AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Juegos de Azar (Privado)
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Juegos de Azar (Privado)
La noche parecía perfecta, una noche de aquellas que a los milenios no se tenía, no había negocios que tratar, el clan estaba en buen manejo, no había queja de ningún tipo, así que todo iba perfecto, la familia también, sus hermanas no estaban así que tenía la casa para él solo, pero ¿por qué disfrutar de la soledad cuando puede causarla a alguien?...tomó su bastón con su capa, listo para salir aquella noche, pero ¿a dónde?, la respuesta la tuvo cuando en el coche se halló…
El centro de parís siempre era el más concurrido y las presas siempre eran la opción para los nocturnos, así que, sí, aquel era el mejor lugar, caminó desde el la joyería hasta la plaza Tertre, aquella plaza estaba más vacía que las veces anteriores, así que esta vez dejaría la cacería por el simple y complejo descanso imposible de tener en un vampiro como él.
Sus pies lo llevaron a estar cerca de un árbol, un roble para ser más específico…una sonrisa se dibuja en sus labios al tratar de recordar la última vez que estuvo sentado bajo la calidez de un macizo algo que le produjo una extraña nostalgia de su niñez perdida, ese recuerdo y los demás recuerdos sangrientos vino a su memoria, las mujeres que trabajaban para su nueva familia juntos a los hijos de aquellas mujeres.
-Vida sin sentido, vida sin vida, que más se puede esperar de quien destroza la vida de los demás-
Una sonrisa más siniestra, sus brazos se cruzan quedando entre las sombras de la sombra, era la primera noche que la paz le llamaba a filosofar sobre toda y cada una de sus acciones durante todos sus años y eso ya era bastante, los recuerdos de lo que la gente le llamaba antes de asestar el golpe final “El monstruo” “El demonio” “El Espectro del mal” “El colector de almas”…cada uno de esos provocaba una risa más amplia en sus labios muertos y frívolos.
-Si monstruo he de ser, estratega debo parecer- rió más mientras escuchó el acercarse de una dama, se quedó en silencio con sus ojos cerrados esperando a embriagarse con el aroma de la joven hostil y peligroso que indicaba una noche de acción y no necesariamente una noche de sexo, sino una noche de sangre y peleas, conflictos y discusiones...
¡Aaaah! dulce aroma del caos llegando a su paladar, saboreándolo por completo, tomando entre sus garras y despedazándolo buscando con la mirada centrada en cada persona para ver si aquel ser pronto llegaba…se levanta acercándose, mal hora que no tenga las habilidades de su hermana pero suerte que tiene las suyas algo que le hizo sonreír pues esa noche quería disfrutar de los placeres del tormento y los pecados de la vida ofreciéndose en los infiernos con los lamentos de los cadáveres…la figura de la joven pelirroja con ojos engañosos pero una esencia vivaracha que busca y busca peligro y pecados, con recaudo se acerca a ela -Bonne nuit mademoiselle- hizo una reverencia al porte militar al que estaba acostumbrado la hora del juego se empezó a tornar oscura y siniestra tomo la mano de la joven dejando un beso sobre ella qué suerte ya tiene su aroma -Mucho gusto- sonríe mirando a la joven evitando así que el aroma de los otros cuerpos le desconcentre...sus pasos se escuchan pero su mirada ya ha encontrado una presa que no es del todo presa, pues oscuras intenciones guarda...a la que supuestamente no conoce, realmente la puede ver más de lo que ella puede creer.
Quien será el lobo y quien la oveja…quien dar el golpe si el juego recién comienza…
El centro de parís siempre era el más concurrido y las presas siempre eran la opción para los nocturnos, así que, sí, aquel era el mejor lugar, caminó desde el la joyería hasta la plaza Tertre, aquella plaza estaba más vacía que las veces anteriores, así que esta vez dejaría la cacería por el simple y complejo descanso imposible de tener en un vampiro como él.
Sus pies lo llevaron a estar cerca de un árbol, un roble para ser más específico…una sonrisa se dibuja en sus labios al tratar de recordar la última vez que estuvo sentado bajo la calidez de un macizo algo que le produjo una extraña nostalgia de su niñez perdida, ese recuerdo y los demás recuerdos sangrientos vino a su memoria, las mujeres que trabajaban para su nueva familia juntos a los hijos de aquellas mujeres.
-Vida sin sentido, vida sin vida, que más se puede esperar de quien destroza la vida de los demás-
Una sonrisa más siniestra, sus brazos se cruzan quedando entre las sombras de la sombra, era la primera noche que la paz le llamaba a filosofar sobre toda y cada una de sus acciones durante todos sus años y eso ya era bastante, los recuerdos de lo que la gente le llamaba antes de asestar el golpe final “El monstruo” “El demonio” “El Espectro del mal” “El colector de almas”…cada uno de esos provocaba una risa más amplia en sus labios muertos y frívolos.
-Si monstruo he de ser, estratega debo parecer- rió más mientras escuchó el acercarse de una dama, se quedó en silencio con sus ojos cerrados esperando a embriagarse con el aroma de la joven hostil y peligroso que indicaba una noche de acción y no necesariamente una noche de sexo, sino una noche de sangre y peleas, conflictos y discusiones...
¡Aaaah! dulce aroma del caos llegando a su paladar, saboreándolo por completo, tomando entre sus garras y despedazándolo buscando con la mirada centrada en cada persona para ver si aquel ser pronto llegaba…se levanta acercándose, mal hora que no tenga las habilidades de su hermana pero suerte que tiene las suyas algo que le hizo sonreír pues esa noche quería disfrutar de los placeres del tormento y los pecados de la vida ofreciéndose en los infiernos con los lamentos de los cadáveres…la figura de la joven pelirroja con ojos engañosos pero una esencia vivaracha que busca y busca peligro y pecados, con recaudo se acerca a ela -Bonne nuit mademoiselle- hizo una reverencia al porte militar al que estaba acostumbrado la hora del juego se empezó a tornar oscura y siniestra tomo la mano de la joven dejando un beso sobre ella qué suerte ya tiene su aroma -Mucho gusto- sonríe mirando a la joven evitando así que el aroma de los otros cuerpos le desconcentre...sus pasos se escuchan pero su mirada ya ha encontrado una presa que no es del todo presa, pues oscuras intenciones guarda...a la que supuestamente no conoce, realmente la puede ver más de lo que ella puede creer.
Quien será el lobo y quien la oveja…quien dar el golpe si el juego recién comienza…
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Juegos de Azar (Privado)
El juego comienza;
más destapar la verdad no será fácil
Selene tenía un trabajo entre manos; lo llevaba sabiendo desde hacía varios días...o más concretamente desde hacía meses, que era cuando le habían enviado aquella carta. Pero no se había molestado en abrirla hasta hacía poco tiempo, y en esa carta se relataba lo que su mentor quería que hiciera. El gran proyecto que tenían entre manos. Una pequeña intervención que tendría que hacer. Averigüar algo muy pero que muy importante. Un lugar lleno de vampiros...un clan. ¡Le tocaba a ella encontrarlo! No era la única a la que le tocaría hacerlo, pero por ahora Selene debía investigar dónde estaba la sede. O encontrar algunos de los vampiros que pertenecían a ella, para que pudieran ser juzgados..."por la cólera divina" según palabras de su mentor. Había que buscar un modo de encontrarlos. Claro que Selene solía trazar pequeños planos para buscar, o infiltrarse entre la gente, cosa que probablemente haría también en este caso.
