AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A red apple tasteless [Privado]
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A red apple tasteless [Privado]
Las agujas del reloj avanzaban pero no para ella, para Mara era como dos filosas espadas que le iniciaban a cada segundo que su cuerpo no cambiaria ni por unos momentos, que no sentiría la magia del cambio en aquel dulce capullo que nunca se abriría para ser una hermosa flor. Nadie vería el cambio de sus rasgos, el crecimiento de sus senos, el agrandamiento de caderas. Ningún hombre podría tocar el fruto de su amor para poder luego disfrutar más de una pasión fortuita en la cama. De aquello la habían privado hace mucho tiempo, nada mas podría hacer que mirar el tiempo pasar en aquellas agujas que provocaban un dolor punzante en su corazón. El dolor no se hacía más grande pues su mente estaba en otra parte, su entendimiento era poco. Tal vez eso era lo que la salvaba de las lágrimas amargas que otra persona estuviera regando en esos momentos. Tenía poco sentido del tiempo, ella en alma y actitud se sentía como una niña caprichosa y eso era.
Había salido harta de quedarse viendo como el sonido de los segundos inundaba sus oídos hasta hacerse insoportable, el crujir de las maderas viejas de aquella biblioteca en donde Benlovio la había dejado mientras él una misión tenía que hacer. ¿Dónde estaba Shinue? Aquel gitano de buen corazón que la primera vez que vio le regalo una muñeca que el mismo hizo con sus manos. El era humano, que lastima pensó, podrían divertirse mucho juntos, pero entendía que debía descansar, debía dormir como animal diurno que era. Comenzaba a estimarlo, pero no podía quedarse quieta, su personalidad curiosa y movida, la obligaban a desear salir y realizar algo antes de que los sonidos de aquel lugar la volvieran loca, aunque de si ya lo estaba
La cría del demonio aparecía entre la oscuridad llevando gente infortunada a su tumba prematura. En esta ocasión había podido llegar a los centros más comerciales de parís, mirada de un lado a otro mientras daba caza a uno que otro infortunado ser que se le atrevía a tropezarse con ella en aquella noche sin luna ni estrellas. Miro a una dulce anciana con un canasto que venía hacia ella, Mara poseía un vestido de color rosado pálido, su pequeño corsé terminaba en una especie de V en el tierno monte de Venus dándole libertad a una pomposa falda del mismo color que se extendía hasta rozar el suelo, ocultando las zapatillas blancas con decoraciones en rosado que tenía en sus par de piecitos. Un chal blanco y trasparente con bordados le cubría los hombros ocultando dulcemente aquellos pechos lechones que nunca crecerían. Su cabello despeinado por el viento tenía un adorno blanco y peludo que le daba un toque divertido y completaba el atuendo. La anciana le vio y rápidamente ladeo la cabeza al ver extrañada a una pequeña de once años tan lejos de su casa y a esa hora de la noche.
-¿Quién eres?- pregunto mientras mara con sus finos ojos deseando la vena que temblaba en el cuello de la mujer se acercaba con pasos sigilosos, lentos y gatunos. La anciana parecía desear no asustarse de aquella pequeña que se le acercaba, pero su insistió la hacía temblar y sus piernas no podían moverse, aunque ya había dado la orden de hacerlo.
-¿Quién soy?- pregunto Mara ladeando su rostro con inocencia cuando la tuvo al frente de ella, levantando su rostro para sonreír ampliamente –un demonio vestida de seda- contesto para arrancarle su mano del mango de la cesta dispuesta a sujetarla y absorber todo el néctar que aquella vieja y marchita mujer le ofrecía. Pero antes de que sus labios rosados por las otras sangres que había podido obtener llegaran a su muñeca un sonido la desconcentro y la vieja se había ido de su trance, rápidamente miro a la niña entendiendo que ella no debía ser de fiar y retirándose mientras Mara volteando hacia el lugar proviniendo del ruido la dejaba ir, pues se interesaba más por saber quien estaba haciendo ese ruido…-¿Hola…? ¿Benlovio, Shinue?- pregunto preocupada de que fuera algún enemigo.
Había salido harta de quedarse viendo como el sonido de los segundos inundaba sus oídos hasta hacerse insoportable, el crujir de las maderas viejas de aquella biblioteca en donde Benlovio la había dejado mientras él una misión tenía que hacer. ¿Dónde estaba Shinue? Aquel gitano de buen corazón que la primera vez que vio le regalo una muñeca que el mismo hizo con sus manos. El era humano, que lastima pensó, podrían divertirse mucho juntos, pero entendía que debía descansar, debía dormir como animal diurno que era. Comenzaba a estimarlo, pero no podía quedarse quieta, su personalidad curiosa y movida, la obligaban a desear salir y realizar algo antes de que los sonidos de aquel lugar la volvieran loca, aunque de si ya lo estaba
La cría del demonio aparecía entre la oscuridad llevando gente infortunada a su tumba prematura. En esta ocasión había podido llegar a los centros más comerciales de parís, mirada de un lado a otro mientras daba caza a uno que otro infortunado ser que se le atrevía a tropezarse con ella en aquella noche sin luna ni estrellas. Miro a una dulce anciana con un canasto que venía hacia ella, Mara poseía un vestido de color rosado pálido, su pequeño corsé terminaba en una especie de V en el tierno monte de Venus dándole libertad a una pomposa falda del mismo color que se extendía hasta rozar el suelo, ocultando las zapatillas blancas con decoraciones en rosado que tenía en sus par de piecitos. Un chal blanco y trasparente con bordados le cubría los hombros ocultando dulcemente aquellos pechos lechones que nunca crecerían. Su cabello despeinado por el viento tenía un adorno blanco y peludo que le daba un toque divertido y completaba el atuendo. La anciana le vio y rápidamente ladeo la cabeza al ver extrañada a una pequeña de once años tan lejos de su casa y a esa hora de la noche.
-¿Quién eres?- pregunto mientras mara con sus finos ojos deseando la vena que temblaba en el cuello de la mujer se acercaba con pasos sigilosos, lentos y gatunos. La anciana parecía desear no asustarse de aquella pequeña que se le acercaba, pero su insistió la hacía temblar y sus piernas no podían moverse, aunque ya había dado la orden de hacerlo.
-¿Quién soy?- pregunto Mara ladeando su rostro con inocencia cuando la tuvo al frente de ella, levantando su rostro para sonreír ampliamente –un demonio vestida de seda- contesto para arrancarle su mano del mango de la cesta dispuesta a sujetarla y absorber todo el néctar que aquella vieja y marchita mujer le ofrecía. Pero antes de que sus labios rosados por las otras sangres que había podido obtener llegaran a su muñeca un sonido la desconcentro y la vieja se había ido de su trance, rápidamente miro a la niña entendiendo que ella no debía ser de fiar y retirándose mientras Mara volteando hacia el lugar proviniendo del ruido la dejaba ir, pues se interesaba más por saber quien estaba haciendo ese ruido…-¿Hola…? ¿Benlovio, Shinue?- pregunto preocupada de que fuera algún enemigo.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/12/2011
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Aunque las tiendas estuvieran cerradas me encontraba paseando en la zona comercial de París. Me agradaba ver que no era la única loca que lo hacia. Otras personas, no precisamente con pintas de vampiro, paseaban también con su familia o incluso solos. Yo me encontraba sola observando los escaparates para descubrir que nuevas mercancías habían traído a las tiendas. No era una gran aficionada de la moda ni de las compras, pero me había propuesto seguir las tendencias del momento para no levantar sospechas.
Hoy, por ejemplo, llevaba un corsé, con manga larga, de un azul cielo que iba a juego con mis ojos. La falda, larga hasta el suelo tapándome los pies por completo, iba a juego con el corsé. Cabe destacar que por todo el corsé había dibujos de enredaderas con hilos dorados. El pelo lo llevaba recogido, algo inusual en mi, y un collar de perlas adornaba mi cuello.
Al poco tiempo de encontrarme entre las risas y la alegría de las personas de mi alrededor comprendí que me molestaban. Me encontraba realmente sola. Era cierto que la compañía de Maks me permitía sobrellevar mejor el asunto de mi transformación... pero el hecho de haberme casado y la obligación de convertirme en vampiro eran dos cargas que preferiría haber obtenido por separado. Suspiré.
Era una pena que Maks no hubiese podido venir conmigo a dar un paseo. Posiblemente no me sentiría tan sola si él me acompañase. Sin embargo, cuando llegué a su vivienda, que resultaba ser prácticamente la casa de al lado tenía entendido que se mudo nada más llegar yo al hogar de mi señor marido, no se encontraba a ella. Comprendía que no podía estar siempre pendiente de mi y tenía cosas importantes que hacer. Así que opté por pasear yo sola. Mala idea al parecer.
Avancé por las calles, entre tantas parejas y familias, aparentemente, felices. Opté por buscar y observar a las personas solitarias que me rodeaban. Había unas cuantas, eran la minoría por excelencia, y parecían tener prisa todas. Probablemente llegaban tarde a su casa pues por las noches lo único que pretendes es o llegar rápidamente a tu casa para reunirte con tu familia o llegar a un lugar donde tenías una cita preestablecida. Volví a suspirar.
Tenía que irme de aquí si no quería destrozarme en esta repentina e innecesaria tristeza. De pronto, pasando al lado de una calle algo pequeña y poco poblada, escuché una voz infantil anunciando que había un demonio vestido de seda. Alarmada, me apresuré por la calle haciendo cierto ruido con los tacones de los zapatos. Me pareció escuchar el sonido de alguien huyendo y la misma voz infantil preguntando por alguien que desconocía. Supuse que eran los padres de la pobre niña.
Al ver que el tono de voz de la niña era tranquilo y sin miedo, comprendí que había alejado la posible amenaza que la acechaba. Estaba contenta por haberla ayudado a la par que me alegraba por no haber tenido que usar fuerza física para ello.
-¿Está bien? - Pregunté cuando me acerqué a la niña – Me pareció que estaba en peligro. ¿Está herida?
Tenía delante a una niña con pintas curiosas. Iba vestida con un vestido rosa que le quedaba muy bien. Tenía la cabellera algo despeinada, lo que le daba cierto toque de ternura y gracia, a la par que una mirada de curiosidad coronaban su cara. Esbocé una sonrisa al ver tanta inocencia concentrada en una misma persona.
