Ocasión especial: El orfanato (Darren Ralph)

por Sweet Von Teese* Dom Mar 10, 2013 4:54 pm

Una copiosa pero breve lluvia veraniega caía sobre las dos damas vestidas apenas con la mas mínima ropa, Sweet vestía con un vestido que había pedido prestado de una amiga, era negro y sin miriñaque así que solo se enfatizaba en las curvas, ni mas ni menos (imagen).

Habían bajado las dos del coche, esa noche sabían que el cliente era especial, sino no hubieran salido del burdel. Bajaron apuradas por la lluvia que caía y rápidamente fueron hasta la puerta del orfanato donde después de pocos minutos fueron atendidas por una de las mujeres que se encargaban de cuidar a los niños vestidas con esas ropas de servicio que Sweet amaba cuando se trataba de satisfacer placeres ajenos (y propios también).

Apenas entraron en el lugar preguntaron por la oficina del Sr. Ralph, el director del orfanato, frente a ellas se desplegaba una gran escalera de mármol, la mujer les indico subir por ella y dirigirse hasta la ultima de las oficinas, la última puerta donde se encontraba el despacho del que dirigía el lugar. Los vestidos de las damas estaban cubiertos con tapados para que no se supiera el motivo de su visita a altas horas de la noche. Buscando hacer el menor ruido con el golpeteo de los tacos y escuchando ruidos en los espaciosos pasillos llegaron a la ultima puerta, y mirándose una a otra golpearon la puerta con cierto temor por la oscuridad del lugar, esperando la respuesta del otro lado... el lugar era de lo mas aterrador por la noche al menos.

por **Darren Ralph** Miér Mar 20, 2013 3:51 am

La sangre corría por los laterales del cuello de la pequeña. Elise, Elisabeth, Elisa, ¿a quién mierda le importaba su puto nombre? Estaba malditamente seguro que a él no. Lo único que le importaba era que pudiese encajar su verga en su apretada vaina. Quien quiera que fuera, había sobrevivido a sus anteriores encuentros. Eso sí que lo recordaba. Había estado intrigado por ello. La mayoría de las niñas del orfanato que habían tenido la dicha de sentarse a horcajadas sobre su cuerpo, no habían mantenido su ritmo sin desangrarse. ¡Mierda! Muchas habían muerto presas del dolor y del placer. No sabía diferenciar una de otra. El infante había sido víctima de su morboso padre. Había jodido con su mente también, sacando los recuerdos más traumatizantes hasta la superficie. Oh sí. Le encantaba cuando luchaban entre sus brazos, solo para quedar laxas cuando veían la muerte acechando tras sus orbes. Un vistazo a sus malditos rasgos y el miedo les hacía venirse. Ni siquiera se había desnudado, simplemente se había bajado el pantalón hasta las rodillas para coger a su pequeña puta sobre el escritorio. Ser el director de ese maldito lugar sería aburrido si no fuese por esos entretenidos interludios. Sus caderas embistieron con fuerza, su mano se había cerrado sobre la boca de su víctima para amortiguar sus quejidos. Acabar con las vidas de quienes ayudaban a mantener su farsa realmente jodía sus noches. Había tenido que hacerlo en más de una ocasión. Le importaba un cojón cualquier ser mortal e inmortal, pero tenía que aceptar que había cierta comodidad en hacer uso de sus servicios. Remplazarlos llevaba tiempo, entrenarlos aún más. Sus colmillos se alargaron de nuevo, solo que esta vez no jugaron a marcar la tersa piel, perforaron la yugular. Succionó con fuerza, sin detener sus movimientos. Elise – iba a llamarla así – tenía doce años. Nadie iba a adoptarla nunca. No solo porque él no le dejaría marcharse, sino porque aquéllos que buscaban adoptar no se fijaban en los más grandes. Tragaba de nuevo, cuando escuchó el golpe en la puerta. Sus putas habían llegado. Apartó su cabeza del cuello y gruñó un adelante. No iba a detener la fiesta que había empezado sin ellas. Al menos, aún no.

por Sweet Von Teese* Miér Mar 20, 2013 5:44 pm

Un "adelante" respondió a los golpes suavemente propinados en la puerta, había un ruido que provenía del roce de la madera con los baldosones, o al menos eso parecía, estarían inoportunas?

Antes de ingresar miró a su compañera que la instó a que abriera la puerta, ella ya había venido hasta el orfanato en otra oportunidad. Tomando el pomo del picaporte corrió un poco la puerta hasta que esta cedió y les permitió el paso. Ella pensaba encontrar al director del orfanato escribiendo en su escritorio mientras fumaba pipa quizás, mojando su pluma en el tintero de vez en cuando, o limpiando sus lentes en tal caso.

Lo que encontró la dejo aturdida, su imagen de director de orfanato correcto se desmereció cuando notó que este hombre rubio, de buen porte y contextura estaba parado detrás de su escritorio con una niña cuyo cuerpo desnudo descansaba sobre el mismo mueble, su cuerpo estaba tenso, una mano cubría su boca y sus ojos estaban con una mirada entre perdida y asustada. Cuando sus pares le habían comentado que el Sr. Ralph era un cliente especial, no había pensado en nada como eso...

