Algo en el callejon(privado)

por **Hypatia Kyrgiakos** Lun Mar 25, 2013 6:09 pm

Ya llevaba un tiempo en París y ni siquiera conocía nada de dicha ciudad, se pasaba el dia encerrada en la habitación de ostentoso hotel en el que residia tras su llegada a la capital de Francia. Desde allí llevaba su negocio y administraba todo para hacer nuevos negocios con más burgueses. La sangre la conseguía gracias a su asistente personal que la traía presas para alimentarse, pero no podía hacer mas estragos necesitaba algun donante fijo.

Aquella vez había dicho a su asistente personal que la preparara el carromato, quería conocer parís aquella noche y probar algun cuello parisino. Se puso uno de sus Vestidos el cual tenia la parte de arriba un corsé que apretaba bien su pecho mostrando un bonito escote y ciñendo su cintura, el resto del vestido caía elegantemente tapando las elegantes y largas piernas de la griega. El color que había elegido esa noche era rojo tirando a granate y negro, su pelo suelto pero ondulado con algun pequeño recogido con un pequeño pasador con pequeños diamantes incrustados. LLevaba su habitual maquillaje que la hacia mas seductora posible, pero el caso esque siempre la gustaba arreglarse.

Había salido del hotel nada más ocultarse el sol y al salir respiro el aire puro de la noche aunque en realidad no la hacia falta el oxigeno para nada, pero tenia que guardar las formas. Su vista se fijo entonces en el camino que llevaba el hotel y su elegante carromato negro con detalles metalicos plateados y cortinas de terciopelo rojo, estaba ya esperandola en la puerta mientras su cochero la habría la puerta mientras la hacia una reverencia quitandose el sombrero. Esta se subió en el carromato con una sonrisa satisfecha pero sin mostrar sus afilados colmillos. Cuando estuvo dentro se sentó y miró por la ventanilla aburrida mientras el cochero hacía andar su carromato tirado por caballos arabes de color azabache.

Esperaba llegar pronto a alguna calle centrica de París de momento solo veía arboles,vegetación y algun que otro lugar marginal a lo cual puso una mueca de asco. Dejo de mirar por la ventana mientra aburrida se acariciaba el corsé, esperaba llegar pronto a las calles parisinas pues no tenía todo el día nunca mejor dicho. De pronto el carromato disminuyó la velocidad y la aristocrata se asomó por la ventana observando las calles de Paris. Dio un golpe al carromato para que este parará y se bajó mientras observaba todo los detalles de aquella calle.

Apenas había gente por allí y ella caminaba lentamente observando todo. Fue entonces cuando la fragancia de una dama la llamo la atención. La vena de aquella mujer latía rapidamente y su sangre viajaba rapidamente por sus venas, además tenía un olor exquisito. Era una parisina por lo menos eso entendió cuando la escuchó canturrear una canción. La siguió poco a poco hasta que giró por una calle menos transitada aún, pero antes de que pudiera acercarse más notó algo que la seguía...

por **Tatiana Volkov** Mar Mar 26, 2013 6:59 am

Tras la caída del Sol, Tatiana caminaba lentamente por las calles de París. Se preguntaba por qué demonios la gente tenía que ser tan estúpida.
Sergei le había mandado una carta. Al parecer, un maldito cambiaformas adolescente, al que él estaba entrenando para la organización, había sido tan estúpido de quedarse dormido a saber dónde (Tanya no lo recordaba, y tampoco le importaba), y sin darse cuenta, le habían prendido fuego durante el sueño. Quién o por qué eran cuestiones que no le interesaban a la rusa.
Se lo había dicho claramente a Sergei: que no entrenara a nadie que no fuera ruso, que no merecían la pena, que eran débiles... pero él insistió. "Zhelayu tebe uspeha, Sergei" (que tengas mucho éxito), le había dicho ella irónicamente. Y había acabado por perder su tiempo y a su aprendiz. No era buena idea desoír los consejos de la rusa.

