AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
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Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
El gatito corría lo más rápido que daban sus patitas y la pequeña trotaba lento detrás del animalito. Aquel día había transcurrido con una velocidad impresionante a los ojos de la niña, que cada vez que parpadeaba veía al sol en otra sitio diferente en el cielo solo que esta vez a diferencia de las otras veces que le preocupaba la llegada de la noche y de la oscuridad se perdió en aquel divertido juego con el gatito.
Aquel diminuto animalito de color negro y motas blancas en la punta de ambas orejitas seguramente estaba perdido como ella, esperando que alguien se mostrara un poco amable o cariñoso para seguirle por siempre. Inna le vio un callejón sin salida al que accidentalmente entro y se enamoro por completo de la criatura, por lo que cautelosa se acerco a él y le acaricio la cabecita.
Cuando la pequeña le dejo ahí el gatito comenzó a seguirle maullando e Inna se giro a mirarle, fue ese el momento en que su pequeño e inocente corazón espero al gatito, no le dejaría solo ahí pues de hacerlo no se perdonaría a ella misma.
Fue así como todo aquello comenzó, camino con el gatito todo el día a pesar de que en momentos lo tuvo que cargar en brazos e incluso tuvo que compartir un poco de la comida que había conseguido con el pequeñín, pero era lo que otros hacían por ella, así que también ella ayudaría al indefenso gatito mientras pudiera.
El cielo se tiño de colores rojizos anunciando a la noche que venía en camino, Inna alzo al gatito y lo cargo. Aquella noche sería menos tenebrosa que otras porque en esta estaría acompañada, por lo que con más tranquilidad de la usual, pero sin alejar por completo los temores y de vez en cuando los temblores se dirigió en busca de un lugar donde pudiese estar a salvo.
Sus pasos le llevaron a un callejón justo cuando los últimos restos de luz rojiza dejaban de decorar el cielo. Abrazo un poco más al gatito que maulló dando a la pequeña valentía para comenzar a dar pasitos inseguros.
No era capaz de encontrar un sitió en el cual estar escondida y segura, por lo que siguió caminando intentando ver solo al gatito, y de vez en cuando las calles.
La oscuridad se había apoderado ya completamente de las calles y callejones, a Inna le dolían los pies y se sentía cansada el ajetreo de la mañana y tarde ya hacía sus estragos en aquel pequeño cuerpecito pero cuando el gatito salto de sus brazos y comenzó a correr; Inna dejo todo eso atrás y corrió tras él.
- Gatito, espera - Entre aquella oscuridad tropezó con algo, cayendo al suelo sin saber ya la dirección que el gatito había tomado.
Se levanto sacudiendo su vestido y dio uno cuantos pasos hasta que escucho al gatito, el sonido parecía venir de la esquina; corriendo de nueva cuenta llegó solo para ver al gatito maullar cerca de una figura… era una mujer, pero por algún motivo que para la niña era desconocido algo dentro de ella le dijo que esa mujer necesitaba ayuda.
Tragó saliva y permaneció inmóvil, observando a la mujer; su cuerpecito se negaba a responder a su orden de acercarse a ella y al gato..
Aquel diminuto animalito de color negro y motas blancas en la punta de ambas orejitas seguramente estaba perdido como ella, esperando que alguien se mostrara un poco amable o cariñoso para seguirle por siempre. Inna le vio un callejón sin salida al que accidentalmente entro y se enamoro por completo de la criatura, por lo que cautelosa se acerco a él y le acaricio la cabecita.
Cuando la pequeña le dejo ahí el gatito comenzó a seguirle maullando e Inna se giro a mirarle, fue ese el momento en que su pequeño e inocente corazón espero al gatito, no le dejaría solo ahí pues de hacerlo no se perdonaría a ella misma.
Fue así como todo aquello comenzó, camino con el gatito todo el día a pesar de que en momentos lo tuvo que cargar en brazos e incluso tuvo que compartir un poco de la comida que había conseguido con el pequeñín, pero era lo que otros hacían por ella, así que también ella ayudaría al indefenso gatito mientras pudiera.
El cielo se tiño de colores rojizos anunciando a la noche que venía en camino, Inna alzo al gatito y lo cargo. Aquella noche sería menos tenebrosa que otras porque en esta estaría acompañada, por lo que con más tranquilidad de la usual, pero sin alejar por completo los temores y de vez en cuando los temblores se dirigió en busca de un lugar donde pudiese estar a salvo.
Sus pasos le llevaron a un callejón justo cuando los últimos restos de luz rojiza dejaban de decorar el cielo. Abrazo un poco más al gatito que maulló dando a la pequeña valentía para comenzar a dar pasitos inseguros.
No era capaz de encontrar un sitió en el cual estar escondida y segura, por lo que siguió caminando intentando ver solo al gatito, y de vez en cuando las calles.
La oscuridad se había apoderado ya completamente de las calles y callejones, a Inna le dolían los pies y se sentía cansada el ajetreo de la mañana y tarde ya hacía sus estragos en aquel pequeño cuerpecito pero cuando el gatito salto de sus brazos y comenzó a correr; Inna dejo todo eso atrás y corrió tras él.
- Gatito, espera - Entre aquella oscuridad tropezó con algo, cayendo al suelo sin saber ya la dirección que el gatito había tomado.
Se levanto sacudiendo su vestido y dio uno cuantos pasos hasta que escucho al gatito, el sonido parecía venir de la esquina; corriendo de nueva cuenta llegó solo para ver al gatito maullar cerca de una figura… era una mujer, pero por algún motivo que para la niña era desconocido algo dentro de ella le dijo que esa mujer necesitaba ayuda.
Tragó saliva y permaneció inmóvil, observando a la mujer; su cuerpecito se negaba a responder a su orden de acercarse a ella y al gato..
