AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
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Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
Llevaba buen rato persiguiendo la fantasma a una mujer de cabellos largos castaños, un rostro hermoso y una sonrisa que transmitía tanta dulzura como la misma voz de ella solía hacerlo en vida; la verdad de todo aquel asunto es que ella ya llevaba días observando y siguiendo a la mujer que respondía al nombre de Ruslana del Mar. El motivo del por qué estaba tan fascinada con esa mujer era que le transmitía una profunda paz, algo difícil y complicado de sentir siendo ella lo que era.
Noelia había intentado tener contacto con la mujer, pero le daba temor terminarla asustando porque no todos estaban acostumbrados a tratar con seres fantasmales como ella; además de que no podía encontrar el momento justo para volverse corpórea y tener una charla ligera con ella, en la medida de lo que sus habilidades se lo permitieran.
- Vamos Noe, son solo unas palabras… repitelo - se obligo a si misma, mientras avanzaba detrás de la mujer atravesando todo lo que se interponía en su camino, ya fueran construcciones, animales o personas - Hola, soy Noelia… - ensayo una sonrisa a pesar de que no podía ver como lucía - bien - se felicito - ahora como comenzar la platica… - se mantuvo pensativa y sumida en buscar una manera de hacer que la notara sin que luciera sospechosa; tanto se perdió que por poco pierde a Ruslana cuando esta se acercaba a la Plaza Tertre.
Continuo su camino creyendo que ya tenía la forma perfecta para encontrarse con quien tantos días había esperado, así que busco un sitio sin personas a su alrededor y lentamente su cuerpo se volvió como el de cualquier otra persona, como el que tenía cuando estaba viva. Miro su mano y soltó un suspiro antes de ponerse en camino y observa a Ruslana de nuevo entre las personas que allá se encontraban.
- Es el momento - susurro mientras sus pasos la acercaban a quien esperaba y bajando la mirada choco contra la mujer, de manera "accidental".
Trastabillo un poco antes de levantar su mirada y encontrarse con la otra. - Lo siento, no me he fijado por donde iba. ¿Esta usted bien? - pregunto de manera inocente, interpretando su papel de persona viva y común a la perfección.
Noelia había intentado tener contacto con la mujer, pero le daba temor terminarla asustando porque no todos estaban acostumbrados a tratar con seres fantasmales como ella; además de que no podía encontrar el momento justo para volverse corpórea y tener una charla ligera con ella, en la medida de lo que sus habilidades se lo permitieran.
- Vamos Noe, son solo unas palabras… repitelo - se obligo a si misma, mientras avanzaba detrás de la mujer atravesando todo lo que se interponía en su camino, ya fueran construcciones, animales o personas - Hola, soy Noelia… - ensayo una sonrisa a pesar de que no podía ver como lucía - bien - se felicito - ahora como comenzar la platica… - se mantuvo pensativa y sumida en buscar una manera de hacer que la notara sin que luciera sospechosa; tanto se perdió que por poco pierde a Ruslana cuando esta se acercaba a la Plaza Tertre.
Continuo su camino creyendo que ya tenía la forma perfecta para encontrarse con quien tantos días había esperado, así que busco un sitio sin personas a su alrededor y lentamente su cuerpo se volvió como el de cualquier otra persona, como el que tenía cuando estaba viva. Miro su mano y soltó un suspiro antes de ponerse en camino y observa a Ruslana de nuevo entre las personas que allá se encontraban.
- Es el momento - susurro mientras sus pasos la acercaban a quien esperaba y bajando la mirada choco contra la mujer, de manera "accidental".
Trastabillo un poco antes de levantar su mirada y encontrarse con la otra. - Lo siento, no me he fijado por donde iba. ¿Esta usted bien? - pregunto de manera inocente, interpretando su papel de persona viva y común a la perfección.
Noelia Caturelli- Fantasma
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Fecha de inscripción : 01/03/2013
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Re: Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
"El cambio te enseña que hay más ventanas en el mundo de las que has visto hasta hoy y que puedes aprender muchas cosas nuevas cuando las abres".
Los rayos del sol acariciaban su piel, haciendo que su pelo brillase con tonos caramelo, rubio y rojizos. Era algo casi imposible, pero no podía evitar quitarse de encima la sensación de que estaba siendo vigilada. Comenzó a acelerar su paso, su corazón aleteando contra su pecho con fuerza mientras el miedo la dominaba. Estaba tan asustada, que casi gritó cuando un mendigo estiró una mano hacia ella desde la oscuridad de un callejón. Sonriendo, maldijo su estupidez, y se acachó para darle una moneda de plata al hombre que miraba el dinero con sorpresa e incredulidad. Riendo, se enderezó y continuó su paseo por la plaza Tertre.
