AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El peso de la muerte [privado]
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El peso de la muerte [privado]
Se vio al espejo y sonrió un poco, en la actualidad era una costumbre vestirse de gala de forma constante, ya pocas veces ejercía como chef y cuando lo hacia solo era por alguna demanda especial o por ciertos privilegios que algunos clientes podían exigir o por pedido de la hermosa mujer que por la que había comenzado a caer como un adolecente.
Se vio fijamente al espejo, ya no era el muchacho sin control que había sido en alguna ocasión, tampoco el hombre que se perdía en los placeres de la vida, mucho menos el muchacho que había logrado casi destruirse a si mismo. Recordaba aquella época, había sido de las más negras de su vida. Tanaka acababa de morir, le habían asesinado cubriendo al pequeño junno con su cuerpo, le habían matado a traición y lo había hecho aquel que todos ellos, el grupo de amigos había considerado uno mas de ellos…mas que amigos todos se habían considerado hermanos, a décadas de distancia no solo tanaka estaba muerto y ellos no habían logrado vengarlo, no… Maverick y Silver también se habían ido, no habían podido protegerlos, aun después de la muerte de uno tras otro no habían podido dar con el sujeto que les había traicionado a todos. Cerro los ojos e intento alejar la imagen de aquel sujeto. Aquella época había sido la peor de su vida, perdido en el alcohol y el sexo, se había metido con mujeres con las que no debía y casi propiciado su muerte, incluso había descuidado el trabajo que tanto amaba. En aquel tiempo ninguno de sus amigos había estado lo suficientemente entero para sacarlo del hoyo…no a el lo había sacado alguien de quien no lo había esperado, su jefe. Le había despedido, era cierto, pero le había hecho entrar en razón, aun después de dejar de ser su empleado había seguido pateándole el trasero hasta que volvió a su rumbo. Después de eso le había animado a retomar el negocio de la familia.
Salió de la habitación caminando con ligereza, hacia mucho mucho tiempo que no visitaba al viejo. El hombre para el que había trabajado era el dueño de uno de los mejores restaurantes de parís, si no es por decir el mejor. Subió al carruaje evocando su imagen, pensar en el le sacaba una sonrisa de los labios. El había seguido sus consejos, había aplicado lo que había aprendido de el y de sus propios padre y había triunfado. Cerro los ojos dejando que los recuerdos fluyeran libremente, las palabras, los gestos…las acciones. Estuvo tan inmerso que no noto cuando el coche se detuvo, solo hasta que su cochero le abrió la puerta, le sonrio y se encamino a las puertas del restaurante. En la recepción le indicaron su mesa, había hecho una reservación anteriormente, encontró irónico se un cliente pero solo lo dejo pasar. Cuando un joven se acercó para atenderlo le hablo antes de que este se dirigiese a el.
-se encuentra el dueño del lugar? Me gustaría hablar con el.
Habia dejado pasar mucho tiempo esta vez, tenia verdaderos deseos de verle.
Se vio fijamente al espejo, ya no era el muchacho sin control que había sido en alguna ocasión, tampoco el hombre que se perdía en los placeres de la vida, mucho menos el muchacho que había logrado casi destruirse a si mismo. Recordaba aquella época, había sido de las más negras de su vida. Tanaka acababa de morir, le habían asesinado cubriendo al pequeño junno con su cuerpo, le habían matado a traición y lo había hecho aquel que todos ellos, el grupo de amigos había considerado uno mas de ellos…mas que amigos todos se habían considerado hermanos, a décadas de distancia no solo tanaka estaba muerto y ellos no habían logrado vengarlo, no… Maverick y Silver también se habían ido, no habían podido protegerlos, aun después de la muerte de uno tras otro no habían podido dar con el sujeto que les había traicionado a todos. Cerro los ojos e intento alejar la imagen de aquel sujeto. Aquella época había sido la peor de su vida, perdido en el alcohol y el sexo, se había metido con mujeres con las que no debía y casi propiciado su muerte, incluso había descuidado el trabajo que tanto amaba. En aquel tiempo ninguno de sus amigos había estado lo suficientemente entero para sacarlo del hoyo…no a el lo había sacado alguien de quien no lo había esperado, su jefe. Le había despedido, era cierto, pero le había hecho entrar en razón, aun después de dejar de ser su empleado había seguido pateándole el trasero hasta que volvió a su rumbo. Después de eso le había animado a retomar el negocio de la familia.
Salió de la habitación caminando con ligereza, hacia mucho mucho tiempo que no visitaba al viejo. El hombre para el que había trabajado era el dueño de uno de los mejores restaurantes de parís, si no es por decir el mejor. Subió al carruaje evocando su imagen, pensar en el le sacaba una sonrisa de los labios. El había seguido sus consejos, había aplicado lo que había aprendido de el y de sus propios padre y había triunfado. Cerro los ojos dejando que los recuerdos fluyeran libremente, las palabras, los gestos…las acciones. Estuvo tan inmerso que no noto cuando el coche se detuvo, solo hasta que su cochero le abrió la puerta, le sonrio y se encamino a las puertas del restaurante. En la recepción le indicaron su mesa, había hecho una reservación anteriormente, encontró irónico se un cliente pero solo lo dejo pasar. Cuando un joven se acercó para atenderlo le hablo antes de que este se dirigiese a el.
