Animal Liberation (FREE!)

Recuerdo del primer mensaje :

Es de madrugada, la ciudad duerme. Yo aprovecho las sombras de la noche para deslizarme suavemente hasta donde se alzan las carpas. Me guiaron hasta aqui los olores diversos de leones, elefantes, monos, caballos y tigres. Estos últimos, especialmente inquietos, me sintieron llegar. Los humanos dormían a pierna suelta por lo que no me fue muy dificil superar la cerca con la que delimitaban el terrirorio del circo.

Mientras caminaba por entre las carpas en dirección a las jaulas respiraba profundamente, tratando de calmar los nervios, sin embargo era demasiada la excitación que mis hermanos animales comenzaron a removerse inquietos, algunos inclusive mascullaron advertencias al extraño merodeador, pero el sueño de los humanos fue mas pesado que los ruidos de los animales a los que seguramente ya estaban acostumbrados al punto de ignorar sus lamentos nocturnos.

Me llenan de tristeza sobre todo los elefantes, desde pequeños viviendo en cadenas, toda una vida de explotación. Sin embargo el tamaño era un problema. ¿Cómo podría hacer para regresarlos a su tierra natal? Eran cuatro enormes bestias, tres de ellas adultas y una mas joven, aunque no por eso menor en tamaño. - Volveré por ustedes - les dije mientras pasaba de largo hasta las jaulas de los leones y los tigres. ¿Por que los humanos intentaban escalvizar a todas las criaturas? Inclusive entre ellos se encierran en horrendas prisiones.

Prometí a Folie que haría algo al respecto de este lugar de maldad. En su nombre voy abriendo las jaulas, una a una. Los felinos dudan en un principio pero mi tranquilidad les da confianza y comienzan a salir uno por uno a olisquear en el aire el perfume de la libertad. Mas allá estan los establos. Los caballos inquietos relinchan dentro... oh! como quisiera que callaran... despertarán al capatáz que duerme a un lado.

Entro rápidamente invocando a Gaia para que me de la agilidad suficiente para abrir los cerrojos a toda prisa. Mi pensamiento se enfoca entonces en los caballos - Hermanos, ¡a mi! - salgo del establo, creo que aun nadie se ha dado cuenta de la transgresión. Me dirijo ahora a las jaulas de los Monos. Estos han visto ya a los tigres escapar en todas direcciones y están frenéticos. Los cascos de los caballos golpetean por el piso... vienen tras de mi. Me han escuchado. ¡Ya no me importa despertar a nadie! Arranco las portezuelas de alambre de las jaulas con violencia. Los pequeños changos saben lo que sucede o al menos asi me lo parece. Agunos huyen, otros se quedan en las jaulas asustados. Otros mas salen y me miran con sus grandes ojos.

- Vengan! Siganme! - la Diosa obra el milagro y algunos animales van tras de mi mientras corro hacia la cerca. Tistemente no todos los animales deciden seguirme, algunos se dispersan y unos pocos más, temerosos de la libertad se quedan rezagados.

Levanto la cerca arrancandola del suelo, la estampida sale tras de mí. Ya escucho a los humanos, como se despiertan. Ja! Para cuando reaccionen, estaremos lejos. Muy lejos de aquí.

