Juegos de a tres (privado)

Había vuelto de paseo a mi hermosa tierra por unos días, de hecho sería casi un mes contando todo lo que me tardaría en los viajes de ida y vuelta, pero valía la pena ir. Ahora que volvía siendo alguien completamente diferente era todo más divertido, me gustaba tanto mi nueva realidad, ahora todos prácticamente caían ante mis pies, reconocía a algunos descendientes de viejos conocidos, personas que incluso me pudieron haber tratado mal antes, ahora tenía más control en aquel lugar que ellos jamás imaginaron. Me sentía mucho más poderosa y feliz volviendo a aquel lugar, no buscaba venganza pero si hacía ver lo mucho que había ganado en poco tiempo, mi vida había dado un cambio brusco, si es que a eso le llamaban vida ellos, a mi solo me importaba regodearme de mis lujos y riquezas. Y no había nada que disfrutase más que hacerlo rodeada de personas, aquellos que se deleitasen con mi persona, era casi imposible resistirse a un vampiro eso lo había aprendido por experiencia propia, sabiendo eso me decidí a llegar a una interesante fiesta, me encontraría rodeada de personas desconocidas y aún así podría celebrar con ellas lo que fuese, con tal de poder destacar mi superioridad, era algo demasiado exquisito para mis gustos.

Llegué cual princesa llegaba a su palacio, de alguna manera había hecho negocios con varios señores que se encontraban ahí, incluso con el esposo de la anfitriona aunque nunca me habían visto, me gustaba no mantener mucho contacto con aquellos hombres que se relacionaban conmigo en negocios, no podía permitirme tener muchas relaciones con ellos pues me conocía más que bien y de ser muy interesantes no me controlaría con facilidad, me gustaba tomar las cosas que me gustaban, y si su sangre me era demasiado apetecible ...tampoco sería fácil para mi resistirme. No pude evitar causar cierta impresión cuando llegué, parecía a penas una chiquilla a sus ojos, me veía demasiado joven de seguro esperaban una viuda regordeta que tenía algo de experiencia en los negocios, me tuve que inventar una buena historia poco tiempo antes de llegar obviamente no podía llegar sin una vida que respalde mi fortuna y todo lo que tenga. Sin embargo para los demás seguía siendo demasiado joven y femenina para hacerme cargo de algo así, todos eran unos amargados. Las mujeres que parecían de mi edad, no habían disfrutado lo suficiente de la vida y el amor y el sexo, y los que vivía la vida como yo o eso intentaban eran hombres, algunos viejos y de mal gusto, otros jóvenes pero frágiles, niños de mama.

Bailé un par de piezas, tal vez más de un par ...me gustaba coquetear con los jóvenes interesantes que veía, no importaba casados, solteros o viudos. Hubiera disfrutado más de la velada si no hubiera sido porque percibí algo que me tomó por sorpresa, aunque no debió haberlo hecho pues me encontraba con ello de vez en cuando. Un vampiro, si era el olor de otro vampiro, alguien como yo estaba cerca, agudicé el oído mientras subía las escaleras, entré al cuarto principal, sabía que no habría nadie ahí y sería más fácil evadir el bullicio del primer piso desde ahí. Pude escuchar gemidos y alguien gimoteaba, estaba bastante consciente de lo que eso significaba, sonreí de manera pícara, aunque nadie me veía. Me era tan extraño escuchar lo que sucedía tan cerca, cuando algo me tomó desprevenida, fue claramente el sonido de algo resquebrajándose, había sido yo quien inconscientemente había botado algún pequeño jarrón, nada de importancia. Pude escuchar como los "amantes" ;si es que eso eran, pues con aquellos únicos ruidos saliendo sin aliento de sus bocas no podía reconocerlos; se separaban y fingían que nada había sucedido. Me quedé en el salón, no podía salir tan pronto, ni quería hacerlo pues todo era aburrido allá afuera.