-se encuentra el dueño del lugar? Me gustaría hablar con el.
Habia dejado pasar mucho tiempo esta vez, tenia verdaderos deseos de verle.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/09/2011
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Re: El peso de la muerte [privado]
Las luces comenzaban a encenderse, el se movía como si estuviera en un baile perfectamente implantado por los mejores bailarines del lugar. A su padre siempre le había gustado este tipo de placer, si lo viera en esos momentos estaba seguro que algunas lagrimas saldrían de aquel arrugado rostro asiático que había tenido si hubiera sobrevivido unos cuantos años más, pero ya no estaba, nadie de su familia estaba con él, Era Soun solo, no había nadie cerca que le pudiera ver en lo que se había convertido. Muchas personas dirían que estaban orgullosos de estar cerca de un hombre como él, pero debían entender que veían lo que deseaban ver y que Soun les permitía ver lo que ellos deseaban ver, mas allá de su máscara nadie vería, su vida exacta y cruel como era en esos momentos, nadie lo sabía.
Aquella noche había dejado todo atrás, tenía un traje negro, sus manos estaban cubiertas por un buen par de guantes mientras que con rostro suave, pero al mismo tiempo firme ordenaba a sus empleados todo lo que debían hacer. Odiaba que las cosas no tuvieran una perfección pulcra, cualquier error podría ser pagado severamente, era un hombre firme, no tenía nada de bondad en sus ojos, sus empleados sabían el peso que tenían encima y por suerte todo estaba en perfecto estado al momento de que su jefe pasaba por una revisión que era de esperarse, pero nunca era anunciada.
Uno de los empleados que vestía de manera excelente se le acerco a Soun quien estaba mirando los vinos que habían apilado en el almacén, este se acerco sigilosamente susurrándole una noticia que le habían indicado que debía llegar a sus oídos, iba a pedirle al encargado que se encargara de ese asunto trivial, pero habían solicitado al dueño, era algo extraño, muy extraño, el no tenía amigos importantes que vinieran a su restaurant.
Se acerco al camarero que estaba en la puerta de la cocina esperándolo un poco nervioso, Soun le miro dejando ver su disgusto al notar el nerviosismo de su empleado, el era una persona estricta, era cierto, pero le gustaba ver la seguridad en sus empleados, que se mostraran totalmente dispuestos y frescos. El joven trago saliva inclinándose un poco al mismo tiempo que abría las puertas de la cocina para dejar que su jefe saliera, le señalo tranquilizándose poco a poco el lugar donde lo habían solicitado. Soun comenzó a acercarse hasta estar al frente del hombre. Le detallo rápidamente, era mayor que él, mucho más mayor, frunció levemente el ceño, esa visita no era para él. Solamente tuvo que deducirlo por la edad del hombre y por el rostro de notable decepción de que él se presentara en ese lugar.
-Encárgate de todo- le dijo al camarero-Estaré dentro de unos minutos rondando todo para ver cómo está marchando, infórmale a los otros- dijo mirándole de reojo al joven que con una leve afirmación se alejaba del lugar dejándolos solos en aquel lugar que comenzaba a sentirse impregnado por las esencias de las damas que gentilmente estaban acompañadas por sus caballeros. Miro la silla que estaba desocupada y se mostro levemente contagiado de una tristeza, muy leve, pero era humano, se sentó apoyando su cuerpo en aquella cómoda silla.
Dejo salir una leve sonrisa mientras entrecerraba un poco sus ojos –Me dicen que me parezco mucho a mi padre, bueno no lo sé, tal vez físicamente, aunque siento que soy aun más estricto que el- comento de forma trivial mientras miraba como un halcón que todo estuviera bien, para luego dirigir la mirada el hombre –El ya no está aquí, hace años se fue a su tierra natal para pasar sus últimos días en paz y feliz- comento mientras ladeaba su rostro curioso de las reacciones en su rostro. ¿Cuáles sentimientos se asomarían? Estaba comenzando a disfrutar la situación por solamente tener aquel aire de curiosidad.
Aquella noche había dejado todo atrás, tenía un traje negro, sus manos estaban cubiertas por un buen par de guantes mientras que con rostro suave, pero al mismo tiempo firme ordenaba a sus empleados todo lo que debían hacer. Odiaba que las cosas no tuvieran una perfección pulcra, cualquier error podría ser pagado severamente, era un hombre firme, no tenía nada de bondad en sus ojos, sus empleados sabían el peso que tenían encima y por suerte todo estaba en perfecto estado al momento de que su jefe pasaba por una revisión que era de esperarse, pero nunca era anunciada.
Uno de los empleados que vestía de manera excelente se le acerco a Soun quien estaba mirando los vinos que habían apilado en el almacén, este se acerco sigilosamente susurrándole una noticia que le habían indicado que debía llegar a sus oídos, iba a pedirle al encargado que se encargara de ese asunto trivial, pero habían solicitado al dueño, era algo extraño, muy extraño, el no tenía amigos importantes que vinieran a su restaurant.
