Cosas que pasan [Privado]

por **Thaigo Sandler** Vie Feb 15, 2013 6:12 pm

Y volví nuevamente a la rutina de siempre, por las mañanas ser el jardinero de aquel orfanato y por las noches un estafador, mentir y más mentir, creo que soy el rey de las mentiras, digo, hago cosas que realmente no lo hiciera enfrente de mi santa madre que es lo único que tengo en este mundo. En este momento me encuentro en mi habitación, no quise desayunar con las monjas y mi madre estaba sumamente cansando, cansando de estafar, cansado de mentir, quiero irme por el buen camino pero llevo haciendo esto años tras año que una vez lo intente, hace un par de semanas intente ser normal y no pude, me sentí como si mintiera ¿Más de lo miento?

Ya no puedo mentir más, a mi madre miento, hasta dios le miento, pero todo se paga ¿Verdad? un día pagaré todo lo que estoy haciendo, el Karma como algunas personas dicen llegara a mí. Pero mientras eso sucede, pues solo es cuidarme, pero ahora saldré, sí, necesito salir y despejar mi mente, despejar todo lo que sento encerrado en esta cabeza mía que simplemente se la vive, me puse solamente mis botas, porque hace dos horas anteriores me había bañado, un baño rápido y volvi a la cama para recuperar fuerzas.

Al salir de orfanato, me dijo al centro de parís, estaba cercas el orfanato estaba al norte de eso y solo tenía que pasar algunas calles para ir, tenía ganas de algo caliente, aunque no estaba haciendo frio, se me antojaba un rico y delicioso café; al llegar al café me senté y solo espere a que me atendieran, mientras estaba pensando que haré esta noche.

por **Lian Muñoz** Vie Feb 15, 2013 7:52 pm

había tantas cosas que hacer y había estado durante tan poco tiempo en París que necesitaba descansar un poco, y no se me ocurrió mejor idea que acercarme unos instantes a una cafetería, en España también estaban empezando a crearse, pero, yo no tomaba café, no lo necesitaba, pero me gustaba la leche y unos bollitos llamados croissant, que había oído que algunos venían rellenos de nata, una exquisitez para lo tiempos que corren por supuesto y si era exquisito, debía probarlo.

Esto me llevó a una bonita cafetería, con cristaleras adornadas, el olor de una repostería y por supuesto una buena clientela charlando sobre las siguientes bodas, bailes y eventos que ocurrirían en la metrópoli de París. La verdad es que me sentía bastante cómoda entre esta gente, aunque no todo lo cómoda que debería, pese a que la gente me miraba ( y eso que ni siquiera había usado ningún poder o hechizo) no acababa de acostumbrarme a la vida en la ciudad. Era totalmente diferente a la de un palacio en medio de bosques y tierras de cultivo. Aquí no eras nadie importante para la gente como tú, eras solo una más de ellos, incluso puede que con los mismos privilegios. Y eso era lo que se me hacía raro, estar en la misma condición que los demás.

Cuando me senté en uno de las mesas que daban a una de los ventanales me fijé en un chico de buena porte, que no parecía nuevo en el sitio, y dirigí mi mirada hacia él mientras lo miraba fijamente, quizás se diera cuenta de que le estaba mirando y se sentase enfrente de mi para entablar una interesante conversación.

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