevándose una mano al pecho para reforzar las intenciones de presentación que tenía - ¿Y tú? – Luego le apuntó en contra de las normas supuestamente aprendidas, pero necesitaba hacerlo para que le comprendiera.
- Sí, yo. – Le dijo observándole sin una pizca de efusividad, como si el salvarle una vida a alguien ya fuera algo rutinario sin importancia –aunque en el fondo no fuese así- - De nada, sólo hice mi deber… ¿Eres nueva en la ciudad? Porque no te había visto antes…
Más pronto que tarde se dio cuenta que no estaba aplicando esas reglas de cortesía que Jeanne le había insistido hasta el cansancio que usara. Miró al techo pidiendo clemencia y regresó la vista a la chica, su “invitada y protegida” por el momento. – Me llamo Gianella – Dijo con el francés más marcado y lento que podía para que entendiera las palabras y a la vez las aprendiera, llevándose una mano al pecho para reforzar las intenciones de presentación que tenía - ¿Y tú? – Luego le apuntó en contra de las normas supuestamente aprendidas, pero necesitaba hacerlo para que le comprendiera.
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 24/01/2011
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Cuando se levantó, lo primero que oyó fue aquel francés rápido e incomprensible para ella. Ladeó la cabeza con cara de confusión… hasta que la mujer se apuntó a sí misma, diciendo su nombre. Por lógica, ella debía mencionar el suyo, ¿no? Hizo el mismo gesto que Gianella a la vez que hablaba.
-Fei. Fei Ouyang. Gracias- volvió a decir, señalando la comida. Esto era realmente un milagro, o la mejor suerte de todas, lo que fuera. A estas alturas no sabía si rezar a Buda o a aquel Dios occidental agradeciéndole por la buena fortuna.
Necesitaba devolverle el favor. Era algo así como su “código de honor”- si es que una ladronzuela puede tener uno- y no quería parecer malagradecida. Quizá necesitaba algo que ella tenía. ¿Protección? Sabía Baji Quan y podía dejar inconscientes a personas más altas que ella. ¿Diversión? Podía poner una carpa de circo y hacer espectáculos hasta que se aburriera. ¿Servicios de hurto? ¡Cielos, ella era una experta! El problema ahora era poner esas palabras en Francés.
-Esto… Esto… Ràng wǒmen lái kàn kàn... ¿Zěnme shuō?* Ehm… Debo un favor. A ti- hizo el mismo gesto de apuntarla. La idea era decir “Te debo un favor”, aunque no se entendiera mucho.
-Fei. Fei Ouyang. Gracias- volvió a decir, señalando la comida. Esto era realmente un milagro, o la mejor suerte de todas, lo que fuera. A estas alturas no sabía si rezar a Buda o a aquel Dios occidental agradeciéndole por la buena fortuna.
Necesitaba devolverle el favor. Era algo así como su “código de honor”- si es que una ladronzuela puede tener uno- y no quería parecer malagradecida. Quizá necesitaba algo que ella tenía. ¿Protección? Sabía Baji Quan y podía dejar inconscientes a personas más altas que ella. ¿Diversión? Podía poner una carpa de circo y hacer espectáculos hasta que se aburriera. ¿Servicios de hurto? ¡Cielos, ella era una experta! El problema ahora era poner esas palabras en Francés.
-Esto… Esto… Ràng wǒmen lái kàn kàn... ¿Zěnme shuō?* Ehm… Debo un favor. A ti- hizo el mismo gesto de apuntarla. La idea era decir “Te debo un favor”, aunque no se entendiera mucho.
- Spoiler:
- *Veamos... ¿Cómo lo digo?
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 16/11/2012
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Y como siempre, se hacía la dura, la desinteresada por el asunto; o más bien –o también- la reservada, la que no perdía los estribos en euforia por situaciones así. Esas sensaciones las guardaba para el fervor de la batalla contra vampiros o cazadores y la adrenalina de la persecución de malhechores o del escape de las autoridades que jamás nunca habían podido atraparla.
Hizo sonar su cuello habiendo ladeado la cabeza por mero deseo de “hacer algo” para responderle a la presentación que le dejaba a cuenta un nombre a lo menos inusual. De todas formas no le interesaba saber de dónde provenía, o al menos no con la intensidad suficiente para estar pendiente de lo que hiciera después.
Le miró fijamente cuando trató de darse a entender – alzando una ceja por las palabras intentendibles que se tradujeron en una palabrería similar y propia de los que no tenían un francés fluido – sus recuerdos de años atrás afloraron con una sonrisa interna, escondida en su semblante-, comprendiendo a lo que se refería. Era típico de los códigos de honor antiguos, aunque dándose cuenta ahora de que no era tan antiguo. Esa mujer era interesante, pero la verdad era que no le debía nada. Y así lo hizo saber con un lento movimiento horizontal de su cabeza y unas cuantas palabras y gestos adicionales – No. No me debes nada. Lo hice porque tenía que hacerlo. – Le explicó lentamente, mientras oía abrirse la puerta dejando a la vista a la artífice de todo ese lugar, la anciana ex enfermera que poco a poco se iba haciendo más conocida. Ella se acercó a la joven con esa típica sonrisa de abuela cariñosa y miró a Gianella – Creo que esa no es la respuesta que ella quiere oír…- Sonrió a pesar de la rodada de ojos de la loba que lo único que quería era marcharse, y continuó observando a la jovencita despidiendo aquella “aura” casi angelical que había atraído a tantos - ¿Qué favor? – Le preguntó tratando de imitar su acento, esperando que no le costase tanto entenderla.
PD: Mil perdones la demora u.u
Hizo sonar su cuello habiendo ladeado la cabeza por mero deseo de “hacer algo” para responderle a la presentación que le dejaba a cuenta un nombre a lo menos inusual. De todas formas no le interesaba saber de dónde provenía, o al menos no con la intensidad suficiente para estar pendiente de lo que hiciera después.
Le miró fijamente cuando trató de darse a entender – alzando una ceja por las palabras intentendibles que se tradujeron en una palabrería similar y propia de los que no tenían un francés fluido – sus recuerdos de años atrás afloraron con una sonrisa interna, escondida en su semblante-, comprendiendo a lo que se refería. Era típico de los códigos de honor antiguos, aunque dándose cuenta ahora de que no era tan antiguo. Esa mujer era interesante, pero la verdad era que no le debía nada. Y así lo hizo saber con un lento movimiento horizontal de su cabeza y unas cuantas palabras y gestos adicionales – No. No me debes nada. Lo hice porque tenía que hacerlo. – Le explicó lentamente, mientras oía abrirse la puerta dejando a la vista a la artífice de todo ese lugar, la anciana ex enfermera que poco a poco se iba haciendo más conocida. Ella se acercó a la joven con esa típica sonrisa de abuela cariñosa y miró a Gianella – Creo que esa no es la respuesta que ella quiere oír…- Sonrió a pesar de la rodada de ojos de la loba que lo único que quería era marcharse, y continuó observando a la jovencita despidiendo aquella “aura” casi angelical que había atraído a tantos - ¿Qué favor? – Le preguntó tratando de imitar su acento, esperando que no le costase tanto entenderla.