-¿Estaba esperando a alguien? - Pregunté al recordar que llamaba a alguien – Es mejor que les espere en una calle más poblada. Estaría más segura – Dije con una sonrisa.
Hoy, por ejemplo, llevaba un corsé, con manga larga, de un azul cielo que iba a juego con mis ojos. La falda, larga hasta el suelo tapándome los pies por completo, iba a juego con el corsé. Cabe destacar que por todo el corsé había dibujos de enredaderas con hilos dorados. El pelo lo llevaba recogido, algo inusual en mi, y un collar de perlas adornaba mi cuello.
Al poco tiempo de encontrarme entre las risas y la alegría de las personas de mi alrededor comprendí que me molestaban. Me encontraba realmente sola. Era cierto que la compañía de Maks me permitía sobrellevar mejor el asunto de mi transformación... pero el hecho de haberme casado y la obligación de convertirme en vampiro eran dos cargas que preferiría haber obtenido por separado. Suspiré.
Era una pena que Maks no hubiese podido venir conmigo a dar un paseo. Posiblemente no me sentiría tan sola si él me acompañase. Sin embargo, cuando llegué a su vivienda, que resultaba ser prácticamente la casa de al lado tenía entendido que se mudo nada más llegar yo al hogar de mi señor marido, no se encontraba a ella. Comprendía que no podía estar siempre pendiente de mi y tenía cosas importantes que hacer. Así que opté por pasear yo sola. Mala idea al parecer.
Avancé por las calles, entre tantas parejas y familias, aparentemente, felices. Opté por buscar y observar a las personas solitarias que me rodeaban. Había unas cuantas, eran la minoría por excelencia, y parecían tener prisa todas. Probablemente llegaban tarde a su casa pues por las noches lo único que pretendes es o llegar rápidamente a tu casa para reunirte con tu familia o llegar a un lugar donde tenías una cita preestablecida. Volví a suspirar.
Tenía que irme de aquí si no quería destrozarme en esta repentina e innecesaria tristeza. De pronto, pasando al lado de una calle algo pequeña y poco poblada, escuché una voz infantil anunciando que había un demonio vestido de seda. Alarmada, me apresuré por la calle haciendo cierto ruido con los tacones de los zapatos. Me pareció escuchar el sonido de alguien huyendo y la misma voz infantil preguntando por alguien que desconocía. Supuse que eran los padres de la pobre niña.
Al ver que el tono de voz de la niña era tranquilo y sin miedo, comprendí que había alejado la posible amenaza que la acechaba. Estaba contenta por haberla ayudado a la par que me alegraba por no haber tenido que usar fuerza física para ello.
-¿Está bien? - Pregunté cuando me acerqué a la niña – Me pareció que estaba en peligro. ¿Está herida?
Tenía delante a una niña con pintas curiosas. Iba vestida con un vestido rosa que le quedaba muy bien. Tenía la cabellera algo despeinada, lo que le daba cierto toque de ternura y gracia, a la par que una mirada de curiosidad coronaban su cara. Esbocé una sonrisa al ver tanta inocencia concentrada en una misma persona.
-¿Estaba esperando a alguien? - Pregunté al recordar que llamaba a alguien – Es mejor que les espere en una calle más poblada. Estaría más segura – Dije con una sonrisa.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 217
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: A red apple tasteless [Privado]
Giro su rostro, todo su cuerpo unos segundos después cuando unos tacones pisaban fuertemente el suelo de aquel lugar, a ella le pareció sumamente extraño y por unos segundos el miedo que recorrió su cuerpo la hizo sentir un frio terrible, comenzó a sudar mientras sus pies comenzaban a temblar como gelatinas. Mara era muy pequeña y algún cazador experimentado la podría fácilmente malograr, pero lo que vio no fue a un cazador, si no a una mujer que parecía preocupada por su bienestar. Estaba a punto de reír a carcajadas cuando escucho a la mujer preguntándole si se encontraba bien, ella lo único que hizo fue asentir distraídamente para tranquilizar a la mujer de una preocupación ajena.
¿Acaso era novata en eso? Apenas el acercamiento que hizo le dio a mara la carta de presentación que necesitaba para saber quién era aquella mujer, frunció un poco el ceño, notando que las emociones de aquella mujer la habían segado y no estaba poniéndole atención a sus instintos que le decían a gritos que ella también era uno de ellos. A Mara le encantaba jugar y no perdería el tiempo para hacerlo –No estoy herida, amable señora- dijo con una voz dulce y tranquila –Bueno en realidad no- susurro bajito. Sabía que una niña de su edad sola a esa hora de la noche siempre resultaba más que extraño a los ojos de las personas. Su mentecilla comenzó a maquinar hasta dar en el punto indicado. Su rostro se distorsiono, fue como ponerle una careta diferente, una máscara de dolor y tristeza. Dejo salir unos gimoteos falsos mientras sus manos sujetaban su vestido de forma nerviosa, desordenándolo completamente, arrugándolo mientras sus ojitos miraban hacia el suelo. No podía llorar porque de sus lágrimas saldrían sangre, lagrimas mezclada con sangre que arruinaría todo, así que solamente se quedo hasta ese límite.
-Estoy perdida Señorita- mintió -Desperté y me encontré sola en este lugar, luego el hambre me ataco y un vil demonio apareció, parecía sediento de sangre, pero parece que usted lo ahuyento- dijo ella distorsionando todo en su mente y sus palabras, sonrió levemente satisfecha con la historia que había montado –Ahora tengo hambre y estoy sola, mis padres no están y temo que me hayan abandonado por ser una niña mala- dijo con una voz quebrantada por el dolor falso que sentía. ¿Hasta dónde llegaría aquella actuación? De verdad comenzaba a tener hambre y la mujer parecía cada vez mas convencida de pronto se alzo los hombros y volvió a su estado original, los gimoteos y lamentos se habían ido y hasta un sonrisa picarona había aparecido
-nunca he sido buena para mentir, aunque es divertido intentarlo- dijo de forma tranquila mientras se arreglaba su cabellera medio desarreglada, entrelazando sus dedos entre sus cabellos y llevándolos hacia atrás, cuando termino de hacer eso dio una leve reverencia y sonrió ampliamente –Hola, me llamo Mara, no deberías preocuparte por mi si no sabes identificar lo que tienes al frente, mis padres me enseñaron eso hace mucho tiempo- dijo reprochado lo malo que lo había hecho –bueno para tu información soy como tú, una linda chica que se alimenta de sangre- concluyo mientras se acomodaba su vestido que había quedado un poco arrugado, mientras en realidad no le importaba la reacción de la chica al frente de ella.
¿Acaso era novata en eso? Apenas el acercamiento que hizo le dio a mara la carta de presentación que necesitaba para saber quién era aquella mujer, frunció un poco el ceño, notando que las emociones de aquella mujer la habían segado y no estaba poniéndole atención a sus instintos que le decían a gritos que ella también era uno de ellos. A Mara le encantaba jugar y no perdería el tiempo para hacerlo –No estoy herida, amable señora- dijo con una voz dulce y tranquila –Bueno en realidad no- susurro bajito. Sabía que una niña de su edad sola a esa hora de la noche siempre resultaba más que extraño a los ojos de las personas. Su mentecilla comenzó a maquinar hasta dar en el punto indicado. Su rostro se distorsiono, fue como ponerle una careta diferente, una máscara de dolor y tristeza. Dejo salir unos gimoteos falsos mientras sus manos sujetaban su vestido de forma nerviosa, desordenándolo completamente, arrugándolo mientras sus ojitos miraban hacia el suelo. No podía llorar porque de sus lágrimas saldrían sangre, lagrimas mezclada con sangre que arruinaría todo, así que solamente se quedo hasta ese límite.
-Estoy perdida Señorita- mintió -Desperté y me encontré sola en este lugar, luego el hambre me ataco y un vil demonio apareció, parecía sediento de sangre, pero parece que usted lo ahuyento- dijo ella distorsionando todo en su mente y sus palabras, sonrió levemente satisfecha con la historia que había montado –Ahora tengo hambre y estoy sola, mis padres no están y temo que me hayan abandonado por ser una niña mala- dijo con una voz quebrantada por el dolor falso que sentía. ¿Hasta dónde llegaría aquella actuación? De verdad comenzaba a tener hambre y la mujer parecía cada vez mas convencida de pronto se alzo los hombros y volvió a su estado original, los gimoteos y lamentos se habían ido y hasta un sonrisa picarona había aparecido
-nunca he sido buena para mentir, aunque es divertido intentarlo- dijo de forma tranquila mientras se arreglaba su cabellera medio desarreglada, entrelazando sus dedos entre sus cabellos y llevándolos hacia atrás, cuando termino de hacer eso dio una leve reverencia y sonrió ampliamente –Hola, me llamo Mara, no deberías preocuparte por mi si no sabes identificar lo que tienes al frente, mis padres me enseñaron eso hace mucho tiempo- dijo reprochado lo malo que lo había hecho –bueno para tu información soy como tú, una linda chica que se alimenta de sangre- concluyo mientras se acomodaba su vestido que había quedado un poco arrugado, mientras en realidad no le importaba la reacción de la chica al frente de ella.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 119
Fecha de inscripción : 14/12/2011
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Re: A red apple tasteless [Privado]
La niña simplemente asintió a mis palabras. Asintió con tanta despreocupación que pensé que quizás me lo había imaginado todo y la pequeña solo estaba jugando en este callejón abandonado... lo que seguía siendo bastante raro. De todos modos me quedé aún más tranquila cuando la joven niña me confesó que realmente no estaba herida. Menos mal.
De pronto, la bonita cara aniñada de la pequeña cambió de golpe. Ahora su rostro mostraba pena, tristeza, dolor. Empezó a mostrarse nerviosa y desorientada a la par que asustada. ¿Qué había pasado en tan poco tiempo? Más bien, ¿que había cambiado en tan poco tiempo? La niña confesó que estaba perdida y que despertó en este lugar, al parecer que el ser que la despertó había sido un vampiro, pero por suerte había conseguido ahuyentarlo. Vaya, por alguna vez en la vida había sido realmente útil y había salvado de una vida que en un futuro serviría a la humanidad de forma bondadosa. La niña también me confesó que tenía hambre a la par que temía que sus padres la hubiesen abandonado por portarse mal. Descarté esa versión pues dudaba que una niña de cara tan angelical podría lograr matar aunque sea una mosca.
