Beben, y beben, y vuelven a beber los peces en el río... ¡hasta emborracharse!

por **Jäeger J. Délvheen** Dom Dic 23, 2012 9:01 am

Frente al espejo de aquél dormitorio en penumbra me abrochaba la camisa blanca, arremangándome hasta los codos para dar un aspecto más informar, incluso llegando a alborotar mis cabellos mientras, con un toque flamenco que había aprendido durante mis estancias por tierras andaluzas, empecé a canturrear un villancico, tocando imaginariamente, una guitarra española.

Y mientras me movía por la sala ejecutando una danza flamenca, alguien usó sus nudillos para aporrear la puerta de mi habitación, por lo que me aclaré la garganta, repeiné mis cabellos, desabroché los dos primeros botones de aquella camisa y abrí la puerta poco a poco, dejando que chirriara cuando apoyé la mitad de mi cuerpo derecho contra el marco de la puerta y perfeccionaba entonces la más seductora de mis sonrisas.

- ¿Me buscabas?

Le guiñé el ojo pícaramente, pero mi semblante cambió cuando la vela iluminó el rostro de aquél que se hallaba ante mí, resoplando al reconocerle.

- Ah, eres tú, Simon… - refunfuñé, dándole la espalda para volver a mis aposentos, dejando la puerta abierta para que hablara desde el umbral.- Estaba esperando a Macarena, ya sabes, la nueva sirvienta gitana… Madre mía, ¡que ojos tan negros! ¡Qué pelo tan anillado! ¡Qué piel tan ricamente tostada..!

- El amo me envía a pedirle que le ayude con sus bolas…- carraspeó el anciano antes de poner los ojos en blanco y retirarse en silencio, dejándome solo otra vez.

- ¿Sus… bolas? ¡Ay, mi hermanito! Cada vez puede vivir menos sin mi…- reí, colocándome el gorro rojo navideño cuya bola blanca caía sobre mi rostro.

Con las manos en los bolsillos de mis pantalones azabaches y aun tarareando algún que otro villancico, descendí por la gran escalinata del castillo, sin poder contenerme cuando la joven Corleone paso junto a mí, atareada con unas bandejas repletas de cristalinas copas de champagne burbujeante, riendo cuando al pellizcarle su trasero respingón, ésta dio un brinco y la bandeja se desestabilizó, haciendo alarde entonces de mi habilidad, pues logré salvar todas las copas a punto de estallar sobre la alfombra roja que adornaba las gradas… todas, excepto una.

Antes de que pudiera gritarme, le saqué la lengua infantilmente descendí la escalera dejándome deslizar por su baranda, saltando de ésta y extendiendo entonces mis brazos como si fuera un gimnasta que había concluido su ejercicio a la perfección, inclinándome hacia nadie como si allí me aplaudiera un público enloquecido.

Hecha la absurdez diaria, me dirigí hacia el gran salón, dónde los sirvientes iban de aquí para allá, a contrarreloj, sin que en realidad me fijara en qué era aquello que tan de cabeza les traía, pues mis ojos se detuvieron en la figura de Jerarld quién parecía distraído con el adornado árbol de navidad, riendo mientras mis pasos me llevaban hacia él.

- ¿Necesitas una mano?- bromeé.- La familia no tardará en…

Y entonces, el timbre sonó y el alboroto comenzó.

Beben, y beben, y vuelven a beber los peces en el río... ¡hasta emborracharse! HPniD

por **Jerarld Délvheen** Dom Abr 14, 2013 12:22 pm

Coloque una de las bolas de colores que se había caído del árbol de navidad, mirándolo bien a ver si había algún lugar sin adornar, pero parecía que todo estaba en orden.
Lo cierto es que quería que todo estuviera perfecto para cuando llegara la familia. Pues nunca teníamos oportunidad de reunirnos todos a la vez. Por lo que esta fecha en particular me hacia especial ilusión. Aunque no dejaba de dejarme con cierta expectación pues… reunir a más de cinco Délvheens en la misma habitación ya era algo peligroso. El don del caos estaba servido con solo uno y ya con todos los que nos reuniríamos esa noche… esperaba que el castillo no acabara en llamas o destruido por completo o peor…jejeje.

Entonces una melodía con un claro y sentido acento flamenco llego a mis oídos haciéndome sonreír.

¿…Pero mira como beben por ven a dioh nacío!...?
Rei de buena gana, mientras me giraba hacia Jäeger, tomando unas castañuelas que toque con agilidad entre mis manos antes de lanzárselas por los aires.
Te las traje de mi último viaje a España, te lo doy antes porque parece que te hacen falta, te me estas poniendo de un folclórico…
Comente con aire afectado, llevándome una de mis manos a la frente para negar con la cabeza mientras le incordiaba.
Tener hermanos para que estos te salgan con un alma tan gitana…oioioi.
Por cierto ¿que me vas a regalar este año? ¿eh, eh? Que sepas que los látigos que me diste el año pasado se rompieron al primer uso.

Me aparte antes de que me lanzara algún mueble u objeto punzante y casi salvado por la campana Sam apareció y llamo a al resto del servicio para recoger las maletas de los recién llegados, pero entonces antes de que los siervos llegaran, la puerta de la entrada se abrió bruscamente, y Johannes entro corriendo mientras se reía, pasando directamente desde la entrada hacia la escalera, subiendo con toda prisa mientras llevaba algo entre las manos. Solo nos miro un momento y ante un escueto “hooolaaaaa” desapareció con una de sus sonrisas traviesas escaleras arriba, mientras que detrás de él -también corriendo- le perseguían Elle, Biél y Kahlan, con gesto de cansancio, risa e indignación por partes iguales.

Los cuatro se perdieron escaleras arriba entre un alboroto y unas risas que inundaron el castillo….Eso sumado a algunos ruidos de cosas rompiéndose.
Lleve una de mis manos a mis labios y parpadee intentando imaginar que líos se llevarían entre manos, mientras mas atrás con paso calmado y las manos entrelazadas, se adentraba Anhiel, dando su abrigo a Sam para caminar con sosiego hacia el salón con su elegante vestido como la dama que era. Definitivamente la única que tenia modales al lado de los “niños” que la acompañaban –nunca mejor dicho-

Cuando observe la escultura del siglo XVIII caer por las escaleras, y romperse en millares de trozos, definitivamente supe que ya faltaba menos familia por llegar...

Beben, y beben, y vuelven a beber los peces en el río... ¡hasta emborracharse!

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Re: Beben, y beben, y vuelven a beber los peces en el río... ¡hasta emborracharse!