Mañana será tarde || Löwe Von Meer

Cansada del mismo camino, de recorrerlo a la misma hora e incluso encontrarse con las mismas personas, por primera vez decide cambiar en algo su rutina pese a las constantes advertencias de que aquello estaba tan mal como abrir la boca frente a cualquier extraño. Si Jayah levanta los ojos es sólo para darse a entender cuando requiere de algo que no es capaz de conseguir sin la interacción con alguien más. ¿Cuánto más soportará de esa vida la muchachita que ahora todo lo que ve es una mano que le cubre el rostro? No es necesario que alguien le tape los labios, todos saben que jamás gritará pidiendo ayuda.

Días en el mismo camastro sosteniendo en las manos aquel cuenco que sirve tanto para comer como para beber si es que se apiadan y le dan algo de agua. Tiene los labios agrietados y en la cabeza el recuerdo de tantos golpes que hasta el momento no le han dado pero que llegan a su memoria como anticipo a lo que vendrá apenas vuelva a su casa. La culpable siempre será ella y esta vez, además de tener que soportar este encierro involuntario, será acusada de ser una cualquiera pese a jamás haber besado a alguien. ¡Y claro que hay alguien a quien quiere besar! El asunto es que jamás podría decirlo o siquiera insinuarlo.

¿Estará aquel muchacho que suele molestarla detrás de todo esto? Los primeros días lo pensó como una posibilidad real, como algo tan concreto como la suciedad que comienza a acumularse sobre la piel. Pero ya ahora, después de dos semanas de sólo ver las manos que le dejan aquellos alimentos mal preparados, se le hace difícil comprender por qué él no se jacte de aquello frente a sus ojos.

Esta vez es distinto, ahora alguien que da pesados pasos se acerca y la luz entre sus manos la ciega por algunos instantes. ¿Hace cuánto no ve el sol que ahora esa fuerte vela provoca en ella un intenso dolor de cabeza? Una ligera y vana esperanza florece en su interior, tal vez este sea el momento de su liberación, quizás ahora podrá volver a su casa, que aunque sea apenas un par de habitaciones en mal estado, son también el lugar que extraña y el único donde puede tararear canciones cuando está a solas.

La sombra se acerca, aquello en lo que pensaba, en lo que sus ojos se enfocaban, todo desaparece y en todo en cuanto se puede centrar es en él… porque ahora sus miedos tienen un rostro y por si no fuera suficiente, es el de alguien a quien jamás ha visto antes. ¿Por qué? Esa pregunta ronda con insistencia y ahora incluso reflota con aún más fuerza, pero la respuesta no es más que silencio, que un vacío similar al emitido por su garganta y muy parecido a la falta de palabras que mantiene todo lo que sucede suspendido en el misterio.