Se acerco al camarero que estaba en la puerta de la cocina esperándolo un poco nervioso, Soun le miro dejando ver su disgusto al notar el nerviosismo de su empleado, el era una persona estricta, era cierto, pero le gustaba ver la seguridad en sus empleados, que se mostraran totalmente dispuestos y frescos. El joven trago saliva inclinándose un poco al mismo tiempo que abría las puertas de la cocina para dejar que su jefe saliera, le señalo tranquilizándose poco a poco el lugar donde lo habían solicitado. Soun comenzó a acercarse hasta estar al frente del hombre. Le detallo rápidamente, era mayor que él, mucho más mayor, frunció levemente el ceño, esa visita no era para él. Solamente tuvo que deducirlo por la edad del hombre y por el rostro de notable decepción de que él se presentara en ese lugar.
-Encárgate de todo- le dijo al camarero-Estaré dentro de unos minutos rondando todo para ver cómo está marchando, infórmale a los otros- dijo mirándole de reojo al joven que con una leve afirmación se alejaba del lugar dejándolos solos en aquel lugar que comenzaba a sentirse impregnado por las esencias de las damas que gentilmente estaban acompañadas por sus caballeros. Miro la silla que estaba desocupada y se mostro levemente contagiado de una tristeza, muy leve, pero era humano, se sentó apoyando su cuerpo en aquella cómoda silla.
Dejo salir una leve sonrisa mientras entrecerraba un poco sus ojos –Me dicen que me parezco mucho a mi padre, bueno no lo sé, tal vez físicamente, aunque siento que soy aun más estricto que el- comento de forma trivial mientras miraba como un halcón que todo estuviera bien, para luego dirigir la mirada el hombre –El ya no está aquí, hace años se fue a su tierra natal para pasar sus últimos días en paz y feliz- comento mientras ladeaba su rostro curioso de las reacciones en su rostro. ¿Cuáles sentimientos se asomarían? Estaba comenzando a disfrutar la situación por solamente tener aquel aire de curiosidad.
Soun- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/08/2012
Localización : Entre los bosques oscuros~
Re: El peso de la muerte [privado]
El joven que se acercó hasta el comenzó a hablar nada mas verlo, se pregunto si le informarían que el hombre que buscaba no se encontraba aquella noche, se sintió algo decepcionado ante la perspectiva de no poder verlo pero noto cierto parecido en el joven, sus sospechas fueron confirmadas cuando comenzó a hablar de su padre. Tomo aire y bajo la mirada a la fina cubierta.
-¿Mas estricto que el viejo he?
Hablo suavemente, hacia años que no se presentaba por ahí, siempre posponiéndolo por una o por otra razón, ahora había decidido que era ya tiempo. Había olvidado que el tiempo no es el mismo para todos, al parecer el tiempo que el creía adecuado no lo era para el hombre que le había enseñado tantas cosas. Después de su padre había sido el hombre que mas le había enseñado en esta vida. Sonrió un poco al recordar los regaños que mas de una vez le había propinado, a el le había parecido un hombre cálido por el fondo. Su hijo decía que era mas estricto, sintió algo de lastima por sus empleados. Su sonrisa se suavizo un poco, seguramente decían lo mismo de los suyos.
Suspiro y volvió la mirada al joven frente a el, realmente si se parecia, aunque no era bueno apreciando diferencias entre los asiáticos lo sentía con una familiaridad diferente a la simple incapacidad de distinción en la raza, le recordaba al viejo.
-¿el se encuentra bien?
Pregunto mirando a los ojos al joven, a pesar del parecido y de la familiaridad también lo sentía radicalmente diferente, eran personas independientes después de todo aunque podía ver en el trabajo en el restaurante, en su apariencia y sus movimientos que era claro quien le había educado.
-deseaba saludarle, pero parece que deje correr demasiado el tiempo. Espero que al menos este pasando bien sus últimos días, es raro pensar que dejara el restaurante. Grande debió ser su confianza en su hijo.
Hablo tranquilamente entrelazando sus dedos al frente, sobre la mesa.
-¿Mas estricto que el viejo he?
Hablo suavemente, hacia años que no se presentaba por ahí, siempre posponiéndolo por una o por otra razón, ahora había decidido que era ya tiempo. Había olvidado que el tiempo no es el mismo para todos, al parecer el tiempo que el creía adecuado no lo era para el hombre que le había enseñado tantas cosas. Después de su padre había sido el hombre que mas le había enseñado en esta vida. Sonrió un poco al recordar los regaños que mas de una vez le había propinado, a el le había parecido un hombre cálido por el fondo. Su hijo decía que era mas estricto, sintió algo de lastima por sus empleados. Su sonrisa se suavizo un poco, seguramente decían lo mismo de los suyos.
Suspiro y volvió la mirada al joven frente a el, realmente si se parecia, aunque no era bueno apreciando diferencias entre los asiáticos lo sentía con una familiaridad diferente a la simple incapacidad de distinción en la raza, le recordaba al viejo.
-¿el se encuentra bien?
