El peso de los sueños

por **Ancel Amsel** Vie Ene 25, 2013 2:36 am

Existe un sueño que he tenido desde la noche en que toda mi familia desapareció, a pesar de eso no puedo recordarlo bien, en ocasiones recuerdo fragmentos que rápidamente se borran a los minutos de despertar, solo queda la sensación de desagarre y una nostalgia que me deja sin aliento, hoy he recordado el principio de mi sueño y he decidido comenzar a escribirlo antes de que pueda olvidarlo, no se si es por la sensación que me deja o porque en el fondo se lo que he soñado, pero se que es siempre el mismo sueño, sucede en cada ocasión en que algo “inusual” sucede en mi vida, esta es mi primera noche en Francia debe ser importante.

En mi sueño no estoy seguro de quien soy, lo veo todo como si sucediese frente a mi y al mismo tiempo puedo sentir las emociones fuertes y vibrantes de cada persona que aparece en mi cabeza, cada palabra de odio y rencor resuenan en mi pecho recordándome que aun soy humano.

En mi sueño alguien va corriendo por el bosque, creo que soy yo, quien quiera que sea su respiración era entre cortada, sus piernas no daban más de tanto correr. Sus rodillas estaban lastimadas de tantas veces que se había tropezado. Pero aun así, su pequeña carga preciada, no se había perdido. Algunas trinchas de pan habían caído, pero aun así, la carne que había robado la conservaba bien.

Siente como los que llama okami venían detrás de él. Por un momento trata de escaparse por las ramas de los árboles, pero los Baken, en mi sueño eran muy rápidos y listos. Humanos criados como perros guardianes, con la especialidad de cazar a los demonios de la zona, justo como lo soy yo ahora.

La persona en mi sueño, sé que es un joven, vio un claro más adelante, unos saltos más, entre las ramas, y luego, el gran precipicio. Pero usaría sus habilidades para poder cruzar la gran cascada de agua que brotaba de aquella montaña, pero no se qué habilidades son esas. El sintió la brisa fresca, en su rostro cuando se lanzó al vació. Pero todo eso termino en segundos.

-DEMONIO!!! – alguien grito. Al girarse fue su gran error, algo lo había apresado de su pierna, provocando que la caída de aquel lugar, azotara su cabeza contra el barranco. Dejándolo en la inconciencia.

Y justo es aquí cuando el sueño comienza a ser borroso, ya no recuerdo mas aunque intente seguir escribiendo las palabras que tenía pensado escribir…ya las he olvidado.

por **Ancel Amsel** Sáb Feb 23, 2013 7:34 pm

En una de las mansiones de un pueblo japonés, estaban todos revolucionados. La noticia que habían capturado un demonio vivo había llamado la atención a curiosos y a gente que solo quería verlo desangrar.

Odio, furia, y sorpresa corría en aquel aire del salón principal y en mi sueño puedo verlo todo como si fuese algo que no ntuviese nada que ver conmigo, diferente a la ultima vez. El gran señor, estaba sentado frente al altar familiar, junto a su pequeño hermano. Quien no ocultaba su emoción por descubrir tal preciado animal que los guardias reales habían capturado.

El amo del lugar, un muchacho joven puedo adivinar que de dieciocho años, tengo la seguridad aunque si lo intento no puedo recordar bien su rostro, era el encargado del negocio familiar. Una posición feudal, en la era de la revolución japonesa. Sus ojos azules, daban respeto y temor a los habitantes del lugar. Era uno de los pocos que se habían rehusado a ayudar a su gobierno en la Guerra.

La sala quedo en silencio, cuando tres guardias aparecieron. Arrastrando un gran saco, hasta el centro de la misma. Se inclinaron ante su señor.

-Amo...- en mi sueño escucho el nombre del señor feudal pero al despertar incluso inmediatamente se que ya no esta en mi mente- hemos capturado al demonio que se atrevió a robar las reservas de la zona oeste del pueblo – aquel joven de ojos azules y cabellos castaños, solo hizo seña con su abanico, a uno de ellos.

El mas grande y de mirada maliciosa desgarro la tela, mostrando así el cuerpo del demonio. Un gran “Oh” de sorpresa, y muchos murmullos se apodero del lugar.

-Hermano... es solo un muchacho... - el pequeño de cabellos negros, susurro asombrado, pero este lo ignoro. Intento acercarse, pero uno de los guardias no se lo permitio.

-Joven Amo– con una sonrisa amistosa, el guardia le hizo un gesto que no se moviera.

-Estaba bien... – miro detenidamente, el cuerpo del desmayado muchacho, para luego tomar una basija con agua, y entregándosela al guardia –por favor ... despiértalo ... – el cual obedeció, derramando todo su contenido.