Y el trabajo tendría que comenzar aquella noche. El plan saldría adelante a partir de aquel mismo momento.
La bruja se vistió de negro de la cabeza a los pies, tal como llevaba haciendo desde hacía muchos días. Un vestido de verano fino, con el cabello suelto para variar y una flor negra en el pelo. Algo sencillo. Y salió de su pequeña casita, dispuesta a empezar a actuar.
¿Por dónde podría empezar a buscar? Según lo planeado tendría que andar hacia...¿sería el centro de París? Que ella recordara así era. Por lo que la muchacha pelirroja se encaminó hacia allá.
La noche hacía mucho que había caído. Se podía ver el cielo negro como la propia muerte, cuajado de pequeñas estrellas, y frío como la propia, aunque era un frío bastante agradable, como esa brisa que te trae el viento, una brisa de verano que no hace más que darte sed, aunque claro, no podía hacer ahora mucho más aparte de dirigirse hacia aquel lugar.
¿Qué se encontraría por allí? Tenía el presentimiento de que el peligro acechaba por allí...mejor que mejor. Si ese peligro la conducía a averigüar lo que ellos se tramaban entre manos, mejor que mejor. Allanarle el camino a los soldados de Dios, eso era lo que le tocaba hacer, por mucho que lo odiara. Descubrir, señalar, y luego apartarse con elegancia a esperar a que la muerte llegara para aquellos que ni siquiera se lo merecían. Las criaturas de la noche, que a pesar de matar seres humanos cada noche, no debían morir así. Claro que Selene justificaba a los vampiros en parte porque se sentía atraída por ciertas cosas de su estilo de vida...desde siempre. Al menos había algunas cosas en la vida de esos demonios que resultaban sumamente interesantes para la muchacha. El pecado, la decadencia, la alegría de vivir...ahí había varias cosas que podrías encontrar sumamente tentadoras.
Y entonces, en su camino, llegó a la plaza, que era el primer lugar dónde había decidido comenzar a buscar, y caminó por allí abriéndose paso de vez en cuando entre la gente como aquella noche en la que se había esforzado tanto por abrirse paso entre las hijas, mirando a su alrededor con ojos inquisitivos. Repasó mentalmente las indicaciones recibidas en su carta...sí, aquel era justamente el lugar por dónde debía empezar a buscar.
¿Qué mejor lugar que un sitio concurrido de gente? Allí era más probable. Selene caminó por allí con cierta elegancia, como una transeúnte más, esquivando de vez en cuando alguna cosa, hasta qué...
-¡Bonjour, monsieur!-exclamó la muchacha con voz cantarina, con una sonrisa dulce, algo melancólica, pero atenta a los movimientos de aquel caballero. Entrecerró los ojos y le miró fijamente. ¿Sería uno de ellos? ¿Cómo saberlo con certeza? Una criatura de la noche podía distinguirse de los demás dependiendo de la edad o de la sangre que haya...y por la experiencia que llevaba Selene en estos asuntos, sabía perfectamente una cosa muy importante...
-Lo mismo digo...un placer conocerle, monsieur-contempló cómo le besaba la mano y ladeó un poco la cabeza, halagada.-¿Qué es lo que le ha llevado hasta aquí...?Hace una noche preciosa...¿no le parece?-y entonces se le ocurrió una idea un poco arriesgada, algo que no era para nada sensato pero que sería muy propio de ella. Pero la pondría en práctica en pocos minutos...
más destapar la verdad no será fácil
Selene tenía un trabajo entre manos; lo llevaba sabiendo desde hacía varios días...o más concretamente desde hacía meses, que era cuando le habían enviado aquella carta. Pero no se había molestado en abrirla hasta hacía poco tiempo, y en esa carta se relataba lo que su mentor quería que hiciera. El gran proyecto que tenían entre manos. Una pequeña intervención que tendría que hacer. Averigüar algo muy pero que muy importante. Un lugar lleno de vampiros...un clan. ¡Le tocaba a ella encontrarlo! No era la única a la que le tocaría hacerlo, pero por ahora Selene debía investigar dónde estaba la sede. O encontrar algunos de los vampiros que pertenecían a ella, para que pudieran ser juzgados..."por la cólera divina" según palabras de su mentor. Había que buscar un modo de encontrarlos. Claro que Selene solía trazar pequeños planos para buscar, o infiltrarse entre la gente, cosa que probablemente haría también en este caso.
Y el trabajo tendría que comenzar aquella noche. El plan saldría adelante a partir de aquel mismo momento.
La bruja se vistió de negro de la cabeza a los pies, tal como llevaba haciendo desde hacía muchos días. Un vestido de verano fino, con el cabello suelto para variar y una flor negra en el pelo. Algo sencillo. Y salió de su pequeña casita, dispuesta a empezar a actuar.
¿Por dónde podría empezar a buscar? Según lo planeado tendría que andar hacia...¿sería el centro de París? Que ella recordara así era. Por lo que la muchacha pelirroja se encaminó hacia allá.
La noche hacía mucho que había caído. Se podía ver el cielo negro como la propia muerte, cuajado de pequeñas estrellas, y frío como la propia, aunque era un frío bastante agradable, como esa brisa que te trae el viento, una brisa de verano que no hace más que darte sed, aunque claro, no podía hacer ahora mucho más aparte de dirigirse hacia aquel lugar.
¿Qué se encontraría por allí? Tenía el presentimiento de que el peligro acechaba por allí...mejor que mejor. Si ese peligro la conducía a averigüar lo que ellos se tramaban entre manos, mejor que mejor. Allanarle el camino a los soldados de Dios, eso era lo que le tocaba hacer, por mucho que lo odiara. Descubrir, señalar, y luego apartarse con elegancia a esperar a que la muerte llegara para aquellos que ni siquiera se lo merecían. Las criaturas de la noche, que a pesar de matar seres humanos cada noche, no debían morir así. Claro que Selene justificaba a los vampiros en parte porque se sentía atraída por ciertas cosas de su estilo de vida...desde siempre. Al menos había algunas cosas en la vida de esos demonios que resultaban sumamente interesantes para la muchacha. El pecado, la decadencia, la alegría de vivir...ahí había varias cosas que podrías encontrar sumamente tentadoras.
Y entonces, en su camino, llegó a la plaza, que era el primer lugar dónde había decidido comenzar a buscar, y caminó por allí abriéndose paso de vez en cuando entre la gente como aquella noche en la que se había esforzado tanto por abrirse paso entre las hijas, mirando a su alrededor con ojos inquisitivos. Repasó mentalmente las indicaciones recibidas en su carta...sí, aquel era justamente el lugar por dónde debía empezar a buscar.
¿Qué mejor lugar que un sitio concurrido de gente? Allí era más probable. Selene caminó por allí con cierta elegancia, como una transeúnte más, esquivando de vez en cuando alguna cosa, hasta qué...
-¡Bonjour, monsieur!-exclamó la muchacha con voz cantarina, con una sonrisa dulce, algo melancólica, pero atenta a los movimientos de aquel caballero. Entrecerró los ojos y le miró fijamente. ¿Sería uno de ellos? ¿Cómo saberlo con certeza? Una criatura de la noche podía distinguirse de los demás dependiendo de la edad o de la sangre que haya...y por la experiencia que llevaba Selene en estos asuntos, sabía perfectamente una cosa muy importante...