Última edición por Inna Kozlov el Miér Feb 06, 2013 4:42 pm, editado 1 vez
Inna Kozlov- Humano Clase Baja
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 21/01/2013
Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
Aquella noche había sido intensa... Demasiado quizá. Me había adentrado en los bosques mientras recordaba aquel reencuentro con mi creador, la persona que jamás había podido quitar de mi cabeza y corazón de hielo. Había cambiado, podía notarlo a kilómetros de distancia, pero... Seguía siendo él. Muy en mi interior, lo que más ansiaba era ayudarle, estar con él y entre sus brazos para siempre, pero primero debería arreglar algunas cosas. Su felicidad era indispensable, pero no sabía que debía hacer exactamente. Tantos años pensando que estaba muerto me habían dejado sin una reacción coherente ante lo que me mostraron mis ojos la otra noche.
Con un suspiro bajé de uno de los árboles, dejando que mis pasos me llevaran por el camino que ellos querían. Quizá estuve horas caminando, ni siquiera tenía noción del tiempo, cuando me encontré que estaba exactamente en el mismo lugar que le encontré. Fue como si mi interior diera un giro, como si un mazazo me sacudiera el pecho de pura desesperación, justo donde antes era la ira quien ganaba la batalla atroz. ¿Qué iba a hacer? No tenía ni idea, pero mi existencia, desde ese momento sabía que sería por y para él, exactamente como los años que estuve con él después de que me transformara. Y, para que mentir, esos seiscientos siglos que estuve encerrada.
Fue en esos instantes cuando sentí un dolor agudo en el costado. No solté un grito porque me había acostumbrado a aquella fachada de ser exactamente como el hielo, pero una de mis manos fue directa a la herida mientras olía mi propia sangre salir de mi cuerpo. Eso causaba dolor, pero no dejaría que mis presas lo vieran. Me alejé de allí solo para dar un rodeo, haciendo un encontronazo, inesperado para él, para que nuestras cuerpos se chocaran en una pelea más justa que un tiro a distancia. Se podría decir que hubo un empate, porque él salió herido y yo estaba tan distraída y desmoralizada que preferí salir de allí antes que matarle. Cosa extraña teniendo en cuenta mi comportamiento normal.
Fui directa a la ciudad, escondida entre las sombras hasta que me di cuenta de que necesitaba descansar. Apoyé la espalda contra la pared y me dejé caer al suelo, soltando un leve gemido por el dolor que había ejercido ese movimiento brusco. Me quedé pensando unos instantes, preguntándome que iba a hacer en esos momentos. El sol aun tardaría un par de horas en salir, pero no me sentía con fuerzas para moverme. Entonces escuché un pequeño maullido y mis ojos de hielo se fijaron en un pequeño gato que se había acercado, mirándome desde abajo con sus ojitos grandes y amarillos, pero no fue eso lo que más llamó mi atención. Podía olerlo, había alguien más allí y no era un animal. Mis ojos fueron más allá hasta encontrar una pequeña figura, ¿un niño?
-Puedes venir... No te haré daño.-O si, dependería de si mis ojos no me engañaban y era de verdad una infante.
Con un suspiro bajé de uno de los árboles, dejando que mis pasos me llevaran por el camino que ellos querían. Quizá estuve horas caminando, ni siquiera tenía noción del tiempo, cuando me encontré que estaba exactamente en el mismo lugar que le encontré. Fue como si mi interior diera un giro, como si un mazazo me sacudiera el pecho de pura desesperación, justo donde antes era la ira quien ganaba la batalla atroz. ¿Qué iba a hacer? No tenía ni idea, pero mi existencia, desde ese momento sabía que sería por y para él, exactamente como los años que estuve con él después de que me transformara. Y, para que mentir, esos seiscientos siglos que estuve encerrada.
Fue en esos instantes cuando sentí un dolor agudo en el costado. No solté un grito porque me había acostumbrado a aquella fachada de ser exactamente como el hielo, pero una de mis manos fue directa a la herida mientras olía mi propia sangre salir de mi cuerpo. Eso causaba dolor, pero no dejaría que mis presas lo vieran. Me alejé de allí solo para dar un rodeo, haciendo un encontronazo, inesperado para él, para que nuestras cuerpos se chocaran en una pelea más justa que un tiro a distancia. Se podría decir que hubo un empate, porque él salió herido y yo estaba tan distraída y desmoralizada que preferí salir de allí antes que matarle. Cosa extraña teniendo en cuenta mi comportamiento normal.
Fui directa a la ciudad, escondida entre las sombras hasta que me di cuenta de que necesitaba descansar. Apoyé la espalda contra la pared y me dejé caer al suelo, soltando un leve gemido por el dolor que había ejercido ese movimiento brusco. Me quedé pensando unos instantes, preguntándome que iba a hacer en esos momentos. El sol aun tardaría un par de horas en salir, pero no me sentía con fuerzas para moverme. Entonces escuché un pequeño maullido y mis ojos de hielo se fijaron en un pequeño gato que se había acercado, mirándome desde abajo con sus ojitos grandes y amarillos, pero no fue eso lo que más llamó mi atención. Podía olerlo, había alguien más allí y no era un animal. Mis ojos fueron más allá hasta encontrar una pequeña figura, ¿un niño?
-Puedes venir... No te haré daño.-O si, dependería de si mis ojos no me engañaban y era de verdad una infante.
Azahar Fa'har- Vampiro Clase Alta
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Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
Se había quedado helada en ese lugar, como una estatua. Algunas veces antes había permanecido tan quieta como en esos momentos, pero la ocasión era completamente diferente. Antes todo había sido un juego, unas escondidillas donde permanecer quieto, escondido y silencioso llevaba a un pequeño triunfo; ahora incluso a pesar de que su corazón decía que la mujer necesitaba ayuda, se sentía temerosa no por que fuese una desconocida, eso no le importaban en lo más mínimo ya que si alguien necesitaba ayuda, se había prometido ayudaría justo como otros le ayudaban a ella.
