Animal Liberation (FREE!)

Es de madrugada, la ciudad duerme. Yo aprovecho las sombras de la noche para deslizarme suavemente hasta donde se alzan las carpas. Me guiaron hasta aqui los olores diversos de leones, elefantes, monos, caballos y tigres. Estos últimos, especialmente inquietos, me sintieron llegar. Los humanos dormían a pierna suelta por lo que no me fue muy dificil superar la cerca con la que delimitaban el terrirorio del circo.

Mientras caminaba por entre las carpas en dirección a las jaulas respiraba profundamente, tratando de calmar los nervios, sin embargo era demasiada la excitación que mis hermanos animales comenzaron a removerse inquietos, algunos inclusive mascullaron advertencias al extraño merodeador, pero el sueño de los humanos fue mas pesado que los ruidos de los animales a los que seguramente ya estaban acostumbrados al punto de ignorar sus lamentos nocturnos.

Me llenan de tristeza sobre todo los elefantes, desde pequeños viviendo en cadenas, toda una vida de explotación. Sin embargo el tamaño era un problema. ¿Cómo podría hacer para regresarlos a su tierra natal? Eran cuatro enormes bestias, tres de ellas adultas y una mas joven, aunque no por eso menor en tamaño. - Volveré por ustedes - les dije mientras pasaba de largo hasta las jaulas de los leones y los tigres. ¿Por que los humanos intentaban escalvizar a todas las criaturas? Inclusive entre ellos se encierran en horrendas prisiones.

Prometí a Folie que haría algo al respecto de este lugar de maldad. En su nombre voy abriendo las jaulas, una a una. Los felinos dudan en un principio pero mi tranquilidad les da confianza y comienzan a salir uno por uno a olisquear en el aire el perfume de la libertad. Mas allá estan los establos. Los caballos inquietos relinchan dentro... oh! como quisiera que callaran... despertarán al capatáz que duerme a un lado.

Entro rápidamente invocando a Gaia para que me de la agilidad suficiente para abrir los cerrojos a toda prisa. Mi pensamiento se enfoca entonces en los caballos - Hermanos, ¡a mi! - salgo del establo, creo que aun nadie se ha dado cuenta de la transgresión. Me dirijo ahora a las jaulas de los Monos. Estos han visto ya a los tigres escapar en todas direcciones y están frenéticos. Los cascos de los caballos golpetean por el piso... vienen tras de mi. Me han escuchado. ¡Ya no me importa despertar a nadie! Arranco las portezuelas de alambre de las jaulas con violencia. Los pequeños changos saben lo que sucede o al menos asi me lo parece. Agunos huyen, otros se quedan en las jaulas asustados. Otros mas salen y me miran con sus grandes ojos.

- Vengan! Siganme! - la Diosa obra el milagro y algunos animales van tras de mi mientras corro hacia la cerca. Tistemente no todos los animales deciden seguirme, algunos se dispersan y unos pocos más, temerosos de la libertad se quedan rezagados.

Levanto la cerca arrancandola del suelo, la estampida sale tras de mí. Ya escucho a los humanos, como se despiertan. Ja! Para cuando reaccionen, estaremos lejos. Muy lejos de aquí.

- ¡CORRAN! -

París... hermosa ciudad que es el paraíso cuando todo el mundo duerme, no hay hombres torpes que no entienden ni media palabra de lo que digo por mucho que intente que comprendan, vamos ¡No hay estupidez que haga brillar aun más mi inteligencia!...
Si quizás debería estar enojado porque no recibo esa clase de elogios pero por el momento lidiar con Watson me era más que suficiente al grado de que para no oír sus regaños constantes salí sin rumbo fijo del hotel en done me hospedaba, ¿Que si estaba feliz?, ¡Por supuesto que no!, necesitaba balazos, golpes y ¡Un caso! pero tal parecía que si hay un Dios en el cielo este no escuchaba mis ruegos.
Los insectos pequeños y nocturnos interpretan su cantaleta nocturna -¿Que no se saben otra?- proteste en voz alta hacia un arbusto que destacaba por esa luz mortecina de luna, tan pronto capte mi absurdo comportamiento agite la cabeza -Me estoy volviendo loco- reparé y continúe mi camino mientras masajeaba mi mata de cabello entre cano -De verdad que si necesito un caso o por lo menos un...- detuve mis palabras y no tanto por percatarme de que volvía a platicar con la nada sino porque vi pasar a un pequeño monito, uno de esos primates que un día debo estudiarles detalladamente, la ciencia es la ciencia -¿Que demonios me está pasando? ¿Tan urgido estoy de trabajo?- volví a preguntar a la nada cuando mi mirada me dio la posible respuesta al origen de ese animal, sin darme cuenta por estar tan sumido en mis problemas, mi caminata había parado en un circo, con la única diferencia que este era de Parisinos y no de Gitanos.
Fui viendo el detalle de cada una de las piedras que tenía ese sendero desolado que por las tardes era tan concurrido, los pequeños detalles siempre son importantes, la tierra estaba alterada... definitivamente algo no marchaba bien.
-Piensa Sherlock- formulaba en mi cabeza -Un mono puede ser listo, pero no al grado de abrir su propia jaula- seguí caminando con esa mirada tan profunda que siempre me caracterizaba, tan pronto como mis pasos se fueron acercando a la carpa donde los animales eran resguardados durante la noche, relinchos y el golpeteo de los cascos, rugidos y demás empezaron a advertirme que mis sospechas eran ciertas y que por aquí había alguna especie que no cuadraba con la que estaban aquí pero que de igual manera debería estar en una jaula reforzada con policías las veinticuatro horas del día.
-Si existes, mil gracias por concederme este caso como mi futuro triunfo- retiré de la funda mi pequeño resolver que traía siempre atada en la cintura con esos cinturones de John que no me quedan nada mal.
De apoco me introduzco en aquella carpa de un color de tan pésimo gusto que por un momento pensé que mi querido Watson la había escogido pero los verdaderos responsables de tan fastidioso color anaranjado apenas se alistaban para ir en busca de una jauría que se les había escapado en pocos minutos -Por eso no encuentro nada divertido en el mundo de aquí afuera- les vi de a uno por uno y todos eran aprendices, cobardes que buscaban cualquier pretexto para aludir al peligro -Les llevará siglos- deje escapar en suspiro -¿Porque todo lo debo hacer yo?- pregunte al aire y corrí cargando el arma, sabía que era un humano, las huellas en la tierra quedaron impresas en la tierra seca, junto con la de esos animales que gustosos estaba por salir a la libertad, de mi cuenta corrían que el responsable de semejante alboroto no escaparía, mis ojos ya lo veían mientras arrancaba la reja -No te me vas a escapar...- pensé apresurando el paso, pero por más que corría no le alcanzaba -De acuerdo- dije entre jadeos -Tomemos el plan número dos- dije mientras salte al lomo de esos horribles animales asesinos de crin oscura y pelaje café oscuro que poseían el relincho de la muerte (Debo aclarar no les tenía miedo a esos animales), galopamos hasta alcanzarlos -¡Policía!- (Valiente anuncio) pero en fin, grite en un intento desesperado por detenerle....
Finalmente esa bestia me tiro al piso de un salto que dio quedando frente de el hombre aquel -¿En qué diablos estoy metido?- me pregunte mentalmente al ver esa expresión tan... tan... amigable del tipo, aún así me mantuve firme, cubierto de tierra y de pie apuntando con el revólver sin bacilar, mientras que aquellos audaces capataces apenas iban tras sus animalitos inofensivos que se podían comer al mundo -Bien, Coquena, ¿Te crees su redentor?- me mofe como siempre de los culpables en mis casos, Coquena es un una deidad que escuche en labios de una mujer proveniente del nuevo mundo, esa deidad tenía que ver con los animales que habitan en la tierra-¿O que pretendes que París se convierta en la atracción turística de Europa? ¿Siendo el único país en mostrar la vida salvaje tal y como es?- respiraba agitadamente, pero mientras hacía ese tipo de preguntas estaba analizándole encontrando en el fortalezas aún ningún punto débil -¿Porque no se inhibe con el arma?- me pregunte, intentando hallar las posibles variables a mis cuestiones.

