La Necesidad Tiene Cara de Hereje [Arianne]

La vida era cara, como yo. Antes, a los 12 años jamás hubiera pensado que la vida que me daba ahora pudiera llegar y tenía el mérito de que yo sola llegue hasta donde estaba pero no, no me conformaba con eso…quería más y siempre era mejor más. Pero por lo mientras no quería dar un paso en falso y echarlo a perder todo, era mejor darme un tiempo para pensar, para mí misma y no mostrarme tan descaradamente interesada en el dinero y la fortuna que estaba a solo dos pasos de mí. Necesitaba idear un plan para que de alguna forma no solo el dinero me cayera como de un árbol, era complicada la situación pero no había nada que no pudiera tener. Una fuerte de punzada de malestar me atravesó cuando el sol me pego directamente en la cara deslumbrándome, me encantaba salir, adoraba la sensación de asombró que dejaba en las personas, con el paso firme y rítmico me inquietaba la forma en la que el mundo me abría paso. Me lleve la mano a la cara, justo por arriba de las cejas para tapar los rayos que me evadían del camino con tanta luz…aun así no dejaba de mirar a mi alrededor para causar un mayor impacto. Miradas cómplices, fuertes, a veces coquetas e irónicas me hacían remover a la sociedad entorno a mí. Como un satélite.

Inalcanzable, indomable la lista de adjetivo que me describían podría seguir y más de uno morirá escuchándola. ¿Cómo es que lograba todo eso? No lo sabía, la magia que me rodeaba no se podía romper, la luz que irradiaba era tan fuerte que dejaba miles de ciegos por donde pasaba, a veces me sorprendía pensando en cómo podía vivir con tanta belleza en mi ser, la locura y realidad solo podían existir en un cuerpo y ese era el mío. Un pequeño golpe en el hombro me hizo desviar la mirada a la pequeña o tal vez no tan pequeña muchacha que se había cruzado por mi camino, parecía tan…metido en sus asuntos que ni siquiera noto ese pequeño incidente. No era de la ciudad, lo notaba en su forma de anda, de vestir, en la forma en la que actuaba como si la escoria que se detenía a mis pies fuera espectacular, yo lo veía como eso simples admiradores de la perfección que elaboraba pecados de cristal.

Una rápida mirada de arriba hacia abajo sin prestarle demasiada atención me hizo seguir caminando entre la calles transitada, me abrieron paso pero algo se atoro con el faldón del vestido verde, ojala y no hubiera querido seguir caminando porque el sonido de la tela que se rompía me hizo a mí y a otros transeúntes detenerse para mirar el daño-Está bien gracias-una sonrisa falsa como todas mis verdades se asomó entre mis dientes cuando una pareja se acercó para ayudar en el enredo. La maleta de la chica que antes había chocado conmigo tenía un defecto, tal vez por lo gastado o por lo mal construido, el punto era que se había atorado con una de las piedras tornasoles que adornaban mi ajuar hasta el punto de llevarse la tela ¡No estaba bien, era seda!

Me agache para comenzar a quitar con minuciosidad la el pedazo enredado con la maleta, agradecí que no hubiera tomado más que solo eso, era una maleta muy grande. Asentí con la cabeza para asegurarle a la pareja que todo estaba bien. Respire fingiendo desilusión, mirando con desgano por entre un pedazo de pluma el retazo arrancado, podía tener más vestidos de donde saque ese, no era tan importante el punto era que…no entendía como es que había pasado. Si la chica hubiera puesto más atención mi regalo estaría intacto.

Me quede perpleja al ver la falta de reacción ante las cosas de la chica, parecía como un cachorro frágil, tímido y necesitado como si todo fuera nuevo y maravilloso. Me daba un poco de pena saber que si eso era malo Paris le traería cosas mucho peores-No te preocupes-sonreí mecánicamente, una señal del cerebro me mando esa acción hasta la boca, un gesto así podía significar tanto en un mundo cruel pero para mí solo era una forma más de mostrar que tenía el control de todo. Todo cuanto me rodeaba era modulado por la vibra que de mi emanaba-Está bien, estoy segura de que…se puede arreglar y si no bueno, no es importante-me levante echando una ojeada rápida a todos a mi alrededor, se habían detenido logrando que aflorara una sonrisa demasiado déspota pero bien escondida y mezclada con cortesía. El nivel que tenía como mentirosa simplemente era extraordinario, nunca perdía el control eso era para mediocres. Entre abrí los labios ligeramente, apartando la pluma de color verde que caía ligeramente sobre el rostro solo para ver el esplendor de ingenuidad que emanaba de la chica.

