¿accidente o fortuna? (libre)

por **Till Landman** Miér Ene 30, 2013 11:08 am

-¡El señor Ladman no puede ir talando árboles a su antojo!- El terrateniente empezaba a perder la compostura delante de mis trabajadores, que bajo mis órdenes empezaron recolectaban madera en sus propiedades.
- Tengo un permiso del gobierno que me autoriza hacerlo Sr. Lourent.- Llegué al momento para entregarle la carta firmada por las autoridades, donde ponía explícitamente que al ser unas tierras sin ningún movimiento tenía derecho a explotar una cierta cantidad de madera. Aquel material serviría para mi futuro stock armamentístico del cual obtendría una buena suma de dinero por parte del gobierno.
- ¡Me da igual el permiso que tenga usted, estas son mis tierras!- Rechisto sin ni siquiera abrir la carta. Intentaba ignorar su presencia mientras me perseguía cual mosca cojonera allá donde iba.
- Si tiene alguna queja no es a mí a quien debe acudir.- A pesar de mis ganas de aplastarle el cráneo con una piedra, me mantenía tranquilo e intentaba ser educado. Pero era persistente y no parecía tener ninguna intención de dejarme en paz. Y así lo aguante los diez minutos que estuve allí supervisando el trabajo, hasta que subí al carruaje otra vez para volver a la ciudad.

Una vez dentro lancé el sombrero con rabia rebotando al asiento y cayendo al suelo posteriormente. Aquel hombre me había puesto de los nervios. Mi trabajo tan sólo consistía en diseñar no en supervisar a los trabajadores ni mucho menos aguantar imbéciles. Cerré la mano con un puño y apoye la cabeza en ella mientras miraba por la ventana el trayecto. Pensé en que debería contratar a alguien para que hiciera aquel trabajo, alguien eficiente, de confianza. Me reí ante aquello, no tenia nadie en quien confiar. "¿Donde vamos señor?". El conductor del carruaje interrumpió mis pensamientos cuando ya llegábamos al centro de parís. Las calles estaban del todo transitadas, carros de pasajeros y de mercancías iban arriba y abajo haciéndose un lugar entre aquella semejante selva.

-¡A casa, y rápido!- Me estresaba estar entre medio de aquel alocado transito. Necesitaba un poco de tranquilidad para poder concentrarme y trabajar en la nueva cacería de la noche. Cuando por fin parecía que el transito era más fluido y avanzábamos con más rapidez, el carruaje freno en seco. Tuve que apoyar una mano a la parte delantera del carruaje para evitar darme un golpe en la cabeza a causa del frenazo. - Mierda, ¿¡Que ocurre ahora!? - El conductor había tenido que bajar, así que no me respondió. Baje del carruaje para ver lo que ocurría.

por **Gabrielle A. Valois** Miér Ene 30, 2013 5:16 pm

Los ojos llenos de lágrimas, un papel manchado y recuerdos, eso era lo que ahora rodeaba la vida de Gabrielle, es que por más que intentaba que su independencia fuera buena, su madre se empeñaba en no dejarla, prácticamente era como si su vida se hubiera ido al precipicio. Su padre le había otorgado la confianza para que ella llevara los trabajos y negocios fuera del hogar y fuera de la supervisión del hombre, había confiado en la pequeña para que ella saliera del cascarón, sin realmente desampararla. En pocas palabras había sido un alcahuete.

Las calles parecían tranquilas, ella no tenía demasiados ánimos así que sólo se había dedicado a caminar sin sentido, ni razón, sólo quería que nadie pudiera encontrarla hasta que las fuerzas le volvieran al cuerpo. No quería aceptar que necesitaba de Antoine, que quería abrazarlo para que le dijera que ella podía, que el mundo estaba en sus manos, lo necesitaba pero su orgullo no la dejaba, eran las únicas veces que flaqueaba, pero ahora había tenido que ser fuerte por mucho tiempo, lo cual la obligaba a mantenerse serena.