Los niños jugaban a su alrededor, correteando entre niñeras preocupadas por el bienestar de los pequeños que chillaban y se pasaban un caramelo entre todos mientras corrían. A su derecha, una pareja de hombres discutían sobre una futura inversión, los sentimientos de codicia revoloteando a su alrededor. No muy lejos, los sentimientos de amor, y tranquilidad manaban de dos personas, entrelazándose entre ellas y tejiendo un hilo fino de tono rosado que sólo los brujos empáticos como ella podrían ver.
Tan absorta estaba en el estudio de los sentimientos ajenos, que apenas vio aparecer a la mujer con la que chocó. Perdió el equilibrio durante unos segundos, mientras su mano se estiró y agarró el brazo pálido de la desconocida para no caerse. Después de tocarse el corazón acelerado y gemir con dolor, se apresuró a asegurarse de que la mujer estuviera bien.- Madame, lo lamento tanto.- Sus mejillas se sonrojaron mientras sacudía las faldas de la joven y después miraba sus increíbles ojos azules.- ¿Se encuentra bien?.- Su temblorosa respuesta salió de sus labios mientras parpadeaba varias veces para no llorar. Esto se debía a su debilidad con sus poderes y la necesidad de justificar todo lo que veía. Bajó la cabeza con arrepentimiento y se acomodó la ropa para evitar que se arrugase, pensando en todo momento que necesitaba mejorar sus fruslerías.
Los rayos del sol acariciaban su piel, haciendo que su pelo brillase con tonos caramelo, rubio y rojizos. Era algo casi imposible, pero no podía evitar quitarse de encima la sensación de que estaba siendo vigilada. Comenzó a acelerar su paso, su corazón aleteando contra su pecho con fuerza mientras el miedo la dominaba. Estaba tan asustada, que casi gritó cuando un mendigo estiró una mano hacia ella desde la oscuridad de un callejón. Sonriendo, maldijo su estupidez, y se acachó para darle una moneda de plata al hombre que miraba el dinero con sorpresa e incredulidad. Riendo, se enderezó y continuó su paseo por la plaza Tertre.
Los niños jugaban a su alrededor, correteando entre niñeras preocupadas por el bienestar de los pequeños que chillaban y se pasaban un caramelo entre todos mientras corrían. A su derecha, una pareja de hombres discutían sobre una futura inversión, los sentimientos de codicia revoloteando a su alrededor. No muy lejos, los sentimientos de amor, y tranquilidad manaban de dos personas, entrelazándose entre ellas y tejiendo un hilo fino de tono rosado que sólo los brujos empáticos como ella podrían ver.
Tan absorta estaba en el estudio de los sentimientos ajenos, que apenas vio aparecer a la mujer con la que chocó. Perdió el equilibrio durante unos segundos, mientras su mano se estiró y agarró el brazo pálido de la desconocida para no caerse. Después de tocarse el corazón acelerado y gemir con dolor, se apresuró a asegurarse de que la mujer estuviera bien.- Madame, lo lamento tanto.- Sus mejillas se sonrojaron mientras sacudía las faldas de la joven y después miraba sus increíbles ojos azules.- ¿Se encuentra bien?.- Su temblorosa respuesta salió de sus labios mientras parpadeaba varias veces para no llorar. Esto se debía a su debilidad con sus poderes y la necesidad de justificar todo lo que veía. Bajó la cabeza con arrepentimiento y se acomodó la ropa para evitar que se arrugase, pensando en todo momento que necesitaba mejorar sus fruslerías.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
La reacción de la mujer era algo que no se había esperado a pesar de que agradeció de que no cayera al suelo porque de haber terminado aquella en el suelo, no se lo hiciera perdonado por nada del mundo.
Una leve exclamación de sorpresa salió de sus labios cuando su falda era sacudida y cuando sus ojos tuvieron contacto con lo ajenos una sonrisa apareció en sus labios. - No, descuide que he sido yo quien venía distraída y no me he dado cuenta de que estaba por chocar con usted. - una de sus manos se dirigió con velocidad a la mejilla de Ruslana, intentaba hacerla sentir que estaba bien y que nada de aquello había sido su culpa. Todo aquello era su culpa, ella era la que quería poder hablar un poco con ella con tanto ahínco que no pensó en que las cosas pudiesen hacer sentir mal consigo misma a la mujer. - Tranquila que yo estoy muy bien, pero dime ¿tú lo estas? - su voz sonaba dulce y calma, intentaba transmitir paz a la bella mujer frente a ella; eso era algo que siempre intentaba hacer, el hecho de haber sido madre la obligaba siempre a querer proteger a otros y tratarlos como si de pequeñines se tratara.