-Debes de tener más cuidado, esto es nada a comparación de lo que te puede pasar sin la cautela debida…Paris es peligroso-no vacile ni un segundo, no iba a hablar de más aparte por razones obvias esperaba que “como se llamara” no relacionara a nada sobrenatural aparte de los gitanos con mi comentario, no parecía la clase de chica que creyera eso o tal vez si, estaba tan perdida entre toda esa gente que sentí un retortijón en el estómago. Rei ligeramente con despreocupación, quitando importancia a las palabras, logrando que el sonido repicara como un coro de campanas o canticos celestiales ¡Sí! Ese efecto tenía en las personas. Mire de nuevo la maleta pensando en que por mucho que la odiara a la gente sin nada, yo de alguna forma me vi en su posición y en una mucho peor-No pienses que quiero espantarte-aclaré con gentileza y bajando la mirada al piso, calculando la distancia entre ambas para hacerme para atrás-Solo es una medida de prevención…verás no hay gente muy amable aquí en esta ciudad- “Y tampoco hay gente totalmente sincera” crucé los brazos enfrente de mi pecho y aguarde mientras mi mirada se dirigía a una de las tanta nubes esponjosas que acompañaban al astro rey.

Frívolamente imite la mirada de una señora que especulaba junto con otra. Fulmine con la mirada y al no recibir más palabras de la chica me decidí a seguir por mi camino, dedicándole un saludo con la mano. Me sentí mucho mejor cuando pase junto enfrente de las “damas”, yo era la cosa más hermosa que sus ojos humanos verían en muchos años y eso hacia crecer la semillita de la superficialidad, ya nadie veía mi belleza como una maldición sino como todo lo contrario. Todo cuchicheo cesó cuando se dieron cuenta de que no tenían forma de competir ni siquiera de reclamarme algo, podía ser una puta pero era la puta mejor pagada de todo Paris y ella con todo el dinero de sus marido seguían siendo mantenidas, feas y patéticas.

¿Qué? ¿Me llamaba a mí? Me voltee para ver como la pobre chica avanzaba hasta mi con su gran maleta que suponía después le traería problemas de espalda, se veía tan grande y pesada-En serio-reí discretamente para encararla-No es nada…solo es un vestido-un vestido muy caro, un regalo, me quejaba internamente pero no lo demostraba, no quería asustarla. Un joven que pasaba por ahí estuvo a punto de derribarla por una razón que hubiera valido la pena el golpe…yo. Sonreí al descuidado y volví la mirada hasta la chica ¿Por qué debía de ayudarla? ¿Acaso me vio cara de orfanato? No tenía casa propia, la mansión de Marko no era totalmente mía así que no podía recomendarla ahí pero… ¡Si, eso era! No necesitaba una casa pero si necesitaba ganancias extras, para que mi víctima no sospechara que la razón por la cual me había acercado a él era el dinero. Las ideas carburaban rápidamente para que pudieran salir por la boca.

Convencer, enamorarla con palabras y después ver si resultaba mientras lograba tenerlo todo-Pero…te puedo ayudar a conseguir trabajo-mire alrededor, a las personas les seguía pareciendo que las prostitutas no podían hablar en público y menos de un tema como ese. Las miradas seguían constantes por lo que la llame con dos dedos-Claro si te gusta ¡Ven conmigo! Te platicare un poco más pero no aquí-mire la maleta, entrecerré los ojos, seguía sintiendo un cosquilleo en la garganta por hacerla cargar pero al final me lo agradecería. Mis pies comenzaron a andar con cierto modo cansado, discreto porque era mucho mejor que pensaran que hablaba con ella por amabilidad e vez de que lo hacía por interés…tanto interés como podría tener la palabra prostituta.

La tome del brazo, enroscando el mío para que las palabras no se extendieran-Mira, sé que no has conseguido trabajo esa cara no puede ser solamente porque seas nueva en este mundo-baje la mirada, era un poco más alta que ella y necesitaba que lo hiciera, así que usaría toda su atención para eso-Y te diré algo con mucha sinceridad…no encontraras nada en lo que puedas trabajar-una cara de preocupación, un apretón a su antebrazo y tal vez estuviera sintiendo confianza-Yo conozco un lugar, trabajo ahí-seguí guiándolo de forma lenta por entre las calles-Podría hablar con el dueño del lugar para que entraras también eso si no te importa servir a los clientes-solté con cautela, esperando que entendiera el tono lento, arrastrado y misterioso de mis palabras. Espere paciente, tal vez no le gustara la idea pero a mí me parecía perfecta.

