AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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We found the truth in the dark (Privado)
2 participantes
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We found the truth in the dark (Privado)
La oscuridad no existe
lo que llamamos oscuridad es la luz que no vemos
Henri Barbusse
Sus rabietas de infante eran cada vez menos frecuentes pero eso no significaba que habían parado del todo. Había cambiado bastante pero no por completo y sufría de episodios como aquel en el que volvía a las viejas andadas.
En esta peculiar ocasión, se molesto porque el vestido que deseaba no le había sido entregado a tiempo y nadie había tenido la decencia de avisarle con antelación esa situación para poder encontrar algo que supliera a medias aquel que deseaba. La molestia que surgió en su interior llego a tal extremo que ahora era incapaz de recordar que había dicho o hecho durante un buen periodo de tiempo. Ahora ella solo podía estar segura de que era una estúpida.
Parada en una callejuela que daba la impresión de ser el sitio de reunión de gente sin buenas intenciones sentía que el corazón se le detendría en cualquier instante.
Sus pasos la habían llevado hasta aquella ubicación desconocida. ¿Cómo había sido capaz de llegar hasta aquel sitio? Probablemente su mente ansiaba darle una lección como aquella para que dejara de ser la chiquilla que era, pero ¿Por qué debía ser de esa manera? ¿Por qué debía estar en medio de la oscuridad?… A pesar de haber cambiado algunas cosas de ella misma eso era lo único que parecía seguir igual, su miedo a la oscuridad.
Su temor no era de ninguna manera fundamentado, jamás había sufrido algo que la hubiese marcado de aquella manera tan peculiar y por lo tanto ese miedo era completamente incomprendido por si misma, a menos claro que su mente bloqueara el hecho que le provocaba temer a la oscuridad. La mente era parte poderosa del cuerpo pero no le servia en situaciones como aquella para guardar la calma y encontrar el regreso a su hogar… ¡oh no!, en esos momentos lo único para lo que servia su mente era para decirle que estaba oscuro y que todo a su alrededor era peligroso.
Era como una burla mental que dijera eso su mente. A su alrededor no había más que calles y desperdicios típicos que se encontraban en las calles, ¿Qué podía tener eso de peligroso? pero de nuevo, las mentes tiene reacciones complicadas ante diversas situaciones.
Pegó un grito y corrió en dirección desconocida cuando escucho un sonido que perturbo el silencio hasta aquellos momentos existente. El sonido no había resultado ser más que una persecución normal entre un perro y un gato callejeros, un enfrentamiento típico durante un encuentro común.
No todo lo que existía en las calles era tan normal como lo que le aterrorizo pero estaba tan sumida en ser alguien mejor y dejar sus defectos de lado que nunca había tenido la oportunidad de experimentar encuentros con seres extraños.
Nerissa se burlaba en muchas ocasiones de los chismes que rondaban sobre las criaturas no humanas que rondaban en las noches por París; jugarretas de niños callejeros o personas sin que hacer, pensaba regularmente pero la verdad es que no podía estar segura de eso, mucho menos alguien como ella que no salía mucho de noche por temor. Solo que existían situaciones en la vida como la que ahora enfrentaba que llevaban a las personas a cambiar sus perspectivas y creencias de una forma completa.
Detuvo su escape solo en el momento que se sintió a salvo, en una especie de intersección entre varias calles que tenía al centro una fuente. Alguien debería pasar por aquel lugar y entonces esperaba que ese alguien se detuviera a ayudarla.
lo que llamamos oscuridad es la luz que no vemos
Henri Barbusse
Sus rabietas de infante eran cada vez menos frecuentes pero eso no significaba que habían parado del todo. Había cambiado bastante pero no por completo y sufría de episodios como aquel en el que volvía a las viejas andadas.
En esta peculiar ocasión, se molesto porque el vestido que deseaba no le había sido entregado a tiempo y nadie había tenido la decencia de avisarle con antelación esa situación para poder encontrar algo que supliera a medias aquel que deseaba. La molestia que surgió en su interior llego a tal extremo que ahora era incapaz de recordar que había dicho o hecho durante un buen periodo de tiempo. Ahora ella solo podía estar segura de que era una estúpida.
Parada en una callejuela que daba la impresión de ser el sitio de reunión de gente sin buenas intenciones sentía que el corazón se le detendría en cualquier instante.
