Sickly mind [Privado]

Angelique había estado experimentando, días y noches sin poder evitarlo, buscaba la manera de hacer que una humana aguantara la letalidad de un colmillo de un vampiro, o las garras de un licántropo, aquello lo experimentaba con humanos frágiles para poder aplicarlo con éxito en ella. Era una mujer sin escrúpulos, ambicionando cosas que se catalogaban como imposibles. Muchos de sus experimentos, de sus brebajes y conjuros daban resultados, pues ella se codeaba con demonios imponentes, incluso con el mismo demonio. Ella poseía el doble de su edad, pero par de sus pactos, la sangre que viajaba por su cuerpo, y el linaje del que procedía, la hacían lograr revertir en ocasiones el tiempo. La mujer de subíos cabellos, muchas veces había recibido el titulo de "la hija del diablo" otras veces "la mujer del demonio", todo eso de quien la conocía, y terminaba envuelto en sus negocios o experimentos, aquel que quisiera traicionarla, no simplemente recibía la muerte, sino también la tortura lenta, y presenciar el fallecimiento de todos aquellos que se posaban ante sus ojos. Nadie se atrevía a jugar de ella, incluso entre sus filas, vampiros y licántropos la reverenciaba. ¿Era cierto entonces que el diablo la había traído a la tierra?

La mujer de hebras rubias estaba consiente de una cosa, ella era humana, y por lo tanto su cuerpo estaba expuesto a muchas penurias, por ejemplo enfermedades o fuertes ataques, por eso, diariamente conjuraba a sus demonios, y se hacía de lealtades con sus escoltas. Nadia podía tocarla, y aunque la mujer odiaba tener que depender de cierta manera de alguien más, era lo que había, no habí marcha atrás; aquella noche era un caso distinto, Angelique había estado investigando sobre una bruja, una muy pequeña que se hacía pasar como una loca, con la habilidad de hacer destrozar el cuerpo de un humano con sólo una palabra. La bruja ambiciosa, tenía interés en esa pequeña, y le daría una vida mejor que a la reina si decidió hacerse de sus filas, aunque sus seguidos se negaban, y aconsejaban a la bruja de no asistir al lugar, ella e todas formas lo haría, encaprichada, terca cómo ella sola, dispuesta a conseguir aquello que deseaba, sin importar lo peligroso que fuera todo. Fue por eso, que a mitad de la noche, se dirigió al sanatorio mental. No saldría de ahí sin lo que quería, o algo parecido.

- Interesante - Musitó cuando estaba en frente, el lugar era sombrío, aspiró de forma profunda, y notó el olor a putrefacción, aquello no le molestaba, al contrario. Sin perder el tiempo abrió la puerta el lugar, haciendo que su belleza alumbrara e una forma retorcida a su alrededor, porque incluso su brillo, era una esfera opaca que mataba aquello que se encontraba a su paso. La recepción estaba vacía, y se erizó de forma inevitable al escuchar los gritos el lugar. La cosa iba a estar más interesante de lo que creía. Su cuerpo se movilizó, ignorando el protocolo que se necesitaba para pedir paso. Si nado la echaba, entonces nadie le permitiría entrar. Dos de sus demonios favoritos estaban a su lado: Belial y Leviathan, quienes se regocijaban con su lealtad a ellos, ellos la acompañarían, y su forma la protegerían - ¿Quién anda ahí? - preguntó de forma prepotente y autoritaria. La sombra era de un hombre, pero la falta de luz le impedía poder identificarle.

Erianthe miraba al hombre con el semblante tranquilo, había algo en el que le parecía extraño, no hay vampiros comunes, pero algunos llegaban a volverse demasiado únicos, en los ojos ajenos podía notar tanta locura que ni ella misma se sabía lista para controlarlo, era una vampiresa vieja, de esas que pocas veces podía vivir tanto, sabe que puede contra cualquiera de menor edad, el tiempo ayuda para hacerte más invencible, pero no sólo eso, también existen preparaciones y una gran destreza con su inteligencia que ni el tiempo, sino te preparas, te lo puede dar. Observó a la criatura, tenía ese olor tan desagradable de perro que odiaba, eso si le daba ganas de vomitar, la simple presencia de una criatura tan insignificante le podía provocar sentir ese sitio que ya no valía la pena, sin embargo se quedó, ella esperaba poder descubrir un poco más de aquella mente, ya no importaba tanto el libido que deseaba callar, sino conocer que podía ofrecerse el hacerle de aliada de alguien tan… Peculiar. Sonrió, ella tampoco se intimidaba por cualquier cosa, de hecho ya nada le hacía sentir menos, o en peligro. Le siguió con la mirada, pero también unos pasos detrás de él sin dejar de estudiar la escena que le estaba ofreciendo.

- ¿Qué le haces? - Preguntó sin dejar de ver el maltrecho cuerpo de la chica, sino fuera esa criatura, la parecería una hermosa obra de arte, pero dado que era insignificante no importaba. Movió su cuerpo con parsimonia, avanzó hasta la zona donde le había indicado estaba aquel utensilio, movió un poco más algunos, y sacó el que le indicó, la vampiresa se dio de nuevo la vuelta, regresó hasta donde el vampiro y le entregó aquello. La joven tomó una distancia prudente hasta colocarse sobre una mesa, dejó caer su trasero sobre la mesa que estaba en aquel lugar, se cruzó de piernas, sostuvo su cabeza sobre su palma de la mano que parecía descansar sobre uno de sus muslos. - Supongo que muchos de tus pacientes deben de pasar por cosas como estás - Le miraba interesada, aunque no es que algo le fuera a sorprender demasiado. Ya estaba acostumbrada a los maltratos a otras criaturas, las torturas estaban a la orden del día entre la comunidad de las criaturas de la noche, y por todos en general. - ¿Qué quieres llegar a hacer? Porque creo que estás interesado en encontrar algo ¿qué? - De verdad le daba curiosidad, pero una cosa era que él le dijera algo.

- Yo solo quería placer en medio de tanta locura, pero dado que puedo obtener más al respecto, entonces me quedo para saber si puedo experimentar o que me des una lección de esas bestias. - Le dedicó una amplia y mordaz sonrisa, de esas que dejaban en claro que no estaba a discusión lo que dice, sino más bien, que dejan en claro que lo hará. ¿Acaso se negaría? O si, capaz era ese típico vampiro que guardaba sus "secretos" más idiotas y no los compartían - Según tengo entendido, en Alemania están experimentando con esas cosas asquerosas, con humanos e incluso con nosotros ¿qué opinas al respecto? - Los vampiros la mayor parte del tiempo se dejan guiar por sus instintos, no los tachan de pensantes porque no hacen ese tipo de cosas, por ejemplo, pero él… Erianthe ahora experimentaba otro tipo de atracción por él.