Su compañera paso a su lado tomando la iniciativa de ingresar, saludó al director y se acercó a un sillón de terciopelo donde dejó su cartera, sin perder tiempo la imitó mientras veía que se lo tomaba con suma naturalidad. Sweet buscó olvidar la primera impresión, de todas formas estaba allí por trabajo y en el trabajo no debía juzgar a los clientes, no debía meterse en cosas de otros. Buscó modificar sus expresiones de inmediato y enfocarse en el placer como hacia siempre, su objetivo era satisfacerlo.

Se quito el abrigo y corrió un poco su vestido para dejar entreveer las ligas debajo de este y luego se acercó lentamente a Darren, la otra prostituta con un dejo sensual dijo:
"Sr. Ralph, que gusto verlo una vez mas... realmente extrañaba sentir esa verga, hoy traje una amiga para que pueda probarla también ..."

por **Darren Ralph** Sáb Jun 15, 2013 1:12 am

El ritmo de sus caderas fue en aumento. Sus embates descomunales, amenazaban con convertir en cientos de astillas el escritorio en el que follaba a Elise. El sonido de su carne, entrando y saliendo infamemente en el estrecho y húmedo coño, era terriblemente sonoro. Las lágrimas corrían por las mejillas del infante. Su putita podía pretender que eran de asco y dolor, pero él lo sabía mejor, estaba disfrutando con su invasión. Alejó la mano de su boca para llevarla, junto a la otra, hasta los delgados muslos de la huérfana. Ni siquiera dedicó una mirada a las putas que habían ingresado a su despacho. El morbo de ver a su verga aparecer y desaparecer le reclamaba por completo. Hilillos de sangre con el néctar de la joven brillaban en el glande. Era demasiado grande para que el pequeño cuerpo se tragara todo su falo, así que solo unos cuantos centímetros estaban rodeados por el sedoso líquido. Golpeaba con tal ímpetu, que la joven mantenía una mano sobre su plano estómago, claramente sintiéndolo golpear hasta su útero. Cuando ella se retorcía bajo su yugo, Darren enterraba sus dedos con brutalidad en la piel. Le desencajaría las piernas de seguir así. No le importó. Su placer era lo único por lo que se preocupaba. – Sé una buena puta y córrete para mí. Le gruñó amenazadoramente a Elise. Como si esa fuese la orden que hubiese estado esperando la joven, sintió como las paredes internas palpitaban y se cerraban a su alrededor. No tuvo piedad. Siguió embistiendo. La fuerza con la que el infante se corrió fue tal, que incluso sus testículos se vieron bañados. En ese instante, alzó la mirada para encontrarse con los orbes de la compañera que una de sus putas bien remuneradas había llevado al orfanato. Salió del cuerpo de la joven, su falo mostrándose gloriosamente erecto. Su mano rápidamente se cerró sobre su virilidad. Se sacudía hipnóticamente. – ¿Quién quiere alimentarse primero? Preguntó con sorna, tomando asiento. Tener a Elise con las piernas abiertas enfrente de él parecía cosa de todas las noches. En realidad lo era, solo que no siempre con la misma huérfana.

por Sweet Von Teese* Lun Jun 17, 2013 12:18 am

Sweet no daba crédito a lo que sus ojos veían, cuando le habían hablado de la monstruosidad del director del orfanato no había tenido en cuenta esto; muy por el contrario había supuesto que tal adjetivo se aplicaba a que era de los que pagaban mal o uno de esos hombres que pegaban demasiado o gozaban con el sadomasoquismo. Mas esto, era algo que nunca se le hubiera pasado por la mente. Lo observaba embistiendo a la niña de reojo mientras se desprendía de su saco, hasta no poder quitarle la vista de encima, esos ojos, esa fuerza y la bestialidad vista en una persona. No pudo contener un gemido de dolor por lo que la infante no podía decir.

Después de despojarse de la cartera, el abrigo y lo demás de la ropa quedándose solo con el corset y las ligas se acercó un poco a su compañera que parecía impasible ante el espectáculo, ella ya había estado con el pero esto?! Era demasiado para una noche. Dijo a Sweet en un breve susurro -Tranquila, todo esta bajo control - notando seguramente la mirada de ella y su boca semiabierta por los gemidos. Sin usar colorete ya tenia las mejillas rojas por la situación.

Estaba acostumbrada, pero... podría soportarlo dentro suyo? podría tolerar semejante fuerza penetrándola por completo? La niña parecía que iba a sobrevivir asi que porque no ella? Era profesional ya, era momento de tomar coraje y enfrentar a cualquier tipo de clientes como se le había enseñado en el burdel. Sea como sea.

El director dejó de penetrar a la niña y con un rápido movimiento sacó su miembro y animó a las prostitutas a probarlo, antes de darse cuenta, y aun presa de la situación, Sweet se encontró arrodillada en el piso, justo frente a la verga que se sacudía violentamente frente a su rostro, entre pálido y rojo en las mejillas, con los labios abiertos esperando que acabase. Tomando rápidamente conocimiento de donde estaba optó por acariciar su miembro y continuar con el movimiento que Darren había comenzado, colocando ambas manos sobre el mismo y encerrándolo con movimientos suaves pero firmes.

- Aliménteme Sr. Ralph - dijo sensual con sus grandes ojos abiertos clavados en los de él.

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