Voices of silence [Privado] [+18]

por **León Braga de Amiano** Lun Abr 29, 2013 10:17 am

De camino a la hacienda de los Di Amiano, León se dirigía por la arboleda en dirección a la mansión, caminando por los arbustos y con varios animales muertos a sus hombros, listos para ser despellejados y poder ser servidos en la mesa como comida. Aquí tenias que vivir por ti mismo, bien que a veces los sirvientes traían comida del centro de la ciudad, pero igualmente León, le gustaba cazar por sí mismo y sin que nadie se lo impidiera.

Cuando llego a la puerta de la casa, tendió a los animales muertos al cocinero que le ayudo a quitarle el peso muerto de los hombros, estaba lleno de sangre y a pesar de que no tenía buen aspecto, León sonrió de aquella forma maquiavélica que solía tener en su rostro cada vez que sonreía. Con esa barba y esas facciones tan duras parecía una persona temida por muchas otras, esta vez, León, paso del baño y se puso a buscar a Penélope, claro tenía que recordar que era un fantasma, así que nada más que utilizo sus habilidades para convocarla, pensando en ella y concentrándose bien e intentar ver donde estaba.

Finalmente la encontró entre visiones, que estaba echada en la cama, podría ver el rostro grácil de su hermana, ver como dormía y solamente de verla con sus poderes, este sintió que su entrepierna le apretaba algo. Sonrió aun más y decidió ir a la habitación, se lamio los labios a medio tramo de subir el último peldaño pensando en lo que le haría a su hermana después de que este se diera antes un baño y se quitara toda la sangre de encima. Si, llego y ahí estaba su hermana, durmiendo o intentándolo. León se quedo mirándola mientras se acercaba unos pasos y con el movimiento lento de una mano, la acaricio el rostro con lentitud, sintiendo aquella tersidad de la piel de su hermana. Suspiro y finalmente se fue dando la vuelta para poder ir al baño en el que se tomo un baño de una hora, aquella sangre de animal no había salido bien hasta frotar casi arrancándose la piel.

Salió del baño, con un batín gordo de algodón que cubría su desnudez pero entonces vio a “Brujo” a sus pies, este se agacho para acariciar la cabeza del perro que cuando le toco la cabeza, el perro se convirtió en corpóreo y de acto seguido, mordió jugando la mano de León. León se quedo serio, bastante pero aparto la mano con suavidad. Su hermana se pondría furiosa si incluso, estando muertos, iría al perro.

por **Brün Rothschild** Miér Mayo 08, 2013 1:22 am

Había sido un largo camino, era cierto, los dos lo sabían, es decir los tres, si contaban a león en esto, pero por fin estaban juntos, nunca había imaginado que en aquella gran mansión estaría viviendo su hermano, la persona a la que había estado buscando todo este tiempo. Por unos días se había enojado con él, aunque lo había visto ya unas semanas, no se atrevió a hablarle, pues su corazón había dado un vuelco total y no sabía qué hacer, en realidad tenia tanto miedo como emoción, luego de que se rebeló ante él, vino la ira, la rabia de haberse sentido abandonada, abandonada y usada, aun así se mantenía cerca de él, mirando detenidamente todo lo que hacía, escuchando como la llamaba y ella como niña caprichosa que era simplemente se manifestaba de simples maneras, pero no se ponía corpórea para él.

Brujo la había traicionado apenas vio a León, parecía que lo quería mucho y cuando este lo llamaba el iba tranquilamente, en ocasiones parecía que brujo quería decirle a Penélope que todo estaría bien, que no debía enojarse con León, pero aquel enojo era algo mucho más complicado, pues la joven no quería aceptar que se había enamorado de su hermano, aquel hombre que la hizo mujer en la biblioteca de su antigua casa y que luego la dejo a merced de su malvado padre y sin su querido compañero.

Duro solamente unos días, luego todo pareció calmarse, poco a poco ella comprendió las cosas que parecía no comprender, aunque simplemente se rindió a los deseos de poder hablar de nuevo con él y poder estar siempre con su amado hermano. ¿No era por eso que había hecho todo eso? Buscarlo sin cesar por todo parís, sin descansar, sin darle motivos a su alma para que descansara en paz. Ahora disfrutaba la casa, asustando a los sirvientes, disfrutando como brujo le mordía los talones y les gruñía, adoraba ver sus expresiones, pero León a cada rato le regañaba que no hiciera eso, no se mostraba a otra persona que no fuera él, si alguien más trataba de llamarla, perdía el tiempo, pues aquel brujo tenía el suficiente poder como para mantenerla atada a él sin ningún problema.

Se mantenía en su cuarto, era el único lugar libre para ella, hasta los empleados, muy pocos entraban y ya habían expresado que no le gustaba estar en ese lugar, a ella solamente le fascinaba su miedo, era un acto divino. Aunque no era necesario intentaba dormitar un poco, los fantasmas no duermen, pero ella lo intentaba, cerraba los ojos y se quedaba algunas horas en un estado de sueño, pero no era sueño, era simplemente una ilusión que su mente hacia para complacer su capricho. Brujo por allí molestando, mientras ella acostada en la cama de su hermano, disfrutaba la esencia de el, la energía que había dejado en cada molécula del lugar la embriagaba completamente, dejándola en un estado de relajación completa, pronto llegaría nuevamente y estarían juntos en aquella cama, como muchas veces habían estado en estos últimos días.

La sensación de ser como una esclava sexual de su hermano no le molestaba, es más, le excitaba sentir que era como la mascota, un súcubo que estaba a los pies de aquel hombre fornido y sexualmente indomable, estaba a sus servicios, aceptaría cualquier trato de él, aceptaría cualquier orden que le diera. Pero, si alguna mujer se le acercaba, era probable que no saliera muy bien de aquella relación, pues Penélope probablemente la lastimaría, la asustaría para que se alejara de su hermano, nadie podía estar junto a él, solamente ella, aunque le emocionaba el pensamiento de tener que lastimar a alguna mujer que lo tocara.

Abrió los ojos de par en par, cuando sintió que brujo se había vuelto corpóreo, alzo medio de su torso quedándose sentada en forma de loto en la cama algo desordenada por su culpa -¡Has llegado!- dijo ella. Su tono era de notable emoción, aunque había podido sentir su presencia, no se había percatado de donde exactamente estaba –Bienvenido a casa…- dijo de forma suave mientras veía como brujo revoloteaba por allí –Déjalo brujo, no te dará ninguna galleta, estás muerto recuérdalo- regaño al perro mientras realizaba un leve ademán. Se puso en horcajas en la cama mientras veía con la cabeza algo ladeada como estaba su hermano, desnudo, mojado, aquella vista era simplemente erótica, pornográfica para sus ojos –ahh… estas desnudo… ¿quieres otra sesión de relajación?- pregunto ella mientras agarraba delicadamente su cabello y lo alzaba con sus dos manos mientras hacía desaparecer su ropa para quedarse con aquel cuerpecito pálido y tierno que solamente había sido tocado por aquel hombre de manos grandes. Tenía un poco de vello en su monte de Venus, pero era de un tono claro, y al tacto suave, ella sonreía ampliamente con un aire coqueto y erótico también, tal vez era de herencia.

Era mejor que brujo se fuera, pues comenzarían a hacer cosas de adultos, cosas que el aun no entendía, tal vez por su inocencia perruna o porque simplemente nunca había tenido el placer de montar a una can antes de morir, así que lo veía sin sentido y desapareció al segundo dejándolos solos, se iría a molestar a alguien por la mansión mientras estos disfrutaban de una ilusión que duraría toda la vida… o eso esperaban.

por **León Braga de Amiano** Mar Mayo 14, 2013 6:11 pm

¿Qué? ¿Qué mirada tan obscenamente erótica y deliciosa se desarrollaba ante sus ojos que se llenaban de lujuria? Se sujeto la toalla con una mano debido a la excitación que por poco lo desnuda al completo, delante de ella. Trago saliva lentamente, pero se quedo en su sitio-...Ven...-Dijo con autoridad en la voz. Se había dado un baño relajante, se iba a morir si seguía estando ante tal visión divina como lo era el de su hermana.