Cuando la mujer hablo dirigiendo sus palabras a ella, un temblor recorrió su pequeño cuerpecito; claro que era mejor estar cerca de ella y tener compañía pero se sentiría triste si algo malo le pasaba porque ella fuese muy joven para hacer algo realmente útil, ese era el punto de su temor. ¿Por qué el gatito estaba tan lejos? De tenerlo cerca y poder estrujarlo entre sus brazos se sentiría más segura. Asintió de manera enérgica a las palabras de la mujer, se acercaría en cuanto pudiera moverse, de eso estaba segura.
Miro al cielo, buscando en el una estrella y cuando sus ojitos encontraron una que era sumamente brillante, en su mente le canto porque eso haría que se moviera del sitio donde estaba. Las estrellas y la luna eran sus compañeras nocturnas diariamente y ellas no la dejaban sola nunca, siempre la escuchaban, le daban valor y compañía hasta que el sol llegaba.
Bajo sus ojos para encontrarse con la mujer que aun estaba más delante en el suelo, seguía cantando dentro de ella, y de esa manera fue como dio el primer paso en dirección al gato y a la desconocida.
Sí bien dio el primer paso, los siguientes fueron más veloces; ahora que había comenzado a caminar ya no pararía hasta llegar junto a quien le llamaba.
Llegó Inna lo suficientemente cerca como para ver a la mujer de cabellos largos, parecía lastimada algo malo le había pasado pero los pensamientos infantiles de la niña estaban muy lejos de la realidad de lo que a ella le había pasado o de lo que ella en realidad era; la pequeña creía que era probable que se hubiera caído, nada más lejano a la realidad de aquellas heridas.
El gatito se acerco a Inna y esta lo tomo en sus brazos para abrazarlo contra si.
Miro entonces a la mujer, la niña estaba parada justo frente a ella con el gato en brazos.
- ¿Te hiciste mucho daño?, ¿Te duele? - el animal en sus brazos maúllo - ¿Quieres que te ayude? - con lo mucho o poco que pudiera hacer se ofrecería para intentar ser la salvadora de alguien, por una vez en su corta vida.
Cuando la mujer hablo dirigiendo sus palabras a ella, un temblor recorrió su pequeño cuerpecito; claro que era mejor estar cerca de ella y tener compañía pero se sentiría triste si algo malo le pasaba porque ella fuese muy joven para hacer algo realmente útil, ese era el punto de su temor. ¿Por qué el gatito estaba tan lejos? De tenerlo cerca y poder estrujarlo entre sus brazos se sentiría más segura. Asintió de manera enérgica a las palabras de la mujer, se acercaría en cuanto pudiera moverse, de eso estaba segura.
Miro al cielo, buscando en el una estrella y cuando sus ojitos encontraron una que era sumamente brillante, en su mente le canto porque eso haría que se moviera del sitio donde estaba. Las estrellas y la luna eran sus compañeras nocturnas diariamente y ellas no la dejaban sola nunca, siempre la escuchaban, le daban valor y compañía hasta que el sol llegaba.
Bajo sus ojos para encontrarse con la mujer que aun estaba más delante en el suelo, seguía cantando dentro de ella, y de esa manera fue como dio el primer paso en dirección al gato y a la desconocida.
Sí bien dio el primer paso, los siguientes fueron más veloces; ahora que había comenzado a caminar ya no pararía hasta llegar junto a quien le llamaba.
Llegó Inna lo suficientemente cerca como para ver a la mujer de cabellos largos, parecía lastimada algo malo le había pasado pero los pensamientos infantiles de la niña estaban muy lejos de la realidad de lo que a ella le había pasado o de lo que ella en realidad era; la pequeña creía que era probable que se hubiera caído, nada más lejano a la realidad de aquellas heridas.
El gatito se acerco a Inna y esta lo tomo en sus brazos para abrazarlo contra si.
Miro entonces a la mujer, la niña estaba parada justo frente a ella con el gato en brazos.
- ¿Te hiciste mucho daño?, ¿Te duele? - el animal en sus brazos maúllo - ¿Quieres que te ayude? - con lo mucho o poco que pudiera hacer se ofrecería para intentar ser la salvadora de alguien, por una vez en su corta vida.
Inna Kozlov- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 21/01/2013
Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
La pequeña no se acercaba, ya podía distinguirla perfectamente mientras mis ojos miraban la oscuridad que, para cualquier humano normal, sería un remanso de peligros a los cuales no querían enfrentarse. Para mí era solo paz gracias a la visión nocturna que aquellos seres no poseían pero que, a mi, me daban una notoria ventaja ante cualquier peligro. Aunque claro, ¿qué peligro podría tener yo, una vampiresa antigua? Quizá no tanto como otros tantos seres, pero me consideraba fuerte y fríbola, cosa de la que muchos carecían.
Miré a la niña con cierta curiosidad, pero sin mostrarlo en mi rostro. Aunque había asentido seguía quieta, llevando su mirada hacia el cielo nocturno repleto de estrellas... Entonces recordé a una pequeña de cuando era humana, la hija de mi mejor amiga que era rubia y divertida, siempre mirando hacia el cielo y queriendo saber historias de aquellos astros que reinaban en la noche. Muchas veces le contaba anécdotas de los dioses, le contaba que desde ahí nos miraba y cuidaban, que eran nuestros amigos poderosos y fuertes. Los dioses nórdicos.
Suspiré cuando se acercó, aguantando una sonrisa al ver como cogía primero al gatito y este, se acercaba a ella y dejaba coger con total tranquilidad. Se veía claramente que ambos dos eran de la calle, no eran precisamente cuidados en casa lo que me resultó sumamente inquietante. ¿Dónde estaba la familia de la pequeña? ¿Qué hacía sola a esas horas de la noche? Eso me irritaba en demasía, ¡¿cómo era posible que nadie la impidiera salir?! Había muchos peligros, gente como yo que ni siquiera respetaba a los niños, o incluso que prefería su sangre, lo cual era complicado porque era casi imposible ver a los pequeños a esas horas.