Si lo pensaba de una forma minuciosa no podría entrar en mejor burdel que ese. Era lo más alto dentro de nuestro mundo, los otros eran porquerías con porquerías adentro. En el mejor burdel de todo Paris, si aceptaba, ganaría poco pero con eso tendría un techo, no moriría de hambre y no la maltratarían. Fuera lo que fuera que ganara, lo cual iba a ser…normal teniendo en cuenta los clientes –incluso ese lugar tenia escoria, tanto de clientes como prostitutas- una parte de su ganancia iba a ser para mí, lo necesitaba. Con el pretexto de que podrían echarme del burdel por recomendar a una extraña, lo haría.

Claro ella nunca se enteraría de que no podían echarme. Entre las cinco o seis prostitutas más caras de ese lugar mis ganancias dejaban el lugar como lo que era. El dueño no se atrevería a perderme porque significaría poco a poco la bancarrota, tenia mis razones para hacer todo ese circo apesar de mi dinero. Una mente de 17 años era tan brillante que me asombraba la forma en que arme ese plan.

En verdad debía de estar muy necesitada para aceptar de tan buena gana pero no todo podía ser tan de color rosa, sabía que muy en el fondo escondía el miedo de ser poseída por un hombre, era normal pero era mucho mejor dela forma en que ella lo experimentaría…los sucesos no fueron tan amables conmigo-Tienes que saber algo-me gire y la detuve por el brazo, ya estábamos lo suficientemente alejadas como para que ninguna de las personas recurrentes nos mirara sin querer hablar mal. No que me importara pero siempre me gustaba más estar tranquila-No podrás estar en mejor burdel eso te lo aseguro pero…-me mordí el labio varias veces, presionando con el colmillo para crear una actitud “nerviosa”-Se nos pone un precio que los clientes deben cubrir, no puedes cobrar solo porque te dio la gana, así que no esperes ganar mucho pero tranquila…todos son muy amables-un puchero digno de cualquier bebé hizo que mi triunfo estuviera completa, o al menos una buena parte de él. Le había escondido ciertas cosas sobre cómo se catalogaba con un precio, tampoco le importaba ¿Quería pasar la noche? Bueno lo haría, sobreviviría en Paris.

-Te llevare con el dueño es un buen hombre-le asegure mientras volvía dar dos pasos para guiarla-Y algo más…las empleadas del lugar no podemos llevar más chicas porque normalmente, bueno digamos que nadie recomienda de prostituta a otra-tenía que decirlo muy despacio, quería estar segura de que entendiera y que no se echara para atrás pero viéndola era poco probable-Me estoy arriesgando al llevarte porque te pondrán a prueba y si el dinero invertido en esa “prueba” para ti no se ve remunerado entonces la culpa la tendré yo-me sentí orgullosa de tal mentira pues era la más compleja y bien elaborada que había salido en poco tiempo Todo se estaba dando, claro yo forzaba un poco las cosas pero seguía sin creer que la chica cayera como conejito en la red. Las chicas de 17 años no debían de estar haciendo lo que yo, debían de preocuparse porque actuar de buena forma, para que nadie se diera cuenta de lo putas que eran pero eso era aburrido e hipócrita porque siempre serían las mantenidas en cambio yo empezaría a hacer rodar el dinero que caía en mis manos.

-¿Crees posible que si te quedas puedas darme parte de tu ganancia?-lancé una mirada tímida por entre la molestosa pluma que llevaba mi tocado. Tenía que aceptar porque de la forma en que la podía hacer entrar también podía hacer que la rechazaran sin darle ni siquiera el beneficio de la oportunidad-No te lo pido todo, solo un porcentaje pequeño ni siquiera notarás que me lo has dado-¡Exacto! De poco en poco podía juntar una buena fortuna, tendría varios clientes, la clase de clientes normales y de cada visita saldría un buen dinero para mí, con la excusa de que podía perder mi puesto en el burdel por recomendar a una chica así sin más ni más no tendría otra opción. Parecía demasiado dulce e ingenua para negarse o tan siquiera intentar evadir los lazos de mis perfectas mentiras, ella podría enterarse de mi posición pero si le soltaba que podrían correrme –cosa que no pasaría porque reemplazar seria todo un show sin mencionar que no estaban para esos lujos- las cosas cambiarían y muy a mi favor.

