Obsessions d'un vampire [Privado]

por **Camile Avery** Vie Dic 28, 2012 5:50 pm

Era una noche con bruma cerca de la laguna, Kiler Bee había ido a purificar su cuerpo de las recientes muertes que había dado en el nombre de Dios, su rostro estaba manchado de sangre y a la luz de la luna mostró su desnudez al bosque que rodeaba la laguna.

El atlético y fuerte cuerpo desnudo de Killer Bee se introdujo por completo en las frías aguas, los minutos hicieron que el cuerpo de Killer Bee se adaptara al agua, la temperatura descendió y la sangre que media hora antes ardía en adrenalina se reguló, la paz y el silencio que le transmitían el bosque y la laguna le serenó mente y cuerpo, su espíritu estaba en armonía y no parecía haber nada en aquella noche que pudiera estropear su baño.

Se mantuvo media hora dentro del agua, la piel comenzaba a perder textura y el frío se estaba intensificando así que Killer Bee salió y se vistió de nuevo.

Llevaba su clásico atuendo, una blusa azul, pantaloncillo color caqui, sus botas y las armas en sus respectivas fundas, aunque en esta noche también llevaba una capa que bien le ayudó a sobre llevar el frío.

Killer Bee se sentó viendo el agua, la bruma se fue desvaneciendo y la luna se encontraba en lo más alto, —media noche— anunció la inquisidora a la nada, luego cerró los ojos.

Cuando Killer Bee despertó aún no era de noche, quizás habían pasado un par de horas, pero el cielo le decía que tardaría mucho en amanecer, Killer Bee estaba recuperada, el cansancio se había marchado como la sangre en el agua y si ella no se había ido aún, era por la paz que el lugar le brindaba.

Fue entonces cuando escuchó pasos entre el follaje, se dirigían a ella. La inquisidora se puso de pie para recibir a la visitante y encararla si fuera una amenaza.

Pero no había nada, de hecho había desaparecido y reinó el silencio.

Killer Bee no estaba sola y su compañía no era mortal o algún animal, alguien la asechaba y sin dudarlo lo supo, era un sobrenatural. Y sin embargo, Killer Bee no desenfundó algún revólver o desenvainó sus dagas, nada de eso. Espero con paciencia.

Sin embargo la amenaza no hacía presencia y Killer Bee decidió ir a buscarla, aprovecharía la laguna, buscó por todas partes apoyos, referencias que pudiera usar ella como ventaja, algún árbol con un hueco donde ella pudiera buscar refugió de ser necesario, ramas bajas donde ella pudiera hacer uso de su gimnasia y escabullirse. Pero también vio el suelo, se aseguró de ubicar las piedras para con caer sobre ellas hiriéndose y cuando el entorno lo hizo suyo. Iba y venía en su círculo de batalla, esperando a que hiciera presencia o la mañana llegara.

por **Alexês Nyíri** Miér Ene 02, 2013 7:48 pm

La había seguido toda la noche, a mi asesina. Killer Bee. Su sangre era como una obsesión para mí.

Yo no tenía mucho tiempo como inmortal, era lo que llaman neófito. Y aunque me sentía poderoso temía a la inquisidora, su gran experiencia me abrumaba y el saber que fue alumna de su amado Ruggero le sugerían una temible amenaza.

Era un placer beber sangre, poco a poco el placer de cuando Arleken bebía de mi cuando mortal se esfumaban y daban pie a este nuevo placer, me tocaba gozar lo que Arleken gozaba y era majestuoso. La cálida sangre en la boca y como descendía por el esófago.

Killer Bee se desnudo frente a mis ojos casi rojos y la contemplé. Su cuerpo desnudo se me antojó y desee ir y tomarla como mía, poseerla y beber de su sangre. Estaba indefensa en el agua y esa era mi oportunidad, pero no lo hice. Preferí verla, salió y se vistió.

Ya no lo pude resistir y caminé hacía ella, por su espalda pero con sigilo. Mas Killer Bee era astuta y me escuchó venir. Y como lo sospeché, rápidamente se montó una defensa, estudió el lugar y me esperaba.

Faltaba para el amanecer y la obsesión por ella me hizo tomar una decisión, saldría y la enfrentaría.

Salí y me vio a los ojos, aún no controlaba bien mis poderes, a excepción de la sanación acelerada que era algo que no se necesitaba una voluntad para usarlo. Mi encandalimiento no funcionaría estando tan alejada de ella por lo que caminé lo suficiente para que pudiera usarlo.