- Corran! Libres! - les grito a los animales que parecieran entenderme y huyen con premura hacia la oscuridad el bosque que circunda la ciudad, donde se pierden entre las sombras.

Un humano preside la avanzada que viene tras de mí, muy por delante de los otros. Viene montando a caballo, clamando que es policía. - Policia para que precisa? - replico farfullando para mi mismo mientras aminoro el paso - Para quem precisa de Policia? - los animales continuan la carrera hacia las afueras de la ciudad, algunos otros gritos lejanos me dicen que si no me hago cargo de este, pronto tendré otros "servidores publicos" encima de mi.

Me doy media vuelta para enfrentarlo ¡extraña forma de desmontar tiene este policía! entonces le veo sacar un arma. Hay que tener cuidado con esas cosas, pues uno nunca sabe que clase de saetas escupirá ese cañon. El peor movimiento que podría hacer es subestimar a este oponente por mas frágil que pareciera la complexión de su cuerpo - Su aroma es pulcro, y no me transmite miedo su tono de voz; aunque tiene un acento extraño. - ¿me ha llamado Coquena? -no, no soy ningún redentor.

- ¿Eres policía? ¿Defiendes la justicia? Acompañame entonces, donde tienen atrapada una familia, algunas de estas personas estan enjauladas desde su más tierna infancia. Si alguien hay, a quien debas apuntar esa arma es a los secuestradores y torturadores del Circo.

Me acerqué con calma y mucho cuidado al tipo. Si era policía, no estaba vestido con el uniforme - Estará de licencia - pensé, quizás pueda convencerlo. Aunque bien sé que la justicia humana no considera personas ni siquiera a algunos entre los humanos. ¿Que esperanzas podrían tener los elefantes que había dejado atrás? Estos hombres, se habían vuelto del todo insensibles a los lamentos de sus hermanos animales.

- Los golpean, los someten, los humillan toda su vida para obligarlos a dar un espectáculo. Todos se divierten menos ellos. ¿Te parece justo, señor Policía? Luego al terminar el show, ustedes se van a casa, y ellos al encierro en asquerosas jaulas...

La gente se acerca, debo hacer algo para quitarme al paladín de la Justicia de enfrente y tiene que ser ¡ahora!. (* Mientras Epoch hablaba, daba cautelosos pasos, así consigue ponerse lo suficientemente cerca del oficial como para alcanzar el arma. El puño derecho se transforma entonces en una garra que cruza zumbando por el aire en un movimiento sobrenatural, hasta encontrar los dedos del guardián del orden. De un zarpazo el cambiaformas le despoja de su revólver, haciéndolo volar por los aires)

Estaba justo frente a ese tipo, un ser tan oscuro, profundos misterios parecían esconderse tras esa fachada de un hombre pobre y hambriento, -Pobre- comencé a deducir sin embargo no terminé de analizarle pues tan pronto esos raros comentarios llegaron hasta mis oidos, algo viejos pero al fín mios -¿De que demonios esta hablando?- cuestione interiormente mientas por fuera la expresión de una lástima profunda comenzó a reflejarse en todoa mi faz, ese sentir nada más lo provocaba la posible demencia de ese tipo y mientras más hablaba e intentaba convencerme con la cabeza y la sonrisa hipocrita de siempre me mofaba de su gran discurso.
-¡Bravo, maravilloso hijo!-exclamé mientras el revolver esta allí tan quieto como el serpiente que espera tranquila hasta que su presa se acerque lo suficiente para matarle -Tienes un poder del habla impresionante, con tal talento y tu atuendo cualquiera te tomaría por profeta- sin preambulos ni rodeos, sin pensamientos previos las palabras y las burlas salieron de esos labios rosados, con el acento de un inglés intentando en vano hablar el idioma de los parisinos -Pero...- asumí tono pretencioso -Conmigo esos discurso no van, creeme- era verdad podía tolerar hasta psicopata más peligroso, suelto y estando hombro con hombro pero... un animal, esas cosas... esas bolas de pelo o sin él que actúan por instinto puro y me atacna sin previo aviso solo por que se les teme....sinceramente se me hacen más divertidos cuando estan en mi laboratorio ayudando al bien de la ciencia -No es por nada niño de la selva pero yo no soy muy devoto de esas fieras, enjauladas se ven más bonitas-aclaré la garganta -Y... deja de distraerme con mi trabajo quieres- preparé el arma afinando la punteria basilando entre tirar o no del gatillo, ese hombre no tenía miedo, ¿Será que ya se a visto mucho en el espejo?, porque si sale a medianoche estoy seguro que hasta el mismo se proporcionaría un buen susto con ese aspecto.
Mi cuerpo se mantenía rigido, mis orbes eran las únicas que le seguían, mientras mis sentidos percibían que la gente se acercaba a medida que esos gritos llenos de enfado y temor comenzaban a escucharse con mayor fuerza -Escuhame defiendo la justicia de los hombres y esos animales matan, ¿Entiendes? ¡Son injustos!- dije con más desesperación -¿Como quieres que te lo explique con ramas, con hojas o con hombre muerto gracias a esos monstruos que van directo a la ciudad?- negue marcadamente con la cabeza -Pero de todos los asesinos está más que claro que el peligroso eres tú y dicen que los humanos dejamos de ser animales ¡Patrañas!- exclamé mientras al fin intente en vano acercarme, el hombre o si es que eso era, de a poco comenzó a acercarse hasta que quedó justo al frente mío y algo que mi mente de cientifico no logra comprender es esa forma sobrenatural en como el tipo transformo su mano en una filosa garra quitándome la pistola que ni siquiera pude sostener al ver semejante acto -¿Con que diablos me metí?- quede sin más pasmado -Ahora vamos con la sesión de magía- comente ironico tratando de formular un plan para atraparle, estaba más que claro que este hombre era todo menos un simple mortal -¿Y ahora que sigue el conejo del sombrero?- mientras sacaba la navaja del bolsillo comentaba falsamente la broma, mi mente maquila una y mil ideas para herirle sin embrgo pese a todo este no era de mi nivel, era superior aunque el ego me dijera que no -Veamos garritas, si asi como quitas, pegas- sacando la navaja del bolsillo me avlance a él como la leona al antilope, esperando funcionara, podía defenderme si, pero promero necesitaba conocer quién era ese demente, ¿alguién más vendra a salvarlo o será que encuentre el gato encerrado para encarcelar a este desdichado y alguién más vendrá a mi axulio o pretendo entonces morir abandonado?

- ¿Se dirigen la ciudad? ¿Es que eres ciego?  Observalos y verás como huyen hacia el bosque. Su instinto les dice que se alejen tanto como puedan de los hombres y sus ciudades ¡tan lejos como les sea posible!

En verdad resultaba arrogante este tipo. ¿Con que mas bonitas enjauladas?  Sólo alguien con un miedo atroz a la libertad siente tanta envidia de los animales libres. Solo estos mismos monstruos los que encierran a sus congéneres en barcos y los envían a trabajar a marchas forzadas. Para estas personas que con tal facilidad juzgan a otros por lo que poseen y como visten, no hay argumento válido que pueda convencerles de su ceguera. "Patética es aquella criatura que desperdicia la habilidad de mirar al cielo y ser consciente de su efímero tiempo en esta tierra" - recordó mientras guardaba silencio. Escuchó con cierto desprecio y había no poco odio en el ataque con el que desarmó al policía.