Pregunto mirando a los ojos al joven, a pesar del parecido y de la familiaridad también lo sentía radicalmente diferente, eran personas independientes después de todo aunque podía ver en el trabajo en el restaurante, en su apariencia y sus movimientos que era claro quien le había educado.
-deseaba saludarle, pero parece que deje correr demasiado el tiempo. Espero que al menos este pasando bien sus últimos días, es raro pensar que dejara el restaurante. Grande debió ser su confianza en su hijo.
Hablo tranquilamente entrelazando sus dedos al frente, sobre la mesa.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/09/2011
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Re: El peso de la muerte [privado]
-Está Muerto- volvió a decir con una leve sonrisa en su rostro. En realidad no le interesaba mucho si estaba vivió o no, mantenía aquel restaurant porque era una buena entrada para el que era el único en la línea de la familia con vida, pues su madre ya había muerto hace mucho años y no había tenido hermanos y con su sexualidad y su aborrecía con las mujeres, estaba seguro que es casi imposible que él pudiera tener un descendiente, ninguna mujer podría ser merecedora de tener el hijo de él en su vientre, solamente de pensarlo, comenzaba en el unas grandes ganas de vomitar.
Se acomodo ladeando un poco su rostro mientras acomodaba sus manos en su regazo –Bueno, tengo su talento, se puede decir, además de ser su único hijo, el no era persona de dejar algo tan valioso como un restaurant de este calibre en cualquier mano inexperta- continuo con un tono monótono, restándole importancia a estas. En realidad le gustaba la sensación que este hombre trasmitía, era muy tranquila y apacible, a simple vista le agradaba y se notaba mucho que su padre había sido uno de sus maestros, tal vez por la forma en que veía el restaurant o simplemente por aquello que llamaban intuición.
Alzo la mirada curioso mientras notaba que alguno de los empleados más viejos, que no había despedido por ser buenos, simplemente por eso, por tener un alto rendimiento en su trabajo y no causarle problemas, habían reconocido al hombre que estaba sentado con él, eso le hizo sonreír, así que era un hombre importante-por las miradas que las personas le han dado es usted alguien importante- desvió la mirada un poco detallando los rasgos de cada uno para luego volver la mirada hacia él para luego añadir-Me sorprende… usted es muy popular, mis más sinceras felicitaciones por eso- estaba seguro que aquello no había sido fácil. Tal vez para Soun todo había estado en bandeja de plata, por eso buscaba ser exigente, pues no deseaba defraudar a su padre, aunque ya estuviera muerto, pues aunque ya estuviera predestinado a tener el restaurant deseaba poder decir que se lo había ganado con su esfuerzo y sudor, no porque un viejo se lo había dado porque no había más nadie a quien dárselo.
-Pero bueno… ¿Cómo llego a conocer a mi padre?- pregunto curioso mientras tomaba una copa de vino, la cual uno de sus empleados se encargo de llenar con suma elegancia y eficiencia, para luego dejarlos solos. Ya comenzaba a faltarle un poco de compañía y una conversación calurosa con alguien que no fuera una de las mujeres que terminaba como su victima fatal.
Se acomodo ladeando un poco su rostro mientras acomodaba sus manos en su regazo –Bueno, tengo su talento, se puede decir, además de ser su único hijo, el no era persona de dejar algo tan valioso como un restaurant de este calibre en cualquier mano inexperta- continuo con un tono monótono, restándole importancia a estas. En realidad le gustaba la sensación que este hombre trasmitía, era muy tranquila y apacible, a simple vista le agradaba y se notaba mucho que su padre había sido uno de sus maestros, tal vez por la forma en que veía el restaurant o simplemente por aquello que llamaban intuición.
Alzo la mirada curioso mientras notaba que alguno de los empleados más viejos, que no había despedido por ser buenos, simplemente por eso, por tener un alto rendimiento en su trabajo y no causarle problemas, habían reconocido al hombre que estaba sentado con él, eso le hizo sonreír, así que era un hombre importante-por las miradas que las personas le han dado es usted alguien importante- desvió la mirada un poco detallando los rasgos de cada uno para luego volver la mirada hacia él para luego añadir-Me sorprende… usted es muy popular, mis más sinceras felicitaciones por eso- estaba seguro que aquello no había sido fácil. Tal vez para Soun todo había estado en bandeja de plata, por eso buscaba ser exigente, pues no deseaba defraudar a su padre, aunque ya estuviera muerto, pues aunque ya estuviera predestinado a tener el restaurant deseaba poder decir que se lo había ganado con su esfuerzo y sudor, no porque un viejo se lo había dado porque no había más nadie a quien dárselo.
-Pero bueno… ¿Cómo llego a conocer a mi padre?- pregunto curioso mientras tomaba una copa de vino, la cual uno de sus empleados se encargo de llenar con suma elegancia y eficiencia, para luego dejarlos solos. Ya comenzaba a faltarle un poco de compañía y una conversación calurosa con alguien que no fuera una de las mujeres que terminaba como su victima fatal.