-Buenas noches Killer Bee, nos volvemos a encontrar-

por **Camile Avery** Lun Ene 07, 2013 9:39 pm

Y finalmente apareció, se trataba de aquella vampiro de la noche de la redada iniciada por su maestro y concluida por ella. Aquella condenada se había salvado de la muerte por la voluntad de un vampiro, condenandola a los infiernos. Alexês Nyíri era su nombre, un nombre que no olvidaría.

—Cuando el encuentro se da a propósito dudo que ese argumento sea convincente...— y Killer Bee la miró con astucia, la blancura de Alexês era aún más definida que aquella noche en París. —... no crees que sería mejor decir, hasta que te vuelvo a encontrar. Pues son tus deseos los que te han traído hasta mí... O me equivocó bebedora de sangre— y la inquisidora desenfundó una de sus pistolas en una expresión de intimidación. Pues era obvio que las pistolas nada le harían a Alexês, al menos no mortal, aunque, la retrasarían para que Killer Bee clavara una estaca en el corazón de la no-muerta.

—No importa, me pregunto si vienes a que te libere de la maldición que aquel vampiro cedió a ti, por voluntad o en contra de ella. Si es así, acudiste a la persona adecuada— y le sonrió, Alexês no mudaba de expresión. Sólo miraba a los ojos a Killer Bee y de pronto se sintió atraída por ella.

Los ojos azules de la vampiro le parecieron más hermosos de lo normal, una extraña atracción la inducía a acercarse a ella y entregarse a sus brazos, a la voluntad de la no-muerto. Y Killer Bee fue hacía ella victima del hechizo, el arma cayó por su propio peso de la mano que no ejercía presión, que perdía fuerza y cuando llegó hasta la vampiro se entregó a ella. La vampiro la atrajo ha si en un abrazo mortal, su boca se abrió mostrando su colmillos inmaculados. Fue entonces que el hechizo perdió fuerza y Killer Bee reaccionó.

Con la fuerza de su brazo detuvo la mordida por el cuello, Alexês apretó el cuerpo de la inquisidora con una fuerza tal que creyó le rompería los huesos. La fuerza de la bebedora de sangre no tendría nunca comparación con la propia y menos cuando se notaba que no la controlaba. Pero Killer Bee no tenía tiempo para pensar en ello, el dolor estaba por dejarla inconsciente. Así que sacó una de las dagas y se dispuso a clavarla en el cuello. Sin embargo, Alexês no se lo permitió y con la fuerza descomunal de los neófitos la arrojó tan lejos que Killer Bee dejó de verla.

El cuerpo le dolía y miraba por todas partes, no podía volver a caer sobre ese hechizo, dudaba que sobreviviera si volvía a ocurrir.

—No, al parecer tus intenciones son otras... Y aunque no vienes a morir por voluntad propia yo haré que ardas— sentenció, sin poder verla aún.

por **Alexês Nyíri** Mar Ene 08, 2013 8:06 pm

Sonreí por la audacia de Killer Bee, ella tenía razón. No se trataba de un encuentro casual. Yo deseaba tanto su sangre que se había convertido ya en una obsesión.

Y recordé a mi amado y creador Arleken, él me había dicho que la obsesión de un vampiro era mayor a la de cualquier mortal, todos lo sentidos se ampliaban incluyendo las ansias de los caprichos. Y escuchaba el latido del corazón, como la sangre circulaba y me mordí el labio excitada, ya la deseaba, su sangre y me fui acercando.

Ella había sacado una de sus armas pero la capturé mediante mi encandilamiento, mi poder hizo que ella soltara sus armas y caminará hasta mi, llegó entregándose en un abrazo mortal. Amaba mi nueva vida, y pronto tendría la sangre de esta mujer, abrí mi boca ofreciendo a su vista mis colmillos pero en esa rápida acción ella recobró el sentido y valiéndose de su brazo me detuvo presionándome del cuello.

Irritada por haber superado mi poder la apreté con tal fuerza que esperaba quebrarla, como si se tratara de una simple ramita, note todo el dolor qu ele generaba, me introduje en su mente y la escuché gritar. Killer Bee sacó una daga en un intento de herir pero era más rápida que ella y sin darle oportunidad la arrojé.