-Solo un poco...-Negue levemente con la cabeza. Aquella pequeña era tan rubia como yo misma y eso me hacía gracia.- Tan solo es un corte, creo que dejó de sangrar.- Un corte con algo de plata que probablemente conseguiría dolorme unos cuantos días, pero nada mortal o de lo que hubiera que preocuparse.- ¿Cómo te llamas, pequeña? ¿Y tu familia?
Miré a la niña con cierta curiosidad, pero sin mostrarlo en mi rostro. Aunque había asentido seguía quieta, llevando su mirada hacia el cielo nocturno repleto de estrellas... Entonces recordé a una pequeña de cuando era humana, la hija de mi mejor amiga que era rubia y divertida, siempre mirando hacia el cielo y queriendo saber historias de aquellos astros que reinaban en la noche. Muchas veces le contaba anécdotas de los dioses, le contaba que desde ahí nos miraba y cuidaban, que eran nuestros amigos poderosos y fuertes. Los dioses nórdicos.
Suspiré cuando se acercó, aguantando una sonrisa al ver como cogía primero al gatito y este, se acercaba a ella y dejaba coger con total tranquilidad. Se veía claramente que ambos dos eran de la calle, no eran precisamente cuidados en casa lo que me resultó sumamente inquietante. ¿Dónde estaba la familia de la pequeña? ¿Qué hacía sola a esas horas de la noche? Eso me irritaba en demasía, ¡¿cómo era posible que nadie la impidiera salir?! Había muchos peligros, gente como yo que ni siquiera respetaba a los niños, o incluso que prefería su sangre, lo cual era complicado porque era casi imposible ver a los pequeños a esas horas.
-Solo un poco...-Negue levemente con la cabeza. Aquella pequeña era tan rubia como yo misma y eso me hacía gracia.- Tan solo es un corte, creo que dejó de sangrar.- Un corte con algo de plata que probablemente conseguiría dolorme unos cuantos días, pero nada mortal o de lo que hubiera que preocuparse.- ¿Cómo te llamas, pequeña? ¿Y tu familia?
Azahar Fa'har- Vampiro Clase Alta
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Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
El gato continuaba con sus maullidos e Inna miraba a la mujer herida, esperando que esta le dijera que podía hacer para ayudarla a sentirse mejor. Seguía plantada en el sitió donde levanto al gatito pero sí la mujer se lo pedía ella se acercaría sin dudarlo.
Escucho como respondía la desconocida a sus preguntas y cuando escucho la palabra sangrar no le gusto como se oía, así que dejo al gatito en el suelo y se acerco cuidadosa a la mujer. Cuando a ella le salía sangre le dolía y sabía también que los adultos siempre decían que estaban bien cuando no lo estaban. Su mami siempre le decía que estaba bien cuando algo malo le pasaba y después le oía llorar pero le daba miedo decirle así que se callaba aquello.
Se paro al lado de ella, y estiro su mano para acariciar aquella mejilla que estaba fría y luego la alejo mientras sonreía.
- Sí te duele dime y te ayudo - sus ojos azules reflejaron un poco de tristeza, que era lo que la segunda pregunta le hacía sentír pero aún así respondió a las preguntas ajenas - Me llamó Inna y estoy perdida. ¿Cómo te llamas? - la niña se sentó a su lado como si la conociera de mucho tiempo atrás, la confianza de los niños era fácil de ganarse y por algún misterioso motivo aquella mujer se la había ganado al responder las preguntas de la pequeña.
Miró a un lado y otro, cuando ella estaba lastimada siempre la llevaban a curarla y luego a la cama un rato en lo que se recuperaba, así que buscaba la forma de que alguien le ayudara a saber exactamente que hacer con alguien adulto.
- ¿Quieres ir a tu casa? porque cuando algo duele tienes que descansar - la mujer debía tener una casa, lo sabía porque aparte de que estaba herida ella lucía mucho más limpia que Inna y si podía encontrar la forma de llevarla a su casa quizás esa buena acción hiciera que sus padres aparecieran mágicamente y ante ese iluso pensamiento sonrió de nuevo.
Escucho como respondía la desconocida a sus preguntas y cuando escucho la palabra sangrar no le gusto como se oía, así que dejo al gatito en el suelo y se acerco cuidadosa a la mujer. Cuando a ella le salía sangre le dolía y sabía también que los adultos siempre decían que estaban bien cuando no lo estaban. Su mami siempre le decía que estaba bien cuando algo malo le pasaba y después le oía llorar pero le daba miedo decirle así que se callaba aquello.
Se paro al lado de ella, y estiro su mano para acariciar aquella mejilla que estaba fría y luego la alejo mientras sonreía.
- Sí te duele dime y te ayudo - sus ojos azules reflejaron un poco de tristeza, que era lo que la segunda pregunta le hacía sentír pero aún así respondió a las preguntas ajenas - Me llamó Inna y estoy perdida. ¿Cómo te llamas? - la niña se sentó a su lado como si la conociera de mucho tiempo atrás, la confianza de los niños era fácil de ganarse y por algún misterioso motivo aquella mujer se la había ganado al responder las preguntas de la pequeña.
Miró a un lado y otro, cuando ella estaba lastimada siempre la llevaban a curarla y luego a la cama un rato en lo que se recuperaba, así que buscaba la forma de que alguien le ayudara a saber exactamente que hacer con alguien adulto.
- ¿Quieres ir a tu casa? porque cuando algo duele tienes que descansar - la mujer debía tener una casa, lo sabía porque aparte de que estaba herida ella lucía mucho más limpia que Inna y si podía encontrar la forma de llevarla a su casa quizás esa buena acción hiciera que sus padres aparecieran mágicamente y ante ese iluso pensamiento sonrió de nuevo.
