Tentaciones prohibidas +18 (privado)

por **Alekshandro Del Piero** Lun Ene 07, 2013 2:27 pm

La cacería comienza
Cuando la sangre bombea

9:30 Am.
Me habían dado un encargo muy especial, matar a una maldita vampira, eso era demasiado fácil pensé pues al parecer esta era una neófita, una recién convertida ¿Cuál era el maldito problema? Era una niña, si una niña pequeña de unos cinco años de edad y eso mis señores estaba prohibido hacer.
Así que ni modo, había violado la maldita ley y tocaba hacerles saber su castigo ¿Por qué los malditos chupa sangres se saltas las putas leyes? La respuesta en su sangre, en sus años, han visto y conocen tanto que creen que son capaces de burlar las leyes ¡estúpidos!, están más sujetos a estas pues sus milenios los hacen más obtusos en la interpretación de las mismas.
Como buen bastardo cristiano que era, debía hacer algo al respecto y que mejor que joder a aquella chupasangre y a su creador o creadora, así que me puse a las pistas que me dieron, su localización según los últimos datos en donde fue vista y por donde habitualmente se alimenta. Eso es lo malo de los mocosos vampiros, son unos hijos de perra insaciables pueden pasar toda una noche matando y matando a seres humanos…

Entre los datos estaba el centro de parís, para ser exactos cerca al café D´Alberness, una antigua cafetería exquisita y de elite donde solo los de clase alta y burgueses pueden entrar, así que eso me daba una pista “a la mocosa le gusta la sangre aristócrata” bien, eso me daba una ventaja, yo era de clase alta y podría pasar como cualquier hombre de negocio.
Bien ya estaba puesto en lo alto mi plan y ahora tocaba llevarlo acabo en la noche

7:00 PM
-Es hora del show- me digo a mismo arreglándome el corbatín de mi traje con la capa y el sombre y los guantes no sin antes dejar las armas bien sujetas a mi, una pistola con balas de plata, una daga de plata y sobre todo en el carruaje la ballesta y las otras armas, con esos putos no se podía andar desarmado.
Mientras la noche va avanzando el plan da resulto la bastarda niña me observa y siento que puede mi mente así aplico la vieja técnica que la zorra esa de Jez me enseñó…mi mente comienza a pensar en muchas cosas, divagaciones, mi pasado, mi presente y mi futuros, deseos claros y oscuros
La niña me sonríe junto a su creadora, una mujer de unos 300años, me voy con ellas asegurando que con la mujer tendría una noche de sexo salvaje y desenfrenado sin límites ni restricciones y la niña sacaría una paleta, claro que sería así pues me chuparía la polla antes de mandarla al infierno.
Cuando estamos en la habitación la mujer comienza a lamer mi cuello, -joder como me pone esto- pienso y trato de calmar, mi polla se retuerce como si fuera un crio de 12 años, -que mier…- la niña nos mira mientras sonríe al parecer así matan a sus victimas y antes de caer me levanto de la cama y me acerco a la pequeña con la camisa abierta y la chaqueta aun puesta, me acerco y susurro a su oído.
-Saluda a mefistoles de mi parte- de mi chaqueta sale la daga de plata y se clava en el corazón de esa perra astuta un gruñido gutural deja aquella niña antes de ver su sangre drenarse lentamente y luego su madre me mira confundida y mi daga corta su cuello viéndola desangrarse su madre se lanza contra mía arañándome el cuello pero la estampo contra la pared…peleamos y ella escapa con unas heridas leves…me llevo el cuerpo de la niña a mi casa y la encierro en una de las habitaciones del sótano donde mis perversiones cobran vida, la ato a un poste en medio de esa oscura habitación y dejo abierta las ventanas para que el sol haga lo suyo en la mañana, no sin antes darle algo de sangre para que este viva y sienta su condena a piel viva.

