¿Ángel o Demonio? [Privado]

Era una noche nublada y muy fría. Violante salió bien abrigado. No era porque lo necesitara o por temor a enfermar, la única razón era aparentar ser un mortal, pasar desapercibido a los humanos.

Esta noche se le antojaba para alimentarse en las mismas calles parisinas. Violante no era un cazador plenamente dicho, no consideraba a los humanos como presas; no era el tipo que marcara al mortal como blanco, lo asechara y después simplemente se agazapara sobre el desdichado. Él, más bien era el tipo de vampiro amante, que atraía a su fuente de alimento con seducción y jugaba con ella, con su mente e ideales, así se alimentaba el príncipe.

¿Realmente el príncipe tenía sed?

No, pero no desperdiciaría una noche tan especial por no tener apetito, era el escenario perfecto para poseer a una mortal en las calles de París. En su camino, como todo un Lord se cruzaron en su camino mujeres dignas de él, jóvenes que lo entretendrían y divertirían por horas. Mas espero a encontrar algo mejor, presentía un encuentro diferente a lo común; Violante no poseía clarividencia para asegurar ese presentimiento, quizás sólo se trataba de una esperanza banal de algo mejor que la seducción de damas casadas.

Fue entonces que la vio, una impresión que nunca antes había sentido. Era claro que eso que veían sus ojos no era mortal, no pudo distinguir si era mujer desde donde se encontraba o si era un hombre. Lo único que supo era que el ser que sus ojos veían le provocaba una curiosidad, el príncipe se turbó, su educación zarista-religiosa le hizo pensar que se trataba de un ángel. Caminó hacía aquel ser como si estuviera hipnotizado, intentó entrar en su mente, pero a cada paso que lo acercaba no escuchaba nada, como si la mente del ser estuviera protegida por una especie de barrera que impedía dicha violación.

La distancia era mínima cuando aquel ser se percató de la presencia de Violante, el aura del vampiro no era agresiva, sino todo lo contrario, no pudo y no quiso disimular su asombro a tal bello rostro. -¿Una mujer?- pensó a lo que podría ser un ser asexual. De pronto, aquel ser le hizo recordar a su madre, las descripciones de los ángeles que su amada madre hacía eran similares al ser que estaba frente a él y lo miraba de una forma extraña. -¿Eres un ángel, o que tipo de hechizo esta nublando mi razón?- se debatió contemplando esa extrema piel blanca, cabellos como la nieve de su natal Moscú y los penetrantes ojos purpúreos, no se trataba de un vampiro y no se sintió invadido por alguna clase de poder por lo que no era bruja.

El príncipe sonrió, no a él/ella, lo hizo por el hecho de haber encontrado lo que buscaba, algo extraordinario. Sin dejarse intimidar rompió la privacidad del que llamó ángel, acercándose hasta casi hacer contacto, pero no dijo ni hizo nada. Si se tratara de una mujer cogería su delgada mano y la besaría con cortesía y un guiño pícaro, sin en cambio si lo hacía y resultaba ser un hombre (que dudaba que lo fuera) se reprendería y no haría más que destruirle.

Ambos se miraron, Violante detectó un olor para nada humano, su curiosidad se transformó en miedo y sus dudas en atracción. -¿Y si es un demonio?- el príncipe había leído que en algunas culturas el demonio se representaba con una belleza tal que hipnotizaba a las mismísimas deidades. Volvió a confundirse, lo cierto era que en sus 250 años no había visto un ser tan extraordinario y con una belleza tan abrumadora. La niebla del lugar osó en crecer un poco más dándole al ángel un toque de misticismo.

La intriga es el siguiente paso del asombro.

Violante insistió en invadir su mente pero resultaba inútil, ella lo bloqueaba. Sus ojos púrpuras continuaron el hechizo sobre de él y no se dio cuenta cuando ella sacó su libreta o escribiera lo que le mostró.

El vampiro reflexionó un momento las palabras escritas por ella, en él se levantó una sospecha de si realmente aquel ángel o demonio no pudiera hablar realmente. Aún no se convencía de que fuera otro tipo de sobrenatural, se aferraba a los ideales de su madre, quizás era porque el ser que tenía enfrente se la recordaba. Pero en esos instantes, esa mirada de niña inocente sosteniendo la libreta irritó al príncipe. Se encontraba frustrado por no leer su pensamiento y el hecho de que posiblemente no hablara lo decepcionó.