Inna Kozlov- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 21/01/2013
Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
Observé con tranquilidad como dejaba al pequeño gato en el suelo y se acercaba hasta a mí. Por algún motivo, estar ante lo niños me ablandaba en demasía y no sabía si, estando en aquellas condiciones, era justo lo que me rentaba. ¿Y si el cazador me había seguido? Si lo había hecho aun tardaría en encontrarme ahí tirada, su olor no estaba precisamente cerca de nosotras. Entonces sentí como acariciaba mi mejilla y la miré con sorpresa, dejando a un lado aquella frialdad que siempre iba conmigo a cada parte en la que estaba y con cada persona que hablaba.
La nostalgia inundó mi pecho durante unos instantes, recordando cuando era humana y estaba siempre rodeada de niñas como ella, además de aquel deseo de poder tener un día los míos... Deseo que me arrebataron pero que, hasta ese instante casi ni había pensado. Pude ver ese atisbo de tristeza en sus ojos cuando pregunté, pero no dije nada, esperando a que hablara y dejando que se sentara a mi lado.¿Cómo se había perdido? ¿Y cuánto tiempo llevaba así sin que la encontraran? Un solo vistazo a sus ropas y me quedo claro que no era precisamente poco tiempo, ¿cómo era posible que no la hubieran encontrado?
-Me llamo Azahar.-Me quedé en silencio unos instantes, incluso cuando la escuché hablar. Sí, debería descansar, pero más que eso debería alimentarme para curarme antes. ¿Cómo hacerlo con esa pequeña? Estaba claro que el proceso sería lento, pues no podí dejar que viera lo que yo era.- Quizá debería.- Me levanté con dificultad, pero intentando que no lo viera la pequeña. Después se agachó y la cogió en brazo, llevándola hacia donde estaba el carrueje que la había llevado horas atrás hacia la entrada del bosque.- Dime, Inna, ¿cuántos añitos tienes y cuanto llevas por la calle solita?- Quizá, si hubiera sido poco, podría encontrar a su familia.
La nostalgia inundó mi pecho durante unos instantes, recordando cuando era humana y estaba siempre rodeada de niñas como ella, además de aquel deseo de poder tener un día los míos... Deseo que me arrebataron pero que, hasta ese instante casi ni había pensado. Pude ver ese atisbo de tristeza en sus ojos cuando pregunté, pero no dije nada, esperando a que hablara y dejando que se sentara a mi lado.¿Cómo se había perdido? ¿Y cuánto tiempo llevaba así sin que la encontraran? Un solo vistazo a sus ropas y me quedo claro que no era precisamente poco tiempo, ¿cómo era posible que no la hubieran encontrado?
-Me llamo Azahar.-Me quedé en silencio unos instantes, incluso cuando la escuché hablar. Sí, debería descansar, pero más que eso debería alimentarme para curarme antes. ¿Cómo hacerlo con esa pequeña? Estaba claro que el proceso sería lento, pues no podí dejar que viera lo que yo era.- Quizá debería.- Me levanté con dificultad, pero intentando que no lo viera la pequeña. Después se agachó y la cogió en brazo, llevándola hacia donde estaba el carrueje que la había llevado horas atrás hacia la entrada del bosque.- Dime, Inna, ¿cuántos añitos tienes y cuanto llevas por la calle solita?- Quizá, si hubiera sido poco, podría encontrar a su familia.
Azahar Fa'har- Vampiro Clase Alta
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Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
- Azahar - repitió para que el nombre se le grabara y no se equivocara al pronunciarlo, pues a ella no le gustaba cuando se equivocaban al pronunciar no su nombre si no apellido y aquel nombre parecía ser algo complicado así que tenía que aprenderlo bien.
Continuaba sentada justo a su lado, como si aquella escena en medio de la noche fuera de lo más normal que pudiera pasar; una niña y una mujer adulta herida sentadas en una calle solitaria.
Levantó su mirada cuando Azahar se paró de donde antes estaba sentada, y el corazón de Inna comenzó a correr de nuevo desbocado ante la idea de quedarse de nuevo en la calle sola. El temor disminuyó un poco al ver un poco más allá al pequeño gatito que había caído dormido en un rincón justo al lado contrario de donde ella se encontraba sentada, por lo menos con el animalito sentiría más valor.
Pero antes de darse cuenta, estaba en los brazos de la mujer. La niña se había topado ya antes con mujeres amables que la ayudaron, la alimentaron e intentaron encontrar a sus padres para ella, pero esta era la primera que la cargaba de aquella manera y de manera instintiva le abrazo. Observo como se alejaban de la calle en la que antes estaban y como atrás dejaban al gatito, así que simplemente deseo para él que encontrara de alguien bueno que lo cuidara.
Fue llevada hasta un carruaje pero se mantenía en silencio, aún no sabía que pasaría ni porque estaba ahí. Dejó de abrazarla y la miro cuando esta le habló de nuevo. - Tengo seis años - respondió sonriente - y llevo muchos días sola, no se cuantos porque no se contar bien pero son muy muchos de verdad - había dicho aquello a muchas personas, en varios lugares y diferentes horas.
Observo el carruaje, aquella parecía ser finalmente la despedida.
- ¿Ya te vas a tu casa a descansar? - parpadeo un par de veces simplemente esperando una respuesta y que Azahar la dejara nuevamente en la calle después de decirle adiós.
Continuaba sentada justo a su lado, como si aquella escena en medio de la noche fuera de lo más normal que pudiera pasar; una niña y una mujer adulta herida sentadas en una calle solitaria.
Levantó su mirada cuando Azahar se paró de donde antes estaba sentada, y el corazón de Inna comenzó a correr de nuevo desbocado ante la idea de quedarse de nuevo en la calle sola. El temor disminuyó un poco al ver un poco más allá al pequeño gatito que había caído dormido en un rincón justo al lado contrario de donde ella se encontraba sentada, por lo menos con el animalito sentiría más valor.
Pero antes de darse cuenta, estaba en los brazos de la mujer. La niña se había topado ya antes con mujeres amables que la ayudaron, la alimentaron e intentaron encontrar a sus padres para ella, pero esta era la primera que la cargaba de aquella manera y de manera instintiva le abrazo. Observo como se alejaban de la calle en la que antes estaban y como atrás dejaban al gatito, así que simplemente deseo para él que encontrara de alguien bueno que lo cuidara.