Sin embargo al verle empuñar la navaja, pretendiendo defenderse ante lo desconocido, comprendió al fin lo que había detrás de esas palabras y esa actitud soberbia.  Lo que se escondía detrás de sus prejuicios era el miedo. Llamó a las bestias del circo "asesinos"  siendo que algunos de ellos eran realmente inofensivos, como los elefantes, los caballos y los simios.  Aún los tigres y los leónes; capaces como son de devorar a los hombres en poco tiempo, evitan a toda costa estar cerca de los seres humanos y solo atacan en defensa propia. Siendo poco comúnes los casos de agresión injustificada. A pesar de eso en la mente de este pequeño hombre, todas las fieras son "Salvajes asesinos" que quieren atacarle. Le han inculcado desde pequeño el temor y por eso tiene miedo... Su miedo será mi aliado.

- Mucho te equivocas al juzgarme...  


En libertad, los animales tienen mucho recelo de los humanos y no es para menos, pues el hombre ha esclavizado a cuanta criatura ha podido dominar. ¡Este policia esta errado desde que piensa que puede haber justicia para los hombres pero no para otros seres!  Mas para sacarlo del error quizás haga falta sacudirle un poco...

- Yo no soy... humano...

(*  El cuerpo del cambiaformas se quiebra, como si se estiraran todos los huesos, sufriendo una metamorfósis que dura unos pocos segundos, entre el estallido de los músculos al desgarrase y un gutural rugido que nace desde el fondo de su pecho, el hombre-oso muestra su forma animal)


- ¡Por última vez! ¡Fuera de mi camino!


(* con un fiero gruñido de voz deformada por su transformación, se enfrentó a él, deseando que bastase sólo eso para amedrentarlo -casi siempre funcionaba- pues no deseaba matar al policía)

-Con ese cabello temo mucho decirte que el ciego eres tú- conteste de forma altanera, pues como era posible que a mí el gran ¡Sherlock Holmes! me vinieran a decir cosa tan insignificante como aquella... ¡Que se ha creido, el rey de los monos!.
Le escuche atentamente y todo aquello no salio más que un par de carcajadas, obviante con la sarta de tonterías que decía era inevitable que eso hiciere, animales libres que huyen por instinto, si como no... -Oye amigo- dije en medio de risas desbordadas -No crees que en realidad ¿Los animales huyen de ti?- aclare mi voz ligeramente mientras al caminar le observaba tomando mis precauciones -Admitelo ver esa cara amdia noche cuando la gente duerme es un susto que ni la misma llorona resistiria- de repente me acorde de esa famosa leyenda que era muy popular en la Nueva España del otro lado del mundo, de hecho ese hombre y su propia presenciua, su sarta de fantasías me hacia recordar aquel lugar conquistados por los arrogantes españoles.
Y entonces de nueva cuenta me volvio a dejar en ridiculo desrmandome de la manera más rápida que yo jamás haya visto -Lo único bueno de esto es que John no esta aquí para ver este espectaculo- ¡Si! en primera instancia seguro se reiria de mi incompetencia contra esa... esa... cosa y en segundo se pondría de lado de esos monstruos que ahora iban a quién sabe donde a comerse a quién sabe quién.
Era inevitable en mi esa expresión de sorpresa que sentía a medida en que las arrugas de mi frente se marcaban más, y así con aquella expresión y los ojos abiertos intentaba ver o descubrir detrás de su apariencia que otra debilidad podía tener a aquel hombre... ¡Claro! si es que eso era, pero más que me esforzara su vestimenta estaba en blanco, ningun pequeño e insignificante detalle me llevaba a lo más importante -¿Que escondes?- pregunte interiormente mientras permanecia la navaja en mi puño -¿Que estará maquilando este demente?- segui cuestionandome ante su imponente silencio y su mirada penetrante, misma que cambio en el momento en que ese sujeto pronuncio << Yo no soy un hombre >>
-Eso esta claro- conteste ignorando su tono de voz -Alguién que viste así y se cree el liberador de la Europa animal esclavizada no podía ser más que eso un animal jugando a ser hombre, hombre jugando a creerse el rey de los monos- dije con altivez, más eso no basto, ante mi una metamorfosis empezo a ser ejecutada, era... era... eso en lo que yo no creía, la famosa magía...
El estruendo de sus musculos, de sus huesos era lo que hacía de aquel lugar convertido en una jauría animal algo desconocido, algo metafisico -¿Pero que diablos?- pronucie apenas audible para cualquiera excepto para ese oso que ahora estaba frente a mí -Por eso odio la magia- dije negando con la cabeza -Bien- interrumpí a mi aparente impresión -Sabía que era un animal, pero tuve un fallo en diagnostico... no era un mono- veía hacia otros lados tratando de localizar algo con que alejarlo, pero ni siquiera era biologo -A veces odio mi vida- dije desanimado con el cuchillo en mano.
Senti la textura del arma, le contemple y luego volvi hacia ese oso que estaba ante mis ojos, la diferencia de tamaño era relativamente... ¡Grande! -Piensa Holmes, piensa- dije acelarado como era la costumbre -Con esta arma me siento ridiculo, tiene que haber otra manera- torci los labios mientras intentaba analizar, el oso rugio de nuevo interrumpiendo mis posibles soluciones -¡Oh! ¿Quieres callarte? ¡Intento pensar!- exclame olvidandome de que era lo que tenía la frente e ingonarando si por un leve momento esa expresión le haba sacado de balance.
-De acuerdo- pense -¿Y que me harás si no me quito- volvio a mi tono altanero y descortez -¿Me comeras?- dije sarcastico -Anda... que esperas entonces... solo te advierto que un policia en tu estomago y serás estofado para todo el cuartel en el invierno y tus amigos el aderezo- una sonrisa se dibujaba en mi rostro... pero por dentro decía -Tienes que estar bromenado Holmes para ponerte al nivel de eso- si lo admito lo diría Watson pero a falta de él de hacerlo yo mismo - Solo estoy ganando tiempo y pensando opciones- me conteste -Estos terrenos del maguito encantado y la calabaza convertida en ratones no son precisamente mi estilo, sin embargo tengo que salir vivo de esto... pero ¿Como?-.

-Los humanos son criaturas intrigantes!- Bueno, finalmente consigo lo que quería, que es sacar de balance al policía - ahora dudo que sea realmente quien dice ser, por la calidad de su humor bien podría tratarse de un payaso del circo queriendo velar por los intereses de sus amos - aunque admito que él me ha sorprendido mas a mi con su reacción.

La mayoría de las personas saldrían corriendo ante las primeras etapas de mi transformación. Quizás el error ha estado en hacerlo demasiado rápido. No ha habido tiempo para que su mente comprenda. Otros tantos en su lugar se hubieran vuelto locos o al menos hubieran mostrado un poco de asombro cuando le hable con la voz transtornada por la transformación, mas este tipo al menos fingía tener aplomo. Había que reconocer que tenía agallas para enfrentarlo de esa manera.

(* El siguiente movimiento lo realizó con la misma velocidad sobrenatural usando ambas patas delanteras, arrastrando con su oponente como si se tratase de un enorme y peludo muro que se impactáse contra el cuerpo humano, levantándolo del suelo para arrojarlo a un lado del camino)

Con eso bastará para mandarte a dormir... ahora tengo que pensar en que voy a hacer con los otros... hay cierto olor en el aire...

