AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
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Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"Iba a morir. Y había en mi alma amorosa,
deseo mezclado a horror, un raro sufrimiento;
angustia y esperanza, sin humor encontrado."
deseo mezclado a horror, un raro sufrimiento;
angustia y esperanza, sin humor encontrado."
Ya estaba cayendo el día. Es entonces cuando se hace un gran sosiego en los pobres espíritus fatigados por las labores del día; y sus pensamientos toman ahora los colores tiernos e indecisos del crepúsculo.
Sin embargo, desde lo profundo del bosque llega a mi morada, a través de las nubes transparentes del atardecer, un fuerte aullido, acompañado por una multitud de gritos discordantes que el espacio transforma en una lúgubre armonía, como la de la marea que sube o la de una tempestad que despierta.
¿Quienes son los infortunados a quienes no calma el atardecer, y que, como los búhos toman la llegada de la noche como una señal para el aquelarre? Esta siniestra ululación nos llega del negro hospicio colgado en las alturas del bosque; y el atardecer, mientras camino en silencio hasta Notre Dame, parece delatarme como uno de aquellos seres a quienes menciono. Puedo, cuando el viento sopla hacia la ciudad, mecer mi pensamiento atónito ante esta imitación de las armonías del infierno.
La niebla de esta noche parece saber lo que me dispongo a hacer. No hay marcha atrás para terminar con la vida de una mujer inocente pero astuta a quien no podría ver morir, y, tal vez, ni siquiera pudiera soportar verla sufrir con los achaques propios que vienen con los años... La conocí hace mucho y ella supo quién era yo realmente, sabía que mi apariencia denotaba una humanidad tan falsa que era incluso más hermosa que la real y por ello tentadora; lo fue tanto que ella anhelo lo mismo. Vaya, pensar en esto mientras camino al encuentro que acordamos la otra noche le da una sensación de opresión a mi pecho que me hace creer por momentos que no estoy segura de lo que haré. Pero ya tuvo su tiempo y no pasó nada.
He regresado y ella no me recuerda. Antes de irme por última vez, apoyé mis manos en sus mejillas cubiertas de lágrimas y borré de su memoria cualquier recuerdo concerniente a mí. Lo hice porque quería que ella tuviera su oportunidad de ser feliz o por lo menos normal sin mí. Tal vez su corazón anhelara una familia, hijos y todo lo demás, pero al parecer, yo estaba equivocada. Sin embargo, antes de desaparecer de su vida y de su mente, le prometí que regresaría al cabo de un tiempo y eso es lo que hice. La encontré hace un par de noches caminando como si no temiera nada y me di a su encuentro sin titubeos, cumpliendo una promesa que ella no recordaba. No me sorprendió que al hablar con la desconocida que era yo en aquél momento, accediera a verme de nuevo con tal confianza; no me sorprende porque mis habilidades para manipular la memoria no son para siempre, al menos no ahora. Los recuerdos borrados por mí empiezan a aparecer como sentimientos encontrados y luego como pequeños y confusos flash de escenas vividas, pero se parece más a un dejavú que a cualquier otra cosa. Para mi fortuna, esto último aún no ha sucedido para Nathaly.
Cuando cruzamos un par de palabras hace unas lunas atrás, ella eligió el lugar de nuestro próximo encuentro. Esta cita, en la cual la espero ya frente a las puertas de la Catedral, ha sido pautada por ella pero planeada por mí desde hace bastante. No voy a mentir acerca de lo tensa que estoy al saber lo que pasará, de cierto modo los nervios me recorren la garganta al pensar en su reacción al recordarlo todo. No voy a arrojarme a su cuello en cuanto la vea porque no es una presa, no es una más, mi corazón es quien desea presevarla como mi compañera, así como hace tanto lo hice con Anker para luego dejarle ir. Todo se dará a su tiempo, primero un paso y luego otro. Jamás convierto a nadie si no hay amor en ello. Es cierto que mi corazón es frío, pero ¿Que inmortal no anhela compañía a pesar de todo? ninguno de nosotros es tan frío como parece, siempre tenemos excepciones, unos más, otros menos, pero excepciones al fin y al cabo. He pensado demasiado al respecto e incluso con el suficiente detalle para lastimarla lo menos que me sea posible. Esto tendrá repercusiones, pero no es nada que ella no quiera, ella misma lo ha elegido y yo no puedo resistirme más a ello. Mi mente es un cúmulo de ideas en desorden pero sobre lo mismo, esto sólo denota la ansiedad que empieza a devorarme.
Por momentos siento que es su sangre la que clama y por ello siento su cercanía aunque mi vista aún no la alcance. Ahora sé que el momento ha llegado, el delicioso aroma de su sangre envuelto por su perfume se aproxima, son sólo un par de cuadras, a un par de pasos de aquí... es tiempo.
Sin embargo, desde lo profundo del bosque llega a mi morada, a través de las nubes transparentes del atardecer, un fuerte aullido, acompañado por una multitud de gritos discordantes que el espacio transforma en una lúgubre armonía, como la de la marea que sube o la de una tempestad que despierta.
¿Quienes son los infortunados a quienes no calma el atardecer, y que, como los búhos toman la llegada de la noche como una señal para el aquelarre? Esta siniestra ululación nos llega del negro hospicio colgado en las alturas del bosque; y el atardecer, mientras camino en silencio hasta Notre Dame, parece delatarme como uno de aquellos seres a quienes menciono. Puedo, cuando el viento sopla hacia la ciudad, mecer mi pensamiento atónito ante esta imitación de las armonías del infierno.
La niebla de esta noche parece saber lo que me dispongo a hacer. No hay marcha atrás para terminar con la vida de una mujer inocente pero astuta a quien no podría ver morir, y, tal vez, ni siquiera pudiera soportar verla sufrir con los achaques propios que vienen con los años... La conocí hace mucho y ella supo quién era yo realmente, sabía que mi apariencia denotaba una humanidad tan falsa que era incluso más hermosa que la real y por ello tentadora; lo fue tanto que ella anhelo lo mismo. Vaya, pensar en esto mientras camino al encuentro que acordamos la otra noche le da una sensación de opresión a mi pecho que me hace creer por momentos que no estoy segura de lo que haré. Pero ya tuvo su tiempo y no pasó nada.
He regresado y ella no me recuerda. Antes de irme por última vez, apoyé mis manos en sus mejillas cubiertas de lágrimas y borré de su memoria cualquier recuerdo concerniente a mí. Lo hice porque quería que ella tuviera su oportunidad de ser feliz o por lo menos normal sin mí. Tal vez su corazón anhelara una familia, hijos y todo lo demás, pero al parecer, yo estaba equivocada. Sin embargo, antes de desaparecer de su vida y de su mente, le prometí que regresaría al cabo de un tiempo y eso es lo que hice. La encontré hace un par de noches caminando como si no temiera nada y me di a su encuentro sin titubeos, cumpliendo una promesa que ella no recordaba. No me sorprendió que al hablar con la desconocida que era yo en aquél momento, accediera a verme de nuevo con tal confianza; no me sorprende porque mis habilidades para manipular la memoria no son para siempre, al menos no ahora. Los recuerdos borrados por mí empiezan a aparecer como sentimientos encontrados y luego como pequeños y confusos flash de escenas vividas, pero se parece más a un dejavú que a cualquier otra cosa. Para mi fortuna, esto último aún no ha sucedido para Nathaly.
Cuando cruzamos un par de palabras hace unas lunas atrás, ella eligió el lugar de nuestro próximo encuentro. Esta cita, en la cual la espero ya frente a las puertas de la Catedral, ha sido pautada por ella pero planeada por mí desde hace bastante. No voy a mentir acerca de lo tensa que estoy al saber lo que pasará, de cierto modo los nervios me recorren la garganta al pensar en su reacción al recordarlo todo. No voy a arrojarme a su cuello en cuanto la vea porque no es una presa, no es una más, mi corazón es quien desea presevarla como mi compañera, así como hace tanto lo hice con Anker para luego dejarle ir. Todo se dará a su tiempo, primero un paso y luego otro. Jamás convierto a nadie si no hay amor en ello. Es cierto que mi corazón es frío, pero ¿Que inmortal no anhela compañía a pesar de todo? ninguno de nosotros es tan frío como parece, siempre tenemos excepciones, unos más, otros menos, pero excepciones al fin y al cabo. He pensado demasiado al respecto e incluso con el suficiente detalle para lastimarla lo menos que me sea posible. Esto tendrá repercusiones, pero no es nada que ella no quiera, ella misma lo ha elegido y yo no puedo resistirme más a ello. Mi mente es un cúmulo de ideas en desorden pero sobre lo mismo, esto sólo denota la ansiedad que empieza a devorarme.
Por momentos siento que es su sangre la que clama y por ello siento su cercanía aunque mi vista aún no la alcance. Ahora sé que el momento ha llegado, el delicioso aroma de su sangre envuelto por su perfume se aproxima, son sólo un par de cuadras, a un par de pasos de aquí... es tiempo.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/10/2012
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Localización : Milán, Italia
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
Esa noche había un olor a tiempo en el aire
¿Como olía el tiempo?
A polvo y a relojes y a gente.
Ray bradbudy
Salí por la puerta principal, esa noche afortunadamente no debí salir a escondidas de mis padres; días estuve insistiendo en que debía ir a un encuentro importante para mi, creo que me dejaron ir porque sabían que al final me iría de igual manera; tampoco podía decir que ellos habían aceptado de muy buena gana el asunto pues preferían que fuera a fiestas o buscara un marido que andar en las calles donde no encontraría a nadie digno de mi "clase social"; otro factor que había permitido que me diera a la fuga era que en cambio de aquel día de completa libertad debía asistir en algunas noches a una fiesta única en su estilo y bueno había aceptado el trato.
Me sentía nerviosa y no podía dar un motivo certero de tal sentimiento, mi corazón latía agitado en mi pecho como si estuviera esperando aquello desde hacia mucho tiempo y aunque lo esperaba resultaba extraño pues no había pasado tanto desde que me encontré con Lara.
Yo era algo diferente a su lado, en un principio había creído eso, que ella era capaz de hacer que yo me volviera mejor persona pero eso era mentira; junto a ella era capaz de ser completamente quien yo era en realidad y eso era todo, mejoraba no por que cambiara si no porque podía ser simplemente yo.
Nuestro encuentro esa noche se llevaría a cabo en un sitio que yo había elegido, me había salido con la mía mucho más fácil de lo que en otras ocasiones pasaba y eso me agradaba, no porque creyera que podía hacer tanto como quisiera si no porque podía notar que ella sabía que mis decisiones eran buenas y no era una chica torpe o sumida en un mundo de fantasía. Muchos me veían de aquella forma o como la loca, pero yo estaba más cuerda que cualquiera.
Me negué a que me llevaran hasta la catedral y en cambio salí con la mayor velocidad de la que era capaz. No quería llegar tarde pero deseaba llegar por mis propios medios hasta el lugar del encuentro.
La gente pasaba a mi lado hablando de una cosa y otra, yo era incapaz de prestar atención a nada que no fueran mis sensaciones y pensamientos erráticos del momento. Tenia la creencia de haber experimentado todo aquello antes, el deseo de verla, anhelar su voz que me daba seguridad y calma, sencillamente su presencia cerca. Pero a la vez algo me dolía en el fondo, un vacío inexplicable como el que sentí una vez que me encontré en un sitio desconocido sabiendo que había perdido algo importante pero ese algo no apareció en mi mente...
¿No era todo eso extraño? Lo era sin duda, pero parecía ser normal cuando mía pensamientos volaban a ella, así que todo estaba bien; a pesar de que todo estaba bien mis sentimientos estaban confusos temía decir algo estúpido y dejarme en vergüenza a mi misma, o peor aún a ella.
La catedral apareció delante de mi, se alzaba orgullosa y majestuosa, invitándome a correr en su dirección pero no para que la contemplara a ella si no a la mujer que me aguardaba ahí.
Sonreí al verla, su aspecto era tan elegante como en nuestro primer encuentro; dirigí mis pasos hasta ella sin abandonar aquella sonrisa.
- Espero no haberte hecho esperar mucho tiempo, de ser así suplico que me disculpe - mencione terminando de acercarme a ella - por cierto, buenas noches, Lara - nuestro nuevo encuentro comenzaba, abriendo las puertas a la noche y a las posibilidades infinitas aunque el destino tuviera quizás solo una marcada - es un placer encontrarme contigo de nueva cuenta - las manos me sudaban un poco y tome aire profundo para relajarme.
¿Como olía el tiempo?
A polvo y a relojes y a gente.
Ray bradbudy
Salí por la puerta principal, esa noche afortunadamente no debí salir a escondidas de mis padres; días estuve insistiendo en que debía ir a un encuentro importante para mi, creo que me dejaron ir porque sabían que al final me iría de igual manera; tampoco podía decir que ellos habían aceptado de muy buena gana el asunto pues preferían que fuera a fiestas o buscara un marido que andar en las calles donde no encontraría a nadie digno de mi "clase social"; otro factor que había permitido que me diera a la fuga era que en cambio de aquel día de completa libertad debía asistir en algunas noches a una fiesta única en su estilo y bueno había aceptado el trato.
Me sentía nerviosa y no podía dar un motivo certero de tal sentimiento, mi corazón latía agitado en mi pecho como si estuviera esperando aquello desde hacia mucho tiempo y aunque lo esperaba resultaba extraño pues no había pasado tanto desde que me encontré con Lara.
Yo era algo diferente a su lado, en un principio había creído eso, que ella era capaz de hacer que yo me volviera mejor persona pero eso era mentira; junto a ella era capaz de ser completamente quien yo era en realidad y eso era todo, mejoraba no por que cambiara si no porque podía ser simplemente yo.
Nuestro encuentro esa noche se llevaría a cabo en un sitio que yo había elegido, me había salido con la mía mucho más fácil de lo que en otras ocasiones pasaba y eso me agradaba, no porque creyera que podía hacer tanto como quisiera si no porque podía notar que ella sabía que mis decisiones eran buenas y no era una chica torpe o sumida en un mundo de fantasía. Muchos me veían de aquella forma o como la loca, pero yo estaba más cuerda que cualquiera.
Me negué a que me llevaran hasta la catedral y en cambio salí con la mayor velocidad de la que era capaz. No quería llegar tarde pero deseaba llegar por mis propios medios hasta el lugar del encuentro.
La gente pasaba a mi lado hablando de una cosa y otra, yo era incapaz de prestar atención a nada que no fueran mis sensaciones y pensamientos erráticos del momento. Tenia la creencia de haber experimentado todo aquello antes, el deseo de verla, anhelar su voz que me daba seguridad y calma, sencillamente su presencia cerca. Pero a la vez algo me dolía en el fondo, un vacío inexplicable como el que sentí una vez que me encontré en un sitio desconocido sabiendo que había perdido algo importante pero ese algo no apareció en mi mente...
¿No era todo eso extraño? Lo era sin duda, pero parecía ser normal cuando mía pensamientos volaban a ella, así que todo estaba bien; a pesar de que todo estaba bien mis sentimientos estaban confusos temía decir algo estúpido y dejarme en vergüenza a mi misma, o peor aún a ella.
La catedral apareció delante de mi, se alzaba orgullosa y majestuosa, invitándome a correr en su dirección pero no para que la contemplara a ella si no a la mujer que me aguardaba ahí.
Sonreí al verla, su aspecto era tan elegante como en nuestro primer encuentro; dirigí mis pasos hasta ella sin abandonar aquella sonrisa.