-Lo mismo digo...un placer conocerle, monsieur-contempló cómo le besaba la mano y ladeó un poco la cabeza, halagada.-¿Qué es lo que le ha llevado hasta aquí...?Hace una noche preciosa...¿no le parece?-y entonces se le ocurrió una idea un poco arriesgada, algo que no era para nada sensato pero que sería muy propio de ella. Pero la pondría en práctica en pocos minutos...
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Juegos de Azar (Privado)
Coming coming my Little bird
I´ll give you something good
That makes you die so long
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Una noche de terror y una noche de ambiciones poderosas que llevaban el peligro por cada roce de la gélida brisa parisina que sus pequeños y ligeros toques hacía erizar la piel de cualquier jovencita con sus mejillas sonrojadas con una sola mirada de este apuesto pero diablo vampiro.
Dejó la mano de la joven y se retiró a dos pasos, su aroma le era familiar, el maldito aroma del agua bendita y el sabor del viejo tiempo enterrado en las paredes decrepitas de las catedrales lo que solo la delataba como un miembro más de esos estúpidos creídos dueños de la vida y castigadores de lo “anormal”…pero ahí viene el cuestionamiento en sí ¿Qué es normal y que anormal? Bajo que perecedero estipulamiento de conducta se debe regir los que caminan…por el de una Iglesia más corrupta que los burdeles parisinos…Si, creo que debe ser mejor entonces la del sexo y la lujuria, la del fuego y los lamentos…la del infierno que es la vida.
No hay nada mejor para Santhiago que fustigar la mente de los hijos bastardos de la ramera del mundo, la Iglesia, así que pensó en jugar con la peque antes de hacerse notar y por ende antes de quitarle la vida, pues lo que menos quería era a otro hijo de su maldita suerte metiendo las narices en sus asuntos de clan de la sombra.
-Oh Madame, excuse me, no deseo aburrirle con cosas tribales, más bien tenga cuidado y la noche le rapta madame, cuidado con lo que hace o desea hacer que muchos ojos la pueden estar vigilando incluso más de los que usted pueda creer – tomo uno de los mechones de la joven y aspiró su aroma par ano olvidarlo o mejor dicho para no tener que recordarlo más, hace una reverencia tocando su cabeza hacia la dama mientras gira sobre sus talones para seguir con su paseo no sin antes tomar con su diestra el reloj que cuelga de su chaqueta y mirar su hora –ya es hora- susurra mientras hace sonar su bastón contra las calles parisinas mirando a todos lados hasta que un hombre se cruza frente a él y le entrega entre sigilo una carta que le hace sonreír a Morel pero en vez de leerla la guarda lo más rápido en el lado izquierdo de su traje carraspeando
-Tenga una buena noche señorita, espero que la próxima vez que nos veamos o en el próximo lugar que nos topemos al menos sepamos el nombre del…- iba a decir enemigo pero sonríe en una fingida línea en sus labio –Del otro, incluso quien sabe lo que puede ofrecernos la señora noche antes de que concluya con el amanecer tan radiante e intoxicante, hasta entonces manténgase viva por ambos lados- concluye su frase y de nuevo su reverencia de porte militar
Esta vez no quería joder a la chica, no, esta vez quería darle el beneficio de la duda, una duda controlada y sobre todo manipulada como ningún otro…
La venganza es un plato que se sirve frió y que mejor venganza que atacar a la misma ramera que le quitó a él su única vida.
Si se busca justificar Santhiago tenía las de ganar pues ahora venía la prueba a la santa inquisición, ¿serán capaces de mantener sus narices alejados de la oscuridad? o es que ahora ya saben que ellos también tuvieron parte en muchas acciones de la tinieblas y el infierno sobre la tierra
Eso estaba por comprobarse...tarde o temprano...lento o rápido, con dolor o con...¿sufrimiento?
Off: disculpa la tardanza
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Juegos de Azar (Privado)
Dime que secretos escondes; amada muerte
Dime que secretos escondes los abismos de tu deseo,los de tu lujuria
Qué hermosa era la noche. Qué bella, qué interesante, qué llena de matices. ¡Qué de secretos escondía la noche! Era algo obvio. Selene había leído algo alguna vez que decía una frase bastante interesante sobre las estrellas..."y el mundo se enamorará tanto de la noche que dejará de adorar al estridente sol". Sí, eso. El mundo entero dejará de adorar al estridente sol para enamorarse de la noche, de aquella que traía la destructora de las delicias, la dama de negro que se acercaba cuando una no se daba cuenta para arrancar almas para llevarlas a otro mundo, a ese mundo tan fantasmal y tan rico de matices que se podía ver con tanta frecuencia y que tenía esa belleza tan...fascinante.
Lo que estaba ocurriendo en ese momento hacía que la pelirroja rememorara un viejo sueño que había tenido hacía tiempo. Y aquello era como un juego de azar, cómo algo que tenía que hacer, y lo hacía con gusto.
Entonces el vampiro cogió un mechón de su cabello y lo olfateó. Selene se imaginó a una criatura salvaje olfateando a su presa...no supo por qué pero se imaginó esa escena con una facilidad que casi podría calificarse cómo pasmosa. Le contempló con cierta fascinación, no pudo evitarlo, pero luego recuperó la compostura. No podía perder la templanza en aquel momento...no, no podía.
Pero era difícil no hacerlo, aquel caballero, aquella educación, todo él, era algo que hacía que la pelirroja tuviera pensamientos indecentes, que tuviera deseos de tumbarse en la hierba y de dejar que le hiciera lo que hiciera. O hacérselo ella. Se mordió el labio inferior y le escuchó hablar con un aspecto la mar de inocente, con los ojos brillantes, cómo un gatito que aún no ha comido nada.
Así que cuando parecía que se disponía a irse le cogió de la manga, un gesto que podría parecer poco elegante de haberlo hecho otra persona, pero ella lo hizo cómo quién quiere invitar a alguien a quedarse un ratito más. Un ratito más...no podía marcharse ahora, no, no lo podía permitir, ¡por supuesto que no!
-La noche es muy larga, monsieur...muy larga. Podemos vernos antes de lo que piensa...no me gustaría perderle de vista tan pronto. No, no...¡sería para mí algo horrible! Me gustaría hablar con vos...saber más cosas de voz, a ser posible, pero no sé cómo, cuándo, por qué...¡hay tantas cosas que me gustaría saber de vos! Y de todo en general..."las estrellas cuajan el mundo, sus velas convierten la noche en algo fascinante, más alejado del estridente sol..."-casi sonaba cómo la más dulce de las poesías. Selene se alejó dos pasos de él. mirándole fijamente, durante un buen rato. Luego una dulce sonrisa se dejó ver de sus rojos labios carnosos, mientras otros pensamientos indecentes rondaban por la cabeza de Selene. Sí, para qué negarlo...¡si es que la tentación era imposible!
-Ojos que vigilan...¿qué otros ojos pueden ser más atentos que los ojos de la noche? ¿Cuáles, monseiur, cuáles? Porque yo no logro verlo con mucha claridad en estos momentos...siempre hay ojos acechantes a cada esquina en la noche, no es nada nuevo. Por sus calles...por cada rincón...los cadáveres que salen de todas partes. La Destructora de las Delicias siempre anda haciendo de las suyas...no creo que por un par de cosas perdidas vaya a preocuparse...todo es suerte...¡todo es poesía!
-Aún falta mucho para el amanecer...-dijo simplemente-Aún falta mucho para el amanecer...-se acercó a él y le ofreció una mano, con una sonrisa misteriosa en el rostro femenino de porcelana. Ojos de niña inocente, de muchacha curiosa que estaba a punto de hacer una pregunta que podría comenzar con algo más peligroso aún. Le había tocado esperar, ahora le tocaba actuar, ir buscando información así cómo por las buenas, no tenía más remedio que hacer el juego de ese medio...era el más fácil, el más divertido y el más peligroso.