Un poco de tristeza cruzo su rostro, cosa que también le pasaba cada vez que pensaba en sus niños que claro que ya no debían ser tan pequeños como cuando les despidió de aquella casa en la que termino muriendo; pero aquel no era el momento ni el lugar para ponerse melancólica por una situación como aquella. Recordando lo practica que realizaba antes mientras atravesaba a las personas inclino de manera formal su cabeza. - Mi nombre es Noelia… - se guardo su apellido porque nunca se sabía quien podría estar escuchando las cosas que decía y no era prudente que alguien escuchara el nombre de un muerto o que descubrieran que no era más que un fantasma - puedo saber Madame ¿Cuál es su nombre? - fingió desconocer cualquier dato de ella; no quería que fuera notorio que sabía algo acerca de Ruslana, porque podía terminar provocando temor ajeno y aquella era una mujer muy buena como para algo así.
Sin dejar de mirarla de manera fija, Noelia se preguntaba ¿Qué era lo que le llamaba tanto de esa mujer?
Una leve exclamación de sorpresa salió de sus labios cuando su falda era sacudida y cuando sus ojos tuvieron contacto con lo ajenos una sonrisa apareció en sus labios. - No, descuide que he sido yo quien venía distraída y no me he dado cuenta de que estaba por chocar con usted. - una de sus manos se dirigió con velocidad a la mejilla de Ruslana, intentaba hacerla sentir que estaba bien y que nada de aquello había sido su culpa. Todo aquello era su culpa, ella era la que quería poder hablar un poco con ella con tanto ahínco que no pensó en que las cosas pudiesen hacer sentir mal consigo misma a la mujer. - Tranquila que yo estoy muy bien, pero dime ¿tú lo estas? - su voz sonaba dulce y calma, intentaba transmitir paz a la bella mujer frente a ella; eso era algo que siempre intentaba hacer, el hecho de haber sido madre la obligaba siempre a querer proteger a otros y tratarlos como si de pequeñines se tratara.
Un poco de tristeza cruzo su rostro, cosa que también le pasaba cada vez que pensaba en sus niños que claro que ya no debían ser tan pequeños como cuando les despidió de aquella casa en la que termino muriendo; pero aquel no era el momento ni el lugar para ponerse melancólica por una situación como aquella. Recordando lo practica que realizaba antes mientras atravesaba a las personas inclino de manera formal su cabeza. - Mi nombre es Noelia… - se guardo su apellido porque nunca se sabía quien podría estar escuchando las cosas que decía y no era prudente que alguien escuchara el nombre de un muerto o que descubrieran que no era más que un fantasma - puedo saber Madame ¿Cuál es su nombre? - fingió desconocer cualquier dato de ella; no quería que fuera notorio que sabía algo acerca de Ruslana, porque podía terminar provocando temor ajeno y aquella era una mujer muy buena como para algo así.
Sin dejar de mirarla de manera fija, Noelia se preguntaba ¿Qué era lo que le llamaba tanto de esa mujer?
Noelia Caturelli- Fantasma
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Fecha de inscripción : 01/03/2013
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Re: Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
"El toque más suave que jamás he sentido. Dedos de ébano llenos de amor, así es la caricia que brinda la muerte".
En cuanto escuchó la voz de la mujer, su cuerpo se sintió adormecido. Como si una manta protectora la hubiese cubierto y sólo pudiera admirar el tono melodioso que componía su boca. Una sonrisa tranquila y perfecta en su rostro hizo que le respondiera con otra sonrisa, cerrando sus ojos al extender sus labios en esa muestra de simpatía. Siempre había admirado las personas de sentimientos nobles, y en ella había tanto amor que era difícil entrever los demás sentimientos de preocupación, dolor, e incertidumbre. No sabía qué había pensado, porque afortunadamente no tenía esa habilidad, pero a veces, podía percibir sentimientos derivados de los pensamientos, y al parecer ésos hilos débiles y ocultos entre el amor eran un pensamiento pasajero. Podía jurar que era así, porque al poco tiempo de advertirlos, fueron diluidos de su aura como incómodas moscas que revoloteaban alrededor.
Y su toque...... dedos fríos y suaves. Tan perfectamente blancos que cualquier mujer de alta clase daría lo que fuera por tener unas manos así. - Sí, madame Noelia.- Dijo sonrojándose un poco al decir su nombre directamente. Le habían acostumbrado a hablar con las personas según su apellido, y sólo utilizar su nombre cuando existía mucha confianza.- Me encuentro perfectamente. Espero que lamente no haberme presentado desde un primer momento, soy Ruslana Del Mar, pero como me habéis brindado la oportunidad de llamaros por vuestro nombre, os pido que hagáis lo mismo conmigo.- Realizó una reverencia cordial y elegante, manteniendo su espalda erguida en todo momento, como era adecuado.- Si me lo permite, solicito su permiso para invitarla a un té, es lo menos que puedo hacer, teniendo en cuenta mi descuido.- Tomó su mano con suavidad y la miró con súplica, sabiendo que siempre solía conseguir lo que quería de sus mayores con esa mirada de cordero. O al menos, eso decía su cocinero y su mayordomo cada vez que pedía permiso para eludir sus tareas e ir a navegar. Para la mayoría de las damas, esa actividad era exclusiva del sexo masculino, pero en Ruslana era ensalzado, casi comentado entre los demás miembros de su clase como algo gracioso dado que sus antepasados eran piratas.