- Espero no haberte hecho esperar mucho tiempo, de ser así suplico que me disculpe - mencione terminando de acercarme a ella - por cierto, buenas noches, Lara - nuestro nuevo encuentro comenzaba, abriendo las puertas a la noche y a las posibilidades infinitas aunque el destino tuviera quizás solo una marcada - es un placer encontrarme contigo de nueva cuenta - las manos me sudaban un poco y tome aire profundo para relajarme.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Localización : Yo aqui tu donde??
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"Yo amo con frenesí todo aquello que se une a la luz."
El crepúsculo excita a los locos, entonces algunos olvidan las relaciones de amistad y cortesía, y maltratan como salvajes al primero que se les cruza. Por ello temí por Nathaly mientras estuve lejos, aunque en realidad no fue demasiado tiempo. Yo volví de Italia antes de lo planeado y me limité a observarla y a asegurarme a la distancia que me permaneciera bien, al menos en cuanto a lo nocturno se refiere.
Pero, esta noche, que introduce sus tinieblas en el espíritu de muchos, pone luz en el mío; y, aunque no sea nada infrecuente ver una misma causa engendrar dos afectos contrarios -el anhelo de su sangre comparado con su eterna compañía-; esto es algo que sigue dejándome como intrigada y alarmada.
Ah, mi querida niña, estas resfrescantes tinieblas son para mí la señal de una fiesta interior, son las dos, tú y ella, la liberación de una angustia. Mi soledad ha recorrido llanuras, laberintos de piedra en múltiples capitales, ha visto titilar las estrellas y la explosión de farolas, pero tú, serás los fuegos artificiales que rompen la oscuridad del cielo. O, quizás yo termine opacando con mi maldad tu luz, aún no lo sé con certeza.
No voy a negar que cuando la vi tuve un deseo incontenible de estrecharla en mis brazos, pero ella no reaccionaría en paz, puesto que aún no me recordaba. Su sonrísa logró sacar la mía de forma inevitable y entrelacé mis manos delante de mí como si eso lograra contener mis impulso de acogerla por lo que era, incluso por esa educación mezclada con autonomía tan típica de ella.
-No hay motivo de disculpas, Nathaly. De hecho llegué hace poco y tú haz llegado con prontitud.- Mantuve mi sonrisa cordial que tenía en sí un dejo de ansiedad que iba en aumento pero que se mantenía oculto. -Buenas noches, por supuesto. Me alegra que vinieras. Es todo un honor para mí y por ello tengo algo especial.- Noté su nerviosismo y le hice una pequeña seña para que se acercara con disimulo, al tiempo que metí mi mano en unos de los bolsillo del delicado abrigo que llevaba puesto y saqué una llave que apenas le enseñé.
-Iremos a la terraza. Sé que la cierran al público, pero ya ves, todo se puede.- Intenté que esto le disipara el temor pero si lo pienso bein tal vez lograría el efecto contrario. Por supuesto no iba a mencionarle como adquirí la llave, porque aunque no me costó nada tal vez ahora no entendiera que yo podía colarme en cualquier lugar o trepar por las paredes con un mínimo esfuerzo. De hecho, pude haberla subido así hasta la terraza, pero no era de mi gusto para el inicio de nuestra noche, para su despedida. Era posible que fuera divertido, pero también era posible que el terror la embargara y por ello pudiera precipitarse a la caída, sin mencionar lo raro que sería si alguien lo notaba, claro. Por ello descarté la opción y cuidé cada detalle. Me repito que ella no es cualquier humano, la diferencia yace en la importancia que tiene ella para mí y la delicadeza que tendré por el resto de la noche.
Pero, esta noche, que introduce sus tinieblas en el espíritu de muchos, pone luz en el mío; y, aunque no sea nada infrecuente ver una misma causa engendrar dos afectos contrarios -el anhelo de su sangre comparado con su eterna compañía-; esto es algo que sigue dejándome como intrigada y alarmada.
Ah, mi querida niña, estas resfrescantes tinieblas son para mí la señal de una fiesta interior, son las dos, tú y ella, la liberación de una angustia. Mi soledad ha recorrido llanuras, laberintos de piedra en múltiples capitales, ha visto titilar las estrellas y la explosión de farolas, pero tú, serás los fuegos artificiales que rompen la oscuridad del cielo. O, quizás yo termine opacando con mi maldad tu luz, aún no lo sé con certeza.
No voy a negar que cuando la vi tuve un deseo incontenible de estrecharla en mis brazos, pero ella no reaccionaría en paz, puesto que aún no me recordaba. Su sonrísa logró sacar la mía de forma inevitable y entrelacé mis manos delante de mí como si eso lograra contener mis impulso de acogerla por lo que era, incluso por esa educación mezclada con autonomía tan típica de ella.
-No hay motivo de disculpas, Nathaly. De hecho llegué hace poco y tú haz llegado con prontitud.- Mantuve mi sonrisa cordial que tenía en sí un dejo de ansiedad que iba en aumento pero que se mantenía oculto. -Buenas noches, por supuesto. Me alegra que vinieras. Es todo un honor para mí y por ello tengo algo especial.- Noté su nerviosismo y le hice una pequeña seña para que se acercara con disimulo, al tiempo que metí mi mano en unos de los bolsillo del delicado abrigo que llevaba puesto y saqué una llave que apenas le enseñé.
-Iremos a la terraza. Sé que la cierran al público, pero ya ves, todo se puede.- Intenté que esto le disipara el temor pero si lo pienso bein tal vez lograría el efecto contrario. Por supuesto no iba a mencionarle como adquirí la llave, porque aunque no me costó nada tal vez ahora no entendiera que yo podía colarme en cualquier lugar o trepar por las paredes con un mínimo esfuerzo. De hecho, pude haberla subido así hasta la terraza, pero no era de mi gusto para el inicio de nuestra noche, para su despedida. Era posible que fuera divertido, pero también era posible que el terror la embargara y por ello pudiera precipitarse a la caída, sin mencionar lo raro que sería si alguien lo notaba, claro. Por ello descarté la opción y cuidé cada detalle. Me repito que ella no es cualquier humano, la diferencia yace en la importancia que tiene ella para mí y la delicadeza que tendré por el resto de la noche.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
Desearía más tiempo para pensar,
antes de que ella desapareciera
Margo Lanagan
Lara lucía tan hermosa como la primera vez que la vi, siempre tan elegante, tan educada pero tan diferente al resto.
¿Por qué no todo el mundo podía ser como ella?
Sí todos fuéramos iguales seguro que no sería divertido entonces nada de lo que hiciéramos, pero yo de verdad quería ver a más personas como Lara o que ella no me dejara nunca. Esa era otra cosa que salía a relucir de mi cerca de ella; era egoísta, demasiado. Aquel deseo no era posible.
¿Quién soy yo para pedir algo así?
Nadie, solo una joven fascinada por encontrar a alguien que me comprendía y con quien podía entablar una conversación sincera sin temor a que se ofendiera o me juzgara; de esa forma me sentía. A pesar de conocer eso a la perfección no podía alejar ese deseo.
El nerviosismo se alejo de mi de forma lenta y de manera instantánea al escuchar su voz el vacío que sentía en el interior se desvaneció, algo me decía que estaba segura ahí.
Lara estaba en el lugar donde habíamos quedado y no me había dejado plantada en aquel sitio, aquello era motivo de celebración para mi porque significaba que mi compañía le agradaba por lo menos un poco.
- Menos mal que has llegado hace poco - suspire - hice todo lo que pude por llegar a tiempo, es que no quería que nadie me trajera hasta acá - le sonreí porque lo que me decía confirmaba mi creencia respecto a mi compañía - A mi me alegra estar aquí y poder verte de nuevo; creí que no vendrías… - mi sonrisa se devanecio por leves momentos mientras me sentía incapaz de alejar mi vista de ella. Un deseo incontenible de arrojarme a sus brazos y decirle que la había extrañado se apodero de mi, pero le ignore porque algo como aquello sería repentino y no quería hacerla molestar con una tontería como esa. Volví a sonreí; Lara tenía una sorpresa para mi… ¡Para mi!… alguien que no había pensado en llevarle algo, pero si teníamos un siguiente encuentro que anhelaría con tanto ahínco como este me aseguraría de llevar algo para ella.
Me acerque a ella con cuidado, mirando curiosas como de su bolso sacaba una llave.
- ¿Una llave? - mencione al tiempo que daba la explicación del por qué. Me reí sin poder evitarlo, aquello se escuchaba tan ilícito y tentador que no dude dos veces a asentir a sus palabras, quería poder llegar a aquel lugar tan rápido como fuera posible y observar todo a su lado - ¿Te fue sencillo conseguirla? - pregunte mirando a la llave y después a ella. Sonreía de manera juguetona, como una chiquilla que esta por hacer alguna travesura y espera que todos la vean pero a la vez que nadie sea capaz de darse cuenta de que la maldad fue hecha por ella.
- Y… ¿Qué esperamos? - le dije entusiasmada por todo aquello; no era la primera vez que estaba en la Catedral pero si la primera que entraría a ella cuando ya no había nadie, me fascinaba la idea de ser de las pocas personas capaces de estar en aquel sitio a una hora como aquella y de manera oculta - ¡Vayamos Lara! - le sonreía sin parar de verla, aquello era como un sueño, pero mejor… era la realidad.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Localización : Yo aqui tu donde??
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"¡La hemos vuelto a hallar! ¿Qué?
La Eternidad.... Es la mar mezclada con el sol."
La Eternidad.... Es la mar mezclada con el sol."
Por mero respeto me abstuve de leer sus pensamientos, aunque no voy a negar que por momentos quise sucumbir a mi propia decisión y ahondar entonces en su mente para ver que creía o incluso que recordaba hasta ahora. Pero aún así, aunque la curiosidad era como un aguijón en mi mente, aguardé el momento oportuno para saber de sus labios las verdades que ocultaba.
-Siempre tan independendiente- y esbocé una sonrisa que parecía aprobar con complicidad cada uno de sus actos, para salir de noche, para llegar hasta aquí y ver a alguien que no recordaba y que por esa misma razón era válido decir que aplicaba como desconocida. No sé si ella notó el uso de la palabra "siempre", eso evidenciaba que el tiempo en que la había visto era mucho mayor al que ella pensaba; pero claro, en su mente se cruzaría o que yo la había visto antes o me apresuraba en mis conclusiones, independientemente de si fueran correctas o no. Entonces acoté con rapidez lo siguiente, sin darle mucho tiempo a pensar en ello.
-Siempre cumplo mi palabra, Nathaly. No iba a faltar, créeme.- Su sonrisa me dio pie a hacerle una seña para que me siguiera hacia el pestillo de la puerta de la catedral. Sé bien que la emoción de aquello nos impactaba a las dos, sobre todo porque con disimulo mirabamos alrededor del lugar como si alguien pudiera aparecer de la nada, sería mejor decirle algo sobre la adquisición de la llave para tranquilizarla.
-Digamos que fui hábil y que a veces los negocios de por medio ayudan- Y dicho esto la pesada puerta de hierro se abrió con facilidad y la luz interna iluminó levemente la entrada. Con un ademán de la mano, la invité a entrar primero y luego yo la seguí cerrando la puerta tras de mí. Las escaleras se veían apenas a un par de metros, iluminadas por candelabros que duraban casi toda la noche y le permitirían a Nathaly subir sin tropiezo. Eso era lo importante, porque al bajar sus sentidos estarían con tal renuevo que no necesitaría luz para evitar tropiezos.
-Adelante, por favor- Le dije en tono bajo. -Esa escalera conduce directo a la terraza. Sube despacio, el diseño de caracol a veces marea.- Me impresionaba mi naturalidad, según yo no parece planeado, pero tal vez sí, no lo sé. Eso es algo con lo que lucho todavía y trato de hablar de detalles mínimos que pueden sonar incluso exagerados.
La observé subir con gracia, su vestido era manejado como si de una danzarina se tratase y la gasa transparente y oscura dejaban entrever los esplendores amortiguados de una falda espléndida, como bajo el negro presente que trasluce un delicioso pasado; y sus adornos, cual si fueran oro y plata, representaban esos fuegos de la fantasía que no se encenderían más de la misma forma y que ahora harían parte del luto profundo de esta noche.
Avancé con ella en silencio, pensando una vez más como transcurriría todo, y una vez estuvimos cerca sólo espeté algo más - Un poco más, ya lo descubrirás todo.-
-Siempre tan independendiente- y esbocé una sonrisa que parecía aprobar con complicidad cada uno de sus actos, para salir de noche, para llegar hasta aquí y ver a alguien que no recordaba y que por esa misma razón era válido decir que aplicaba como desconocida. No sé si ella notó el uso de la palabra "siempre", eso evidenciaba que el tiempo en que la había visto era mucho mayor al que ella pensaba; pero claro, en su mente se cruzaría o que yo la había visto antes o me apresuraba en mis conclusiones, independientemente de si fueran correctas o no. Entonces acoté con rapidez lo siguiente, sin darle mucho tiempo a pensar en ello.
-Siempre cumplo mi palabra, Nathaly. No iba a faltar, créeme.- Su sonrisa me dio pie a hacerle una seña para que me siguiera hacia el pestillo de la puerta de la catedral. Sé bien que la emoción de aquello nos impactaba a las dos, sobre todo porque con disimulo mirabamos alrededor del lugar como si alguien pudiera aparecer de la nada, sería mejor decirle algo sobre la adquisición de la llave para tranquilizarla.
-Digamos que fui hábil y que a veces los negocios de por medio ayudan- Y dicho esto la pesada puerta de hierro se abrió con facilidad y la luz interna iluminó levemente la entrada. Con un ademán de la mano, la invité a entrar primero y luego yo la seguí cerrando la puerta tras de mí. Las escaleras se veían apenas a un par de metros, iluminadas por candelabros que duraban casi toda la noche y le permitirían a Nathaly subir sin tropiezo. Eso era lo importante, porque al bajar sus sentidos estarían con tal renuevo que no necesitaría luz para evitar tropiezos.
-Adelante, por favor- Le dije en tono bajo. -Esa escalera conduce directo a la terraza. Sube despacio, el diseño de caracol a veces marea.- Me impresionaba mi naturalidad, según yo no parece planeado, pero tal vez sí, no lo sé. Eso es algo con lo que lucho todavía y trato de hablar de detalles mínimos que pueden sonar incluso exagerados.
La observé subir con gracia, su vestido era manejado como si de una danzarina se tratase y la gasa transparente y oscura dejaban entrever los esplendores amortiguados de una falda espléndida, como bajo el negro presente que trasluce un delicioso pasado; y sus adornos, cual si fueran oro y plata, representaban esos fuegos de la fantasía que no se encenderían más de la misma forma y que ahora harían parte del luto profundo de esta noche.
Avancé con ella en silencio, pensando una vez más como transcurriría todo, y una vez estuvimos cerca sólo espeté algo más - Un poco más, ya lo descubrirás todo.-
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
Este artefacto plateado con forma de huevo se llama antífonia.
Registra tanto la imagen de tu rostro como el sonido de tus
palabras.
El atlas de las nubes - La antífonia de Somni-451
David Mitchell
¿Qué es lo que guardamos para la eternidad?, ¿Qué recuerdos son los que decidimos de manera inconsciente se queden con nosotros? Me siento incapaz de responder esas preguntas pero si alguien en alguna ocasión me pregunta ¿Qué es lo que recordarías de Lara Karstein? o en dado caso ¿Qué es lo que recuerdo de ella? mi respuesta sería… recuerdo todo pero a la vez siento que no recuerdo nada.
