The first is not always the best. [FLASHBACK] [Priv]

El día entero pasaba como una niebla borrosa ante mis ojos claros. Era como que el tiempo no tenía efecto sobre mí, quizá, solo un poco sobre mi estómago que rugía alguna que otra vez por el hambre que provocaba no tener con que alimentarme. Salir del psiquiátrico había sido un auténtico orgasmo y cúmulo de posibilidades nuevas y dichosas. Pero seguía sin decir que debía hacer con mi vida, conmigo misma. ¿Acaso habría algo que me llenara por dentro? En esos instantes la sangre de mis víctimas vino a mi mente como un fugaz fuego que reanima algo en mi interior. Sí, sabía que podía encontrar algo que me hiciera ser yo misma en esa sociedad de gente adinerada y absurda.

Mis pasos, como ya se habían hecho costumbre, me llevaron ante el burdel. Sonreí lasciva, lamiendo mis labios al saber la cantidad de cosas y sonidos gratificantes que siempre me encontraba allí. Tan solo tenía que cerrar los ojos, escuchar sus gemidos y sentir como todo mi cuerpo era dominado por una sensación tan exquisita que necesitaba probarlo de una maldita vez. Pero la paciencia era parte querida de todo lo que había adquirido en el psiquiátrico. ¿Estaba loca? Sí. Pero había conseguido cosas valiosas que me servirían aquellos años fuera, en el exterior, por fin...

Entré con tranquilidad, contoneando mis caderas para que la gente que estuviera se fijara inmediatamente en mí y mis curvas. Era hermosa, atractiva y me encantaba que todos lo vieran y me alabaran. Fui directa al jefe del burdel, charlando con tranquilidad mientras me pedía que llamara una de sus chicas. Alcé una ceja, preguntándome en que podría beneficiarme aquel acto estúpido de caridad cuando de repente me di cuenta de quien estaría por ahí. Sonreí de manera divertida y acepté el encargo, subiendo las escaleras casi a toda velocidad mientras mis ojos escrutaban todas y cada una de las puertas en busca de rostros conocidos, pues ya había hecho algún que otro amigo después de tantas veces yendo al lugar.

Fue entonces cuando lo vi de lleno. Se besaban y pegaban de una forma que me hizo sonreír de manera lasciva, mordiéndome el labio inferior con un deseo indescriptible. Yo también quería estar ahí, entre ellos o... No, quizá en esos momentos la chica me sobraba, lo que me hizo que me fijara en ella y reconociera al instante. Me reí un poco y acerqué a la puerta, llamando de forma descarada mientras me apoyaba en el marco.

-Siento la interrupción, pero resulta que tienes un cliente preguntando por ti, bonita.- Me miró con los ojos entrecerrados, lo que me hizo sonreír muchísimo más. La reté con la mirada, a sabiendas de que ella no haría absolutamente nada.

Se alejó de él y pasó a mi lado con la cabeza bien alta, mirándome con desagrado cuando, realmente mi culpa no había sido. ¿Acaso me importaba? En si me daba exactamente igual, pues ella no me importaba, nada me importaba. Mis ojos estaban fijos en Alejandro, mirándole, cuando ella se fue, de arriba abajo con una lasciva sonrisa que dejaban bastante claros mis pensamientos sin mediar ni una simple palabra.

-Diría que siento haber interrumpido tu momento de placer, pero ambos sabemos que sería mentir.- Me reí un poco, acercándome a él mientras pensaba en el asunto.- Una pena no haberos pillado un poco más tarde... -Lo decía más bien para picarle que en serio, aunque pensándolo realmente, eso hubiera significado una excitación más grande al verlos. Me mordí el labio inferior otra vez, hasta hacerme un poco de sangre y notar el dolor recorriendo mis labios de una manera leve.- Podría hacerte compañía yo, si gustas.