[12:30:08] Laurentius : : )
[12:30:08] Beakman : : )

[12:32:35] Laurentius : es un pequeño universo
[12:32:59] Mikael Boulanger : sí, se ve interesante ^^
[12:33:39] Laurentius : alguien a visto a Epoch?
[12:34:02] Beakman : Ornela... tu no has visto a Epoch o si?
[12:34:02] Ornela : noo por?
[12:34:15] * Beakman percibe su aroma cerca...
[12:34:24] Laurentius : debe estar por aqui...
[12:34:29] Epoch se ha unido al Chat el Jue Mayo 09, 2013 12:34 pm
[12:34:41] Ornela : jajjaj
[12:34:45] Beakman : Ea! que no es ese que esta por ahí?
[12:34:49] Mikael Boulanger : -Mikael se pregunta quién es Epoch-
[12:34:59] * Laurentius ya decía que lo podía oler...
[12:35:16] * Epoch esta a punto de matar a un humano
[12:35:31] * Epoch va a aplastar su cabeza como un melón... asi aprenderá!
[12:35:37] Ornela : xddddddd
[12:35:37] Beakman : Que hace?
[12:35:43] Beakman : esta atacando a alguien?
[12:35:48] Laurentius : Montaña?
[12:35:56] Laurentius : pero si siempre es tan amable!
[12:36:04] Laurentius : Beakman! tienes que detenerlo!
[12:36:10] Beakman : y yo porque?
[12:36:12] Beakman : XDD
[12:36:17] Laurentius : ah! carajo!!
[12:36:24] Laurentius : esta bien... iré yo...
[12:36:30] * Laurentius se transforma en Lycan
[12:36:44] Beakman : No tema, Mikael, tenemos la situacion controlada.
[12:36:54] * Laurentius derriba al Oso
[12:37:03] * Epoch Lycans!! que hacen aqui!
[12:37:13] Epoch : el clan Hagen! o.O

[18:19:16] Epoch : Suelteme carajo!
[18:19:23] Epoch : dejen que los mate!
[18:19:30] Epoch : dejad que los mate a todos!!1
[18:19:33] Epoch : asi aprenderan!
[18:19:51] * Beakman si que es calamitoso!
[18:19:52] * Laurentius el Oso esta fuera de control...
[18:19:58] * Beakman se arroja sobre Epoch
[18:20:17] * Laurentius sostenlo!
[18:20:33] Laurentius : Beckmann! ayúdame aqui...
[18:20:44] Gianella Massone : Dx
[18:20:51] Gianella Massone : That´s not good!
[18:20:55] Gianella Massone : another vampire e___e
[18:21:28] * Epoch se libera de los Lycans...
[18:21:34] Epoch : sueltenme perros!
[18:21:38] Epoch : ustedes no entienden!
[18:21:45] Beakman : detenlo Laurent!
[18:22:06] Laurentius : y dale... si me ayudaras...
[18:22:07] Pandora Di Romanus :
[18:22:28] * Marie-Ann Paulze no se preocupen, todo esta bajo control...
[18:22:35] Pandora Di Romanus : right!
[18:22:56] Pandora Di Romanus : see Gia, noty all vampires are monsters
[18:23:01] Pandora Di Romanus : *not
[18:23:15] * Epoch huye despavorido en dirección al circo...
[18:23:16] Gianella Massone : All of you are monsters
[18:23:26] Gianella Massone : killing people just for drinking blood...
[18:23:27] Laurentius : aqui vamos de nuevo...
[18:23:32] Parish LeBeau : Not all of us Gia
[18:23:37] Beakman : no llegarás muy lejos Oso!
[18:23:49] Gianella Massone : killing innocent people...-growls-
[18:23:49] Beakman : Gianella, no se quede ahi mirando...
[18:23:55] Pandora Di Romanus : yeah, you right about that Gia
[18:23:59] Beakman : ayudenos a controlar a este tipo!
[18:24:01] Gianella Massone : Ah? mirar que?
[18:24:02] Beakman : XD
[18:24:12] Gianella Massone : no me interesa, no es problema mío..
[18:24:17] * Laurentius persigue a Epoch
[18:24:28] * Epoch le cae bien Gianella
[18:24:38] Beakman : maldición...

De la nada, dos hombres lobo, de los pertenecientes al clan Hagen cayeron sobre mi. Ni siquiera me dejaron explicarles nada. Me derribaron intentando contenerme. ¿¡Quién se creen que son!? ¡y el Maldito Hagen! ¡estoy harto de que me este vigilando todo el tiempo!

(* El oso forcejea con los dos Lycans, consigiendo liberarse momentáneamente. Gruñe, pelea, pero le han tomado fuera de balance y ahora esta en una posición comprometida. Los lycans entre estrepitos y bramidos consigen arrastrarlo lejos de los humanos hacia la floresta. A pesar de su fuerza, Montaña esta vez piede oponer poca resistencia)

Es inútil tratar de explicar nada, a pesar de eso siento que no tengo much mas que las palabras... si pudiera hacerles entender... pero son tan necios como el policia aquel. Necios todos que no sienten la menor empatía por el dolor de sus semejantes. Que insisten en creerse un reino diferente del animal, preocupandose tanto por las diferencias y menospreciando todo aquello que nos hace semejantes.

- Ustedes no entienden... aún quedan animales ahí dentro... yo les prometí que volvería.

No entienden. ¡No entienden nada! La ira me invade, la furia y la impotencia, pero no estoy vencido. Solo me mantengo quieto un instante, respiro; les dejo creer que ya me han vencido. Que lentamente disminuya la tensión en sus músculos. Entonces estallo, golpeo con fuerza como un resorte con todo el coraje contenido, consigo librarme de su tenaz agarre. ¡Libre al fin! Pero no por mucho tiempo... debo huir... ¡Moverme!

(* tras haberse liberado de tan inesperado ataque intenta ocultarse el oso en la floresta, seguido muy de cerca por sus perseguidores lycan, que estiran las garras para alcanzarlo)