Sobresaltado por la temperatura fría de aquel liquido, hizo un movimiento brusco, asustando a los que lo miraban. Muchos soldados, que allí se encontraban, desvainaron sus espadas, con la intención de matarlo. Pero los tres guardias reales, se interpusieron.

El demonio gruño como si fuera un perro, mostrando sus colmillos y posesionándose en cuatro patas. Girando lentamente, para observar bien el lugar, las personas y como llegar a escapar de allí.

Lo primero que reconoció, fue aquel sujeto que le había gritado, justo antes de saltar a la cascada. Su semblante era serio, pero sus ojos claros, resaltaban en su rostro. Sus cabellos estaban atados en una cinta blanca, dándole el toque de un samurai con rango, estaba cruzado de brazos, desafiándolo. Su vista se fijo luego, en los otros dos que lo apuntaban con espadas raras, presentaban una curva extraña, la cual nunca había visto. Tembló un poco, sus ojos, provocaban sombras a su alrededor.

Un “Valla”, en forma de murmullo llego a sus oídos. Busco aquella voz, que presentaba sorpresa y no se oía con odio. Sus ojos mieles, se posaron en las dos figuras que estaban frente a un gran altar. Retrocedió temeroso, aquellos ojos color del cielo, no debían ser humanos.

—Un demonio de cabellos rubios ... – escucho decir entre la gente, que salía de su asombro – Ay que matarlo ... es un Demonio ... – su sorpresa paso al enojo, cambiando el semblante de su rostro.

—Malditos humanos ... – dijo con desprecio, parándose – Ustedes deberían morir ... – muchos de los que estaban salieron corriendo cuando el demonio salto, para atacarlos.

Fue una mala idea. Aquel que lo había capturado, volvía a hacerlo, sujetándolo con un látigo, haciéndolo caer. Forcejeo para liberarse, lastimándose en el intento.

Estoy acostumbrado a la escena, el muchacho al que llamaban demonio debía ser un cambiaformas, soy un cazador pero no tengo odio a los sobrenaturales en general, busco a uno en especial, el que debió haber matado a mi familia o la causa de su muerte… pero eta escena, este degrado, este odio entre razas me parecía repugnante. Cerré los ojos y al darme cuenta había despertado.

por **Ancel Amsel** Sáb Mayo 11, 2013 10:36 am

El siguiente sueño fue sorprendentemente hilado al anterior.

- Defiéndete Demonio!!! – el de pelo blanco, se abalanzaba contra él. El demonio se preparo para recibirlo, pero un grito fuerte resonó en toda la habitación, una voz que asta ese momento había permanecido tranquila.

- Detente!!!- la voz sonó seria y fuerte y el soldado se detuvo inmediatamente y un silencio se hizo en toda la habitación. Aquel de castaños cabellos y ojos de cielo se levanto ante el asombro de todos, su rostro era serio y frió-No recuerdo haberte dado ninguna orden soldado- exclamo con voz fuerte clavando sus ojos en el hombre que tan solo se quedo callado bajando un poco la cabeza.

- Lo lamento amo- el rubio miro a aquel hombre que acababa de salvar su pellejo y lo vio diferente a los demás, no era un simple humano temeroso de lo que era diferente a el, había algo diferente en aquel humano, y no sé cómo es que yo lo sabía.

El que llamaban Amo fijo sus ojos en aquellas orbes meladas y noto como aquella mirada trataba de escudriñarlo hasta casi traspasarle el alma.

- enciérrenlo- fue la orden que dio dándose la vuelta quedando de frente al altar.

- Pero amo, debemos darle muerte, es un demonio- exclamo exaltado el tercer guardia, un castaño ceniza que hasta aquel momento había permanecido callado.

- Acaso quieres darme ordenes - exclamo fuertemente el castaño encarándolo con aquellos ojos azules llenos de decisión.

- No amo- fue lo único que dijo el joven y bajo la cabeza.

El rubio miro a aquel hombre y miro a su alrededor, definitivamente aquel muchacho que al parecer había visto tan pocos cambios de estación imponía respeto y miedo en los presentes, cuando hablaba los demás callaban y cuando ordenaba los demás acataban, le pareció patético, la existencia de aquellos humanos era patética, simples seres sin conciencia ni voluntad propia, regreso la mirada a aquel imponente joven y se percato de que lo miraba con aquellas penetrantes lagunas azules, con orgullo levanto la mirada sosteniendo aquella azul. Ha sido el sueño mas extraño hasta ahora pues no puedo sentir donde estaba, era domo leer un libro e imaginar la escena en mi cabeza, pues entendía cada sentimiento y cada emoción.

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