- ¿Qué has dicho? - Pregunte de manera veloz, pues mi mente parecía haber captado una palabra que se remontaba a mucho tiempo atrás, a un momento alejado del presente que estábamos teniendo la dicha de vivir. Cabía claramente la posibilidad de que estuviera escuchando mal, o de que ella se refiriera a eso porque nuestro encuentro anterior le había llevado a pensar eso de mi, pero sinceramente no estaba completamente segura y ahora debido a eso me veía en la necesidad de cuestionarla; antes de recibir respuesta su voz volvió a fluir de sus labios y no era que yo olvidara fácilmente las cosas que me provocaban curiosidad o desconcierto, si no que el momento de volver a interrogarla por ese "siempre" vendría mas delante.
Me alegraba saber que no pensaba dejarme plantada, pero eso era algo que podía comprobar perfectamente al verla parada ahí, con esa sonrisa en su rostro que la hacía lucir mucho más hermosa que la primera vez que la vi, estando detrás mío en una oscura calle.
Seguí sus pasos en cuanto realizo la seña de que era momento de emprender el camino hacia aquella nueva aventura nocturna, que estaba repleta de misterios. Mis ojos estaban pendientes de todo cuanto le eran capaces, miraba que nadie viniera y al mismo tiempo observaba la puerta, aguardando el momento en que la puerta se abriera para darnos paso.
- Muy hábil diré… ¿sabes? pensé que conseguir esta clase de cosas era prácticamente imposible pero parece que me he equivocado - reí e inmediatamente cubrí mis labios, mirando de nuevo a un lado y otro para asegurarme de que nadie viniera o me hubiese escuchado; afortunadamente la única que escucho esa risa fue Lara.
Una luz me llegó de reojo y me observe de nueva cuenta la puerta, que ahora estaba abierta, invitandonos a ingresar. La mano de Lara me indico que fuese primero y como niño que confía plenamente en lo que los adultos le dicen entre seguida por ella.
- Vaya este lugar luce hermoso - la luz mortecina que brindaban las lamparas y las escaleras le daban apariencia de misterio a todo aquello, pero el ambiente en si era tranquilizador.
Le sonreí, mientras asentía a sus palabras. Para mi desgracia tenía razón, debía subir con lentitud pues esa clase de escaleras mareaban a cualquiera aunque claro, yo quería correr por las escaleras hasta llegar a la terraza. Viendo eso desde otra perspectiva el subir lento me permitiría estar más tiempo con Lara, la lentitud de mis actos y charla serían algo que marcaría una pauta temporal y si podía usarla a mi favor, el tiempo a su lado sería mayor.
- ¿Has venido antes a este lugar? - pregunte mientras tomaba la falda de mi vestido y la levantaba un poco para comenzar a subir aquellos escalones.
Mientras subíamos cada tanto la miraba, en parte para asegurarme de que seguía ahí y por otra para ver su mirada. Su mirada algunos momentos me intrigaba, era como si con ella quisiera guardarme en algún sitio, impedir que algo me separara de ella… boberías, esa debía ser mi percepción y el reflejo de lo que yo añoraba.
Cuando estuvimos cerca de llegar a la terraza sonreí de manera más amplia.
- Me gusta descubrir - afirme cuando le escuche, quería descubrir lo maravilloso de aquel lugar y tal vez alguna otra cosa que la noche quisiera brindarme… el único detalle importante es que no siempre la noche nos brinda solo gozo.
Salí a la terraza y cerré los ojos, desconozco el motivo de este acto; pero si debiera dar un ¿por qué? sería… Porque me pone nerviosa que lo encuentre allá no sea lo que en realidad estoy esperando ver; conozco de sobra que no siempre encontramos lo que buscamos, más yo deseo que todo lo que visualizo para esa velada, sea lo que en realidad encuentre para que así pueda gozar de guardarlo por siempre.
Registra tanto la imagen de tu rostro como el sonido de tus
palabras.
El atlas de las nubes - La antífonia de Somni-451
David Mitchell
¿Qué es lo que guardamos para la eternidad?, ¿Qué recuerdos son los que decidimos de manera inconsciente se queden con nosotros? Me siento incapaz de responder esas preguntas pero si alguien en alguna ocasión me pregunta ¿Qué es lo que recordarías de Lara Karstein? o en dado caso ¿Qué es lo que recuerdo de ella? mi respuesta sería… recuerdo todo pero a la vez siento que no recuerdo nada.
- ¿Qué has dicho? - Pregunte de manera veloz, pues mi mente parecía haber captado una palabra que se remontaba a mucho tiempo atrás, a un momento alejado del presente que estábamos teniendo la dicha de vivir. Cabía claramente la posibilidad de que estuviera escuchando mal, o de que ella se refiriera a eso porque nuestro encuentro anterior le había llevado a pensar eso de mi, pero sinceramente no estaba completamente segura y ahora debido a eso me veía en la necesidad de cuestionarla; antes de recibir respuesta su voz volvió a fluir de sus labios y no era que yo olvidara fácilmente las cosas que me provocaban curiosidad o desconcierto, si no que el momento de volver a interrogarla por ese "siempre" vendría mas delante.
Me alegraba saber que no pensaba dejarme plantada, pero eso era algo que podía comprobar perfectamente al verla parada ahí, con esa sonrisa en su rostro que la hacía lucir mucho más hermosa que la primera vez que la vi, estando detrás mío en una oscura calle.
Seguí sus pasos en cuanto realizo la seña de que era momento de emprender el camino hacia aquella nueva aventura nocturna, que estaba repleta de misterios. Mis ojos estaban pendientes de todo cuanto le eran capaces, miraba que nadie viniera y al mismo tiempo observaba la puerta, aguardando el momento en que la puerta se abriera para darnos paso.
- Muy hábil diré… ¿sabes? pensé que conseguir esta clase de cosas era prácticamente imposible pero parece que me he equivocado - reí e inmediatamente cubrí mis labios, mirando de nuevo a un lado y otro para asegurarme de que nadie viniera o me hubiese escuchado; afortunadamente la única que escucho esa risa fue Lara.
Una luz me llegó de reojo y me observe de nueva cuenta la puerta, que ahora estaba abierta, invitandonos a ingresar. La mano de Lara me indico que fuese primero y como niño que confía plenamente en lo que los adultos le dicen entre seguida por ella.
- Vaya este lugar luce hermoso - la luz mortecina que brindaban las lamparas y las escaleras le daban apariencia de misterio a todo aquello, pero el ambiente en si era tranquilizador.
Le sonreí, mientras asentía a sus palabras. Para mi desgracia tenía razón, debía subir con lentitud pues esa clase de escaleras mareaban a cualquiera aunque claro, yo quería correr por las escaleras hasta llegar a la terraza. Viendo eso desde otra perspectiva el subir lento me permitiría estar más tiempo con Lara, la lentitud de mis actos y charla serían algo que marcaría una pauta temporal y si podía usarla a mi favor, el tiempo a su lado sería mayor.
- ¿Has venido antes a este lugar? - pregunte mientras tomaba la falda de mi vestido y la levantaba un poco para comenzar a subir aquellos escalones.
Mientras subíamos cada tanto la miraba, en parte para asegurarme de que seguía ahí y por otra para ver su mirada. Su mirada algunos momentos me intrigaba, era como si con ella quisiera guardarme en algún sitio, impedir que algo me separara de ella… boberías, esa debía ser mi percepción y el reflejo de lo que yo añoraba.
Cuando estuvimos cerca de llegar a la terraza sonreí de manera más amplia.
- Me gusta descubrir - afirme cuando le escuche, quería descubrir lo maravilloso de aquel lugar y tal vez alguna otra cosa que la noche quisiera brindarme… el único detalle importante es que no siempre la noche nos brinda solo gozo.
Salí a la terraza y cerré los ojos, desconozco el motivo de este acto; pero si debiera dar un ¿por qué? sería… Porque me pone nerviosa que lo encuentre allá no sea lo que en realidad estoy esperando ver; conozco de sobra que no siempre encontramos lo que buscamos, más yo deseo que todo lo que visualizo para esa velada, sea lo que en realidad encuentre para que así pueda gozar de guardarlo por siempre.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"¿Conoces la enfermedad febril que se adueña de nosotros en las frías miserias,
la ignorada nostalgia de la tierra, la angustia de la curiosidad?"
la ignorada nostalgia de la tierra, la angustia de la curiosidad?"
-Esta gente también hace negocios, también necesita mantenerse- Comenté como jactándome de una mentira que justificaba como había hecho yo para conseguir la llave. Pero sonaba real porque muchos obtienen dinero de cualquier forma dándole la excusa de poder cumplir "sueños", no era nada del otro mundo, nada que ya no sospecharan otros.
¡Sueños! la justificación de atrocidades, de movimientos llevados por la envidia o tal vez, sólo la excusa para desprenderse de todo lo demás que te ata ¡Siempre sueños!, y cuanto más ambiciosa y delicada es el alma tanto más la alejan de lo posible los sueños. Cada hombre lleva en sí su dosis de opio natural, incesantemente segregada y renovada, y, del nacer al morir, ¿cuántas horas contamos llenas del goce positivo, de la acción bien lograda y decidida? Mientras subía las escaleras con ella me reconfortaba con eso, sabía bien que la vida que Nathaly llevaba no era del todo de su agrado y que lo que realmente anhelaba era la libertad, el poder ser ella sin que atasen partes de su personalidad con absurdas reglas y normas de urbanidad. Yo le iba a dar más tiempo para ser más libre, sí, esa sería la manera perfecta de describir la situación.
Continúamos el camino a través de una estrechísima entrada, en la que se podía advertir el grosor de los muros mientras se llegaba al lóbrego interior. Las escaleras, de peldaños muy anchos, conducían a otros tantos entrepisos que por un momento cruzamos en silencio. Pero sólo mis palabras se acallaron, porque mis pensamientos seguían su hilo y omitían ciertas cosas que ella mencionaba, no porque las evadiera realmente, sino más bien porque aún no era el momento de saberlo todo.
-Sí, ya había venido, de hecho lo visito seguido, me encanta y sé que la terraza te gustará más. Ya no falta nada.-
Llegando arriba, supe que no pude haber mejor elección que este lugar. Ella se embelesaba con cada detalle y justo antes de que ella avanzara más, yo extendí mi brazo por encima de su hombro y empujé la metálica puerta de división para que ella ingresara primero a la terraza. Cerró sus ojos, pero supe también que al abrirlos, quedaría consternada de asombro ante la panorámica, que se extiendía desde el río Sena y permitía ver casi toda la ciudad.
Aquí tendremos el sublime placer de contemplar la noche, sobre todo ella, que jamás la volverá a ver igual.
-Ya está, abre tus ojos- Le dije en un susurro.
¡Sueños! la justificación de atrocidades, de movimientos llevados por la envidia o tal vez, sólo la excusa para desprenderse de todo lo demás que te ata ¡Siempre sueños!, y cuanto más ambiciosa y delicada es el alma tanto más la alejan de lo posible los sueños. Cada hombre lleva en sí su dosis de opio natural, incesantemente segregada y renovada, y, del nacer al morir, ¿cuántas horas contamos llenas del goce positivo, de la acción bien lograda y decidida? Mientras subía las escaleras con ella me reconfortaba con eso, sabía bien que la vida que Nathaly llevaba no era del todo de su agrado y que lo que realmente anhelaba era la libertad, el poder ser ella sin que atasen partes de su personalidad con absurdas reglas y normas de urbanidad. Yo le iba a dar más tiempo para ser más libre, sí, esa sería la manera perfecta de describir la situación.
Continúamos el camino a través de una estrechísima entrada, en la que se podía advertir el grosor de los muros mientras se llegaba al lóbrego interior. Las escaleras, de peldaños muy anchos, conducían a otros tantos entrepisos que por un momento cruzamos en silencio. Pero sólo mis palabras se acallaron, porque mis pensamientos seguían su hilo y omitían ciertas cosas que ella mencionaba, no porque las evadiera realmente, sino más bien porque aún no era el momento de saberlo todo.
-Sí, ya había venido, de hecho lo visito seguido, me encanta y sé que la terraza te gustará más. Ya no falta nada.-
Llegando arriba, supe que no pude haber mejor elección que este lugar. Ella se embelesaba con cada detalle y justo antes de que ella avanzara más, yo extendí mi brazo por encima de su hombro y empujé la metálica puerta de división para que ella ingresara primero a la terraza. Cerró sus ojos, pero supe también que al abrirlos, quedaría consternada de asombro ante la panorámica, que se extiendía desde el río Sena y permitía ver casi toda la ciudad.
Aquí tendremos el sublime placer de contemplar la noche, sobre todo ella, que jamás la volverá a ver igual.
-Ya está, abre tus ojos- Le dije en un susurro.
Última edición por Lara Karstein el Jue Abr 25, 2013 2:48 pm, editado 1 vez
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
El camino sigue y sigue
desde la puerta.
El señor de los anillos - J.R.R. Tolkien
Era lógico que debían mantenerse las demás personas, pero vamos que si trabajaban para la catedral lo que más esperaba era que al menos intentaran parecer personas que les interesaba lo que pasara dentro de aquel lugar, personas que no se dejaran comprar de manera tan sencilla, pero la naturaleza humana no puede ser cambiada de un momento a otro a menos que algo realmente intenso suceda.
- Bueno, al menos el hecho de que hagan negocios nos permite estar en este lugar así que por mi excelente - no era mi problema, después de todo no había sido yo la que se dejo comprar para que dos desconocidas entraran al lugar.
La certeza con la que decía que la terraza me gustaría más me emocionaba, sentía las piernas hormiguear, quería correr… de verdad que lo quería, pero no podía hacerlo.
Al escuchar la puerta abrirse y sentir su mano pasar sobre mi hombro invadiendo mi espacio vital pero no siendo desagradable, continuaba con los ojos cerrados aún no me atrevía a mirara aquello que me esperaba detrás de esa puerta.
Mi mente me decía que lo hiciera, pero mi cuerpo se negaba a responder. Cuando el susurro de Lara llegó a mis oídos, fue entonces cuando al fin abrí los ojos y el aire quedo contenido en mis pulmones, la visión que se obtenía de aquel lugar era sin duda magnifica.
París en todo su esplendor o desgracia, todo dependía de la persona que contemplara aquello; para mi era simplemente París el real, con sus aspectos bueno y malos pero que al final otorgaban a todo sentido y forma. Mi corazón comenzó a latir desbocado en parte por haber subido las escaleras pero en su mayoría por lo que ahora era capaz de contemplar.
- Creo que entiendo porque te gusta tanto este lugar, puedes ver todo desde aquí - Efectivamente todo era capaz de contemplarse desde ahí, pero al igual que la respuesta que podía dar sobre mis recuerdos de Lara, desde ahí se veía todo y a la vez nada… o muy poco.
La mire entonces; quería comprender porque me sentía de manera tan confusa a su lado además de que su forma de verme y las palabras de antes me intrigaban cada vez más.