PD: Mil perdones la demora u.u
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
La joven miró a ambas mujeres, como tratando de buscar las palabras. No sabía por qué, pero la de más edad le estaba agradando mucho, al punto que si quería que se lanzara de cabeza hacia el Sena, lo haría sin rechistar y con gusto.
-Ayuda. Sé Baji Quan. Arte Marcial. Puedo golpear- a pesar de que esas primeras palabras estaban dichas con un poco de renuencia, hizo el amago de lanzar un golpe al aire. A Fei no le gustaba demasiado la idea de golpear a alguien, a menos de que fuera estrictamente necesario. Siguió hablando, esta vez apuntándose a sí misma-. Acróbata también. Y puedo robar. No aquí- se apresuró a decir eso, para que no entendieran que había venido a sustraerles cosas. Luego lanzó una sonrisa tentativa.
Sabía hacer muchas cosas, que se veían algo opacadas por su poca comprensión del idioma. Pero también estaba muy dispuesta a aprender, por muy difícil que fuera. Además, un idioma fonético no debía ser tan difícil, ¿o sí? Por lo menos en China, sólo para saber escribir debías aprender alrededor de veinte mil ideogramas. He aquí la explicación del analfabetismo en esa zona de Oriente. ¿Si ella sabía escribir? Por supuesto que no. Sólo los eruditos conocían toda esa cantidad de Ideogramas. Y ella había nacido en uno de los barrios más miserables de Beijing.
Esperó la respuesta casi cruzando los dedos. Además de querer pagar su deuda, en verdad quería tener otro puesto de trabajo, además del circo itinerante. Sus probabilidades laborales en aquella empresa eran más bien inciertos, por el hecho de que siempre se encontraban talentos más interesantes a medida que pasaba el tiempo.
-Ayuda. Sé Baji Quan. Arte Marcial. Puedo golpear- a pesar de que esas primeras palabras estaban dichas con un poco de renuencia, hizo el amago de lanzar un golpe al aire. A Fei no le gustaba demasiado la idea de golpear a alguien, a menos de que fuera estrictamente necesario. Siguió hablando, esta vez apuntándose a sí misma-. Acróbata también. Y puedo robar. No aquí- se apresuró a decir eso, para que no entendieran que había venido a sustraerles cosas. Luego lanzó una sonrisa tentativa.
Sabía hacer muchas cosas, que se veían algo opacadas por su poca comprensión del idioma. Pero también estaba muy dispuesta a aprender, por muy difícil que fuera. Además, un idioma fonético no debía ser tan difícil, ¿o sí? Por lo menos en China, sólo para saber escribir debías aprender alrededor de veinte mil ideogramas. He aquí la explicación del analfabetismo en esa zona de Oriente. ¿Si ella sabía escribir? Por supuesto que no. Sólo los eruditos conocían toda esa cantidad de Ideogramas. Y ella había nacido en uno de los barrios más miserables de Beijing.
Esperó la respuesta casi cruzando los dedos. Además de querer pagar su deuda, en verdad quería tener otro puesto de trabajo, además del circo itinerante. Sus probabilidades laborales en aquella empresa eran más bien inciertos, por el hecho de que siempre se encontraban talentos más interesantes a medida que pasaba el tiempo.
- Spoiler:
- No te preocupes, si es por trámites de Universidad te entiendo, yo también me he atrasado mucho :c
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 16/11/2012
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Ambas mujeres reaccionaron de manera dispar ante los ofrecimientos de la joven de rasgos orientales. Jeanne le observaba con serenidad, como si supiera de antemano lo que podía hacer; aunque una sonrisa divertida se apoderó de sus labios por lo último. Era como si se hubiera autocorregido para especificar que no iba a robar en este lugar. ¿Sabía artes marciales, era acróbata y era hábil en el robo? Hubiera sido un refuerzo ideal para cuando vivían en la casa de la anciana, pero lamentablemente ahora el robo no era parte de sus actitudes planificadas, ya que tenían patrocinios y aportes de gente con mejor situación que ellos. Aún así, la chica podía ser de utilidad. Sobretodo por la primera de sus habilidades.
Gianella, en tanto, continuaba con su indiferencia aunque con el detalle de una ceja alzada. Tenía una leve atención, que al pasar los minutos se fue haciendo más y más grande. Se le habían ocurrido unos cuantos planes – y muy buenos- a ejecutar con esa jovencita. Las mujeres se miraron unos momentos y fue la más anciana del dúo la que retomó la palabra, debido a su poder de convencimiento que parecía tener sobre la cambiaformas – Nos podrías ayudar mucho defendiendo este lugar de ladrones y otros enemigos. – Le explicó con calma para que se acostumbrara al acento francés tan puro de ella – Nosotros podemos darte comida, refugio y, si deseas, enseñarte a hablar francés. ¿Qué dices?
Y antes de esperar una respuesta de ella, la Loba Milanesa hizo su jugada, tomando el control de la conversación – A cambio de lo del idioma, entrena conmigo. Quiero saber más de ese Baji Quan. – Dijo con un evidente cambio en su semblante: ahora tenía una sonrisa ladina llena de ansias, que Jeanne vio con una expresión de “nunca cambias” – Todos saldremos ganando. –Recalcó la sobrenatural, sabiendo que sus propuestas no tenían por dónde recibir una respuesta de negación por parte de la particular invitada.
Gianella, en tanto, continuaba con su indiferencia aunque con el detalle de una ceja alzada. Tenía una leve atención, que al pasar los minutos se fue haciendo más y más grande. Se le habían ocurrido unos cuantos planes – y muy buenos- a ejecutar con esa jovencita. Las mujeres se miraron unos momentos y fue la más anciana del dúo la que retomó la palabra, debido a su poder de convencimiento que parecía tener sobre la cambiaformas – Nos podrías ayudar mucho defendiendo este lugar de ladrones y otros enemigos. – Le explicó con calma para que se acostumbrara al acento francés tan puro de ella – Nosotros podemos darte comida, refugio y, si deseas, enseñarte a hablar francés. ¿Qué dices?
Y antes de esperar una respuesta de ella, la Loba Milanesa hizo su jugada, tomando el control de la conversación – A cambio de lo del idioma, entrena conmigo. Quiero saber más de ese Baji Quan. – Dijo con un evidente cambio en su semblante: ahora tenía una sonrisa ladina llena de ansias, que Jeanne vio con una expresión de “nunca cambias” – Todos saldremos ganando. –Recalcó la sobrenatural, sabiendo que sus propuestas no tenían por dónde recibir una respuesta de negación por parte de la particular invitada.
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Ante el primer ofrecimiento, la chica asintió enérgicamente, dando a conocer su beneplácito. ¡Por supuesto que podía defender el lugar! A cambio le daban comida y clases de francés. ¿Qué podía perder? Por ahora, era la chica más suertuda de aquel lugar. O al menos, hasta que oyó las palabras de Gianella. Allí, la sonrisa estuvo a punto de caer mil metros bajo tierra. ¿Era su imaginación o esa condición era una especie de tentativa para pelear?