Recuerdo como esa noche pintaba de claros colores, en las calles desde el 221 de un prestigioso hotel de París podía contemplarse la paz y la serenidad de la gente, era... era como si después de muchos años la suerte o el cielo empezarán a tener consideración de mí y me recompensaran por tener que aguantar a un compañero como el que me habían asignado.
Por fin podía decir que respiraba tranquilo el aroma de cada flor que estaban en otros balcones, escuchaba los carruajes, escuchaba las voces de los enamorados o de los amigos que en días como este optaban por irse de juerga, incluso los perros podían escucharse a lo lejos, los ladridos aumentaban a medida que el velador y el repartidor de los periódicos en su última edición del día pasaban frente a las enormes puertas de madera o alzaban la voz para que todo el mundo supiéramos más del tiempo o del mundo entero.
Así paso el tiempo, fue tan rápido y tan corto que ni siquiera le vi pasar frente a mis ojos, es que era inaudito que hoy no hubiera disparos, aventuras, enredos, discusiones o experimentos fallidos de mi inquieto compañero Sherlock Holmes, me había dejado disfrutar de todos aquellos ecos de la ciudad que nunca me deja oír en paz, podía estar tranquilo en frente a la chimenea, disfrutando de un libro y como buen ingles no debía faltar mi taza de té, sin embargo algo empezó a inquietarme, no había ruido en ese lugar, demasiado silencio por lo menos si Holmes estuviese dormido escucharía sus ronquidos o andaría vagando por la sala como el buen sonámbulo que es, sonreí al recordarlo -Ni en sueños puede estar tranquilo- tome el sorbo de té, negando con la cabeza cuando una voz varonil recorriendo varias de las aceras cercanas anuncio que era más de la media noche -¿Media noche y no hay ruido?- comencé a plantearme algunas sospechas -Algo definitivamente no anda bien-me levante rápidamente del sillón donde reposaba, buscándolo en el pequeño lugar en que residíamos -¿Sherlock?- pregunte en repentinas ocasiones sin obtener respuesta de absolutamente nadie -Me volvió a dejar- se dibujo un gesto de enfado en mi rostro para pensar al tiempo -Seguro fue a las apuestas- de pronto mis pasos algo trastornados se detuvieron en medio de la sala -El único que apuesta en peleas clandestinas soy yo...pensé por mi- me encogí de hombros caminando hacia la alcoba para dormir aunque sea un poco, sin embargo a los dos minutos me volví a detener -¿Y mi perro?- sí, mi mascota, ¿Donde estaba Gladston?, igual que Holmes y no lo digo porque sea un animal (Aunque a veces el perro es más humano que él) empecé a llamarle pero tampoco no hubo ni siquiera una seña de que moviera la cola o chillará, con Holmes no estaba eran más que obvio porque ellos no se llevan bien.
Cuando regrese al cuarto me lleve la sorpresa de mi vida, Gladston si estaba ¡Pero sedado a un lado de la cama! -¡Holmes!- exclame con enfado, por aquella acción ameritaba que le buscara y pidiera explicaciones sobre mi perro pero... ¿En donde lo podía encontrar?, era la pregunta del millón, cuando mi compañero salía no se sabía a ciencia cierta a donde se marchaba y era en ocasiones que tardaba días en retornar, si bien debía admitir que además de reclamar por Gladston también quería regresar al campo de batalla y esta vez que vino a París vaya que si me saco de la jugada, no lo podía volver a permitir, así que viendo lo que había hecho con mi pobre perro mientras me ponía a pensar como Holmes (Demasiado complicado) pude deducir que se encontraba con animales y ¿Donde había animales?, pues donde más que en el circo -Bueno Watson vamos allá- me dije -mi perro- lamente dejándolo en su colchón me dispuse a salir del hotel en busca de ese alocado detective.
El trayecto fue largo pero la noche fresca y cálida ayudaba demasiado a que mi andar fuera tan rápido como pudiese dar mi cuerpo que se detuvo bruscamente cuando llegue a la parte donde estaban las jaulas de los animales, animales que no estaban allí. Todo era desierto, los candados se veían rotos o forzados, mi compañero no era el autor, los animales no eran por completo de su agrado pero si no fue el ¿Entonces quién había sido?
Corrí hasta donde el horizonte me dejo ver un contraste muy distinto a la tranquilidad que estaba al inicio del camino, podía oír todos los ruidos de animales salvajes usados para los circos fuera de control, las personas del lugar apenas se habían percatado de lo sucedido -¿Ahora en que lio estas metido?- susurre viendo como todos los trabajadores que en un momento llevaba en las espaldas ahora me rebasaba y por mucho.
Sus huellas estaban en la tierra, sabía que eran de Holmes porque aparte de tener una nariz alargada y aguileña, tenía pies anchos y grandes, estos me llevaron a una escena donde finalmente di con Holmes aunque de manera poco explicable frente a un oso y varios animales que no se veían tan tiernos como Gladston -¡Sherlock!- grite a lo lejos acercándome en cuanto me vio, sin antes preparar el pequeño que siempre llevaba conmigo en el bolsillo -¡Sherlock!- volví a llamarle, victima ya de la desesperación al ver el tamaño anormal de esas bestias -¿Que pretendes?- pregunte enojado mientras le ayudaba a ponerse en pie -¿Buscar un sustituto para mi perro?- le reclame - y ¿¡Sabes que me volviste a sacar del juego!?-comente desesperado a tal punto que perdí de vista lo que sucedía justo al frente de nosotros.
Mi compañero estaba agitado, su respiración era acelerada y su expresión era de sorpresa algo bastante inusual en un hombre que cree conocerlo todo como él -¡Holmes!- trate de llamar su atención, estaba más que claro que volteaba a menudo al frente hablando como siempre acelerado pero que no dirigía ni una sola de sus miradas, era comprensible cuando yo levante la vista hacía el mismo punto las bestias estaban ¿Controlando a otra?, hasta para eso parecía que Sherlock estaba favorecido por la suerte -El personal del circo aún se haya lejos- pensé y temiendo que tomaran rumbo a la ciudad, apunté la punta del arma hacia el animal rudo y fiero -Se acabo la fiesta Holmes- le advertí intentando jalar del gatillo que mi compañero evito -¿Pero porque guardar las balas?- le mire molesto -¿Estas loco?- él señalo con sus dedos largos, blancos y algo ya gastados por el uso de químicos que utilizaba en sus experimentos, ese dedo señalaba a las bestias que se habían marchado a toda prisa para alcanzar al oso -¡Mientras trato de cuidarte como niño pequeño, el se fue!- a Holmes ese comentario poco le importo.

La gente del circo empieza a alarmarse, en cuanto escuchan la algarabía montada por los animales y sus supuestos rescatadores. Se da la alarma. Si los animales escapan están en la más absoluta ruina. Más si se dirigen hacia la ciudad y causan daños. Muchos rezan para que esto no ocurra.

La chica, pues eso es lo que aparenta Colette,se pone un batín que ha visto mejores días y le queda algo grande. Sale de la carpa y escucha a sus compañeros circenses, se han escapado. Todos los animales se han escapado. Al momento, abre los ojos, pasmada, pero de reflejos rápidos, Colette se mete de nuevo en la carpa y se cambia, poniéndose tan rápido como le es posible unos pantalones de varón, una camisa blanca y unas botas.

Se echa hacia atrás los mechones de cabello rubio que se le han escapado de la trenza que se hace para dormir, antes de salir corriendo. Los animales no pueden ocasionar estragos, pero mientras consiga a los caballos, siempre podrá continuar con el espectáculo y reponer a los animales que han perdido, aunque los gastos y pérdidas del circo serían incalculables.

Corre sin pensarlo dos veces. No es difícil seguir las pisadas de los cascos de los caballos. Sale del circo y alza la vista hacia la floresta. Se muerde el labio inferior, preocupada por sus animales. "Por Dios que no les pase nada malo...". No muy lejos ve a dos hombres y más allá un oso. No. No es un oso. Coge aire y lo suelta con fuerza. ¿Uno de los suyos? "¡Esto debe de ser una broma!".

Colette camina a paso vivo, salvando los metros que le separan de los hombres y del úrsido. Aprieta los labios..Hablaría al úrsido directamente, pero entonces los hombres sabrían que ahí hay algo raro..Pensarían que está loca, hablando con un oso..Pero..Bueno. Qué más da. Desde cuándo le importa a ella lo que piensen los demás.

- ¡Úrsido!- Llama,con una voz imperiosa, acostumbrada a que obedezcan sus órdenes y se le escuche. Parece muy joven, aun así se enfrenta a aquel oso con todas las ganas.- Has sido tú. ¿Verdad? ¡En qué estabas pensando!-Le echa la bronca..Como si fuera parte de sus animales.

Colette aprieta los labios, en un mohín, pero aun estando enfadada su rostro juvenil es pura dulzura.- ¿No eres consciente de lo que has hecho? ¡De qué piensas que voy a comer ahora! Esos animales son responsabilidad mia. ¡Mia! No tuya. Atrevido...-Regaña, con los dientes apretados todavía. Cierra los ojos, buscando la paciencia que no suele tener con las personas, pero que esté en forma de oso ayuda a templarla. Los abre lentamente, suspirando.- Si les pasa algo a mis caballos..Juro que te cortaré las orejas.-Advierte, muy seria.

Bufa, dispuesta a caminar para ir en busca de los animales lo antes posible, pero al dar un paso hacia delante nota otra presencia diferente..Se pone tensa, al momento. Los licántropos que ella conoce no se controlan. Mira de reojo hacia el cielo. "Luna llena"..."Oh Señor..". Ella no está hecha para la guerra, pero no ha llegado el día en que perros y osos puedan alcanzarla. Observa a los licántropos, no le gustan demasiado..Pero no hay nadie que le guste realmente.- No quiero sangre aquí.-Lo dice, muy tranquila, aunque está en clara desventaja.