Fue llevada hasta un carruaje pero se mantenía en silencio, aún no sabía que pasaría ni porque estaba ahí. Dejó de abrazarla y la miro cuando esta le habló de nuevo. - Tengo seis años - respondió sonriente - y llevo muchos días sola, no se cuantos porque no se contar bien pero son muy muchos de verdad - había dicho aquello a muchas personas, en varios lugares y diferentes horas.
Observo el carruaje, aquella parecía ser finalmente la despedida.
- ¿Ya te vas a tu casa a descansar? - parpadeo un par de veces simplemente esperando una respuesta y que Azahar la dejara nuevamente en la calle después de decirle adiós.
Inna Kozlov- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 21/01/2013
Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
En verdad no tenía del todo claro lo que estaba haciendo. Actuaba más por instinto que por lógica, ¿me estaba llevando conmigo a la niña? Los sentimientos de antaño dominaban más mi pecho que anteriormente, haciendo que la nostalgia por los deseos perdidos ganara la batalla en mi pecho y corazón. ¿Cuántas veces había cuidado los niños ajenos, soñando y deseando que llegara el día de poseer yo el propio? Él me lo había arrebatado. Me había quiando cuanto más ansiaba, pero me había dado algo tan importante que aquello había pasado cual segundo plato por mi memoria.
Escuché sus palabras, atenta y pensando mientras tanto que es lo que debía hacer. No podía dejar a la pequeña en la calle, ¡solo tenía seis años! ¿Y había sobrevivido sola en ese lugar? Las calles de París eran peligrosas y, cuando ella decía muchos, al ver su aspecto ya me imaginaba que sería muchísimo tiempo, quizá meses vagabundeando como si pudiera cuidarse sola y fuese algo normal. Pero lo había notad, su pequeño corazoncito al pensar que me iba se había acelerado de miedo. Mis ojos la escrutaban con la frialdad de la que estaba acostumbrada. No, no podía dejarla sola.
-Si. Es tarde, necesito descansar y recuperarme. Pero primero te daremos un bañito y te llevaré a tu habitación, ¿de acuerdo? -Miró los ojos de la pequeña para que comprendiera lo que decía. No podía dejarla así y no lo haría.- Ahora vengo.- Depositó a la pequeña dentro del carruaje y salió corriendo a su velocidad vampírica cuando no la veía. En si, tenía que reconocer la debilidad que sentía por los niños, pero bueno, por cuidarla unos días no le pasaría nada.
Llegó al callejón en cuestión de segundos, cogiendo al pequeño gatito en brazos y acariciándolo con suavidad. Sabía que Inna se alegraría al verlo, así que no dudé unos instantes en llevármelo con nosotras. Lo malo de eso, era que tenía que ir otra vez a paso humano para no marear al pobre animal, llegando diez minutos más tarde lo previsto a donde había dejado a la pequeña.
-Toma, deberías ponerle nombre.-Mi voz seguía siendo puro hielo mientras entraba en el carruaje y cerraba la puerta tras de mí. ¿Y ahora qué? Quizá a Dante no le hiciera gracia que tuviera una cría conmigo, pero, por ahora, tampoco se lo diría.
Escuché sus palabras, atenta y pensando mientras tanto que es lo que debía hacer. No podía dejar a la pequeña en la calle, ¡solo tenía seis años! ¿Y había sobrevivido sola en ese lugar? Las calles de París eran peligrosas y, cuando ella decía muchos, al ver su aspecto ya me imaginaba que sería muchísimo tiempo, quizá meses vagabundeando como si pudiera cuidarse sola y fuese algo normal. Pero lo había notad, su pequeño corazoncito al pensar que me iba se había acelerado de miedo. Mis ojos la escrutaban con la frialdad de la que estaba acostumbrada. No, no podía dejarla sola.
-Si. Es tarde, necesito descansar y recuperarme. Pero primero te daremos un bañito y te llevaré a tu habitación, ¿de acuerdo? -Miró los ojos de la pequeña para que comprendiera lo que decía. No podía dejarla así y no lo haría.- Ahora vengo.- Depositó a la pequeña dentro del carruaje y salió corriendo a su velocidad vampírica cuando no la veía. En si, tenía que reconocer la debilidad que sentía por los niños, pero bueno, por cuidarla unos días no le pasaría nada.
Llegó al callejón en cuestión de segundos, cogiendo al pequeño gatito en brazos y acariciándolo con suavidad. Sabía que Inna se alegraría al verlo, así que no dudé unos instantes en llevármelo con nosotras. Lo malo de eso, era que tenía que ir otra vez a paso humano para no marear al pobre animal, llegando diez minutos más tarde lo previsto a donde había dejado a la pequeña.
-Toma, deberías ponerle nombre.-Mi voz seguía siendo puro hielo mientras entraba en el carruaje y cerraba la puerta tras de mí. ¿Y ahora qué? Quizá a Dante no le hiciera gracia que tuviera una cría conmigo, pero, por ahora, tampoco se lo diría.
Azahar Fa'har- Vampiro Clase Alta
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Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
La mente de la niña no entendió en un principio las palabras de Azahar, solo la miro con sus grandes ojos azules mientras era dejada en aquel carruaje.
Inna no supo que decir ni que hacer porque para el momento en que la dejo ahí, ya había desaparecido en la oscuridad y no podía ir tras ella ya que le había dicho que regresaría, así que se sentó dentro de aquel carruaje abrazando sus piernitas.
Su mirada recorría aquel lugar, recordando el tiempo en el que viajaba en carruajes como aquel en compañía de sus padres, rumbo a su casa, otras casas, tiendas, y otros lugares; pero había pasado tiempo y ahora se sentía extraña dentro de algo como aquello.