Dime que secretos escondes los abismos de tu deseo,los de tu lujuria
Qué hermosa era la noche. Qué bella, qué interesante, qué llena de matices. ¡Qué de secretos escondía la noche! Era algo obvio. Selene había leído algo alguna vez que decía una frase bastante interesante sobre las estrellas..."y el mundo se enamorará tanto de la noche que dejará de adorar al estridente sol". Sí, eso. El mundo entero dejará de adorar al estridente sol para enamorarse de la noche, de aquella que traía la destructora de las delicias, la dama de negro que se acercaba cuando una no se daba cuenta para arrancar almas para llevarlas a otro mundo, a ese mundo tan fantasmal y tan rico de matices que se podía ver con tanta frecuencia y que tenía esa belleza tan...fascinante.
Lo que estaba ocurriendo en ese momento hacía que la pelirroja rememorara un viejo sueño que había tenido hacía tiempo. Y aquello era como un juego de azar, cómo algo que tenía que hacer, y lo hacía con gusto.
Entonces el vampiro cogió un mechón de su cabello y lo olfateó. Selene se imaginó a una criatura salvaje olfateando a su presa...no supo por qué pero se imaginó esa escena con una facilidad que casi podría calificarse cómo pasmosa. Le contempló con cierta fascinación, no pudo evitarlo, pero luego recuperó la compostura. No podía perder la templanza en aquel momento...no, no podía.
Pero era difícil no hacerlo, aquel caballero, aquella educación, todo él, era algo que hacía que la pelirroja tuviera pensamientos indecentes, que tuviera deseos de tumbarse en la hierba y de dejar que le hiciera lo que hiciera. O hacérselo ella. Se mordió el labio inferior y le escuchó hablar con un aspecto la mar de inocente, con los ojos brillantes, cómo un gatito que aún no ha comido nada.
Así que cuando parecía que se disponía a irse le cogió de la manga, un gesto que podría parecer poco elegante de haberlo hecho otra persona, pero ella lo hizo cómo quién quiere invitar a alguien a quedarse un ratito más. Un ratito más...no podía marcharse ahora, no, no lo podía permitir, ¡por supuesto que no!
-La noche es muy larga, monsieur...muy larga. Podemos vernos antes de lo que piensa...no me gustaría perderle de vista tan pronto. No, no...¡sería para mí algo horrible! Me gustaría hablar con vos...saber más cosas de voz, a ser posible, pero no sé cómo, cuándo, por qué...¡hay tantas cosas que me gustaría saber de vos! Y de todo en general..."las estrellas cuajan el mundo, sus velas convierten la noche en algo fascinante, más alejado del estridente sol..."-casi sonaba cómo la más dulce de las poesías. Selene se alejó dos pasos de él. mirándole fijamente, durante un buen rato. Luego una dulce sonrisa se dejó ver de sus rojos labios carnosos, mientras otros pensamientos indecentes rondaban por la cabeza de Selene. Sí, para qué negarlo...¡si es que la tentación era imposible!
-Ojos que vigilan...¿qué otros ojos pueden ser más atentos que los ojos de la noche? ¿Cuáles, monseiur, cuáles? Porque yo no logro verlo con mucha claridad en estos momentos...siempre hay ojos acechantes a cada esquina en la noche, no es nada nuevo. Por sus calles...por cada rincón...los cadáveres que salen de todas partes. La Destructora de las Delicias siempre anda haciendo de las suyas...no creo que por un par de cosas perdidas vaya a preocuparse...todo es suerte...¡todo es poesía!
-Aún falta mucho para el amanecer...-dijo simplemente-Aún falta mucho para el amanecer...-se acercó a él y le ofreció una mano, con una sonrisa misteriosa en el rostro femenino de porcelana. Ojos de niña inocente, de muchacha curiosa que estaba a punto de hacer una pregunta que podría comenzar con algo más peligroso aún. Le había tocado esperar, ahora le tocaba actuar, ir buscando información así cómo por las buenas, no tenía más remedio que hacer el juego de ese medio...era el más fácil, el más divertido y el más peligroso.
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Juegos de Azar (Privado)
Let me see you in the sky
Let me show you the stars
I know who you are
In the shadows of my mind.
Let me show you the stars
I know who you are
In the shadows of my mind.
Vilezas humanas, trucos baratos, ¿Qué es lo que esperan los humanos? Algún acto de decencia o de frivolidad, si era así pues eso tendría, que se puede decir de una vida vacía, de una vida meditada y que cada paso que uno de debe ser planeado, con estrategias y premeditados, así no hay confianza pero a su vez no hay errores y sobre todo no hay indisciplina, que mejor que una vida militar para un hombre que al pensar solo planea y ya.
Y así la raza humana espera ganarse su confianza ¡que poco ven! Solo la noche puede ser digna de su mirada y sobre todo de su eterna confianza. No hay que malgastar suspiros intentando contentar a un ser que solo es el paso del tiempo detenido, el paso de una vida que siempre estará presente y que nadie podría entender o intentar comprender, los que lo intentaron murieron y ahora son solo cenizas y el resto...el resto como un conocido más le llegan a ver.
Miró a la joven y sonrió de lado, una sonrisa de tantas que usa por cortesía, tomó la mano delicada de la dama pero firme de una guerrera y depositó un beso en ella nuevamente dejándola sobre el vestido de la misma con suma delicadeza, sus ojos cerrados y aspirando el aroma de la noche profirió. –Madame las estrellas son el fulgor de la vida, luchando por no extinguirse cada noche, brillando más para hacerse en la memoria de los simples mortales, siendo admiradas y envidiadas pero no amadas; por lo tanto las estrellas son la envidia del día que no puede ver su brillo y su fuerza de seguir viviendo cada noche, por ser a cada hora más bella y alumbrar o guiar el camino de aquellos que la necesiten; Si, a veces los navegantes consultan las estrellas de día pero no es lo mismo, pues para ello deben tener una vista muy cautelosa y bien desarrollada porque si no....se perderían en el olvido.-
Con suma cautela gira sobre sus talones cerrando su chaqueta y dando la espalda a la madame mirando a todos a su alrededor, el bastón cae de nuevo al suelo pero esta vez toca la punta de su zapato con este. –hay muchos ojos que están sobre usted y no me refiero a los de la gente que pasa y la admira, bueno a parte de ellos, que hay de sus propios ojos, los de su alma y su mente, aquellos que la observan en la intimidad de su ser y solo usted no los ve y trata de re direccionarlos, ¿Por qué lo oculta? Porque trata que en su mente se cree siempre una lucha por lo que está bien o cree que está bien? ¿Acaso no sabe distinguir lo que es, de lo que crees que es?- con juegos de palabras toma la mano de la joven y la admira con una sonrisa delo más falsa como la propia iglesia para él ¡oh cuantas mujeres han querido una mirada, un toque, una caricia, un simple roce de unos labios o un soplido, acaso es tan difícil ver que el maestro del universo sabe manejar más ilusiones y trucos…que guarda mejor las apariencias! Realizo una venia militar de espaldas avanzando unos seis pasos y deteniéndose para le soslayo mirar a la joven –De mi? Todos sabes de mí, desde los muertos hasta los vivos, de las sombras hasta la luz, incluso hasta los olvidados saben de mí, no hay nada que nadie sepa de mi madame, y por otro lado ¿por qué debería usted conocerme? ¿Negocios? Entonces caminemos, estaré de tras de usted con las manos hacia atrás y el bastón sostenido para que no se creen comentarios mal intencionados- le guiña un ojo mientras su diestra se levanta y realiza un gesto de invitación.