Fei frunció los labios con fuerza. Hace muchos años, cuando estaba en China, un anciano vagabundo le había enseñado el arte del Baji Quan- no de manera muy suave, claro-, haciéndole prometer luego de su entrenamiento que sólo lo usaría como defensa o para ayudar a los demás. A pesar de que no había dicho nada de peleas concertadas, seguía sintiendo aquella sensación de opresión en el pecho ante la idea de golpear a alguien a propósito. Tampoco sabía a ciencia cierta si era como romper aquella promesa o no. Técnicamente no la dañaría, sólo le mostraría lo que era capaz.
-¿Segura? No… amigable- la advertencia era apenas entendible, pero supuso que después de aquellas palabras ya no habría vuelta atrás-. Está bien. ¿Dónde?- fue lo siguiente que salió de sus labios, con un ligero tono de reprobación.
Fei frunció los labios con fuerza. Hace muchos años, cuando estaba en China, un anciano vagabundo le había enseñado el arte del Baji Quan- no de manera muy suave, claro-, haciéndole prometer luego de su entrenamiento que sólo lo usaría como defensa o para ayudar a los demás. A pesar de que no había dicho nada de peleas concertadas, seguía sintiendo aquella sensación de opresión en el pecho ante la idea de golpear a alguien a propósito. Tampoco sabía a ciencia cierta si era como romper aquella promesa o no. Técnicamente no la dañaría, sólo le mostraría lo que era capaz.
-¿Segura? No… amigable- la advertencia era apenas entendible, pero supuso que después de aquellas palabras ya no habría vuelta atrás-. Está bien. ¿Dónde?- fue lo siguiente que salió de sus labios, con un ligero tono de reprobación.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
No le sorprendió que dudase de su propuesta. Estaba dentro de sus posibilidades, ya que no cualquiera querría pelear de entrada con la persona que le salvó la vida. Si hubiera aceptado de inmediato hubiera sido mucho más interesante para la loba, pero aún así le comprendía dentro de esa personalidad respetuosa y amable tan oculta dentro suyo.
El tiempo y la necesidad de compensación por parte de la joven de rasgos orientales hicieron lo suyo, ampliándose la sonrisa de Gianella proporcionalmente a sus palabras. ¿No amigable? ¡Ella no sabía con quién se estaba metiendo! Desconocía lo que era el Baji Quan, pero estaba dispuesta a aprender de eso aunque fuera recibiendo unos cuantos golpes. Muy invitada sería la chica cambiaformas, pero a la hora de combatir Gianella no tenía una pizca de piedad. El mundo no la había tenido con ella; no había por qué ser misericordioso con quien intentase desafiarle…aunque ella misma propusiera el desafío en esa oportunidad.
- Aquí no hay espacio suficiente, así que será a las afueras de la ciudad. Procura descansar lo que queda del día, porque pelearemos mañana al amanecer. Sería injusto darme una ventaja tan grande considerando tu estado actual. – Dijo con una sonrisa llena de confianza e infantil ansiedad y se marchó con las manos en los bolsillos, dejando a Jeanne con una sonrisa maternal por la emoción que tan pocas veces se veía manifestada en la mujer de cabellos negros. Ésta regresó la vista a la joven que se veía un tanto desanimada por el extraño desenlace y se tomó la licencia de acariciar con ternura la cabeza de su solitaria acompañante – Nadie puede detenerla cuando se trata de pelear…pero en el fondo sólo busca alguien que le comprenda. – Comentó mientras los dedos se deslizaban al unísono por el cabello castaño ajeno – Mañana será un día agitado, así que será mejor que descanses. Y no te preocupes, puedes quedarte aquí el tiempo que quieras. – Se incorporó lentamente producto de su edad y le consultó con ese aire casi angelical – ¿Necesitas algo? ¿Más comida, quizás?
El tiempo y la necesidad de compensación por parte de la joven de rasgos orientales hicieron lo suyo, ampliándose la sonrisa de Gianella proporcionalmente a sus palabras. ¿No amigable? ¡Ella no sabía con quién se estaba metiendo! Desconocía lo que era el Baji Quan, pero estaba dispuesta a aprender de eso aunque fuera recibiendo unos cuantos golpes. Muy invitada sería la chica cambiaformas, pero a la hora de combatir Gianella no tenía una pizca de piedad. El mundo no la había tenido con ella; no había por qué ser misericordioso con quien intentase desafiarle…aunque ella misma propusiera el desafío en esa oportunidad.
- Aquí no hay espacio suficiente, así que será a las afueras de la ciudad. Procura descansar lo que queda del día, porque pelearemos mañana al amanecer. Sería injusto darme una ventaja tan grande considerando tu estado actual. – Dijo con una sonrisa llena de confianza e infantil ansiedad y se marchó con las manos en los bolsillos, dejando a Jeanne con una sonrisa maternal por la emoción que tan pocas veces se veía manifestada en la mujer de cabellos negros. Ésta regresó la vista a la joven que se veía un tanto desanimada por el extraño desenlace y se tomó la licencia de acariciar con ternura la cabeza de su solitaria acompañante – Nadie puede detenerla cuando se trata de pelear…pero en el fondo sólo busca alguien que le comprenda. – Comentó mientras los dedos se deslizaban al unísono por el cabello castaño ajeno – Mañana será un día agitado, así que será mejor que descanses. Y no te preocupes, puedes quedarte aquí el tiempo que quieras. – Se incorporó lentamente producto de su edad y le consultó con ese aire casi angelical – ¿Necesitas algo? ¿Más comida, quizás?
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
La chica no quería ser aprovechada, pero en cuanto oyó la palabra “comida” lo único que pudo hacer fue asentir con energía. Si había comida alrededor, ¡pues que viniera! Mientras la mujer mayor iba a buscar algo para aquella panda con estómago de hierro, Fei se quedó pensando en sus palabras. ¿Cómo era eso de que la licántropa quería comprensión? ¿Es que acaso se sentía sola? ¿O el mundo la había golpeado sin mostrar un ápice de piedad?
Cualquiera de las dos opciones ella las comprendía. Aunque no lo pareciera, la pequeña cambiaformas también se sentía sola. Y el mundo no la había tratado demasiado bien, empezando por ponerla en el escalafón social más miserable que existía en su país natal. Había tratado de sobrevivir a toda costa. ¡Hasta ratas había comido! Había tenido que aprender el excelso arte del hurto para ganar unas cuantas monedas más. Y luego del incidente que le arrebató la vida a su madre, había tenido que salir corriendo de China, so pena de muerte. Y mientras escapaba, le había vendido su inusual talento a un cirquero inescrupuloso que apenas podía darles dinero para comer algo decente. El estar en esa casa era la cosa más buena que le había pasado en mucho tiempo. Amor y comida gratis.
Bueno, no tan gratis. Al parecer, tendría que pelear para comer, literalmente hablando. Si aquella mujer quería aprender Baji Quan por las malas, quizá le iba a doler bastante. La idea de ese preciso arte marcial era dar golpes cortos, pero lo suficientemente potentes como para partirte una costilla. Suerte que ella se curaba rápido, porque si no…
La llegada de Jeanne con su comida la hizo salir de su enajenación mental. Agradeciendo la comida, procedió a devorarla como posesa una vez más. Y cuando estuvo satisfecha, el sueño la invadió. La cama era una invitación ineludible a un sueño más reparador. ¿Hace cuanto que no dormía bien? ¿Meses, años? Ni siquiera tenía ganas de responder esa pregunta. En cuanto apoyó la cabeza en la almohada, se durmió como tronco.