Deje que pensara la respuesta, siempre podía retractarse y caminar lejos de mí. Por mi parte si aceptaba todo sería perfecto y si me rechazaba bueno, no le necesitaba porque no eran fundamental en mi vida-Por cierto soy Arianne-estaba tan acostumbrada a obtener todo lo que quería y unos segundos de espera solo hacían que los oídos me zumbaran.

-El vestido no importa, en serio-sonreí “simpáticamente”. Las cosas no pudieron salir mejor, mi poder de convencimiento por fin tenía una presa ahora solo faltaba presentarla y hacer la parafernalia de que me importaba su bienestar aunque no fuera cierto-Ana es momento de que vayas a conocer tu nuevo hogar-exclame ligeramente emocionada por una razón falsa mientras soltaba su brazo y me encaminaba hasta el borde de la calle, tenía que pasar un carruaje. No la haría caminar, ya bastante tendría al ser mi trabajadora y la quería lo mejor posible, nada cansada ni frágil. Para mi suerte no tarde ni siquiera treinta segundos en conseguir medio de transporte, la llame para que trajera sus cosas y me deslicé con cuidado tratando de hacer el menor daño a mi ajuar ya deteriorado. Extendí las manos para ayudarla con el peso de esa maleta-¡Vamos sube ya!-le indique mientras jalaba su equipaje ¿Qué tanto podría traer? Eso pesaba horrores, y no era como que me importaba pero era curioso-Le pagare cuando lleguemos…Tome la séptima calle por favor-dije en un tono más alto de lo normal solo para que el chofer me escuchara.

Me asome por el espacio que se hacía llamar ventana, un grupo se señoras cuchicheaba sin el menor recato, seguramente por envidia pero también se podía deber a que no tenían el suficiente cerebro para hacer otra cosa, les dedique una sonrisa ladeada demasiado perfecta o angelical para que entendieran que de hecho era una burla y un insulto a su nula inteligencia, después de eso me volví a girar hacia mi acompañante-Analeigh no te preocupes vas a estar bien, muchas deberían entrar a ese burdel-extendí una mano para tomar la suya que se encontraba descansando en su regazo[color=deeppink-Pero no son lo suficientemente buenas…Te diré un secretito[/color]-me acerque, para prestar atención y que me la prestara-Si aún eres virgen el precio de tu virginidad será alto, no necesitas mucho ahí te darán todo y voy a cuidar de ti-¡Que bizarro! Una chica de 17 años cuidando a otra, si es que a lo que hacía se le podía llamar ayuda.

No se podía quejar, muchas se las daban de las mejores putas y Vivian junto con la porquería, tampoco es que el lugar en donde yo trabaja estuviera exento de mediocres pero simplemente era el mejor. Todas teníamos un excelente lugar, y no solo había habitaciones para que nos abriéramos de piernas, nuestros servicios iban más allá que solo eso-¿Eres virgen?-la pregunta del millón, arrugue el ceño tratando de descubrir lo que había detrás de sus pestañas negras, si no lo era suponía que el precio ya no sería tan alto –para una nueva y sin reconocimiento- 250 o a lo mucho 500 francos. Eso, solo si le tocaban –no se podía dar el lujo de escoger- de los clientes normales porque había de todo.

Desde mujeres que solo valían 10 francos a lo mucho hasta personas como Magnolia o como yo cuyo precio dejaba pobre hasta un rey. Tenía la fortuna de que era bonita, incluso yo me enojaría con Lucian si es que le daba un precio debajo de 250-Voy a hablar con el dueño pero no te preocupes, dime Ana ¿Cómo fue que llegaste aquí?-el paso 2 de mi plan A. Sabes todo sobre ella, necesitaba saberlo porque de algo me debía de servir con el tiempo le encontraría un uso a esa información.

Volví a sacar la cabeza con mucho cuidado para mirar por la calle. Curioso pensar que si Ana en el mismo carruaje y en la misma dirección, sacaba la cabeza vería lo que venía mientras yo veía lo que ya había pasado. Estábamos a punto de llegar así-un máximo de 15 minutos- que estire la mano hacia atrás para pagarle el viaje al chofer. Me remoje los labios esperando una respuesta, tenía paciencia para esas cosas y si la aceptaban tendría bastante tiempo para sacarle más que solo unas palabras. Al final serviría para que Marko no descubriera que su posición social me interesaba, porque dinero ya tenía lo que me interesaba era ser reconocida ¿Y qué mejor que hacerlo con mis propios méritos y planes como hasta el momento? Nadie me había ayudado a una de las seis o cinco mejores pagadas de Paris.

Después de tanto sufrir…