Soun- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/08/2012
Localización : Entre los bosques oscuros~
Re: El peso de la muerte [privado]
El tono proveniente del muchacho le desconcertó, parecía como si la muerte del hombre fuese más importante para el que para su propio hijo, pero no sería el el que se detuviese a juzgar, había conocido a su maestro y jamás había sido un hombre que exteriorizara sus sentimientos, el simplemente actuaba y no se detenía con romanticismo o afecciones innecesarias. El hombre había sido importante para el y se arrepentía de no haber podido ir a verlo antes de que partiera.
-tenga mi pésame.
Hablo educadamente mientras se daba cuenta que el conocimiento de aquella muerte no se sentía aun real en el, la molestia en su pecho no alcanzaba el dolor que debería sentir y se dio cuenta de que era porque aún no se lo creía. Su mirada se paseó por el restaurante, era cierto que estaba en buenas manos según lo veía, aunque también era cierto que el hijo de aquel hombre podía ser bastante arrogante, era bueno ver que alguien tan joven tuviese tanta confianza en si mismo, la confianza abría puertas, pero la arrogancia podía cerrar otras tantas, deseaba que el joven encontrase el equilibro en ambas cosas.
Las miradas sobre el eran ciertas podían tener un poco que ver con su trabajo, el aun trabajaba, sentía que lo necesitaba para no perder todo lo que había logrado, siempre estaba al pendiente de sus restaurantes, eso era mal visto por aquellos llamados de “clase alta” quienes tenían dinero suficiente para vivir sin tener que trabajar, el tenía el dinero pero no la posición, a pesar de ellos se movía en los mismos círculos, había aprendido del viejo como llevar un restaurante y se había ganado su lugar entre los sitios exclusivos de Paris, pero temía que su popularidad se debía más a las mujeres con las que se le había visto, las hermosas mujeres con quien podía estar acompañado a ser reconocido como el dueño de tales sitios, sin embargo se limitó a agradecer el cumplido.
-trabaje en este restaurante entes de poder hacerme cargo del de mi padre.
Reconoció, por muchos años había tenía el lugar todo lo que su padre le había dejado abandonado, sin sentirse lo suficientemente competente para llevarlo a cabo, el sistema estricto de su mentor le había ido formando y cuando había sentido que se hundía nuevamente tras la muerte de su mejor amigo su jefe le había sacado del hoyo no de manera grata, decir que lo había hecho a golpes emocionales posiblemente era lo más adecuado.
-tu padre me enseño muchas cosas, era muy joven cuando empecé a trabajar aquí y de hecho me despidió de una forma muy cruel.
Se rio al recordarlo, ahora que todo había pasado eran buenos recuerdos, con forma cruel no se refería al repentino despido que por cierto se había ganado, si no a las cosas que le había dicho. El un joven aun con cierta rebeldía en aquella época había reaccionado ante sus insultos levantándose nuevamente.
-era un hombre peculiar, pero un buen hombre.
Miro el lugar y reconoció lo bien que le estaba yendo a pesar de que el viejo ya no estaba, de hablar claramente también era algo notoria la sangre nueva, el servicio seguía siendo excelente, pero se notaba que había tenido algunas remodelaciones también, ajustándose al tiempo, avanzando con este sin estancarse.
-no se que clase de relación tendrían, pero si es posible heredar el talento, seguramente lo hiciste con creces, es un magnifico lugar el que tienes aquí.
A pesar de recién conocerlo le hablaba con confianza, no lo noto hasta terminar de hacerlo, era probable que fuese por la diferencia de edades.
-tenga mi pésame.
Hablo educadamente mientras se daba cuenta que el conocimiento de aquella muerte no se sentía aun real en el, la molestia en su pecho no alcanzaba el dolor que debería sentir y se dio cuenta de que era porque aún no se lo creía. Su mirada se paseó por el restaurante, era cierto que estaba en buenas manos según lo veía, aunque también era cierto que el hijo de aquel hombre podía ser bastante arrogante, era bueno ver que alguien tan joven tuviese tanta confianza en si mismo, la confianza abría puertas, pero la arrogancia podía cerrar otras tantas, deseaba que el joven encontrase el equilibro en ambas cosas.
Las miradas sobre el eran ciertas podían tener un poco que ver con su trabajo, el aun trabajaba, sentía que lo necesitaba para no perder todo lo que había logrado, siempre estaba al pendiente de sus restaurantes, eso era mal visto por aquellos llamados de “clase alta” quienes tenían dinero suficiente para vivir sin tener que trabajar, el tenía el dinero pero no la posición, a pesar de ellos se movía en los mismos círculos, había aprendido del viejo como llevar un restaurante y se había ganado su lugar entre los sitios exclusivos de Paris, pero temía que su popularidad se debía más a las mujeres con las que se le había visto, las hermosas mujeres con quien podía estar acompañado a ser reconocido como el dueño de tales sitios, sin embargo se limitó a agradecer el cumplido.
-trabaje en este restaurante entes de poder hacerme cargo del de mi padre.