—Quizás pequeña, quizás— dijo en una entonación melodiosa, casi como un canto y con un ligero gesto seductor. Si bien era cierto que el ser, ángel o demonio, tenía un cuerpo de una niña, Violante no aparentaba ser precisamente un anciano, sino un joven, por lo que si la poseía como él comenzaba a desear no se sentiría tan vil.

De pronto se detuvo a pensar, -¿y sí es sordomuda?-, si sus deseos de poseerla no hubieran surgido éste nuevo pensamiento le había irritado, pero en vez de eso le intrigo, ella le pareció un reto, era su capricho tenía que conseguir una forma de comunicarse con ella.

—Mademoiselle, ¿acompañaría a este desconocido a tomar asiento en alguna banca de estas calles? Soy un viajero y estoy cansado— Violante le sonrió y vio en los ojos del ser quizás desconfianza, el vampiro sintió que ella lo reconoció como un ser sobrenatural.

Sin importarle siquiera se acercó aún más, —no temas— dijo antes de remover la capa de su cabeza y ver el maravilloso cabello que danzó con una curiosa brisa que surgio de la nada.

No confíes de tus suposiciones, podrían traicionarte.

La reacción del ángel era algo que Violante esperaba y cuando ésta se llevó acabó, le divirtió. Mas su sonrisa desapareció cuando ella se mofó de él llamándolo "Su majestad", –No, no puede ser un ángel, es un demonio– afirmó para él con seriedad, en su mente, celoso e irritado de no poder leer la mente del demonio con apariencia de niña, o al menos, él seguía insistiendo en que se trataba de un ser de otro plano terrenal. Demonios o Ángeles. Por ningún motivo, desde que la vio y más ahora con esa piel pálida y cabellos blancos, pensó en que podría tratarse de otra clase de sobrenatural. Si tenía corazón y latía como el de un mortal.

Entonces Violante se levantó y se acercó a ella a una velocidad sobre humana, sus gestos estaban endurecidos, no se encontraba muy cercano para que ella lo viera como una amenaza, pero quería desenmascarar su apariencia mortal, ya no esperaría a que las cosas surgieran, sabía que se sentiría estúpido por lo que preguntaría, su intriga ya se había convertido en un fastidio, no lo soportaría más.

—Soy un inmortal y eso bien no te sorprende... ¿Qué eres? No me vayas a joder de que eres humano porque ningún mortal humano puede bloquear su mente a mí— Violante desechó claramente la cortesía, lo rodeaba un aura agresiva, porque así el lo deseaba.

La niebla que los rodeaba se hizo intensa, el vampiro comenzó a dar vueltas alrededor de ella, con unos ojos de depredador. La atracción, el interés ya no gobernaban a Violante, era obvio que las palabras de ella lo había irritado. ¿Qué era, qué era?, pensaba. El no era un vampiro que se abriera a duelos, pero eso no significaba que no sabía combatir, después de todo su creador era un guerrero bárbaro.

Cuando Violante se detuvo de nuevo frente a ella, la miró a los ojos, desafiante, con una mueca de desprecio, la miraba como lo hacía con los mortales de clase baja. Mientras ella no revelara su naturaleza el príncipe no dejaría de verle de otra forma. Ella no había dejado de ser su capricho por lo que no permitiría que se fuera sin una respuesta, antes la mataba.

Lo impredecible, no sólo puede ser peligroso, también divertido.

El vampiro se echó a reír a rienda suelta, con su mano derecha cubriendo una parte de su rostro, en un tono irónico y escandaloso. ¿Pero qué importaba?, en las calle no había nadie, ningún pensamiento, ningún latido salvo el de la niña frente a él.

—Qué ingenuo he sido— dijo más para sí que para ella, era como si la estuviera ignorando, mas no lo hacía realmente, él había hablado en ruso, en un ruso viejo. Violante pensó en mencionarle que la creyó un ángel y después un demonio, pero eso era demostrar su error, que no estaba dispuesto a exhibir.