Sus pasos la habían llevado hasta aquella ubicación desconocida. ¿Cómo había sido capaz de llegar hasta aquel sitio? Probablemente su mente ansiaba darle una lección como aquella para que dejara de ser la chiquilla que era, pero ¿Por qué debía ser de esa manera? ¿Por qué debía estar en medio de la oscuridad?… A pesar de haber cambiado algunas cosas de ella misma eso era lo único que parecía seguir igual, su miedo a la oscuridad.
Su temor no era de ninguna manera fundamentado, jamás había sufrido algo que la hubiese marcado de aquella manera tan peculiar y por lo tanto ese miedo era completamente incomprendido por si misma, a menos claro que su mente bloqueara el hecho que le provocaba temer a la oscuridad. La mente era parte poderosa del cuerpo pero no le servia en situaciones como aquella para guardar la calma y encontrar el regreso a su hogar… ¡oh no!, en esos momentos lo único para lo que servia su mente era para decirle que estaba oscuro y que todo a su alrededor era peligroso.
Era como una burla mental que dijera eso su mente. A su alrededor no había más que calles y desperdicios típicos que se encontraban en las calles, ¿Qué podía tener eso de peligroso? pero de nuevo, las mentes tiene reacciones complicadas ante diversas situaciones.
Pegó un grito y corrió en dirección desconocida cuando escucho un sonido que perturbo el silencio hasta aquellos momentos existente. El sonido no había resultado ser más que una persecución normal entre un perro y un gato callejeros, un enfrentamiento típico durante un encuentro común.
No todo lo que existía en las calles era tan normal como lo que le aterrorizo pero estaba tan sumida en ser alguien mejor y dejar sus defectos de lado que nunca había tenido la oportunidad de experimentar encuentros con seres extraños.
Nerissa se burlaba en muchas ocasiones de los chismes que rondaban sobre las criaturas no humanas que rondaban en las noches por París; jugarretas de niños callejeros o personas sin que hacer, pensaba regularmente pero la verdad es que no podía estar segura de eso, mucho menos alguien como ella que no salía mucho de noche por temor. Solo que existían situaciones en la vida como la que ahora enfrentaba que llevaban a las personas a cambiar sus perspectivas y creencias de una forma completa.
Detuvo su escape solo en el momento que se sintió a salvo, en una especie de intersección entre varias calles que tenía al centro una fuente. Alguien debería pasar por aquel lugar y entonces esperaba que ese alguien se detuviera a ayudarla.
Última edición por Nerissa Corman el Dom Jun 09, 2013 6:37 pm, editado 1 vez
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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Re: We found the truth in the dark (Privado)
La crueldad lejos de ser un vicio
es el primer sentimiento que imprime en nosotros la naturaleza.
- Marqués de Sade.
es el primer sentimiento que imprime en nosotros la naturaleza.
- Marqués de Sade.
Si comienza a sentir el ardor en sus entrañas es porque ha cumplido la misión de esa semana. Cazar debe llevar consigo algún tipo de entretención o se convierte en alimentación sólo para no comenzar a sentir los efectos de no tener la sangre humana corriendo por sus inmortales venas. Pero para Skaði cazar es también retroceder en el tiempo y sentir que ahora es parte de una batalla que desea librar cada noche y es por esto que se priva de beber de alguien por algunos días, así sus sentidos estarán más desarrollados y su hambre será aún más grande. No ayuda mucho tampoco el hecho de discutir cada vez más seguido con su esclavo. Y es que ¿cómo le explica que será sólo eso para siempre? ¿Cómo le explica que realmente sí lo ama por mucho que intente convencerse de que aquello nunca podría ser cierto? El humor de la vampiresa se convierte en una olla a presión a punto de hervir y el problema más grande de todos será para aquel que sea el receptor de todo aquello a punto de salir.
Con la capa sobre los hombros sus pasos se hacen ligeros, apenas perceptibles, si cierra los ojos sería capaz de captar hasta el movimiento más mínimo y el olor más tenue. Los colmillos le pican por querer enterrarse en la dulce carne de alguien más pero ella quiere esperar, quiere conseguir a la presa adecuada y no a la primera que vea. Es por este motivo que deja pasar los callejones llenos de mendigos, también los rincones donde las putas más baratas tienen sexo con clientes que apenas pueden pagar y las calles transitadas por borrachos que contaminan el precioso sabor de ese líquido escarlata con toxinas que en este momento no le parecen atractivos. Hay gritos que se confunden con risas, pequeños jadeos que no son más que gemidos de un orgasmo que acaba de ser alcanzado, hay sonidos que le recuerdan que apenas llegue a casa no se dirigirá a su habitación, es a otro a quien desea ver. ¿Por qué debe aparecer en su mente justo ahora? Aquel hombre la distrae, la hace olvidar la finalidad que posee en su no-vida y es quizás por eso que lo odia y ama a la vez. Sólo porque es capaz de conseguir lo que ni las más duras batallas pudieron.