Se me contrajo el corazón ante sus palabras. No podía realmente estar abandonada ¿no? Debía darle algo de comer en cuanto antes para al menos saciar esa parte de ella. Luego pondría me mejor empeño para buscar a sus padres, últimamente lo único que hacia era ayudar a niñas pequeñas en busca de sus padres, esta niña junto con Inna ya serían dos... era curioso.
De pronto, la cara de la pequeña volvió a cambiar, ahora parecía estar divertida ¿por qué se le había pasado el disgusto tan rápidamente? ¿había hecho algo gracioso para que la niña dejase de lamentarse?
La respuesta no se hizo esperar pues la misma pequeña me había confesado que me había mentido. No parecía lamentarlo, pero por otra parte yo tampoco estaba enfadada, más bien, me sentía más aliviada pues eso significaba que la niña sabía donde vivía y donde tenía que ir para encontrar a sus padres y donde podría encontrar un techo bajo el que dormir.
Después de peinarse un poco el cabello optó por presentarse haciendo una reverencia acompañada de una amplia sonrisa, solo había jugado conmigo como cualquier niño haría, no tenía por que enfadarme por eso. La niña se presentó como Mara y comentó que no debía preocuparme por algo que no sabía siquiera identificar lo que tenía delante pues sus padres le habían enseñado aquello hace mucho tiempo. La observé curiosa pues no acababa de comprender a que se refería la joven Mara, no había visto nada raro en ella. Bueno, tenía el pelo alborotado y el vestido algo arrugado pues Mara hace un momento se lo había arrugado ella misma, pero a parte de eso... un momento... madre mía que tonta era. ¡¡La niña que tenía delante era una vampiresa!! Más ella misma me lo había confirmado momentos después.
Me hizo tanta gracia que no me hubiese dado cuenta que empecé a reírme como una tonta. No sabría decir por qué reía realmente si por lo tonta que era, porque una joven niña vampiresa era más experimentada que yo o si esta extraña situación de por si.
De pronto, me había percatado de si la niña ya era vampiresa a esa corta edad, probablemente jamás podría crecer a una edad adulta lo que realmente era horrible. Dejé de reír de golpe, sin siquiera darme cuenta de ello. Lo más seguro es que a ojos ajenos parecía una completa bipolar.
-Lo lamento – Le dije – No debí reírme – Dije – No debí reírme sabiendo tu estado...
No sabría decir si la joven Mara llegaría a comprender por qué pedía perdón, quizás ni debí hacerlo, pero mi conciencia me lo pedía. Lo cierto es que la existencia de la pobre niña se podría considerar como desgraciada... aunque por otra parte... una eterna infancia quizás no era tan horrible como lo estaba imaginando.
De pronto, la bonita cara aniñada de la pequeña cambió de golpe. Ahora su rostro mostraba pena, tristeza, dolor. Empezó a mostrarse nerviosa y desorientada a la par que asustada. ¿Qué había pasado en tan poco tiempo? Más bien, ¿que había cambiado en tan poco tiempo? La niña confesó que estaba perdida y que despertó en este lugar, al parecer que el ser que la despertó había sido un vampiro, pero por suerte había conseguido ahuyentarlo. Vaya, por alguna vez en la vida había sido realmente útil y había salvado de una vida que en un futuro serviría a la humanidad de forma bondadosa. La niña también me confesó que tenía hambre a la par que temía que sus padres la hubiesen abandonado por portarse mal. Descarté esa versión pues dudaba que una niña de cara tan angelical podría lograr matar aunque sea una mosca.
Se me contrajo el corazón ante sus palabras. No podía realmente estar abandonada ¿no? Debía darle algo de comer en cuanto antes para al menos saciar esa parte de ella. Luego pondría me mejor empeño para buscar a sus padres, últimamente lo único que hacia era ayudar a niñas pequeñas en busca de sus padres, esta niña junto con Inna ya serían dos... era curioso.
De pronto, la cara de la pequeña volvió a cambiar, ahora parecía estar divertida ¿por qué se le había pasado el disgusto tan rápidamente? ¿había hecho algo gracioso para que la niña dejase de lamentarse?
La respuesta no se hizo esperar pues la misma pequeña me había confesado que me había mentido. No parecía lamentarlo, pero por otra parte yo tampoco estaba enfadada, más bien, me sentía más aliviada pues eso significaba que la niña sabía donde vivía y donde tenía que ir para encontrar a sus padres y donde podría encontrar un techo bajo el que dormir.
Después de peinarse un poco el cabello optó por presentarse haciendo una reverencia acompañada de una amplia sonrisa, solo había jugado conmigo como cualquier niño haría, no tenía por que enfadarme por eso. La niña se presentó como Mara y comentó que no debía preocuparme por algo que no sabía siquiera identificar lo que tenía delante pues sus padres le habían enseñado aquello hace mucho tiempo. La observé curiosa pues no acababa de comprender a que se refería la joven Mara, no había visto nada raro en ella. Bueno, tenía el pelo alborotado y el vestido algo arrugado pues Mara hace un momento se lo había arrugado ella misma, pero a parte de eso... un momento... madre mía que tonta era. ¡¡La niña que tenía delante era una vampiresa!! Más ella misma me lo había confirmado momentos después.
Me hizo tanta gracia que no me hubiese dado cuenta que empecé a reírme como una tonta. No sabría decir por qué reía realmente si por lo tonta que era, porque una joven niña vampiresa era más experimentada que yo o si esta extraña situación de por si.
De pronto, me había percatado de si la niña ya era vampiresa a esa corta edad, probablemente jamás podría crecer a una edad adulta lo que realmente era horrible. Dejé de reír de golpe, sin siquiera darme cuenta de ello. Lo más seguro es que a ojos ajenos parecía una completa bipolar.
-Lo lamento – Le dije – No debí reírme – Dije – No debí reírme sabiendo tu estado...
No sabría decir si la joven Mara llegaría a comprender por qué pedía perdón, quizás ni debí hacerlo, pero mi conciencia me lo pedía. Lo cierto es que la existencia de la pobre niña se podría considerar como desgraciada... aunque por otra parte... una eterna infancia quizás no era tan horrible como lo estaba imaginando.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 217
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: A red apple tasteless [Privado]
La niña simplemente sonrió ampliamente, no sabía porque aquella mujer se disculpaba por reírse. ¿Acaso la veía como una tragedia? No sería la primera en verla de esa manera, como un error horrendo, nefasto, algo que nunca debió suceder, pero la realidad era otra, Mara se encontraba frente a frente de ella con una amplia sonrisa, pues no sentía que su existencia era mala, es más, le parecía un bello regalo poder seguir siendo de esa manera por siempre. Aquello era para reírse, ella también lo hizo, aun mas cuando tono la cara de asombro de aquella mujer, al mismo tiempo algo apenada por haberse reído –¿Mi estado?- pregunto la niña riendo suavemente, mientras ocultaba aquellos pequeños y finos colmillito con el dorso de su mano, bajo un poco la cabeza para burlarse levemente, mientras sus risos se movían al compas de su cuerpo, luego alzo su mirada para negar enérgicamente aquellas palabras. –No debes disculparte, bueno aunque exactamente no sé porque te disculpas- dijo de forma sincera mientras se acomodaba bien el vestido, en ella quedarían algunas arrugas pero cuando llegara a casa, podría dárselas a las sirvientes, de todos modos tenía muchos lindos vestidos así que no le importaba arrugar uno, pues tendría diez más para poder ponerse.
-No me has dicho tu nombre…- indico ella ladeando su cabecilla mientras veía los ojos aun perturbados de la mujer, se alzo de hombros levemente. A lo mejor ella no se había encontrado aun con aquellos cazadores de su misma especie, ella si lo había hecho, su padre era uno de ellos por cierto, un condenado, que la ocultaba de la iglesia o intentaba ocultarla, pero a la traviesa mara le encantaba salir de noche, odiaba quedarse sola en aquella grande mansión, ya hace mucho tiempo tenia la compañía de su amado padre Shinue, pero eso fue hace ya mucho tiempo. Aun ve a Benlovio algo distraído y con aire deprimido y aun mas cuando Mara inconscientemente habla con las muñecas que aquel gitano amable le había confeccionado para ella, las llamaba las muñecas de papa, muñecas hechas de trapo, nada ostentosas, tenia mejores juguetes traídos por Benlovio de todas partes del mundo, pero ella prefería aquellas muñecas que habían sustituido al señor conejo, quien alegremente parecía descansar en uno de los estantes con los otros muñecos.
No se dio cuenta cuando comenzó a pensar en Shinue –Papa ya no está…- se susurro para ella misma, con un aire melancólico, su mirada se había perdido mientras esperaba una respuesta, sacudió levemente su cabecita, para alejar aquellos pensamientos y centrarse en aquella mujer que tenia al frente –Ah… lo siento- dijo para formar una sonrisa en sus labios –Siento haber jugado una broma con usted… pero debería estar más pendiente de su entorno, hay cazadores, licántropos, cambiantes y condenados que pueden querer vengarse de nuestra especie- se alzo los hombros levemente mientras recordaba sutilmente algunos de los rostros que dieron muerte a sus seres queridos. No sabía lo que estaba pensando aquella mujer, tal vez que su vida debía ser un infierno por ser tan pequeña e inmortal o al revés, que tenía sus ventajas, pero en realidad ni Mara sabría decir con exactitud si era una tortura o una maldición aquel estado en el cual estaba en esos momentos.