Sus ojos todavía se encontraban acuosos. "No sirves para nada, deberías volver a casa y que te busquemos un marido para que no hagas nada... Sólo sonreír, a ver si eso si te sale" decía una de las frases de la carta lo cual hizo que ella siguiera derramando lágrimas mientras caminaba evitando la mirada de los curiosos o que alguno se le llegara a acercar, debía ser sincera y aceptar que no quería la ayuda de nadie, sólo a su hermano, pero eso implicaba volver a casa y no podía.

La distracción y la soledad no eran nada buenas, ella lo entendió tarde cuando un carruaje casi la golpea -¿Está bien, mademoiselle?- ella parpadeó un par de veces observando al hombre que parecía agitado y asintió -Lo siento... Yo... no me fijé-Eso era evidente, pero el susto ya estaba, no había marcha atrás.

por **Till Landman** Vie Feb 01, 2013 5:03 pm

- ¿Está bien madeimoselle? - preguntó el conductor del carruaje preocupado a una joven que atravesó la calle sin mirar. Parecía no haberse percatado del peligro y que ahora acabara de aterrizar de nuevo en el mundo real. Era lo que me faltaba para completar el día, más trabas. Parecía que hoy todos se habían puesto de acuerdo para hacérmelo todo más engorroso. Me pase la mano por el pelo en señal de impaciencia, cerré la puerta del carruaje con demasiada fuerza y fui hacía allí.

- ¿Todo bien Jules, podemos seguir?- Pregunté asomándome por delante el carruaje con una fingida preocupación.

- La señorita está un poco alterada del susto…- Dijo sin dejar de examinarla, la observaba demasiado para estar solo preocupado." ¡Vaya! el joven Jules se nos acaba de enamorar, que tierno…". Me acerque hacia ellos, debía mantener mi fachada de hombre cortés y atender a la dama como dueño del carruaje que era. La gente empezaba a aproximarse al carruaje como cuervos a la carne muerta, tan solo para fisgonear.

- Perdone a mi chofer señorita, es novato y aún no domina bien las riendas.- Realmente era una mujer atractiva, en cierto modo podía entender a Jules, era difícil apartar la mirada ante aquella belleza. Me fije en sus ojos enrojecidos, parecía que acabara de llorar por alguna razón, imagine que quizá alguien le habría roto el corazón o papa no quiso comprarle un caballo… ¿que se podía esperar de una joven rica? Mire a mi alrededor la gente seguía centrando la atención hacía nosotros, no me gustaba ser observado, cuanto antes termináramos con aquello antes llegaría a casa. - Por favor permíteme que la acerque hacía su casa o donde fuera que se dirigiese, es lo menos que puedo hacer- Dije con ofreciéndole la mano con una sonrisa que guardaba un secreto.

por **Gabrielle A. Valois** Dom Feb 03, 2013 9:59 am

Debía aceptar algo, la mirada del chofer lograba ponerla nerviosa, era demasiado insistente, ella estaba consciente de que había cometido un error pero no por eso merecía la condena pública. Al momento que salió el otro hombre todo fue a peor, el nerviosismo de Gabrielle iba en aumento dada la situación, pero trataría de que se le notara lo menos posible.

-Ha sido un error mío, seguro que el señor llevaba el carruaje con precaución, pero ha sido una imprudencia de mi parte el intentar cruzar sin ni siquiera fijarme- dijo con toda la serenidad que pudo en ese momento, no quería que el hombre saliera regañado, sería injusto puesto que la única culpable era ella. Respiró profundo un par de veces mientras intentaba evitar cruzarse con algunos de los ojos de los curiosos, no quería que la miraran, ni tampoco sentirse observada, generalmente llamar la atención no era un "hobbie".

-No, señor, no quisiera molestarle, ya demasiado tiempo les he quitado con haber interrumpido su camino...- dijo con un toque de cortesía en la voz mientras hacía una reverencia con la cabeza -Además no iba a mi casa...- "Estaba huyendo de ella" pensó Gabrielle mientras le sonreía con amabilidad, quería quitarse la mirada de todos -O bien... Puede decirme hacia donde iba, quizá si mi destino esté de paso puedo aceptar su oferta- propuso dando un par de pasos hacia atrás para que todos notaran que ella estaba bien y que las cosas no habían salido mal, necesitaba que todos se fueran, el nerviosismo en su interior se quería hacer dueño y señor de sus movimientos.

por **Till Landman** Mar Feb 05, 2013 4:04 am

La joven avergonzada no dejaba de disculparse. Por su inquietud podía notar cómo, al igual que a mí, le incomodaba ser observada, la diferencia era que yo sabía disimularlo. Muchas veces me comparaba con un actor, ocultar mis emociones y reemplazarlas por otras muy distintas era una de mis mejores virtudes del que no estaba orgulloso precisamente. Des de la muerte de mi esposa había tenido que aprender a fingir para ocultar mi verdadero rostro y poder sobrevivir en la sociedad. Por dentro estaba podrido y amargado, lo único que me permitía liberarme eran las noches de cacería.

