Un paseo muy interesante [Libre]

Ahora estoy aquí, si bien Gabriel me había rogado porque me quedara en casa, no le había hecho caso, había encontrado el motivo perfecto para dejar el hogar sin que se notara que estaba huyendo del mismo, justo ahora tenía la oportunidad de conocer todo aquello que no había podido. No era parisina, sin embargo en mi sangre corría sangre francesa, eso me hacía sentirme todavía segura, en casa, como si los kilómetros que separaran no fueran suficientes.

Al despertar mis ojos empezaron a acostumbrarse a la tenue luz que se filtraba por las cortinas. Respiré profundamente y me removí un poco en la cama para después escuchar la melodiosa voz de mi tía, ella tenía dinero, la familia Siggins siempre lo tuvo, por eso para ellos mi padre había llevado a mi madre a un lugar donde no merecía estar. Suspiré -Ya voy- contesté mientras me levantaba y abría las ventanas asomándome por el balcón, se veía todo el jardín de aquella mansión, yo no iba por los lujos, iba a cuidar a mi tía, que se supone, adolece de una rara enfermedad. Encogí los hombros, pues para cuidarle se me había pasado despertarme antes.

Entré a la casa y después del aseo personal bajé mientras terminaba de poner orquillas en la cabeza para que el cabello quedara perfectamente prendado a mi piel, era bastante incómodo, pero recordaba lo estricto que era aquí -Buenos días, tía Line- un beso en la mejilla y la sonrisa de la señora me hicieron recordar a casa, aunque faltaban los abrazos y vueltas del loco de mi hermano mientras me hacía gritar y reír a base de cosquillas, mientras mi madre intentaba controlarnos, aquello era un hogar, esto era... Libertad.

-¿Tienes algún plan para hoy?- negué con la cabeza mientras me limpiaba los labios con la servilleta -No, tía ¿Necesita que vayamos a algún sitio?- la señora sonrió de la misma manera y negó sutilmente -Tengo negocios y no quiero que te aburras, sé que veniste para cuidarme, pero será mejor que vayas a divertirte, no me pasará nada, lo prometo- una palmada en mi mano y una sonrisa cómplice se dibujó en los labios de la anciana -Mis sirvientes te llevarán a donde quieras- el desayuno no fue el mejor de todos, después de eso no supe que decir, ambas nos levantamos de la mesa cuando terminamos y ella se desapareció.

Estuve vagando por el jardín de aquella mansión por largo rato, pero eso me aburrió bastante y terminé por salir hasta que de nuevo me encontraba perdida... -Genial Gin... Genial- me reprendí mirando a todos lados, había luces estrambóticas cerca y me llamaban la atención así que simplemente me encaminé hasta allá dando un par de traspiés intentando que el vestido no se ensuciara -Wow- dije sorprendida al ver a un tigre blanco cerca la curiosidad me llamaba mucho y sólo empecé a dar un par de pasos, muy cautelosos, no quería que nadie me viera.

¿Qué hacer? ¿Qué decir? ¿Qué pensar? Ninguna de esas preguntas tiene respuesta en mi cabeza, el chico parece bastante extraño, es... Bipolar o algo por el estilo, aunque creo que también he tenido esa sensación una que otra vez, sobre todo cuando los nervios me invaden y ya no sé que hacer, si reír o callar, simplemente me muevo como quieren que lo haga, es bastante raro. Mis padres siempre han intentado que sea una "dama de sociedad", es sencillo serlo cuando tienes las comodidades, pero también ha de ser difícil tener que estar cerca de una persona sólo por su dinero, eso no es lo que espero para mí, quizá también eso haya ocasionado que dejara mi casa, al menos por unos días, para saber que era estar rodeada de lujos y después darme cuenta que eso no era para mí.

Suspiré mientras lo escuchaba parecía que estaba ahí pero que mi mente hacía rato que se había desprendido y viajaba cual globo, ahora sólo un hilo la conectaba a mí. Parpadeé sutilmente para poder recordar todo lo que había dicho, su gesto al escuchar mi "nombre" no me había pasado desapercibido, podía ser muy distraída o al menos aparentarlo, la verdad es que era bastante observadora.

-No se preocupe...- tomé un tono serio y comencé a hablar de usted, era lógico que eso se tuviera que usar en estos momentos, "Ante todo la educación, Ginebra, recuérdalo" vaya que mi padre me lo había grabado en la memoria, pero se lo agradecía, él decía que no éramos tan ricos para mirar desde arriba, ni tan pobres para suplicar una moneda, éramos el punto medio y la verdad de todo es que a mí me gustaba, además de que mi madre tenía en su educación muy finas costumbres y por ende quería que su hija las heredara ¿Qué se le hacía? Darles gusto -También suelo hablar demasiado cuando me pongo nerviosa o no tengo algo bueno que decir, en vez de quedarme callada me pongo a hablar sin sentido, al torpe, pero así pasa- encogí los hombros mientras observaba que pasaba a mi lado y negué con la cabeza.

Mis ojos miraron hacia arriba y mi respiración se hacía acompasada ¿por qué la gente era tan ilógica? Nunca entendería el misterio de la humanidad, reí suavemente intentando que no se notara -Bueno, si es que se puede escapar has sido demasiado lejos al dar más pasos que yo y sobre todo por quedarte aquí, después de todo si me viste e ibas a acusarme alguien podría encontrar mis restos... Ahora creo que nos podría matar a los dos y nadie se enteraría- eso era parte de mí, también en ocasiones me daba mi fase fatalista.

Observé su semblante y me quedé bastante pensativa, no sabía que era lo que le ocurría, pero a decir verdad la risa que tenía hace rato después de asustarme se había escapado de su rostro -Es un buen lugar, aunque hubieras podido venir mejor a la hora de la función, seguro que debe ser impresionante...- dí un par de pasos más hasta quedar frente a la reja y levanté la mirada, el corazón se me quería salir, eso era impresionante -Dios, me podría aplastar...- instintivamente me moví hacia atrás dando un par de pasos lejos de la jaula, ya estando tan cerca sí que me había dado miedo que sacara una de sus patas y terminara por matarme.

Me giré y le miré ladeando la cabeza -¿Te sucede algo? Parece que te has.. "apagado"- lo había dicho en doble sentido, uno que seguro que no entendía él, pero bueno era una travesura inocente, como casi todas las que llegaba a hacer.