La carcajada que se escapa de sus labios es disimulada por el eco de las calles vacías. Suena más como el aviso de un asesino al que le gusta jugar con su víctima. ¿No son así también los animales? ¿No son ellos los más grandes depredadores? La diferencia quizás es que ellos no son conscientes de lo que hacen ni tampoco disfrutan viendo extinguirse la vida en los ojos de aquellos a los que les han arrancado el cuello. La muchacha en el centro de aquellas calles es como un faro encendido en toda la oscuridad, su piel brilla llamándola y Skaði está segura de que no es un gesto voluntario. Al acercarse puede notar como proviene de ella el exquisito olor del miedo, ese aroma embriagante y a veces demasiado dulce que la obliga a terminar con los ruegos arrancándoles la garganta para no tener que seguir escuchándolos. Su nombre, Sky quiere ahora saber su nombre y también si existe algún motivo para que ella no sea quien calme la ansiedad de ese estómago vacío. Es tan sólo una niña y por lo mismo ha decidido cubrir su cabeza con la capucha de esa capa y así evitar que ella pueda ver los detalles de su rostro que podrían delatarla. Quiere contar cuántos minutos se demorará en descubrir lo que es — ¿estás perdida? — su voz es suave, es un susurro amable que intenta llegar a los oídos de la chica, es tan sólo una pregunta amable, muy distinta de lo que ella siempre es. — ¿Necesitas ayuda? — y con eso, el anzuelo ya está lanzado.
Con la capa sobre los hombros sus pasos se hacen ligeros, apenas perceptibles, si cierra los ojos sería capaz de captar hasta el movimiento más mínimo y el olor más tenue. Los colmillos le pican por querer enterrarse en la dulce carne de alguien más pero ella quiere esperar, quiere conseguir a la presa adecuada y no a la primera que vea. Es por este motivo que deja pasar los callejones llenos de mendigos, también los rincones donde las putas más baratas tienen sexo con clientes que apenas pueden pagar y las calles transitadas por borrachos que contaminan el precioso sabor de ese líquido escarlata con toxinas que en este momento no le parecen atractivos. Hay gritos que se confunden con risas, pequeños jadeos que no son más que gemidos de un orgasmo que acaba de ser alcanzado, hay sonidos que le recuerdan que apenas llegue a casa no se dirigirá a su habitación, es a otro a quien desea ver. ¿Por qué debe aparecer en su mente justo ahora? Aquel hombre la distrae, la hace olvidar la finalidad que posee en su no-vida y es quizás por eso que lo odia y ama a la vez. Sólo porque es capaz de conseguir lo que ni las más duras batallas pudieron.
La carcajada que se escapa de sus labios es disimulada por el eco de las calles vacías. Suena más como el aviso de un asesino al que le gusta jugar con su víctima. ¿No son así también los animales? ¿No son ellos los más grandes depredadores? La diferencia quizás es que ellos no son conscientes de lo que hacen ni tampoco disfrutan viendo extinguirse la vida en los ojos de aquellos a los que les han arrancado el cuello. La muchacha en el centro de aquellas calles es como un faro encendido en toda la oscuridad, su piel brilla llamándola y Skaði está segura de que no es un gesto voluntario. Al acercarse puede notar como proviene de ella el exquisito olor del miedo, ese aroma embriagante y a veces demasiado dulce que la obliga a terminar con los ruegos arrancándoles la garganta para no tener que seguir escuchándolos. Su nombre, Sky quiere ahora saber su nombre y también si existe algún motivo para que ella no sea quien calme la ansiedad de ese estómago vacío. Es tan sólo una niña y por lo mismo ha decidido cubrir su cabeza con la capucha de esa capa y así evitar que ella pueda ver los detalles de su rostro que podrían delatarla. Quiere contar cuántos minutos se demorará en descubrir lo que es — ¿estás perdida? — su voz es suave, es un susurro amable que intenta llegar a los oídos de la chica, es tan sólo una pregunta amable, muy distinta de lo que ella siempre es. — ¿Necesitas ayuda? — y con eso, el anzuelo ya está lanzado.
Skaði Sjöfn- Vampiro Clase Alta
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Re: We found the truth in the dark (Privado)
No os podéis sostener allí.