—En fin— el tono de Violante era un tanto apático, pero no podía resistirse a ella, no era por alguna clase de poder que ejerciera sobre él, era simplemente su apariencia, única entre las de su clase, pese a desconocer qué era realmente. —Así que eres una prófuga de algún orfanato— por supuesto él desconocía esa información, era un intento de predicción, bien podría acertar o no. —¿Acaso eres una inquisidora?— de nuevo estaba intrigado y se acercó a ella.

Se alejó un par de pasos de él, tal parecía no permitiría que la volviera a encontrar. Entonces Violante prestó más atención a ella, a su olor animal, no era una licántropo no tenía ese olor a perro mojado, era más bien a un gato, sí era una cambiaformas felino. —Dime gatita, descarto que seas inquisidora, aunque puedo equivocarme, eres como una soldado entrenada para matar, una mercenario... ¿o me equivoco?— alzó una de sus cejas de forma ostentosa, orgulloso de lo que había dicho era cierto, inclusive sonrió con un brillo astuto en sus ojos.

—De ser así ¿cuál es el precio por tus servicios?— no dejó de sonreír pero comenzó a liberar su poder de seducción, la provocaría, esperando una reacción inesperada.

Si no se es claro, es imposible que se cumpla tu voluntad.

—Oh, no no no no no— fue la primera respuesta de Violante en un tono un poco hilarante, —no me refería a ese tipo de trabajo— le sonrió y dio unos pasos hacía ella, sin acercarse lo suficiente para que volviera alejarse.

La neblina ya no era tan espesa, la pequeña ya podía verse con más claridad. —Además es un desperdició de dinero pagar a una mujer por sexo, el cortejo es el aderezo perfecto. No mujer, si quisiera poseerte te seduciría primero no ofrecería dinero para ello. Lo que quiero decir es, si eres una mercenaria debes de cobrar por tus trabajos. Supongamos que yo necesito un servicio, desaparecer a alguien, cuál sería el precio para que hicieras de maga— Violante dibujó una sonrisa maliciosa, —aunque si debo de confesar que nunca había visto a un ser como tu, me produces curiosidad, me atraes por ser diferente— fue entonces que el vampiro caminó hasta donde ella y se sentó, no la tocó ni mucho menos la miró, no la quería alejar, mas lo que sí hizo fue liberar su poder de seducción.

—¿Eres solitaria o trabajas con otros?— su tono comenzó a ser seductivo, mantenía una sonrisa astuta, percibió la incomodidad de ella y fue entonces que la miró a los ojos. —¿Has probado la sangre de un vampiro, el elixir de la vida? O ¿has sentido la sangre abandonar tu cuerpo mediante los colmillos de un inmortal? Yo te los puedo ofrecer.— dijo mordiéndose el labio inferior del que brotó un par de gotas de sangre que surcaron hasta el mentón, Violante lo limpió con sus dedos y se mordió la muñeca, la sangre brotó instantáneamente cubriendo la piel blanca con una capa de espeso líquido escarlata, luego le extendió el brazo. —Anda animate, creo que eres una chica hambrienta de conocimientos, prueba mi sangre y remueve una venda de curiosidad— le invitó con una sonrisa.

No se sorprendió cuando rechazó su sangre, y tampoco se ofendió. Aunque realmente le hubiera gusta atarla a él con la hemokinesis, era demasiado interesante para dejarla ir. Tenía por lo menos entretenerla más tiempo, quizás...

—¡Es su singularidad!— exclamó logrando que detuviera su andar. Se volteo una vez más al vampiro, éste le sonrió y la alcanzó usando su velocidad sobre humana. —Me preguntaste ¿por qué?— dijo e intentó llevar una de sus manos a la mejilla de ella, sin embargo, al ver que los ojos femeninos seguían la trayectoria con advertencia Violante declino su deseo.