Dejé de verla, la oscuridad y el bosque la ocultaban de mis ojos, pero sus pensamientos no podían ocultarse y menos el latido de su ansiado corazón.

Y cuando me amenazó con matarme me eché a reír.

-Eres inferior a mí, no puedes esconderte, te escucho, no puedes silenciar tu corazón, ese ritmo que me llama, mi faro. Vos debes darse por muerta-

por **Camile Avery** Miér Ene 09, 2013 6:07 pm

Killer Bee meditó las palabras de la vampiro, había algo de cierto en sus palabras, salvo la predicción de la muerte de la inquisidora. La oscuridad no le favorecería, no cuando aquella neófita escuchaba el corazón con tanta nitidez.

La inquisidora comenzó a correr, no en un intento de huir, sino de hacer salir a la no-muerta, corría alejándose de la amenaza, según su orientación le decía, ya que correr en dirección opuesta no le favorecería.

Pero falló, el golpe había confundido su orientación y contempló a la inmutada bebedora de sangre. Ansiosa por la sangre de la inquisidora se arrojó hacía ella. Killer Bee sonrió, después de todo no saldría mal su treta. Alzo su vista y vio una rama baja, brincó a ella y aprovechando sus habilidades de gimnasia dio una vuelta completa y golpeó con fuerza a la vampiro en el pecho, pero no sólo eso, el golpe derribó a Alexês y Killer Bee se soltó de tal forma que su cuerpo se dirigía en una caída sobre la el cuerpo de la vampiro, sacó una de sus dagas y la guió al corazón de forma amenazante.

Alexês reaccionó y bloqueó el ataque, con una mano y con la otra empujó el cuerpo de la inquisidora que voló por unos instantes, esta vez no se alejó mucho y cayó de pie. Killer Bee arrojó su daga cuando Alexês se levantaba pretendiendo anticipar el movimiento de la vampiro. La daga dio en un blanco, no el que ella quería pero al menos hirió a la bebedora de sangre. Alexês sacó la daga arrojándola al bosque, distrayéndose.

Aprovechando toda esa distracción, Killer Bee había corrido a ella, se había barrido por entre las piernas de Alexês. Para cuando ella reaccionó detectó las manos las manos de la inquisidora sobre sus tobillos y el cuerpo enteró a espalda de ella. La habilidad de Killer Bee hizo que en un impulso de sus piernas y sin soltar los tobillos, sus piernas como el aguijón se elevaron y se engancharon en el cuello de la vampiro. Soltó los tobillos y se giró a la izquierda, el movimiento dislocó el cuello de Alexês, los cuerpos cayeron a un costado, Killer Bee liberó las piernas del cuello y en un impulso la inquisidora quedó de pie.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro. —Al parecer la inferior era otra— se jactó.

por **Alexês Nyíri** Jue Ene 31, 2013 3:40 pm

Killer Bee huía lo que me complació, ansiaba su sangre que no evalué las posibilidades de un fracaso. No importaba que más adelante sufriera por haberla matado, mis deseos de sangre eran mayores al arrepentimiento que pudiera surgir.

La visualicé iba adelante, su corazón latía de forma acelerada y eso me excitó de una forma indescriptible, me lancé sobre ella pero como si lo hubiera previsto saltó a una rama y como si fuera una gimnasta dio una vuelta completa y tirando los pies por delante me golpeó en el pecho tirándome al suelo, no sentí dolor, más bien irritación por haber caído de tal forma.

No terminó ahí, aprovechando la caída de mi cuerpo, ella se soltó y tan rápido como un pestañeo saco una daga y la apuntó a mi corazón. Usé mi velocidad para sorprenderla, esquivé con un golpe la daga y con mi mano libre la golpeé alejándola de mí.

Cuando me levanté, la daga venía hacía mi, aunque mi velocidad no me impedía esquivarla, mis reflejos de humano me entorpecían y se clavó cerca de mi corazón. Furiosa saqué la daga y la arrojé al bosque mientras la herida sanaba. De pronto sentí las manos de la inquisidora, está estaba detrás de mí, lo que sucedió después me sorprendió demasiado, se alzó y enlazó las piernas en el cuello de Alexês, hizo un movimiento más y me rompió el cuello.

Caí y la oscuridad nubló mis ojos, era como si la muerte volviera a mí y esta vez no me escaparía de ella, pero no fue así, mi sanación reacomodó el hueso dislocado y volví a ver la luz de la noche.