- Lara… - dije bajito, temiendo que una palabra incorrecta la separara de mi lado - yo, no es por ser insistente ni nada pero de verdad que me parece que te conozco de antes - agache la mirada, no quería ver su expresión, no quería que lo que viera me dijera lo que pensaba y descubrir que la molestaba con eso - y luego… cuando comenzábamos a subir me dijiste siempre, como si me conocieras... - sonreí aunque no quería hacerlo - es que no sé… - desvíe mi mirada del suelo y observe París - te veo y me siento segura pero hay momentos en los que te imagino como una simple brisa de aire que me abandonara, una llama que esta a punto de extinguirse para solo dejar cenizas y entonces temo - suspire - que pasa si eres como la lluvia que uno intenta atrapar pero que se escapa por entre los dedos dejando solo la humedad que tarde o temprano será absorbida por la tierra - ¿Que pensaría ella de todo lo que decía?, deseaba ver su expresión - Lo que estoy diciendo debe ser muy ridículo pero bueno, no puedo evitarlo - con expresión sería la observe finalmente - lamento si mis palabras te parecen extrañas, pero necesitaba sacarlas de mi interior - sonreí de manera leve. En aquel punto debía ser cuestión de tiempo para que ella se fuera.
desde la puerta.
El señor de los anillos - J.R.R. Tolkien
Era lógico que debían mantenerse las demás personas, pero vamos que si trabajaban para la catedral lo que más esperaba era que al menos intentaran parecer personas que les interesaba lo que pasara dentro de aquel lugar, personas que no se dejaran comprar de manera tan sencilla, pero la naturaleza humana no puede ser cambiada de un momento a otro a menos que algo realmente intenso suceda.
- Bueno, al menos el hecho de que hagan negocios nos permite estar en este lugar así que por mi excelente - no era mi problema, después de todo no había sido yo la que se dejo comprar para que dos desconocidas entraran al lugar.
La certeza con la que decía que la terraza me gustaría más me emocionaba, sentía las piernas hormiguear, quería correr… de verdad que lo quería, pero no podía hacerlo.
Al escuchar la puerta abrirse y sentir su mano pasar sobre mi hombro invadiendo mi espacio vital pero no siendo desagradable, continuaba con los ojos cerrados aún no me atrevía a mirara aquello que me esperaba detrás de esa puerta.
Mi mente me decía que lo hiciera, pero mi cuerpo se negaba a responder. Cuando el susurro de Lara llegó a mis oídos, fue entonces cuando al fin abrí los ojos y el aire quedo contenido en mis pulmones, la visión que se obtenía de aquel lugar era sin duda magnifica.
París en todo su esplendor o desgracia, todo dependía de la persona que contemplara aquello; para mi era simplemente París el real, con sus aspectos bueno y malos pero que al final otorgaban a todo sentido y forma. Mi corazón comenzó a latir desbocado en parte por haber subido las escaleras pero en su mayoría por lo que ahora era capaz de contemplar.
- Creo que entiendo porque te gusta tanto este lugar, puedes ver todo desde aquí - Efectivamente todo era capaz de contemplarse desde ahí, pero al igual que la respuesta que podía dar sobre mis recuerdos de Lara, desde ahí se veía todo y a la vez nada… o muy poco.
La mire entonces; quería comprender porque me sentía de manera tan confusa a su lado además de que su forma de verme y las palabras de antes me intrigaban cada vez más.
- Lara… - dije bajito, temiendo que una palabra incorrecta la separara de mi lado - yo, no es por ser insistente ni nada pero de verdad que me parece que te conozco de antes - agache la mirada, no quería ver su expresión, no quería que lo que viera me dijera lo que pensaba y descubrir que la molestaba con eso - y luego… cuando comenzábamos a subir me dijiste siempre, como si me conocieras... - sonreí aunque no quería hacerlo - es que no sé… - desvíe mi mirada del suelo y observe París - te veo y me siento segura pero hay momentos en los que te imagino como una simple brisa de aire que me abandonara, una llama que esta a punto de extinguirse para solo dejar cenizas y entonces temo - suspire - que pasa si eres como la lluvia que uno intenta atrapar pero que se escapa por entre los dedos dejando solo la humedad que tarde o temprano será absorbida por la tierra - ¿Que pensaría ella de todo lo que decía?, deseaba ver su expresión - Lo que estoy diciendo debe ser muy ridículo pero bueno, no puedo evitarlo - con expresión sería la observe finalmente - lamento si mis palabras te parecen extrañas, pero necesitaba sacarlas de mi interior - sonreí de manera leve. En aquel punto debía ser cuestión de tiempo para que ella se fuera.
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos."
ese montón de espejos rotos."
Cualquier respuesta superflua fue dejada en el tintero, el palpitar veloz de su corazón acalló mis pensamientos y me sumió casi que en un estado diferente que para mi fortuna podía controlar. Debí replantearme de forma rápida mis tiempos y determinaciones y tuve que hacer oídos sordos a su corazón desbocado. -Aún no- me dije a mí misma, -aún queda algo por resolver.-
Sus voz resonó de sus labios nuevamente pero con un tono distinto, un tono que parecía teñido de cierto temor pero que era parte de una pregunta que no podía callarse y que tarde o temprano resurgiría. Lo que creí era cierto, el muro que había puesto en su mente apartando mis recuerdos de su vida diaria empezaba a caer, ella parecía arañar el mismo en busca de una respuesta que al no ser encontrada salía a la luz. Ella no erraba en la mayoría de lo que decía, su único error era el creer que la dejaría, pero no era cierto, no lo fue porque aún al borrarle la memoria, yo seguía observandola desde puntos ciegos para ella. ¿Que pasaría si lo recordara todo de repente y si pequeños flash fueran apareciendo de forma creciente? Sinceramente, no lo sé, apenas las especulaciones rayan mis ideas como para darles tranquilidad, esa misma que debo darle ahora a ella. La miré pasiva, sin ningún gesto que pudiera cognotar enojo, sin fruncir el ceño y con una muy ligera sonrisa en mis labios.
- Eres más detallista de lo que creí.- Le sonreí entonces. -Y eso me agrada.- Contuve mis palabras, relajé aquella sonrisa y me acerqué algo más hacia ella. -Voy a enseñarte algo, confía en mí.- Deslice mi mano por su muñeca y le tomé la mano, sin preguntar la dirigí al mejor punto de aquella terraza en donde la vista del lugar provocaba cierta paz, donde la luna alcanzaba a reflejarse en las tranquilas aguas del Sena y su visión casi que dejaba tus pensamientos en blanco. La única excepción a ello, debió ser mi tacto en extremo frío, eso sería como los dedos deslizandose a través de una cortina que cubre algo, algo como los recuerdos.
- Nathaly- Dije deteniendome y alzando su mano a una altura media de ambas pero sin soltarla. -Aunque la lluvia cese y deje sólo la humedad y unas leves gotas en ti, aunque creas que no volverá, ya sabes que pasa. -Le sonreí por un segundo nuevamente. -Siempre, siempre vuelve. Así que no temas mi niña, porque bien que lo que dices es cierto.-
Si el temor se había alejado de ella, de cierto modo me sobrecogía ahora a mí. Sentí el fluir de mis ideas y me contuve como tomando apenas un poco de aire, aunque no necesitaba respirar. Lo que venía podía desencadenar cualquier cosa, pero cuando los recuerdos se atan, se remueven, se agitan buscando liberarse y en ese vaivén de cosas su liberación es como intempestiva o impredecible, más la segunda.
- Nathaly- Dije su nombre de nuevo pero con un aire más meláncolico y alce mi otra mano para cubrir con ambas, la suya. -Mi Nathaly- eso le sonaría raro y supe que tal vez temiera de nuevo, por eso, actué rápido. -No temas, porque no te equivocas y yo no mentí. Te lo dije, te dije que volvería por ti- Fue entonces cuando afiancé su mano entre las mías y haciendo uso de ese don que me era tan preciado le devolví poco a poco sus recuerdos, todos ellos que ahora encajarían con este momento. Los mismos, sus pensamientos, casi que fluyeron a través de mi y recordé sus lágrimas para mi despedida, esas mismas que recordé yo a diario y fueron el motivo de mi regreso. Sentí un nudo enorme en la garganta pero haciendo acopio de mi fuerza de voluntad espeté la sentencia. -He vuelto por ti, esta, es tu noche.- Y solté entonces sus manos sin dejar de mirarla.
Sus voz resonó de sus labios nuevamente pero con un tono distinto, un tono que parecía teñido de cierto temor pero que era parte de una pregunta que no podía callarse y que tarde o temprano resurgiría. Lo que creí era cierto, el muro que había puesto en su mente apartando mis recuerdos de su vida diaria empezaba a caer, ella parecía arañar el mismo en busca de una respuesta que al no ser encontrada salía a la luz. Ella no erraba en la mayoría de lo que decía, su único error era el creer que la dejaría, pero no era cierto, no lo fue porque aún al borrarle la memoria, yo seguía observandola desde puntos ciegos para ella. ¿Que pasaría si lo recordara todo de repente y si pequeños flash fueran apareciendo de forma creciente? Sinceramente, no lo sé, apenas las especulaciones rayan mis ideas como para darles tranquilidad, esa misma que debo darle ahora a ella. La miré pasiva, sin ningún gesto que pudiera cognotar enojo, sin fruncir el ceño y con una muy ligera sonrisa en mis labios.
- Eres más detallista de lo que creí.- Le sonreí entonces. -Y eso me agrada.- Contuve mis palabras, relajé aquella sonrisa y me acerqué algo más hacia ella. -Voy a enseñarte algo, confía en mí.- Deslice mi mano por su muñeca y le tomé la mano, sin preguntar la dirigí al mejor punto de aquella terraza en donde la vista del lugar provocaba cierta paz, donde la luna alcanzaba a reflejarse en las tranquilas aguas del Sena y su visión casi que dejaba tus pensamientos en blanco. La única excepción a ello, debió ser mi tacto en extremo frío, eso sería como los dedos deslizandose a través de una cortina que cubre algo, algo como los recuerdos.
- Nathaly- Dije deteniendome y alzando su mano a una altura media de ambas pero sin soltarla. -Aunque la lluvia cese y deje sólo la humedad y unas leves gotas en ti, aunque creas que no volverá, ya sabes que pasa. -Le sonreí por un segundo nuevamente. -Siempre, siempre vuelve. Así que no temas mi niña, porque bien que lo que dices es cierto.-
Si el temor se había alejado de ella, de cierto modo me sobrecogía ahora a mí. Sentí el fluir de mis ideas y me contuve como tomando apenas un poco de aire, aunque no necesitaba respirar. Lo que venía podía desencadenar cualquier cosa, pero cuando los recuerdos se atan, se remueven, se agitan buscando liberarse y en ese vaivén de cosas su liberación es como intempestiva o impredecible, más la segunda.
- Nathaly- Dije su nombre de nuevo pero con un aire más meláncolico y alce mi otra mano para cubrir con ambas, la suya. -Mi Nathaly- eso le sonaría raro y supe que tal vez temiera de nuevo, por eso, actué rápido. -No temas, porque no te equivocas y yo no mentí. Te lo dije, te dije que volvería por ti- Fue entonces cuando afiancé su mano entre las mías y haciendo uso de ese don que me era tan preciado le devolví poco a poco sus recuerdos, todos ellos que ahora encajarían con este momento. Los mismos, sus pensamientos, casi que fluyeron a través de mi y recordé sus lágrimas para mi despedida, esas mismas que recordé yo a diario y fueron el motivo de mi regreso. Sentí un nudo enorme en la garganta pero haciendo acopio de mi fuerza de voluntad espeté la sentencia. -He vuelto por ti, esta, es tu noche.- Y solté entonces sus manos sin dejar de mirarla.
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
Wesley cerró los ojos.
Se avecinaban los dolores y tenía que estar preparado.
William Goldman - La princesa prometida
Mi mirada estaba clavada en su rostro, buscaba algún signo de lo que pensaba de eso que acababa de revelar. El aire estaba contenido en mis pulmones, temía hacer algo que la molestara a pesar de que cuando me miro no mostraba señal alguna de que las cosas fueran de esa manera; al contrario todo parecía estar bien y en calma… la calma que precede a la tormenta.
No podía sonreír, ni siquiera antes sus palabras que resultaban la punta del iceberg de algo que yo no conocía aún.
Me pedía que confiara en ella, eso era algo que no debía decirme ya que ahora estaba confirmada mi sospecha de que la conocía de antes, confiaba más en ella.
- No soy detallista es solo que cuando una idea ronda mi cabeza y me deja con dudas como esta no puedo eliminarla de mis pensamientos hasta que la verdad o algo parecido a esta sale a la luz - comente mientras me dejaba guiar por ella, el contacto de su piel con la mía era frío, como si de un témpano de hielo se tratara pero eso debía ser porque estaba nerviosa o al menos eso pensaba yo.
El lugar al que me guió daba una de las vistas mas magnificas que mis ojos alguna vez tuvieron la dicha de contemplar. Mis labios se entreabrieron y primero observe a Lara con una sonrisa en mi rostro y después observe el maravilloso reflejo de la luz de la luna en el río; una vez más la luna en los cielos era testigo de lo que ocurría y no solo ella, su perfecto reflejo también lo era a pesar de que este se difuminaba en momentos debido al movimiento de las aguas.
- Vas a seguir mostrando cosas tan maravillosas como esta toda la noche - me gire para quedar completamente frente a ella - gracias Lara, este lugar es hermoso de verdad que lo si… - me sentía cómoda, a pesar de que la duda que tenía aun no estaba resulta y muchas más preguntas amenazaban con aparecer en mi mente de manera repentina.
Nuestras manos seguían unidas, el frío que emanaba de su ser de una manera extraña se sentía cálido.
Mire nuestras manos entrelazadas y después a ella; aquellas palabras era ya la confirmación de mis sospechas, y el montón de preguntas que se habían mantenido a limite hasta ese momento comenzaron a surgir, gritando, buscando la forma de escapar en dirección a ella.
- Lo sospechaba… - fue lo único que pude articular en esos momentos, mi corazón no cesaba su agitado ritmo, aún faltaban muchas cosas por conocerse.
Mi mano entre las suyas, sensaciones extrañas por todo mi ser. Mi mirada estaba enfocada en los ojos de Lara, buscaban respuestas a las interrogantes que aún era incapaz de formular.
- Lara… - susurre nerviosa, ya no sabía que era lo que podía pasar - ¿Volver por mi?… - intente sonreír, que no se notara que en esos momentos mi corazón latía con más fuerza que nunca; pero antes de poder volver a hablar la realidad comenzó a llegar.
Los sucesos olvidados tiempo atrás aparecieron, siempre habían estado ahí, gritando, pero me había mantenido sorda a sus llamados; no porque yo quisiera dejarles de lado si no porque Lara así lo había estipulado. Su imagen frente a mi comenzó a tornarse borrosa, las lágrimas comenzaban a llenar mis ojos y algunas ya se deslizaban por mis mejillas.
En nuestro ultimo encuentro antes de su partida había peleado con ella, se había ido y me dejo sola con aquella promesa que ahora cumplía, yo no me merecía su regreso, no después de lo que le había dicho antes de su partida. Si bien todo aquello no había sido intencional, lo había hecho.
- Perdón Lara… - dije entre sollozos y con mis manos tape mis labios y cerré los ojos, en definitiva no merecía que volviera por mi.
No me sentía capaz de verla, de nuevo un sin fin de sentimientos corrían por mi cuerpo; tristeza, enojo, frustración, vergüenza…
Estaba comenzando el principio de un fin… o de un nuevo comienzo.
Se avecinaban los dolores y tenía que estar preparado.