Con lo que se le venía encima la mañana siguiente, necesitaría ese descanso.
Cualquiera de las dos opciones ella las comprendía. Aunque no lo pareciera, la pequeña cambiaformas también se sentía sola. Y el mundo no la había tratado demasiado bien, empezando por ponerla en el escalafón social más miserable que existía en su país natal. Había tratado de sobrevivir a toda costa. ¡Hasta ratas había comido! Había tenido que aprender el excelso arte del hurto para ganar unas cuantas monedas más. Y luego del incidente que le arrebató la vida a su madre, había tenido que salir corriendo de China, so pena de muerte. Y mientras escapaba, le había vendido su inusual talento a un cirquero inescrupuloso que apenas podía darles dinero para comer algo decente. El estar en esa casa era la cosa más buena que le había pasado en mucho tiempo. Amor y comida gratis.
Bueno, no tan gratis. Al parecer, tendría que pelear para comer, literalmente hablando. Si aquella mujer quería aprender Baji Quan por las malas, quizá le iba a doler bastante. La idea de ese preciso arte marcial era dar golpes cortos, pero lo suficientemente potentes como para partirte una costilla. Suerte que ella se curaba rápido, porque si no…
La llegada de Jeanne con su comida la hizo salir de su enajenación mental. Agradeciendo la comida, procedió a devorarla como posesa una vez más. Y cuando estuvo satisfecha, el sueño la invadió. La cama era una invitación ineludible a un sueño más reparador. ¿Hace cuanto que no dormía bien? ¿Meses, años? Ni siquiera tenía ganas de responder esa pregunta. En cuanto apoyó la cabeza en la almohada, se durmió como tronco.
Con lo que se le venía encima la mañana siguiente, necesitaría ese descanso.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
Aquella noche transcurrió con extrema tranquilidad, y eso lo agradeció Gianella más que todos los que dormían o los que se desvelaban junto con ella en sus quehaceres. Daba la idea de que el Destino se puso por fin de su lado para que todos pasasen una noche sin tener que escuchar y detener peleas en la calle o gente que esconder de la policía. De todas formas hubiera ido de un salto a ayudar, sí, pero no tenía ganas de abandonar el suave respaldo acolchado de la cama y su vista reflexiva al techo. Y no lo hizo hasta que los primeros rayos de sol iluminaron su habitación diciéndole que aquel día había llegado.
Con la rapidez y destreza acostumbradas – y que quería demostrar en batalla también, por cierto- improvisó un desayuno para su contrincante y huésped y se lo llevó manteniendo una especie de neutralidad en el rostro aunque su corazón latiera como perro entusiasmado al ver una vara de madera. La vio despierta, y por eso avanzó - ¿Quieres comer algo antes de que vayamos? Supongo que no querrás desmayarte en mitad del desafío – Alzó las cejas con complicidad- Pero si no quieres nada no me importa. Tampoco he comido – Sonrió como si el no comer desde hace día y medio fuera el mayor logro del mundo. Eso era la nada comparado con las semanas que pasaba sin probar bocado. Le dejó la bandeja sobre la cama para que viera lo que había hecho y se apoyó en la misma posición de la noche anterior en la pared.- Quiero que esto sea lo más justo posible- Dijo de repente con seriedad, contemplándole con atención mientras pensaba y repensaba el lugar al que la llevaría para aquel enfrentamiento que, por alguna razón, consideraba tan prometedor e importante.
Con la rapidez y destreza acostumbradas – y que quería demostrar en batalla también, por cierto- improvisó un desayuno para su contrincante y huésped y se lo llevó manteniendo una especie de neutralidad en el rostro aunque su corazón latiera como perro entusiasmado al ver una vara de madera. La vio despierta, y por eso avanzó - ¿Quieres comer algo antes de que vayamos? Supongo que no querrás desmayarte en mitad del desafío – Alzó las cejas con complicidad- Pero si no quieres nada no me importa. Tampoco he comido – Sonrió como si el no comer desde hace día y medio fuera el mayor logro del mundo. Eso era la nada comparado con las semanas que pasaba sin probar bocado. Le dejó la bandeja sobre la cama para que viera lo que había hecho y se apoyó en la misma posición de la noche anterior en la pared.- Quiero que esto sea lo más justo posible- Dijo de repente con seriedad, contemplándole con atención mientras pensaba y repensaba el lugar al que la llevaría para aquel enfrentamiento que, por alguna razón, consideraba tan prometedor e importante.
- Spoiler:
- Mil disculpas por la tardanza...me costó inspirarme y no quería arruinar el post...pero creo que sí lo hice de todas formas eweU xD...
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
La mañana llegó en forma de un día luminoso. Los rayos del sol dieron de lleno en la cara de Fei, despertándola naturalmente. Se despabiló mientras se acostumbraba de nuevo a ver esas cuatro paredes que ayer la habían acogido. Luego de eso, se puso manos a la obra. Estiró por un momento sus extremidades y articulaciones, para no sufrir algún desgarro en medio de la pelea. Luego, se sentó a meditar por unos minutos, cosa que siempre hacía por las mañanas y que le traía paz y tranquilidad. Al final, se dedicó a calentar sus brazos y piernas, para no sufrir calambres u otros. Las artes marciales requerían que tanto el cuerpo como la mente estuvieran en completa forma.
Había terminado hace unos minutos cuando Gianella llegó a su habitación ofreciéndole comida, la cual la chica aceptó de manera inmediata. A pesar de que no era muy buena idea comer antes de un enfrentamiento, necesitaba un poco de energía para no desmayarse en medio de una pelea, que supuso requeriría un esfuerzo físico tremendo. Sin importarle demasiado sus modales, devoró la comida a la vez que escuchaba las palabras de su contrincante. Al final, simplemente asintió.
-Habrá Justicia- afirmó, sabiendo que por lo menos de su parte habría bastante honestidad, y no dudaba de que para Gianella era lo mismo. Dejó su comida para levantarse de un salto- Ahora, ¿Dónde?
Por mucho que lamentara haber llegado a un enfrentamiento físico, la verdad era que muy en el fondo estaba ansiosa. Quería probar su valía contra un ser igual de fuerte que ella, y no con simples humanos que intentaban causar daño.
Había terminado hace unos minutos cuando Gianella llegó a su habitación ofreciéndole comida, la cual la chica aceptó de manera inmediata. A pesar de que no era muy buena idea comer antes de un enfrentamiento, necesitaba un poco de energía para no desmayarse en medio de una pelea, que supuso requeriría un esfuerzo físico tremendo. Sin importarle demasiado sus modales, devoró la comida a la vez que escuchaba las palabras de su contrincante. Al final, simplemente asintió.
-Habrá Justicia- afirmó, sabiendo que por lo menos de su parte habría bastante honestidad, y no dudaba de que para Gianella era lo mismo. Dejó su comida para levantarse de un salto- Ahora, ¿Dónde?