Mis oidos habían percibido algunos... gritos, si es que así se podía llamar a la voz chillona de Watson cuando corria, cuando se enfurecia o en el caso de esta noche amabas sensaciones estaban implicadas -Watson- suspire como cualquiera lo haría si llega la carga más pesada que alguién puede llevar a cuestas.
-¡Ah Watson eres tú!- la sorpresa era completamente falsa -Pensé que esa voz que me girtaba era de algún pato que se había quedado en su jaula- le mire rápido, los movimientos y los gritos de mi compañero eran lo que menos me importaba en esos instantes, algo más interesante estaba ocurriendo, algo que mi lógica como humano y cientifico no tenía explicación ni cabida -Si, si, Watson a mí también me alegra verte- solo le escuchaba gritar, no se como no se percataba que ante nosotros un enorme oso estaba apunto de destazarnos con sus garras y el como si nada -¡Tú perro!- alcance a rescatar de la sarta y media de palabras que decía sin sentido, al menos para mí -¿No se murió?- mire esperando su respuesta -Tendré que hacer una dosis más potente- mis ojos se centraron en el piso, ese que estaba cubierto de huellas de diferentes demonios feos, peludos y emplumados, la sombra del oso estaba proyectada justo en medio de nosotros y creo que fue lo que finalmente hizo a Watson sacar el arma.
-¡Detente Watson!- exclame al momento en que escuche que el gatillo estaba siendo precionado poco a poco -Me creas o no ese oso es un hombre- la desesperación comenzó a tomarme entre sus garras, mi compañero no entedía... ¡Como me frustaba que no entendieran ni una palabra de lo que decía -Yo vi a ese oso, minutos antes- dije jadeante -¡Ese hombre no tiene nada de mortal!, no creo que quiera llegar al altar con una mancha en su consciencia o si?- le vi por un momento, era más su lenguaje corporal el que discutía conmigo, supongo la voz se fue con los lobos que habían llegado quién sabe de que forma -Watson le contrate para ser mi compañero, no para que fuera mi hada madrina o mi madre- el ceño se fruncio al verle de nuevo -La fiesta no se acabado por dos razones, la primera es que esas cosas mortales y de cuatro patas van directo hacía el centro o algún lado de las zonas conurvadas y segundo porque tengo demasiada curiosidad por saber que clase de ciencia es esta...- empecé a caminar -Y por si se preguntaba si hay un tercer punto, si lo hay... Punto numero tres odio a los animales- camine un poco más y me percate que las piernas temblaban y me hacían tambalear, basilar en ese piso que era irregular -No tengo nada- aclare guardando la distancia entre ese doctor y yo, porque podía decir que el alumno estaba superando al maestro -¡Vamos Watson deja tu voz aguda para después!- mis odios captaban una voz distinta, no distiguía bien lo que decía pero le hablaba al oso, -Mujer joven, de unos 25 y 29 años, clase baja, su forma de exclamar me lo dice...en conclusión no es Watson- deduje en mi cabeza sin decir alguna de mis sospechas en voz alta aunque dudo mucho que mi compañero las escuchara en primera estaba a la distancia, segunda estaba desconcertado (De lo cual no lo culpo) y tercera quién fuera que estuviera atrás queria impedir de alguna manera algo fatal aunque no sabía si con los animales o con todos los que estabamos detrás de los lobos y el oso -¡Watson! corramos y esta vez si cargue el arma, hay otra persona involucrada y parece una dama, podría peligrar aquí o nosotros con ella, las mujeres no son de fiar- apresure el paso -No te preocupes estoy planeando en caso de emergencia- sonrei y no tardo mucho en desvanecerse tal gesto -¿De verdad tenía algo en mente o solo estoy improvisando?- me asalto la duda y después otras más ¿A donde nos llevaria todo este aparente desastre y si nosotros, tanto el Doctor y yo eramos los únicos que estabamos en desventaja en ese terreno en el que nunca he creido y me resulta más complejo que el mio propio.

Apenas consigo poner distancia de Beckmann y su compañero, aparece en escena otra cambiaformas, una cuya escencia le era familiar y sin embargo imposible de identificar por mas que intentó definir por el aroma que clase de ser era el verdadero rostro de esta máscara angélical.

En verdad parecía un angel enviado por la Diosa a intervenir pues los Lycan parecieron contenerse cuando ella se interpuso entre nosotros.

(* El oso al ver la reacción de los dos Lobos se tranquiliza)

- ¿Tu responsabilidad? Responsabilidad. ¡JA!  ¡Tu responsabilidad!... ¿Quién dice? -

(* Le grita con la voz deformada por la transformación. Una voz terrible y profunda que luego se sume en el silencio, pues percibe en el aire al supuesto policia y a otro humano, como vienen corriendo tras él; decide entonces aprovechar la distancia que los separa y sin esperar respuesta del Shifter inicia de nuevo la huida a toda velocidad)  

Si eres un ángel enviado a ayudarme o un demonio mas tras de mis pasos eso tendrás oportunidad de demostrar llegado el tiempo, ¡hermana shifter! Te dejo en compañia del clan Hagen.  ¡Enfréntalos con dignidad!

-No puedo creer esto!- me despoje del sombrero desesperadamente -¡Como crees que ese animal va a ser un hombre!- no sabía que hacer, reir, enojarme o dar media vuelta e ignorar a mi compañero, quizás el miedo que no reconocía hacia los animales lograba que ese tipo de hipotesis rondaran por su cabeza cubierta de cabellos entrecanos y alborotados propios de un.... de un... de lo que fuera Sherlock, a estas alturas de las circunstancias ni yo mismo sabía que demonios era y a que se dedicaba con honestidad -No me digas que volviste a...- le mire represoramente, lo que le hizo a mi perro y su delirio de que esa bestia era un hombre solo me hacia suponer lo inevitable que de él se podía esperar -¿Cuanto anestesico has tomado?- asenti encogiendome de hombros, que más me importaba lo que pasaba alrededor lleno de gritos y ruidos de diversos tipos entre los animales si cuando el único ruido que perjudicaba era lo que decía Holmes -Ya se que no soy tu medre ni pretendo serlo pero hace semanas te encontre en un cuarto de hotel disparandole a la pared y sumido en medio de la suciedad y el desastre... hoy te encuentro entre drogas y animales ¿Que sigue?... ancianos y niños- le rerpoche sin obtener respuesta -No tienes remedio- le susurre y sin más me dejo allí con la palabra en la boca y el arma en la mano, se fue como uno más de los animales intentando detener al oso en forma de hombre -¡Espera Sherlock todavía no termino de decir mi última palabra!- corri detrás de él sin saber a donde ibamos con exactitud, solo queria seguir desquitandome y tratar de frenarlo pero todo fue en vano... el seguía hablando quién sabe que cosas -¡No te escucho nada!- intente aclarar -¡Y no tengo voz de pato! ¡Deja de decir eso!- a sus espaldas no veía nada más que un oso común y ordinario, era cierto que estaba más grande de lo habitual pero... bueno cualquier especie puede evolucionar, menos la de Holmes, me temo que su raza se quedo en plano primitivo que muestra muchas veces (No estoy enojado) creo...
-Más vale que tenga un plan señor porque yo no viene a París a convertirme en comida inglesa para un oso-el viejo detective detuvo sus pasos justo delante de los míos, su mirada se volvio fija sin parpadeo alguno, quedo observando la interperie y las copas de los arboles, después de un rato de completo pánico y de jugar con el animal parecia encontrar soluciones, entonces algo me dijo que este hombre estaba diciendo la verdad, como el mismo decia "Cuando todo lo improbable quede descartado aquello que quede por imposible qur parezca es la verdad" ¿Sería cierto entonces que ese oso fue un hombre? -Holmes, si de verdad es un hombre tenemos que pensar como tal no crees?- sin embargo él me silencio con un gesto -¡No tengo porque callarme!-aunque debería, cuando el mejor de los policias de Londres se ponía en semejante estado todos por dispocisión suya debíamos guardar silencio, ero tal y como el me estaba era inlógico pensar en la copa de los arboles cuando tenías encima a un hombre oso o un oso hambriento, -No es un simio, te lo advierto, no como otros...- me jalo del saco forzandome a subir hacia las ramas, los pasos se escuchaban cerca... ¿Todo el tiempo estuvimos adelantados al oso?, no lo podía creer ¿Como había hecho Sherlock, ¿En que momento que no me di cuenta, quizá cuando discutia con su espalda? -Si no hubiera dormido a mi perro con sedantes ni tú ni yo tendríamos que cuidar de no macharnos las manos, el ya se lo hubiera comido- mi compañero solto una carcajada mientras escalabamos ese tronco aspero, frio y duro tronco -¿Que pretendes que haremos aquí?, no dijiste los puntos importantes de tu presencia en este caso, escondido no harás nada- Holmes observaba el camino que nos quedaba bajo los pies, después cerro las orbes y como si fuera música clásica la sonará en ese preciso momento se dispuso a mover la cabeza en distintas direcciones, lanzando suspiros de vez en cuando acompañado de silencio que incluso a mi me había contagiado -¿Que estas haciendo?-pregunte con mueca de cansancio que provocaba su misterio -¿Práctica para ser monje tibetano?-susipire discretamente -Explicame que diablos hacemos aquí- puse mi exigencia en primera instancia -Estoy cansado de misterios en esta situación- los brazos se cruzaron y el ceño se frunció, ¿Que haciamos allí en lo alto de árbol?, era sin duda la pregunta del millón de francos que solo Sherlock podría resolver.