-Penélope....-se acerco a ella lentamente, como una visión de alguna sirena que atraía al más peligroso de los piratas a la perdición. Este se intento calmar un poco, se acerco un poco más, estaba a la altura del borde de la cama, a los pies, mirándola fijamente aun a esos ojos tan bellos de avellana que le gustaba observar. Puso un pie sobre la cama, comenzando a caminar sobre esta y acercándose finalmente al rostro de su hermana, su diva, su musa, su TODO, sus manos recorrían cada parte pálida del cuerpo femenino de su hermana, la tumbo de golpe sin el mero cuidado, se quito la toalla de en medio y este se interpuso entremedias de su hermana.

Le abrió un poco las piernas para poder estar acostado sobre ella, ocupando ese cuerpo tan pequeño con el grande de él, se quedo mirándola, acercó sus labios, su barba a detrás de la oreja de Penélope, comenzando a usurpar esa soledad y lamiéndola iba lentamente, rozando su falo contra el sexo ajeno, haciendo que temblara bajo su tacto, lamiendo la curva de su cuello con cierta atención, sus manos terminaron una en uno de sus senos y la otra iba rodeando su cintura, haciendo de ella un arco debajo de su cuerpo, a la vez que comenzaba de nuevo a masajear uno de sus senos.

-Ahgg...Penélope...-susurro aquel nombre como el halito de muerte que daría por escuchar en cada gemido por parte de su amada ahora Penélope, la haría suya cada vez que pudiera tener una oportunidad, se quito la sangre de su cuerpo para estar bien y deseoso, comenzó a besar el cuerpo de su hermana, comenzó a meterse un pezón de ella dentro de su boca, a lamerlo, a tirar de él, a lamerlo una y otra vez mientras que una mano jugaba con el otro y sus caderas incitaban al sexo ajeno. León entonces escucho un sonido que provenía de la puerta, no le hizo caso y subió sus labios al rostro de Penélope para poder observarla.

-...Amada mía...-la tomo del mentón para que se le quedara mirando, beso su cuello lentamente para subir hasta su oído-...Las sinuosidades anatómicas, las cavidades húmedas, las secreciones fisiológicas, las turgencias erectas y las actitudes eróticas configuran el entorno psicofísico que estimula la libido humana y posibilita la experiencia sexual.....-Dijo en un rápido pero entendible susurro que después lamio lentamente con su lengua, la aprisiono mas contra su cuerpo, el sobre ella, haciendo que sintiera su cuerpo contra el varonil de él.

Pensó que era mucho tiempo para ella el estar con él siempre, sin que pudiera salir a algún sitio de la mansión, pero es que lo hacía por su bien, por el de él primero y por el de ella, así sabrá que además de ser lo que era, él podría concederle cualquier capricho que ella deseara. Estaba sobrado de dinero, era asquerosamente rico y el la cuidaría aunque no le hiciera demasiado falta, oh, su amada estaba finalmente a su lado, quien supiera que pudiera hacer para suspirar profundamente, nadie conocía el secreto que su hermana, nadie más sabia como tratar con él excepto su hermana. ¿Qué pasaría si le dijera que quería llevarla a su próximo evento en sociedad?

-Quiero llevarte en sociedad....-la miro fijamente a los ojos, comenzando a la vez a mover las caderas sobre el pequeño cuerpo de su hermana-....Te amo Penélope....y quiero llevarte allí...como...mi esposa...-se quedo mirándola fijamente, apoyado con los brazos a los lados y paro un momento de sus sensuales movimientos de cadera-...¿Te agradaría hacerme privilegiado aquella noche? –Pregunto con seguridad mientras este se acerco para mirarla cual león agazapado antes de atrapar a su presa.

por **Brün Rothschild** Dom Mayo 26, 2013 2:09 am

Todo de él le hacía sentir bien, no podía evitar ser sumisa ante el brujo, el no necesitaba utilizar ningún poder para ver como ella seguía sus ordenes, era solamente necesario entonar su voz masculina para que ella como un fiel creyente se arrodillara a sus pies. Escucho su nombre y su cuerpo se estremeció de excitación. El timbre de su voz la excitaba, debía admitirlo, solamente aquella simple cosa la dejaba deseando que este le tocara, aunque sabía que no sentiría nada, pues muerta estaba. Comenzó la función, sonrió ampliamente, satisfecha de poder, al fin sentir las grandes manos de aquel hombre recorrer aquel cuerpo que había creado especialmente para él. Penélope era picara, había encontrado un gusto en ver la lujuria en los ojos de su hermano, no, no le importaba, no le interesaba que fuera un humano y ella un fantasma, menos que fueran hermanos de padre y madre.

La rudeza que el tenia, le encantaba, dejo salir un leve gemido cuando se sintió tirada en la cama, la piel de su hermano estaba cerca de ella, cálida, hermosa, masculina, se mordió los labios, estaba deseando de forma desesperada ser una humana completa. Entrecerró sus ojos tratando de no pensar más, pues no deseaba que la melancolía llegara a su puerta. Pero algo mas toco a su puerta cuando la toalla que cubría escasamente a León callo y lo dejo completamente desnudo, ella abrió las piernas como este le ordeno, dejando que se acomodara entre ellas.

Su lengua jugueteaba con la oreja de la joven, mientras esta comenzaba a revolcarse en la cama, por el calor que desprendía el sexo del contrario. Su cuerpo se arqueo levemente, mientras que el otro lamia su cuello, marcando un territorio que era de él y solamente de él, sus grandes manos cayeron entre sus senos y su cinturilla. Penélope solamente disfrutaba cada movimiento del otro, su boca fue ocupada por uno de sus pezones, mientras ella quieta dejaba que su cuerpo hablara por sí sola, unos gemidos hicieron que le recorriera una corriente parecía al placer, pero mucho más intensa, superaba muchas cosas que ella pudiera entender. Sus caderas se movían de formas involuntaria, rozando con el miembro erecto del contrario, pero unos sonidos hicieron destrozar la burbuja que habían creado con tanto espero.

“Las sinuosidades anatómicas, las cavidades húmedas, las secreciones fisiológicas, las turgencias erectas y las actitudes eróticas configuran el entorno psicofísico que estimula la libido humana y posibilita la experiencia sexual” si, lo había entendido todo, sonrió suavemente mientras se quedaba aprisionada por aquel cuerpo masculino. Ella comenzaba a querer mas, deseaba que las secreciones salieran de su coño, que la esencia de su hermano la llenara nuevamente, como aquella vez, cuando lo hicieron por primera vez. Pero este tenía otros planes, el fantasma realizo un leve puchero mientras le miraba, se había detenido.

-¿Cómo pretendes hacer eso?- pregunto curiosa mientras sentía como las caderas del brujo se movían ante ella, sabía que le regañaría, pero no le importaba, recibiría el castigo con gusto, pues valía la pena derrocar su autoridad para eso, movió su caderas, las alzo hasta que sintió el miembro cerca de su entrada, sus piernas se alzaron y este se deslizo de forma tan fácil en su húmeda entrada que le sorprendió un poco, arqueo su espalda dejando salir un leve gemido de placer, de puro y verdadero placer. Las caderas de León no podían evitar moverse hacia adelante cuando sintieron la humedad de la entrada y aunque este no quisiera aun llegar a ese momento, su cuerpo lo había traicionado. Jadeo levemente mientras buscaba concentrarse en lo que él le planteaba, pero debían estar consientes de que ella era un espíritu, no tenía la suficiente de mantenerse corpórea por siempre y nunca procrearía hijos para su amado. –Consígueme un cuerpo León…- le dijo gimiendo suavemente. Entrecerró sus ojos mientras se mordía su labio inferior para que no saliera un sonido más sonoro. Se aferro a su cuello y abrió sus ojos para verle detenidamente –Consígueme una hermosa mujer que te guste, que te sientas atraído por ella, la poseeré y ella será tu esposa ante la sociedad, pero yo seré ella y nadie más…- fue lo que le dijo con una sonrisilla en sus labios.