William Goldman - La princesa prometida
Mi mirada estaba clavada en su rostro, buscaba algún signo de lo que pensaba de eso que acababa de revelar. El aire estaba contenido en mis pulmones, temía hacer algo que la molestara a pesar de que cuando me miro no mostraba señal alguna de que las cosas fueran de esa manera; al contrario todo parecía estar bien y en calma… la calma que precede a la tormenta.
No podía sonreír, ni siquiera antes sus palabras que resultaban la punta del iceberg de algo que yo no conocía aún.
Me pedía que confiara en ella, eso era algo que no debía decirme ya que ahora estaba confirmada mi sospecha de que la conocía de antes, confiaba más en ella.
- No soy detallista es solo que cuando una idea ronda mi cabeza y me deja con dudas como esta no puedo eliminarla de mis pensamientos hasta que la verdad o algo parecido a esta sale a la luz - comente mientras me dejaba guiar por ella, el contacto de su piel con la mía era frío, como si de un témpano de hielo se tratara pero eso debía ser porque estaba nerviosa o al menos eso pensaba yo.
El lugar al que me guió daba una de las vistas mas magnificas que mis ojos alguna vez tuvieron la dicha de contemplar. Mis labios se entreabrieron y primero observe a Lara con una sonrisa en mi rostro y después observe el maravilloso reflejo de la luz de la luna en el río; una vez más la luna en los cielos era testigo de lo que ocurría y no solo ella, su perfecto reflejo también lo era a pesar de que este se difuminaba en momentos debido al movimiento de las aguas.
- Vas a seguir mostrando cosas tan maravillosas como esta toda la noche - me gire para quedar completamente frente a ella - gracias Lara, este lugar es hermoso de verdad que lo si… - me sentía cómoda, a pesar de que la duda que tenía aun no estaba resulta y muchas más preguntas amenazaban con aparecer en mi mente de manera repentina.
Nuestras manos seguían unidas, el frío que emanaba de su ser de una manera extraña se sentía cálido.
Mire nuestras manos entrelazadas y después a ella; aquellas palabras era ya la confirmación de mis sospechas, y el montón de preguntas que se habían mantenido a limite hasta ese momento comenzaron a surgir, gritando, buscando la forma de escapar en dirección a ella.
- Lo sospechaba… - fue lo único que pude articular en esos momentos, mi corazón no cesaba su agitado ritmo, aún faltaban muchas cosas por conocerse.
Mi mano entre las suyas, sensaciones extrañas por todo mi ser. Mi mirada estaba enfocada en los ojos de Lara, buscaban respuestas a las interrogantes que aún era incapaz de formular.
- Lara… - susurre nerviosa, ya no sabía que era lo que podía pasar - ¿Volver por mi?… - intente sonreír, que no se notara que en esos momentos mi corazón latía con más fuerza que nunca; pero antes de poder volver a hablar la realidad comenzó a llegar.
Los sucesos olvidados tiempo atrás aparecieron, siempre habían estado ahí, gritando, pero me había mantenido sorda a sus llamados; no porque yo quisiera dejarles de lado si no porque Lara así lo había estipulado. Su imagen frente a mi comenzó a tornarse borrosa, las lágrimas comenzaban a llenar mis ojos y algunas ya se deslizaban por mis mejillas.
En nuestro ultimo encuentro antes de su partida había peleado con ella, se había ido y me dejo sola con aquella promesa que ahora cumplía, yo no me merecía su regreso, no después de lo que le había dicho antes de su partida. Si bien todo aquello no había sido intencional, lo había hecho.
- Perdón Lara… - dije entre sollozos y con mis manos tape mis labios y cerré los ojos, en definitiva no merecía que volviera por mi.
No me sentía capaz de verla, de nuevo un sin fin de sentimientos corrían por mi cuerpo; tristeza, enojo, frustración, vergüenza…
Estaba comenzando el principio de un fin… o de un nuevo comienzo.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"Sed bendito, Dios mío, que dais el sufrimiento
cual divino remedio a nuestras impudicias,
así como el más puro y mejor alimento
que prepara los fuertes a las santas delicias."
cual divino remedio a nuestras impudicias,
así como el más puro y mejor alimento
que prepara los fuertes a las santas delicias."
-Ya lo entenderás todo...- fue el último susurro que salió de mis labios antes que ella tuviera de nuevo aquél fluir de recuerdos justo en donde pertenecían, en su mente y no en la mía. Su forma de ver las cosas era tan distinta que me conmovía hasta la médula, parecía tan puro que jamás pude haberme ido de su lado como si nada y sin recordarla en cada detalle que la hacía tan especial para mí. Apenas me mantuve a una distancia prudente, anhelando su reacción para conocer su sentimiento hacia tal cosa hecha por mí sin su consentimiento. Pero no tenía opción, yo siempre preferí estar segura de su determinación, porque la misma nunca y por ningún motivo podría dar marcha atrás, en la inmortalidad hay fin, pero no reversa; no hay arrepentimientos que valgan ni lágrimas que conmuevan a nadie para devolver el paso dado; la inmortalidad es como el tiempo, no se puede retroceder.
No dejé de observarla ni un sólo segundo, cada detalle mínimo en aquél "despertar" era tan importante para mí, que omití incluso cualquier parpadeo. Por lo general, los vampiros fingimos humanidad con detalles pequeños pero que no pasarían desapercibidos si se analizan con detenimiento; pero mientras la miraba no me eran necesarios, ella sabía bien lo que yo era; yo no parpadeaba ni una sola vez, no llenaba de aire mis pulmones que eran como una especie de caja de aire inútil, no me movia, no hacia nada por esos segundos que parecieron aferrarse a la eternidad en un sólo suspiro.
Ya no podía decir nada más, nada de lo básico importaba lo suficiente, ni la vista desde lo alto; ni el como entramos; ni lo hablado previamente, nada... la cita para conocernos se había transformado en devolver algo robado y en un reencuentro; las preguntas previas se habían tirado cuesta abajo sin respuesta y en su lugar afloraban las nuevas; los sentimientos eran otros y los mismos a la vez, confusos, pero la mayoría más firmes.
Luego de unos minutos casi que la vi volver en sí, pero su rostro sonriente se había tornado en uno triste, como si el corazón se le hubiese comprimido en aquellos segundos silenciosos pero certeros. El nudo en mi garganta se hizo demasiado fuerte y sentí una imperiosa necesidad de abrazarla, de contenerla para mí ahora que lo sabía todo, pero no era ese el paso, no podía saltarme cosas, no ahora. La necesitaba tranquila, segura y feliz, sobre todo eso.
- El perdón no es algo que deba darte, mi querida niña. El perdón es innecesario porque jamás ha habido culpas.- A las malas le sonreí. A las malas porque me dolía ver que sufría, porque si hubiese sido otro el causante de sus sollozos ya estaría muerto, yo me habría librado de él porque así lo decidía. -¿Porqué siento que sufres?- Dije con el ceño fruncido y con el rostro ensombrecido por una melancolía que intentaba escapar y mostrarse, pero quería saberlo porque no lo entendía, no sabía a ciencia cierta porque se mostraba así aunque yo ya lo tenía pensado. Necesitaba respuestas para tener soluciones, para clarificar el camino.
Le sonreí de nueva cuenta y extendí mi mano hacia ella -Anda, ven, acércate de nuevo, no hay motivo para sufrir, Nath. He cumplido mi promesa y cumpliré las demás si aún lo quieres...-
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
Desde comienzos del tiempo, siendo niña, pensaba
que el dolor significaba desamor.
El dolor significaba que yo amaba.
First Memory - Louise Glück
Lara me había dejado por mi bien, para que experimentara cosas como una humana común y a pesar de eso seguía deseando estar a su lado, incluso en los momentos en lo que no sabía que nos conocíamos, en los que desconocía el horror de nuestra pelea ella era una estrella que guiaba mi camino.
En mi ingenuidad había creído que era un mero encuentro casual, como el de la primera vez que nos habíamos encontrado realmente, muchas noches anteriores pero en esta ocasión nuestro encuentro había sido planeado por ella y deseado por mi de manera inconsciente.
Intentaba detener las lagrimas que fluían cada vez con mayor rapidez por mis mejillas, pero me era imposible. Lloraba por las noches que la había olvidado y en las cuales no había tenido recuerdos como para haberla extrañado, la tristeza de esos días había permanecido acumulada en mi y ahora buscaba la forma de salir junto con la alegría que me daba saber que había vuelto a mi lado y estaba ahí para brindarme la oportunidad de elegir aquello que mi crayón seguía deseando con intensidad.
- Es que, el que te fueras fue mi culpa - dije aun con los labios tapados por mis manos - si no hubiera peleado contigo, si no te hubiera dado un motivo para que creyeras que no deseaba estar a tu lado entonces ya sería como tu - solo entonces descubrí mis labios y levantando el rostro hacia ella abrí los ojos - No sufro… bueno quizás un poco pero es parte de todo lo que esta pasando ahora - sonreí - Te recordaba Lara, no sé como ni por qué pero te recordaba… no desapareciste del todo mis recuerdos sobre ti ¿Cómo es eso posible? - una vez habíamos hablado de eso y a lo que pude entender las posibilidades de que alguien recordara eran prácticamente nulas a menos que el vampiro que borraba los recuerdos decidiera regresarlos, tal como ella lo hacía ahora conmigo.
En los ojos de Lara podía observarse un destello de curiosidad, deduje que debía estar pensando en mi decisión sobre volverme como ella o quedarme sumida en mi mortalidad; no puedo decir si es que acaso mi decisión fuera la segunda opción, si ella me dejaría tomarla o igual me convertiría en un vampiro como ella para la fortuna de ambas mi decisión era clara desde el principio.
Por un momento creí que era su intención que aquello me doliera hasta el punto de que no deseara verla más, incluso si eso significaba su dolor. Los pensamientos de Lara en un sin fin de ocasiones eran un completo misterio que debía ser resuelto de manera lenta.
Las palabras que prosiguieron y su mano estirada en mi dirección me trajeron paz de nuevo.
Estire mi mano y apreté la de ella, para después moverme y abrazarla; quería saber que no me dejaría de nuevo, no en esos momentos en los que al tener mis recuerdos de nuevo más la necesitaba.
- Lara, te he extrañado y no se si eso suena muy lógico dado que no te recordaba por completo hasta ahora, pero de verdad que lo hacía y quiero saber todo lo que has hecho mientras no has estado a mi lado ¿Puedo saberlo? - el frío que emanaba su cuerpo no importaba para nada - y si, quiero que cumplas las demás promesas Lara, mi decisión ha estado tomada desde el principio.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"No podrá haber despedida más grande que este regreso"
Me atrevo a decir al verla llorar, que después de la propia sangre, lo mejor que alguien puede dar de sí mismo son las lágrimas. No lo digo porque me guste sentir que sufre, pero cada pequeña gota que sale de sus ojos le da una valía aún mayor, como si al diamante lo quisieras adornar con oro, innecesario pero no por eso menos hermoso. Ella en todo su ser era un enigma que yo quería descubrir aún más todo el tiempo y el cual preservaría para este mismo hecho. La belleza no merece morir, la verdadera hermosura es algo que debe mantenerse para siempre...
-Basta de culpas, porque era necesario que me fuera para estar en paz. Nath, no podría cambiarte la vida por mero capricho, es importante que estés muy segura.- No le quité los ojos de encima con esto a pesar que mi hablar para ella siempre fue dulce, era sólo que no era cualquier cosa, era más importante de lo que parecía porque unos años después ella misma podría llegar a odiarme con tal fuerza que tal vez me negara la posibilidad de verla jamás. La idea me resultó aterradora y sentí esa necesidad de buscar de sus labios una convicción tan fuerte que ella misma lo recordara en años posteriores, que no cupiera ni una sola duda en medio del caos que podría formarse.
De pronto ahí estaba, sonriéndome de nuevo y otorgándo más paz de la que podría ella imaginarse. Sin contenerme extendí mi mano y con ella acaricié su tierna mejilla limpiando las lágrimas a mi paso. -Jamás me olvidarías para siempre. Me es imposible mantenerlo tanto tiempo.- Correspondí a su sonrisa y retiré mi mano. -Además, la mitad del crédito es de tu mente curiosa y persistente, eso es tan encantador como meritorio.- Cuán dulce me resultaba con cada pregunta, cuán única.
Pero nada se comparaba al momento en que estiró su mano y tomó la mía para luego estrecharse en mis brazos; de nuevo la sentí tan mía que quise abrazarla con fuerza pero me limitaba porque tal acto tendría un final trágico; podría romperle los huesos con facilidad ahora, pero pronto sería distinto. La abracé con la ternura que me inspiraba y acaricié sus cabellos como solía hacerlo, la escuché con gusto y su perfume fue tan intenso y agradable como su sangre.... esto era lo difícil, saber que podría ceder a mi sed y a mi deseo de su sangre ahora sólo me hacía desearlo aún más. Su cercanía se volvió dolorosa porque mi garganta parecía llamear, en cada respiro era como si aspirara ascuas de fuego que me terminarían consumiendo pero que aún podría controlar, sólo un poco más. Contuve de nuevo mi respiración y la mantuve en mis brazos con toda la calma que me fue posible.
-Estuve esperando...- Respondí como si eso lo dijera todo. -Estuve cerca de ti cada noche porque me resultaba imposible la idea de estar lejos y saberte en peligro. Si bien me desplacé de lugar por un tiempo, jamás me fui de aquí.- Por supuesto que no, mi mente siempre estuvo con ella, mi necesidad de protegerla se mantenía latente y... y sus palabras últimas tuvieron un efecto en mí que no podría resumir en palabras.
Un sí y no sólo se me quemaba la garganta sino que parecía extenderse a mis inútiles pulmones y a todo el trayecto que ocupa la respiración. Fue como si sus palabras accionaran un permiso que me permitiría deleitarme con ella, con la sangre que había anhelado por tanto tiempo. Sentí embriagarme con su humanidad aunque todavía no había una sola gota de sangre en mi boca. Aún así, la mantuve en mis brazos y tomé las últimas fuerzas que podrían quedar antes de una huída que no efectuaría y pregunté de nuevo: -¿Cuáles promesas, Nathaly? Dime, que quieres.- Fue el último susurro de una respuesta que ya conocía pero que necesitaba.
-Basta de culpas, porque era necesario que me fuera para estar en paz. Nath, no podría cambiarte la vida por mero capricho, es importante que estés muy segura.- No le quité los ojos de encima con esto a pesar que mi hablar para ella siempre fue dulce, era sólo que no era cualquier cosa, era más importante de lo que parecía porque unos años después ella misma podría llegar a odiarme con tal fuerza que tal vez me negara la posibilidad de verla jamás. La idea me resultó aterradora y sentí esa necesidad de buscar de sus labios una convicción tan fuerte que ella misma lo recordara en años posteriores, que no cupiera ni una sola duda en medio del caos que podría formarse.
De pronto ahí estaba, sonriéndome de nuevo y otorgándo más paz de la que podría ella imaginarse. Sin contenerme extendí mi mano y con ella acaricié su tierna mejilla limpiando las lágrimas a mi paso. -Jamás me olvidarías para siempre. Me es imposible mantenerlo tanto tiempo.- Correspondí a su sonrisa y retiré mi mano. -Además, la mitad del crédito es de tu mente curiosa y persistente, eso es tan encantador como meritorio.- Cuán dulce me resultaba con cada pregunta, cuán única.