Por mucho que lamentara haber llegado a un enfrentamiento físico, la verdad era que muy en el fondo estaba ansiosa. Quería probar su valía contra un ser igual de fuerte que ella, y no con simples humanos que intentaban causar daño.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
“Que iba a haber Justicia”. Eso no fue música, fue una auténtica sinfonía gratuita la que pasó por sus oídos con aquellas palabras. Una sinfonía con acento, honor y música oriental. Con eso terminó de reafirmar su autoaprobación por haberle propuesto aquel enfrentamiento, y lo mejor era que la joven que ahora comía frente a ella se veía dispuesta con la misma determinación. Aquella pelea no sería como las otras, estaba segurísima de ello: no era por el gusto de romper huesos, ni para proteger a alguien, ni mucho menos guiada por la venganza; era simplemente para probar y comparar fuerzas. Un combate pacífico, aunque sonase contradictorio; aunque eso no significaba precisamente que no iba a luchar con todas sus fuerzas. Todo lo contrario.
- Sígueme – le dijo únicamente y, tras ir hacia la habitación de la licántropa, salieron por su ventana en dirección a la calle, tomando una ruta ágil entre edificios y callejones que supuso que la cambiaformas seguiría sin problemas y así fue; de hecho, la veía incluso más veloz que ella, y eso hacía mucho más interesante las cosas: fuerza contra velocidad; resistencia contra agilidad. Características aparentemente opuestas, pero que juntas producían a un oponente digno de temer. Las ganas de comenzar subían como la espuma, pero tenía que esperar al lugar que tenía planeado para el combate: una especie de pradera a las afueras de la ciudad, muy cercana gracias a la ubicación de la casa de acogida, y que en caso contrario hubiera necesitado de un viaje en extremo largo. Afortunadamente no era esa la situación y en cuanto llegaron Gianella se separó de ella, caminando hasta hacer una distancia prudente para una pelea. – Espero que te guste, es muy tranquilo. Así nadie podrá molestarnos – Le dijo con la precaución que debía tener por su limitada habilidad con el francés y con la sonrisa de quien quiere integrar a una persona a un nuevo círculo. Si iba a ser guardia de la Casa de la Esperanza, tenía que demostrar sus capacidades. Y por alguna razón, sabía que no le iba a decepcionar.
Adoptó su posición de pelea, una estándar considerando su poco conocimiento en las bases de las artes marciales más pulidas –mas no poco en las técnicas-, y le miró con una sonrisa que poco a poco fue desapareciendo a medida que el viento de la madrugada soplaba. – Cuando caiga la próxima hoja, comenzaremos, ¿ok? – Y el resto fue sólo cuestión de tiempo.
La hoja cayó, y ambas se impulsaron contra la otra en un grito que pareció de guerra.
- Sígueme – le dijo únicamente y, tras ir hacia la habitación de la licántropa, salieron por su ventana en dirección a la calle, tomando una ruta ágil entre edificios y callejones que supuso que la cambiaformas seguiría sin problemas y así fue; de hecho, la veía incluso más veloz que ella, y eso hacía mucho más interesante las cosas: fuerza contra velocidad; resistencia contra agilidad. Características aparentemente opuestas, pero que juntas producían a un oponente digno de temer. Las ganas de comenzar subían como la espuma, pero tenía que esperar al lugar que tenía planeado para el combate: una especie de pradera a las afueras de la ciudad, muy cercana gracias a la ubicación de la casa de acogida, y que en caso contrario hubiera necesitado de un viaje en extremo largo. Afortunadamente no era esa la situación y en cuanto llegaron Gianella se separó de ella, caminando hasta hacer una distancia prudente para una pelea. – Espero que te guste, es muy tranquilo. Así nadie podrá molestarnos – Le dijo con la precaución que debía tener por su limitada habilidad con el francés y con la sonrisa de quien quiere integrar a una persona a un nuevo círculo. Si iba a ser guardia de la Casa de la Esperanza, tenía que demostrar sus capacidades. Y por alguna razón, sabía que no le iba a decepcionar.
Adoptó su posición de pelea, una estándar considerando su poco conocimiento en las bases de las artes marciales más pulidas –mas no poco en las técnicas-, y le miró con una sonrisa que poco a poco fue desapareciendo a medida que el viento de la madrugada soplaba. – Cuando caiga la próxima hoja, comenzaremos, ¿ok? – Y el resto fue sólo cuestión de tiempo.
La hoja cayó, y ambas se impulsaron contra la otra en un grito que pareció de guerra.
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
“Sígueme” era una de las pocas cosas que Fei realmente podía entender del Francés, por lo que acató casi inconscientemente. Cuando salieron del lugar, la joven no pudo evitar sentir curiosidad. ¿No iban a luchar en la casa? ¿Hacia dónde la llevaba? Vio pasar los edificios frente a sus ojos, esperando que uno de ellos acogiera su batalla, pero al final se sorprendió al encontrarse parada en una pradera. Allí recién cayó en la cuenta de la destrucción que cualquiera de las dos podría provocar en una vivienda normal.
La vio adoptar una pose a la que asoció con una mezcla de artes marciales, por lo que sonrió. Eso sería interesante de ver. Distintos tipos de pelea contra uno solo. Bueno, uno y medio. A veces se le olvidaba que había aprendido algunos movimientos estándar de Kung Fu, los que rara vez usaba ya que le acomodaban más los golpes a cortas distancias. Sin decir más, imitó las acciones de su contrincante, aunque la pose era bastante diferente. Fei parecía una serpiente a punto de morder, y sólo movió la cabeza para asentir a las indicaciones de Gianella. Cuando la hoja cayera, debía estar lista.
La naturaleza pareció acelerar el encuentro haciendo que aquella hoja cayera más rápido de lo esperado. Y cuando tocó el suelo, la chica sacó todo pensamiento de su mente y se impulsó hacia adelante como una autómata.
Por su estilo, Fei debía mantenerse necesariamente a corta distancia de su oponente, por lo que simplemente se acercó y se limitó a esquivar los golpes en una táctica que desde el exterior sólo se podía tildar de suicida. Su ventaja eran años en el Circo, que la habían ayudado a desarrollar flexibilidad. Buscó cuidadosamente un punto que lograra desarmar a Gianella sin causarle un daño mayor, por lo que omitió los golpes estándar al cuello y tórax y se enfocó en desestabilizar sus piernas o inmovilizar sus brazos. Y cuando estuvo segura de que no le pasaría nada, lanzó un golpe con el codo hacia la rodilla de la licántropa, impulsándose hacia adelante.
La vio adoptar una pose a la que asoció con una mezcla de artes marciales, por lo que sonrió. Eso sería interesante de ver. Distintos tipos de pelea contra uno solo. Bueno, uno y medio. A veces se le olvidaba que había aprendido algunos movimientos estándar de Kung Fu, los que rara vez usaba ya que le acomodaban más los golpes a cortas distancias. Sin decir más, imitó las acciones de su contrincante, aunque la pose era bastante diferente. Fei parecía una serpiente a punto de morder, y sólo movió la cabeza para asentir a las indicaciones de Gianella. Cuando la hoja cayera, debía estar lista.