-No me has dicho tu nombre…- indico ella ladeando su cabecilla mientras veía los ojos aun perturbados de la mujer, se alzo de hombros levemente. A lo mejor ella no se había encontrado aun con aquellos cazadores de su misma especie, ella si lo había hecho, su padre era uno de ellos por cierto, un condenado, que la ocultaba de la iglesia o intentaba ocultarla, pero a la traviesa mara le encantaba salir de noche, odiaba quedarse sola en aquella grande mansión, ya hace mucho tiempo tenia la compañía de su amado padre Shinue, pero eso fue hace ya mucho tiempo. Aun ve a Benlovio algo distraído y con aire deprimido y aun mas cuando Mara inconscientemente habla con las muñecas que aquel gitano amable le había confeccionado para ella, las llamaba las muñecas de papa, muñecas hechas de trapo, nada ostentosas, tenia mejores juguetes traídos por Benlovio de todas partes del mundo, pero ella prefería aquellas muñecas que habían sustituido al señor conejo, quien alegremente parecía descansar en uno de los estantes con los otros muñecos.
No se dio cuenta cuando comenzó a pensar en Shinue –Papa ya no está…- se susurro para ella misma, con un aire melancólico, su mirada se había perdido mientras esperaba una respuesta, sacudió levemente su cabecita, para alejar aquellos pensamientos y centrarse en aquella mujer que tenia al frente –Ah… lo siento- dijo para formar una sonrisa en sus labios –Siento haber jugado una broma con usted… pero debería estar más pendiente de su entorno, hay cazadores, licántropos, cambiantes y condenados que pueden querer vengarse de nuestra especie- se alzo los hombros levemente mientras recordaba sutilmente algunos de los rostros que dieron muerte a sus seres queridos. No sabía lo que estaba pensando aquella mujer, tal vez que su vida debía ser un infierno por ser tan pequeña e inmortal o al revés, que tenía sus ventajas, pero en realidad ni Mara sabría decir con exactitud si era una tortura o una maldición aquel estado en el cual estaba en esos momentos.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Me di cuenta que la joven no se sentía para nada insultada. Es más, me pidió que no me disculpara ante ella más que nada porque no entendía por qué me disculpaba. Me pregunté de pronto cuantos años la pequeña llevaba en la Tierra siendo vampira.
Un sentimiento por protegerla surgió en mi corazón. Si yo me sentía vulnerable ante los cazadores y la inquisición como para proponerme cambiar de vivienda cada cierto tiempo, me imaginaba que una niña de una edad tan corta, pues no contaría con más o menos ocho años físicamente, era aún más vulnerable. Tal y como la había encontrado yo, un cazador podría hacerlo y matarla y no quería que pasara aquello, era demasiado pequeña. Los jovenes eran nuestro futuro aunque... ella ya no podría crecer... ahora la pena predominaba en mi ser... Esta joven vampira sin siquiera saberlo había causado en mi un remolino de sentimientos, ¿qué podría hacer para ayudarla y protegerla?...
De pronto hice incapié en sus vestimentas. Estas, a pesar de que estaban arrugadas, eran muy bellas y limpias lo que indicaba que eran nuevas y si fuera una joven de clase baja o media estas no serían tan lujosas ni limpias por lo que podría deducir que tenía hogar en el que vivía y probablemente padres que la cuidaban, con un poco de suerte estos eran vampiros, debería de preguntarselo después de presentarme, pues la joven me pidió el nombre.
-Me llamo Melanya – Le dije con una sonrisa – Si te cuesta pronunciarlo puedes llamarme como desees... algunas me llaman Mel, otros Anya... lo dejo a tu elección ¿y tu?
La joven comentó de pronto que su padre ya no estaba... a juzgar por la manera en que lo dijo lo más seguro es que el hombre se hallaba muerto... por otra parte la joven ya me había tomado el pelo una vez, ¿quien afirmaba que no lo volvería a hacer de nuevo? Aunque... ¿bromear con esas cosas? Yo no tenía una relación demasiado buena con mi padre, pero no por eso bromearía con su muere.
De pronto, la niña concentró su atención en mi y me pidió perdón por haberme gastado una broma a la par que me mencionaba que debería de ser más pendiente de mi alrededos pues había cazadores, licántropos, cambiaformas y condenados... ¿condenados? ¿Qué eran los condenados? Jamás había escuchado de esa raza, por lo que la curiosidad afloró en mi.
-¿Condenados? - Le pregunté a la niña con la esperanza de que me explicara quienes eran esos seres – No había escuchado de aquella raza, ¿qué son?
Me di cuenta que no le había preguntado a la niña si sus padres eran vampiros, pero después de haberme confesado que su padre ya no se encontraba junto a ella creía que sería demasiado cruel preguntarle aquello, más necesitaba saber si la joven estaría a salvo en su propia casa... aunque teniendo en cuenta que conocía más razas que yo, lo más probable es que estaría más preparada que yo. Suspiré, ¿realmente era tan despistada e incapaz de valerme por mi misma? Era un caso perdido, debería de cambiar o hacer algo para no acabar muerta en menos de un año.
-¿Vives lejos de aquí? - Le pregunté. Quizás no le podía preguntar con quien vivía y si vivía con una madre vampira, pues presupuse que su madre seguía viva, pero al menos podría acompañarla a su casa y ver así, con un poco de suerte, si se asomaba alguien y identificar así si las personas con las que vivía podrían ayudar a su supervivencia.
Un sentimiento por protegerla surgió en mi corazón. Si yo me sentía vulnerable ante los cazadores y la inquisición como para proponerme cambiar de vivienda cada cierto tiempo, me imaginaba que una niña de una edad tan corta, pues no contaría con más o menos ocho años físicamente, era aún más vulnerable. Tal y como la había encontrado yo, un cazador podría hacerlo y matarla y no quería que pasara aquello, era demasiado pequeña. Los jovenes eran nuestro futuro aunque... ella ya no podría crecer... ahora la pena predominaba en mi ser... Esta joven vampira sin siquiera saberlo había causado en mi un remolino de sentimientos, ¿qué podría hacer para ayudarla y protegerla?...
De pronto hice incapié en sus vestimentas. Estas, a pesar de que estaban arrugadas, eran muy bellas y limpias lo que indicaba que eran nuevas y si fuera una joven de clase baja o media estas no serían tan lujosas ni limpias por lo que podría deducir que tenía hogar en el que vivía y probablemente padres que la cuidaban, con un poco de suerte estos eran vampiros, debería de preguntarselo después de presentarme, pues la joven me pidió el nombre.
-Me llamo Melanya – Le dije con una sonrisa – Si te cuesta pronunciarlo puedes llamarme como desees... algunas me llaman Mel, otros Anya... lo dejo a tu elección ¿y tu?
La joven comentó de pronto que su padre ya no estaba... a juzgar por la manera en que lo dijo lo más seguro es que el hombre se hallaba muerto... por otra parte la joven ya me había tomado el pelo una vez, ¿quien afirmaba que no lo volvería a hacer de nuevo? Aunque... ¿bromear con esas cosas? Yo no tenía una relación demasiado buena con mi padre, pero no por eso bromearía con su muere.
De pronto, la niña concentró su atención en mi y me pidió perdón por haberme gastado una broma a la par que me mencionaba que debería de ser más pendiente de mi alrededos pues había cazadores, licántropos, cambiaformas y condenados... ¿condenados? ¿Qué eran los condenados? Jamás había escuchado de esa raza, por lo que la curiosidad afloró en mi.
-¿Condenados? - Le pregunté a la niña con la esperanza de que me explicara quienes eran esos seres – No había escuchado de aquella raza, ¿qué son?
Me di cuenta que no le había preguntado a la niña si sus padres eran vampiros, pero después de haberme confesado que su padre ya no se encontraba junto a ella creía que sería demasiado cruel preguntarle aquello, más necesitaba saber si la joven estaría a salvo en su propia casa... aunque teniendo en cuenta que conocía más razas que yo, lo más probable es que estaría más preparada que yo. Suspiré, ¿realmente era tan despistada e incapaz de valerme por mi misma? Era un caso perdido, debería de cambiar o hacer algo para no acabar muerta en menos de un año.
-¿Vives lejos de aquí? - Le pregunté. Quizás no le podía preguntar con quien vivía y si vivía con una madre vampira, pues presupuse que su madre seguía viva, pero al menos podría acompañarla a su casa y ver así, con un poco de suerte, si se asomaba alguien y identificar así si las personas con las que vivía podrían ayudar a su supervivencia.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Escucho su nombre, le gusto, aunque parecía ser de otro país. ¿De cuál sería? Ella era de Rumania, seguramente Melanya no era de ese país, aunque tal vez cerca, pues allí también había nombres extraños, ladeo su cabecita mientras explicaba algunas cosas sobre su nombre, se dio cuenta que también le preguntaba sobre el nombre de ella. Estuvo a punto de quejarse, se lo había dicho hace unos minutos, se lo había pronunciado en un perfecto francés para que entendiera bien, sin ese acento rumano que había perdido ya hace muchos años, pero no hizo nada, si ella era la niña, aquella mujer era más niña que la propia mara o eso pensaba ella en ese momento –Me llamo Mara…- indico con segunda vez, un poco fastidiada por hacerlo otra vez, pero se alzaría los hombros y lo dejaría pasar.
La sorpresa afloro en sus ojitos cuando aquella joven le preguntaba sobre aquellos seres, ladeo su cabeza, definitivamente no deberían catalogarla a ella como la niña inocente, había encontrado a alguien más inocentona que ella, algo que la hacía reír levemente. Aun no lo creía, estuvo a punto de sentir que era una broma, pero no hubo ningún tono de burla en sus palabras -¿en serio no sabes que son los condenados?- pregunto acercándose a ella un poco. Noto que era verdad no sabía lo que eran los condenados, suspiro levemente, entrecerrando sus ojos y agitando un poco la cabeza –ah… ya veo…- susurro un para luego abrir aquellos grandes ojitos un poco serios para luego girar su cabeza a un lado.
-mmm… más o menos- dijo a la pregunta de si vivía cerca, en realidad andaba siempre sin rumbo, hasta que se aburría y luego caminaba tranquila hasta casa, en ocasiones utilizaba sus poderes para llegar más rápido o otras simplemente llamaba a su padre para que la buscara en donde estuviera, no tenía mucho sentido de la ubicación, llegaba a casa por instinto, un instinto primitivo que había despertado en ella que le ayudaba a llegar a su hogar cuando lo necesitaba.