9:00 Pm
Sádico, si esa palabra me describe por completo, salgo de la casa y me dirijo al burdel, estaba excitado y el bulto en mis pantalones de franela negra lo demostraba, así que aquella noche quería jugar con una puta y corromperla hasta que llegue la hora de volver y disfrutar de mi show privado de muerte…

Llego y lo primero que veo es una mujer de finos rasgos que se me acerca y me toca la erección para que me la folle, pero no gracias, busco algo más, no quiero la simple burdería tras un callejón sucio, quiero la elegancia y lo cruel revestido de ella, estaba de cacería y buscaría por la presa más suculenta de todos, a fin de cuentas era una noche cualquiera en donde un aristócrata de clase alta busca saciar lo que su “esposa” no le da, pero lo que no saben es que “ni estoy casado, y no soy un joven amable” solo soy un hombre educado con una alma oscura y turbia, perversa y sádica.

Mientras me sigo adentrando en el burdel una a una las putas se me ofrecen pero con una mueca les alejo ellas se admiran que las ignore, la verdad no me encienden ni a mi polla ya erecta y menos ponen pensamientos en mi mente… llego a la barra y pido lo siempre un vaso de brandy cosecha 1685 y luego miró dubitativamente a las mujeres hasta que mi vista se fue a una que no había visto antes, una joven dulce parada en la segunda planta del edificio mirando hacia abajo, mordiéndose el labio y tocando la madera de la salida con sus manos, ansiosa, nerviosa, un poco asustada y hasta cierto punto tímida de lo que pueda pasar aquella noche
-Esa es la que quiero joder y corromper no solo esta noches sino por varias noches- susurro y levantó la copa hacia para que me vea, quizás me vea como cualquier gentleman amable, educado, eso siempre, refinado y respetuoso, y me gusta que piense eso, así es más fácil romper a esa muñeca en mi mundo de perversiones y me cobro en ella lo que la zorra de Aleera me hizo

Alzo la copa hacia ella con una media sonrisa en mis labios brindando por su belleza y su renuente inocencia dedicando la música hacia ella moviendo los labios –Ni la música ni la bebida se asemeja el brillo embelesador de sus ojos castos y divinos, mi dama de la noche-

Ahora tocaba esperar, esperar como el ave negra, como el cuervo que espera atentamente a su nueva presa…

por **Geneviève Allard** Lun Feb 04, 2013 1:22 am

Otra noche en el mismo putrefacto lugar de siempre. Las cosas no habían cambiado en los últimos años y comenzó a rendirse semanas atrás; su esperanza era la ilusión de un niño queriendo luchar contra las palabras blasfemas de los mayores, burlándose de su pobre cuerpo raquítico, hambriento y sucio, pero el infantil muchacho no podía identificar la maldad de sus risas hasta que, en cierto día, alguien lo abofeteó para dejarle en claro que los sueños son sólo eso… simples y jodidos sueños. El despertar fue más cruel de lo que pensaba, su vida era un desastre, el dinero que supuestamente había ahorrado para buscar a su familia terminó siendo robado por una de sus compañeras, estaba exhausta. Se miró al espejo aborreciéndose, tragándose el dolor interno que padecía desde aquel bendito día en que tomó una mala decisión, pero nada servía el arrepentimiento, de nada le sirve querer correr y ahogarse en la próxima marea o venderse al mejor postor para esclavizarse y así pagar sus culpas. Nada cambiaría el pasado. Sus ojos, humedecidos por las lágrimas que derramó la noche anterior, fueron cubiertos con una fina capa de ese polvo de colores, su rostro se pintó de blanco y sus labios de un rojo carmín, al igual que la sangre. El corsé le asfixiaba, sintió los mareos subirse hasta su cabeza, obscureciendo la habitación y nublando por completo la vista. Estaba enferma y ella lo sabía, no pasaría un par de noches más antes de fallecer, no había fiebre, no había ningún maldito síntoma de peste o alguna otra enfermedad, sólo ese cansancio que cada día calaba más en sus huesos. Era patética.