Reconoció, por muchos años había tenía el lugar todo lo que su padre le había dejado abandonado, sin sentirse lo suficientemente competente para llevarlo a cabo, el sistema estricto de su mentor le había ido formando y cuando había sentido que se hundía nuevamente tras la muerte de su mejor amigo su jefe le había sacado del hoyo no de manera grata, decir que lo había hecho a golpes emocionales posiblemente era lo más adecuado.
-tu padre me enseño muchas cosas, era muy joven cuando empecé a trabajar aquí y de hecho me despidió de una forma muy cruel.
Se rio al recordarlo, ahora que todo había pasado eran buenos recuerdos, con forma cruel no se refería al repentino despido que por cierto se había ganado, si no a las cosas que le había dicho. El un joven aun con cierta rebeldía en aquella época había reaccionado ante sus insultos levantándose nuevamente.
-era un hombre peculiar, pero un buen hombre.
Miro el lugar y reconoció lo bien que le estaba yendo a pesar de que el viejo ya no estaba, de hablar claramente también era algo notoria la sangre nueva, el servicio seguía siendo excelente, pero se notaba que había tenido algunas remodelaciones también, ajustándose al tiempo, avanzando con este sin estancarse.
-no se que clase de relación tendrían, pero si es posible heredar el talento, seguramente lo hiciste con creces, es un magnifico lugar el que tienes aquí.
A pesar de recién conocerlo le hablaba con confianza, no lo noto hasta terminar de hacerlo, era probable que fuese por la diferencia de edades.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/09/2011
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Re: El peso de la muerte [privado]
Una sonrisa se asomo en sus labios al momento de aquel hombre hablaba, extrañamente prestaba la suficiente atención como para recordar cada palabra que aquel hombre decía. Ser Soun era como ser un artista de teatro que al interpretar a un personajes, nunca iba a ser igual que el actor, siempre debía haber matices diferentes entre ellos dos, debía crear otra persona diferente y convencer a las personas que ese era su verdadero yo. ¿Quién era el real y el personaje? Eso aun él se lo estaba preguntando, no sabía exactamente, quien era el verdadero en aquella función de teatro que se llamaba vida. Si este era el verdadero Soun y el otro amante de los asesinatos en serie de muchachitas vulgares y prostitutas, definitivamente era un hombre aburrido y sin mucho que hacer en la vida, solamente prosperar en un trabajo que su padre le dejo al morir y que ya por nacimiento se lo merecía, pues era el hijo único de aquella familia
-Bueno el siempre fue así- dijo riendo animadamente. En esos momentos se había alegrado, se podía volver a sentir una persona, no alguien que oculta algo, si no, una persona con un buen amigo con quien compartía anécdotas comunes. Eso le gusto, el hombre parecía ser alguien que había llevado muchos golpes en la vida y ya estaba más que seguro que varios de esos golpes se lo había dado su padre ya fallecido. En realidad su padre fue de gran carácter, ya apenas con unos pocos años lo había mandado a una escuela de artes marciales para volverse un gran guerrero y cazador, pero lamentablemente la disciplina no era lo suyo –y aunque obtuvo buenos conocimientos y se forjo bien gracias a esa escuela- él prefería la libertad de hacer lo que se viniera en gana y su madre lo apoyaba, así que cuando su padre se vino a parís el pudo hacer y deshacer, pero siempre teniendo aquella inteligencia y astucia que muy pocos muchachos de su edad tenían.
Asintió buscando estar de acuerdo con el Erico, si era cierto, era buen hombre, el buscaba destrozarte para poder volverte mejor persona, para que sin ayuda de nadie la misma persona buscara levantarse y llevarle la contraria-Gracias- dijo inclinado su cabeza en signo de aprecio –No sé si en realidad he podido heredar su talento, tampoco busco preguntarme “¿Qué haría mi padre y hacerlo?”- se alzo los hombros al mismo tiempo que acomodaba su cuerpo en aquel sillón y entrelazaba sus dedos –Solamente busco hacerlo lo mejor que puedo; si algo me enseño mi padre es a demostrarle lo contrario- explico riendo suavemente, pues parecía que su compañero había hecho lo mismo años atrás y su éxito podría ser notable, pues el haber sido cocinero de uno de los mejores Restaurantes de parís y poder salir del hoyo, para volver con un buen restaurant, no era tarea fácil. -La solución es no estancarse, ver hacia el horizonte indique que es hacia adelante, en ese lugar está el éxito- dijo el entrecerrando sus ojos son una sonrisilla en su rostro, como si un poema estuviera recitando.
