New people by the door (Privado)

por **Adelheid Bartholf** Jue Ene 10, 2013 3:25 pm

Llevaba poco tiempo caminando por las calles, me dirigía hacia el burdel puesto que aquella noche me tocaba trabajr ahí obviamente, no quería ir, aún estaba algo cansada pero trabajo era trabajo, y dinero era dinero ...era lo que yo más necesitaba. Me acercaba al lugar, desde la casa hasta el burdel era un buen trecho pero me conocía demasiado bien el camino como para perder el tiempo, y a pesar de ser algo oscura lo noche no había problema, me había acostumbrado a vivir tanto tiempo ahí que no temía de muchas cosas que podían ocurrir ahí aunque eso podía cambiar en cualquier momento, uno nunca sabía nada de su suerte.

Doblé en la esquina, faltaba casi la mitad y en cierta manera no tenía prisa, sabía que a pesar de estar repleto el lugar, todos estarían bien atendidos, cuando aquellos hombres estaban ebrios era fácil complacerlos, solo se necesitaba otro jarrón de cerveza lleno y estarían más que felices. Era algo que aborrecía, me traía tantos recuerdos que en muchas ocasiones no habían echo más que arruinar mi infancia y hacerme llorar, ¿por qué había vuelto a este triste mundo del barrio pobre si era lo que me hacía infeliz? ¿Por qué a pesar del tiempo era mi obligación volver a ese horrible lugar donde hombres aprovechaban de su suerte para conseguir pasión solo con dinero? El destino me había jugado una muy mala pasada, me hacía sentir como si yo perteneciera a aquel inmundo lugar, aquel terrible despreciable burdel. Pero yo sabía que no era así, solo debía esperar que el tiempo cobrase lo que debía, y entonces lograría salir de aquel lugar. Tal vez lograría entrar a un buen teatro, o ser cantante en un lugar más decente. Cualquier cosa, cualquier trabajo me servía para demostrar mi talento, solo me faltaba pulir pero necesitaba tiempo para poder hacer tantas cosas que deseaba pero no me era permitido.

Iba tan despistada en mis pensamientos, estaba completamente entrometida en todo lo que me gustaría hacer, cada sueño traía otro y otro aún más grande, empezaba con un trabajo, estabilidad económica, y un buen hogar para mi madre y para mí, tal vez hasta encontrar un buen partido, que sería lo único que mi madre pidió, o un buen médico también. Tantas cosas absorbían mi mente y me tenían completamente fuera de mí, incluso casi me equivoco de camino pero de solo imaginar las muchas que podría hacer me sacaba una sonrisa del rostro. Iba caminando como si estuviera yendo al lugar más elegante y con el mejor vestido, me estaba creando un mundo de cuentos en mi mente donde todo iba perfecto de acuerdo a mí.

por **Maks Kuznets** Dom Ene 13, 2013 3:14 pm

Oscura era la noche que me amparaba, más estrellas que de costumbre iluminaban el cielo libre de nubes. Luna creciente se mostraba en el glorioso manto negro que encapotaba el mundo. Pocas eran las farolas, que temerosas, se atrevían, se dignaban a iluminar la oscuridad. No eran muchos los días que había pasado desde la última vez que vi a mi prima. Desde que su padre, mi tío, me mando una carta para que la guiase hasta aquí y desde que aquellos vampiros mugrientos y desganados la atacaron forzándome así a convertirla en vampiro para salvar su vida, sentía que debía estar con ella, protegiéndola de todo.

Las calles parisinas me acogían con su grata oscuridad, me agradaba no tener mucha luz, la oscuridad era uno de mis lugares favoritos pero nada comparado con al que me dirigía en estos momentos. No era ni el primer ni el quinto día que pisaba el Burdel pues se encontraba allí cierta pelirroja con la cual había algo. No, no era nada amoroso simplemente carnal aunque hasta ahora no habíamos llegado a nada más que simples caricias.
¿Desde cuando frecuentaba tanto aquel lugar? ¿Era a caso por que pensaba que ella iba a volver a mi? Reí quedamente, iluso era si de verdad creía en su regreso. Me tachaba a mi mismo de tonto, absurdos pensamientos acudían aún a mi, recordando momentos gloriosos del pasado.

Un buen tramo era el que recorría cada noche al venir hasta aquí, sin más que hacer, pase las calles oscuras que poco a poco se iban tornando más luminosas. Faltaban a penas tres manzanas cuando alguien, con olor a humano, se cruzo conmigo, visto desde el punto de vista del humano esto sería al revés. Un choqué se produjo, no muy fuerte pues yo a penas me balanceé, una muchacha era la causante de mi desagrado en aquellos instantes. Fruncí mi ceño mientras miraba a la joven con una de mis típicas miradas gélidas.

-Vaya con cuidado - dije con un tono frío y cortante.

por **Adelheid Bartholf** Lun Ene 21, 2013 4:36 pm

off: Perdón por la tardanza...

Una esquina, dos personas algo despistadas, un choque, un golpe y casi una caída. No tuve tiempo de reaccionar a la perfección, había estado pensando y en un par de segundos estaba casi en el suelo de no ser porque mis reflejos fueron más rápidos que mi propia consciencia y mucho más de lo que esperaba, no terminé en el suelo aunque si me di un fuerte golpe contra la pared. Era un joven quien me había ocasionado aquel accidente llegando detrás mío, aunque él obviamente lo había visto desde otra forma debido a su peculiar comentario, si hubiera podido lo hubiera golpeado pero dos razones me detuvieron. La primera era que ante el golpe había podido notar de que este señor era bastante fuerte, duro como una roca o tal vez yo era demasiado frágil, definitivamente la diferencia era fácil de notar; y segundo porque lo había reconocido, sabía que lo había visto antes en el burdel, lo visitaba frecuentemente y eso que yo solo iba de vez en cuando.

-Dis...-tartamudeé, me sentí estúpida, pero estar en aquel lugar con alguien tan fuerte debía ser algo peligroso-Disculpe, señor...-no sabía su nombre, y no pensé que me lo daría tampoco, no debía tener ningún interés en terminar la plácida conversación que habíamos sostenido, pero para nuestra mala suerte nos teníamos que aguantar igual. Él siguió su camino sin imaginar tal vez que era también el mío, por ende debía ir detrás de él como si fuera su sombra, el silencio era evidente y aterrador, por suerte estábamos a unas calles y muy pronto empezaría a poder escuchar el bullicio del burdel con su música y la banda, además de los gritos y murmullos de muchas personas, debía estar al tanto de cualquier persona que se acercara rogando encontrarme con alguien para no estar sola detrás de aquel hombre pero ahí seguía, acompañada aparentemente por mi soledad y aquel hombre al que empezaba a tenerle un miedo irracional, bajé la mirada hacia el suelo mientras seguía caminando.

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