por **León Braga de Amiano** Jue Jun 06, 2013 11:01 am

La mujer a la que estaba follando como nunca jamas lo habia deseado, León pudo escuchar la peticion de su hermana, ahora suya por siempre, estaban solos y sin nadie alrededor que pudieran apartarlos de aquel intenso e intimo momento, el, dentro de ella, dentro de su vulva y de su cavidad vaginal, él irrumpiendosela con movimientos de cadera secos, hasta el fondo, aunque a veces iba tan lento que le gustaba como la torturaba de ese modo. Él, se le acerco como el leon que se acerca a su presa, besandola su palida piel de fantasma, sabia que lo era, pero aun a pesar de eso, se la follaria igualmente, la penetraba una y otra vez sin parar de moverse, gemia en su oido con sonidos roncos y graves aunque a veces eran todo lo contrario, otros eran casi ahogados por la excitacion del momento. El, le lamio su piel, tomo sus senos para comenzar a masajearlos lentamente, con ambas manos, con movimientos lentos y firmes movia en circulos los senos de su her...de su amada, si, eso era. Su hermana fue en un pasado, pero ahora era el presente y era solamente suya y su amante, pero ahora le pedia un cuerpo.

- AGH!! -Gimio de placer al penetrarla al fondo, tomo uno de sus senos dentro de su boca, comenzando a tomar de aquel pezon erecto que en breves momentos se rindio ante su tosca caricia, lamia y mordia con suavidad y otras con fuerza, alternando lentamente para que obtuviera el placer máximo. Ahora estaba mirandola con cierta fiereza, si, esa mujer dijo que tomaria el cuerpo de una mujer, pero él tambien queria que ella decidiera por si misma, era ella quien iba a estar dentro del cuerpo que eligieran para él mismo, para que asi pudiera llevarla consigo a cualquier lado....pero era ella a quien queria llevar, queria que todos la vieran, que vieran su rostro, su piel, sus ojos y entonces él decir " Es mia, no la toques " Así era él.

Posesivo a mas no poder, la tomo con las manos mientras seguia penetrandola sin cesar de las nalgas con ambas manos, masajeando sus gluteos y lentamente ir subiendo las manos por la curvatura de su anatomia femenina y palida - Penelope....Mi amada y preciosa musa....-Las manos se quedaron sobre los omoplatos de la mujer, de la que estaba tomando posesion en ese momento, se quedo sobre ella, haciendo que su tez tostada y musculosa estuviera bien pegada a la de penelope, lamio su cuello seguido de un camino hasta su menton y que termino en la suavidad y rosura de sus labios carnosos y apetecibles, prohibidos al igual que fragiles pero que él mismo tomo con pasionalidad, llevando o tirando mas bien un poco de los cabellos de Penélope, aumentando los movimientos de cadera y continuando con la cercania de ambos cuerpos, restregandose para que ella sintiera por cada poro de su piel cuanto la deseaba, le acaricio entonces el palido brazo pasando sensualmente con las yemas de los dedos por la curvatura de su hombro, se separo de los labios de penélope, para coger aire entonces se le ocurrio la idea.

-Amada mia...si...recuerda ese apodo pues será tuyo como yo soy tuyo...-Susurro en su oido, pasando por suaves y pausados besos por su cuerpo, acariciandole con ambas manos, sin dejar de adorarla ni un instante si quiera, él lo haria siempre que tuviera vida en su cuerpo-...y...¿Otro cuerpo? -hablo entre los jadeos que le dificultaba el habla-...Mas que me guste a mi, que te agrade tambien a ti...si hacemos esto, hagamoslo los dos...-se quedo sobre ella, mirandola a la vez que la penetraba una y otra vez, sintiendo que ya estaba cerca del orgasmo hasta que finalmente este se vacio dentro de ella soltando un gemido gultural.

-Aaaaggghh!! Solo tu haces que llegue al orgasmo y me quede insatisfecho...-Jadeo un momento, mirandola mientras dijo esas palabras-....y querria mas de ti...Siempre...¿Me oyes? -¿Era raro esas palabras en el? Pero giro su mirada al ver una cola de un animal, moviendola de lado a lado-...Brujo no, fuera...-dijo con suavidad aun estando cerca de Penélope- . ..-No dijo nada pues miro a su amada- ...Dime por donde buscar y buscaré a alguien....-Propuso pues él tendria una idea, pero todas sus admiradoras eran mujeres casadas de grandes hombres del negocio o de la realeza.

por **Brün Rothschild** Sáb Jun 22, 2013 8:17 am

Era extraño pensar que Penélope se sentía tan bien teniendo sexo con aquel hombre, quien no solamente era su hermano mayor o lo había sido en una vida pasada. Era también, el mismo hombre que la follo con tal vez deseos de poseerla, pero también con las ganas de arrebatarle a su padre, un premio que los dos disputan. Aun así, eso no le importaba mucho, pues, sentir su interior, siendo quemado por el sexo de su amante mortal, le era simplemente fascinante y embriagador. Se había convertido en una especie de súcubo, que buscaba mantener satisfecho al hombre a quien había elegido compañero, aun después de la muerte. La penetraba, lo hacía sin criterios ni temor a que esta se rompiera en dos y eso a ella le gustaba, la rudeza y encanto que tenia, hacia que se humedeciera y que fácilmente el miembro masculino se deslizaba por aquella calidad cavidad.

Lo escuchaba atentamente, asintiendo a todo lo que le decía, estremeciéndose a su tacto sin poder hacer nada, gimiendo tan fuerte que podría ser escuchada hasta la luna, sus caderas se movían al compa de las contrarias, sintiendo la violencia en que sus sexos chocaban. –Oh… León, mas… deseo más de ti- fue lo que pudo decir entre los gemidos que nublaban su mente. Deseaba volver a sentir aquella esencia chorreante que había quedado en ella impregnada, manchándola de por vida, marcándola como suya cada parte de su interior. Sonrió suavemente al notar los jadeos del otro llegar a su cuerpo, que aun no parecía cansado, pues ella nunca se cansaría, estaría a la disposición de él cuando este lo quisiera, como su esclava quien atendería a todo lo que quisiera, solo si tenía la fuerza suficiente de domarla, lo tenía en ese momento, por eso como fiel leona se quedaría con su rey.

-Está bien…- jadeo ella, sintiendo como su interior se llegaba de un espeso liquido, caliente, delicioso que su vagina se tragaba con cierta angustia y deseos de mas. Sus paredes palpitaban atrapando a sexo que aun estaba en su interior, mientras que el espeso líquido parecía ser expulsado por las mismas contracciones hacia afuera, lo que la hacía encorvarse de simple placer. Su morbo estaba en lo máximo, la calidez de la vitalidad del hombre la llenaba completamente, tanto que se regaba entre sus piernas, perdiéndose entre los fluidos vaginales de ella, volviéndose una completamente. Arqueo su espalda y su cuerpo tembló, mientras sentía que débilmente la excitación descendía, pero nunca se iba, porque todo el olor de su amado la estaba rodeando, embriagándola, volviéndola adicta a él.

Giro su rostro y encontró a brujo, quien fue quitado de forma suave de la cama, este bufo y desapareció. Penélope rio suavemente, entrecerrando sus ojos para luego fijarse en los de León y sus manos traviesas sujetar los dos glúteos redondos y jugosos del hombre fornido –Me gustaría alguien con mi mismo color de cabello- dijo ella tranquila, mientras se aferraba a aquellos pedazos de carnes –Ahg… No me dejas pensar bien- gimió tímidamente mientras con un movimiento de caderas sacaba afuera el sexo del hombre, flácido y cansado por el orgasmo reciente, pero que pronto se volvería activar si Penélope seguía con sus encantos –Una mujer clase baja… alguna pordiosera que podamos mantener enjaulada mientras yo quiera disfrutar de mi inmortalidad- dijo con una sonrisa amplia, picara y maliciosa mientras alzaba sus manos por encima de su cabeza.