—En estás calles, el día de hoy pudieron haber transitado pelirrojas, rubias, morenas, mestizas, caucásicas, pero nadie como tu. Puedes ver en mujeres inocencia, puedes decirles que son como muñecas o incluso ángeles. Pero son sólo palabras de compromiso. Mas contigo es distinto, emanas una pureza y tu belleza no tiene contrincante, nada puede rivalizar a esos ojos púrpura, a ese cabello blanco, a tu piel pálida llena de calor. Me eres atractiva porque hay vida en ti, porque tu apariencia inmortal tiene vida, porque como tu no hay dos— dijo en un tono cautivador y liberando su poder de seducción, fue entonces que llevó su fría mano al rostro de ella. —Quizás mucho haz sufrido, quizás reaccionas de manera instantánea a los acercamientos rehuyendo de estos. Pero escuchame cuando te digo que mis intensiones no son lastimarte— como era de esperar se alejó de la mano atrevida del príncipe que no se arrepentía de haber tocado esa piel que tanto se parecía a los de su raza y que sin embargo, era cálida y rebosante de vida.

—Mi nombre es Violante, en su tiempo fui un Vasílievich mi padre fue el mismísimo Iván IV. Te digo esto porque es mi secreto y te lo entrego a ti porque quiero demostrarte que un desconocido puedo convertirse en una persona cercana a ti, si se lo permites, si lo escuchas. Pero tienes que arriesgarte, ¿te arriesgarás conmigo, me dirás tu nombre y me permitirás conocer más de ti como tu lo harás de mí?— los ojos del príncipe transmitieron una esperanza infantil, y realmente no supo que era lo que diría ella. Era cierto que seguía frustrado por el bloqueo mental que ella ejercía sobre él, la incertidumbre era una de las cosas que más odiaba y era lo que sentía en esos momentos.

Violante sonrió con astucia, lo había conseguido. —No te preocupes yo me ganaré esa confianza aunque asegures que eso nunca sucederá— dijo de forma coqueta y entonces caminó a un costado de ella y sorpresivamente le tomó su cálida mano. Ella la retiró de inmediato mas él insistió volviéndola a coger, —tranquila, recuerda que me darías una oportunidad... vamos sentémonos en aquella banca y no te preocupes no hay nadie en los alrededores, de hecho esta neblina obstaculiza la vista si hubiera fisgones— caminaron y se sentaron, después el vampiro prosiguió, —eres muy hermosa tanto como los ángeles de los que me hablaba mi madre, o como esas diosas nórdicas que mencionaba mi abuelo que no era cristiano. Así fue como te vi por primera vez, así te relacione... Sé que no es tu obligación contestar ni mucho menos... ¿pero sufriste algún tipo de abuso... sexual?— dijo sin pudor, como si fueran ya amigos y se distrajo de esa frustración que sentía al no poder leerle la mente.

El príncipe se dedicó a contemplarla, ella se mantenía en silencio pero no incomodaba al vampiro, aunque era una niña o quizás una mujer adulta resguardada en aquel cuerpo tan joven, deducía que estaba llena de traumas y no le era fácil abrirse a él. Era cierto que Violante sentía deseos sobre ella, que poseer ese cuerpo era una de sus fantasías, pero sabía que era un sueño que no cumpliría o al menos no ahora, no podía forzarla a nada pero estaba seguro de que quería volverla a ver, tener contacto con ella. No pretendía ser su amigo pero no quería alejarla de su círculo, después de todo era una asesina a sueldo y una guarda espalda le sería de utilidad.

—La última vez que visité Rusia fue para ver la tumba de mi madre, veinte años después de ser lo que soy... Un vampiro, yo la maté en un intentó de salvar a mi hijo y la mujer que amaba de las armas de mi padre. Erré el tiro y mi madre recibió lo que estaba destinado para mi padre. Seguramente Rusia debe tener sus lugares bajos, ciudades pudridas, sociedades nefastas como en todo Europa, en mi tiempo quizás lo había, nunca lo supe pues era parte de la realeza y como príncipe no se me permitía y ni tenía interés en ir más allá de las fronteras del castillo— dijo esperando que fuera un impulso para que Sigrid comenzara a hablar.

Spoiler:

Ella volvió alejarse de Violante y ahora él también hizo lo mismo, ya no buscaría el contacto con ella. Si todo había salido bien ella misma se acercaría, quizás no para hacer contacto pero al menos para encarar el rostro que ya le daba la espalda. Los deseos de Violante para con ella habían desaparecido tras las últimas palabras de Sigrid, ahora todo se trataba de una conveniencia y nada más, una búsqueda por tenerla como aliada, como su escolta al menos el tiempo que pensaba seguir en Paris ya que tenía pensado regresar a Países Bajos y volver con su querida Lena, la princesa a la que había forzado a tomar su sangre.