Ni vampiros, ni hombres lobo, ni cosas que muerden.
Nada tenéis que hacer aquí.
Stephen King - Cujo
Aquel sitio brilla por la ausencia de alguna figura y la mirada de Neri se dirige de un lado a otro, temiendo caminar en alguna dirección pues más allá todo se volvía más oscuro aún que donde se encontraba. ¿No decían todos que en las calles más oscuras era donde los monstruos se encontraban? Y lo ultimo que deseaba era toparse con alguna criatura de aspecto horrible que le siguiera por esas calles; además si se quedaba petrificada por el terror el tiempo inadecuado ese podría ser los últimos momentos en los que permaneciera con vida.
Sentía el pecho oprimido, quería soltarse a llorar y gritar pero si lo hacía podía llamar la atención de la oscuridad y acercarla hasta ella; Neri prefería mil veces quedarse en aquel lugar, donde se sentía más segura que en cualquier otro de los que había pasado, a tener que moverse lo más mínimo.
El tiempo pasaba y se le antojaba eterno, la realidad era, claro que no llevaba más de quince minutos en ese sitió. Se hablaba a sí misma mentalmente para alejar los temores y los pensamientos negativos sobre que esa seria la ultima vez que se le vería con vida; se reprendía de hecho cuando su mente se descubría pensando en cosas que no fueran positivas, a pesar de que no pudiera en realidad pensar otra cosa.
De un momento a otro creyó ver una sombra salir de la oscuridad, asechando… por lo que decidió cerrar los ojos sin percatarse de la presencia de la mujer por detrás de ella que de un segundo a otro le hablo, provocando que como primer respuesta Nerissa gritara y se dejara caer de rodillas cubriendo sus labios. Pronto se dio cuenta de lo torpe que había sido al hacer eso, pues la voz era la de una mujer así que se giro para mirarle y aunque no pudo ver su rostro sintió que pronto todo estaría mejor, que el regreso a casa estaba próximo y que ningún monstruo podría alcanzarle ahora.
Se quedo en el suelo porque sus piernas no reaccionaban aún como para levantarse y de sus labios salió una risa nerviosa.
- Perdone por el grito pero me ha asustado, me creí sola en este lugar y pensé nadie vendría porque llevo un rato aquí. Respecto a lo que pregunta… si, me encuentro perdida y no sé a donde ir - miro de un lado a otro la oscuridad - y luego todo luce tan terrorífico que… bueno… - se sentía algo estúpida por lo que diría pero era la verdad, además de que no podía ser la única que dijera eso - temo encontrarme con una de esas criaturas que… ya sabe… esas que atacan de noche - un escalofrío recorrió su espalda al mencionar eso, más se mantuvo firme y finalmente se levanto sonriendo - Claro que necesito ayuda y si usted fuera tan amable de brindarmela le pagare como sea - que maldad podía existir en alguien que de manera tan amable se ofrecía a ayudarle, ella pensaba que ninguna, pero las apariencias engañan y suele suceder que aquellos en los que confiamos resultan ser los monstruos más terroríficos de nuestros sueños.
Ni vampiros, ni hombres lobo, ni cosas que muerden.
Nada tenéis que hacer aquí.
Stephen King - Cujo
Aquel sitio brilla por la ausencia de alguna figura y la mirada de Neri se dirige de un lado a otro, temiendo caminar en alguna dirección pues más allá todo se volvía más oscuro aún que donde se encontraba. ¿No decían todos que en las calles más oscuras era donde los monstruos se encontraban? Y lo ultimo que deseaba era toparse con alguna criatura de aspecto horrible que le siguiera por esas calles; además si se quedaba petrificada por el terror el tiempo inadecuado ese podría ser los últimos momentos en los que permaneciera con vida.
Sentía el pecho oprimido, quería soltarse a llorar y gritar pero si lo hacía podía llamar la atención de la oscuridad y acercarla hasta ella; Neri prefería mil veces quedarse en aquel lugar, donde se sentía más segura que en cualquier otro de los que había pasado, a tener que moverse lo más mínimo.
El tiempo pasaba y se le antojaba eterno, la realidad era, claro que no llevaba más de quince minutos en ese sitió. Se hablaba a sí misma mentalmente para alejar los temores y los pensamientos negativos sobre que esa seria la ultima vez que se le vería con vida; se reprendía de hecho cuando su mente se descubría pensando en cosas que no fueran positivas, a pesar de que no pudiera en realidad pensar otra cosa.