Giro su cuerpo para quedar boca abajo, busco entre aquella cama hecha un desastre alguna almohada con cual aferrarse, mientras su espalda era cubierta por su liso cabello. Dibujo algunas figuritas en la sabana mientras seguía pensando bien lo que quería -¿te parece?- pregunto ladeando su cabeza, para mirarlo de reojo y brujo apareció, celoso de que Leon tuviera toda la atención, Penélope lo acaricio riendo suavemente mientras podía sentir aun el calor de la excitación entre sus piernas.

por **León Braga de Amiano** Mar Jul 02, 2013 12:55 pm

-Escuchadme con atención, sin riesgo no hay erección…-susurro para sí mismo cuando este mismo se separaba del cuerpo de su hermana, de su amada y de la quien follaba cuando le diera la gana. Mmm si, una mujer como dijo su hermana, no le seria seguramente difícil de encontrar, por los bosques estaba el campamento gitano de donde seguramente habría un montón de furcias y jóvenes chochos locos con el que él se desquitaba fácilmente teniendo alguna que otra noche de sexo duro y raudo, seguramente alguna se ofrecería para ser su pareja pero solamente quería una mujer para que su amada real, es decir su hermana, pudiera poseer una, al menos que practicara la posesión pues era una asignatura pendiente en la vida del fantasma. La de complacerle la tenia de sobresaliente pero igualmente se quedaba insatisfecho y con ganas de follarla día si y día también. Sería divertido hacer una lista con las cosas que ambos querrían que tuviera la indicada que fueran ambos a secuestrar o “tomar prestada”

-Mmm ….-se levantó inmediatamente a por papel y tinta, volvió a su cama donde estaba su hermana, sonrió y miro el papel, lo quitó de en medio y decidió hacer algo mejor, mientras miraba a su hermana, las puntas de la pluma fue comenzando a deslizarse por su vagina que parecía aun excitada, comenzó a chupar su clítoris sin pudor alguno y entonces le dio la vuelta, poniéndola boca arriba y sonrió, mojo la pluma en la tinta y comenzó a escribir en el lienzo de su vientre-….Mmm de clase baja…morena o casi castaña….-sonrió de lado que después paso la pluma de nuevo por su muslo y después lo subía por su entrepierna-….jajaja…-rio para después ir anotando más cosas sobre el vientre de su amada-….de piel me es indiferente…me gustan con los ojos claros…-sonrió apuntando sobre el lienzo de este, puso una mano entonces sobre el vientre de su amada y pronuncio unas palabras en las que hizo que la tinta se quedara grabada, hasta que encontraran a su “furcia”.

Después de varias horas de estar arreglándose, se puso un traje bien elegante y que podría complementar a la ocasión. Se vistió como si fuera un zíngaro pero con clase y galantería, con la camisa entreabierta, gomina en el pelo moreno y un chaleco de cuero marrón a juego con unos pantalones marrón oscuro y botas gordas para poder pisar bien fuerte. Se le veía bastante poderoso en esas ropas, atractivo era decir bastante poco. Suspirando miro a su amada que aún estaba en ropas menores – Ponte algo…-sonrió-…No soy el único que va a ir solo a la expedición de buscarte un maldito cuerpo…-se quedó mirándola fijamente, observo que el canino se acercaba y se sentaba para levantar sus patitas delanteras y ver que pedía atención.

León fue a por la pelota de Brujo y se la puso en la nariz-….Quieto…-se agacho para colocarle bien la pelota-…Quieto...¡ahora! – Y la pelota salto-¡cógela! –Observo que el perro la cogio y después la soltaba para que le hiciera el mismo truco-…No…otro día…pero pareces buen perro…-acaricio el pelaje del perro para después levantarse y acercarse a su cajonera para ponerse uno de esos relojes de cadena que tanto le gustaba adornarse en sus chalecos.

por **Brün Rothschild** Sáb Jul 27, 2013 1:55 pm

Solamente sonrió atenta mientas lo esperaba como una niña obediente, miro como recogía el papel y la pluma, para luego llegar a la cama. Fue un truco sucio pasar aquella cosa suave por su intimidad, se estremeció levemente, mientras buscaba ocultar su rostro avergonzada en la almohada. Sintió como la fuerza bruta de su amado la volteo hacia arriba, dejo salir un leve suspiro mientras no perdía ni un momento de vista lo que este hacia. –Esta fría…- susurro entrecerrando los ojos, al sentir la tinta en su piel. Cuando quedo terminada el escrito, pudo ver como habían quedado las palabras tatuadas en su vientre, por unos momentos se sorprendió, pero también sabía que su hermano era un gran mago.

Estaba ciertamente aburrida de esperarlo, el se tenía que arreglar, ella, mientras paseaba de forma invisible por sus alrededores, apreciando cada movimiento que este hacia para colocarse las ropas que cubrirían la desnudez. Se sentó en el borde de la cama, materializándose, vestida con su piel, cruzo las piernas tranquilamente, dejo salir un leve gruñido al oír la queja de León, chasque la lengua, desviando la mirada hacia un lado.

-No es necesario…- dijo ella para luego levantarse, comenzó a flotar, perdió parte de sus piernas, las que formaron una especie de única extremidad –ya puedo utilizar varios trucos- se paro adelante, mientras de la nada aparecía un hermoso vestido rojo, pegado a su cuerpo, un lazo recogiendo su cabello y hasta un poco de rubor y color en las mejillas y labios. –Listo…- giro ágilmente con un aire pícaro. Su vestido se movió por el impulso que le había dado, dejo salir una risa animada, mientras podía sentir que brujo ladraba, también animado. ¿También quería jugar? Está bien, lo llevarían con ellos, de todos modos, la opinión de brujo importaba mucho.

por **León Braga de Amiano** Dom Jul 28, 2013 1:08 pm

Sabia de un campamento gitano en el que ahora hacian fiestas y algun que otro evento en el que habria mucha gente y en el que él podria ir de caza, sonrio a su hermana que estaba hermosa con ese gran vestido rojo, se le acerco para poder abrazarla, oler su cuello y besarle lentamente en esos labios de carmin que se habia adornado tan peculiar, sonriendo ahora le ofrecio el brazo para poder ambos ponerse en marcha hacia lo que le deparaba afuera de su mansion, iba a poner un pie en el pasillo de la mansión hasta que vio a Brujo que le tiraba del cordon de las botas, León se agacho para tomarlo en brazos y se lo dio a Penélope de mala gana, algunas veces ese perro le molestaba bastante, estaría bien si los dejara tranquilos algun rato - Vamós...-Dijo mirandola con cierto deseo de lujuria de arrancarle el vestido y hacerla suya de nuevo que se abstuvo mas bien, simplemente le tomo la otra mano y con suavidad se la agarro-..Vamos querida, encontremos un cuerpo que puedas usar...-la miro-...Aunque te quiero asi...-se acerco y la beso en el cuello y despues en la frente-...Te amo querida...-beso el dorso de la mano de su amada mientras la miraba fijamente, sonriendo sin poder evitarlo y de un momento a otro, ya estaban de camino hacia los bosques.

-Hay un paseo que lleva por los bosques hasta un campamento gitano que hoy celebra sus fiestas, un evento donde va muucha gente de todo tipo...-Mientras iba relatandola lo que planeaban hacer, sus pies se iban por el camino de tierra - ...¿Puedes caminar con el vestido?...-De algun modo se preocupo por su vestimenta, entonces entrevio a una gitana -...Espera aqui...-La gitana que vio era mas fea que pegarle al padre, este se le acerco y al minuto siguiente le torcio el cuerpo, y escondio el cuerpo-...hum...-Le quito las ropas que tenia puesta y se dirigio a su hermana-....Ponte esto....-dijo entregandoselo a su hermana, acercandose bastante a ella-...Pero eso no quiere decir que no me gustes con ese vestido tentador...-rio-...Estas para follarte sin parar pero cantaras un poco si te ven tan lujuriosa...y tú solo eres mia...-beso el cuello de su hermana e intento que cojiera las prendas, pero en cuanto sonrio de nuevo, aun más glorioso, escuchó lejos como una ramita se partia, alguien deberia de estar cerca suya y solamente viendoles actuar- ....Estate aqui...cambiate como una persona normal...-Susurro en el oído de Penélope para irse en busca de algún otro sonido más, pero no volvio a escuchar ninguno.