Pero Tatiana enseguida se cansó de pensar en ello. Era una estupidez lamentarse por la pérdida de alguien que no lo merecía; aquel joven era alguien que jamás iría al Valhala...
Y de pronto, vio algo que llamó su atención poderosamente. Era una mujer rubia, aparentemente muy joven, aunque Tanya sabía que no sería así... porque era un vampiro; su aura pálida la delataba. Y lo más increíble de todo: era asombrosamente parecida a Ambrosine...

Ambrosine era una vampiresa griega, con sus buenos setecientos años de edad, que perteneció a la organización de su padre tiempo atrás. Era buena luchadora, y Tatiana, que pasó gran parte de su tiempo con ella, la admiraba profundamente. Pero poco antes de morir su padre, Ambrosine había sido asesinada... o eso creía Tanya hasta aquel momento, porque hubiera jurado que aquella vampiresa era ella...
Tatiana no era una mujer sentimental... y no podía creer aquello. Y por ello, tenía que asegurarse de que su instinto no la engañaba... así que, cuando vio como la vampiresa comenzaba a seguir cuidadosamente a una mujer, seguramente para alimentarse de ella, no dudó ni un instante. La siguió con calma, y esperó hasta que la víctima de la vampiresa estuviera en un callejón del que seguramente le sería difícil escapar, si es que la vampiresa lo quería así. Entonces fue cuando habló:
-¿Ambrosine?

por **Hypatia Kyrgiakos** Mar Mar 26, 2013 7:51 am

Siguió caminando algo mas pero sabía que alguien la estaba siguiendo de cerca.Quizás tuviera dos presas aquella noche pasa saciar su sed durante mucho tiempo. Pero fue entonces cuando escuchó detras de ella una voz que llamaba a alguien Ambrosine. Se giró para ver si estaba llamando a la joven que perseguía y pudo ver que su perseguidora era una cambiaformas. Volvió a mirar el lugar donde debería estar su presa pero esta ya se había marchado.

Aquello a la griega la molestó mucho tanto que apreto los dientes y en un rapido movimiento que ni siquiera la chica de cabello corto se lo hubiera esperado. En un momento Hypatia la tenía contra la pared del callejon mientras la miraba directamente a los ojos, a la vez que mostraba sus afilados colmillos.

-¿no sabes lo que has hecho verdad?-comentó mirandola mientras se fijaba en el cuello de la cambiaformas.

-Por tu culpa ya no tengo que cenar.... y tendré que cenar otra cosa....-dijo amenzante mientras se concentraba en la chica que tenía delante.

Por el olor que desprendía parecía que era de nacionalidad Rusa. LLevaba tantos años viajando,probando diversos tipos de sangre y podía saber casi por el olor de donde procedía el producto. No la apetecía probar sangre Rusa, quería sangre Francesa pero aquella noche quizas tuviera que conformarse.

por **Tatiana Volkov** Miér Mar 27, 2013 12:33 pm

Tatiana observó fijamente a la mujer que se volvió hacia ella, descuidando a su presa, y desde luego... no era Ambrosine. Sus rasgos eran similares, desde luego, pero no era ella; la rusa lo supo antes incluso de escuchar su voz.
Y para colmo, aquella maldita vampiresa tenía un humor de perros, mientras que no contaba con la fría educación de Ambrosine ni con otros aspectos de su personalidad. Porque, para empezar, Ambrosine jamás habría dejado escapar a su presa de forma tan tonta... ni mucho menos habría culpado a cualquier otra persona de su error.

Por desgracia, los pensamientos de Tanya le habían distraído demasiado, por lo que no se dio cuenta del movimiento de la falsa Ambrosine hasta que tuvo a la maldita vampiresa aprisionándola contra la pared.
La miró con la molestia presente en sus ojos castaños. Sencillamente no le apetecía aguantar el temperamento de una vampiresa que no era capaz de aceptar sus propios errores. Y no le importaba que la vampiresa fuera, casi seguro, bastante mayor que ella; ni siquiera que no estuvieran en igualdad de condiciones; era temeraria, algunos dirían que orgullosa, y no permitiría ningún desplante.