-Me sorprende que no sepas que es un condenado, ellos son inquisidores, pero son diferentes, son seres sobrenaturales que les han lavado el cerebro y están en las filas de la iglesia- explico ella con un poco de paranoia, pero para ella eran los peores seres del planeta, algo extraño para ella porque su guardián actual era un inquisidor, algo bueno porque la tenían en un cuidado especial y prácticamente era inmune a algunas cosas, pero vulnerable a otras. –¿Quieres acompañarme a mi casa?- pregunto ladeando su cabecita con cierta inocencia
La sorpresa afloro en sus ojitos cuando aquella joven le preguntaba sobre aquellos seres, ladeo su cabeza, definitivamente no deberían catalogarla a ella como la niña inocente, había encontrado a alguien más inocentona que ella, algo que la hacía reír levemente. Aun no lo creía, estuvo a punto de sentir que era una broma, pero no hubo ningún tono de burla en sus palabras -¿en serio no sabes que son los condenados?- pregunto acercándose a ella un poco. Noto que era verdad no sabía lo que eran los condenados, suspiro levemente, entrecerrando sus ojos y agitando un poco la cabeza –ah… ya veo…- susurro un para luego abrir aquellos grandes ojitos un poco serios para luego girar su cabeza a un lado.
-mmm… más o menos- dijo a la pregunta de si vivía cerca, en realidad andaba siempre sin rumbo, hasta que se aburría y luego caminaba tranquila hasta casa, en ocasiones utilizaba sus poderes para llegar más rápido o otras simplemente llamaba a su padre para que la buscara en donde estuviera, no tenía mucho sentido de la ubicación, llegaba a casa por instinto, un instinto primitivo que había despertado en ella que le ayudaba a llegar a su hogar cuando lo necesitaba.
-Me sorprende que no sepas que es un condenado, ellos son inquisidores, pero son diferentes, son seres sobrenaturales que les han lavado el cerebro y están en las filas de la iglesia- explico ella con un poco de paranoia, pero para ella eran los peores seres del planeta, algo extraño para ella porque su guardián actual era un inquisidor, algo bueno porque la tenían en un cuidado especial y prácticamente era inmune a algunas cosas, pero vulnerable a otras. –¿Quieres acompañarme a mi casa?- pregunto ladeando su cabecita con cierta inocencia
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Mara... que bonito nombre, más se notaba que no era frances por lo que la pequeña debía de se extranjera a pesar de su perfecto francés. Lo que me descolocó de cierta forma fue la manera en la que me propino su nombre... lo mencionó con cierta desgana, como si le desagradara hacerlo. ¿A caso no le gustaba y por eso no quería mencionarlo? Era una pena si aquello era así, pero no se lo iba a decir tan directo, parecería que la estuviera regañando. Simplemente comentaría que su nombre era muy bonito en el momento adecuado que no sabía bien cuando sería.
La joven se sorprendió notablemente cuando escucho mi pregunta respecto a quienes eran los condenados. Se sorprendió tanto que inculsive se me acercó más para comprobar si realmente decía la verdad o me burlaba de ella, pero al percatarse de que realmente no tenía ni la más remota idea de quienes eran suspiró pesadamente y procedió a explicarme quienes eran.
Me específico que eran seres sobrenaturales que se habían aliado con la iglesia y formaban parte de la inquisición... ¿como era eso posible? Si la iglesia perseguía y eliminaba a todo ser sobrenatural existente en la tierra pues todos y cada uno de ellos a ojos de ella eran malvados, crueles, sádicos e incapacitados por sentir compasión por los seres humanos... ¿como era posible que permitían que algunos privilegiados estuvieran entre sus tropas? ¿es que ahora no me podría fiar ni de los mi misma espécie? Pero... ¿como podía esconderme si todos ellos podían detectarme? Hasta Mara, siendo una simple niña, había notado que era vampiro antes que yo me diera cuenta que ella también lo era.
De pronto, después de mencionarme que no vivía lejos de aquí, Mara me preguntó si quería acompañarla a casa. Me sorprendió tanto su pregunta que pensé que la joven me había leído la mente pues aquello iba a proponerle.
-Sí – Le dije alargando la mano para que me la cogiera y pudieramos abanzar juntas.
Me pareció curioso que aún teniendo familia la dejaran pasear sola de noche. Era cierto que era un vampiro, pero creía que de todos modos era demasiado pequeña caminando sola por las calles... ¿qué pasaría si la encontraba un cazador? ¿qué pasaría si la encuentra un inquisidor? ¿qué pasaría su la encuentra un condenado? Ni siquiera yo sabría qué hacer... probablemente moriría...
Qué ilusa era cuando pensaba que los cazadores e inquisidores eran mi peor pesadilla... ahora creía que mi verdadera perdición sería un condenado... uno de mi propia espécie, una persona que creía que era un ser despiadado cuando probablemente yo era más libre de pecados que ella.
-¿Con quien vives Mara? - Le pregunté con una sonrisa - ¿Eres de París o vives aquí desde hace poco?
No me había planteado el hecho de que quizás la niña hubiese nacido aquí, pero que sus padres eran de procedéncia ajena a la francesa por lo que optaron en llamarla con un nombre nativo de la región en la que vivieron.
-Yo hasta hace muy poco viví en Rusia – Le expliqué – Ahora, debido a que me he casado, París se ha vuelto mi nuevo hogar.
La joven se sorprendió notablemente cuando escucho mi pregunta respecto a quienes eran los condenados. Se sorprendió tanto que inculsive se me acercó más para comprobar si realmente decía la verdad o me burlaba de ella, pero al percatarse de que realmente no tenía ni la más remota idea de quienes eran suspiró pesadamente y procedió a explicarme quienes eran.
Me específico que eran seres sobrenaturales que se habían aliado con la iglesia y formaban parte de la inquisición... ¿como era eso posible? Si la iglesia perseguía y eliminaba a todo ser sobrenatural existente en la tierra pues todos y cada uno de ellos a ojos de ella eran malvados, crueles, sádicos e incapacitados por sentir compasión por los seres humanos... ¿como era posible que permitían que algunos privilegiados estuvieran entre sus tropas? ¿es que ahora no me podría fiar ni de los mi misma espécie? Pero... ¿como podía esconderme si todos ellos podían detectarme? Hasta Mara, siendo una simple niña, había notado que era vampiro antes que yo me diera cuenta que ella también lo era.
De pronto, después de mencionarme que no vivía lejos de aquí, Mara me preguntó si quería acompañarla a casa. Me sorprendió tanto su pregunta que pensé que la joven me había leído la mente pues aquello iba a proponerle.
-Sí – Le dije alargando la mano para que me la cogiera y pudieramos abanzar juntas.
Me pareció curioso que aún teniendo familia la dejaran pasear sola de noche. Era cierto que era un vampiro, pero creía que de todos modos era demasiado pequeña caminando sola por las calles... ¿qué pasaría si la encontraba un cazador? ¿qué pasaría si la encuentra un inquisidor? ¿qué pasaría su la encuentra un condenado? Ni siquiera yo sabría qué hacer... probablemente moriría...
Qué ilusa era cuando pensaba que los cazadores e inquisidores eran mi peor pesadilla... ahora creía que mi verdadera perdición sería un condenado... uno de mi propia espécie, una persona que creía que era un ser despiadado cuando probablemente yo era más libre de pecados que ella.
-¿Con quien vives Mara? - Le pregunté con una sonrisa - ¿Eres de París o vives aquí desde hace poco?
No me había planteado el hecho de que quizás la niña hubiese nacido aquí, pero que sus padres eran de procedéncia ajena a la francesa por lo que optaron en llamarla con un nombre nativo de la región en la que vivieron.
-Yo hasta hace muy poco viví en Rusia – Le expliqué – Ahora, debido a que me he casado, París se ha vuelto mi nuevo hogar.
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Ella sonrió ampliamente, parecía una buena mujer, Mara no había tenido desde hace mucho tiempo una compañía femenina, siempre al lado de Benlovio, quien era muy bueno con ella, pero a la final era un hombre y en ocasiones una mujer necesita a otra mujer, el era muy sobreprotector, pocas veces le gustaba salir a cazar con él, le era muy molesto sentir que siempre estaba pendiente de que nada le sucediera, se lo agradecía hasta cierto punto y lo aborrecía hasta otro… pero nada, era feliz con él, no cambiaria a su tutor por nada del mundo, era él quien le había salvado del abrazo mortal del sol y quien tenía la habilidad de soportar sus berrinches y momentos de llanto incontrolable, lo hacia lo mejor que podía y ella lo sabía. Se había convertido en aquella princesa de rumana que hace muchos años fue, se sentía cómoda, así que le sujeto la mano a Melanya luego de que ella se la ofreciera para comenzar a caminar.
Cualquier persona que las viera diría que eran madre e hija, aunque claro, el cabello de Mara era un poco más oscuro que el de ella, tenia rasgos algo parecidos, como su palidez, alzo la mirada perdiéndose en aquella otra llena de gentileza, era increíble que aun existieran vampiros así –Con mi tutor… Se llama Benlovio. Es muy bueno conmigo, aunque algo sobreprotector - le respondió con su vocecita pequeña y dulce. Escucho su pregunta y sonrió ampliamente-Soy de Rumania- dijo sin mucho interés –Estoy desde… desde hace unos meses en parís- la escucho atentamente, bueno no conocía a Rusia. ¿Cómo sería?. Se quedo pensativa por unos momentos hasta que la sed le volvió a atacar. Se dio cuenta que no había bebido nada.
-¿No has cazado?- le pregunto abiertamente –Yo no lo he hecho… ¿me ayudarías a cazar algo antes de ir a casa?- le sonrió dulcemente, como si se tratara de algo normal. Acelero un poco el paso, guiando a la joven hasta un lugar concurrido de esa zona, en donde habría más humanos –Vamos…- dijo animada mientras le jalaba un poco para que se apresurara. Se sentía feliz, estaba con una persona, una chica con la que podría un poco más libre, pues entre chicas se entendían mejor.