-El tiempo apremia a quien sabe su valor, su valor absoluto y relativo…- suspira con los ojos cerrados y una sonrisa de aquellas que muestra cuando oculta un movimiento de su partida de ajedrez. –Las estrellas, Oh mis bellas estrellas guiad mi camino, si pierdo el horizonte dejadme verlas en lo alto del cielo, así sabré como volver a este desierto, donde mi destino es el eterno destierro- sonríe mirando el firmamento observando las estrellas y luego hace una reverencia a la dama y a unas que otras personas que pasan por su lado y le escuchan con una sonrisa las damas le miran y se sonrojan y los caballeros niegan con sus cabezas alzando sus sombres o simplemente una ligera venia de sus cabezas.
Miles de años y el efecto sigue siendo el mismo.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Juegos de Azar (Privado)
Que las estrellas eran el fulgor de la vida. Cuán cierto era. Al fin y al cabo la noche eterna siempre seguía presente, tanto para los humanos como para el resto de los sobrenaturales. Selene lo sabía demasiado bien. Simbolizaban la vida, la muerte, iluminando los secretos que se ocultaban al amparo de las sombras, dónde tan acostumbrada estaba ha actuar, dónde tanto amaba actuar a pesar de todo y desde dónde nunca dejaría de actuar. Alzó una ceja cuando habló de los marineros que observaban las estrellas de día. Algo condenamente parecido a lo que hacía Helios. Por un mero instante se cruzó por su cabeza la visión de aquel antiguo amigo de su primo. Al fin y al cabo su mero nombre evocaba a las estrellas días, mientras que el nombre de su primo evocaba...
Le besó la mano, se alejó de ella, y volvió a mirarla. Selene se mordió el labio inferior y alzó una mano hacia él, cómo si quisiera tocarlo. Era una tentación doble, y no precisamente (o más bien podría decirse que no solamente) se debía a su belleza. Las verdades de lo que decían encerraban un secreto sumamente interesante, y eso formaba parte de lo que ella había venido a buscar con tanto esmero.
-No sé si puedo ver lo que soy en realidad. Ni si lo que yo escondo tiene algo que ver con lo que debería ser, con el lugar que me corresponde. Yo solamente sé que el amor y el miedo es lo que me impulsa a querer más.-Entonces, de repente, cómo un mero encantamiento que rompía el hechizo por unos meros instantes, Selene sintió un ardor que comenzó a recorrer sus venas con saña, cómo si la estuvieran quemando a fuego lento. Gritó y retrocedió varios pasos mientras se agarraba la muñeca, sorprendida a más no poder. ¿Por qué le ocurría aquello? No era la primera vez que le pasaba, pero eso no quitaba que no la sorprendiera...además...era un mal momento.
Afortunadamente, éste repentino ataque pasó.La tierra a sus pies tembló un poco mientras Selene se calmaba, aunque ésto no era ni por asomo algo de lo que la chica se hubiera dado cuenta, aunque quizás el vampiro si que se hubiera dado cuenta de alguna que otra cosa.
-Lo siento...-dijo la muchacha mientras se acercaba al caballero y escuchaba lo que seguía diciendo. La estela de él mismo, el mundo de los vivos y el de los muertos. Su aura era roja cómo la sangre, lo que no podía verse de él mostraba un alma con un amor exquisito a la sangre. El aura percibida me mostró parte de su verdadera personalidad. O de lo que debería ser.
Alcé la vista sorprendida mientras escuchaba lo último que me estaba diciendo. Porque eso era lo único que podía hacer. Escuchar. Hasta que habló de algo que a mí me interensó aún más. Tenía muchas cosas que preguntarle. Muchos secretos que ansiaban ser averigüados.
El ardor olvidado me llevó a seguir a aquel caballero. Delante, y él detrás. Alcé el pecho, me eché hacia atrás mis cabellos pelirrojo y los pasos de mi vestido negro no eran otra cosa más que una mera demostración de lo que podría un encuentro casual. Lo bien que podrían pensar unos y lo mal que pensarán otros. Pero eso era algo que no le importaba a nadie. Giró la cabeza hacia el caballero vampiro que tenía detrás de ella y no pudo evitar soltar algo que quizás le molestaría.
-¿De veras cree usted que no puedo saberlo todo sobre vos? Que podría tener acceso a cosas de las que se supone que no debería tener acceso otro, alguien más capacitado que yo y cuya alma se supone que está salvada de acabar en lo más profundo del infierno...aquel horrible lugar. ¿Sabe usted dónde está? Porque yo sí. Yo conocí el infierno cuando estaba en vida...cuando aún no era quién era. Lo que ahora no sé es si vos tendrá el valor de contarme aunque sea uno de sus secretos. El más oscuro, el más valioso, o quizás, y sólo quizás, el más delioso de todos...-[/strike]dicho ésto Selene se acercó a él y mordió el labio inferior, mirándolo con ojos brillantes. Luego se alejó y siguienron su camino,
Le besó la mano, se alejó de ella, y volvió a mirarla. Selene se mordió el labio inferior y alzó una mano hacia él, cómo si quisiera tocarlo. Era una tentación doble, y no precisamente (o más bien podría decirse que no solamente) se debía a su belleza. Las verdades de lo que decían encerraban un secreto sumamente interesante, y eso formaba parte de lo que ella había venido a buscar con tanto esmero.
-No sé si puedo ver lo que soy en realidad. Ni si lo que yo escondo tiene algo que ver con lo que debería ser, con el lugar que me corresponde. Yo solamente sé que el amor y el miedo es lo que me impulsa a querer más.-Entonces, de repente, cómo un mero encantamiento que rompía el hechizo por unos meros instantes, Selene sintió un ardor que comenzó a recorrer sus venas con saña, cómo si la estuvieran quemando a fuego lento. Gritó y retrocedió varios pasos mientras se agarraba la muñeca, sorprendida a más no poder. ¿Por qué le ocurría aquello? No era la primera vez que le pasaba, pero eso no quitaba que no la sorprendiera...además...era un mal momento.
Afortunadamente, éste repentino ataque pasó.La tierra a sus pies tembló un poco mientras Selene se calmaba, aunque ésto no era ni por asomo algo de lo que la chica se hubiera dado cuenta, aunque quizás el vampiro si que se hubiera dado cuenta de alguna que otra cosa.
-Lo siento...-dijo la muchacha mientras se acercaba al caballero y escuchaba lo que seguía diciendo. La estela de él mismo, el mundo de los vivos y el de los muertos. Su aura era roja cómo la sangre, lo que no podía verse de él mostraba un alma con un amor exquisito a la sangre. El aura percibida me mostró parte de su verdadera personalidad. O de lo que debería ser.
Alcé la vista sorprendida mientras escuchaba lo último que me estaba diciendo. Porque eso era lo único que podía hacer. Escuchar. Hasta que habló de algo que a mí me interensó aún más. Tenía muchas cosas que preguntarle. Muchos secretos que ansiaban ser averigüados.