En cuanto escuchó la voz de la mujer, su cuerpo se sintió adormecido. Como si una manta protectora la hubiese cubierto y sólo pudiera admirar el tono melodioso que componía su boca. Una sonrisa tranquila y perfecta en su rostro hizo que le respondiera con otra sonrisa, cerrando sus ojos al extender sus labios en esa muestra de simpatía. Siempre había admirado las personas de sentimientos nobles, y en ella había tanto amor que era difícil entrever los demás sentimientos de preocupación, dolor, e incertidumbre. No sabía qué había pensado, porque afortunadamente no tenía esa habilidad, pero a veces, podía percibir sentimientos derivados de los pensamientos, y al parecer ésos hilos débiles y ocultos entre el amor eran un pensamiento pasajero. Podía jurar que era así, porque al poco tiempo de advertirlos, fueron diluidos de su aura como incómodas moscas que revoloteaban alrededor.
Y su toque...... dedos fríos y suaves. Tan perfectamente blancos que cualquier mujer de alta clase daría lo que fuera por tener unas manos así. - Sí, madame Noelia.- Dijo sonrojándose un poco al decir su nombre directamente. Le habían acostumbrado a hablar con las personas según su apellido, y sólo utilizar su nombre cuando existía mucha confianza.- Me encuentro perfectamente. Espero que lamente no haberme presentado desde un primer momento, soy Ruslana Del Mar, pero como me habéis brindado la oportunidad de llamaros por vuestro nombre, os pido que hagáis lo mismo conmigo.- Realizó una reverencia cordial y elegante, manteniendo su espalda erguida en todo momento, como era adecuado.- Si me lo permite, solicito su permiso para invitarla a un té, es lo menos que puedo hacer, teniendo en cuenta mi descuido.- Tomó su mano con suavidad y la miró con súplica, sabiendo que siempre solía conseguir lo que quería de sus mayores con esa mirada de cordero. O al menos, eso decía su cocinero y su mayordomo cada vez que pedía permiso para eludir sus tareas e ir a navegar. Para la mayoría de las damas, esa actividad era exclusiva del sexo masculino, pero en Ruslana era ensalzado, casi comentado entre los demás miembros de su clase como algo gracioso dado que sus antepasados eran piratas.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
La invitación le tomo por sorpresa pero no fue algo que le desagradara, no comería porque para ella no era eso necesario pero poder pasar un rato en compañía de la bella dama valía la pena; estaría tanto tiempo como su habilidad de corporeidad le permitiera y antes de que otra cosa pasara se iría para de manera probable no volver a verla de esa forma, solo como una sombra que de vez en cuando seguiría el paso ajeno cuidando sus andares y esperando desde el fondo de si misma que se encontrara bien en esos momentos y siempre.
- Madame Ruslana - dijo al tiempo de que hacía una inclinación cordial - mi ser se alegra de enorme manera al saber que nuestro encuentro no le ha ocasionado nada - miro su mano con cuidado, la sensación cálida era agradable, aunque ella no era capaz de sentir tanto como los humanos normales aún así el calor de los vivos era hermoso. - me encantaría poder pasar un tiempo en su agradable presencia, si es que no distraigo sus andares de una situación importante que deba atender - la verdad es que solo le había seguido sin saber lo que Ruslana tenía planeado hacer.
Su mirada se enfocaba en ella y no pudo evitar recordar la mirada de sus pequeños, esas miradas que estaban llenas de imploraciones y a las que se les era difícil negar algo; de verdad que la fantasma estaba deseosa por ir con ella pero tampoco quería ser una molestia, más al ver aquella expresión un suspiro que no era necesario salió de sus labios que en ningún momento perdía la sonrisa - Bueno si no le genera entonces inconvenientes, por mi no hay problema alguno ya que por mi parte no debo hacer nada ahora, ni más tarde - el tiempo para los fantasmas era diferente transcurría rápido y a la vez lento, todo podía verse pero nada podía vivirse. Aquella pequeña oportunidad era perfecta para poder vivirse y no simplemente ser una observadora más.
- Madame Ruslana - dijo al tiempo de que hacía una inclinación cordial - mi ser se alegra de enorme manera al saber que nuestro encuentro no le ha ocasionado nada - miro su mano con cuidado, la sensación cálida era agradable, aunque ella no era capaz de sentir tanto como los humanos normales aún así el calor de los vivos era hermoso. - me encantaría poder pasar un tiempo en su agradable presencia, si es que no distraigo sus andares de una situación importante que deba atender - la verdad es que solo le había seguido sin saber lo que Ruslana tenía planeado hacer.