- ¡CORRAN! -

No podía creerlo, Watson estaba atónito escuchando los cuentos de hadas del extraño que estaba bajo nuestros pies, dentro de mí una duda me asaltaba, duda que hasta cierto punto me era demasiado divertida -¿Que no tendría suficiente con los cuentos policiacos que vivía conmigo al estilo Edgar Allan Poe o Arthur Conan Doyle?- se esbozo una ligera sonrisa que no pude disimular -O quizás nunca los ha leído- concluí para mi, sin decir palabra alguna.
Cuando desperté de aquella broma mental que tenía alejado de la realidad que acontecía en aquellos momentos, Watson estaba a punto de bajar, quede viéndolo con ojos fijos y desconcertados -¿A dónde cree que va?- le pregunte seriamente -¿A que le narren el fantástico cuento de Hansel y Gretel o el de los tres osos?-la ceja se levanto por un momento -Pero qué demonios esta...- trataba de reclamar en voz baja como el doctor lo hacía conmigo -¡No es peligroso!- señale hacía donde se encontraba -¿Que ya compartió la taza del té con él?, ¡Por Dios es un extraño y!...- le mire retantemente -¡No soy ningún demente! ¡Soy un genio incomprendido!- más para cuando había pronunciado lo último Watson ya había adelantado su paso para bajar del lugar -¡Y no traigo una lupa... no estoy ciego para eso tengo ojo clínico! ¡Ojo clínico!- exclamaba a regañadientes y diciendo infinidad de cosas indecentes que para esta bitácora me permitiré omitir.
Antes de poner los pies en la tierra como los barcos cuando bajan el ancla, me cerciore que no hubiese ningún monstruo peludo, con grandes colmillos y nula inteligencia que soñara verme convertido en su cena, para mi fortuna lo único peludo y horroroso debido al vello en su piel era la mano de Watson -No necesito su ayuda- le miré con los ojos entrecerrados y continúe con la ardua tarea de pisar tierra firme -Blah, blah, blah- arremede al doctor y puse los ojos en blanco, dándole por su lado y yo por el mío.
Quedando a espaldas de mi compañero, la mano que me quedaba completamente desocupada sostuvo mi barbilla, mientras analizaba que tanto era lo que ocultaba aquel hombre -Creo que aquí hay algo más que temo mi comprensión no alcanza a procesar y que raya toda lógica implementada por mí hasta ahora- presentía que lo estaba a punto de descubrir le quitaría la sonrisa de niño bonito al doctor, que entablaba una conversación tan más cordial como si el alboroto que estaba a unos cuantos pasos de nosotros no existiera -Watson y sus costumbres sociales- negué marcadamente mientras lo pronunciaba en mi cabeza.
Seguía atento, no pensaba descuidar ni un solo detalle, escuchaba y también observaba, estaba dentro de mi materia -Hamish... John Hamish Watson- interrumpía sin prestar demasiada atención a la reacción del doctor, pues mientras seguía con mis ya bautizadas "impertinencias", la mirada se posaba en cada detalle y centímetro del ropaje que cada vez me decía algo menos creíble que perturbaba mi mente de científico -Doctor retirado-esta vez lo hice adrede solo por molestar y quitarle a ese doctor el tono formal con el que parecía dirigirse -ni tampoco los extraños- había terminado de analizarle, el resultado arrojado no compaginaba con algo que naturalmente normal, parece que sin querer y de nueva cuenta me había metido en asuntos que iban más allá de las deducciones simples.
Acaricia el arma, quizás reflejo de mi inseguridad al saber lo que había descubierto, era un humano y el que estaba al frente no era el lunático o el cuentacuentos barato que Watson y yo quisimos ver minutos atrás -No lo haré, no la guardaré, no puede ser muy útil pero es lo único que tenemos a la mano en caso de ataque- murmure sabiendo que el doctor seguramente no entendería ni media palabra de lo que le decía y poco tiempo había para darle explicaciones, era para ese momento una perdida valiosa de tiempo que podía ser invertido en pensar en salidas y estrategias de emergencia si las cosas se salían fuera de lo que se considerase algo normal.
-Así es mi querido Watson- asentía y miraba fríamente al famoso colega de mi compañero -En este caso más que un gato, hay un perro encerrado- camine quedando justo en medio de ambos hombres -Todo este tiempo has estado conversando y comiendo galletas con... el lobo feroz- vi de pies a cabeza a ese... lo que fuera esa cosa -Los Lycan en primera instancia se creían como mera invención del hombre para aterrorizar y engrandecer de poder el mismo hombre, pero como hombre de lógica sabrá que lo que ella me dicta es que si todas esas habladurías andan de boca en boca por toda Europa algo deben de tener de ciertas- mientras hablaba el arma pasaba de una mano a otra, jugueteaba no con el afán de ser amenazante, ni contradecir lo que me habían dicho ambos doctores, simplemente necesitaba algún objeto que me atará a la realidad -¿Recuerda Watson el caso inconcluso de Suessex, el culpable del que estemos varados en París?- mire de forma rápida a mi compañero que seguía sin entender lo que sucedía en aquellos momentos -Ese caso a punta algo... sobrenatural- enmarque la frese con algo de misterio -Ya que carecía de esos conocimientos no me quedo más remedio que investigar las corrientes ocultistas, lo cual en estos momentos agradezco profundamente haberlas aprendido-me acerque un poco más al extraño hombre que parecía demasiado adentrado en sus pensamientos -Espero no esté maquilando como asesinarnos y después si nos hará estofado o algún platillo exótico para su cena o la de su "Hermano" al momento de la reconciliación familiar- alce la voz, cuál era mi costumbre cada vez que hallaba la incógnita del problema a resolver -Usted es un Lycan- señale con dedo acusador y firme -Y su amigable oso de felpa, no es nada más ni nada menos que un... cambiaformas- guarde el arma debajo de mi abrigo, con una sonrisa victoriosa en el rostro -Si lo sé- asentí -No es el gran caso del siglo, ni la resolución impactante, pero usted comprenderá siendo médico y lobo de enormes dimensiones que para simples mortales y hombres de ciencia que esto va fuera de toda comprensión lógica y humana-suspire aliviadamente -Y ... contemple Watson he sido brillante- sonreí ampliamente -En cuanto usted, sé su secreto y créame que esto no saldrá de mi ni del doctor- tome una pausa -Es decir... por si pensaba matarnos debido a ser testigos presenciales de lo ocurrido- acomode el moño de mi corbata -Bien ha oido que yo estoy aquí por un caso que según mis deducciones implican vampiros, amigos suyos- dije de forma sarcástica -Soy un detective algo conocido, piense dos veces antes de matar al detective inglés Sherlock Holmes- triunfal presentación, supongo -Ahora... ¿En qué podemos ayudar?- le di la espalda, dirigiéndome a Watson, con la firme intención de despertarlo del trance en el que estaba inmiscuido -Pero sin trampas- volví mi mirada y señale de nueva cuenta -Vea usted que soy un hombre bastante hábil, aunque para ser sincero no lo haya demostrado en un principio-, continué mi camino sin decir más.