De un momento a otro creyó ver una sombra salir de la oscuridad, asechando… por lo que decidió cerrar los ojos sin percatarse de la presencia de la mujer por detrás de ella que de un segundo a otro le hablo, provocando que como primer respuesta Nerissa gritara y se dejara caer de rodillas cubriendo sus labios. Pronto se dio cuenta de lo torpe que había sido al hacer eso, pues la voz era la de una mujer así que se giro para mirarle y aunque no pudo ver su rostro sintió que pronto todo estaría mejor, que el regreso a casa estaba próximo y que ningún monstruo podría alcanzarle ahora.
Se quedo en el suelo porque sus piernas no reaccionaban aún como para levantarse y de sus labios salió una risa nerviosa.
- Perdone por el grito pero me ha asustado, me creí sola en este lugar y pensé nadie vendría porque llevo un rato aquí. Respecto a lo que pregunta… si, me encuentro perdida y no sé a donde ir - miro de un lado a otro la oscuridad - y luego todo luce tan terrorífico que… bueno… - se sentía algo estúpida por lo que diría pero era la verdad, además de que no podía ser la única que dijera eso - temo encontrarme con una de esas criaturas que… ya sabe… esas que atacan de noche - un escalofrío recorrió su espalda al mencionar eso, más se mantuvo firme y finalmente se levanto sonriendo - Claro que necesito ayuda y si usted fuera tan amable de brindarmela le pagare como sea - que maldad podía existir en alguien que de manera tan amable se ofrecía a ayudarle, ella pensaba que ninguna, pero las apariencias engañan y suele suceder que aquellos en los que confiamos resultan ser los monstruos más terroríficos de nuestros sueños.
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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Re: We found the truth in the dark (Privado)
¿Por qué se quejan de su suerte
cuando la puedes cambiar tan fácilmente?
- Marqués de Sade.
cuando la puedes cambiar tan fácilmente?
- Marqués de Sade.
Las arañas van tejiendo su red y luego esperan, siempre pacientes, hasta que alguna presa cae y ahí ese ansiado botín les pertenece por completo. Así mismo es que se mueve y lentamente espera que la muchacha termine inclinando su cuello y dejando a la vista esa magnífica vena repleta del líquido rojizo que ahora sus labios anhelan más que a nada. El dolor bajo su piel es más intenso a medida que se acerca a la chica, tiene que permanecer a una distancia prudente si no quiere espantarla nuevamente, porque antes, si aún con la cabeza tapada y la voz más suave que nunca fue capaz de dar semejante grito, mejor ni imaginar si se expone en esas condiciones. Sería lamentable dejar escapar su comida cuando prácticamente la tiene entre las manos. Frente a ella, su cena se levanta y revela lo que la vampiresa ya conocía, responde a las preguntas con tanta facilidad que incluso comienza a cuestionarse si todo no será una trampa, es demasiado fácil para que no sea un engaño de alguien más. Tal vez hay cazadores cerca de ella que esperan a que se revele para poder atacarla. Ojalá fuera de ese modo.
— ¡Entonces es muy bueno que nos encontráramos esta noche! Estaba recién pensando lo mismo que usted mientras caminaba hacia mi hogar… vivo cerca de acá y por eso no pedí un carruaje, pero las calles son cada vez más inseguras… especialmente por esas criaturas que acaba de nombrar… — empática, sigue amable, una mujer cercana que esconde en el recato y las buenas costumbres la falta de ayuda física que pueda prestarle. Mientras habla se mueve y así la luz no le da directamente en el rostro, sólo se pueden ver sus contornos pero será suficiente para mostrar esa sonrisa sin dientes que le ofrece a la chica. — No, por supuesto que no, no necesito que me pague nada, sólo dígame en qué puedo ayudarle… — más amabilidad y se está cansando de esa obra de teatro recién armada. Es molesto tener que ser de ese modo y no entiende cómo algunas personas puedan serlo realmente, porque está claro que nadie es capaz de fingir toda una vida, aunque siempre hay excepciones. — ¿Quiere ir a otro lugar? Podemos ir a mi casa si así lo desea… —
Ahí está, el anzuelo cae justo en el centro del lago. Skaði sigue a la espera, se concentra, da un paso adelante y vuelve a sonreír sin que nada de lo blanco al interior de su boca pueda verse. Hacerlo sería un riesgo muy grande, está demasiado hambrienta e incluso hablar le cuesta sin terminar marcando algunas consonantes por los dientes que chocan con su lengua. — Disculpe que no me he presentado… mi nombre es Helena. — La mentira se acompaña de una leve reverencia, desconoce el motivo que la lleva a no decir su verdadero nombre pero probablemente crea que si esto es una obra de teatro, tiene que interpretar a un personaje y como tal es preciso cambiar algunos detalles. — ¿Cuál es su nombre? — Cierra los ojos y cuenta hasta tres. Ya es hora.