Su mirada se enfocaba en ella y no pudo evitar recordar la mirada de sus pequeños, esas miradas que estaban llenas de imploraciones y a las que se les era difícil negar algo; de verdad que la fantasma estaba deseosa por ir con ella pero tampoco quería ser una molestia, más al ver aquella expresión un suspiro que no era necesario salió de sus labios que en ningún momento perdía la sonrisa - Bueno si no le genera entonces inconvenientes, por mi no hay problema alguno ya que por mi parte no debo hacer nada ahora, ni más tarde - el tiempo para los fantasmas era diferente transcurría rápido y a la vez lento, todo podía verse pero nada podía vivirse. Aquella pequeña oportunidad era perfecta para poder vivirse y no simplemente ser una observadora más.
Noelia Caturelli- Fantasma
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Re: Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
"Entonces lo entendí. Tu belleza no reside en la vida, sino en el amor que entregas aún estando muerta."
Sonrió a madame Noelia con cariño. Había algo extraño en ella, no sabía si era porque sus sentimientos eran puros, y eso era algo difícil de encontrar. O era la tonalidad extraña de su aura, esa extrañeza que le advertía que no era alguien normal. Lo sentía en el extraño hormigueo de sus dedos enguantados cuando la tocaba. La frialdad y palidez de su piel. Cuando comenzó a caminar junto a ella, en dirección a la pastelería, se dio cuenta de qué era lo que le llamaba la atención de ella. A diferencia de todos los que les rodeaban, Noelia no tenía un aura viva. Sí, sabía lo extraño que sonaba, pero ella ya había visto una igual antes. Un fantasma. La joven que la miraba con simpatía, era una muerta, al igual que su amigo.
Un dolor la sacudió por dentro. Jamás volvería a vivir, no descubriría la belleza del sol calentando su piel. Siempre tendría que depender de los momentos en los que ella podía hacerse visible a los demás. Pasearía por el mundo como una sombra, esperando a cumplir aquello que la retenía en un mundo vivo y lleno de color, mientras ella era una tonalidad más dentro de un cuadro sin fin. Apartó la vista de ella y apretó los labios con fuerza. Para cualquiera que la mirase ahora, sus ojos brillarían con un sentimiento profundo. Estaba decidida a hacer su día especial. Aún no sabía porqué la había elegido a ella para materializarse, pero pensaba darle más de lo que ella pediría. Sin contenerse, la abrazó con fuerza, y a pesar de que estaba luchando contra toda las normas que le gritaban que eso no era correcto, las ignoró y se centró en hacerle transmitir seguridad y amor. Una de sus habilidades consistía el usar los sentimientos de los demás. Podía saber qué sentían, pero también podía hacerle sentir lo que deseaba. En este caso era amor incondicional, una corriente tan cálida y protectora, que podría abrumar a cualquiera. - Lo sé, pequeña. No temas, haré que este día sea especial.- Le susurró en el oído antes de apartarse y tomar su mano para correr hasta un carruaje de alquiler. Le pagó al cochero para que las llevaran hasta la Basílica Saint -Denis. Riéndose, se subió al carruaje sin capota, lo que permitía que todos las vieran en su paseo, pero también que ellas pudieran verlo todo.
Un camino de impresionantes jardines se abría delante de ellas, pasaron por las calles más bellas de París y llegaron a la Basílica de Saint-Denis. Bajándose del carruaje, convenció al conductor en pagarle 100 francos por el día completo de su servicio. Sabía que era una suma desorbitada, pero merecía la pena. Por supuesto, la suma se la entregaría al final del día, que sería cuando la bella Noelia no pudiese mantener su forma corpórea. Tomó su mano y correteó hasta el interior de la basílica.- Sé que no es un lugar que esperarías. Pero han tenido reformas y la cristalera es tan hermosa, que cuando hay días soleados como hoy, parece que has entrado a un mundo de fantasía.- Le guiñó un ojo con timidez, y la empujó con suavidad para que se adentrara por el pasillo de la basílica. A pesar de que el exterior gótico de la Basílica la hacía no muy atractiva, su interior era mágico. Los bancos eran de madera noble, perfectos y brillantes, con ese tono marrón oscuro de la madera más pura. El altar ocultaba al santo Dionisio. Una cristalera de oro guardaba los restos, y los exponía con reverencia, para los visitantes. Pero lo importante era la parte superior. Todo el techo estaba lleno de cristaleras con motivos religiosos. Los colores hacían que todos los visitantes estuviesen brillando en miles de tonos.
Levantó una de sus manos, y vio cómo esta brillaba en un tono azulado y rojizo. Se dio la vuelta para mirar la expresión de Noelia.- Es perfecto, ¿verdad?. Tantos colores, parece que eres parte de la cristalera.- Le susurró con reverencia mientras volvía a elevar la mirada a la cristalera.