Un vestido negro, con decoración en rojo. Joyas falsas colgaron de su cuello y su cabello hizo juego con aquel atuendo, su piel pálida fue el contraste perfecto para hacerla ver como una mujer incomparable dentro del burdel. Su elegancia, el porte, tenía todas y cada una de las características que destacan a las damas dentro de la sociedad, pero ella no tenía un puto franco para pagar el alquiler de su habitación, mucho menos en dónde caerse muerta. Sonrió. Pese a todos los problemas que cargaba en la espalda, aún deseaba pelear hasta el final, no importaba que tan lejos pareciera la luz del túnel, si es allí a donde tenía que ir, seguro que lo haría arrastrándose hasta llegar del otro lado. Las mujerzuelas se despilfarraron por sobre los clientes, buscando ser amadas, algunas disfrutaban más de su labor y otras, al igual, que ella sólo con algunos clientes se sentían plenas. Observó a los ebrios del lugar, rodó los ojos disgusta por encontrar sólo el despojo de la sociedad, hombres que pretendían creerse más de lo que son y mujeres con tan poca dignidad que permitían todo de ellos. Bufó. Ella era la menos indicada para juzgar el tipo de gente que ahí participa ¡Maldita hipócrita lastimera y mártir! En un instante, levantó la mirada para toparse con un hombre levantando la copa en su presencia. La quería. La señal fue tan clara, tan obvia, que no hizo falta traducirla a su lenguaje para saber que estaba solicitando su compañía. Sus mejillas rosadas palidecieron y se sujetó al barandal de la escalera por la cual bajaba con sumo cuidado. Lo único que deseaba en ese momento era no volver a sangrar por la nariz. Eso ahuyentaría al hombre y se quedaría sin ningún centavo. Maldijo su suerte por lo bajo.

-La música es exquisita, no hay comparación con el obscuro pasaje de mis ojos. La bebida, bien… el amargo sabor del licor subiéndosele a la cabeza podría, quizá… embellecer a la flor marchita del jardín.- Se encogió de hombros. El escuchar los versos amables de los hombres no es una novedad dentro del burdel, algunos pecan de poetas y desean escribirle toda una lira a la musa de su inspiración, sin embargo, llegado el amanecer no recuerdan lo que ocurrió y se sienten traicionados por haberse metido con una cualquiera y no con una respetable mujer a la que creyeron ver un par de horas antes. Así es como el juicio se nubla y se confunde la realidad de una fantasía más apetecible. No obstante ¡Era una puta! ¿Qué importaban sus palabras? –Pero si es su modo de halagarme, con gusto lo aceptaré sonrojándome inocentemente- Recapacitó mordiéndose el labio inferior. No mentía, sus mejillas se sentían un poco acaloradas. Deslizó la mirada hasta el hombre detrás de la barra para asentir. Necesitaba una bebida para inhibir sus pesares, algo que la despertara. Tomó el vaso con el tequila dentro y lo arrojó garganta abajo sin importarle verse como una jodida ebria o perder una reputación que no existía. Sacudió la cabeza, suspiró volviéndose hasta el hombre de la copa. Sonrió. –¿Y bien? Creo que, por una módica cantidad de dinero, puedo hacerle compañía esta noche-

por **Alekshandro Del Piero** Jue Feb 14, 2013 2:57 pm

Vaya vaya la noche empezaba como a aquel hombre le gustaba, que mejor que haber ya catado la esencia de la pequeña zorra con la cual haría cumplir su más aberrantes “placeres” pero antes había que preparar y sobre todo aclimatar a la jovencita, pues muchas no están acostumbradas a semejantes tratos sexuales y menos a la brutalidad con las que son cogidas, pero que se puede hacer si para Del Piero todas las putas son una muñecas a las que hay que metérselas y luego hacer que se traguen el orgasmo masculino y se acabó, pero no hoy, hoy él quería algo más, quería satisfacción plena, pura y entera satisfacción mutua. ¡Y eso tendría, a cualquier costo!