— ¡Entonces es muy bueno que nos encontráramos esta noche! Estaba recién pensando lo mismo que usted mientras caminaba hacia mi hogar… vivo cerca de acá y por eso no pedí un carruaje, pero las calles son cada vez más inseguras… especialmente por esas criaturas que acaba de nombrar… — empática, sigue amable, una mujer cercana que esconde en el recato y las buenas costumbres la falta de ayuda física que pueda prestarle. Mientras habla se mueve y así la luz no le da directamente en el rostro, sólo se pueden ver sus contornos pero será suficiente para mostrar esa sonrisa sin dientes que le ofrece a la chica. — No, por supuesto que no, no necesito que me pague nada, sólo dígame en qué puedo ayudarle… — más amabilidad y se está cansando de esa obra de teatro recién armada. Es molesto tener que ser de ese modo y no entiende cómo algunas personas puedan serlo realmente, porque está claro que nadie es capaz de fingir toda una vida, aunque siempre hay excepciones. — ¿Quiere ir a otro lugar? Podemos ir a mi casa si así lo desea… —
Ahí está, el anzuelo cae justo en el centro del lago. Skaði sigue a la espera, se concentra, da un paso adelante y vuelve a sonreír sin que nada de lo blanco al interior de su boca pueda verse. Hacerlo sería un riesgo muy grande, está demasiado hambrienta e incluso hablar le cuesta sin terminar marcando algunas consonantes por los dientes que chocan con su lengua. — Disculpe que no me he presentado… mi nombre es Helena. — La mentira se acompaña de una leve reverencia, desconoce el motivo que la lleva a no decir su verdadero nombre pero probablemente crea que si esto es una obra de teatro, tiene que interpretar a un personaje y como tal es preciso cambiar algunos detalles. — ¿Cuál es su nombre? — Cierra los ojos y cuenta hasta tres. Ya es hora.
Skaði Sjöfn- Vampiro Clase Alta
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Re: We found the truth in the dark (Privado)
Hay muy pocos monstruos que garanticen los miedos que les tenemos.
André Gide
El temor nubla los pensamientos de cualquiera y ella confiaba en cualquiera que extendiera una mano amiga en momentos oscuros y tenebrosos como aquel. Ironico que sin darse cuenta estuviese cayendo en las garras de aquello que intentaba salvarse pero no todos pueden salvarse de esa clase de encuentros y los que más temor expresan son los primeros en caer.
– ¡Que afortunada! Estar cerca de casa debe ser maravilloso, en breve seguramente se encontrara a salvo mientras que por mi parte… – la mirada de Nerissa viajo más allá, en dirección a la oscuridad que les rodeaba y se imagino nuevamente sola en aquel lugar – No puedo recordar el camino para llegar a casa pero he de merecerlo por salir a estas horas son la menor idea de a donde llevan las calles – un suspiro salió de sus labios, al menos durante unos breves minutos tendría quizás la compañía de aquella mujer que calmaría su temor.
Una mirada cargada de esperanza pero más que nada ingenuidad fue la que dirigió a la mujer que le brindaba una oportunidad para librarse de la oscuridad momentánea en la que le sumía aquel lugar y todo lo que significaba estar a solas para si misma. Estar a solas además de enfrentarla con la terrorífica oscuridad y las criaturas que en cualquier momento podían llegar hasta ella significaba silencio y la posibilidad de escucharse a si misma, pero no deseaba oir lo que tenía por decirse porque seguramente sería algo doloroso, algo frío y devastador para ella misma.
– No sé si será lo mejor esto que voy a pedirle pero la verdad es que no deseo estar sola aquí, estoy tan aterrada que el hecho de que me permita acompañarle un poco y me indique un sitió con algo más de gente me volverá absolutamente feliz así que… de ser tan amable ¿Me permitida acompañarle? – pedir esa clase de cosas a desconocidos no era típico de ella, pero cuando la mujer se ofreció a llevarle a su casa y brindarle un poco de seguridad sonrió – Muchas gracias, no sabe cuanto me tranquiliza saber que ya no deberé andar sola por estas calles tan tenebrosas, le agradeceré por siempre– su corazón latía más tranquilo, sintiendo ya la seguridad de una casa que no era la suya.