Sin embargo, la rusa se guardó sus pensamientos para sí (a menos que la vampiresa leyera mentes).
-Ah, da, yo también estarrr encantada de conocerrrte. ¿Así que tú querrerrr sangrrre de cambiaforrrmas?-inquirió burlonamente Tatiana.- Yo no haberrr prrrobado, pero no haberrr oído buenas crrríticas. Crrreo que serrr mejorrr que buscarrr otrrra prrresa.-la miró alzando una ceja, y tratando de controlar su mal humor creciente.- Y si tú poderrr aparrrtarrr parrra que yo seguirrr mi camino, serrr mejorrr todavía. Perrro sin prrrisa, ¿eh? Yo tenerrr todo el día para converrrsación intrascendente...-bufó, cruzando los brazos.

por **Hypatia Kyrgiakos** Vie Mar 29, 2013 10:57 am

La verdad esque hubiera sido mejor obviar que alguien la seguía para tener su presa, pero no la gustaba para nada que la siguieran y menos cuando estaba a punto de comer, era algo que la disgustaba bastante. Ella no había elegido vivir siendo una inmortal, no la pidieron opinión por lo que eso de beber sangre y que la vieran era algo que no la gustaba nada. Prefería guardar las apariencias y que solo fuera una dama que paseaba por las calles de parís.

Pero se había equivocado en su actuación, antes en su época con tan solo hacer eso habría acabado o atemorizado a la chica que tenía delante pero esta no parecía ni inmutarse. Por lo que decía la mujer parecía que había tratado con otros vampiros, podía utilizar sus poderes para que sintiera un dolor horrendo pero aquello no serviría para nada.

Las apariencias de la griega eran algo extrañas, podía parecer una dama elegante y educada pero tenía mucho carácter y era algo o bastante agresiva cuando se trataba de no guardar las apariencias.

-Tienes razón cambia formas, lo mejor es que usted siga su camino y yo el mío-dijo separándose para dejarla marcharse.

-y mas te vale que de tu boquita no salga nada, si no nos veremos las caras-dijo amenazante la griega denotando su acento griego.

Se quedó esperando a que se marchara mientras enarcaba una ceja para apremiarla. No quería utilizar sus habilidades vampíricas para persuadirlas pero si era necesario lo haría. Aunque quizás se la ocurriría algo para que aquella cambia formas la sirviera de ayuda.

por **Tatiana Volkov** Vie Mar 29, 2013 12:38 pm

Haciendo honor a la verdad, hay que decir que Tatiana se sorprendió bastante de que la vampiresa fuera, al final, tan razonable. Le había parecido alguien soberbio e irascible, poco despuesto a admitir sus errores y mucho menos a dejarlo pasar. Pero, por lo visto, se había equivocado... qué extraño; normalmente, su instinto era infalible. Estaría perdiendo facultades.
Ese pensamiento la molestó hasta tal punto que ocultó su asombro tras una perfecta máscara de indiferencia, y ni siquiera se molestó en sonreírle a la vampiresa en agradecimiento.
-Ahhh, muy amable, querrrida...-indicó, aunque algo en su tono resultaba irónico.- Buena suerrrte con tu caza.

Tanya se hubiera marchado en aquel mismo momento, y seguramente no hubiera vuelto a ver a aquella extraña vampiresa en toda su vida. Pero hubo algo que la mantuvo en su sitio. Justo cuando se apartaba de la pared contra la que le había aprisionado la vampiresa, que a juzgar por su acento debía ser griega, esta le insinuó una amenaza.
Y aquello era algo que la rusa no pudo dejar pasar. Se detuvo antes de empezar siquiera a andar, si es que esto es posible, y miró a la vampiresa con renovado interés.
-Tú no serrr muy sutil, tú saberrr, ¿no?-inquirió, alzando una ceja.- Bueno, no prrreocuparrr de todas forrrmas; porrr bella que serrr tu carrra, yo no tenerrr intención de volverrr a verrrla de momento.-bufó, casi casi sonriendo.