Killer Bee tenía una sonrisa maliciosa, y cuando me vio reaccionar su rostro mostró molestia, trató de atacarme pero la cogí de la pierna y la mandé a volar, se estrelló en un árbol y sangre emanó de una herida provocada por una rama suelta y como si de un energético se tratara me levanté y me abalancé sobre ella, la inquisidora me esperó y cuando estuve próxima levantó sus piernas y aprisionó mi cuello en una llave que me impidió acercar mis colmillos a su piel.

Impotente di varias vueltas con ella sobre mi, sacó otra daga y antes de herirme el rostro la detuve sujetando la muñeca de la inquisidora.

Mi encandilamiento emergió como el perfume de una flor, pude ver sus ojos caer en el hechizo y sus piernas dejaron de ejercer la presión que aprisionó mi cuello, casi libre le sujeté las caderas y la volví a arrojar, esta vez cayó a las orillas de la laguna.

por **Camile Avery** Dom Feb 17, 2013 5:21 pm

Nuevamente el hechizo de la bebedora de sangre se liberó cuando Killer Bee estaba apunto de asestarle el golpe final. Quedó aturdida y Alexês volvió alejarla de un empujón. La inquisidora voló y cayó de pie a orillas de la laguna.

La vampiro se levantó y cavó sus ojos en los de la inquisidora, la distancia hacía imposible que el encandilamiento se apoderara de la razón de Killer Bee.

— Eres hábil Alexês para ser una neófita pero sólo habrá un resultado, mi estaca a travesera su corazón asesino o arderás con la luz del sol. Estás maldita hija de la oscuridad, perdiste tu humanidad será mejor que por voluntad propia te entregues al señor y busques su perdón en la muerte. No lo has pensado, ¿qué eras antes?, ¿acaso no eras una cortesana, una mujer con un oficio por muy escandaloso que sea para la sociedad?... ¿Y ahora qué eres, una asesina, matas a inocentes para sobrevivir? — acusó manteniendo su distancia.

Y pese a las palabras, Alexês no hizo nada, parecía que meditaba en todo ello.

— ¿Fuiste alguna vez cristiana? — preguntó y observó como la miraba Alexês, estaba confundida y Killer Bee estudiaba esas expresiones, era tiempo de usar la psicología.

— La palabra de Dios en el Levítico 17:10 nos dice, si un hombre de Israel o de los forasteros que viven en medio de ustedes come cualquier clase de sangre, los aborreceré y lo exterminaré. Tu y tu nueva raza hacen llorar a Dios. ¿Ahora entiendes por qué buscamos exterminarlos? Y es que como dice Efecios en el versículo 6:12, no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores de los siglos, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los cielos — su voz había adoptado algo de confianza, o al menos era lo que quería transmitir.

— Aún estás a tiempo de arrepentirte, deja de hacer llorar a Dios, busca el perdón, busca tu paz. Sé como te sientes después de alimentarte, sé que sufres por las muertes que das injustamente, al igual que sé que cuando bebes ese arrepentimiento se desvanece. No eres malvada, el día en el que dejes de sentir arrepentimiento, serás un demonio y no existirá perdón alguno. Ven conmigo, sométete a la justicia de Dios y libera tu alma del pecado — le extendió la mano para que se acercara, pero lista a sacar su daga si la situación se complicaba

por **Alexês Nyíri** Dom Feb 24, 2013 7:28 pm

El corazón de Killer Bee se sosegó, había perdido agitación y yo no alcanzaba a comprender por qué. Estaba para mirándome y de pronto comenzó a hablarme, su primer argumento me congeló, me tensé a la verdad que la inquisidora estaba manifestando y continué escuchándola sin decir nada, hasta que por fin terminó y me extendió la mano.

-¿Aun existe la salvación para mí?- dije y lágrimas comenzaron a recorrer mis mejilas, lágrimas de sangre que me horrorizaron. Lloré con un sentimiento tal que caí de bruces, ocultándo mi rostro a la mujer que acababa de darme una esperanza, mis palmas adoptaron el color de la sangre y dejé de llorar, mi rostro estaba manchado y aunque deseaba continuar llorando no podía más.

-¿Dios me aceptaría pese a haber sido mi decisión convertirme en lo que ahora soy?- no alcanzaba a comprenderlo, -¡cómo sería eso posible?- pensé mientras me limpiaba el rostro con un pañuelo que después tiré.