– Helena un placer – realizó una leve y elegante reverencia – mi nombre es Nerissa y estoy sumamente agradecida con usted por dejarme acompañarle hasta su hogar, no seré una molestia y estaré siempre en donde me indique – sonrío a aquella depredadora con rostro de ángel, porque es lo malo de los demonios… engañan con caras hermosas y en el interior no son más que un grupo de malvados. La mirada de la joven fue de un lado a otro – Le seguiré a donde usted lo indique y permita que sea un poco indiscreta pero ¿Qué hace a estas horas de la noche sola? – Lo suyo no era la gran ciencia pero que otra persona anduviese de esa manera le desconcertaba un poco.
André Gide
El temor nubla los pensamientos de cualquiera y ella confiaba en cualquiera que extendiera una mano amiga en momentos oscuros y tenebrosos como aquel. Ironico que sin darse cuenta estuviese cayendo en las garras de aquello que intentaba salvarse pero no todos pueden salvarse de esa clase de encuentros y los que más temor expresan son los primeros en caer.
– ¡Que afortunada! Estar cerca de casa debe ser maravilloso, en breve seguramente se encontrara a salvo mientras que por mi parte… – la mirada de Nerissa viajo más allá, en dirección a la oscuridad que les rodeaba y se imagino nuevamente sola en aquel lugar – No puedo recordar el camino para llegar a casa pero he de merecerlo por salir a estas horas son la menor idea de a donde llevan las calles – un suspiro salió de sus labios, al menos durante unos breves minutos tendría quizás la compañía de aquella mujer que calmaría su temor.
Una mirada cargada de esperanza pero más que nada ingenuidad fue la que dirigió a la mujer que le brindaba una oportunidad para librarse de la oscuridad momentánea en la que le sumía aquel lugar y todo lo que significaba estar a solas para si misma. Estar a solas además de enfrentarla con la terrorífica oscuridad y las criaturas que en cualquier momento podían llegar hasta ella significaba silencio y la posibilidad de escucharse a si misma, pero no deseaba oir lo que tenía por decirse porque seguramente sería algo doloroso, algo frío y devastador para ella misma.
– No sé si será lo mejor esto que voy a pedirle pero la verdad es que no deseo estar sola aquí, estoy tan aterrada que el hecho de que me permita acompañarle un poco y me indique un sitió con algo más de gente me volverá absolutamente feliz así que… de ser tan amable ¿Me permitida acompañarle? – pedir esa clase de cosas a desconocidos no era típico de ella, pero cuando la mujer se ofreció a llevarle a su casa y brindarle un poco de seguridad sonrió – Muchas gracias, no sabe cuanto me tranquiliza saber que ya no deberé andar sola por estas calles tan tenebrosas, le agradeceré por siempre– su corazón latía más tranquilo, sintiendo ya la seguridad de una casa que no era la suya.
– Helena un placer – realizó una leve y elegante reverencia – mi nombre es Nerissa y estoy sumamente agradecida con usted por dejarme acompañarle hasta su hogar, no seré una molestia y estaré siempre en donde me indique – sonrío a aquella depredadora con rostro de ángel, porque es lo malo de los demonios… engañan con caras hermosas y en el interior no son más que un grupo de malvados. La mirada de la joven fue de un lado a otro – Le seguiré a donde usted lo indique y permita que sea un poco indiscreta pero ¿Qué hace a estas horas de la noche sola? – Lo suyo no era la gran ciencia pero que otra persona anduviese de esa manera le desconcertaba un poco.
Karen Nygard- Hechicero Clase Media
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Re: We found the truth in the dark (Privado)
Helena fue una mujer que conoció en Portugal, era una damisela muy recatada e ingenua, criada bajo los conceptos propios de la época que permitía tener a las mujeres como trofeos de caza sin mayor opinión que la elección de la comida del día si es que el dueño de casa no le dice antes qué es lo que desea para la cena de esa noche. Las actividades sociales dicen están creadas para las mujeres pero en realidad no es más que una vitrina de los hombres para los hombres. Skaði procura no morder su labio y mantenerse en la misma posición en la que se encontraba antes de escucharla. ¿Será que tiene una herida al interior de la boca que logra que su sangre se sienta más fuerte y llamativa? Lo más probable es que todo no sea más que una exageración de su parte, comida por ansiedad hacia lo desconocido y no realmente porque lo necesite. Aún cuando lleve más de dos días sin comer. Es mucho lo que la vikinga disfruta que para otros nunca sería un entretenimiento, quizás las comodidades han logrado que las personas estén cada vez más inútiles.