Tanya se dio a sí misma un par de excusas que encontró en su cabeza, pero por mucho que tratara de mentirse para tener la conciencia tranquila (si es que tenía tal), en realidad lo que quería era conocer un poco mejor a aquella vampiresa tan temperamental. Ella tenía algo... no era como Ambrosine, ni mucho menos; ahora lo veía claro... pero tenía algo, de todas formas...
Y la rusa no estaría tranquila hasta descubrir qué era. Por cualquier medio.
-Puesto que yo ayudarrr inconscientemente a espantarrr tu caza, ¿porrrr qué no ayudarrr a conseguirrr nueva prrresa? Yo tenerrr medios parrra ello; serrr muy fácil parrra mí.-la observó con cara de póker, y tras unos instantes de silencio, se presentó con un leve movimiento de cabeza.- Tatiana Irrrrina Natasha Volkov... tú poderrr llamarrr de cualquierrr forrrma que tú querrerrr, menos Volkie-Tolkie... ya haberrrme pasado.-gruñó levemente, pero formó una leve sonrisa burlona.

por **Hypatia Kyrgiakos** Sáb Mar 30, 2013 8:13 am

Colocó la mano en su cintura mientras esperaba a que se marchara pero la cambiaformas no parecía muy decidida a irse. Enarcó una ceja pensando que hacia que no se había de allí habiendola dado permiso para irse, pero allí seguía. No sabía si la cambiaformas era sadomasoquista o la gustaba el peligro directamente.

Antes de que pudiera decirla que se fuera ya los labios de la cambiaformas se separaron de nuevo para soltar varias palabras. La verdad esque aquella cambiaformas la confundía sobremanera, estaba algo estupefacta con su comportamiento, aunque normalmente las rusas se solían comportar de forma extraña.

[darkred]-¿Para que ser sutil? no creo que sea necesario ser sutil-comento sin mas con un tono neutral pero tirando a altanero.[/color]

Se había encontrado con varios cambia formas pero nunca se le había enfrentado ninguno por que normalmente utilizaba sus habilidades. La verdad esque siempre que se había encontrado con uno de esa raza estaba a plenas facultades no como hoy y era por supuesto mucho más joven. Suspiro mientras de nuevo escuchaba la voz con acento de la Rusa que se presentaba ante ella.

-No se como podras ayudarme a mi para encontrar mi sustento, pero bueno dejare tu ayuda]-dijo mirandola por encima del hombro.

-Espero poder decir encantada, yo Soy Hypatia Kyrgiakos de Grecia, en mis tiempos era noble....-comento mientras salia poco a poco del callejon.

-bueno vamos, tengo hambre- la ordenó a Irina.

por **Tatiana Volkov** Jue Abr 04, 2013 12:34 pm

Tatiana se encogió de hombros ante las palabras de la vampiresa. Lo cierto era que tampoco a ella le gustaban las sutilezas; había sido sólo una ironía, pero de todas formas no tenía intención de comentárselo. Al fin y al cabo, aquello era algo inútil que le haría perder tiempo, y aquello era algo que la rusa no soportaba.
Se encogió de hombros en un gesto que para la mayoría de la gente resultaría algo seco, aunque tratándose de ella era perfectamente normal.

Tatiana seguramente debió haber sonreído cuando la vampiresa aceptó su ayuda, pero estaba demasiado ocupada con sus propios pensamientos, y de todas formas, ser agradable no entraba en sus planes. Ni tan siquiera respondió de inmediato a las palabras orgullosas de la vampiresa, pues su gesto le resultó altivo y desagradable, aunque decidió ignorarlo.
-Bueno, tú prrronto verrr cómo poderrr ayudarrrte.-indicó finalmente.