Sonrió a madame Noelia con cariño. Había algo extraño en ella, no sabía si era porque sus sentimientos eran puros, y eso era algo difícil de encontrar. O era la tonalidad extraña de su aura, esa extrañeza que le advertía que no era alguien normal. Lo sentía en el extraño hormigueo de sus dedos enguantados cuando la tocaba. La frialdad y palidez de su piel. Cuando comenzó a caminar junto a ella, en dirección a la pastelería, se dio cuenta de qué era lo que le llamaba la atención de ella. A diferencia de todos los que les rodeaban, Noelia no tenía un aura viva. Sí, sabía lo extraño que sonaba, pero ella ya había visto una igual antes. Un fantasma. La joven que la miraba con simpatía, era una muerta, al igual que su amigo.
Un dolor la sacudió por dentro. Jamás volvería a vivir, no descubriría la belleza del sol calentando su piel. Siempre tendría que depender de los momentos en los que ella podía hacerse visible a los demás. Pasearía por el mundo como una sombra, esperando a cumplir aquello que la retenía en un mundo vivo y lleno de color, mientras ella era una tonalidad más dentro de un cuadro sin fin. Apartó la vista de ella y apretó los labios con fuerza. Para cualquiera que la mirase ahora, sus ojos brillarían con un sentimiento profundo. Estaba decidida a hacer su día especial. Aún no sabía porqué la había elegido a ella para materializarse, pero pensaba darle más de lo que ella pediría. Sin contenerse, la abrazó con fuerza, y a pesar de que estaba luchando contra toda las normas que le gritaban que eso no era correcto, las ignoró y se centró en hacerle transmitir seguridad y amor. Una de sus habilidades consistía el usar los sentimientos de los demás. Podía saber qué sentían, pero también podía hacerle sentir lo que deseaba. En este caso era amor incondicional, una corriente tan cálida y protectora, que podría abrumar a cualquiera. - Lo sé, pequeña. No temas, haré que este día sea especial.- Le susurró en el oído antes de apartarse y tomar su mano para correr hasta un carruaje de alquiler. Le pagó al cochero para que las llevaran hasta la Basílica Saint -Denis. Riéndose, se subió al carruaje sin capota, lo que permitía que todos las vieran en su paseo, pero también que ellas pudieran verlo todo.
Un camino de impresionantes jardines se abría delante de ellas, pasaron por las calles más bellas de París y llegaron a la Basílica de Saint-Denis. Bajándose del carruaje, convenció al conductor en pagarle 100 francos por el día completo de su servicio. Sabía que era una suma desorbitada, pero merecía la pena. Por supuesto, la suma se la entregaría al final del día, que sería cuando la bella Noelia no pudiese mantener su forma corpórea. Tomó su mano y correteó hasta el interior de la basílica.- Sé que no es un lugar que esperarías. Pero han tenido reformas y la cristalera es tan hermosa, que cuando hay días soleados como hoy, parece que has entrado a un mundo de fantasía.- Le guiñó un ojo con timidez, y la empujó con suavidad para que se adentrara por el pasillo de la basílica. A pesar de que el exterior gótico de la Basílica la hacía no muy atractiva, su interior era mágico. Los bancos eran de madera noble, perfectos y brillantes, con ese tono marrón oscuro de la madera más pura. El altar ocultaba al santo Dionisio. Una cristalera de oro guardaba los restos, y los exponía con reverencia, para los visitantes. Pero lo importante era la parte superior. Todo el techo estaba lleno de cristaleras con motivos religiosos. Los colores hacían que todos los visitantes estuviesen brillando en miles de tonos.
Levantó una de sus manos, y vio cómo esta brillaba en un tono azulado y rojizo. Se dio la vuelta para mirar la expresión de Noelia.- Es perfecto, ¿verdad?. Tantos colores, parece que eres parte de la cristalera.- Le susurró con reverencia mientras volvía a elevar la mirada a la cristalera.
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Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
Caminaba con calma era agradable sentirse entre los vivos de nuevo de vez en cuando, incluso aunque la verdad fuera que ella ya no pertenecía a aquel lado pero viendo su situación desde un punto serío, ella no pertenecía a ningún sitio; no estaba viva, pero tampoco estaba del todo muerta, su existencia incorpórea era nada más y nada menos que algo en el medio que no podía no avanzar, ni retroceder por más que deseara.
Sonreía a todos aquellos que se cruzaban en el camino de ambas, en muchas ocasiones tenía la necesidad de detener a todos y decirles que se cuidaran, que la vida era valiosa y que disfrutaran cada momento que vivieran como el último, pero ella había vivido de esa manera e igual había terminado como un fantasma así que contenía sus ganas y simplemente les dejaba.
Giro su rostro a su acompañante que miraba a otro lado y una preocupación maternal surgió en su interior; estaba por estirar su mano para tocar a Ruslana cuando esta se giro en su dirección y la abrazo tomando por completa sorpresa a Noelia. Aquel acto no la molesto en lo más mínimo, de hecho se sentía segura y muy cómoda con ella como si aquellos brazos siempre la hubieran consolado. Sin poder evitarlo ella también le abrazo, era incapaz de sentir tanto como los humanos normales pero eso no significaba que ellos no pudieran sentirla a ella; la fantasma quería transmitir todo aquello que incluso ella desconocía que le había llevado hasta aquella joven.