-Hum....-Murmuro para si mismo y solamente volvio a su amada-....Cámbiate...yo vigilo....-pero se habia quedado de nuevo embobado-...Joder, eres una puta hermosura...-Le rodeo las caderas antes de que ella hiciera nada-....Me siento afortunado, Disculpame por haberme ido...-la beso apasionadamente y de repente volvio a escuchar el suelo crujir, mientras besaba a Penélope, entrevio con los ojos entrecerrados la curva de una pierna que salia de una falda abierta, sonrio picaro y en cuanto se separó atrapó a una muchacha de bellos cabellos largos castaños -Uououo....-León atrapo a la muchacha y la trajo hacia Penélope-..¿Que te parece esta? o ¿Quieres ir dentro del campamento para poder buscar más?

por **Brün Rothschild** Mar Ago 20, 2013 7:16 pm

Revoloteaba por allí, brujo los había acompañado, corría en todas las direcciones que podía, explorando cada rincón que pudiera meterse, que notando su condición, era cualquier espacio, mientras Penélope seguía de cerca al brujo, quien parecía estar guiándolos a un lugar especial para sus planes, el ente curioso iba con cuidado, para no perderse nada. Cuando al fin llegaron, se le antojo aparecer a su lado, pronto siento un dulce abrazo de su compañero, sonrió dulcemente, feliz de poder sentir sus caricias, sus besos y su esencia tan cerca de ella. Vio que también brujo quiso aparecer, jugaba con uno de los cordones de León antes de ser entregado a ella. Lo sujeto bufando un poco para acariciar su cabeza con mucho amor. –Vamos brujo- dijo abrazándolo con fuerza, pronto el animal se comenzó a deformar para convertirse en un hermoso collar en donde colgaba un cristal, Penélope lo acaricio con cierto amor para luego sujetarle la mano a león e ir hacia su destino

-Te Amo león…- susurro con cierta picardía en sus labios, mientras trataba de apresurar el paso, pues sabía que si distraía podrían acabar nuevamente desnudos en una cama y el tiempo no estaba para eso –Se que me amas tal como soy, pero deseo poder sentir las células de un cuerpo muriendo lentamente, como las tuyas- dijo con cierto pesar por su condición actual. Ella rio un poco, al parecer el aun no entendía lo que significaba estar muerta, pero no quiso explicarle, solamente asintió para decir que todo estaba bien y que así pudieran seguir con el buen paso que llevaban, por suerte algo lo distrajo y pudo quedarse con su opinión dentro de ella.

Se cruzo de brazos, para luego ser besada en el cuello, entrecerró sus ojos, para sonreír suavemente y tomar las ropas, pronto desapareció el vestido rojo para colocarse aquellas prendas físicas-León…- susurro un poco preocupada al verlo partir, pero para cuando regreso, ya tenía parte de las prendas puestas, solamente se debía ajustar un poco, pero antes de poder seguir ya estaba atrapada otra vez entre los brazos de aquel hombre –Mejor no pensemos en eso…- le dijo antes de besarlo y dejarse llevar por sus caricias.

Miro hacia la dirección de donde había provenido otra vez aquel ruido, frunció el ceño, de cierta forma molesta de haber sido interrumpida, pero como buen animal que era, pronto tuvo a su presa, casi antes de buscarla, se fue por detrás de el, para recorrer sus hombros con sus manos, beso el cuello de león para terminar de fijar la mirada en la mujer –Me gusta… tiene cierta parecido a mí y sería una buena amante- se acerco un poco más, la muchacha pataleaba y gruñía como animal enfurecido, pero eso solamente le divertía aun mas, sabiendo que Leon no permitiría que la lastimara, sitio sus manos entre las caderas para luego introducirlas en su interior y poder sentir los órganos internos, pudo sentir que era una mujer fértil, fuerte y virgen también.

Miro a león, para luego alejarse, la mujer pareció atónita y con algo de dolor, pero ella había sido cuidadosa de no lastimarla –Violala…- susurro como una orden mientras sonreía –Así veremos que tal es sexualmente- comento alzándose sus hombros –Si te gusta su coño al menos un poco… la aceptare- dio unos pasos hacia atrás, para cruzarse de brazos con aquellas ropas que le habían obligado a ponerse, esperando ver la acción ante sus ojos.

por **León Braga de Amiano** Vie Sep 27, 2013 7:08 pm

¿Qué decía su consciencia de aquello?

Sujetaba a la muchacha entre sus manos, impidiendo que saliera huyendo, entonces como una orden fuera, tiro al suelo a la muchacha, contemplándola y viendo el miedo en sus ojos-…Ábrete de piernas…-mando, pero al ver que no le hacía caso, el mismo se acercó a ella para poder abrírselas con la rudeza típica que solía tener acostumbradas a las putas que se beneficiaba cada noche en ausencias de su hermana, le sujeto las manos por encima de la cabeza, haciendo que se pudiera meter entre las piernas de la gitana, le mantuvo una mirada afilada, las caderas de él comenzaban un movimiento leve contra las caderas de la otra-....-No decía nada, solo intentaba domar a la gitana que se esforzaba por no colaborar-...Joder....-mostro su antipatía, no le gustaba como se forzaba a escapar de sus agarres, la agarro entonces las dos manos con una de sus grandes manos, con la libre le dio un bofetón que la dejo algo aturdida-…Bien.....Seguro que estas en deseos de que sea tu primera polla dentro de ti…-No se cortó ningún pelo, la manera en la que se lo dijo y solamente miro a Penélope.

-…Esto será por el bien de los dos…pero ¿ Grita mucho no crees? –De inmediato tomo de las caderas de la gitana, algo que hacía de ropa interior se la quitó de en medio e inmediatamente, sus dedos se metieron en su vagina, comenzando a masturbarla, a excitarla para que dé seguido la penetrara de una sola embestida- ….AAGH! DIOS! –Echo su cabeza hacia atrás, recordando lo que era meterla en un cuerpo prieto, tensa y el grito de dolor de la gitana fue anteriormente tapado por una de las manos de León-…Shhh! ¡Cállate maldita zorra! O querrás jodernos el plan…-Mostro molestia cuando miro a los ojos a la chica-…Esto me resulta familiar….-dijo mirando a aquella a la que ahora era su esposa, su amada y la que lo seguiría siendo por el resto de su vida

-¡Suélteme!-Dijo con educación a pesar de la asustada que estaba, León la atrapo con más fuerza de sus caderas y las embestidas eran disfrutadas por su misma persona. Aquella sensacion le agradaba bastante, pero la muchacha seguia insistiendo en querer ser soltada de las manos de León, miro a su hermana y solamene cuando llego al orgasmo, se vacio en ella, se separo y volvio a vestirse. No le dio tiempo a la muchacha de ir muy lejos cuando salio corriendo de él a tropicones. León por sus artes oscuras de magia, se habia ocupado en robarle el alma con un solo movimiento, miraba el ente circular del alma de la joven, en sus manos y solamente se lo metio para dentro, tragandose el alma con todos y cada uno de los recuerdos de la chica-Que se pudra....-bufó-...Vayamonos a otro lado...seguro que hay mas en una tienda o carroza...-suspiro profundamente, estaba harto de estar andando por ahi, sin encontrar nada que les gustara.

por **Brün Rothschild** Miér Oct 09, 2013 10:02 pm

El alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada.
Gustavo Adolfo Bécquer

Que divertido veía su cuerpo encima de la mujer, quien se movía como fiera, dispuesta a luchar, no darse por vencida, Penélope reía a carcajadas ante tal falacia, era como una obra de arte ante sus ojos, León parecía disfrutarlo, la resistencia de ella, lo hacía moverse y tratarla con mas brusquedad, pero la mujer parecía aun tener deseos de luchar, algo que le parecía interesante, pues seguía buscando una solución a algo que no tenía remedio. Miraba como niña curiosa, mientras su hermano lo disfrutaba, pues lo hacía, aunque él quisiera decirle lo contrario y llenarle el oído de susurros amorosos, diciendo que solamente ella lo podría llenar de tal pasión y aunque mostrara cierta molestia por lo escandalosa que era, los dos sabían que no podrían ocultar nada al otro fácilmente. Penélope rio suavemente - creo que tienes cierto amor por las violaciones- comento ella sintiéndose tranquila, aunque estuviera viendo cómo el contrario maltrataba a la mujer virgen, que gritaba y se retorcía de dolor, parecía que llegaba a dolerle un poco, que este disfrutara de un cuerpo y de los fluidos que este podría crear, que eran verdaderos, no como la ilusión sexual que ella provocaba, para que su amado se sintiera realizado. Y Logro llegar al clímax, mirándola a ella.