El ardor olvidado me llevó a seguir a aquel caballero. Delante, y él detrás. Alcé el pecho, me eché hacia atrás mis cabellos pelirrojo y los pasos de mi vestido negro no eran otra cosa más que una mera demostración de lo que podría un encuentro casual. Lo bien que podrían pensar unos y lo mal que pensarán otros. Pero eso era algo que no le importaba a nadie. Giró la cabeza hacia el caballero vampiro que tenía detrás de ella y no pudo evitar soltar algo que quizás le molestaría.
-¿De veras cree usted que no puedo saberlo todo sobre vos? Que podría tener acceso a cosas de las que se supone que no debería tener acceso otro, alguien más capacitado que yo y cuya alma se supone que está salvada de acabar en lo más profundo del infierno...aquel horrible lugar. ¿Sabe usted dónde está? Porque yo sí. Yo conocí el infierno cuando estaba en vida...cuando aún no era quién era. Lo que ahora no sé es si vos tendrá el valor de contarme aunque sea uno de sus secretos. El más oscuro, el más valioso, o quizás, y sólo quizás, el más delioso de todos...-[/strike]dicho ésto Selene se acercó a él y mordió el labio inferior, mirándolo con ojos brillantes. Luego se alejó y siguienron su camino,
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Juegos de Azar (Privado)
¡Impulsos!, que son los mal llamados impulsos humanos, una reacción de la mente que cada individuo mortal crea para justificar sus actos más aberrantes y de bajos instintos, a eso ellos le llaman impulso, será que conocen lo que esa palabra realmente encierra?, será que conocen los verdaderos impulso del cuerpo y la mente?, lamentablemente no es así, y cómo hacerlo si no conocían lo que Santhiago conocía sobre los impulsos, aquellos que te llevan a matar a inocentes por la sed, por vivir, y sobre todo por el poder, que mayor satisfacción que los impulsos de Poder, pero claro que no se puede llamar impulso sino es desmedido; pero que pasa cuando lo planeas y lo mides, ese es otro impulso uno más letal que nadie puede llegar a imaginar.
El miedo, el terror, el amor son palabras que se juntan lentamente y que forman una sola al final “dolor” y ese dolor es lo que hace que mantengas tu mente firme en convicciones moralistas y humanas, lástima que con Santhiago eso no funcione, miró a la mujer y sonrió con respecto al amor y pensó “El amor sentimiento que solo nos obliga a cometer idioteces” sus ojos mostraron un brillo parco y casi alejado de aquellas palabras pero regreso con la palabra de la mujer de “querer más” –Si quieres más deberías buscarlo y tomarlo, si no lo haces es porque quizás su mente no está dispuesta a pagar aquellos precios- murmuro aun como enajenado entre sus recuerdos olvidados y su presente.
Las personas van caminando y observar a Morel junto a la joven, los que ya le conocen le sonríen y hacen una venia a modo de saludo para luego acelerar su andar, los miró y sonreía, ya era normal que la gente le huyera por lo que conocían de él, aun así escuchó y miró a la joven tan cerca de él que solo dibujó una mueca gélida en sus labios y sus ojos se cerraros suspirando un aliento inexistente –De poder puede, la cuestión no es que pueda o no, sino el que deba hacerlo, o mejor dicho no es poder de acción de hecho sino de poder entender lo que se cierne en las sombras, ¿crees que su mente podría comprenderlo? Usted cree que debe porque desea verlo o experimentarlo, o porque realmente…- deja las palabras en el aire y sonríe dando unos pasos para estar espalda a espalda con la joven dama –La capacidad de alguien se la mide con el temple de la persona, unos tienen más otro menos, pero la realidad es que la mortalidad te crea un nivel equitativo de capacidad, pues no gozan de tiempo y sus ojos no han visto ni la mitad de lo que hay y existe- murmura dando tres pasos más alejados de la joven hasta cruzarse con otro individuo al que la carta que tenía se la entrega y ese inmediatamente , sin mirar a nadie, se dirige a la mansión Morel en las afueras de la Ciudad.
-El infierno es algo que lamentablemente pocos realmente conocen y llegan a disfrutar, El infierno que usted conoce no se compara con el que viví y vivo, sé dónde queda, he escuchado el clamor de las almas por piedad ante tanto sufrimiento y agonías, ha visto cómo sus pieles se derriten y como sus cuerpos se vuelven cenizas por las constantes torturas y ese ciclo no termina y cada vez es más y más fuerte- gira sobre sus talones y encara a la mujer tomándola del brazo con fuerza para que se voltee y le mire a los ojos, aquellos ojos negros como al noche –Mis secretos, son tantos que no habría comprensión, más como puedes pedirme aquello si de tu boca no ha salido tus verdaderas intenciones, cuando me digas tu secreto quizás, solo quizás te diré uno que te hará tener las peores pesadillas durante toda tu vida, y te hará recordarme cada vez que cierres tus ojos pero te hará sonrojar por lo que verás y sentirás- soltó el brazo de la mujer y volvió a su intachable postura de gentleman de sociedad.
El miedo, el terror, el amor son palabras que se juntan lentamente y que forman una sola al final “dolor” y ese dolor es lo que hace que mantengas tu mente firme en convicciones moralistas y humanas, lástima que con Santhiago eso no funcione, miró a la mujer y sonrió con respecto al amor y pensó “El amor sentimiento que solo nos obliga a cometer idioteces” sus ojos mostraron un brillo parco y casi alejado de aquellas palabras pero regreso con la palabra de la mujer de “querer más” –Si quieres más deberías buscarlo y tomarlo, si no lo haces es porque quizás su mente no está dispuesta a pagar aquellos precios- murmuro aun como enajenado entre sus recuerdos olvidados y su presente.
Las personas van caminando y observar a Morel junto a la joven, los que ya le conocen le sonríen y hacen una venia a modo de saludo para luego acelerar su andar, los miró y sonreía, ya era normal que la gente le huyera por lo que conocían de él, aun así escuchó y miró a la joven tan cerca de él que solo dibujó una mueca gélida en sus labios y sus ojos se cerraros suspirando un aliento inexistente –De poder puede, la cuestión no es que pueda o no, sino el que deba hacerlo, o mejor dicho no es poder de acción de hecho sino de poder entender lo que se cierne en las sombras, ¿crees que su mente podría comprenderlo? Usted cree que debe porque desea verlo o experimentarlo, o porque realmente…- deja las palabras en el aire y sonríe dando unos pasos para estar espalda a espalda con la joven dama –La capacidad de alguien se la mide con el temple de la persona, unos tienen más otro menos, pero la realidad es que la mortalidad te crea un nivel equitativo de capacidad, pues no gozan de tiempo y sus ojos no han visto ni la mitad de lo que hay y existe- murmura dando tres pasos más alejados de la joven hasta cruzarse con otro individuo al que la carta que tenía se la entrega y ese inmediatamente , sin mirar a nadie, se dirige a la mansión Morel en las afueras de la Ciudad.
-El infierno es algo que lamentablemente pocos realmente conocen y llegan a disfrutar, El infierno que usted conoce no se compara con el que viví y vivo, sé dónde queda, he escuchado el clamor de las almas por piedad ante tanto sufrimiento y agonías, ha visto cómo sus pieles se derriten y como sus cuerpos se vuelven cenizas por las constantes torturas y ese ciclo no termina y cada vez es más y más fuerte- gira sobre sus talones y encara a la mujer tomándola del brazo con fuerza para que se voltee y le mire a los ojos, aquellos ojos negros como al noche –Mis secretos, son tantos que no habría comprensión, más como puedes pedirme aquello si de tu boca no ha salido tus verdaderas intenciones, cuando me digas tu secreto quizás, solo quizás te diré uno que te hará tener las peores pesadillas durante toda tu vida, y te hará recordarme cada vez que cierres tus ojos pero te hará sonrojar por lo que verás y sentirás- soltó el brazo de la mujer y volvió a su intachable postura de gentleman de sociedad.