Pude escuchar a alguien entrar, me escondí como pude pero él ya sabía que estaba ahí, para nosotros era fácil descifrar todo lo que sea posible a través de nuestros sentidos. Escuché lo que dijo atentamente, solté una pequeña risita divertida. -Con que quieres jugar ...¿Así es como le robas la virginidad a las jovencitas? - dije perdiendo timidez, no tenía nada que temer, con divertirme un rato en aquella aburrida reunión me bastaría tragarme todo el viaje por aquellos lares. Escuché lo que dijo, y salí del cuarto. -¿Me incita al pecado, señor? -dije mordiendo mi labio inferior, me acerqué a él lentamente y extendí mi mano para que la besara. -Amethyst Rosenthal, un placer.-miraba sus facciones, era bastante apuesto como cualquier vampiro, eso era suficiente para mí

Miré su sonrisa, de soslayo. Me gustaba, lo quería tener, aunque sea una vez después vendría la parte más fácil del juego, fingir que nada pasó, me gustaba como sonaba. Escuché atentamente a su respuesta, buscando indagar sus ideas o intereses y sobre todo su forma de ser dependiendo de cada simple respuesta que daba, y ello me hizo pensar que me había topado con alguien más que interesante ...me pareció entender que se hacía llamar así mismo como diablo, eso me gustaba, le gustaba tener el control y sentirse la bestia que abusaba de los demás. Me pregunto si yo se lo dejaría tan fácil, sonreía ante la obvia respuesta. Jamás. Reí al escuchar lo de las siete puertas, "Como si no las conociera ya" dije para mí misma en mi mente, mientras sentía sus labios fríos sobre mi piel, casi puedo decir que me hizo sentir un cosquilleo cuando alejó el tacto de su boca con mi mano, me gustaban los hombres que portaban elegancia en todo sentido, me gustaban los hombres como él.

Escuché cada palabra que salía de su boca interesada ante algún comentario que me agradara y sí que sabía como hacerme sonreír. Pude sentir su mirada en mis piernas y luego verlo alejarse hacia la puerta, me dejó con los ojos como platos pero sabía que no rechazaría esta oportunidad, vi como guardaba la llave y me deja expectante, hasta que escuché su frase. Me hizo reír, ¿una pieza de baile? eso era lo más aburrida que se me ocurría para hacer entonces, luego sentí su aliento en mi cuello, su cuerpo tan cerca al mío, podía destrozar sus ropas fácilmente y aventarlo a la cama, pero el juego era divertido, lo era tanto para mí como para él. Sabíamos cuáles eran las jugadas de los de nuestra raza, de ello estaba segura. -¿Eso es lo que desea usted? -dije también pegando más mi cuerpo al suyo, -¿Quiere que baile para usted? - pregunté sonriendo. Luego me alejé, pude ver de reojo como se arreglaba la camisa. Llegué hasta la cabecera de la cama y vi al lado de esta una mesita de noche, me saqué todas las joyas que traía puestas, eran solo un collar y un par de pendientes, ambos muy costosos y las dejé en aquel lugar, no pensaba olvidarme de ellas pues sería solo un momento.

Volví mi mirada a él, la mantenía fija y mostré una sonrisa -Me preparo para cuando terminemos con ..."lo pomposo".-volví a estar frente a él, -y empecemos con la acción. -Acerqué mis manos a su pecho, dejando que mi mano izquierda buscara su camino hasta su cuello. -¿Por qué ...-dije volviendo a pegar mi cuerpo al suyo, manteniendo mi mirada fija en la suya, mis ojos irradiaban de deseo en aquel momento. -...se arregla la ropa si sabe que se la va a quitar? -pregunté sonriendo haciendo alusión a que pocos segundos atrás se arreglaba la camisa, besé su mejilla izquierda, suavemente mientras posaba mi rostro sobre su hombro, manteniendo mis labios a la altura de su oído, -¿Aún quiere que baile para usted Herr Morel? Creo que eso podría ser algo que le guste ...- besé ahora su cuello, estaba cubierto por la camisa aún pero podía sentir su aroma. -O podemos omitir ese paso. -sentencié finalmente casi anhelando deshacerme de sus ropas.