Al escuchar aquellas sencillas pero sinceras palabras, sonrío. Aquella joven lo sabía y entonces no había caso para que ocultara cosas, podía ser la fantasma que era ante aquella humana que con sus actos le daba muestra de no ser una persona común.
- Gracias - susurro a aquella joven que tenía un corazón puro y tantos buenos sentimientos aglomerados dentro de ella.
De manera brusca fue jalada en dirección a los carruajes, pero le siguió como un gato a las luciérnagas por la noche que no saben en donde acabaran pero que saben será una aventura maravillosa.
Miraba todo con fascinación, no porque fuera la primera vez que lo hacía si no porque la forma en la que todo estaba sucediendo era completamente nueva para ella, viajaba con una mujer con unos dones maravillosos y que le había tratado muy bien a pesar de ser solo un fantasma.
La escucho entablar trato con el cochero y ofrecer demasiado dinero para solo un día de paseo; en ese momento fue que lo noto… Rus le recordaba en gran medida a ella misma cuando estaba viva y no solo a ella si no que a su esposo también, como si aquella mujer poseyera características de ambos que le hacían recordar sus años viva y sonrío.
Corrió entre risas hasta la basílica y escucho atenta la explicación de porque estaban en aquel lugar. Su mirada recorrió la fachada, hasta que sintió el empujoncito e ingresaron. En su rostro no se dibujaba nada más que la sorpresa que paulatinamente cambio a una sonrisa de fascinación; la basílica era sin duda hermosa pero los colores de la cristalería hacían que se sintiera en un mundo muy diferente.
Miro la mano repleta de colores y después a la dueña de ella.
- Es absolutamente perfecto - confirmo sus palabras para después estirar su mano y apretar levemente la de aquella joven - Gracias Rus, por tomarte el tiempo para acompañar a esta molesta fantasma… - hablo en un susurro, pues de verdad estaba agradecida por aquello que hacía por ella - y siempre que pueda ayudarte, no dudes en llamarme que acudiré a ti - dijo haciendo referencia a su naturaleza de bruja, que le quedaba claro que poseía; soltó con cuidado su mano, dejando de mirarla para volver su atención nuevamente a los cristales.
Sonreía a todos aquellos que se cruzaban en el camino de ambas, en muchas ocasiones tenía la necesidad de detener a todos y decirles que se cuidaran, que la vida era valiosa y que disfrutaran cada momento que vivieran como el último, pero ella había vivido de esa manera e igual había terminado como un fantasma así que contenía sus ganas y simplemente les dejaba.
Giro su rostro a su acompañante que miraba a otro lado y una preocupación maternal surgió en su interior; estaba por estirar su mano para tocar a Ruslana cuando esta se giro en su dirección y la abrazo tomando por completa sorpresa a Noelia. Aquel acto no la molesto en lo más mínimo, de hecho se sentía segura y muy cómoda con ella como si aquellos brazos siempre la hubieran consolado. Sin poder evitarlo ella también le abrazo, era incapaz de sentir tanto como los humanos normales pero eso no significaba que ellos no pudieran sentirla a ella; la fantasma quería transmitir todo aquello que incluso ella desconocía que le había llevado hasta aquella joven.
Al escuchar aquellas sencillas pero sinceras palabras, sonrío. Aquella joven lo sabía y entonces no había caso para que ocultara cosas, podía ser la fantasma que era ante aquella humana que con sus actos le daba muestra de no ser una persona común.
- Gracias - susurro a aquella joven que tenía un corazón puro y tantos buenos sentimientos aglomerados dentro de ella.
De manera brusca fue jalada en dirección a los carruajes, pero le siguió como un gato a las luciérnagas por la noche que no saben en donde acabaran pero que saben será una aventura maravillosa.
Miraba todo con fascinación, no porque fuera la primera vez que lo hacía si no porque la forma en la que todo estaba sucediendo era completamente nueva para ella, viajaba con una mujer con unos dones maravillosos y que le había tratado muy bien a pesar de ser solo un fantasma.
La escucho entablar trato con el cochero y ofrecer demasiado dinero para solo un día de paseo; en ese momento fue que lo noto… Rus le recordaba en gran medida a ella misma cuando estaba viva y no solo a ella si no que a su esposo también, como si aquella mujer poseyera características de ambos que le hacían recordar sus años viva y sonrío.
Corrió entre risas hasta la basílica y escucho atenta la explicación de porque estaban en aquel lugar. Su mirada recorrió la fachada, hasta que sintió el empujoncito e ingresaron. En su rostro no se dibujaba nada más que la sorpresa que paulatinamente cambio a una sonrisa de fascinación; la basílica era sin duda hermosa pero los colores de la cristalería hacían que se sintiera en un mundo muy diferente.
Miro la mano repleta de colores y después a la dueña de ella.