Suspiro, esperando que Azahar apareciera pronto porque el silencio en lugares que no fueran el museo no le gustaban.
Después de haber analizado todo aquel carruaje, se concentro en recordar lo que le había dicho la mujer antes de dejarla en aquel lugar.
¿Un bañito?, ¿Habitación?… Inna no estaba muy segura aún pero todo aquello sonaba a que le llevarían a una casa. Los ojitos de la niña se abrieron esta vez más y una leve sonrisa apareció en su rostro; después de muchos días en las calles durmiendo en ellas y una que otra vez en la casa de la esperanza, estaría en la casa de alguien más, alguien que al parecer le invitaba a quedarse en su casa una noche. Comenzó entonces a pensar como pagar aquel favor, así que simplemente decidió cuidar a Azahar hasta que se recuperara de su herida.
Su mentecilla infantil estaba en eso cuando una voz le saco de aquello y miro a la mujer subir al carruaje con el gatito. Una sonrisa apareció en su rostro y tomo al gatito entre sus brazos.
- Gracias - contemplo al animalito que maulló en sus brazos - se llamara… Luna - y después miro a la mujer, como buscando su aprobación para aquel peculiar nombre - Azahar - agacho un poco la cabeza - ¿voy a quedarme en tu casa? - preguntó solo porque quería estar segura de que aquello no lo hubiera imaginado, como solía imaginar tantas otras cosas.
Inna no supo que decir ni que hacer porque para el momento en que la dejo ahí, ya había desaparecido en la oscuridad y no podía ir tras ella ya que le había dicho que regresaría, así que se sentó dentro de aquel carruaje abrazando sus piernitas.
Su mirada recorría aquel lugar, recordando el tiempo en el que viajaba en carruajes como aquel en compañía de sus padres, rumbo a su casa, otras casas, tiendas, y otros lugares; pero había pasado tiempo y ahora se sentía extraña dentro de algo como aquello.
Suspiro, esperando que Azahar apareciera pronto porque el silencio en lugares que no fueran el museo no le gustaban.
Después de haber analizado todo aquel carruaje, se concentro en recordar lo que le había dicho la mujer antes de dejarla en aquel lugar.
¿Un bañito?, ¿Habitación?… Inna no estaba muy segura aún pero todo aquello sonaba a que le llevarían a una casa. Los ojitos de la niña se abrieron esta vez más y una leve sonrisa apareció en su rostro; después de muchos días en las calles durmiendo en ellas y una que otra vez en la casa de la esperanza, estaría en la casa de alguien más, alguien que al parecer le invitaba a quedarse en su casa una noche. Comenzó entonces a pensar como pagar aquel favor, así que simplemente decidió cuidar a Azahar hasta que se recuperara de su herida.
Su mentecilla infantil estaba en eso cuando una voz le saco de aquello y miro a la mujer subir al carruaje con el gatito. Una sonrisa apareció en su rostro y tomo al gatito entre sus brazos.
- Gracias - contemplo al animalito que maulló en sus brazos - se llamara… Luna - y después miro a la mujer, como buscando su aprobación para aquel peculiar nombre - Azahar - agacho un poco la cabeza - ¿voy a quedarme en tu casa? - preguntó solo porque quería estar segura de que aquello no lo hubiera imaginado, como solía imaginar tantas otras cosas.
Inna Kozlov- Humano Clase Baja
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Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
El carruaje empezaba a moverse, andando por las calles de París y alejándonos del lugar en el que estábamos. ¿Cómo había acabado así? No comprendía como era posible, pero era completamente cierto. Estaba herida en el costado, con un dolor palpitante que ya había dejado de sangrar, dejándome con una sensación de sed que me empezaba a costar controlar. Menos mal que tenía algo de alimento en mi casa, lugar al que em estaba dirigiendo con una niña. ¿Quién podía explicarme como habían cambiado los acontecimientos de un instante a otro? Suspiré y simplemente me quedé ahí.
Observé a la pequeña de re-ojo, sin dejar de mostrar mi frialdad en todo momento pues no estaba acostumbrada a comportarme como la niñera que fui antaño. Sabía cuidar niños, claramente, pero hacía tanto tiempo que no lo hacía que me costaba recordar que eran las cosas que más les gustaban hacer. Además de que, para ser sincera, los tiempos habían cambiado muchísimo. No había más que, al despertar de esos seiscientos años encerrada, no entendía absolutamente nada de lo que había a mi alrededor.
-Sí, Inna, te vas a quedar en mi casa un tiempo.- Volví mi vista a la ventana, contemplando como ya íbamos por el bosque que escondía mi casa del resto de personas.- ¿Tienes mucha hambre?-La miré de re-ojo, contemplando esa delgadez que estaba mal que estuviera aposentada en un niño. ¿Cómo era posible que nadie antes que yo le hubiera dado un hogar? No podía comprenderlo, la gente en esa cultura, en ese mundo eran completamente insensibles.
Observé a la pequeña de re-ojo, sin dejar de mostrar mi frialdad en todo momento pues no estaba acostumbrada a comportarme como la niñera que fui antaño. Sabía cuidar niños, claramente, pero hacía tanto tiempo que no lo hacía que me costaba recordar que eran las cosas que más les gustaban hacer. Además de que, para ser sincera, los tiempos habían cambiado muchísimo. No había más que, al despertar de esos seiscientos años encerrada, no entendía absolutamente nada de lo que había a mi alrededor.
-Sí, Inna, te vas a quedar en mi casa un tiempo.- Volví mi vista a la ventana, contemplando como ya íbamos por el bosque que escondía mi casa del resto de personas.- ¿Tienes mucha hambre?-La miré de re-ojo, contemplando esa delgadez que estaba mal que estuviera aposentada en un niño. ¿Cómo era posible que nadie antes que yo le hubiera dado un hogar? No podía comprenderlo, la gente en esa cultura, en ese mundo eran completamente insensibles.