La naturaleza pareció acelerar el encuentro haciendo que aquella hoja cayera más rápido de lo esperado. Y cuando tocó el suelo, la chica sacó todo pensamiento de su mente y se impulsó hacia adelante como una autómata.
Por su estilo, Fei debía mantenerse necesariamente a corta distancia de su oponente, por lo que simplemente se acercó y se limitó a esquivar los golpes en una táctica que desde el exterior sólo se podía tildar de suicida. Su ventaja eran años en el Circo, que la habían ayudado a desarrollar flexibilidad. Buscó cuidadosamente un punto que lograra desarmar a Gianella sin causarle un daño mayor, por lo que omitió los golpes estándar al cuello y tórax y se enfocó en desestabilizar sus piernas o inmovilizar sus brazos. Y cuando estuvo segura de que no le pasaría nada, lanzó un golpe con el codo hacia la rodilla de la licántropa, impulsándose hacia adelante.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
La iniciativa la tomó, cómo no, la licántropa de ojos azules, quien con su estilo poco asociado a un sistema de artes marciales existentes intentó con el primer puñetazo a la mejilla. Fei lo evitó con facilidad, como era de esperarse; pero no se confió ni mucho menos se desanimó por ello. Es más, continuó sumando golpe tras golpe, siempre buscando puntos no demasiado sensibles, evitando la nariz y la zona izquierda del pecho. Sin embargo, puñetazos y patadas fueron evadidos, algunos con más dificultad que otros no por la velocidad que llevaban, ya que Gianella nunca se destacó por ello,, sino que por la potencia que éstos traían consigo. Bastaba un golpe bien dado para al menos entumecer músculos y trizar huesos, y a pesar de que desconocía si la joven lo sabía, se notaba un cuidado en ello. ¿Quizás temía herirla de gravedad?
Quizás no, ya que como quien ve venir una flecha, la italiana vio venir aquel codo directo a su rodilla, e hizo lo primero que se le vino a la cabeza: con una pirueta casi circense saltó por encima de la cambiaformas, aterrizando detrás de ella lista para contraatacar, pero la patada al rostro fue bloqueada con éxito con un brazo. Si pudiera controlarse mejor, hubiera liberado un gruñido de pura satisfacción. Las cosas se estaban poniendo extremadamente interesantes.
Se separó tomando distancia de ella nuevamente, casi la misma que en el momento de inicio de aquella confrontación cuyo carácter de amistoso se había quedado sólo en el nombre. Sin ser enemigas reales, lo estaban dando todo. Y el primer “round” había sido un empate absoluto, aunque más bien cada una había estudiado los movimientos de la otra en ese transcurso de tiempo. Tomó un poco de aire y recobró la posición inicial, con una sonrisa llena de emoción y de adrenalina - ¿Estoy siendo muy blanda contigo? – Preguntó enseñando los colmillos cada vez más en esa sonrisa que en otra circunstancia podía parecer desquiciada, pero era simplemente el reflejo de un entusiasmo que en años no había tenido. Ni el hecho de pelear por la Hermandad del Dragón Azul le había provocado tal sensación de júbilo; aunque quizás esto se debía a las problemáticas personales y colectivas involucradas con aquel grupo. Allí tenía que pelear bajo la presión y el innegable estrés de las vidas que estaban en juego; y aquí sólo tenía que pelear para demostrar lo que sabía y ponerle las cosas difíciles a una joven servicial que iba a aceptar de todas formas. ¿Quién no lo haría? Sólo un desalmado como los que ambas odiaban, y eso le daba puntos adicionales. - ¿O quieres que subamos el nivel? – Terminó proponiéndole, con su instinto pidiéndole a gritos que respondiera afirmativamente. Ahí conocería su verdadero poder.
Quizás no, ya que como quien ve venir una flecha, la italiana vio venir aquel codo directo a su rodilla, e hizo lo primero que se le vino a la cabeza: con una pirueta casi circense saltó por encima de la cambiaformas, aterrizando detrás de ella lista para contraatacar, pero la patada al rostro fue bloqueada con éxito con un brazo. Si pudiera controlarse mejor, hubiera liberado un gruñido de pura satisfacción. Las cosas se estaban poniendo extremadamente interesantes.
Se separó tomando distancia de ella nuevamente, casi la misma que en el momento de inicio de aquella confrontación cuyo carácter de amistoso se había quedado sólo en el nombre. Sin ser enemigas reales, lo estaban dando todo. Y el primer “round” había sido un empate absoluto, aunque más bien cada una había estudiado los movimientos de la otra en ese transcurso de tiempo. Tomó un poco de aire y recobró la posición inicial, con una sonrisa llena de emoción y de adrenalina - ¿Estoy siendo muy blanda contigo? – Preguntó enseñando los colmillos cada vez más en esa sonrisa que en otra circunstancia podía parecer desquiciada, pero era simplemente el reflejo de un entusiasmo que en años no había tenido. Ni el hecho de pelear por la Hermandad del Dragón Azul le había provocado tal sensación de júbilo; aunque quizás esto se debía a las problemáticas personales y colectivas involucradas con aquel grupo. Allí tenía que pelear bajo la presión y el innegable estrés de las vidas que estaban en juego; y aquí sólo tenía que pelear para demostrar lo que sabía y ponerle las cosas difíciles a una joven servicial que iba a aceptar de todas formas. ¿Quién no lo haría? Sólo un desalmado como los que ambas odiaban, y eso le daba puntos adicionales. - ¿O quieres que subamos el nivel? – Terminó proponiéndole, con su instinto pidiéndole a gritos que respondiera afirmativamente. Ahí conocería su verdadero poder.
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
La pelea se volvía cada vez más interesante. De hecho, la cambiaformas no recordaba haber tenido una batalla así en mucho tiempo. No se sentía demasiado cansada, pero resultaba un gran esfuerzo siquiera dar un rasguño a Gianella. Era algo que la maravillaba. Prácticamente todos a quienes se había enfrentado estos últimos años- a excepción de su maestro, claro- habían terminado en el suelo con costillas rotas o alguna extremidad descoyuntada. Hasta rodillas había partido… En este caso particular, se estaba esforzando de verdad.
-¿Blanda?- ante esta pregunta, la oriental sólo movió la cabeza negativamente y volvió a ponerse en posición. Esta vez una más amplia y de mayor alcance. Iba a probar con el Kung Fu, la joya de las artes marciales orientales. Y cuando escuchó lo de subir el nivel, simplemente le dio a la licántropa una sonrisa torcida. Esto se iba a poner realmente bueno. Con un suspiro, dejó que todas sus preocupaciones salieran de su cabeza, dejó la mente totalmente en blanco.
Y, en cuestión de milisegundos, arremetió contra Gianella, cuidando bien de no tener ningún punto ciego. Lo primero que hizo fue lanzar una patada larga hacia el cuello que la loba detuvo con el antebrazo. Lo que nadie se esperaba fue que la cambiaformas usara esa patada como trampolín para girar sobre sí misma y usar la otra pierna en un golpe más certero, que de cualquier modo también fue esquivado. Esa maniobra también permitió a la licántropa lanzar un ataque que podría haber sido certero si Fei no hubiera usado sus manos para interceptarlo y lanzarse hacia atrás, como un torpedo.