Volvió a abrir los ojos, detallando el lugar, la iluminación era perfecta, aunque afuera estuviera tan oscuro que ninguna persona pudiera verse la palma de la mano, en ese lugar parecía de día, sin ser molesto para las personas, las mesas estaban llena, las personas disfrutaban de sus servicios, reían, susurraban, contaban anécdotas y alguna que otra se quejaba de algo, pues su mal humor no le dejaba disfrutar de un excelente servicio que sabía que daban sus empleados. Volvió la vista a su compañero para volver a entablar la conversación que había quedado pausada- a mi padre le hubiera gustado verlo antes, estoy seguro que cuando escucho lo de su éxito se alegro mucho, bueno a su manera- dijo riendo suavemente. Ya había imaginado a su padre con cara de mal humorado, insultando a Erico pero realmente feliz por su éxito
-Bueno el siempre fue así- dijo riendo animadamente. En esos momentos se había alegrado, se podía volver a sentir una persona, no alguien que oculta algo, si no, una persona con un buen amigo con quien compartía anécdotas comunes. Eso le gusto, el hombre parecía ser alguien que había llevado muchos golpes en la vida y ya estaba más que seguro que varios de esos golpes se lo había dado su padre ya fallecido. En realidad su padre fue de gran carácter, ya apenas con unos pocos años lo había mandado a una escuela de artes marciales para volverse un gran guerrero y cazador, pero lamentablemente la disciplina no era lo suyo –y aunque obtuvo buenos conocimientos y se forjo bien gracias a esa escuela- él prefería la libertad de hacer lo que se viniera en gana y su madre lo apoyaba, así que cuando su padre se vino a parís el pudo hacer y deshacer, pero siempre teniendo aquella inteligencia y astucia que muy pocos muchachos de su edad tenían.
Asintió buscando estar de acuerdo con el Erico, si era cierto, era buen hombre, el buscaba destrozarte para poder volverte mejor persona, para que sin ayuda de nadie la misma persona buscara levantarse y llevarle la contraria-Gracias- dijo inclinado su cabeza en signo de aprecio –No sé si en realidad he podido heredar su talento, tampoco busco preguntarme “¿Qué haría mi padre y hacerlo?”- se alzo los hombros al mismo tiempo que acomodaba su cuerpo en aquel sillón y entrelazaba sus dedos –Solamente busco hacerlo lo mejor que puedo; si algo me enseño mi padre es a demostrarle lo contrario- explico riendo suavemente, pues parecía que su compañero había hecho lo mismo años atrás y su éxito podría ser notable, pues el haber sido cocinero de uno de los mejores Restaurantes de parís y poder salir del hoyo, para volver con un buen restaurant, no era tarea fácil. -La solución es no estancarse, ver hacia el horizonte indique que es hacia adelante, en ese lugar está el éxito- dijo el entrecerrando sus ojos son una sonrisilla en su rostro, como si un poema estuviera recitando.
Volvió a abrir los ojos, detallando el lugar, la iluminación era perfecta, aunque afuera estuviera tan oscuro que ninguna persona pudiera verse la palma de la mano, en ese lugar parecía de día, sin ser molesto para las personas, las mesas estaban llena, las personas disfrutaban de sus servicios, reían, susurraban, contaban anécdotas y alguna que otra se quejaba de algo, pues su mal humor no le dejaba disfrutar de un excelente servicio que sabía que daban sus empleados. Volvió la vista a su compañero para volver a entablar la conversación que había quedado pausada- a mi padre le hubiera gustado verlo antes, estoy seguro que cuando escucho lo de su éxito se alegro mucho, bueno a su manera- dijo riendo suavemente. Ya había imaginado a su padre con cara de mal humorado, insultando a Erico pero realmente feliz por su éxito
Soun- Humano Clase Alta
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Localización : Entre los bosques oscuros~
Re: El peso de la muerte [privado]
Le observo mientras hablaba el joven tenía esa forma poco afectuosa de expresarse, la misma forma de su padre aunque le habían dicho que en general los asiáticos eran de actitudes mucho más frías que los franceses, lo que daba más peso a sus acciones. Lo había vivido también con uno de sus amigos, el había tenido incontables amantes en su vida. Mujeres desde luego libres de compromisos y con deseos de tener alguna aventura, en su mayoría viudas. Jamás se acercaba a doncella alguna, no era tan ruin como para enamorar a una inocente. Independientemente de eso había tenido un cuerpo alrededor suyo muchas veces, había disfrutado de adorar un cuerpo y recibir un trato similar. Un abrazo no era ni de cerca una experiencia desconocida y sin embargo no recordaba haber sentido algo como cuando su amigo se había acercado y había buscado el refugio de sus brazos, hacia tantos años, después de la muerte de un amigo tan preciado que ambos habían podido llamar hermano, muerto a manos de otro amigo que habían llegado a apreciar de la misma forma, el golpe de la perdida y la traición había sido muy grande. Recordaba el cuerpo de kazuki temblando de dolor y de rabia contra el suyo, en un simple y sincero abrazo y lo único que lo habia sentido, el joven que nunca tocaba, aquel que apenas y demostraba alguna emoción más allá de con gestos superficiales.
La afirmación del joven respecto a lo que sentiría su padre al verlo le saco de sus pensamientos y rio un poco rodando los ojos- me diría algo como “sabía que para algo debías servir”- negó suavemente y la sonrisa continuo en su rostro, el padre de soun siempre había sabido que su lugar no estaba en aquel sitio, lo había mantenido y formado en su restaurante seguramente esperando que algún día superara la muerte de su padre y se ocupara del propio, pero su hundimiento después de la muerte de su amigo había sido la gota que había derramado el vaso, le había despedido con un rostro que claramente decía “supéralo, eres un hombre” y él lo había hecho, por primera vez en años realmente había aceptado su realidad y tomado las riendas de su vida. EL padre de soun era un hombre duro y estricto pero era un buen hombre, a pesar de lo que pudiese decir estaba seguro de que realmente se alegraría por el en el fondo, aunque no dudaba que lo hubiese sabido antes, solo lamentaba no haber podido despedirse.