Nos bastó una mirada para para ponernos de acuerdo; Laurent iría tras el Oso y yo debía evitar que nadie más fuera tras ellos, en especial la Shifter que tan derrepente apareció entre nosotros.

¿Shifters trabajando para un Circo?  ¡A que nivel ha llegado la degradación de aquella noble raza!  Esta vez Montaña la armó en grande al irrumpir tan abruptamente, pero sus intenciones me simpatizan. Sin duda hablaré en favor de sus acciones ante Hans si acaso alguien le quisiera acusar de arrebato, inclusive podría convencer a los Ivanovich de implementar algun operativo para desbandar ese lugar de oprobio y maltrato para los animales por otros medios. ¿Quien sabe? Por ahora tenía que concentrarme en evitar que la enfurecida "Domadora de Caballos" desistiese de perseguir a Montaña.

- Si no quieres sangre - dije con dureza a la Shifter - deja el Circo. Aún puedes forjarte un destino mas glorioso, hija de Gaia.

Cerca de ahí permanecían los dos hijos de Adam que querían atrapar a Epoch; el Dr. Dee ya se encontraba entre ellos, seguro que él se hará cargo.

Por mi parte deseaba no tener que pelear con la Shifter, pero también quería sacudir su consciencia y eso no sería posible sin alguna resistencia de su parte.