- Jules ya puede volver al carruaje ya me ocupare yo de la señorita.- Dije con un tono cortante al chico que empezaba a incomodar a la joven y a mí con tantas atenciones hacía ella. Me miro desafiante y contra su voluntad se marcho. La mire con una sonrisa al ver que se sentía más aliviada ahora que Jules se había ido. - Permíteme que me presente; me llamo Till Landman.- Me acerque hacía ella para besarle la mano. Antes de apartarme me acerque un poco más para decirle algo en voz baja cerca de la oreja que los demás no pudieran escuchar. - No se preocupe por mi destino señorita, no le conviene quedarse aquí con tantos fisgones, no supone ninguna molestia para mi llevarla.- Mentí, quería llegar a casa de una vez pero tampoco quería ser descortés delante de tanta gente, no es que tuviera mucha fama pero era conocido entre la clase alta de parís y corría el riesgo de que me conociera alguien. Aún así no era del todo molesto llevar aquella preciosidad en mi carruaje, sería una agradable compañía en el trayecto.

Me aleje de ella y di media vuelta hacía el carro. - Vamos señorita apresúrese, estamos dificultando la circulación aquí parados.- Abrí la puerta del carruaje haciendole un gesto a la dama para que entrara mientras esperaba su desición.

por **Gabrielle A. Valois** Dom Feb 10, 2013 4:53 pm

Mientras más gente se acumulaba, más nerviosa se ponía Gabrielle, no le gustaba ser protagonista de los chismes de la gente. A pesar de las miradas que se lanzaron uno y otro hombre agradeció que uno de ellos desapareciera de su vista, al menos así ya no se sentiría tan nerviosa, no es que no estuviera acostumbrada a que hubiera gente viéndole, o mejor dicho hombres, pero es que todo hacía que los nervios simplemente aumentaran.

Se quedó quieta mientras sonreía ligeramente para que nadie se diera cuenta de lo que le estaba susurrando al oído mientras él se separaba para ir al carruaje -Perdón, monsieur Landman- dijo caminando hacia el sitio mientras subía con cuidado y quitaba el sombrero que descansaba en el asiento, seguro era del propietario que se encontraba abajo.

-Mi nombre es Gabrielle Valois- dijo con una sonrisa sintiendo como los nervios comenzaban a desvanecerse pues ya no observaba a la turba que se había generado a su alrededor, no sabía por qué la gente siempre decía que tenía tantas cosas que hacer que no tenían el tiempo suficiente pero si era para criticar o cualquier cosa siempre había un momento y el tiempo no importaba, pasaban a un segundo plano todas las tareas que tuvieran que hacer para el día.

-¿A dónde la llevaremos señorita?- preguntó el chofer haciendo que Gabrielle girara la cara un poco mientras se quedaba muda, la verdad es que no sabía que responder, pretendía bajarse de aquél carruaje a las dos o tres cuadras sólo mientras el montón de gente volvía a sus asuntos y se olvidaban del percance pero nada más.

por **Till Landman** Mar Feb 12, 2013 7:14 am

Me senté delante de la señorita, para poder disfrutar mejor de las vistas que me ofrecía su belleza juvenil. Un sentimiento nostálgico me invadió, si alguna vez había sido joven, bello y feliz ya lo había olvidado. El joven Till que había sido antes no tenia nada que ver conmigo, había dejado de existir para siempre y ahora solo se encontraban los despojos de lo que había sido alguna vez un alegre hombre.