Azahar Fa'har- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/04/2012
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Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
El movimiento del carruaje hizo que Inna se aferrara al gatito con más fuerza mientras este le lamia el rostro con cariño; incluso él parecía entender que en aquel lugar estarían seguros al menos por un tiempo. La niña no podía evitar sonreír a pesar de que la mujer no parecía muy convencida de su presencia, igual que parecía que en cualquier momento cambiaría de parecer la bajaría y la dejaría por su cuenta; o le gritaría… pero incluso con eso, Inna era feliz, como en pocas coacciones en esos entonces lo había estado.
El carruaje alejaba el frío de las noches que había pasado en otros momentos; la infante se movió hacia una orilla del asiento aquel, mirando al exterior en el cual solo la oscuridad era la mayor parte reconocible.
Volvío a mirar a Azahar, mientras a las afueras las calles daban paso a un bosque; pero ella no se dio cuenta de eso, porque ahora si atención estaba enfocada en la mujer y en lo que le había dicho.
-Gracias, yo… me portare bien - tomo la falda de su vestido con una mano y con la otra abrazaba firme al gato - nos portaremos bien - dijo después levantando un poco al animal . Asintió con pena a la pregunta, tenía hambre, no podía negarlo; aunque ya el hambre se volvía algo habitual después de un tiempo, y con el sentir de aquel estomago vació terminaba por ser algo ignorado para que no cayera en desesperación - Un poco - mintió y miro a las afueras notando por primera vez el bosque - ¿Donde esta tu casa? - pregunto con los ojos muy abiertos y la duda embargando su cuerpecito-
El carruaje alejaba el frío de las noches que había pasado en otros momentos; la infante se movió hacia una orilla del asiento aquel, mirando al exterior en el cual solo la oscuridad era la mayor parte reconocible.
Volvío a mirar a Azahar, mientras a las afueras las calles daban paso a un bosque; pero ella no se dio cuenta de eso, porque ahora si atención estaba enfocada en la mujer y en lo que le había dicho.
-Gracias, yo… me portare bien - tomo la falda de su vestido con una mano y con la otra abrazaba firme al gato - nos portaremos bien - dijo después levantando un poco al animal . Asintió con pena a la pregunta, tenía hambre, no podía negarlo; aunque ya el hambre se volvía algo habitual después de un tiempo, y con el sentir de aquel estomago vació terminaba por ser algo ignorado para que no cayera en desesperación - Un poco - mintió y miro a las afueras notando por primera vez el bosque - ¿Donde esta tu casa? - pregunto con los ojos muy abiertos y la duda embargando su cuerpecito-
Inna Kozlov- Humano Clase Baja
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Re: Muestrame amabilidad y te seguire siempre (Privado)
Observé como su manita cogía mi vestido, haciéndome sentir aquella calidez de antaño. ¿Cómo había cambiado tanto? En el fondo era la misma, lo sabía en el fondo de mi ser, pero había evitado tanto aquellas debilidades para poder cumplir mi venganza, que se me hacía extremadamente extraño en esos instantes.
-Claro, pequeña. Se que lo harás.- Sonreí levemente, pues sabía perfectamente que mi rostro, tan horriblemente frío e inexpresivo a veces, podría intimidarla.
Posé mi vista otra vez en el bosque, sabiendo que estaba ya bastante cerca de la casa cuando oí su pregunta. Mis ojos se posaron en ella y la cogí en brazos, posándola en mi regazo para que estuviera tanquila. Si era cierto que, una casa en el bosque, podía parecer extraño. Pero había tantos vampiros, o seres diferentes, que elegían la casa por ahí, que a mi se me hacía extremadamente normal. Además de que había matado a un humano para conseguirla.
-Ya está cerca. Mira, ahí está.- La mansión se erguía en mitad de entre los árboles, de tonos azules y negros. No era tenebrosa para nada, al contrario, era realmente hermosa y acojedora aunque fuera tan horriblemente grande.- ¿Te gusta?
Y sin pensarlo dos veces, la saqué conmigo del carruaje. La verdad es que se me hacía bastante cómodo. Tener a un infante en brazos me recordaba mis años de vida y, aunque me costara admitirlo, los echaba extremadamente de menos. Así que la miré con tranquilidad, dirigiéndome de inmediato a la casa justo después de decirle al cochero que cuidara de los caballos. Llevaban una noche ajetreada.
-Vamos a comer, ¿qué te apetece?-Entré en la mansión, dirigiéndome directamente a la cocina, donde había un montón de comida que usaban mis criados.
-Claro, pequeña. Se que lo harás.- Sonreí levemente, pues sabía perfectamente que mi rostro, tan horriblemente frío e inexpresivo a veces, podría intimidarla.
Posé mi vista otra vez en el bosque, sabiendo que estaba ya bastante cerca de la casa cuando oí su pregunta. Mis ojos se posaron en ella y la cogí en brazos, posándola en mi regazo para que estuviera tanquila. Si era cierto que, una casa en el bosque, podía parecer extraño. Pero había tantos vampiros, o seres diferentes, que elegían la casa por ahí, que a mi se me hacía extremadamente normal. Además de que había matado a un humano para conseguirla.
-Ya está cerca. Mira, ahí está.- La mansión se erguía en mitad de entre los árboles, de tonos azules y negros. No era tenebrosa para nada, al contrario, era realmente hermosa y acojedora aunque fuera tan horriblemente grande.- ¿Te gusta?
Y sin pensarlo dos veces, la saqué conmigo del carruaje. La verdad es que se me hacía bastante cómodo. Tener a un infante en brazos me recordaba mis años de vida y, aunque me costara admitirlo, los echaba extremadamente de menos. Así que la miré con tranquilidad, dirigiéndome de inmediato a la casa justo después de decirle al cochero que cuidara de los caballos. Llevaban una noche ajetreada.
-Vamos a comer, ¿qué te apetece?-Entré en la mansión, dirigiéndome directamente a la cocina, donde había un montón de comida que usaban mis criados.
Azahar Fa'har- Vampiro Clase Alta
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