Con una seña de su mano hizo al cantinero dejar la botella de tequila y sobre todo le indicó que todo lo que la “dama” pidiera iba por cuenta de él, luego le tomó del mentón con fuerza y le obligó que le mire a los ojos. Aquellos ojos azules que debieron ser negros mejor. –Si hubiera querido metérsela ya a una puta, hubiera llamado a cualquiera de esas zorras ofrecidas y fáciles para descargar mi semen en sus bocas y largarme, pero no, te he escogido a ti ¿no te da eso una idea? Vamos niña no me decepciones- murmuró mientras soltaba el mentón de la mujer, un movimiento brusco con ojos encendidos como faroles infernales y luego su agarre se volvió suave y dulce ¿cómo un hombre pasa de lo brutal y bestial a lo fino y Gentleman?, bueno eso se debe preguntar a la cabeza retorcida de este hombre. –Well Well, si te sonrojas que sea porque así es, no porque yo quiera o porque crees que quiera, eso me resulta muy hipócrita y estúpido, si tu cuerpo te lo pide que así sea y si no mejor entonces no engañarle a tu cuerpo, and don´t fuck my patience- había surgido un cambio tan drástico de 180 grados ¿Dónde fue aquel joven dulce? Bien estaba todavía en él pero lo estaba llevando a otro nivel, al nivel del juego y la cacería peligroso
Su diestra tocó el cuello cincelado de la joven lentamente con sus dedos largos mientras una sonrisa pérfida poblaba su rostro -Todo depende de la bebida que tomes o de cualquier cosa que desees, si lo tomas por el lado bueno te sabrá bien y si no pues entonces no será así, te sabrá a una mierda de vida, como el de todas estas rameras- dentro de su chaqueta llevaba un par de cigarros los cuales busco con su zurda al igual que su encendedor de plata, tomó el cigarro entre sus dientes y lo encendió dando una calada a su nuevo acompañante dejando salir el aire lentamente, negando con la cabeza el comportamiento de aquella puta–Que apurada eres, crees que te la quiero meter descargarme y listo, te equivocas, no quiero una muñeca de plástico con la boca abierta a la que tenga que dar órdenes para fallármela y luego manchar su boca con mi descarga, al menos da algo de juego y de jugo, y no digo los jugos de tu coño, esos los tomaré más tarde-

Sonríe abriendo sus ojos extendiendo el cigarro a la mujerzuela por si quería calmar sus ánimos –Así eres una puta decepción ni me la paras con tu rapidez niña, al menos pónmela tan dura que me duela los testículos y no aguante más para ahí llevarte sobre la mesa y follarte, vamos puedes hacerlo mejor, ¿o tendré que enseñarte?- una sonrisa muy malévola y envilecida apareció en su boca ensanchando más las ideas perversas de su mente sádica, se acercó al oído de la joven mientras tomaba un mechón de su cabello para jugar –Las monedas te las quiero meter en otro lado una a una, lentamente hasta sentir como gritas por la sensación y el dolor de tener muchas monedas en tu vagina y luego You are gonna suck my cock mientras I fuck your mouth- suelta el mechón de la joven y enciende el segundo cigarro lentamente a fumarlo sin prisa y con una risa saliendo de sus blancos dientes.

Quería joder a la chica y sobretodo fastidiar su mente y su cuerpo hasta el punto sin retorno de la humanidad llevando el juego de pulcro gentleman a un maldito bastardo. .

por **Geneviève Allard** Mar Feb 26, 2013 12:07 am

Hombres como él hay demasiados en las calles. Sus palabras son insulsas buscando sentirse superiores con aquellos adjetivos soeces, pero un hombre maldito no es aquel que puede recitar más palabras grotescas en el menor de los tiempos, tampoco se trata de aquel que alardea sobre sus actividades favoritas o aquellos que se han manchado las manos con sangre. La crueldad ha sido sobreestimada en los últimos años y cualquier patán con un cuquillo en mano y un fajo de dinero se cree el agresor de cortesanas, en este caso, Chelsey se había topado con uno. Suspiró melancólica. Sólo la obscuridad de la noche conoce los secreto que ha tenido que guardar por su propio bien, sólo la noche sabe cuan cansada está de la misma jodida rutina una y otra vez. La monotonía, le absorbe con lentitud. Conoce el procedimiento que debe seguir, el papel de víctima que debe tomar y al final, él se irá con una sonrisa en el rostro y ella con sus centavos hacia la habitación ¿Tenía sentido todo ese teatro? En ocasiones ha llegado a creer que el estímulo de los hombres sólo es evidente cuando poseen el control sobre ellas. ¿Tan carentes de espíritu y alma están? No desea adentrarse demasiado en el tema, es evidente que él ya se ha ocupado de hacer su trabajo y ahora sólo requiere de la disposición de la chica. ¡Una sumisa! Que novedad. Pone los ojos en blanco a sabiendas que él puede verla y que ese acto enfada a cualquiera. Pero.. ¿Qué es lo peor que podría hacerle un hombre? Dibujada en sus labios, salta esa sonrisa altanera y efímera que sólo una puta puede tener. Durante un minuto, fingió ser ella la que tome el control de la situación. Bien podría largarse inmediatamente de ahí y buscarse otro, retirarse a su habitación sin un céntimo ganado pero con la dignidad intacta. A nadie engaña, eso no ocurre nunca en el burdel.