“¿ A donde la llevamos señorita?” Y la señorita no respondió... más bien ni ella sabía donde quería ir, estaba claro que por alguna razón no quería ir a casa. Me quede mirando a la joven esperando una respuesta pero se quedo en blanco, pensativa y la respuesta no llego. Rodé los ojos disimuladamente sin que ella me viera y decidí responder antes de recorrer todo París esperando su decisión.

- ¿ Le apetecería acompañarme a comer mademoiselle? Ya es casi la hora y conozco un restaurante cerca del puerto, que hacen un buen marisco muy fresco. No quiero incomodarle, solo he notado que no se decide y me a parecido una buena idea proponerlo. Pero es libre de rechazar la propuesta si no le apetece. - Con tantos contratiempos había llegado la hora de comer y ir a comer con aquella joven no me pareció una mala idea.

por **Gabrielle A. Valois** Sáb Feb 16, 2013 10:22 pm

¿Tranquila? no lo estaba, a decir verdad esa carta le había roto no sólo el corazón si no también el alma, no cabía en su interior que su madre le dijera cosas tan atroces como aquellas, es que no lo creía, no podía y aunque ahora tenía otro problema, en su mente seguían repitiéndose aquellas palabras una y otra vez como si de una broma cruel se tratara.

Se giró para ver al hombre que tenía delante y lo observó durante algunos segundos, a pesar de la amabilidad parecía que sus gestos querían decir otra cosa aunque ahora la mente de Gabrielle no estuviera tan despejada como para saber que era aquello así que era mejor dejarlo correr, quizá su visión no era la mejor y sus ideas le jugaran algo sucio -No quisiera darle más molestias, monsieur, no sé si usted tenga otros planes y por el accidente tan abrupto que ha habido por mi culpa ya se ha visto usted retrasado en su trayecto- se disculpó, la verdad es que no sabía mucho lo que decía, de algún modo es que estaba bastante ida en ese momento.

-No la rechazo monsieur, si usted iba a comer, será un placer poder acompañarle, siempre y cuando mi compañía no sea desagradable o interfiera en alguno de sus planes- sonrió de manera amable tratando de descifrar que era lo que escondía aquél hombre detrás de la sonrisa si es que escondía algo, aunque mirarle de esa forma sería demasiado grosero, así que tomó un poco de tiempo para mirar hacia otro lado -¿Es usted de aquí, monsieur?- de nuevo sus ojos le observaron aunque sin mucha fijeza, sólo un par de segundos para luego distraerse en otro sitio y que no le incomodara.

por **Till Landman** Dom Feb 17, 2013 2:36 pm

- Genial, invito yo.- Dije con una sonrisa de oreja a oreja, por fin nos habíamos puesto de acuerdo y ya teníamos rumbo. - Jules, al restaurante del puerto. - El carruaje cambió de dirección, tardaríamos unos diez minutos a llegar ya que estábamos bastante lejos, pero estaba seguro de que valdría la pena la espera. ¿Quién me hubiera dicho esta mañana que acabaría comiendo con tan buena compañía?… o si mas no con buenas vistas.

- Vivo aquí en París por cuestión de negocios pero soy alemán.-. Seguramente habría notado mi acento, a pesar de llevar unos años viviendo en París aún no había conseguido disimularlo. Si le contara la verdadera razón por la que seguía aquí saldría por patas del carruaje, un secreto que solo yo y mi chofer sabíamos. Echaba de menos Alemania pero aún así volver a mi tierra natal sería de lo más doloroso para mi, demasiados recuerdos, debía seguir a París, al menos hasta saciar mi sed de venganza.

- Me dedico a la ingeniería y al diseño armamentístico…¿ y qué me dice de usted?.- Hice una pausa y me fije en su mirada perdida, su mente volvía a rondar por alguna parte lejos de nuestra conversación.

- La noto preocupada señorita Gabrielle, espero que la comida al menos le sirva para distraerla un poco.- Dije intentando sacarla de su ensimismamiento. - La verdad es que a mí también me irá bien distraerme, he tenido un día de lo más complicado y engorroso.

por **Gabrielle A. Valois** Dom Feb 24, 2013 2:35 pm

En ese momento se quedó perdida de nuevo, que su madre la menospreciara le dolía en lo más profundo del alma, pero es que no sabía que tan mala podía ser ella ¿Qué le había hecho a su madre para que ella no le aceptara? Claro... No ser una mujer que se basara en la familia, que quisiera algo más, que sus intereses no estuvieran metidos en una cocina o en llenarse de hijos, Gabrielle era diferente y tampoco podía considerarse romántica, ella no creía en el matrimonio, aún cuando veía a su padre idolatrar a su madre, quizá era eso mismo la que le hacía huir, no quería encadenarse a nadie.