-Nivel Arriba- estas palabras salieron de su boca mientras una sonrisa ancha adornaba su cara. ¿Quería subir el nivel? Pues allí la tenía, en todo su oriental esplendor, usando todos los trucos que tenía a mano.
-¿Blanda?- ante esta pregunta, la oriental sólo movió la cabeza negativamente y volvió a ponerse en posición. Esta vez una más amplia y de mayor alcance. Iba a probar con el Kung Fu, la joya de las artes marciales orientales. Y cuando escuchó lo de subir el nivel, simplemente le dio a la licántropa una sonrisa torcida. Esto se iba a poner realmente bueno. Con un suspiro, dejó que todas sus preocupaciones salieran de su cabeza, dejó la mente totalmente en blanco.
Y, en cuestión de milisegundos, arremetió contra Gianella, cuidando bien de no tener ningún punto ciego. Lo primero que hizo fue lanzar una patada larga hacia el cuello que la loba detuvo con el antebrazo. Lo que nadie se esperaba fue que la cambiaformas usara esa patada como trampolín para girar sobre sí misma y usar la otra pierna en un golpe más certero, que de cualquier modo también fue esquivado. Esa maniobra también permitió a la licántropa lanzar un ataque que podría haber sido certero si Fei no hubiera usado sus manos para interceptarlo y lanzarse hacia atrás, como un torpedo.
-Nivel Arriba- estas palabras salieron de su boca mientras una sonrisa ancha adornaba su cara. ¿Quería subir el nivel? Pues allí la tenía, en todo su oriental esplendor, usando todos los trucos que tenía a mano.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
La sonrisa de la cambiaformas se replicó de inmediato en el rostro de la licántropa al verla cambiar a una posición de combate aparentemente más producida y seria. Por su parte, ella se mantuvo estoica cual roble en su posición, esperando la arremetida ajena que no se hizo esperar demasiado para el deleite de ambas. Aquella patada que pretendió ser una cortina para otra fue bien predicha por la italiana, quien lanzó un golpe que pudo haber sido certero si su oponente no tuviera la agilidad que demostró en aquella maniobra que le dejó a una distancia segura de sus puños. Y tras la confirmación por parte de su oponente, Gianella sintió una parte de su alma revolverse inquieta. Sabía lo que significaba, pero no quería detenerse, por muy peligroso que llegase a ser.
- Perfecto – dijo con un tono de voz un tanto más rasposo y grave, que poco a poco perdía ese ligero toque que hacía que le reconocieran como una mujer además del hecho de no tener cierto elemento entre las piernas. – Es hora de que…yo también suba un nivel…- Dicho y hecho, sus ojos azules fueron teñidos lentamente de un tono amarillo brillante que también hizo crecer ligera pero notoriamente sus uñas y sus dientes, además de transformar un poco su expresión facial. Se sentía tan fuerte que creía poder abrir la tierra con un puñetazo, y esa confianza fue la que le hizo tomar la iniciativa nuevamente realizando golpes y maniobras más fuertes y más rápidas que las anteriores, exigiendo el máximo de la capacidad defensiva de la joven.
Tras la enésima patada fallida retrocedió, respirando más agitado que de costumbre. No era agotamiento, sino un autocontrol que comenzaba a fallar.- Quiero más…- Murmuró mirándole fijamente, tomando para sí la sonrisa torcida de su rival mientras tomaba nuevamente posición de guardia - ¡Más! – Bramó corriendo nuevamente hacia ella, aunque de forma menos cuidadosa que antes ya no dispuesta a probar sus habilidades. El Lobo estaba superando a la Humana poco a poco. Y quería destruirle.
- Perfecto – dijo con un tono de voz un tanto más rasposo y grave, que poco a poco perdía ese ligero toque que hacía que le reconocieran como una mujer además del hecho de no tener cierto elemento entre las piernas. – Es hora de que…yo también suba un nivel…- Dicho y hecho, sus ojos azules fueron teñidos lentamente de un tono amarillo brillante que también hizo crecer ligera pero notoriamente sus uñas y sus dientes, además de transformar un poco su expresión facial. Se sentía tan fuerte que creía poder abrir la tierra con un puñetazo, y esa confianza fue la que le hizo tomar la iniciativa nuevamente realizando golpes y maniobras más fuertes y más rápidas que las anteriores, exigiendo el máximo de la capacidad defensiva de la joven.
Tras la enésima patada fallida retrocedió, respirando más agitado que de costumbre. No era agotamiento, sino un autocontrol que comenzaba a fallar.- Quiero más…- Murmuró mirándole fijamente, tomando para sí la sonrisa torcida de su rival mientras tomaba nuevamente posición de guardia - ¡Más! – Bramó corriendo nuevamente hacia ella, aunque de forma menos cuidadosa que antes ya no dispuesta a probar sus habilidades. El Lobo estaba superando a la Humana poco a poco. Y quería destruirle.
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
La cambiaformas jadeaba. El parar a Gianella había precisado de gran parte de su energía, y no sabía cuánto más podría aguantar. Tampoco quería depender de la fuerza de sus osos para esta pelea. Estaba luchando como Fei, y así quedaría. Además del hecho de que sacar su parte animal podía ser peligroso para las personas a su alrededor. Volvió a dejar la mente en blanco, a eliminar la preocupación y el dolor… o al menos hasta que vio el cambio en su contrincante. De algún modo se le puso la piel de gallina, y supo que estaba en problemas. ¿Qué era lo que le estaba pasando? ¿A qué se debía ese cambio? ¿Acaso era culpa de la pelea?
Algo le decía que esto era muchísimo más serio que el juego de niños que estaban practicando hace un rato atrás, así que hizo acopio de todas las energías que le quedaban. Tenía la extraña certeza de que si se descuidaba saldría gravemente herida. Necesitaba una manera rápida de desestabilizarla y ayudarle a recuperar la cordura que al parecer había perdido, así que se puso a repasar mentalmente todas las patadas, golpes y llaves que sabía, hasta dar con alguna que le sirviera en esa ocasión. Tenía que pensar rápido…
Pero Gianella no la iba a dejar pensar así como así. Cargó contra ella sin ningún cuidado, y sólo por suerte Fei alcanzó a esquivar el golpe. Como no tenía un plan de batalla, lo único que podía hacer por mientras era tratar de detener las acometidas de su contrincante, cosa que ya era bastante temeraria. En una de las paradas recibió un corte en un brazo, y tuvo que retroceder bastante. ¿Qué iba a hacer? Si seguía así pronto se cansaría y probablemente se convertiría en picadillo de panda. Si sólo pudiera encontrar una abertura…
Abrió bien los ojos. No sabía si Buda la había escuchado o era cosa de suerte, pero en la actual arremetida de Gianella había una gran abertura a la altura del cuello. Se le ocurrió un plan y, confiada, lo puso inmediatamente en práctica. Cuando Gianella vino hacia ella, Fei esquivó el golpe, le hizo una llave rápida al cuello y usando la fuerza de gravedad y sus propios músculos la llevó derecho al suelo, a la vez que la inmovilizaba de manera más eficaz. Y ahí, trató de hacerla entrar en razón con una bofetada bien dada.