¡Beckmann y Lavoisier se han volado la barda esta vez! Estuvieron muy cerca de desgarrar el velo frente a estos desconcertados humanos.  Quien ciertamente ha perdido todo control es el hermano montaña.  Pobre Epoch, no estaba en sus cabales desde que el circo llegó a la ciudad. No me imagino lo que pueda sentir esa criatura sobre la crueldad humana. Simplemente no esta acostumbrado a las atrocidades de las que somos capaces nosotros las peores bestias entre todo el reino.

(*  El doctor sonrie mientras se va acercando, sonríe, lobunamente)

No en vano Hans me ha puesto al frente de estos jóvenes pues mucha dirección necesitan estos talentosos pero impulsivos cachorros. Me acerqué con toda tranquilidad hasta donde estaban Watson y Holmes - si acaso he escuchado sus nombres correctamente - ¿que clase de nombre es Sherlock?

- Caballeros, guarden la calma y permanezcan en sus lugares.  ¿Se encuentran bien?  ¿Los han herido los lycantropos? Mi nombre es D.   y ese de que vieron ustedes es... mi... es mi Oso.

A veces estaba cansado de que Watson fuera gritando mi nombre y su coraje a los cuatro vientos pero tampoco voy a negar que eso no nlo disfrutaba, por el contrario era como la música chillona para acompañar mis momentos de acción -¡No ves que no puedo detenerme!-le grite desde donde yo le tomaba la delantera -¡No te escucho nada y no hables me distraes de mi pensar!- seguiamos corriendo en busca de un árbol, tenía que ser uno frodoso y muy alto, era casi inevitable que por los parajes mi cabeza fuera viendo hacia el cielo y no a la tierra que estaba pisando.
Finalmente mis pasos presurosos se detuvieron en un gran pino, el único en realidad, era grande, verde y muy frondoso, allí seguro estariamos a salvo, jadeante y con falta de mucho oxigeno emepce a caminar alrededor del hermoso pino, estudiar sus hojas, el color, los nutrimentos ¡Era ciencia pura! -Bueno ya para un minuto Watson y saca el arma- le mire con desprecio, vaya que estarme distrayendo de la ciencia era un sacrilegio por lo menos para mí.
Ms manos se extendieron a lo largo del tronco, intetaba subir a él, de alguna manera o con alguna artimaña -No Watson- respondía su sarcasmo -Más bien yo llamaría a esta técnica "como salvar su vida de un oso desde la copa un árbol"- fruncí el ceño -Además un monje tibetano en mi lugar correria para hacer la paz y juntos ir meditar junto a una cascada, como un inofensivo oso de felpa- suspire pronfundo, acomode mi cabello hacia atrás e intente volver a subir -Mira, mi querido Watson- acalare la voz un poco -Es un oso y también un hombre ¡Pero acaso ves que en estos momentos e instantes de peligro en nuestras vidas, esa bola de pelos al borde de la histeria tenga piernas y dedos en las manos para decir que es un humano!, ¡Esa cosa es un animal que ahora piensa como tal y no creo que quieras ir a entablar un charla con oso para decirle que no tome las cosas tan a pecho ¿o sí?!- retome mi actividad al árbol, di un pequeño brinco, que fue detenido por la mirada molesta de Watson -¿Que?- negue con la cabeza -Anda ve entonces y dile "Monseuir oso esta rugiendo mucho y no deja dormir a los veladores y asusta a los animales, vayase a su casa a invernar en pleno otoño.. ¡ah! y aprovecho para comunicarle los saludos que le manda mi buen amigo Holmes"- el tono de voz se escuchaba como un consuelo tan suave como el que las madres le dan a sus hijos -Escucha no he tomado nada, estoy sobrio y ese oso era hombre... lo que pretendo es subir a ese arbol, arrojar piedras desde la copa y con la pistola que traes contigo, dispararle un poco del sedante que utilice con tú perro- asentí y cuando subía, una voz interrumpio mi acto heroico -¿Y ahora que?- la boca hacia muecas de molestía y pequeños ruidos para evitar los insultos.
El zapato golpeaba contra el suelo, mostrendo que tenía demasiada prisa mientras que el hombre se nos iba acercando tranquilamente -¿Y a usted quién lo invito?- saludo demasiado cordial de mi parte -Usted cree que si nos encontraramos mal estaríamos parados aquí esperandolo con inquietante curiosidad?- a cada explicación que quería darnos le interrupía, otro que queria seguramente tomarse una tasa de té con el oso -¿D? ¿Y que clase de nombre es ese?- el ceño se fruncía y la frente se arrugaba, escuche atentamente y esta vez sin interrupcioes hasta que lo dijo -¡Ese oso es suyo!- exclame -Y yo me quejo por que Watson tiene un perro... ¿A quién se le ocurre tener un oso de mascota?- queria montar un interrogatorio pero primero tenía que deducir quién era, antes de seguir fungiendo como policía -¿Y que le sucedio a su "mascota", se escapo de corral, rompio la cadena o el hueso y las sobras que le da no satisfacen su apetito?- tome aire profundamente - Debería arrestarlo por esto pero... primero me atrapa a su tierno oso de felpa y después me lo llevo a que tome el té con las autoridades ¿Que le parece?- y fue entonces cuando San Watson defensor de las victimas de Holmes interfirio en la amable coversación que sostenía con el caballero.