Por supuesto que las intenciones de Violante nunca eran buenas, así había sucedido en un principio con Sigrid pero cuando las cosas ya no valían la pena solamente las abandonaba. Ahora la pequeña demonio con conflictos angelicales se encontraba en el dilema que él había planteado, ¿confiar o no confiar en las personas?

—Tarde o temprano tendrás que confiar en otros, sino lo haces no podrás identificar al enemigo del aliado y tu al ser una mercenaria tendrás una limitada percepción del aliado y el enemigo. No puedes sólo guiarte en las auras existen muchos seres desquiciados que sólo piensan en ver el mundo arder y muchos son simples humanos carentes de aura... ¿cómo piensas identificar a los peligrosos? Será mejor que aprendas a relacionarte con otros, tener el poder del encanto te convertirá en más que una mercenaria común, si es tu deseo, si es tu placer ser lo que eres continuarás en un nefasto y mediocre nivel, no podrás superarte mas si permites que entre en tu círculo podría enseñarte a usar tu belleza y ese enigma como el arma más poderosa, más que tu fuerza o tus propias habilidades— dijo en un tono insinuante pero sin mirarle, si ella tenía realmente interés lo encararía, sino, él simplemente se marcharía por donde vino.

Cuando Violante sintió la mano de Sigrid en su hombro sonrió satisfecho... lo había logrado. Se dio media vuelta y buscó los ojos violetas, la miró con una arrobadora expresión, la intención de Violante era incomodarla y una vista lujuriosa funcionaria en la cambiaformas que afirmaba ser cohibida. —Muy bien Sigrid... te convertiré en la asesina perfecta, en el ángel blanco de la muerte... pero quiero algo a cambio— dijo en un tono confidencial. —Para usar tu belleza como arma tienes que dejar que tu víctima se sienta cómodo, confiado, debes de seducirlo tal como lo haré yo contigo... si tienes traumas por los contactos con las personas es el momento de desecharlos— y cuando dijo eso llevó ambas manos a las mejillas de Sigrid, las acarició y noto como ella luchaba con ella misma, muy en el fondo deseaba empujar a Violante pero al parecer ya estaba decidida a convertirse en otra persona.

—Escucha la palabras de los hombres y guárdalas para ti, no importa que tan desagradables sean piensa que cuando los ejecutes tendrás otro motivo— se echó a reír al tiempo que delineaba los labios de su ángel. Fue entonces que Violante la tomó de la cintura y la fue acercando a él, sus cuerpos se acercaron peligrosamente y él se volvió a percatarse de la lucha de Sigrid, era evidente que le costaba trabajo hacerlo pero sin embargo, no rechazaba al príncipe. —Déjate llevar por la situación, has confiado en mí y yo no te desampararé...— y habiendo terminado liberó el cuerpo juvenil y dio un par de pasos atrás y le extendió la mano para que ella la cogiera, —ven— dijo y ella no desobedeció, la tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los de ella como si de una pareja se tratasen. —Viene alguien— informó cuando comenzaron a caminar hacía un callejón. En efecto, junto a ellos apareció una pareja que sonrió al príncipe y Sigrid, Violante sonrió y asintiendo respondió al saludo.

—Debes de detenerte si un tercero se acerca a la escena del crimen, aguardar y cambiar tu estrategia, caminar con tu víctima hasta que te alejes de esos terceros. Pero en el camino debes de conversar lo que practicaremos— decía hasta que llegaron al callejón, de pronto, Violante se giró sobre ella y sosteniéndola con sus brazos sobre los hombros la arrinconó sobre la pared. —Ante estos movimientos debes de parecer sumisa y no responder agresivamente, recuerda que debes de hacer que se confíe, debes de expresar temor y cuando la víctima baje la guardia asesínalo— dijo y como lo había hecho antes la cogió de la cintura y la acercó a su cuerpo, así se quedaron unos momentos. —Quiero que seas mi guardián— dijo y acercó sus labios a los de ella, —quiero que me protejas, que seas mi asesina— le susurró a los labios y entonces la besó.