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Re: Juegos de Azar (Privado)
Los secretos no podían ser tantos, ni mucho menos. A veces ni siquiera podían ser lo suficientemente oscuros cómo para tener que guardarlos de semejante forma. Pero a veces lo eran. Selene guardaba algunos que más se valía que no se conocieran. Otros, en cambio, se sabían, aunque la pelirroja no lo supiera siquiera. Esos secretos no debían conocerse jamás, pero estaban en manos de algunos que podrían causarle si quisieran la condena. Eso sí. Siempre y cuando supieran cómo manejar esos secretos. Y casi ninguno de ellos sabía cómo hacerlo...no era tan fácil cómo parecía, no. Para nada.
-Si el amor es tal cómo lo dicen, entonces no hay que darse cuenta de que pagas esos precios. Ni te importa para nada que se haga ese sacrificio. El amor no se ve, no se toca, aunque nunca puedes creer que sea tal cómo lo dicen. Es cómo Dios-vale, eso sí que era gracioso, y más si lo decías delante de un vampiro. ¿Habría creído alguna vez en Dios? Podría ser que sí...o podría ser que no. Una nunca podía estar segura de esas cosas. Y entonces recordó lo que había venido a buscar. Sí, lo que tenía que hacer allí, aquella misión que le había sido asignada. A veces lo olvidaba. Pero no durante mucho rato. Una suele saber siempre cómo cumplir con su deber, por mucho que a veces desee olvidarlo. Pero es imposible. Selene tiene grabado a fuego en la cabeza lo que debe hacer. Ella nunca olvida esas cosas. A veces incluso se atrevería a decir que no hay nada que pueda olvidar. Nada, absolutamente nada.
-El poder de la mortalidad, limita mucho, es cierto. Sobre todo porque después, cuando llega la destructora de las Delicias, lo arrasa todo a su paso y después no queda nada...o al menos eso es lo que creemos. ¿Puede pensar vos que hay algo tras la muerte? ¿Qué existe un mínimo ápice de conciencia, o de lo que hemos aprendido? ¿Podemos aplicar después de la muerte lo que aprendimos en ésta vida? Es algo complicado, ¿no lo cree vos? Son preguntas sin responder...tantas preguntas sin responder...y una nunca puede saber la respuesta. Los inmortales a veces creéis que la tenéis cerca-dijo cómo si le estuviera acusando de algo-luego suspiró de una forma un poquitín teatral. Y exagerada.
Luego escuchó lo que hablaba acerca del infierno. Tan delicioso y sin embargo tan extraño...Selene sabía que había ciertas cosas del infierno que uno podía llegar a disfrutar. En eso tenía toda la razón. Sólo había que averigüar cuáles. Las palabras que decía parecían que tenían un sentido oculto en alguna parte. El poder de las llamas del infierno no pueden volver bueno a nadie. La gente nunca llegará a ser buena a base de amenazas. Desgraciadamente ésa es la realidad imperante. Una realidad odiosa y condenadamente presente.
-Dicen que no existe nada peor que el infierno. Las llamas de Satanás producen el dolor más poderoso que existen, o al menos eso dicen. La tortura, la exaltación de nuestros sentidos más sensibles, o la mera certeza de que otros están sufriendo lo que esas otras conciencias no sufren...¿son de veras peores que el infierno? O acaso...¿podrían tener algo que ver con ese secreto? O con cualquier otro de los que oculte. Sea cuál sea.-vio cómo volvía a adoptar su posición de gentleman. Ladeó la cabeza, sonrió y caminó a su alrededor lentamente. Y ahora le dijo lo siguiente, después de posicionarse delante de él. Sacarle el secreto que quería no iba a ser fácil. Selene lo sabía muy bien. Conseguir aquello que le habían mandado conseguir tampoco. Pero por algún lado había que pensar.
-Sin embargo...debería confesarle mi secreto. A cambio de algo que creo que le va a encantar...-sonrió de forma insinuante. No lo pretendía del todo, pero le salió así.
-Si el amor es tal cómo lo dicen, entonces no hay que darse cuenta de que pagas esos precios. Ni te importa para nada que se haga ese sacrificio. El amor no se ve, no se toca, aunque nunca puedes creer que sea tal cómo lo dicen. Es cómo Dios-vale, eso sí que era gracioso, y más si lo decías delante de un vampiro. ¿Habría creído alguna vez en Dios? Podría ser que sí...o podría ser que no. Una nunca podía estar segura de esas cosas. Y entonces recordó lo que había venido a buscar. Sí, lo que tenía que hacer allí, aquella misión que le había sido asignada. A veces lo olvidaba. Pero no durante mucho rato. Una suele saber siempre cómo cumplir con su deber, por mucho que a veces desee olvidarlo. Pero es imposible. Selene tiene grabado a fuego en la cabeza lo que debe hacer. Ella nunca olvida esas cosas. A veces incluso se atrevería a decir que no hay nada que pueda olvidar. Nada, absolutamente nada.
-El poder de la mortalidad, limita mucho, es cierto. Sobre todo porque después, cuando llega la destructora de las Delicias, lo arrasa todo a su paso y después no queda nada...o al menos eso es lo que creemos. ¿Puede pensar vos que hay algo tras la muerte? ¿Qué existe un mínimo ápice de conciencia, o de lo que hemos aprendido? ¿Podemos aplicar después de la muerte lo que aprendimos en ésta vida? Es algo complicado, ¿no lo cree vos? Son preguntas sin responder...tantas preguntas sin responder...y una nunca puede saber la respuesta. Los inmortales a veces creéis que la tenéis cerca-dijo cómo si le estuviera acusando de algo-luego suspiró de una forma un poquitín teatral. Y exagerada.
Luego escuchó lo que hablaba acerca del infierno. Tan delicioso y sin embargo tan extraño...Selene sabía que había ciertas cosas del infierno que uno podía llegar a disfrutar. En eso tenía toda la razón. Sólo había que averigüar cuáles. Las palabras que decía parecían que tenían un sentido oculto en alguna parte. El poder de las llamas del infierno no pueden volver bueno a nadie. La gente nunca llegará a ser buena a base de amenazas. Desgraciadamente ésa es la realidad imperante. Una realidad odiosa y condenadamente presente.
-Dicen que no existe nada peor que el infierno. Las llamas de Satanás producen el dolor más poderoso que existen, o al menos eso dicen. La tortura, la exaltación de nuestros sentidos más sensibles, o la mera certeza de que otros están sufriendo lo que esas otras conciencias no sufren...¿son de veras peores que el infierno? O acaso...¿podrían tener algo que ver con ese secreto? O con cualquier otro de los que oculte. Sea cuál sea.-vio cómo volvía a adoptar su posición de gentleman. Ladeó la cabeza, sonrió y caminó a su alrededor lentamente. Y ahora le dijo lo siguiente, después de posicionarse delante de él. Sacarle el secreto que quería no iba a ser fácil. Selene lo sabía muy bien. Conseguir aquello que le habían mandado conseguir tampoco. Pero por algún lado había que pensar.
-Sin embargo...debería confesarle mi secreto. A cambio de algo que creo que le va a encantar...-sonrió de forma insinuante. No lo pretendía del todo, pero le salió así.