—Deje de preocuparse, Nerissa… estaremos bien y en casa podremos conversar con mayor detalle… —Sky se siente nerviosa, entusiasmada con la idea de tener una comida completa y molesta por tener que escuchar sus historias que pueden hacerla cambiar de opinión. Tiene hambre, ella es comida, da igual quién llorará después si se le pasa la mano y termina quitándole algo más que la sangre. —Le contaré lo que estaba haciendo a estas horas por acá porque pese a no conocerla del todo, confío en usted y en que será discreta con respecto a lo que diré… — suelta un falso suspiro para darle aún más dramatismo a todas las situaciones que comenzará a relatar. Le sale fácil mentir y por eso se aprovecha, son años de práctica que ahora rinden sus frutos y le ayudan a acercarse más a la chica y así hacerla sentir quizás algo cómplice de esta nueva revelación. —Estaba en casa de alguien importante para mí… es un chico… — haciendo las pausas correspondientes, una historia simple puede convertirse en una novela rosa de las que nunca ha leído porque prefiere vivirlas.
—Este chico me gusta muchísimo y cuando conversamos las horas pasan muy rápido… nos tomamos de las manos y el sólo hecho de mirarnos a los ojos me hace sentir como si fuera capaz de todo, como si lo que siento fuera realmente amor aunque quizás es muy pronto para eso… sólo hemos sido amigos desde hace poco más de 8 meses… — se gira y quedando de medio lado le da la espalda y espera una respuesta. —Creo que mejor seguimos esta conversación en compañía de un buen té… disculpe si le hablo de todo esto, no tengo con quien más hablar además de mi querido amigo y bien sabrá que no puedo contarle a él lo mucho que su voz me atrae, sería casi una sentencia de muerte… — deja escapar una risita al final que quiere hacerla lucir “normal” aunque si Nerissa pudiera ver su rostro lo primero que haría sería salir corriendo y soltar palabras que sin dudarlo incluirían el término “monstruo”. Extiende su brazo y se lo ofrece, juntan comienzan a caminar sabiendo que sólo metros las separan de que todo cambie totalmente.
—Deje de preocuparse, Nerissa… estaremos bien y en casa podremos conversar con mayor detalle… —Sky se siente nerviosa, entusiasmada con la idea de tener una comida completa y molesta por tener que escuchar sus historias que pueden hacerla cambiar de opinión. Tiene hambre, ella es comida, da igual quién llorará después si se le pasa la mano y termina quitándole algo más que la sangre. —Le contaré lo que estaba haciendo a estas horas por acá porque pese a no conocerla del todo, confío en usted y en que será discreta con respecto a lo que diré… — suelta un falso suspiro para darle aún más dramatismo a todas las situaciones que comenzará a relatar. Le sale fácil mentir y por eso se aprovecha, son años de práctica que ahora rinden sus frutos y le ayudan a acercarse más a la chica y así hacerla sentir quizás algo cómplice de esta nueva revelación. —Estaba en casa de alguien importante para mí… es un chico… — haciendo las pausas correspondientes, una historia simple puede convertirse en una novela rosa de las que nunca ha leído porque prefiere vivirlas.
—Este chico me gusta muchísimo y cuando conversamos las horas pasan muy rápido… nos tomamos de las manos y el sólo hecho de mirarnos a los ojos me hace sentir como si fuera capaz de todo, como si lo que siento fuera realmente amor aunque quizás es muy pronto para eso… sólo hemos sido amigos desde hace poco más de 8 meses… — se gira y quedando de medio lado le da la espalda y espera una respuesta. —Creo que mejor seguimos esta conversación en compañía de un buen té… disculpe si le hablo de todo esto, no tengo con quien más hablar además de mi querido amigo y bien sabrá que no puedo contarle a él lo mucho que su voz me atrae, sería casi una sentencia de muerte… — deja escapar una risita al final que quiere hacerla lucir “normal” aunque si Nerissa pudiera ver su rostro lo primero que haría sería salir corriendo y soltar palabras que sin dudarlo incluirían el término “monstruo”. Extiende su brazo y se lo ofrece, juntan comienzan a caminar sabiendo que sólo metros las separan de que todo cambie totalmente.
Skaði Sjöfn- Vampiro Clase Alta
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