Cualquier persona que las viera diría que eran madre e hija, aunque claro, el cabello de Mara era un poco más oscuro que el de ella, tenia rasgos algo parecidos, como su palidez, alzo la mirada perdiéndose en aquella otra llena de gentileza, era increíble que aun existieran vampiros así –Con mi tutor… Se llama Benlovio. Es muy bueno conmigo, aunque algo sobreprotector - le respondió con su vocecita pequeña y dulce. Escucho su pregunta y sonrió ampliamente-Soy de Rumania- dijo sin mucho interés –Estoy desde… desde hace unos meses en parís- la escucho atentamente, bueno no conocía a Rusia. ¿Cómo sería?. Se quedo pensativa por unos momentos hasta que la sed le volvió a atacar. Se dio cuenta que no había bebido nada.
-¿No has cazado?- le pregunto abiertamente –Yo no lo he hecho… ¿me ayudarías a cazar algo antes de ir a casa?- le sonrió dulcemente, como si se tratara de algo normal. Acelero un poco el paso, guiando a la joven hasta un lugar concurrido de esa zona, en donde habría más humanos –Vamos…- dijo animada mientras le jalaba un poco para que se apresurara. Se sentía feliz, estaba con una persona, una chica con la que podría un poco más libre, pues entre chicas se entendían mejor.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Mara aceptó mi mano lo que me alegró sobremanera. Me di cuenta que me gustaban los niños, más los niños que estaban desprevenidos o abandonados, sentía la necesidad de ayudarles y socorrerles, más me daba cuenta cada vez que jamás podría tener hijos lo que quizás lograría darme algún sentido o alegría a mi vida, pero había sido privada de ello.
No quise pensar más en ello y para ello decidí conversar con la pequeña, no ibamos a caminar en completo silencio hasta que llegasemos a su vivienda. Sería extraño y quizás la pequeña Mara pensaría que no era la persona que aparentaba ser y que quería hacerle daño, parecía tan buena niña y calmada. De seguro que hacia trastadas como niña pequeña que era, pero eso era normal, todos los niños lo hacian. De pronto me acordé que Mara era un vampiro y que quizás llevaba siendo vampira mucho tiempo y la estaba subestimaba y quizás hasta llevaba incluso más años con vida que yo misma.
Mientras la pequeña me confesaba que vivía con Benvolio, nombre curioso pues me acordaba que en uno de los relatos de Shakespeare había un personaje bajo ese nombre. No pude evitar esbozar una sonrisa por ese hecho. La niña me confesó también que era bueno con ella y muy protector. Creía que eso era más que necesario teniendo en cuenta las condiciones por las que estaba pasando la pequeña Mara.
Descubrí también a través de la niña que era Rumana y que llevaba pocos meses en París. ¡¡Vaya!! Nuestros origenes no estaban tan alejados la una de la otra lo que también me pareció curioso. Aunque lo que más me fascinó era el hecho de que la pequeña tuviera tan buen francés. ¡¡Era sorprendente lo rápido que aprendían los niños!!
De pronto la pequeña me preguntó si ya había cazado. Lo cierto es que mi primo me proveía los medios necesarios para que yo no cazara, pero que recibiera la sangre necesaria pues él creía que yo no me merecía ver morir a las personas a la par que, según mis deducciones personales, creía que el joven pensaba que no sería capaz de cazar a una victima y la verdad es que estaba en lo cierto. El hecho de que me preguntara si había cazado no causó en mi demasiada conmoción, lo que de verdad me horrorizó era que me pidiera ayuda para cazar... ¿yo? ¿cazar?
-No puedo... - Le confesé – Me gustaría ayudarte como sea en tu caza pero... jamás lo he hecho. Mi primo me permite sobrevivir sin la necesidad de que yo mate a nadie...
Se notaba el miedo en mi voz, más la pequeña parecía muy hambrienta lo que le infundo acelerar el paso y, por ende, estirarme más la mano en señal de que abanzara más rápido. La miré horrorizada, estaba guiandome, como si fuera lo más normal del mundo, a matar personas, más en lo más profundo de mi ser comprendía que eso en nuestra raza era normal, que era la realidad que me tocaba vivir... pero no estaba preparada, era una neófita, no estaba preparada para matar, ¿qué se sentía matar a alguien? ¿seguías siendo la misma persona? ¿Podías seguir viviendo tranquilo después de eso?
-¿Hace cuanto eres vampiro, Mara? - Pregunté sin más, como buscando en su respuesta el hecho de que llevaba la pequeña siendo mucho tiempo vampiro y que su reacción era normal, que los neófitos jamás querían matar, y en aquel momento las palabras de Arabella inundaron mi mente con la frase que me dijo en su cabaña "Los neófitos son peores que los vampiros milenarios, pues el control de la sed venía con los años"
No quise pensar más en ello y para ello decidí conversar con la pequeña, no ibamos a caminar en completo silencio hasta que llegasemos a su vivienda. Sería extraño y quizás la pequeña Mara pensaría que no era la persona que aparentaba ser y que quería hacerle daño, parecía tan buena niña y calmada. De seguro que hacia trastadas como niña pequeña que era, pero eso era normal, todos los niños lo hacian. De pronto me acordé que Mara era un vampiro y que quizás llevaba siendo vampira mucho tiempo y la estaba subestimaba y quizás hasta llevaba incluso más años con vida que yo misma.
Mientras la pequeña me confesaba que vivía con Benvolio, nombre curioso pues me acordaba que en uno de los relatos de Shakespeare había un personaje bajo ese nombre. No pude evitar esbozar una sonrisa por ese hecho. La niña me confesó también que era bueno con ella y muy protector. Creía que eso era más que necesario teniendo en cuenta las condiciones por las que estaba pasando la pequeña Mara.
Descubrí también a través de la niña que era Rumana y que llevaba pocos meses en París. ¡¡Vaya!! Nuestros origenes no estaban tan alejados la una de la otra lo que también me pareció curioso. Aunque lo que más me fascinó era el hecho de que la pequeña tuviera tan buen francés. ¡¡Era sorprendente lo rápido que aprendían los niños!!
De pronto la pequeña me preguntó si ya había cazado. Lo cierto es que mi primo me proveía los medios necesarios para que yo no cazara, pero que recibiera la sangre necesaria pues él creía que yo no me merecía ver morir a las personas a la par que, según mis deducciones personales, creía que el joven pensaba que no sería capaz de cazar a una victima y la verdad es que estaba en lo cierto. El hecho de que me preguntara si había cazado no causó en mi demasiada conmoción, lo que de verdad me horrorizó era que me pidiera ayuda para cazar... ¿yo? ¿cazar?
-No puedo... - Le confesé – Me gustaría ayudarte como sea en tu caza pero... jamás lo he hecho. Mi primo me permite sobrevivir sin la necesidad de que yo mate a nadie...
Se notaba el miedo en mi voz, más la pequeña parecía muy hambrienta lo que le infundo acelerar el paso y, por ende, estirarme más la mano en señal de que abanzara más rápido. La miré horrorizada, estaba guiandome, como si fuera lo más normal del mundo, a matar personas, más en lo más profundo de mi ser comprendía que eso en nuestra raza era normal, que era la realidad que me tocaba vivir... pero no estaba preparada, era una neófita, no estaba preparada para matar, ¿qué se sentía matar a alguien? ¿seguías siendo la misma persona? ¿Podías seguir viviendo tranquilo después de eso?
-¿Hace cuanto eres vampiro, Mara? - Pregunté sin más, como buscando en su respuesta el hecho de que llevaba la pequeña siendo mucho tiempo vampiro y que su reacción era normal, que los neófitos jamás querían matar, y en aquel momento las palabras de Arabella inundaron mi mente con la frase que me dijo en su cabaña "Los neófitos son peores que los vampiros milenarios, pues el control de la sed venía con los años"
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Era divertido estar conversando con alguien nuevo, eso la hizo sentir muy bien, para Mara era muy divertido que una persona pudiera estar sin sentirse en peligro. Pero bueno, las personas eran extrañas, hasta en su misma especie, le sorprendió mucho que ella dijera que no podía, ladeo su cabeza sin comprender bien lo que sucedía. ¿Cómo no podía cazar ella sola? A Mara nunca le había gustado ser dependiente, desde muy pequeña había aprendido a valerse por sí sola, recordaba muy bien como desde los cinco años debía ayudar a cuidar a cada animal que había en su granja para así poder vender los pocos productos que daban al los alrededores, casi siempre a un orfanato que quedaba a media hora de camino, en donde mara hubiera quedado si no fuera porque su madre antes de morir la había mandado con su abuela al otro extremo de Rumania.
-¿Cómo puedes depender de una persona?- se pregunto la pequeña mientras aun jalaba de su mano para que se apresurara -¿y si él te deja?- le pregunto secamente, no había un tono irritado, era más como una pregunta para formular una hipótesis –Por experiencia propia te digo que nada es para siempre, ni los de nuestra propia raza… créeme- le había dicho con cierta tristeza en sus palabras. Dejo de empujarla, mientras se detenía, había escuchado la pregunta de ella y aun parecía procesarla, pues ni ella misma parecía saber la respuesta de aquello.
-No se…- dijo un poco incomoda con eso. Parecía que iba a decir algo, pero luego callo, frunciendo sus labios de forma infantil –Para mí el tiempo pasa algo extraño- confeso para luego mirarle –Pero dime tu… estuvieron primeros mis padres humanos, luego mis padres vampiros y ahora Benlovio- susurro mientras entrelazaba sus manitos y las miraba atentamente. –Creo que mucho tiempo, pero… en realidad no estoy segura- escucho unos ruiditos que parecían venir de un callejón cercano.
-¿Cuántos años tienes tu… ya sabes… siendo uno de “nosotros”?- pregunto curiosa para luego alzar la mirada –Bueno, a mi me enseñaron que en el mundo hay muchas personas, estamos haciendo más bien una buena acción eliminando a algunos- parecía tan tranquila hablando de aquello, que podría dar miedo a cualquiera –Si no hay ranas, las moscas andarían por todos lados… somos necesarios en la cadena alimenticia- de cierta forma trataba de animarla. –Mira… si quieres te ayudo… ¿Qué pensarías de alguien malvado que intenta hacerme algo?- pregunto ladeando su cabeza –¡un bandido! Que roba y mata sin piedad… ¿te sentirías culpable de eliminar a aquella escoria?- increíble, la más pequeña le daba clases a una mujer mayor.