-¡CÁLMATE! ¡YA! ¡PELEA NO ES REAL! ¿RECUERDAS?
Algo le decía que esto era muchísimo más serio que el juego de niños que estaban practicando hace un rato atrás, así que hizo acopio de todas las energías que le quedaban. Tenía la extraña certeza de que si se descuidaba saldría gravemente herida. Necesitaba una manera rápida de desestabilizarla y ayudarle a recuperar la cordura que al parecer había perdido, así que se puso a repasar mentalmente todas las patadas, golpes y llaves que sabía, hasta dar con alguna que le sirviera en esa ocasión. Tenía que pensar rápido…
Pero Gianella no la iba a dejar pensar así como así. Cargó contra ella sin ningún cuidado, y sólo por suerte Fei alcanzó a esquivar el golpe. Como no tenía un plan de batalla, lo único que podía hacer por mientras era tratar de detener las acometidas de su contrincante, cosa que ya era bastante temeraria. En una de las paradas recibió un corte en un brazo, y tuvo que retroceder bastante. ¿Qué iba a hacer? Si seguía así pronto se cansaría y probablemente se convertiría en picadillo de panda. Si sólo pudiera encontrar una abertura…
Abrió bien los ojos. No sabía si Buda la había escuchado o era cosa de suerte, pero en la actual arremetida de Gianella había una gran abertura a la altura del cuello. Se le ocurrió un plan y, confiada, lo puso inmediatamente en práctica. Cuando Gianella vino hacia ella, Fei esquivó el golpe, le hizo una llave rápida al cuello y usando la fuerza de gravedad y sus propios músculos la llevó derecho al suelo, a la vez que la inmovilizaba de manera más eficaz. Y ahí, trató de hacerla entrar en razón con una bofetada bien dada.
-¡CÁLMATE! ¡YA! ¡PELEA NO ES REAL! ¿RECUERDAS?
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La necesidad no tiene necesariamente cara de hereje [Gianella]
El calor subía por su cuerpo como la espuma, cegándole progresivamente de un razocinio que le hubiera permitido continuar la pelea apegándose a las reglas y estándares que habían definido de manera implícita. Aquel calor era el aliado perfecto de aquella criatura de ojos amarillos que brillaban deseosos de sangrienta brutalidad, la cual predicaba en sus golpes mucho más potentes e impredecibles en dirección y velocidad. La cambiaformas aún así era muy rápida para ella, pero “Gianella” lo disfrutaba. La adrenalina era la que dominaba en su cuerpo, y cada golpe fallido era una inyección adicional que hacía peligrar progresivamente la vida de su oponente.
Logró herirla en un zarpazo, y al verla retroceder se relamió las uñas de manera grotesca. Estaba lejos de ser físicamente una vampiresa, pero el gusto por la sangre era compartido. Los ojos se le agudizaron más si eso era posible, y con un rugido fue a por más. Una nueva serie de golpes se sucedieron uno tras otro, comenzando a dejar damnificados naturales: un par de árboles fueron rasgados y derribados con la facilidad de quien corta mantequilla, y parte del piso resquebrajado por las potentes pisadas que hacían creer que un tanque se abría paso hacia su objetivo. Fei contraatacó como pudo y le obligó a retroceder por una ligera molestia en la mandíbula, pero no le detuvo. Nada parecía hacerlo, hasta que la joven panda cambió la estrategia.
La licántropa arremetió contra ella ya sin pensar en nada más que luchar y aplastarla bajo sus garras, destripar su cuerpo y devorar sus restos; pero el resultado fue otro: su cuello siendo apresado por una potente llave le hizo gruñir intensamente por la frustración de un enésimo ataque fallido, y su cuerpo azotado contra el piso le liberó un breve gemido de dolor que fue reemplazado por una serie de bramidos desesperados al intentar liberarse de aquel sometimiento que le hacía hervir algún más. Pero quien le liberó de otra cosa fue Fei, con un golpe que resonó en todos lados y en su cabeza, al igual que los gritos que retumbaron con tal fuerza que le hicieron detenerse de golpe como si le hubieran taladrado los tímpanos. Los ojos se mantuvieron muy apretados por varios segundos, hasta que sintió su cuerpo ser liberado a causa del progresivo control que su mente retomaba.- Ngh…- Incluso la frente le latía, sintiendo su cuerpo mojado y sus características animales desaparecer hasta el punto que sus ojos ya eran azules al abrirlos.-Lo siento…me…-Se cubrió la mitad del rostro con una mano, con una vergüenza creciente pero que no demostraba como siempre.-…me dejé llevar…- dijo haciendo una mueca de dolor y cansancio, abriendo lo suficiente el ojo izquierdo para mirarle y sonreírle.- Las clases de francés…empezarán mañana temprano…-susurró, volviendo a cerrar los ojos para terminar de tranquilizarse y tragarse la sensación de haber arruinado algo que estaba disfrutando en verdad.
Logró herirla en un zarpazo, y al verla retroceder se relamió las uñas de manera grotesca. Estaba lejos de ser físicamente una vampiresa, pero el gusto por la sangre era compartido. Los ojos se le agudizaron más si eso era posible, y con un rugido fue a por más. Una nueva serie de golpes se sucedieron uno tras otro, comenzando a dejar damnificados naturales: un par de árboles fueron rasgados y derribados con la facilidad de quien corta mantequilla, y parte del piso resquebrajado por las potentes pisadas que hacían creer que un tanque se abría paso hacia su objetivo. Fei contraatacó como pudo y le obligó a retroceder por una ligera molestia en la mandíbula, pero no le detuvo. Nada parecía hacerlo, hasta que la joven panda cambió la estrategia.
La licántropa arremetió contra ella ya sin pensar en nada más que luchar y aplastarla bajo sus garras, destripar su cuerpo y devorar sus restos; pero el resultado fue otro: su cuello siendo apresado por una potente llave le hizo gruñir intensamente por la frustración de un enésimo ataque fallido, y su cuerpo azotado contra el piso le liberó un breve gemido de dolor que fue reemplazado por una serie de bramidos desesperados al intentar liberarse de aquel sometimiento que le hacía hervir algún más. Pero quien le liberó de otra cosa fue Fei, con un golpe que resonó en todos lados y en su cabeza, al igual que los gritos que retumbaron con tal fuerza que le hicieron detenerse de golpe como si le hubieran taladrado los tímpanos. Los ojos se mantuvieron muy apretados por varios segundos, hasta que sintió su cuerpo ser liberado a causa del progresivo control que su mente retomaba.- Ngh…- Incluso la frente le latía, sintiendo su cuerpo mojado y sus características animales desaparecer hasta el punto que sus ojos ya eran azules al abrirlos.-Lo siento…me…-Se cubrió la mitad del rostro con una mano, con una vergüenza creciente pero que no demostraba como siempre.-…me dejé llevar…- dijo haciendo una mueca de dolor y cansancio, abriendo lo suficiente el ojo izquierdo para mirarle y sonreírle.- Las clases de francés…empezarán mañana temprano…-susurró, volviendo a cerrar los ojos para terminar de tranquilizarse y tragarse la sensación de haber arruinado algo que estaba disfrutando en verdad.
Gianella Massone- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 24/01/2011
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