La capa Roja

por **Jean Baptiste Fontaine** Mar Dic 11, 2012 1:46 am

Frente al parque natural de la ciudad se levantaba un vieja casa de estudiantes, sin duda en su época había albergado en su interior a un gran número de inquilinos, pero ahora solo uno vivía en aquellas antiguas instalaciones, hacía cinco años que la universidad que se encontraba cerca del lugar había cerrado por motivos desconocidos.

Ahora el único habitante de aquella vieja casa era Jean, un joven como cualquier otro, bueno, tal vez no como cualquier otro,. Ahora se encontraba en la universidad, la antigua casera de aquel lugar, siendo amiga de su madre, le había ofrecido alojamiento nadie habitaba el lugar y jean podía permitirse pagar la limpieza con regularidad

Aquella mañana salió como siempre de la casa cerrando la puerta principal con llave y bajando los viejos y rústicos escalones de la entrada lentamente observando la belleza del parque frente a el, una de las cosas por las que había aceptado vivir en aquel lugar a pesar de lo alejado de la escuela era aquel parque, le gustaba tener tanta naturaleza cerca aun a pesar de estar en la ciudad, sin contar que era un barrio muy tranquilo, eran las 6:30 de la mañana y el cielo ya clareaba, observo las calles y tan solo vio algunos vendedores ambulantes y algunas mujeres yendo a la iglesia en contra esquina de su casa.
Sonrió por el siempre hecho de que lo deseo y suspiro, se coloco una ligera chaqueta negra y subió a su moto arrancando inmediatamente rumbo a la escuela, no tardaría más de 10 minutos en llegar. El tráfico era escaso a aquellas horas y no sería un problema.

Asistía a una escuela pública por deseo de sus padre y a el le veía muy bien, era una escuela mas o menos normal con un nivel académico muy bueno, la gente era algo mas autentica, había tantas hipocresías como en una escuela privada, con la diferencia de que también había gente muy sincera. El no solía relacionarse co los demás, no quería que lo conocieran demasiado, quería pensar que con los pocos con lo que tenía amistad le valoraban simplemente por la persona que era.

Estaba ya en su último semestre por lo que la mayoría lo conocía y sobre todo… conocía a los demás, los profesores, los alumnos… y por supuesto…a los brabucones… no faltaban los galanes. Era increíble ver, como la vida podía asemejarse tanto al cliché de una película.

por **Larisa Navratinova** Miér Dic 12, 2012 9:26 pm

“Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le ayudará. Vete ahora temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita.”
Caperucita Roja, Hnos Grimm

-¿Llevas todo, cariño? Asegúrate de hacerle llegar esto a la abuela a primera hora. Y trata de no llegar tarde a la escuela. Ven, dame un beso y ten tu capa, que afuera hace frío.

La chica sólo le sonrió a su madre, a la vez que tomaba la bolsa con comida y aquella capa impermeable roja. El encargo era simple: llevar aquellos alimentos a la casa de su abuela, que quedaba más o menos a mitad de camino de la escuela. El problema era que ella se perdía con inusitada facilidad. Bueno, al menos conocía el camino a la escuela, ¿no?

Su nombre era Larisa, aunque la mayoría de sus amigas le decían Lara. A simple vista parecía una muñeca de porcelana viviente, con aquellos ojos grandes y aspecto frágil. Pero su mente demostraba una serenidad a toda prueba, una calma que llegaba a ser extraña. Gracias a esa conjunción de físico y temperamento había logrado sobrevivir en aquella escuela privada en la que su madre la había metido. No era demasiado hábil hablando con la gente, pero tenía un pequeño lugarcillo en aquel grupo de niños ricos y gente arribista.

Rápidamente, se colocó su capa roja, que le llegaba hasta el final de la espalda. Tenía que salir ahora o se le haría demasiado tarde. Le dio un beso de despedida a su madre y salió. En verdad estaba frío afuera… El sol recién estaba saliendo, y las calles de aquel barrio acomodado estaban desiertas. Con una sonrisa, se subió la capucha de su capa y comenzó a caminar. Tenía un largo día por delante.

por **Jean Baptiste Fontaine** Jue Ene 24, 2013 11:09 pm

Una figura roja le llamo la atención y lo habría ignorado de no reconocer el impermeable y el andar de la muchacha, sin pensarlo, ni siquiera darse cuenta disminuyo la velocidad orillándose y alcanzando a la muchacha, solo una mirada a los risos rubios y aquel rostro de muñeca y supo que no había forma en que se hubiese equivocado de persona.

-buenos días, nunca te había visto caminar por aquí, vives cerca?

No la conocía pero la había visto en la escuela en algunas ocasiones, no estaban en el mismo grado ni mucho menos en alguna clase, pero la había visto, quien no la había visto? Aunque fuese posible que alguien ignorase un rostro como aquel sería imposible ignorar aquella capa. Vio que llevaba algo en las manos y que estaba bastante retirada de la escuela como para pensar en ir caminando.

-eres…Lara cierto?