-Yo eh… s…- Frunce el ceño. No puede pronunciar una sílaba en concreto y es que todas las palabras que tiene para descargar, se han amontonado en su lengua sin permitirle tregua alguna. Se muerde el labio inferior y desvía la mirada hasta el hombre detrás de la barra sólo para darse cuenta que, a su regreso, el varón le extendía el cigarro a su rostro. Se alejó. ¡No! No podía permitirse un nuevo capricho, cayó presa de las hierbas que, en alguna ocasión, un brujo le vendió para sentirse más viva que nunca. La decadencia de su cuerpo la orilló a ese estado patético, ahora, no podría y no quería volver a ser víctima de una nueva adicción. Resopla los labios. Está confundida. -¿Aquí?-Arquea una ceja con el dejo tajante pero cohibido. Sus manos rodean el cuello del hombre y los dedos de la fémina se adentran en sus oídos descargando con la yema de sus dedos una explosión de sensaciones. Desciende lenta, pausada, dolorosamente por la columna vertebral y se asienta al lado de su pelvis. Pellizca, soba. Juega con insipiente velocidad alrededor de su miembro. La palma de su mano amenaza el vientre del individuo. Con el brazo libre atrapa la barbilla del sujeto obligándole a verla, se relame los labios impúdicamente.

Utiliza la punta de la lengua para propiciarlos de su saliva tal y como lo haría con el liberado miembro. Sonríe. Su cuerpo se contrae, crea en su mente aquella imagen que le estimulará lo suficiente como para hacer que sus pechos salten excitados por debajo de sus desgastadas ropas. Arquea la espalda, levanta el rostro y gime al mismo tiempo que sus manos rodean la zona erógena del hombre. Justo antes de poder tocar su miembro y sentir la estimulación que ha hecho con sus infames y adiestradas caricias, se separa, no sin antes descender el rostro hasta quedar a la altura de su sexo. Jadea sobre el. Su cálido aliento alimenta el deseo creciente en el hombre y dispara su éxtasis hasta su cabeza. Chelsey nota como comienza a crecer, sonríe y se aparta, lenta, pausada tortuosa. –Más lento. Sí- Se pone de pie con aquella sonrisa marcada en su rostro. Lo está matando –según ella- con el deseo. –Podrás meterme toda clase de objetos que quieras, en donde quieras. Pero no aquí y no ahora.- Le guiña un ojo. Acercándose hasta él para lamer su cuello. Su lengua deja una marca húmeda sobre la yugular que recorre todo el sitio hasta postrarse en sus labios. Muerde el inferior con fuerza. –Probablemente ni siquiera sea hoy- Susurra sobre su comisura y se aleja. Girándose sobre sus talones, se encamina en dirección a las escaleras por las que bajó. No, no se lo follaría delante de todos, esperaba que el hombre la siguiera o la regresara de los cabellos y la arrastrara hasta uno de los privados. Quién sabe, todo puede pasar… Tal vez este sujeto no sea sólo alarde y sí le de la lección más desagradable de su vida.