-Si, fui cristiana diariamente oraba a Dios hasta que conocí a...- me silencié, a pesar de que las ausencias de Arleken, los abandonos mi corazón no podía dejar de amarle, -un vampiro, nunca maldije a Dios por la muerte de mi familia y la nueva vida que tomé con el vampiro, ni siquiera cuando cuando el vampiro me abandonó en el burdel o cuando volvió a mí. No, lo maldije cuando tu bala asesina perforó mi corazón y me arrebataba la vida, no deseaba morir y alejarme por siempre de mi amado así que lo maldije y tomé la decisión que me condenaría... ahora dime Killer Bee, ¿A pesar de esos pecados y todas las vidas que he tomado desde entonces Dios lograra perdonarme cuando yo no me puedo perdonar?- me levanté, mi rostro estaba triste y caminé con languides a un tronco al que usé de asiento.

-Me odio y ahora mi amado y creador me abandonó, como Dios lo hizo con la bala asesina del cañón que vos cargáis-

por **Camile Avery** Vie Abr 19, 2013 6:02 pm

El argumento de Alexês hizo meditar a Killer Bee, la inquisidora no había pensado en eso. Era verdad que ella le había disparo, era verdad que la bala que en su corazón había acertado le arrebataba la vida, ¿realmente Killer Bee la expuso a escoger la no-vida?, lo único de lo que estaba muy segura era de una sólo razón, ella podía remediar esa situación fuera culpable o no.

Confiada se acercó a la figura triste de Alexês y se hincó de rodillas frente a ella apoderándose de sus frías manos, —el amor de Dios y su perdón son inmensos, si de corazón se lo pides, si es voluntad entregarle tu corazón estoy segura de que tu alma será perdonada... ¿quieres recibir ese perdón?— la expresión de Alexês cambió, realmente parecía creer en las palabras de Killer Bee, o al menos lo deseaba. El bello rostro de la alguna vez cortesana estaba inyectado de esperanza, o al menos así lo sintió Cammy.

Pero nuevamente las palabras de Alexês aparecieron en la mente de la inquisidora, –de ninguna manera tuve que ver, ella lo mencionó, fue su decisión... ¿pero acaso no fue estar al borde de la muerte lo que la hizo tomar esa decisión y acaso no fue por mí que estuvo al borde de la muerte?— el dilema consumía a Killer Bee y entonces se dio cuenta de que Alexês estaba leyendo sus pensamientos. La inquisidora desvió sus pensamientos justo como le habían enseñado en la orden, la ventaja de que ella fuera una neófita era que no tenía la capacidad para esculcar o estrujar su mente por lo que no era difícil ocultar y bloquear la mente por unos instántes.

Entonces Killer Bee se levantó, —si estás dispuesta a entregarte al Señor ven conmigo, vayamos a la Catedral ahí te liberaremos— dijo con una sonrisa.

por **Alexês Nyíri** Lun Mayo 06, 2013 4:48 pm

Todo se escuchaba tan fácil, las palabras de Killer Bee eran romance para mí. Quería una redención. A veces recordaba esos rostros llenos de terror y que cuando era humana se trataban de rostros lujuriosos y llenos de deseos para con ella y no de repulsión. ¿Podría el señor sanar mi maldición, podría continuar viviendo, regresar a ser una mortal?

Alguna vez Arleken me había hecho saber que era imposible recuperar la vida, nadie reviveen si, los vampiros son seres no-muertos, sujetos espectrales con un cuerpo físico y una necesidad básica... beber sangre. Pero un no-muerto al final es un ser muerto.

Empecé a captar los pensamientos de ella, de cierta forma era la culpable. Recordé aquella noche, aquel jueves en las afueras del teatro. Yo ´me había interpuesto entre el cañón de un inquisidor y mi amado Arleken. Entonces se escuchó ese estruendoso sonido que hizo temblar la misma tierra, había sido tan rápido que la sangre de mi pecho perforado surgió antes que el dolor de la herida, me desangraba y en unos pocos segundos vi a mi ejecutora. Después una inconsciencia y la petición de la inmortalidad, vivir junto a mi amado por siempre joven, vaya banalidad.

Me levanté después de que lo hizo ella, -de acuerdo, vayamos no continuaré con esta vida cruel- dije con una sonrisa tan falsa que supuse ella no se lo creía, pero mis palabras si eran ciertas.

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