-Lo siento caballero, es que mi cabeza está un poco perdida, precisamente por eso he propiciado el incidente de hace rato- se disculpó mirando al hombre intentando que sus pensamientos ya estuvieran en ese sitio, daba las gracias que estuviera dándole la espalda al chofer, la mirada de él le había intimidado, aunque no podía decir que la del hombre que iba con ella en el carruaje no lo hacía.

-Justo ahora estoy cuidando los negocios de mi padre, digamos que me mandó en su representación, se dedica a hacer muebles con maderas finas- sonrió ante aquello y se le quedó viendo -Alemania... Pues no está lejos de aquí supongo que puede ir y venir cuando guste...- mucha gente hacía eso así que no le parecería nada raro aquello, a pesar de que ella estaba cerca de Toulousse no volvería, no quería seguir peleando con su madre porque sería completamente tonto.

Estaba viendo por la ventana y luego miró al hombre de nueva cuenta -¿Iba a comer solo?- preguntó con cierto toque de curiosidad, aunque seguramente sólo era su manera de continuar una plática y seguir con la mente ocupada en otras cosas.

por **Till Landman** Lun Mar 11, 2013 1:22 pm

Me preguntaba que era aquello que la mantenía despistada, me sorprendió que se dedicara a los negocios, no la veía muy despierta, aunque seguramente fuera por aquel problema que la atormentaba.

- Sí.- respondí a su pregunta con una afable sonrisa - No suelo ir acompañado… digamos que soy un hombre solitario. En cuanto a Alemania hace años que no voy, aquí en París estoy a gusto y tengo asuntos que resolver. Más adelante quizá volveré - Me sentía un completo memo hablando, era como si le hablara a una pared, otra vez su mirada estaba perdida hacía otra parte.

- ¿Le agobio Gabrielle? si quieres puedo mantenerme en silenció la resta del viaje o puedes compartir tus preocupaciones conmigo, sé que nos conocemos poco pero quizá te vendría bien desahogarte.

por **Gabrielle A. Valois** Dom Mar 17, 2013 8:57 pm

Parecía que su mente no quería cooperar con ella ese día en específico, pero realmente no podía hacer nada porque Gaby no era la culpable de sus penas, parecía que no merecía ni siquiera un maldito voto de confianza, pero es que lo necesitaba con todas sus fuerzas, era como si nadie pudiera decirle cual era el camino correcto y sin embargo todos opinaban, el mundo se le había venido encima y la estaba aplastando tan lento que se podía decir disfrutaba de verla sufrir con calma.

La pregunta del hombre la trajo de regreso a su realidad, al presente, a lo que tenía en ese momento delante y simplemente parpadeó mientras en su cabeza se iba formando la respuesta adecuada para el caballero -Lo siento, ya le he agobiado demasiado el día como para que todavía me ponga a contarle mis problemas. pero sé que es mucho más descortés si vengo de este modo y parece que ni siquiera le presto atención, de verdad que no es mi intención estar así- dijo mientras se disculpaba y en sus labios se dibujaba una leve sonrisa con tal de que él pudiera creerle que sus disculpas en serio eran sinceras.

-Tengo problemas en casa, mamá no quiere que sea una mujer de negocios, dice que eso no es para mí, que debería buscar marido en vez de andar haciendo cosas que sólo le corresponden a los hombres y aunque no debería... Pues me afecta porque parece que ella me cree una inútil y no lo soy- "No del todo" eso era lo que tenía que agregar ella a sus palabras pero no se había atrevido, era como si se enredara un lazo al cuello y seguro que no era lo mejor que podía hacer debidas las circunstancias -Pero no se preocupe, digamos que ya me desahogué y quizá pueda estar un poco mejor- sonrió de nueva cuenta rezando porque así fuera.

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