Selene Ladomie- Condenado/Hechicero/Clase Media
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Re: Juegos de Azar (Privado)
Palabras, que son las palabras?, son las creaciones lingüísticas que ayuda al ser humano a expresarse, un medio de comunicación para poder notificar su estado, sentimiento y emociones, un conjunto rico en fonemas, letras y vocales que ayudan a poder expresar, pero dentro de esa gama de letras y vocales hay una palabra que a todos nos confunde y nos desorienta siempre “más”, porque esa simple palabra causa destrucciones, conquistas, guerras, apocalipsis, es solo un “más” pero ¿más de qué? De algo o de alguien, algo que esperamos que suceda de la nada producto de nuestra mente e imaginación que siempre anhela ese “más” realizado.
La mente nos juega truco haciéndonos ver que somos nosotros mismo quienes nos creamos esas ilusiones inexistentes, pero que pasa cuando hay alguien más que las crea, cuando existen ciertos seres capaces de manejar a otros a su voluntad y antojo, aquel antojo de “más” ¿desaparece? O simplemente ¿crece? Realmente ese deseo de algo “más” se vuelve diferente por un “necesito” un necesito lo que quiero en el momento, entonces es un “quiero”, pero ¿qué es lo que queremos…?
Aquel hombre miró a la muchacha escuchando sus palabras, una pequeña brisa agitó aquellos cabellos rojos, él miraba todo de aquella mujer y solo se limitó a sonreír levemente mientras sus ojos se mantenían cerrados, su diestra tomaba su bastón y sus pies caminaban lento como si dieran tiempo a pensar a su dueño –Amor y Dios, Dios se burla de todos en su juego de ajedrez de la vida, siempre moviendo siempre creando algo nuevo siempre quitando lo que le estorba, eso no es amor, no hay amor Mademoislle- murmuro dejando aquella pregunta al viento con la vista ahora fija en la joven mirando a través de aquellos ojos, mirando el universo que se desprendía, aun después de cien años y miles de años de vida seguía manteniendo ese sentir de la vida muy dentro de él, sentía la vida como ningún otro inmortal lo sentí, lo veía y lo vivía, de la forma más contraria a las reglas, aun cuando él impone reglas; reglas con dolor son las más difíciles de crear y acatar, y ese dolor un dolor que nadie ve pero se siente, un dolor que a los mortales afecta con mayor intensidad como ella lo sentía y eso le hizo mostrar una sonrisa con aquella palabra “mortalidad” y solo se limitó a reir
-Las cosas no se las pide porque sí se las gana, a pulso, a coraje, con acciones y decisiones- su zurda subió por el brazo de la joven hasta su cuello, luego hasta su mentón el cual sujeto firmemente para que le mirara a los ojos aún más, aquellos ojos que se tornaban algo rojos –Si quiere saber algo más de mí, gánaselo, un secreto le diré si se llega a ganar con sus acciones, muchas mujeres son tímidas y rezagadas a lo que la sociedad les impone a cómo deben mostrarse con un hombre ¿es usted igual que ellas o es diferente? Las respuestas fuera del tiempo están, y las preguntas correctas nunca se harán porque los mortales por su mortalidad no pueden pensar ni sentir más allá de lo que ellos se mismo se permiten y viven- retiró el labio que se estaba mordiendo la joven acariciándolo con su pulgar mientras su risa se tornaba maliciosa, sus pasos se colocaron frente a los de la joven y sus cuerpos quedaron unidos –Muéstreme como su mente se debate entre lo que debe hacer y lo que “quiere” hacer lo que le piden y lo que usted pide para usted, pues el infierno que usted ha visto no es nada, nada comparado al que le podrían llegar a mostrar otra persona, otro ser, puede ser más doloroso, tormentoso incluso insoportable para usted, ser sometida a la voluntad de la otra persona mientras arde su cuerpo desnudo por llamas que le arrancan gritos de dolor y sus lágrimas solo consiguen que se rían de usted-
Sus labios formaron una sonrisa macabra llena de maldad y su zurda iban bajando de los labios de la joven para colarse por su nuca sosteniéndola fuertemente haciéndola moverse un poco hacia abajo y un lado.
La mente nos juega truco haciéndonos ver que somos nosotros mismo quienes nos creamos esas ilusiones inexistentes, pero que pasa cuando hay alguien más que las crea, cuando existen ciertos seres capaces de manejar a otros a su voluntad y antojo, aquel antojo de “más” ¿desaparece? O simplemente ¿crece? Realmente ese deseo de algo “más” se vuelve diferente por un “necesito” un necesito lo que quiero en el momento, entonces es un “quiero”, pero ¿qué es lo que queremos…?
Aquel hombre miró a la muchacha escuchando sus palabras, una pequeña brisa agitó aquellos cabellos rojos, él miraba todo de aquella mujer y solo se limitó a sonreír levemente mientras sus ojos se mantenían cerrados, su diestra tomaba su bastón y sus pies caminaban lento como si dieran tiempo a pensar a su dueño –Amor y Dios, Dios se burla de todos en su juego de ajedrez de la vida, siempre moviendo siempre creando algo nuevo siempre quitando lo que le estorba, eso no es amor, no hay amor Mademoislle- murmuro dejando aquella pregunta al viento con la vista ahora fija en la joven mirando a través de aquellos ojos, mirando el universo que se desprendía, aun después de cien años y miles de años de vida seguía manteniendo ese sentir de la vida muy dentro de él, sentía la vida como ningún otro inmortal lo sentí, lo veía y lo vivía, de la forma más contraria a las reglas, aun cuando él impone reglas; reglas con dolor son las más difíciles de crear y acatar, y ese dolor un dolor que nadie ve pero se siente, un dolor que a los mortales afecta con mayor intensidad como ella lo sentía y eso le hizo mostrar una sonrisa con aquella palabra “mortalidad” y solo se limitó a reir
-Las cosas no se las pide porque sí se las gana, a pulso, a coraje, con acciones y decisiones- su zurda subió por el brazo de la joven hasta su cuello, luego hasta su mentón el cual sujeto firmemente para que le mirara a los ojos aún más, aquellos ojos que se tornaban algo rojos –Si quiere saber algo más de mí, gánaselo, un secreto le diré si se llega a ganar con sus acciones, muchas mujeres son tímidas y rezagadas a lo que la sociedad les impone a cómo deben mostrarse con un hombre ¿es usted igual que ellas o es diferente? Las respuestas fuera del tiempo están, y las preguntas correctas nunca se harán porque los mortales por su mortalidad no pueden pensar ni sentir más allá de lo que ellos se mismo se permiten y viven- retiró el labio que se estaba mordiendo la joven acariciándolo con su pulgar mientras su risa se tornaba maliciosa, sus pasos se colocaron frente a los de la joven y sus cuerpos quedaron unidos –Muéstreme como su mente se debate entre lo que debe hacer y lo que “quiere” hacer lo que le piden y lo que usted pide para usted, pues el infierno que usted ha visto no es nada, nada comparado al que le podrían llegar a mostrar otra persona, otro ser, puede ser más doloroso, tormentoso incluso insoportable para usted, ser sometida a la voluntad de la otra persona mientras arde su cuerpo desnudo por llamas que le arrancan gritos de dolor y sus lágrimas solo consiguen que se rían de usted-
Sus labios formaron una sonrisa macabra llena de maldad y su zurda iban bajando de los labios de la joven para colarse por su nuca sosteniéndola fuertemente haciéndola moverse un poco hacia abajo y un lado.
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