- Es absolutamente perfecto - confirmo sus palabras para después estirar su mano y apretar levemente la de aquella joven - Gracias Rus, por tomarte el tiempo para acompañar a esta molesta fantasma… - hablo en un susurro, pues de verdad estaba agradecida por aquello que hacía por ella - y siempre que pueda ayudarte, no dudes en llamarme que acudiré a ti - dijo haciendo referencia a su naturaleza de bruja, que le quedaba claro que poseía; soltó con cuidado su mano, dejando de mirarla para volver su atención nuevamente a los cristales.
Noelia Caturelli- Fantasma
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Fecha de inscripción : 01/03/2013
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Re: Algo de ti, me recuerda a mi pasado (Privado)
Rió feliz, tapando su boca con la mano, para evitar que su risa pudiera molestar a los feligreses que rezaban en el interior de la Iglesia. La expresión, llena de amor y sorpresa de Noelia, era suficiente precio para asegurar su felicidad. Le encantaba ayudar a los demás, alejar todo lo malo que hay en ellos, y hacerles sonreír. Era su meta en la vida, y nada le haría desistir de su decisión. - Me alegro de que te guste.- Dejó que ella siguiera observando la cristalera durante unos minutos. Que la estudiara a su antojo y que le comentase lo que más le gustaba de ella. Era... como si la conociera desde hacía mucho tiempo. Su sonrisa, siempre presente, y el amor que había en ella, era tan grande, que la tranquilizaban.
Cuando ella terminó de ver la cristalera, la tomó de la mano, y correteó hasta la parte en la que estaban numerosas velas. Dejó dos monedas, y le dio una cerilla enorme a Noelia.- Ahora tenemos que pedir un deseo. Dicen que si enciendes la vela de la fe, consigues que se hagan realidad.- Le dedicó una sonrisa inocente, y encendió una vela del centro. Cerró los ojos, y pidió que Brett y ella estuvieran siempre juntos. Amaba a ese hombre, todo de él, lo bueno y lo malo. Incluso le gustaba su..."lado peludo". Una sonrisa afloró a sus labios, cómplice de su pequeño chiste personal.
Cuando abrió los ojos, Noelia aún estaba mirando las velas encendidas. Había una expresión extraña en su rostro, como si hubiese ascendido al cielo y al infierno a la vez. Tenía una sonrisa triste, pero sus ojos brillaban con amor y dolor. Ella sólo había conocido un sentimiento igual al que tenía la mujer, el profundo dolor que había sentido cuando tuvo que enfrentarse al licántropo de Brett. Estar cara a cara con la muerte, cuando su rostro es del hombre que amas, crea un difícil sentimiento en tu interior. Pues lucha el sentimiento de supervivencia, con el de la vida. Sin Brett, lo único que haría sería sobrevivir, durar en el tiempo como una sombra, estando muerta en vida. - ¿Te encuentras bien, ma chèrie?- Le preguntó dudosa. Pues no sabía si había roto un momento importante. Uno de esos en los que el silencio, tiene más significado que cualquier palabra, y el corazón, rememora una melodía perdida en el tiempo. ¿Cuán difícil debe ser saber que estas muerta?.
Cuando ella terminó de ver la cristalera, la tomó de la mano, y correteó hasta la parte en la que estaban numerosas velas. Dejó dos monedas, y le dio una cerilla enorme a Noelia.- Ahora tenemos que pedir un deseo. Dicen que si enciendes la vela de la fe, consigues que se hagan realidad.- Le dedicó una sonrisa inocente, y encendió una vela del centro. Cerró los ojos, y pidió que Brett y ella estuvieran siempre juntos. Amaba a ese hombre, todo de él, lo bueno y lo malo. Incluso le gustaba su..."lado peludo". Una sonrisa afloró a sus labios, cómplice de su pequeño chiste personal.
Cuando abrió los ojos, Noelia aún estaba mirando las velas encendidas. Había una expresión extraña en su rostro, como si hubiese ascendido al cielo y al infierno a la vez. Tenía una sonrisa triste, pero sus ojos brillaban con amor y dolor. Ella sólo había conocido un sentimiento igual al que tenía la mujer, el profundo dolor que había sentido cuando tuvo que enfrentarse al licántropo de Brett. Estar cara a cara con la muerte, cuando su rostro es del hombre que amas, crea un difícil sentimiento en tu interior. Pues lucha el sentimiento de supervivencia, con el de la vida. Sin Brett, lo único que haría sería sobrevivir, durar en el tiempo como una sombra, estando muerta en vida. - ¿Te encuentras bien, ma chèrie?- Le preguntó dudosa. Pues no sabía si había roto un momento importante. Uno de esos en los que el silencio, tiene más significado que cualquier palabra, y el corazón, rememora una melodía perdida en el tiempo. ¿Cuán difícil debe ser saber que estas muerta?.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 415
Fecha de inscripción : 07/10/2012
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