Pero Penélope estaba algo decepcionada, cuando comenzó a este a vestirse. La joven gitana no le dio mucho chance de irse lejos, la fuerte energía de León la atrapo fácilmente, el fantasma pudo ver como sr separaba el alma de su cuerpo, miraba asombrada el acto, sin decir una sola palabra de lo que había sucedido. Cuando comenzó a caminar, se situó a su lado para aferrarse a su cuello y besar su mejilla - no te amargues...- se susurro mientras sus labios buscaban los del contrario - el ser humano tiene la extraña afición de luchar hasta el último aliento - rio entre sus labios para suavemente abrirlos y introducir su lengua deseosa de probarlo nuevamente.

Ella se separo, sujetando su mano y entrelazándola junto con sus dedos, comenzó a arrastrarlo hasta llegar al límite de un campamento, allí alejado estaba una cabaña, se veía una figura fémina, parecía tener una buena figura, sonrió picara -ese...- le susurro señalándolo. Ella se adelanto, acercándose a la mujer, que tenia cierto parecido a ella. La puerta se abrió ante león, la gitana estaba desnuda, con Penélope dentro de ella, le sujeto de la mano para guiarlo hacia adentro del lugar - ahora prueba esta- le susurro acercándose a él para sugerentemente sujetar aquel viril bulto que comenzaba a endurecerse nuevamente, pero estaba segura que no era el cuerpo caliente de la mujer que lo hacía nuevamente excitarse, si no quien estaba adentro, la que movía los hilos de ese cuerpo joven y bello. No lo dejo entrar mucho, cuando ya estaba abajo entre sus piernas, arrodillada, abriéndole el pantalón. Estaba ansiosa, casi desesperada, por sentir el calor de aquel falo entre sus manos, jadeo suavemente, sintiendo que ese cuerpo reaccionaba muy bien ante su excitación, pues solamente con verlo tan cerca de su rostro, la llenaba de un furor y calor que no podría ser fácilmente quitado, ahora de aquel cuerpo que poseía, podía sentir el coño desnudo mojarse, mientras se relamía sus labios resecos, que parecían temblar un poco, por la ansiedad que le invadía. Sin decir mucho, solamente mirándolo, con esa picardía que solamente Penélope tenía, introdujo su erecto miembro completamente en la cavidad bucal, haciéndole juego con su lengua, que recorría cada parte de esa parte inferior masculina. La dejo libre, palpitando y aun mas grande, con apenas un hilito de saliva manteniéndola unida a él, aun seguía mirándolo, como mascota necesitada de atención.

por **León Braga de Amiano** Sáb Oct 26, 2013 7:40 pm

Bien había observado que su hermana y su amante a su vez, se esforzaba en contentarle plenamente, pero cuando se encontró con el cuerpo aquel de esa joven dispuesto a ser de él, no supo cómo reaccionar. Estático podría ser la palabra que lo definiría en ese momento. Lo siguiente que paso es que fue llevado hacia el interior de una casucha, una choza comparada donde ellos vivían, sonriendo bastante, echando la cabeza hacia atrás cuando sintió su falo dentro de la cavidad bucal de aquella muchacha en donde su hermana estaba poseyendo, el indago más en la boca de esta, cada vez llegando a un jadeo cada vez más ahogado, otros más sueltos disfrutando del momento.

-..Aahg…joder…-gimió con gusto lo que estaba haciendo su hermana dentro de ese cuerpo-…aah…Penélope….-volvió a gemir su nombre una vez, arrastrando las silabas en el jadeo, sonando ahogado, termino por levantarla de su tortura de tenerla arrodillada a cogerla del cuello sin el mero cuidado y terminar tirándola sobre la cama, se quitó los pantalones por completo, la camisa-…ahora vamos a tener sexo…ya me has precalentado un poco….-termino por acercarse, la dio la vuelta, que quedara boca abajo, la tomo de las caderas para poner su culo en pompa y varias veces le nalgueo el trasero.

-…Ah…¿te gusta? –Volvió a nalguearla de nuevo, un par de veces para después bajar su rostro y comenzar a lamerle entero su vagina de abajo arriba, llegando hasta el agujero de su ano así para añadir un plus de placera lo que estaría disfrutando ya de por sí. No había cesado ningún movimiento con su boca. Ninguno. Sus manos acariciaban lentamente sus nalgas mientras le lamia el coño una y otra vez, suavemente a su vez, sus manos iban acariciando la piel de ella, lentamente para añadir a su vez un dedo, dos dedos, tres dedos dentro de su vagina y comenzar a aumentar el placer que estaba disminuyendo poco a poco. Sabia de que no iban a salir hasta que ÉL quedase satisfecho.

Se separó del cuerpo el cual poseía su hermana. Se quedó mirándola, la tumbo bruscamente boca arriba-…Vaya…lo siento…-bufo burlón cuando la miro con una picaresca sonrisa en el rostro, este le abrió las piernas para poder meteré entre las piernas de ella, poner los brazos a los lados y quedarse mirándola fijamente-…Has escogido una de mi gusto querida…-susurro cerca de los labios de “ella” no sabía cómo llamarla en realidad-…No sé cómo llamarte…-dijo algo nervioso, sonriendo para después besarla lentamente, arrastrándola a su vez hacia la cama, con suavidad y terminar sobre ella. La mano de su derecha, se había desplazado hasta uno de los muslos de ella, la otra mano era directamente hacia sus cabellos, unos castaños casi rubios lo decoraban, él llegaba sonriendo, la besaba de nuevo y tumbados en la cama, comenzaba a brindarla aquellas caricias que seguramente echaba Penélope en falta.

por **Brün Rothschild** Jue Nov 07, 2013 4:05 pm

“La esperanza es una cosa buena, quizá la mejor de todas, y las cosas buenas nunca mueren.”
Stephen King

Que traviesa era aquella doncella que sucumbió a la muerte hace unos años, pero solamente lo hacía porque quería alegrarle la vida a la persona que parecía ser la que lo mantenía con vida y cuerda, en aquel mundo, que solamente seria de oscuridad, si no estuviera él, para ser su máxima luz. León era sagrado, su dios, al que debía alabar y obedecer, como el rey de todo lo supremo, no le importaba otra cosa, si no estar junto a él, por eso se esforzaba al máximo, para mantener controlada aquella alma, que luchaba en el interior de ese cuerpo, por el manejo de tal, pero Penélope; gracias a los entrenamientos exhaustivos con su hermano, era un hábil ente y fácilmente lograba poseer el cuerpo de la mujer y hacerlo suyo, ahora cada fibra de aquel cuerpo, la obedecían.

Era una experiencia nueva, las sensaciones que el cuerpo de la dama recibía, eran disfrutadas por ella, era como si de nuevo estuviera viva, ahora podría disfrutar los fluidos corporales de la mujer, provocados por su excitación, por su mente y corazón, que estaban extasiados por la cercanía y el calor del hombre. Lograba encontrar los puntos buenos mientras seguía en aquel acto, que muchos verían como una aborrecida, pero ella, lamia y chupada, con cierta glotonería y desesperación. Los gemidos de León la excitaban aun mas, la mojaban hasta el punto de que los fluidos salieran por si solos, como pequeños hilitos brillantes y trasparentes, que lentamente eran arrastrados por la gravedad.