Holmes seguía siendo un gran misterio para mí, no importa cuantas aventuras e infortunios hayamos vivido en Londres, hasta que el no me decía con exactitud que planeaba hacer yo no podía decifrar, apenas estaba aprendiendo del maestro.
Lo veía atentamente, cada intento fallido por subir a ese árbol y lo que significaba cada intento fracasado en frente de mí, tanto que empezó a distraerme con la idea de que yo fuera hablar con el hombre, aunque dentro de todo era en parte cierta, si en verdad Sherlock no estaba bajo la influencia de alguna sustancia de dudosa precedencia signifiaba que me estaba diciendo más que la verdad, aún así no dejaba de molestarme con aquellos comentarios absurdos donde en su mente retorcida y siempre activa me imaginaba hablando con el oso mientras tomamos una copa o una tasa de café -Sabes que no hablaré de esa forma con el oso- repondí pacificamente a sus exclamaciones -Simplemente yo creo que hay que buscar otra alternativa donde no tengas que jugar al rey del árbol- negue marcando fuertemente con la cabeza -Pero si quieres intentarlo Robinson Crusoe, adelante, a lo mejor así te llega el suficiente oxigeno a tu cerebro para despertar a mi perro y al oso del como al que los vas introducir-.
En eso una silueta se acercaba, pasos se escuchaban en la tierra revuelta y de colores conbimados gracias a la luz de la luna, el polvo tanto a mí como a mi compañero no bos dejaban ver, hasta que finalmente una figura due teniendo colores y fecciones visibles -No empieces de impertinente ¿Quieres?- adevertí a Sherlock poco antes que un llamado D se presentara y se preocupara pot nuestro estado.
-Sherlock- repetí imumerables veces intentando callarle, sin embargo cuando el detective empezba a abrir la noca ya no había poder humano que lo callará, no sabía que hacer tanto por el miedo y la icertidumbre del momento como la verguenza típica que siempre junto al hombre de cabello entre cano me hacía pasar -No le haga caso a este hombre, o siempre sabe lo que hace- torne la mirada sería a Holmes y luego a todas partes -Como desearía estar en casa- pensé por un momento, un leve momento.
-Mi nombre es J. H Watson, soy doctor de guerra y ese hombre que usted ve allí es Sherlock Holmes, un mpagnifico detecive- extendí mi mano para ofrecersela mientras Holmes solo usaba la mirada silenciosa para deducir de donde pertenecía, quién era o a donde iba -Usted si podría expicar que demonios sucede aquí porque este es más dificíl de abrir que una caja fuerte y no me dirá nada... ¿A que se refiere que es usted de usted oso?-.

Muchas preguntas y ninguna respuesta a la mano, en realidad me había acercado tan solo para asegurarme que este par de extrañas personas no fuesen tras Epoch, pero ahora que tenía su atención tendría que ingeniármelas para desviar su atención de Beckmann y Lavoisier mientras ellos intentan detener al  Oso rampante.

- No he dicho que sea mi mascota, el es… más bien… mi familia. Si, ¡eso es!  Es algo difícil de explicar pero si bajan de ahí tal vez pueda darme a entender.    

A lo lejos, si aguzaba el oído podía escuchar que a los lobos; encontraron a alguien más…  por el olor que alcanzo a percibir en el aire puedo determinar que se trata de otro Shifter.  ¿Acaso Epoch había traído compañía? En definitiva no era como el olor del reverendo, pero resulta imposible desde esta distancia determinar que clase de Shifter les salió al paso a los Lycan.

- Crecimos juntos, el oso y yo…  al morir mis padres, fue toda la familia que me quedó.  Siempre se ha comportado de manera muy apacible, pero algo le inquietaba desde que el circo se instaló en la ciudad.   Hace unas horas apenas, escapó de mis tierras donde habita sin ser molestado. He seguido su rastro hasta aqui, tan solo para encontrarme con este desorden. 

Me acerqué ofreciéndome a ayudarles a poner los pies en la tierra de nueva cuenta desde donde estamos no puedo verlos, ignoraba si creerían algo de lo que les estaba diciendo pero en cualquier caso siempre podía matarlos. Tres guardan mejor un secreto cuando dos de ellos están muertos.

- Disculpen que no me haya presentado correctamente, mucho temía que el oso les hubiera herido mortalmente.  Mi nombre es Jonathan,  doctor Jonathan Dee.  Quisiera haber estrechado la mano de un colega en mejores circunstancias.

Me detuve a observar mientras bajaban el doctor y el detective que este último portaba un arma, sonreí pues no pude evitar pensar cuan inefectivos resultaban esos artefactos para combatir contra lo sobrenatural.  

- Su arma no servirá de mucho Monsieur.   Necesitamos otro tipo de armas si vamos a enfrentarnos a los Lycan. ¡Creo que esas bestias son las responsabes de todo esto! 

Una vez abajo, los dos hombres me miraban con extrañeza, pero parecían dispuestos ya a seguirme, lo cual era de entrada una buena ventaja. Podría matarlos ahí mismo, pero era imprecindible saber que tanto habían atestiguado y si había además de ellos otros testigos de lo ocurrido.

Si Holmes me parecía en ocasiones algo desquiciado, el hombre que tenía al frente mío sonaba más chiflado que él, ¿Como era posible que un oso podía ser familiar de alguien?, si solo era ¡Un oso!, pero como el viejo detective me había instruido necesitaba pruebas y argumentos más convincentes para poder confirmar mis sospechas de su locura, como médico de cabecera tenía que estar a favor de la ciencia y por ende aunque Holmes también me había dicho que esa bestia fue un hombre minutos antes y el extraño también lo sostenía, debía mantener mi incrédula postura, dejaba que el extraño hablara, que continuará desarrollando su historia fantástica, aunque había ciertos puntos que parecían ser reales, además a mí también me importunaba la instalación del circo en la ciudad, si detestaba lo que mi compañero le hacía a mi perro de entrada por salida, ver a los animales enjaulados me provoca cierto disgusto -Sherlock, tenemos que bajar, estas pensando con pánico y no con tu genialidad de siempre- le susurre al oido, después de observar como aquel hombre se ofrecía para ayudar a bajar -Mírelo bien, no parece ser peligroso, al contrario yo pensaría que entre usted y el podrían llevarse la condecoración al loco del año- reí burlonamente, le mire rápidamente, me encantaba ver su cara de disgusto, su pose de niño consentido que renegaba a obedecer -Miré Holmes, es más que obvio que desde las alturas no podría dar de tiros, hay gente inocente allí debajo y segunda quizás logre descifrar algo de este buen hombre si es que tantas sospechas tiene, no creo que ni la lupa que carga usted consigo le ayude a ver desde aquí todo cuanto necesite examinar- termine de susurrar y baje de a poco, no estaba vestido para una ocasión tan extrañamente extrema.
Ignoraba por completo lo que quería decir su mirada una vez que baje del tronco, podía sentir a Holmes detrás mío, le ofrecí mi mano pero él la rechazo al instante -De acuerdo Monseuir "Tengo miedo de los animales"-, si, pequeña debilidad y gran defecto del detective, ni siquiera podía fingir que era alergia, todo tipo de animales le daban pánico y no era de extrañarse él porque quería subirse a un árbol en vez de actuar como el brillante hombre que es.
Deje a mi compañero entonces y preste atención a la presentación del hombre que a mi parecer su historia seguía sonándome demasiado fantástica, sin embargo y por el hombre que tenía a mis espaldas cuya mirada penetrante comencé a sentir seguí el hilo de la conversación sin meterme demasiado en líos, por ahora... -Es un grato placer conocerlo- dije pacíficamente con una sonrisa cordial -Mi nombre es John Watson- miré con recelo a mi compañero que había cometido la pequeña indiscreción de pronunciar el nombre que más detestaba -Soy Doctor- Holmes seguía con sus impertinencias -Estuve en la guerra y ahora estoy como asistente médico del detective aquí a mis espaldas- remarcando algunas de mis frases trataba de corregir la imagen que el detective quería dejar en el otro, a la par estreche su mano como todo buen caballero -Disculpe la insolencias del caballero minutos antes, se lo ruego, pocas veces sabe lo que dice- reí nervioso -Además los animales no son de su total agrado- volvió a interrumpir -Solo ignórelo-volví a reír, esperando que en la memoria del doctor todo quedará en el pasado.
La mirada del enigmático ser se poso en el arma que Sherlock llevaba en las manos -Guarde eso- señale a regañadientes, sin embargo el hombre hizo un comentario tan más extraño -¿Lycans?- pensé -¿Discúlpeme?- exprese mi duda, desvaneciéndose la sonrisa de mi rostro -¿No se supone que son solo habladurías de la gente?- fruncí el ceño en espera de una respuesta, esto parecía estar saliendo de los parámetros normales de lo aparentemente lógico para un doctor y hombre común.