por **Alekshandro Del Piero** Dom Mayo 19, 2013 10:35 pm

Malditas mujeres de un bajo mundo, aquellas zorras se creen que conocen a todos los hombres porque se los follan a diestras y siniestras, quizás si conozcan a los parisinos pero a un Ingles no creo, al final alguien tendría que enseñarles modales a estas mujeres y Del Piero lo haría, le guste o no a esa zorra la haría entender su puesto y como debería realmente ser una puta como ella, quería tomarle del cuello, pegarla contra una pared alzarle las piernas y frotarle su sexo hasta que se corra delante de todos los hombre, que la vean gritar como lo que es y será hasta su muerte, quería que todos se excitaran con el cuerpo jodido de aquella mujer, pero esta se adelantó a sus planes comenzando con caricias excitantes ¡maldita sea, acaso no se saben otra forma de excitarme que no sea buscando los puntos que llevan a mi polla! Pensaba mientras la miraba ¡ni modo a fingir interés sexual para ver cómo termina! La dejó hacerle todo eso de lo que las zorritas se jactan de tener, le sonrió a medias pues el acto de poner los ojos en blanco fue un desafío y él estaba guardando toda su ira para el momento exacto en donde usar toda esa carga ocultándola con el deseo que la mujer despertó tan comúnmente en él sonriendo no de placer sino de forma ya trillada, soltó el aire de sus pulmones cuando su cuerpo le sintió cerca de su sexo ¡oh si bebe vamos tómala entre tus manos, golpéala a tu cara, muérdemela, chúpamela y succiónala, déjame seco dentro de tu boca! La mente de Del Piero está concentrada en la boca de la fémina viendo sus movimiento imaginando su lengua ¡joder acaso ya estoy en los cien años o cuantos años tengo, mi polla desea su lengua y sus jugueteos, peor a la vez no está desesperada por jugar con otras, maldita sea esta mujer! La miró mientras chasqueaba la lengua –Vamos perra solo eso sabes, hacer, vamos vamos muéstrame que es lo mejor que sabes hacer- pero antes de terminar la frase la muy infeliz se dio aires de que ella decidiría la cogida de la noche actitud que le hice maldecir en su mente y sobre todo le subió lo iracundo que ya estaba.

Descaradas y mal nacidas las mujeres, Quien era el responsable de aquellas mujeres tan idiotas que se creen el ombligo del mundo y se dan ínfulas de perras mayores cuando no llegan a ser putas cachorras de barrios bajos y arrabaleros pero no de esos arrabales donde te sacas a una te la follas en un callejón y la dejas ahí tirada con tu semen dentro, no si no de aquellas que son más muertas y que luego del revolcón solo te queda matarla y dejar su pútrido cadáver a las orillas del rio para que los perros se las devoren ¡Si quisiera una puta muñeca buscaría a una de la alta sociedad no a ti! Lo dijo en la mente mientras la miraba con ese caminadito inocente, puro pero palabras sucias.

La tomo de los cabellos acariciándole suavemente y le miró a los ojos –Si será hoy y será ahora, y aquí, será donde yo quiera- le iba a besar pero antes de hacerlo la mujer como sabiendo a lo que se metía se alejó de sus garras, aquello le provoco una sonrisa y un juego más interesante ¡vaya hasta que al fin le pone el picante! Se levantó y como un rayo partió hasta aquellas mullidas escaleras la tomo por el brazo antes que subiera y la giro, no le importó si la lastimaba o no, solo quería que lo viera y que escuchara atentamente, que vislumbrara ese rostro duro implacable –Ahora escúchame tu- con un tono imperioso le zarandea del brazo y la jala hasta el centro del lugar, los demás borrachos gritaron y las otras mujerzuelas chillaba –A callar imbéciles que el que paga por esta soy yo- les ignoró y la empujó contra aquella silla haciéndola sentar mientras se acercaba y le tomaba con fuerza de los cabellos jalándoselos para que le viera a la cara –Mira como me has puesto, con tus jueguitos de deditos previos –acercó el rostro de la fémina hacia su sexo y rio con malicia –ahora, me vas a abrir la bragueta con tu boca y me la chuparas aquí, si perra, aquí quiero que me la chupes y si no lo haces por las buenas atente a las consecuencias y si lo haces sumisamente te arrastraré de los cabellos hasta tu habitación y te juro por lucifer que te arrepentirás por haberme hecho cabrear, así que comienza tu mejor labor oral o llorarás sangre-

Del Piero estaba excitado y enojado y eso en él era un peligro, su mente comenzó a crear cosas pervertidas con aquella mujer, posiciones, estados, y sobre todo juegos a su gusto y todo terminaba con sangre y un cuerpo colgando de una viga o una pared.

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