-Ahg…- tuvo por unos segundos ciertos desesperos, al ser levantada con brusquedad y no sentir oxigeno, para que ese cuerpo siguiera viviendo, de forma instintiva puso sus manos en las manos de León, pero esta pronto la soltó con ferocidad, hacia la cama, mullida y mugrienta, que le pertenecía a la mujer. Fue en tiempo record que vio como aquel hombre se quitaba todo lo que le molestaba y le obstruía seguir con aquella faena. ¿Sexo? Que poco romántico se había oído aquello, pero no le importaba, ninguno de los dos, hacia sido nunca un Romeo o una Julieta, como para esperar palabras bellas y adornadas, aunque dentro de ella, le hubiera gustado, que le demostraba más amor y dulzura, como un premio por todo lo que estaba haciendo, por el solamente por él, pero. ¿Cómo iba a reclamar algo? Si ya estaba boca abajo, siendo posicionada, por antojo divino de su hombre.

¡Volver a sentir el dolor atreves de cada fibra del cuerpo viviente! Era magnifico, una sensación que la extasiaba, aunque nunca podría compararse con lo que se sentiría si verdaderamente fuera su cuerpo, era un aproximado placentero — Ahg… Si!, Me gusta demasiado, quiero mas — gimió como perra, mientras sus nalgas se movían, con cierta molestia, por el calor que tenía en su coño. La sensación de irritación en la piel, la hacía gemir de placer. Todo parecía irse de sus manos, era demasiado como para que ella lo soportara, la lengua de León era habilidosa, por unos segundos, le dio cierta envidia y celos, en pensar quien le habría enseñado a ser tan bueno, mientras ella no estaba junto a él, pero era mejor no pensar en eso, ahora estaba solamente ella y la mujer indicada, que solamente sería un templo, en donde hacer estragos al gusto de los dos. — León, no por dios… — gimió sintiendo los espasmos de su cuerpo, como un orgasmo llegaba al cuerpo de la mujer y ella lo disfrutaba a todo su esplendor, todo por culpa de los movimientos del brujo, que atendía cada una de las partes erógenas de su parte inferior.

Cerró sus ojos, dejando que la parte inferior de su cuerpo se tumbara, pero la inferior, estuviera a lo alto, para que el brujo siguiera en lo suyo, pero fue tumbada boca arriba, como si se tratara de una muñeca a la que había que manejar, sus ojos se abrieron poco a poco, mientras su cuerpo jadeante, aun se recuperaba del orgasmo. Se mordió suavemente los labios, mientras miraba detenidamente los ojos del contrario. Sin decir nada abrió las piernas, dejando que este se acomodara entre ellas. Acomodo bien el cuerpo, mientras se fundían en un fogoso beso, ahora obtenía lo que ella quería, dulzura por parte de un hombre, que le había robado su primera vez, de forma brusca. Sus caderas de movieron para chocar con el sexo endurecido del hombre y gimió al sentirlo como piedra, soltó sus labios. — Amado mio… termina el trabajo… no aguanto más — confeso casi en desesperación, quería sentir aquel gran falo dentro de ella, moviéndose al ritmo que ellos dos marcarían — Marca este cuerpo como tuyo y solamente tuyo, porque los dos hemos decidido que esta será nuestra muñeca perfecta — acaricio su rostro, mientras abría mas sus piernas y atrapaba las caderas de este, con las mismas, entrelazándolas en su nalga, como si temiera que se fuera a escapar en ese momento, pero ella no se lo permitiría, lo podría matar si la dejaba deseosa de su falo.

por **León Braga de Amiano** Sáb Nov 09, 2013 11:33 am

Aquellas suplicas que su hermana le infundiera, eran puro chocolate fundido para sus oídos. No es que le fuera el sadismo, bueno, un poco si le iba, pero con la mujer que tenía debajo de su cuerpo, simplemente no se dedicaría a ser bruto. En los ojos de Penélope, pudo recordar aquella vez cuando le quito con brusquedad su virginidad, pero él estaba desesperado, no sabía por dónde entrarla, la amaba en secreto antes y aun lo sigue haciendo. No iba a ser un demente ahora en la cama, no. Iba a darle a Penélope lo que de verdad quería, sexo raudo con la dulzura presente.

Pensó que se lo debía desde entonces – Penélope, yo mismo te quite lo más preciado aquella noche en aquella biblioteca…-Le fue acariciando el rostro con el dorso de la mano, esta faceta de “Romeo” se la iba a regalar solamente para ella, para ninguna otra mujer más….aunque la verdad, el cuerpo que estaban utilizando podría decirse que era a alguien más. Lo dejo pasar, continúo con sus movimientos de cadera, tentándola con leves roces con su miembro erecto sobre la entrada de su hermana – Pero ahora voy a darte lo que en un día no te arrebate sin pedírmelo apenas…. – Mostró una sonrisa horizontal y medio curvada sobre su rostro, teniendo en cuenta de que era para su hermana.

Comenzando con un beso, en sus labios, fue yendo con lentitud, no tenía prisa alguna, comenzó a besarla sin dejar de acariciar ninguna parte de su cuerpo con esas manos varoniles que habían tocado muchos cuerpos de mujeres, pero simplemente cuando se trataba de Penélope, era diferente, sus manos se volvían deseosas, tensas por no poder acariciar el cuerpo de Penélope, su amada, pero ahora que tenía un cuerpo al que podría poseer, le haría el amor como ella querría que se lo hiciera. No quería repetirse, se lo haría saber. De un momento a otro, las caricias dulcificadas comenzaban a inquietarle pues la paciencia no era de sus muchas virtudes, era un hombre que solamente follaba sin la preocupación de si deja a alguien herido vaginalmente, las caricias fueron descendiendo por todo su cuerpo, sintiendo esa suavidad del cuerpo de la pobretona que habían encontrado para manipular fácilmente.

Seguía arrastrando sus manos mientras sus labios se ocupaban de ir bajando también por su cuello, siguiendo esa pálida piel en la que exploraba con lentitud, siguiendo la estela logró llegar hacia las clavículas que las olio, las lamio lentamente con la punta de la lengua y llevo una mano a uno de sus senos, apretándolo, disfrute para ambos, su lengua ahora se detenía en las aureolas de los senos de aquel cuerpo, comenzando a lamerlos poco a poco, mordiendo los pezones para tirar de ellos lentamente, haciéndola gemir, o eso estaba esperando oír nuevamente de sus labios – Vamos gime….-murmuro sobre su piel.

por **Brün Rothschild** Sáb Nov 30, 2013 4:38 pm

“Para Adán el paraíso era donde estaba Eva.”
Mark Twain

Eran dos almas uniéndose, superando la desdicha del destino, burlando a la muerte y las leyes previstas, por la vida, que habían sido escritas, pero ellos la rompían. El destino había dicho que ellos no podían estar juntos, aun así, lo habían logrado, de una manera retorcida, pero lo habían hecho, habían desafiado al mundo y Penélope estaba feliz con ello, no creía la vida posible sin aquel hombre que estaba al frente de ella, no importaba el pasado, aunque eso era lo que la mantenía atada a aquel mundo material. No perdonaría nunca lo que su padre había querido hacerle, no perdonaría jamás el hecho de que la culparan por la muerte de su madre, aun su corazón sangraba por todas esas heridas que le habían hecho en vida, internas, eso era verdad, su cuerpo no presentaba ninguna marca de violencia, pues nunca la tuvo, siempre caballerosos, miraban con desprecio, sus otros hermanos, hacia hecha, pero nunca mostraban agresión física, hasta que León llego, encontrando en ella algo más que odio.