Pero nada se comparaba al momento en que estiró su mano y tomó la mía para luego estrecharse en mis brazos; de nuevo la sentí tan mía que quise abrazarla con fuerza pero me limitaba porque tal acto tendría un final trágico; podría romperle los huesos con facilidad ahora, pero pronto sería distinto. La abracé con la ternura que me inspiraba y acaricié sus cabellos como solía hacerlo, la escuché con gusto y su perfume fue tan intenso y agradable como su sangre.... esto era lo difícil, saber que podría ceder a mi sed y a mi deseo de su sangre ahora sólo me hacía desearlo aún más. Su cercanía se volvió dolorosa porque mi garganta parecía llamear, en cada respiro era como si aspirara ascuas de fuego que me terminarían consumiendo pero que aún podría controlar, sólo un poco más. Contuve de nuevo mi respiración y la mantuve en mis brazos con toda la calma que me fue posible.
-Estuve esperando...- Respondí como si eso lo dijera todo. -Estuve cerca de ti cada noche porque me resultaba imposible la idea de estar lejos y saberte en peligro. Si bien me desplacé de lugar por un tiempo, jamás me fui de aquí.- Por supuesto que no, mi mente siempre estuvo con ella, mi necesidad de protegerla se mantenía latente y... y sus palabras últimas tuvieron un efecto en mí que no podría resumir en palabras.
Un sí y no sólo se me quemaba la garganta sino que parecía extenderse a mis inútiles pulmones y a todo el trayecto que ocupa la respiración. Fue como si sus palabras accionaran un permiso que me permitiría deleitarme con ella, con la sangre que había anhelado por tanto tiempo. Sentí embriagarme con su humanidad aunque todavía no había una sola gota de sangre en mi boca. Aún así, la mantuve en mis brazos y tomé las últimas fuerzas que podrían quedar antes de una huída que no efectuaría y pregunté de nuevo: -¿Cuáles promesas, Nathaly? Dime, que quieres.- Fue el último susurro de una respuesta que ya conocía pero que necesitaba.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
Entonces se dio cuenta de que sus temores sólo empeoraban las cosas,
de modo que se rió de sí mismo e hizo lo que hubiera hecho de no estar asustado:
avanzar en una nueva dirección.
Spencer Johnson
Ahora comprendía un poco más el motivo por el que me había dejado, me dolía y decir que no era mentirme a mi misma y a ella, que no se merecía de mi algo como eso pero de verdad que ahora veía las cosas un tanto más claras y por eso pensaba que era mi culpa. Yo dude de la conversión en algún momento y entonces la confundí… ¿Qué más podía hacer si no darme tiempo?
Ya había experimentado nuevamente lo que era vivir sin que Lara estuviera a mi lado y justo como la primera vez que la conocí, una vez que me encontré con ella y que ahora me reencontraba ya nada poseía el mismo significado. Lejos de ella el mundo perdía aquel brillo especial que despertaba mi curiosidad.
- Lo sé - susurre, porque de verdad que estaba comprendiendo lo que ella debió hacer y todo meramente por mi. Ni si quiera aquellos que me habían dado la vida se preocupaban tanto por mi bien y no podía estar más feliz de que ella fuera quien me otorgara aquella nueva forma de existir.
Yo misma me llenaba de orgullo, mi mente lucho cual bestia salvaje para volver las cosas a su sitio y todo lo que había necesitado era simplemente verla una vez más, escucharla una vez más y darme vagamente cuenta de que algo en ella me parecía familiar, solo eso había sido necesario para que me aferrara a una idea que humanamente no tenía ni pies ni cabeza y que ahora era simplemente la verdad oculta de mis recuerdos.
- Gracias por haberme regresado mis recuerdos, gracias por haber regresado a mi una vez más Lara - mi agradecimiento era sincero, pero eso ella lo conocía de sobra, ella me conocía y sabía lo importante que era su existencia para mi.
Cerré los ojos, permitiendo el disfrute de encontrarme de nuevo en sus brazos. Yo era una niña que se aferraba al maravilloso sueño de un mundo perfecto, llenos de príncipes y personas buenas siempre dispuestas a ayudar a cada paso que se da; solo que mi forma de ver el cuento era más complicado porque yo nunca había sido alguien común, yo era una flor exótica en un campo común pero al ser exótica sufría de una manera diferente, amaba diferente y por eso era juzgada por todos los que eran iguales. Ahora no estaba sola y ya no lo estaría más, no mientras pudiera contar con Lara.
Con los ojos aún cerrados sonreí, porque ella no había sido la única que esperaba, ambas lo habíamos hecho a nuestro particular modo cada una.
- Debo de confesar que después de que me dejaste en aquel campo, volví algunas otras veces porque sentía que ahí estaba algo perdido… pero ahora comprendo que no era un algo, si no, un alguien - cuando iba de nuevo a aquel campo me sentaba por largas horas en el mismo sitio donde desperté de aquel ensueño y la confusión; intentando conocer los motivos por los cuales termine en aquel lugar desconocido pero sin encontrar respuesta, en aquel lugar solo existía tristeza.
La solté entonces para poder mirarla y sonreí. Lara siempre pidiendo cosas como aquellas cuando lo que yo deseaba era obvio para ambas, pero si el que se lo dijera le hacía sentir segura lo haría.
- Lara… quiero que me conviertas en vampiro, justo como lo prometiste - mi tono sonó emocionado tal y como lo era siempre que estaba a punto de lanzarme a una nueva aventura por mi cuenta, pero en esta aventura no estaría sola y sería más larga que alguna de las que soñé.
Tenía dudas y curiosidades, quizás un poco de temor en el fondo pero como no le conozco del todo, no estaría segura de decir que si lo era; solo sabía que estaba lista para continuar a lo que venía.
de modo que se rió de sí mismo e hizo lo que hubiera hecho de no estar asustado:
avanzar en una nueva dirección.
Spencer Johnson
Ahora comprendía un poco más el motivo por el que me había dejado, me dolía y decir que no era mentirme a mi misma y a ella, que no se merecía de mi algo como eso pero de verdad que ahora veía las cosas un tanto más claras y por eso pensaba que era mi culpa. Yo dude de la conversión en algún momento y entonces la confundí… ¿Qué más podía hacer si no darme tiempo?
Ya había experimentado nuevamente lo que era vivir sin que Lara estuviera a mi lado y justo como la primera vez que la conocí, una vez que me encontré con ella y que ahora me reencontraba ya nada poseía el mismo significado. Lejos de ella el mundo perdía aquel brillo especial que despertaba mi curiosidad.
- Lo sé - susurre, porque de verdad que estaba comprendiendo lo que ella debió hacer y todo meramente por mi. Ni si quiera aquellos que me habían dado la vida se preocupaban tanto por mi bien y no podía estar más feliz de que ella fuera quien me otorgara aquella nueva forma de existir.
Yo misma me llenaba de orgullo, mi mente lucho cual bestia salvaje para volver las cosas a su sitio y todo lo que había necesitado era simplemente verla una vez más, escucharla una vez más y darme vagamente cuenta de que algo en ella me parecía familiar, solo eso había sido necesario para que me aferrara a una idea que humanamente no tenía ni pies ni cabeza y que ahora era simplemente la verdad oculta de mis recuerdos.
- Gracias por haberme regresado mis recuerdos, gracias por haber regresado a mi una vez más Lara - mi agradecimiento era sincero, pero eso ella lo conocía de sobra, ella me conocía y sabía lo importante que era su existencia para mi.
Cerré los ojos, permitiendo el disfrute de encontrarme de nuevo en sus brazos. Yo era una niña que se aferraba al maravilloso sueño de un mundo perfecto, llenos de príncipes y personas buenas siempre dispuestas a ayudar a cada paso que se da; solo que mi forma de ver el cuento era más complicado porque yo nunca había sido alguien común, yo era una flor exótica en un campo común pero al ser exótica sufría de una manera diferente, amaba diferente y por eso era juzgada por todos los que eran iguales. Ahora no estaba sola y ya no lo estaría más, no mientras pudiera contar con Lara.
Con los ojos aún cerrados sonreí, porque ella no había sido la única que esperaba, ambas lo habíamos hecho a nuestro particular modo cada una.
- Debo de confesar que después de que me dejaste en aquel campo, volví algunas otras veces porque sentía que ahí estaba algo perdido… pero ahora comprendo que no era un algo, si no, un alguien - cuando iba de nuevo a aquel campo me sentaba por largas horas en el mismo sitio donde desperté de aquel ensueño y la confusión; intentando conocer los motivos por los cuales termine en aquel lugar desconocido pero sin encontrar respuesta, en aquel lugar solo existía tristeza.
La solté entonces para poder mirarla y sonreí. Lara siempre pidiendo cosas como aquellas cuando lo que yo deseaba era obvio para ambas, pero si el que se lo dijera le hacía sentir segura lo haría.
- Lara… quiero que me conviertas en vampiro, justo como lo prometiste - mi tono sonó emocionado tal y como lo era siempre que estaba a punto de lanzarme a una nueva aventura por mi cuenta, pero en esta aventura no estaría sola y sería más larga que alguna de las que soñé.
Tenía dudas y curiosidades, quizás un poco de temor en el fondo pero como no le conozco del todo, no estaría segura de decir que si lo era; solo sabía que estaba lista para continuar a lo que venía.
Última edición por Nathaly Rilke el Jue Mayo 23, 2013 5:27 pm, editado 1 vez
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"¡Pero claro que también puedo ser un monstruo!
Pero contigo… contigo siempre me gana el amor".
Pero contigo… contigo siempre me gana el amor".
Este día me indicaba con total claridad que no volvería a ver a la Nathaly que tenía frente a mis ojos. Me lo indicaban los restos de la tarde teñidos del rojo que provoca el sol al marcharse, por el crepúsculo ensangrentado del cielo. Y ella sonreía. Yo dejé atrás esa petición que me hacía, dijo que lo quería para sí, esto, que la maldición se hiciera ella. Pero yo pensaba: "Lo que tienes ahora no regresará nunca, no volverá nunca."
-Tus agradecimientos deben ser reemplazados por mis disculpas. Pero ni lo uno ni lo otro tiene sentido ahora, Nathaly. Contempla con la claridad de tu tibieza cada recuerdo en el que tu corazón está involucrado y dime si realmente esto frío es lo que quieres.- Ya no podía aguantar demasiado. Mis mejores esfuerzos se veían mermados y arrastrados por los segundos, segundos recargados de autocontrol y de pasado; sobre todo esto último.
Mis manos continuaban deslizándose por sus finos y suaves cabellos, acariciándolos con total denuedo, pero con la diferencia que esta vez los iba casi que peinando para dejar libre su cuello. No podía evitar prepararla porque mi instinto era el que lo hacía; era como una bestia a la que se controla pero que espera que se le autorice para atacar y entonces no da reversa. Incliné mi rostro acercándome más a esa tan audible y provocadora fuente de sangre y la aferré con delicadeza un poco más a mí. Me detuve cerca de su oído para que escuchara mi hablar en susurros y para darme una distancia que le otorgaría a ella un poco más de vida, aunque solo fueran breves minutos. Debo decir que jamás fue fácil y ahora menos, su sangre empezaba a ser un imán que atraía mis colmillos. Mis manos sobre su cabello y su espalda era como una delgada superficie que cubre el imán para hacer más soportable la resistencia a tal atracción; sin necesidad de ejercer presión, usaba mis caricias para separarme de la fuente que me llamaba.
-Nathaly, mi querida Nath.... ya no tienes que buscar más a ese alguien que se había ido sin recordarlo, pero, tampoco tendrás que buscar más lo que me has pedido.- Un suspiro salió con prontitud de mis labios. Sus palabras como siempre tocaban fibras sensibles en mí por más fría que pareciera. Ella había logrado encantarme con su humanidad tan deslumbrante y con su inteligencia para cuestionarlo todo; sin duda podría sobrevivir al paso de las décadas y a los tiempos en extremo cambiantes. Me acerqué más a su cuello, supe que mi respiración helada la tensaría un poco e incluso podía ponerla nerviosa. Mis labios rozaron su cuello y con lentitud abrí la boca despacio y los colmillos picharon su piel pero sin perforarla. Mi garganta se sentía como lava que sólo podría calmar su sangre; no obstante, cerré los ojos con un esfuerzo que no puedo describir y hablé en un susurro doloroso:
-Dime de nuevo que esto es lo que deseas, por favor, repíteselo a mi conciencia una vez más.- Contuve la respiración, sentí su corazón acelerarse y a su sangre tomar mayor calidez. Supliqué en mi mente una piedad que no merecía, mi instinto y mi maldición clamaban por algo: "Dimelo ahora, porque ya no soporto más. Responde enseguida porque mi sed clama ahora por tu sangre. Lo que soy, te reclama como mía."
-Tus agradecimientos deben ser reemplazados por mis disculpas. Pero ni lo uno ni lo otro tiene sentido ahora, Nathaly. Contempla con la claridad de tu tibieza cada recuerdo en el que tu corazón está involucrado y dime si realmente esto frío es lo que quieres.- Ya no podía aguantar demasiado. Mis mejores esfuerzos se veían mermados y arrastrados por los segundos, segundos recargados de autocontrol y de pasado; sobre todo esto último.
Mis manos continuaban deslizándose por sus finos y suaves cabellos, acariciándolos con total denuedo, pero con la diferencia que esta vez los iba casi que peinando para dejar libre su cuello. No podía evitar prepararla porque mi instinto era el que lo hacía; era como una bestia a la que se controla pero que espera que se le autorice para atacar y entonces no da reversa. Incliné mi rostro acercándome más a esa tan audible y provocadora fuente de sangre y la aferré con delicadeza un poco más a mí. Me detuve cerca de su oído para que escuchara mi hablar en susurros y para darme una distancia que le otorgaría a ella un poco más de vida, aunque solo fueran breves minutos. Debo decir que jamás fue fácil y ahora menos, su sangre empezaba a ser un imán que atraía mis colmillos. Mis manos sobre su cabello y su espalda era como una delgada superficie que cubre el imán para hacer más soportable la resistencia a tal atracción; sin necesidad de ejercer presión, usaba mis caricias para separarme de la fuente que me llamaba.
-Nathaly, mi querida Nath.... ya no tienes que buscar más a ese alguien que se había ido sin recordarlo, pero, tampoco tendrás que buscar más lo que me has pedido.- Un suspiro salió con prontitud de mis labios. Sus palabras como siempre tocaban fibras sensibles en mí por más fría que pareciera. Ella había logrado encantarme con su humanidad tan deslumbrante y con su inteligencia para cuestionarlo todo; sin duda podría sobrevivir al paso de las décadas y a los tiempos en extremo cambiantes. Me acerqué más a su cuello, supe que mi respiración helada la tensaría un poco e incluso podía ponerla nerviosa. Mis labios rozaron su cuello y con lentitud abrí la boca despacio y los colmillos picharon su piel pero sin perforarla. Mi garganta se sentía como lava que sólo podría calmar su sangre; no obstante, cerré los ojos con un esfuerzo que no puedo describir y hablé en un susurro doloroso:
-Dime de nuevo que esto es lo que deseas, por favor, repíteselo a mi conciencia una vez más.- Contuve la respiración, sentí su corazón acelerarse y a su sangre tomar mayor calidez. Supliqué en mi mente una piedad que no merecía, mi instinto y mi maldición clamaban por algo: "Dimelo ahora, porque ya no soporto más. Responde enseguida porque mi sed clama ahora por tu sangre. Lo que soy, te reclama como mía."