-¿Cómo puedes depender de una persona?- se pregunto la pequeña mientras aun jalaba de su mano para que se apresurara -¿y si él te deja?- le pregunto secamente, no había un tono irritado, era más como una pregunta para formular una hipótesis –Por experiencia propia te digo que nada es para siempre, ni los de nuestra propia raza… créeme- le había dicho con cierta tristeza en sus palabras. Dejo de empujarla, mientras se detenía, había escuchado la pregunta de ella y aun parecía procesarla, pues ni ella misma parecía saber la respuesta de aquello.
-No se…- dijo un poco incomoda con eso. Parecía que iba a decir algo, pero luego callo, frunciendo sus labios de forma infantil –Para mí el tiempo pasa algo extraño- confeso para luego mirarle –Pero dime tu… estuvieron primeros mis padres humanos, luego mis padres vampiros y ahora Benlovio- susurro mientras entrelazaba sus manitos y las miraba atentamente. –Creo que mucho tiempo, pero… en realidad no estoy segura- escucho unos ruiditos que parecían venir de un callejón cercano.
-¿Cuántos años tienes tu… ya sabes… siendo uno de “nosotros”?- pregunto curiosa para luego alzar la mirada –Bueno, a mi me enseñaron que en el mundo hay muchas personas, estamos haciendo más bien una buena acción eliminando a algunos- parecía tan tranquila hablando de aquello, que podría dar miedo a cualquiera –Si no hay ranas, las moscas andarían por todos lados… somos necesarios en la cadena alimenticia- de cierta forma trataba de animarla. –Mira… si quieres te ayudo… ¿Qué pensarías de alguien malvado que intenta hacerme algo?- pregunto ladeando su cabeza –¡un bandido! Que roba y mata sin piedad… ¿te sentirías culpable de eliminar a aquella escoria?- increíble, la más pequeña le daba clases a una mujer mayor.
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Como era de esperar, Mara me miró con los ojos llenos de duds. Probablemente ella estaba acostumbrada a matar personas. Sus palabras demostraban que no entendía como podía ser dependiente de alguien pues ese alguien podía dejarme, desaparecer o morir. Estaba en lo cierto, en realidad era consciente de ello... pero no podía hacer nada. Mara no hacia nada más que confirmar las palabras que siempre rondaban por mi cabeza: nada es para siempre, y lo que es peor, ni los seres inmortales. No sabía bien quan conciente era de aquello.
No sabía bien que esperaba escuchar con aquella pregunta que le había formulad, ¿realmente quería saber hace cuando la joven llevaba siendo vampiresa para poder calcular el promedio de personas que había matado? Más parecía que había incomodado a la pobre Mara, comentó que ya no recordaba bien cuando llevaba con su condición pues a parte de ello notaba que el tiempo para ella pasaba diferente. Pero a juzgar por sus palabras, parecía haber pasado mucho tiempo. No sabría por qué pero aquello me embargó de tristeza.
Mara parecía contenta con su vida actual, pero probablemente no acababa de entender la situación, o quizás sí e incluso era más consciente de como debía de sobrevivir a este mundo siendo vampiresa pues si llevaba tantos años sobreviviendo, era por algo.
Mientras pensaba en mi condición, pues estaba casada con un cazador y vivía al filo de la espada cada día, era dependiente de mi primo pues era el encargado de proporcionarme la sangre... ¿cuan realmente segura estaba? La respuesta es nada. Quizás era verdad que debía valerme por mi misma y cazar... Sin embargo, las palabras de Arabella diciendome que no lo hiciera, que no perdiera mi pureza retumbaban en mi cabeza. La pregunta de Mara me hizo volver al mundo real.
-Realmente poco, menos de un año. Fui convertida de camino a París, un grupo de vampiros nos atacaron y si no fuera por mi primo probablemente no estaríamos hablando ahora mismo – Dije con una sonrisa para hacer más amena la conversación.
Mara me comentó que no debía preocuparme pues probablemente, en nuestras cazas, matábamos a alguien que podía resultar ser mala persona, pero... ¿y qué pasa si matamos a una persona que podría hacer grandes hazañas en su vida? ¿Que fuera la mejor persona del mundo y donara sus riquezas a los más pobres y velaba por los niños abandonados? ¿como podíamos matar sabiendo que podría ser la muerte equivocada? Mara finalmente comentó que eramos necesarios en la cadena alimenticia.
Quizás tenía razón, más cuando la pequeña Mara comentó que haría si alguien malvado intentaba hacerme algo malo. No pude evitar pensar en Bella... me acordé como la primera vez que nos encontramos ella tuvo que matar al cazador que nos acechaba para salvar la vida de ambas... ¿podría hacer yo aquello también? ¿podría matar a alguien incluso sabiendo que era un asesino en serie que quería matar a Mara?
Lágrimas de impoténcie asomaron por mis ojos como respuesta a mis preguntas y a las de la pequeña Mara. Me di cuenta que incluso si me estuvieran matando probablemente yo no podría contestar, no podría dar la cara y defenderme ¿como podía ser tan débil? ¿como podía no estar preparada en la vida? Quizás todo era culpa de mi padre, quizás debido a mi reclusión no podría sobrevivir durante mucho tiempo en este mundo... aunque quizás lo único que quería mi padre era mantenerme segura... pero había conseguido lo contrario.
Me sequé las lágrimas entendiendo que estaba siendo exagerada, más ellas no dejaban de fluir, ¿podía ser más infantil que eso?
-Lo lamento – Dije con la voz entrecortada – Te habré asustado... pero realmente no estoy preparada para matar... soy demasiado débil...
No sabía bien que esperaba escuchar con aquella pregunta que le había formulad, ¿realmente quería saber hace cuando la joven llevaba siendo vampiresa para poder calcular el promedio de personas que había matado? Más parecía que había incomodado a la pobre Mara, comentó que ya no recordaba bien cuando llevaba con su condición pues a parte de ello notaba que el tiempo para ella pasaba diferente. Pero a juzgar por sus palabras, parecía haber pasado mucho tiempo. No sabría por qué pero aquello me embargó de tristeza.
Mara parecía contenta con su vida actual, pero probablemente no acababa de entender la situación, o quizás sí e incluso era más consciente de como debía de sobrevivir a este mundo siendo vampiresa pues si llevaba tantos años sobreviviendo, era por algo.
Mientras pensaba en mi condición, pues estaba casada con un cazador y vivía al filo de la espada cada día, era dependiente de mi primo pues era el encargado de proporcionarme la sangre... ¿cuan realmente segura estaba? La respuesta es nada. Quizás era verdad que debía valerme por mi misma y cazar... Sin embargo, las palabras de Arabella diciendome que no lo hiciera, que no perdiera mi pureza retumbaban en mi cabeza. La pregunta de Mara me hizo volver al mundo real.
-Realmente poco, menos de un año. Fui convertida de camino a París, un grupo de vampiros nos atacaron y si no fuera por mi primo probablemente no estaríamos hablando ahora mismo – Dije con una sonrisa para hacer más amena la conversación.
Mara me comentó que no debía preocuparme pues probablemente, en nuestras cazas, matábamos a alguien que podía resultar ser mala persona, pero... ¿y qué pasa si matamos a una persona que podría hacer grandes hazañas en su vida? ¿Que fuera la mejor persona del mundo y donara sus riquezas a los más pobres y velaba por los niños abandonados? ¿como podíamos matar sabiendo que podría ser la muerte equivocada? Mara finalmente comentó que eramos necesarios en la cadena alimenticia.
Quizás tenía razón, más cuando la pequeña Mara comentó que haría si alguien malvado intentaba hacerme algo malo. No pude evitar pensar en Bella... me acordé como la primera vez que nos encontramos ella tuvo que matar al cazador que nos acechaba para salvar la vida de ambas... ¿podría hacer yo aquello también? ¿podría matar a alguien incluso sabiendo que era un asesino en serie que quería matar a Mara?
Lágrimas de impoténcie asomaron por mis ojos como respuesta a mis preguntas y a las de la pequeña Mara. Me di cuenta que incluso si me estuvieran matando probablemente yo no podría contestar, no podría dar la cara y defenderme ¿como podía ser tan débil? ¿como podía no estar preparada en la vida? Quizás todo era culpa de mi padre, quizás debido a mi reclusión no podría sobrevivir durante mucho tiempo en este mundo... aunque quizás lo único que quería mi padre era mantenerme segura... pero había conseguido lo contrario.
Me sequé las lágrimas entendiendo que estaba siendo exagerada, más ellas no dejaban de fluir, ¿podía ser más infantil que eso?
-Lo lamento – Dije con la voz entrecortada – Te habré asustado... pero realmente no estoy preparada para matar... soy demasiado débil...
- Spoiler:
- Siento la tardanza en serio
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 217
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: A red apple tasteless [Privado]
Débil, débil, esa palabra no la conocía, ella era la representante de aquello y no se consideraba como tal. Escuchaba su relato, que diferente era a su cuento de hadas, ella nunca fue atacada, para Mara fue salvada de las garras de humanos, aquellos eran los verdaderos enemigos y tal vez por eso no sentía lastima al cazarlos –Ya veo…- susurro un poco menos entusiasmada, cruzo sus brazos mientras ladeaba su cabeza un poco. Notaba que el ánimo comenzaba a tornarse un poco melancólico entre ellas dos, la frustración llegaba a verse en las lagrimas de Salían y mojaban las mejillas pálidas de su nueva compañera.
-Ni importa Melanya- dijo con una voz neutral, encogiéndose los hombros mientras sus ojos quedaban levemente entrecerrados –Algún día tendrás que matar a alguien- rio suavemente mientras dejaba salir un suspiro. Debía desviar la atención –Yo si iré a cazar- dijo como niña caprichosa que era, puso sus brazos a un lado del otro mientras caminaba en pequeños salticos hasta donde había un grupo de personas –No puedo creer que me digas que eres débil cuando estas al frente de mi- una mujer, que parecía vender panes le miro curiosa, Mara aprovecho a sonreírle y saludarle con una de sus manos.