-ha sido un buen trabajo, me gusta el lugar, te felicito- el joven sonaba independiente y desapegado, eran dos personas completamente diferentes, al menos en lo que se refería al apego a sus progenitores, suponía que su carácter era diferente y él era mucho más apegado y sentimental, al llevar su restaurante siempre había solo que creía que sería lo mejor era cierto, pero aquello que era lo mejor, el mejor trabajo que podía dar siempre estaba condicionado por el recuerdo de su propio padre.
La afirmación del joven respecto a lo que sentiría su padre al verlo le saco de sus pensamientos y rio un poco rodando los ojos- me diría algo como “sabía que para algo debías servir”- negó suavemente y la sonrisa continuo en su rostro, el padre de soun siempre había sabido que su lugar no estaba en aquel sitio, lo había mantenido y formado en su restaurante seguramente esperando que algún día superara la muerte de su padre y se ocupara del propio, pero su hundimiento después de la muerte de su amigo había sido la gota que había derramado el vaso, le había despedido con un rostro que claramente decía “supéralo, eres un hombre” y él lo había hecho, por primera vez en años realmente había aceptado su realidad y tomado las riendas de su vida. EL padre de soun era un hombre duro y estricto pero era un buen hombre, a pesar de lo que pudiese decir estaba seguro de que realmente se alegraría por el en el fondo, aunque no dudaba que lo hubiese sabido antes, solo lamentaba no haber podido despedirse.
-ha sido un buen trabajo, me gusta el lugar, te felicito- el joven sonaba independiente y desapegado, eran dos personas completamente diferentes, al menos en lo que se refería al apego a sus progenitores, suponía que su carácter era diferente y él era mucho más apegado y sentimental, al llevar su restaurante siempre había solo que creía que sería lo mejor era cierto, pero aquello que era lo mejor, el mejor trabajo que podía dar siempre estaba condicionado por el recuerdo de su propio padre.
Erico Morelli- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/09/2011
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Re: El peso de la muerte [privado]
Había sonreído ante su comentario, era cierto, diría algo parecido, no le había molestado como le había tratado la vida, sentía que lo hacía muy bien por suerte y que la vida le mostraba una buena cara, si no hubiera sido así, estuviera en otro lugar, en otra situación diferente. Aun quedaba aquella sensación de estar aprovechándose de lo que su padre hizo, pues en realidad solamente tuvo que venir a afinar solamente un poco una gran orquesta, un movimiento casi perfecto y militar –como era de esperarse- no le extrañaba que en algunas personas vinieran, casi siempre conocidos de su padre o familiares de aquellos conocidos, le miraban mal, en su rostro se notaba que buscaban algún error en el, algo mala para comprarlo con su padre, siempre lo hacían y sentían que él estaba aprovechándose y disfrutando de los frutos del trabajo de otra persona.
Él lo veía que su padre había trabajado para tenerle que dejar algo a su único hijo y que por ende este debía hacerle el honor de mantener vigente su legado, no esperaba la reacción positiva de las personas, poco le interesaba de lo que ellos pensaran de sus decisiones, el estaría en ese lugar por mucho tiempo controlando aquel lugar, tal vez de mejor forma que su padre, pero eso solamente lo podrían decir las criticas mucho más adelante –Gracias- dijo inclinando un poco la cabeza en forma de gratitud –para usted debe ser como un capitulo que cierra un ciclo en su vida. ¿Cierto?- pregunto de forma curiosa mientras notaba como el otro veía aquel lugar con cierto cariño y una leve nostalgia, aunque tal vez lo ultimo él lo sentía más que otra persona, pues le tenía un poco de envidia, no sentía tanto apego por ese lugar como el hombre lo demostraba, para el simplemente era un lugar de ingreso, uno muy bueno y ya.
off: perdon lo corto ;-;
Él lo veía que su padre había trabajado para tenerle que dejar algo a su único hijo y que por ende este debía hacerle el honor de mantener vigente su legado, no esperaba la reacción positiva de las personas, poco le interesaba de lo que ellos pensaran de sus decisiones, el estaría en ese lugar por mucho tiempo controlando aquel lugar, tal vez de mejor forma que su padre, pero eso solamente lo podrían decir las criticas mucho más adelante –Gracias- dijo inclinando un poco la cabeza en forma de gratitud –para usted debe ser como un capitulo que cierra un ciclo en su vida. ¿Cierto?- pregunto de forma curiosa mientras notaba como el otro veía aquel lugar con cierto cariño y una leve nostalgia, aunque tal vez lo ultimo él lo sentía más que otra persona, pues le tenía un poco de envidia, no sentía tanto apego por ese lugar como el hombre lo demostraba, para el simplemente era un lugar de ingreso, uno muy bueno y ya.
off: perdon lo corto ;-;
Soun- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/08/2012
Localización : Entre los bosques oscuros~
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