Hasta donde el sabia Lara era su nombre y simplemente lo sabía por que la había escuchado mencionar en algunas ocasiones poco sabía que era el diminutivo de Larissa, pero al menos el conocimiento le servía para hacer conversación.

-Soy Jean, vamos a la misma escuela, quieres que te lleve?

><:

por **Larisa Navratinova** Lun Ene 28, 2013 10:22 pm

Perdida como estaba en sus pensamientos, la chica se sobresaltó al oír una voz al lado suyo. Se volvió a ver a la persona, y se encontró con un joven que al parecer era de su edad, montado en una moto. Sabía quién era, o al menos reconocía su rostro. Jean, creía que se llamaba… Esperen, ¿cómo es que sabía quién era ella? ¿Y le estaba ofreciendo llevarla en moto?

No quería ser descortés, pero hace mucho tiempo le habían enseñado que no debía confiar demasiado en la gente. Además, tenía un encargo que cumplir, y tenía que hacerlo bien. Su abuela la estaba esperando.

-Me llamo Larisa- accedió a ratificar su propio nombre. De cualquier modo, el ya lo sabía-.Lo siento mucho, pero no puedo aceptar el ofrecimiento. Tengo algo muy importante que hacer y no puedo distraerme demasiado. Gracias, de todos modos.

Y dicho esto, le dirigió una sonrisa de disculpa y siguió su camino. No podía demorarse, o llegaría tarde a la escuela después de entregar su encargo. Si hubiera podido correr, lo habría hecho, pero la verdad nunca fue demasiado buena en deportes, por lo que no era ni siquiera una opción segura. Sólo podía limitarse a caminar lentamente hacia su destino.

Aunque una parte muy pequeña de su cabeza se reprochaba aquella inseguridad, aquel miedo que sentía a que la gente le hablara de pronto. ¿Y si simplemente hubiese aceptado la propuesta?

por **Jean Baptiste Fontaine** Mar Feb 12, 2013 12:15 pm

La observo y volvió a mirar la cesta que llevaba, pensó en retirarse y volvió la mirada al frente paro aunque parecía que se iba a marchar volvió la vista a ella.

-vas a llegar tarde a la escuela así, por que no te llevo a donde sea que vayas haces tu diligencia y vamos a la escuela? No podría disculparme si dejo a una linda chica llegar tarde a sus clases, como se vería eso.

Dio un último intento, nunca habían hablado y solo la conocía de vista, ahora sabía que el único dato que tenia de ella no era precisamente el más acertado pero al menos estaba cerca…asi que se llamaba Larisa. Sonrió para si mismo, él era un chico normal uno muy muy normal pero en ocasiones tenía gustos un poco diferentes, por eso a pesar de su apariencia y su buena aceptación entre los demás no tenía una novia conocida, no era bueno que ninguna se acercara demasiado ni lo relacionaran mucho. El amaba a las chicas era la mejor creación que dios había puesto en este mundo, sin duda la más deliciosa.

-¿qué dices me dejas llevarte?

Si al menos supiera a donde iba…entonces podría comenzar a conocer mejor a la preciosa muchacha, había algo que le había llamado la atención de ella de entre todas las demás y es que parecía casi perfecta con una piel que pedía a gritos ser acariciada debía ser suave y tierna…jugosa y deliciosa.

por **Larisa Navratinova** Dom Feb 24, 2013 11:38 am

Al final, la joven se paró en seco. A pesar de ser extremadamente desconfiada, era verdad que posiblemente no pudiera llegar a tiempo a las clases. El condominio donde vivía su abuela no estaba demasiado cerca de ninguna parte, y tenía cosas importantes que hacer a primera hora. Tenía miedo, sí, de confiar en la gente, pero su cabeza le decía de alguna forma que no tenía más opción que ceder. ¿Cuánto se iba a demorar en sus diligencias montada en una motocicleta? Menos que a pie, por supuesto. Lanzó un largo suspiro.

-Está bien, tu ganas- Y sin decir más, se subió a su lugar. Tomó un casco y se lo colocó en la rubia cabeza. Se aseguró de no caer en cuanto el vehículo partiera, con un ronroneo suave. Y sintió el azote del viento que le demostraba que ya estaban en movimiento.

Aquella joven estaba acostumbrada a desconfiar de la gente. Hace mucho tiempo atrás, uno de sus hermanos había sido asesinado por alguien a quien no recordaba. Desde entonces, la vigilancia se había extremado para los niños que quedaban. A la pequeña se le había enseñado que ningún extraño era bueno. Que los ofrecimientos siempre traían algo de peligro. Y ahora ella, que se mostraba tan distante-pero siempre tranquila- estaba rompiendo todas sus leyes al aceptar el aventón. ¿Y si surgían problemas?

Luego recordó que no había dado la dirección.

-Necesito ir al condominio que está a unos dos kilómetros del instituto-señaló. De seguro lo conocía. Aquel lugar donde se refugiaba la gente adinerada, esperando no mezclarse con los demás.

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