La rusa siguió a Hypatia por el callejón, frunciendo levemente el ceño. No le importaba lo más mínimo si en sus tiempos había sido noble, pescadera, o mendiga. De hecho, eso sólo contribuía a acrecentar la impresión de que no se llevarían bien; en cuanto averiguara qué demonios tenía Hypatia que le atraía, o quizás antes, se largaría de allí y con suerte no la volvería a ver.
Se detuvo simplemente cuando la vampiresa le exigió que se diera prisa, y conteniendo la tentación de lanzarle una mirada airada, se concentró en su don de rastreo.

Creía recordar que la presa a la que Hypatia había estado siguiendo era una dama parisina, aunque no podía recordarlo con claridad puesto que apenas se había fijado, así que decidió regalarle una presa similar.
Escogió entre sus recuerdos a una mujer aún joven, también parisina, que vendia manzanas en el mercado. La había visto aquella misma mañana, y ya tras unos minutos de conversación la había odiado... ¡era tan estúpida, tan débil! Así que, sabedora de que no podría andar lejos, la eligió.

No se preocupó de si la vampiresa le seguía o prefería quedarse esperándola en ese lugar; quizás ella fuera a traerle la comida, pero no sería a domicilio, así que mejor sería que la estuviera siguiendo. En cuanto localizó a la joven de las manzanas, a unos diecisiete metros de allí, sonrió para sí y se dirigió directamente hacia ella.
-¡Querrrida!-saludó con exagerado entusiasmo.- ¿Saberrr qué? Yo tenerrr una fantástica noticia parrra ti: yo conocerrr a un noble que querrrerrr comprrrarrr grrran cantidad de manzanas frrrescas... y al escucharrrle decirrrlo yo pensarrr en ti...

Enredó en unos minutos una curiosa trama con el noble, que "casualmente" vivía por allí cerca, y con ella engatusó a la joven para que la siguiera hasta una calle poco accesible. Se colocó a su lado, junto a la pared, y le dedicó una sonrisa lobuna.
Era un regalo en toda regla para Hypatia, así que esperaba que lo aprovechase.

OFF:

por **Hypatia Kyrgiakos** Vie Abr 12, 2013 11:49 am

Estaba perdiendo mucho tiempo y aquello a la mujer la molestaba bastante. Quería comer y largarse de allí de nuevo al hotel para seguir con sus negocios, aunque no sabía si tendría que vigilar de cerca a Tatiana después de aquello, no podía arriesgarse mucho a que descubrieran su identidad. Nada más salir del callejón ella se sentó en una especie de banco mientras esperaba a que Tatiana fuera a conseguirla el alimento.

No tenía ganas de esforzarse mucho por lo menos hoy y con el vestido que llevaba moverse para cazar entre edificios era algo complicado. Bostezo mientras sacaba un abanico de su escote para empezar a abanicarse mientras veía alejarse a Tatiana, mientras tanto cerró los ojos mientras escuchaba los sonidos de la noches y mientras los diferentes olores la llegaban pudiendo identificar el olor de la cambia formas y de otros humanos de por allí.

No tardó mucho en escuchar unos pasos que se proximaban, volvió a guardar en abanico en su sitio para luego abrir los ojos a la vez que se levantaba. Se internó en el callejón en la oscuridad no muy lejos de la entrada de este mientras olía la fragancia de una dama con una sangre bastante apetecible. Cuando entró en la calle la tomo rápidamente, a la chica que vendía manzanas en el mercado, de la muñeca y la apretó contra la pared mientras su cuerpo se apretaba a la de la chica.

Hypatia olió el cuello de la mujer para luego alargar sus colmillo clavándose en el delicado cuello de la dama. Comenzó a beber mientras el cuerpo de su presa se iba desvaneciéndose en el suelo haciendo que la griega se agachara para seguir bebiendo de ella. Cuando acabó sus ojos rojos miraron a la cambia formas mientras se relamía, con la otra mano se limpiaba los labios y la barbilla. Se levantó sacudiendo su vestido para mirar el cuerpo inerte de la parisina.

-Será mejor que nos alejemos antes de que venga las autoridades....-comento aunque la verdad no la gustaba que nadie la viera comer.

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