La joven se quedo confundida pero ya no había escapatorias, sus pasos comenzaban a alejarse de las otras personas, estaba atrapada en los encantos de Mara, los cuales eran tan poderosos que podrían hacer que cualquier humano hiciera lo que le viniera en gana, ya lo había probado muchas veces y siempre era efectivo. La joven se acerco, Mara encontró un pequeño rinconcito en donde podría disfrutar su alimento, la joven tiro su material de trabajo, alzo a la niña quien sonreía ampliamente, con un aire pícaro y lleno de maldad.
Pronto su cuello sintió los filosos dientecitos en su mugrienta piel, pobre de ella, dejo salir solamente un leve gemido para luego caer entre los brazos de la muerte. Mara dejo caer el cuerpo sin vida al piso y ella se limpio los labios rosaditos con su rostro lleno de vida, gracias a la sangre robada –Sangre fresca y cálida… la mejor- dijo ella sonriendo mientras saltaba el cuerpo para acercarse a su compañera.
-Ni importa Melanya- dijo con una voz neutral, encogiéndose los hombros mientras sus ojos quedaban levemente entrecerrados –Algún día tendrás que matar a alguien- rio suavemente mientras dejaba salir un suspiro. Debía desviar la atención –Yo si iré a cazar- dijo como niña caprichosa que era, puso sus brazos a un lado del otro mientras caminaba en pequeños salticos hasta donde había un grupo de personas –No puedo creer que me digas que eres débil cuando estas al frente de mi- una mujer, que parecía vender panes le miro curiosa, Mara aprovecho a sonreírle y saludarle con una de sus manos.
La joven se quedo confundida pero ya no había escapatorias, sus pasos comenzaban a alejarse de las otras personas, estaba atrapada en los encantos de Mara, los cuales eran tan poderosos que podrían hacer que cualquier humano hiciera lo que le viniera en gana, ya lo había probado muchas veces y siempre era efectivo. La joven se acerco, Mara encontró un pequeño rinconcito en donde podría disfrutar su alimento, la joven tiro su material de trabajo, alzo a la niña quien sonreía ampliamente, con un aire pícaro y lleno de maldad.
Pronto su cuello sintió los filosos dientecitos en su mugrienta piel, pobre de ella, dejo salir solamente un leve gemido para luego caer entre los brazos de la muerte. Mara dejo caer el cuerpo sin vida al piso y ella se limpio los labios rosaditos con su rostro lleno de vida, gracias a la sangre robada –Sangre fresca y cálida… la mejor- dijo ella sonriendo mientras saltaba el cuerpo para acercarse a su compañera.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/12/2011
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Re: A red apple tasteless [Privado]
Conseguí calmarme casi por propia voluntad puesto que no quería que la pequeña Mara se sintiera incómoda junto a mi puesto que aún tenía que escoltarla hasta su hogar y si ahora se asustaba y huía, no podría seguir viviendo tranquila sabiendo que quizás estaba en peligro.
Mientras me secaba las lágrimas, la pequeña me comentó que no importaba más sin embargo tarde o temprano tendría que matar a alguien. Lo cierto es que aquella idea se me pasó más de una vez por mi cabeza, en concreto cuando descubrí mi nueva condición y lo que aquello collevaba. Muchas personas me lo recordaron continuamente y yo entendía que tenían razón, más intentaba hacer oídos sordos aunque en lo más profundo de mi ser, tras las negaciones, las pataletas y las excusas sabía que tarde o temprano, esperaba que más tarde que temprano, debería matar. Matar para sobrevivir.
Mientras pensaba la posibilidad de mejor dejarme morir que matar a un inocente, la joven Mara me comunicó que, a pesar de mi negativa, ella sí iría a cazar a la par que me reprochaba mi debilidad estando ella frente a mi, una niña dispuesta a matar al primero que se le cruzara.
La pequeña estaba intentando "jugar" con una joven vendedora. Sabía muy bien que iba a pasar dentro de unos escasos momentos... ¿qué debía hacer? ¿debía pararla o dejar que todo transcurriera con la normalidad para ella? No lo sabía. Tenía tantas dudas en mi cabeza, que no sabía siquiera como actuar.
Me acordé de pronto los acontecimientos que pasaron en el bosque, junto a Bella. Nos atacó un inquisidor a pesar de que intentamos engañarle. Hicimos todo lo posible para escapar de él, pero las cosas no salieron como habíamos planeado. Bella se vió forzada a protegerse tanto a si misma, como a mi.
Quizás me acordé de ello porque la situación era ciertamente familiar, con la diferencia de que esta vez la que atacaba era una niña por voluntad propia, no para defenderse si no para alimentarse, por necesidades fisiologicas.
Hice pues lo que en aquella ocasión: me tapé los ojos con las manos a pesar de que Mara ya no estaba visible, ni tampoco la vendedora. Mara era lista, evitaba que la vieran al cazar esperaba que aquello la protegiera siempre, que aquello la acompañara para siempre. Sin embargo, no pude eitar hacer aquello tan infantil y poco acorde a mi edad: taparme los ojos como si así todos los horrores del mundo desaparecieran.
Mientras me secaba las lágrimas, la pequeña me comentó que no importaba más sin embargo tarde o temprano tendría que matar a alguien. Lo cierto es que aquella idea se me pasó más de una vez por mi cabeza, en concreto cuando descubrí mi nueva condición y lo que aquello collevaba. Muchas personas me lo recordaron continuamente y yo entendía que tenían razón, más intentaba hacer oídos sordos aunque en lo más profundo de mi ser, tras las negaciones, las pataletas y las excusas sabía que tarde o temprano, esperaba que más tarde que temprano, debería matar. Matar para sobrevivir.
Mientras pensaba la posibilidad de mejor dejarme morir que matar a un inocente, la joven Mara me comunicó que, a pesar de mi negativa, ella sí iría a cazar a la par que me reprochaba mi debilidad estando ella frente a mi, una niña dispuesta a matar al primero que se le cruzara.
La pequeña estaba intentando "jugar" con una joven vendedora. Sabía muy bien que iba a pasar dentro de unos escasos momentos... ¿qué debía hacer? ¿debía pararla o dejar que todo transcurriera con la normalidad para ella? No lo sabía. Tenía tantas dudas en mi cabeza, que no sabía siquiera como actuar.
Me acordé de pronto los acontecimientos que pasaron en el bosque, junto a Bella. Nos atacó un inquisidor a pesar de que intentamos engañarle. Hicimos todo lo posible para escapar de él, pero las cosas no salieron como habíamos planeado. Bella se vió forzada a protegerse tanto a si misma, como a mi.
Quizás me acordé de ello porque la situación era ciertamente familiar, con la diferencia de que esta vez la que atacaba era una niña por voluntad propia, no para defenderse si no para alimentarse, por necesidades fisiologicas.
Hice pues lo que en aquella ocasión: me tapé los ojos con las manos a pesar de que Mara ya no estaba visible, ni tampoco la vendedora. Mara era lista, evitaba que la vieran al cazar esperaba que aquello la protegiera siempre, que aquello la acompañara para siempre. Sin embargo, no pude eitar hacer aquello tan infantil y poco acorde a mi edad: taparme los ojos como si así todos los horrores del mundo desaparecieran.
- Spoiler:
- PERDONA LA TARDANZA MARITA
Melanya Boyarskaya- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 217
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: A red apple tasteless [Privado]
No podía creerlo, pero trataba de no pensar en eso, era mejor dejarla ser, de todos modos, las dos sabían, aunque tal vez ella quisiera negarlo, que en algún momento de su eternidad tendría que matar. Ya había terminado, el cuerpo de la mujer estaba inerte en aquel rincón en donde la niña lo había arrastrado con cierta facilidad, todo gracias a sus poderes vampíricos y a la sangre de diversos vampiros que la habían ayudado a ser más fuerte y no quedarse como una pequeña indefensa, pero aunque lo odiara, siempre la verían como tal, no importa lo que hiciera, siempre seria un eslabón débil entre los débiles.
O eso creía, ahora la conocía a ella, Menlaya, una persona como ella, con sus dotes de mujer terminados, con caderas que cualquier hombre deseara fácilmente, pero era tal vez más débil que la pequeña. Comenzaba a envidiarla, de cierta forma ella tenía todo lo que Mara tendría que tener y no lo aprovechaba, pero era mejor no entrar en riña, la jovencita se había comportado muy bien, como para comenzar a dar señales de la niña malcriada que en ocasiones podría ser. Se había acercado a ella, tenía un pequeño pañuelo tapando sus labios, los limpiaba un poco de la sangre traviesa que recorría sus labios. Cuando termino lo dejo caer al piso, no era suyo, era de su víctima.
-¿En dónde íbamos…?- pregunto de forma corriente, aunque sabía que la contraria estaba conmocionada, pero trataba de darle poca importancia a lo que ella sintiera. -¿De quién recibes tu alimento?- pregunto curiosa –Si es como nosotros, también mata, también llega a eliminar personas, así que… estas siendo cómplice de una muerte de pues de todo- se alzo los hombros, para luego buscar su mano para así seguir caminando entre la noche, para poder llegar a su destino.
Perdón por lo corto y la tardanza ;_; pero ya volvi *O*
O eso creía, ahora la conocía a ella, Menlaya, una persona como ella, con sus dotes de mujer terminados, con caderas que cualquier hombre deseara fácilmente, pero era tal vez más débil que la pequeña. Comenzaba a envidiarla, de cierta forma ella tenía todo lo que Mara tendría que tener y no lo aprovechaba, pero era mejor no entrar en riña, la jovencita se había comportado muy bien, como para comenzar a dar señales de la niña malcriada que en ocasiones podría ser. Se había acercado a ella, tenía un pequeño pañuelo tapando sus labios, los limpiaba un poco de la sangre traviesa que recorría sus labios. Cuando termino lo dejo caer al piso, no era suyo, era de su víctima.
-¿En dónde íbamos…?- pregunto de forma corriente, aunque sabía que la contraria estaba conmocionada, pero trataba de darle poca importancia a lo que ella sintiera. -¿De quién recibes tu alimento?- pregunto curiosa –Si es como nosotros, también mata, también llega a eliminar personas, así que… estas siendo cómplice de una muerte de pues de todo- se alzo los hombros, para luego buscar su mano para así seguir caminando entre la noche, para poder llegar a su destino.
Perdón por lo corto y la tardanza ;_; pero ya volvi *O*
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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