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece.
Eurípides
Estaba decidida y nada de lo que pudiera alguien decir o callar cambiaría lo que tenía por futuro. Una eternidad de descubrimientos nuevos y cadenas rotas es lo único que soy capaz de ver frente a mi, pero los ojos de Lara no me decían lo mismo.
Ahora con todos los recuerdos que volvía a tener y que permanecían intactos en mi mente sabía todas aquellas ocasiones en las que se me había intentado convencer de nuevo por optar por la mortalidad. Perdía la cuenta al tratar de recordar todas las ocasiones en las que Lara me decía que lo pensara, que una vez que llegara sería algo que no podría volver atrás y que además si optaba por una vida mortal ella no me dejaría sola nunca, pero yo quería estar con ella en parte también porque si yo desaparecía de ese mundo momentáneo para un humano… ¿Qué pasaría con ella? fuera yo al lugar que fuera después de la muerte sería un sitio al que quizás ella nunca tendría acceso y esa idea me dolía en el pecho.
Demostrando de nuevo aquella idea estaban las palabras que dirigidas a mi, evocaban cada vez que había tenido contacto con la frialdad de sus manos y sus abrazos; para mi cada contacto por más frío que le recordaba estaba bañado en el cariño que ella me profesaba y el cual era capaz de tornar su existencia la más cálida que alguna vez yo hubiese conocido.
- Lara - hice una mueca de desaprobación - ¿Cuantas veces hemos tenido esta charla? - en muchos casos, como precisamente el que estábamos atravesando, me sentía la adulta entre nosotros aunque la verdad fuera que la vida de Lara era tan larga que mi mente no alcanzaría jamás a conocer todo lo que ella había vivido o pensando. Pero eso podía e iba a cambiar - te lo he dicho siempre y ahora te lo he vuelto a repetir, así que no dudes de mis peticiones pues este destino es el que he elegido para mi.
No existía nerviosismo alguno o temor; no había dudas, solo la seguridad con la que un bebé permanece en los brazos de su madre, sabiendo de sobra que todo estará bien y que se encontrara a salvo porque su madre preferirá dar su vida a cambio de suya. Lara me hacía sentir segura de esa manera, como nunca nadie me hacía sentir; como mi familia siempre fue incapaz de hacerme sentir.
Suspire, aguardando el momento en el que todo pasara y la noche se convirtiera en mi día y la inmortalidad en mi compañera al lado de quien sería la que me explicaría como era vivir en las sombras.
El tiempo corría agonizantemente lento y me encontraba yo perdida en ese pasar del tiempo y las palabras de ella, esas que desde siempre me habían encantado y me llevaban a sentirme comprendida finalmente por alguien en todo aquel mundo de falsedades. Su aliento frío se encontraba cerca de mi cuello y cerré los ojos a la espera de un nuevo comienzo para ambas.
¿Qué es lo que piensan los moribundos? No sé si todo cuanto pasaba por mi mente se considera pensamientos de moribundo, pero al ser lo único que creo podré llegar a conocer sobre ese tema diré que, lo que pasa por la mente de quienes van a morir no es siempre lo más brillante de sus vidas. Pensaba en todo lo bueno que había logrado en esos cortos años como humana, pero también recordaba todas las ocasiones en las que no había formado parte del mundo humano por mi forma de actuar o de pensar y entre todos los erráticos pensamientos que pudieron surgir recordé el trato que había hecho con mis padres… la fiesta a la cual debía asistir en algunas noches y aunque había sido una promesa que acepte sin conocer lo que me aguardaba para estos momentos, era finalmente una promesa.
Abrí los ojos de golpe mientras la nueva petición de Lara llegaba hasta mi y me odie, de verdad que lo hice porque no sabía la manera en la que ella reaccionaria ante lo que estaba a punto de hacer, pero… ¿No era ella precisamente la que me demostraba que las promesas debían de cumplirse?…
- Lara… yo… tengo una ultima petición que hacerte antes de que todo esto pase - y de nuevo sentí como una lágrima rodaba por mi rostro. Había esperado tanto ese momento y ahora debía pedir más tiempo...
Eurípides
Estaba decidida y nada de lo que pudiera alguien decir o callar cambiaría lo que tenía por futuro. Una eternidad de descubrimientos nuevos y cadenas rotas es lo único que soy capaz de ver frente a mi, pero los ojos de Lara no me decían lo mismo.
Ahora con todos los recuerdos que volvía a tener y que permanecían intactos en mi mente sabía todas aquellas ocasiones en las que se me había intentado convencer de nuevo por optar por la mortalidad. Perdía la cuenta al tratar de recordar todas las ocasiones en las que Lara me decía que lo pensara, que una vez que llegara sería algo que no podría volver atrás y que además si optaba por una vida mortal ella no me dejaría sola nunca, pero yo quería estar con ella en parte también porque si yo desaparecía de ese mundo momentáneo para un humano… ¿Qué pasaría con ella? fuera yo al lugar que fuera después de la muerte sería un sitio al que quizás ella nunca tendría acceso y esa idea me dolía en el pecho.
Demostrando de nuevo aquella idea estaban las palabras que dirigidas a mi, evocaban cada vez que había tenido contacto con la frialdad de sus manos y sus abrazos; para mi cada contacto por más frío que le recordaba estaba bañado en el cariño que ella me profesaba y el cual era capaz de tornar su existencia la más cálida que alguna vez yo hubiese conocido.
- Lara - hice una mueca de desaprobación - ¿Cuantas veces hemos tenido esta charla? - en muchos casos, como precisamente el que estábamos atravesando, me sentía la adulta entre nosotros aunque la verdad fuera que la vida de Lara era tan larga que mi mente no alcanzaría jamás a conocer todo lo que ella había vivido o pensando. Pero eso podía e iba a cambiar - te lo he dicho siempre y ahora te lo he vuelto a repetir, así que no dudes de mis peticiones pues este destino es el que he elegido para mi.
No existía nerviosismo alguno o temor; no había dudas, solo la seguridad con la que un bebé permanece en los brazos de su madre, sabiendo de sobra que todo estará bien y que se encontrara a salvo porque su madre preferirá dar su vida a cambio de suya. Lara me hacía sentir segura de esa manera, como nunca nadie me hacía sentir; como mi familia siempre fue incapaz de hacerme sentir.
Suspire, aguardando el momento en el que todo pasara y la noche se convirtiera en mi día y la inmortalidad en mi compañera al lado de quien sería la que me explicaría como era vivir en las sombras.
El tiempo corría agonizantemente lento y me encontraba yo perdida en ese pasar del tiempo y las palabras de ella, esas que desde siempre me habían encantado y me llevaban a sentirme comprendida finalmente por alguien en todo aquel mundo de falsedades. Su aliento frío se encontraba cerca de mi cuello y cerré los ojos a la espera de un nuevo comienzo para ambas.
¿Qué es lo que piensan los moribundos? No sé si todo cuanto pasaba por mi mente se considera pensamientos de moribundo, pero al ser lo único que creo podré llegar a conocer sobre ese tema diré que, lo que pasa por la mente de quienes van a morir no es siempre lo más brillante de sus vidas. Pensaba en todo lo bueno que había logrado en esos cortos años como humana, pero también recordaba todas las ocasiones en las que no había formado parte del mundo humano por mi forma de actuar o de pensar y entre todos los erráticos pensamientos que pudieron surgir recordé el trato que había hecho con mis padres… la fiesta a la cual debía asistir en algunas noches y aunque había sido una promesa que acepte sin conocer lo que me aguardaba para estos momentos, era finalmente una promesa.
Abrí los ojos de golpe mientras la nueva petición de Lara llegaba hasta mi y me odie, de verdad que lo hice porque no sabía la manera en la que ella reaccionaria ante lo que estaba a punto de hacer, pero… ¿No era ella precisamente la que me demostraba que las promesas debían de cumplirse?…
- Lara… yo… tengo una ultima petición que hacerte antes de que todo esto pase - y de nuevo sentí como una lágrima rodaba por mi rostro. Había esperado tanto ese momento y ahora debía pedir más tiempo...
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"El tiempo es tu mejor maestro, sólo tiene un defecto: 'Te Mata'."
Hay temas que aunque se hablen mil veces, siguen dejando una especie de mal sabor de boca. Mi insistencia sobre su decisión de ser vampiro se repetía con la insistencia que merecía el tema porque luego de perder su vida, en algún momento podría llegar a odiarme. El problema en realidad, es que el odio para los humanos es algo temporal, pero para los vampiros, es eterno.
-Tal vez no comprendas ahora el porqué de mi pregunta apareciendo una y otra vez. Pero seguramente en unos años sea distinto. Sólo recuerda eso, es todo.- Mi tono de voz y mi rostro carecían de expresión alguna, era como una canción que intenta dar calma pero que se mantiene bajo la misma nota todo el tiempo. -Estás pensando a futuro, pero no cualquiera sino como vampiro; pero lo que pretendo que veas es la posibilidad de casarte, de tener hijos, una familia para compartir y que sopeses esos dos caminos desde esa perspectiva. Quiero que disfrutes de los alimentos que más te gustan y de la gente que quieres, porque cuando seas vampiro todo eso habrá terminado y no será más que un recuerdo en tu mente que algún día llegará a doler. Piensa en lo que dejas también, eso quiero.- Era evidente que su vista estaba en ese futuro que habíamos conversado antes, aunque parecía haber olvidado parte importante en esto. Yo no ignoraba la verdadera situación con su familia, pero sabía también que a pesar de todo debía amarles y ver la muerte de los suyos a futuro causaría dolor. Desconocía si había en ella deseos de ser madre como ocurre con la mayoría de las mujeres e incluso, desconocía si había algún hombre que ocupara su corazón ahora, eso, era sumamente importante y en mi regreso no habíamos tenido tiempo suficiente como para poder conversar sobre este asunto.
A todo esto, yo no me había separado de su cuello, sonaba tan segura que simplemente esperaba ese sí que necesitaba para perforar su piel y la vena con los colmillos que aguardaban con deseo y con el dolor de mi garganta que anhelaba la señal más que nada. La mantenía mimada entre mis brazos, dándole la posibilidad a sus nervios de estabilizarse y estar más preparada. Pero luego, sus pensamientos fueron tan claros y fuertes que tuve acceso a ellos a pesar que intenté no leerlos con anterioridad. Me quedé en silencio y contemplé con ella los recuerdos que pasaban por su mente como si de una película se tratara. Veía momentos de todo tipo que habían tenido mucha importancia en su vida y de los cuales tampoco habíamos hablado y, de repente, pareció sobresaltarse por alguna de sus memorias y abrió los ojos de golpe. Me separé de ella con lentitud y dejé mi mano en donde antes posaban mis labios, en su cuello. Noté con sorpresa una lágrima en su rostro y la misma me hizo comprender la respuesta que daría a continuación. Entonces, me separé de ella. Di un paso atrás e intenté no asustarla con la mirada que tenía en aquellos momentos. La amaba, pero yo era un vampiro y hace unos segundos sabía que iba a morderla y que mi sed sería saciada. La mirada fiera del cazador había tomado posesión de mi e intenté controlarlo lo mejor que pude.
-Sabes que puedes pedir lo que desees. Dime ¿De qué se trata?- si no hubiese llorado yo sabría que podía ser cualquier cosa, pero ya ello fue señal de lo que me aguardaba y yo sabía muy bien lo que tenía que hacer, lo tenía tan claro que debía ser rápido. Me crucé de brazos y miré a cualquier punto de la ciudad. Atenta a sus palabras pero centrando mis demás sentidos en cualquier otra cosa, en cualquier otro punto de la ciudad que me hiciera saber que esta noche no sería, que debía soportar más. Era todo lo que podía hacer mientras esperaba lo que me temía.
¿Que sería tan importante como para detener así lo que ella misma me reclamaba? Fui consciente que así como apareció este recuerdo, podrían empezar a aparecer muchos que cambiaran por completo su visión sobre las cosas. Era consciente también que la seguiría queriendo a pesar de su respuesta, pero sabía que un no, me obligaría a alejarme un poco hasta que controlara de nuevo mi sed particular por su sangre. Siempre fue como esa golosina recién preparada y puesta sobre la ventana para enfriarse pero que no debe tocarse hasta estar lista. De esas en las que uno puede pasearse para ver cuán apetitosa se ve y lo bien que huele, pero que no debe tocar y mucho menos morder hasta que esté dada la orden. Algo así era ella si lo ponemos en esos términos. Por supuesto, habían cosas que me importaban más en ella, pero esto se trataba de la lucha de mis sentimientos casi humanos Vs. mis instintos como vampiro. Frecuente y fuerte lucha que podría volverse condena hasta que yo o el destino le dieran muerte.
-Tal vez no comprendas ahora el porqué de mi pregunta apareciendo una y otra vez. Pero seguramente en unos años sea distinto. Sólo recuerda eso, es todo.- Mi tono de voz y mi rostro carecían de expresión alguna, era como una canción que intenta dar calma pero que se mantiene bajo la misma nota todo el tiempo. -Estás pensando a futuro, pero no cualquiera sino como vampiro; pero lo que pretendo que veas es la posibilidad de casarte, de tener hijos, una familia para compartir y que sopeses esos dos caminos desde esa perspectiva. Quiero que disfrutes de los alimentos que más te gustan y de la gente que quieres, porque cuando seas vampiro todo eso habrá terminado y no será más que un recuerdo en tu mente que algún día llegará a doler. Piensa en lo que dejas también, eso quiero.- Era evidente que su vista estaba en ese futuro que habíamos conversado antes, aunque parecía haber olvidado parte importante en esto. Yo no ignoraba la verdadera situación con su familia, pero sabía también que a pesar de todo debía amarles y ver la muerte de los suyos a futuro causaría dolor. Desconocía si había en ella deseos de ser madre como ocurre con la mayoría de las mujeres e incluso, desconocía si había algún hombre que ocupara su corazón ahora, eso, era sumamente importante y en mi regreso no habíamos tenido tiempo suficiente como para poder conversar sobre este asunto.
A todo esto, yo no me había separado de su cuello, sonaba tan segura que simplemente esperaba ese sí que necesitaba para perforar su piel y la vena con los colmillos que aguardaban con deseo y con el dolor de mi garganta que anhelaba la señal más que nada. La mantenía mimada entre mis brazos, dándole la posibilidad a sus nervios de estabilizarse y estar más preparada. Pero luego, sus pensamientos fueron tan claros y fuertes que tuve acceso a ellos a pesar que intenté no leerlos con anterioridad. Me quedé en silencio y contemplé con ella los recuerdos que pasaban por su mente como si de una película se tratara. Veía momentos de todo tipo que habían tenido mucha importancia en su vida y de los cuales tampoco habíamos hablado y, de repente, pareció sobresaltarse por alguna de sus memorias y abrió los ojos de golpe. Me separé de ella con lentitud y dejé mi mano en donde antes posaban mis labios, en su cuello. Noté con sorpresa una lágrima en su rostro y la misma me hizo comprender la respuesta que daría a continuación. Entonces, me separé de ella. Di un paso atrás e intenté no asustarla con la mirada que tenía en aquellos momentos. La amaba, pero yo era un vampiro y hace unos segundos sabía que iba a morderla y que mi sed sería saciada. La mirada fiera del cazador había tomado posesión de mi e intenté controlarlo lo mejor que pude.
-Sabes que puedes pedir lo que desees. Dime ¿De qué se trata?- si no hubiese llorado yo sabría que podía ser cualquier cosa, pero ya ello fue señal de lo que me aguardaba y yo sabía muy bien lo que tenía que hacer, lo tenía tan claro que debía ser rápido. Me crucé de brazos y miré a cualquier punto de la ciudad. Atenta a sus palabras pero centrando mis demás sentidos en cualquier otra cosa, en cualquier otro punto de la ciudad que me hiciera saber que esta noche no sería, que debía soportar más. Era todo lo que podía hacer mientras esperaba lo que me temía.
¿Que sería tan importante como para detener así lo que ella misma me reclamaba? Fui consciente que así como apareció este recuerdo, podrían empezar a aparecer muchos que cambiaran por completo su visión sobre las cosas. Era consciente también que la seguiría queriendo a pesar de su respuesta, pero sabía que un no, me obligaría a alejarme un poco hasta que controlara de nuevo mi sed particular por su sangre. Siempre fue como esa golosina recién preparada y puesta sobre la ventana para enfriarse pero que no debe tocarse hasta estar lista. De esas en las que uno puede pasearse para ver cuán apetitosa se ve y lo bien que huele, pero que no debe tocar y mucho menos morder hasta que esté dada la orden. Algo así era ella si lo ponemos en esos términos. Por supuesto, habían cosas que me importaban más en ella, pero esto se trataba de la lucha de mis sentimientos casi humanos Vs. mis instintos como vampiro. Frecuente y fuerte lucha que podría volverse condena hasta que yo o el destino le dieran muerte.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
La unión nos hace tan fuertes como débiles la desunión.
Esopo
Lara tenía razón yo no comprendía sus puntos sobre la insistencia y repetitiva pregunta, pero ella tampoco debía comprender como me sentía yo; incluso con todos sus dones de vampiro que yo era incapaz de comprender sentía que era imposible que supiera exactamente mi vivir y mi pensar.
- Pero yo… - intente refutar de nuevo sus ideas antes de escuchar todo aquello que me dijo después. Podía notar con sus palabras como mis pensamientos aun antes de recordarla, estaban llenos de un futuro diferente, nunca enfocado en cosas más comunes. Yo no había pensado en marido e hijos, en comer todo lo que me gustaba; ciertamente ahora me veía viviendo en un mundo al que no pertenecía aún, ignorando a su vez aquel en que estaba todo lo que definía lo que era.
Mi existencia bailaba en los bordes, pertenecía a ambos lados en cierta manera, aguardando una mano que de forma decidida tomara la mía y me llevara a su lado para después no volver a situarme en el borde nunca más.
- Yo estoy decidida es solo que… - me dolía el pecho y antes, cuando mi corazón latía acelerado era solamente ante la emoción de abandonar esa torturante mortalidad pero ahora, volvía a latir lenta y pausadamente, se negaba a seguir aquella petición que me forzaría a hacer y se empeñaba en recalcar que aún poseía mi naturaleza humana.
No podía decir cual era mi petición, en sus brazos me sentía bien y no quería alejarme de su lado para ser obligada a regresar a la monotonía de la vida humana, pero la que se alejo fue ella, dejando entre nosotras el vació que era más frío que el contacto con su piel.
Su mirada no era la misma cuando nos alejamos y mi pecho dolió tanto que lleve una de mis manos a el. Lara era de lo más importante que tenía y tendría, de eso estaba segura. Comencé a pensar que creía le abandonaría pero nada era así; yo solo pediría tiempo para aquel baile y nada más, lo que vendría después era lo que ahora quedaba de nueva cuenta pendiente.
- Primero que nada… tienes razón, no había pensando en las cosas que haría de seguir siendo humana pero solo existe una razón para que eso pasara por mi mente y es el que me lo dijeras; nada de eso que puedo tener me interesa, si lo hicieran las hubiera pensado antes y mi mente solo ha estado más allá, en algo que antes no podía comprender pero que ahora se que es siendo como tu Lara - ahora yo hablaba pero ella no me miraba a mi si no a la ciudad.
Quería perdible que me mirara pero si se sentía algo parecido a mi durante esos instantes lo mejor era que no me observara.
- Lo único que pediré son unos días más de vida pues he hecho una promesa antes de venir aquí y creo que no sería conveniente romperla porque gracias en parte, a todo eso es el que ahora sea capaz de recordarte - di un paso hacía atrás. Le percibía lastimada y lo ultimo que quería era herirla más; en momentos así odio quedar sin saber que hacer, me vuelvo tan vulnerable que solo pensaba en que llorando se solucionarían las cosas y todo estaría bien después.
- Solo unos días son los que te pido, después nos reuniremos nuevamente para que todo esto termine de una vez - sonreí débilmente; quería escucharla, asegurarme que aunque fuésemos a separarnos unos días más, volvería a mi como ahora y que no me dejaría con aquel dolor que ahora me inundaba - ¿aceptas, Lara? - un simple si y entonces sería feliz de nuevo… un no y todo lo que era se fragmentaria en mil pedazos.
Esopo
Lara tenía razón yo no comprendía sus puntos sobre la insistencia y repetitiva pregunta, pero ella tampoco debía comprender como me sentía yo; incluso con todos sus dones de vampiro que yo era incapaz de comprender sentía que era imposible que supiera exactamente mi vivir y mi pensar.
- Pero yo… - intente refutar de nuevo sus ideas antes de escuchar todo aquello que me dijo después. Podía notar con sus palabras como mis pensamientos aun antes de recordarla, estaban llenos de un futuro diferente, nunca enfocado en cosas más comunes. Yo no había pensado en marido e hijos, en comer todo lo que me gustaba; ciertamente ahora me veía viviendo en un mundo al que no pertenecía aún, ignorando a su vez aquel en que estaba todo lo que definía lo que era.
Mi existencia bailaba en los bordes, pertenecía a ambos lados en cierta manera, aguardando una mano que de forma decidida tomara la mía y me llevara a su lado para después no volver a situarme en el borde nunca más.
- Yo estoy decidida es solo que… - me dolía el pecho y antes, cuando mi corazón latía acelerado era solamente ante la emoción de abandonar esa torturante mortalidad pero ahora, volvía a latir lenta y pausadamente, se negaba a seguir aquella petición que me forzaría a hacer y se empeñaba en recalcar que aún poseía mi naturaleza humana.
No podía decir cual era mi petición, en sus brazos me sentía bien y no quería alejarme de su lado para ser obligada a regresar a la monotonía de la vida humana, pero la que se alejo fue ella, dejando entre nosotras el vació que era más frío que el contacto con su piel.
Su mirada no era la misma cuando nos alejamos y mi pecho dolió tanto que lleve una de mis manos a el. Lara era de lo más importante que tenía y tendría, de eso estaba segura. Comencé a pensar que creía le abandonaría pero nada era así; yo solo pediría tiempo para aquel baile y nada más, lo que vendría después era lo que ahora quedaba de nueva cuenta pendiente.
- Primero que nada… tienes razón, no había pensando en las cosas que haría de seguir siendo humana pero solo existe una razón para que eso pasara por mi mente y es el que me lo dijeras; nada de eso que puedo tener me interesa, si lo hicieran las hubiera pensado antes y mi mente solo ha estado más allá, en algo que antes no podía comprender pero que ahora se que es siendo como tu Lara - ahora yo hablaba pero ella no me miraba a mi si no a la ciudad.
Quería perdible que me mirara pero si se sentía algo parecido a mi durante esos instantes lo mejor era que no me observara.
- Lo único que pediré son unos días más de vida pues he hecho una promesa antes de venir aquí y creo que no sería conveniente romperla porque gracias en parte, a todo eso es el que ahora sea capaz de recordarte - di un paso hacía atrás. Le percibía lastimada y lo ultimo que quería era herirla más; en momentos así odio quedar sin saber que hacer, me vuelvo tan vulnerable que solo pensaba en que llorando se solucionarían las cosas y todo estaría bien después.
- Solo unos días son los que te pido, después nos reuniremos nuevamente para que todo esto termine de una vez - sonreí débilmente; quería escucharla, asegurarme que aunque fuésemos a separarnos unos días más, volvería a mi como ahora y que no me dejaría con aquel dolor que ahora me inundaba - ¿aceptas, Lara? - un simple si y entonces sería feliz de nuevo… un no y todo lo que era se fragmentaria en mil pedazos.
Nathaly Rilke- Humano Clase Alta
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Re: Vive libre hasta el Crepúsculo (Nathaly Rilke)
"Empiezo a creer que debo separarte de mi infierno. Sólo déjame hacerlo."
Si algo he aprendido a través de los años, es que nada es lo que parece. Muchas cosas nos otorgan impresiones que parecen definitivas, pero pasado el tiempo nos damos cuenta que fue un error apresurarnos a emitir un juicio de tal importancia. Así que, más vale usar el tiempo para pensar dos veces cada decisión, a tener que lamentarnos luego por haber creído estar seguros.
Le retomé la mirada luego de unos minutos mientras hablaba, parecía de nuevo sufrir, pero esta vez no era por mis palabras sino por mi distancia. Era evidente que algo en mi semblante había cambiado y daba pie a pensar que mis pensamientos sobre su transformación habían sufrido la misma transición y, en efecto, así era. No puedo negar que mi carácter es fuerte y que tras haberle preguntado tantas veces por el cambio obteniendo un sí como respuesta, habían sido como el motor que daba fuerza a mi sed y que luego había sido frenado en seco por un “No aún” que yo no comprendía del todo. No lo entendía porque cuando la sed de un vampiro es demasiada, la razón muta y da otras visiones mucho más letales a cualquier mente. Si bien yo me había resistido durante largo tiempo, también era cierto que jamás había sido fácil.
¿Qué era eso tan importante que debía hacer? No entendí tampoco la relación que tenía con el hecho de estar aquí ahora y por eso mantuve la distancia, la misma mirada fría y el rostro pétreo. Observé con detalle sus lágrimas y caí en cuenta lo débil que parecía y temí. Temí porque el choque de ser vampiro podría destrozarla. ¿Cómo se sentiría cuando matara por primera vez? Si la compasión hacía parte de su ser, el saberse asesina le causaría el dolor más terrible que hubiera podido sufrir hasta entonces; sobre todo porque estaría consciente que volvería a hacerlo. Era ella o los humanos. La sed Vs. La compasión. Ahora dudo que sepa elegir lo vital, al menos para ella. Además, en primera instancia podría matar a cualquiera, a sus más cercanos, a quien le moleste en un mal momento, a un inocente y a cualquier herido que se le cruce…. Hasta una mujer menstruando sería una tentación para ella por más desagradable que parezca. ¿Lo soportaría? Podría cargar el peso de ser eternamente una asesina? Debí decirle todos los contra que tiene ser como yo, debí decirle el precio que tiene ser un asesino para siempre.
Me pedía tiempo, no supe cuanto y tampoco quise preguntarle, pues, aún mi sed no se iba sino que seguía ardiendo a pesar de mis intentos por aplacarla. Esta vez yo diría un tiempo exacto y ella sabría cómo manejarlo. Le amaba, pero estaba molesta por todo lo ocurrido tras una respuesta que no tenía mayor complejidad.
Di un salto sobre el borde del muro a modo de medianera que rodeaba aquella terraza, y avancé apenas unos pasos por el mismo haciendo acopio del excelente equilibrio que poseemos los vampiros sin importar cuán grande sea la altura. –En un mes y un día vendré aquí de nuevo. Si la respuesta es no, te pido que no vengas. ¿Está claro?- la miré con total firmeza, le hablaba lo suficientemente en serio incluso para que temiera y arrojé la llave de la catedral en su dirección. –Ahí tienes la llave, no tendrás problemas con eso. Recuerda bien, un mes y un día- Giré mi rostro y contemplé el suelo de la parte de abajo, solitario, sin ningún alma transitando por allí. El salto sería preciso y sin nadie para alarmarse.
Le di a Nathaly una última mirada por ahora. –Hasta entonces, Nathaly… Ah, y por cierto, vete pronto, yo haré lo mismo y por si te quedan dudas, el salto no podría matarme. Hasta entonces.- Asentí como si fuera una reverencia y despedida y sin más, me arrojé al vacío.
Le retomé la mirada luego de unos minutos mientras hablaba, parecía de nuevo sufrir, pero esta vez no era por mis palabras sino por mi distancia. Era evidente que algo en mi semblante había cambiado y daba pie a pensar que mis pensamientos sobre su transformación habían sufrido la misma transición y, en efecto, así era. No puedo negar que mi carácter es fuerte y que tras haberle preguntado tantas veces por el cambio obteniendo un sí como respuesta, habían sido como el motor que daba fuerza a mi sed y que luego había sido frenado en seco por un “No aún” que yo no comprendía del todo. No lo entendía porque cuando la sed de un vampiro es demasiada, la razón muta y da otras visiones mucho más letales a cualquier mente. Si bien yo me había resistido durante largo tiempo, también era cierto que jamás había sido fácil.
¿Qué era eso tan importante que debía hacer? No entendí tampoco la relación que tenía con el hecho de estar aquí ahora y por eso mantuve la distancia, la misma mirada fría y el rostro pétreo. Observé con detalle sus lágrimas y caí en cuenta lo débil que parecía y temí. Temí porque el choque de ser vampiro podría destrozarla. ¿Cómo se sentiría cuando matara por primera vez? Si la compasión hacía parte de su ser, el saberse asesina le causaría el dolor más terrible que hubiera podido sufrir hasta entonces; sobre todo porque estaría consciente que volvería a hacerlo. Era ella o los humanos. La sed Vs. La compasión. Ahora dudo que sepa elegir lo vital, al menos para ella. Además, en primera instancia podría matar a cualquiera, a sus más cercanos, a quien le moleste en un mal momento, a un inocente y a cualquier herido que se le cruce…. Hasta una mujer menstruando sería una tentación para ella por más desagradable que parezca. ¿Lo soportaría? Podría cargar el peso de ser eternamente una asesina? Debí decirle todos los contra que tiene ser como yo, debí decirle el precio que tiene ser un asesino para siempre.
Me pedía tiempo, no supe cuanto y tampoco quise preguntarle, pues, aún mi sed no se iba sino que seguía ardiendo a pesar de mis intentos por aplacarla. Esta vez yo diría un tiempo exacto y ella sabría cómo manejarlo. Le amaba, pero estaba molesta por todo lo ocurrido tras una respuesta que no tenía mayor complejidad.
Di un salto sobre el borde del muro a modo de medianera que rodeaba aquella terraza, y avancé apenas unos pasos por el mismo haciendo acopio del excelente equilibrio que poseemos los vampiros sin importar cuán grande sea la altura. –En un mes y un día vendré aquí de nuevo. Si la respuesta es no, te pido que no vengas. ¿Está claro?- la miré con total firmeza, le hablaba lo suficientemente en serio incluso para que temiera y arrojé la llave de la catedral en su dirección. –Ahí tienes la llave, no tendrás problemas con eso. Recuerda bien, un mes y un día- Giré mi rostro y contemplé el suelo de la parte de abajo, solitario, sin ningún alma transitando por allí. El salto sería preciso y sin nadie para alarmarse.
Le di a Nathaly una última mirada por ahora. –Hasta entonces, Nathaly… Ah, y por cierto, vete pronto, yo haré lo mismo y por si te quedan dudas, el salto no podría matarme. Hasta entonces.- Asentí como si fuera una reverencia y despedida y sin más, me arrojé al vacío.
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