¿Quién se había fijado primero en ella? ¿León o su padre Leonardo? Que importaba, en ese entonces, ella no podría amar a ninguno de los dos, era ilógico, eran de sangre, el incesto era pecado, pero la mente de Leonardo parecía que se había nublado, solamente le importaba tener alguien quien calentara su cama. ¿Cuál eras las intenciones de León? A veces pensaba que era solamente una forma de vengarse de su padre, una forma de rebeldía. Odiaba a cada uno de ellos, pero al menos uno se había salvado de su amargo odio, bueno no tanto, aun lo odiaba, destetaba a león por lo que podría llegar hacer, pero estaba atada, su amor era mucho más grande, su necesidad de estar frente a frente y demostrarle el amor como la única forma que sabia demostrarlo: Follando.

Que dulce era, aquel cuerpo estaba reaccionando bien, se sentía en el cielo, siendo tocada por él, ya no quería pensar en cosas vanas, se molestaba ella, pero no lo expresaba, se molestaba que le recordara todo lo malo que en vida tuvo que soportar. Negó suavemente, pero el beso la distrajo, encontrar su lengua y juguetear con ella, con paciencia, disfrutando cada parte de ella, su textura y humedad, hacían que lograba mojarse aun mas, volviéndola ansiosa, por sentir el calor proveniente de aquella zona, viva, aun así disfrutaba el tiempo que se estaban tomando para detallar cada caricia y hacerlas especial, no solamente se trataba de sexo, también había algo dentro de ellos, algo tierno que querían expresar libremente.

— Nhg… Leo.. Leon — se le iba su voz, en momentos, con sus ojos entrecerrados veía como sus senos eran estimulados, creciendo, estos crecían, haciéndose dos duras montañas . su cuerpo se movía, buscando el contacto con el otro, lo quería, quería algo más que solamente caricias, su cuerpo lo pedía a gritos, había un calor en su interior que debía ser apagado pronto, si no lo hacía, terminaría vuelta loca, pero su orgullo no le permitía suplicarle más de lo que lo había hecho. ¿Acaso nunca tendría suficiente?

por **León Braga de Amiano** Dom Dic 08, 2013 1:02 pm

Letargos ocupaban la línea del tiempo en el que esperaba algún gemido que proviniera de ella, solamente o seguramente su orgullo estaba haciendo presencia, poniéndose ante ella y no dejarla caer en el ridículo. Para el eso era una estupidez. Estaba con la mujer que amaba, la única de hecho, pero jugaría con ella, oh sí que lo haría-….Gime…-Ordeno firme mirando a su hermana, amada, lo que fuera en ese momento y le levanto las piernas, las rodeo con un brazo para juntar ambas rodillas mientras aun el seguía adentro, comenzando a aumentar aquel ritmo dentro de ella, haciéndola gemir aún más, haciéndola suya...haciendo a ambas de su propiedad ya que estaban con un cuerpo humano de verdad.

Estaban comenzando un ballet, en el que cuando se alzó el telón para dar el comienzo de una bella sintonía de sonidos en el que estaba dispuesto a demostrar si ella también ponía de su parte en cuanto a que gimiera de placer, a que se dejara de llevar a sus movimientos y el placer que él quería darle por sí solo. Estaba frente a una bella mujer la cual tuvo la oportunidad de poseerla aquella noche, con o sin piedad lo hizo, fue para el bien de ambos, como queriendo decirle que con él había empezado su calvario, su infierno en que la tendría entretenida demasiadas veces como para que pudiera respirar a gusto. No le dejaría, ella era de él y él de ella, ella tenía que saberlo de hecho por cómo le haría el amor esa noche en la que estaban comenzando a notar como ambos cuerpos comenzaban a entrar en un éxtasis de libido subido.

-Vamos…-Rio con arrogancia, acercando su cuerpo nuevamente tras haberse alejado varias veces para ver cómo iba su miembro dentro de ella, parecía que iba bien, que no había ningún traspiés en el proceso, las caderas comenzaron a moverse rítmicamente, sintiéndola bien adentro, sus manos se desplazaron nuevamente hacia sus senos en donde también los movía una y otra vez en círculos-…Aahh…-jadeo varias veces, su cuerpo sintiendo que los escalofríos iban siendo más notorios, vio su vello erizarse por la sensación que esta le afligía al cuerpo, sus labios nuevamente estaban sobre los ajenos, sintiendo una suave capa piel rosada que componían los labios que besaba ahora mismo, al ritmo de las caderas chocando contra el sexo de su hermana, hundiendo bien su miembro erecto dentro de ella.

-AAAh Penelope!! –León grito de una manera hostil en aquel momento, pensó que debería tener en cuenta de que era el cuerpo de otra mujer, pero estaba su hermana-..Dios…-Nalgueo con cierta fuerza en el muslo de aquella mujer, casi en el cerca de sus nalgas las cuales agarro de inmediato-…Entro perfectamente….y estas cada vez más húmeda, mi querida puta…-murmura en el oído de aquella mujer que estaban poseyendo, el y ella, de un modo u otro la estaban tomando posesión, acariciaba todo su cuerpo, rio cuando sentía que estaba cerca del orgasmo-…No te libraras de mi esta noche…ni ninguna otra…-mordió con ansias las aureolas de aquel cuerpo, de aquellos senos con fiereza, las mordió con ansias hasta que vio una pizca de sangre, rio, lo lamio y paro en su cuerpo, observándolo y enseguida se dirigió hacia su cuello para poder besarlo, quedarse ahí, marcar ese cuerpo y a su hermana.

por **Brün Rothschild** Mar Ene 28, 2014 10:09 pm

Y ella allí, gimiendo, mientras trataba de mantener sus piernas juntas, por capricho de León, la mujer que había elegido, parecía estar siendo perfectamente controlada, su cuerpo se manejaba bien, Penélope obtenía lo que deseaba, placer y satisfacción para ella y su amado hermano. Para ella lo mas importante era tenerlo contento, no importaba lo que tuviera que hacer, ella lo haría solamente por él, por su ciego y retorcido amor. Aun así, dentro de ella había cierto resentimiento del gozo de su hermano, pues al final de cuentas lo estaba haciendo con una mujer, con otra persona, aunque ella estuviera dentro de esta, sentía cierto vacío, pero no podía arrepentirse, la idea había sido de ella misma, era la culpable de ese sentimiento.

— Ahg, León que bien lo haces — musito entre gemidos y jadeos, mientras el cuerpo felizmente respondia a los estimulos, las cadera se movían, para darle mas placer al hombre. Las mejillas enrojecidas y los labios resecos eran sinónimos del gran placer que estaba recibiendo, sus senos estaban durísimos, se podía sentir al tacto, el tamaño se había incrementado un poco, mientras aun seguían con la rítmica penetración. Podía sentir claramente la hinchason del sexo masculino, que pronto llegaría a su recta final, ella misma estaba llegando. Podría llamarse algo sádica, pero le encantaba el trato que recibia, aquellas caricias y palabras que estaban lejos de ser dulces y romanticas, eran ellas las que lograban excitarla lo suficiente, como para que los fluidos vaginales chorrearan por sus músculos.

Entrecerró sus ojos, encantada de poder sentir la vibración de su orgasmo, mientras aun león seguía estimulándola, con sus penetraciones, las cuales lograban que el orgasmo se intensificara con cada segundo que pasaba. — ¿Uhm..?— de repente todo se detuvo, toda sensación había cesado, no percibida nada, algo la sacaba, la empujaba, era la estúpida que buscaba tener el poder del cuerpo. Salió disparada hacia arriba, saliendo de la carreta, hasta llegar al cielo nocturno — Maldita arpía — mascullo enfurecida de su atrevimiento.

Cuando la mujer abrió los ojos, tenia a león besándole apasionadamente, el orgasmo estaba llegando, solamente podía estremecerse de placer, mientras su lengua jugueteaba con la de el, como si estuviera atrapada en un acto, del cual ya no podía detenderse, sus caderas violentamente seguían moviéndose, como si quisieran terminar de sacarle todo el esperma a Leon y quedar marcada por aquel hombre, aquel idiota que le estaba violando, pero de una manera, diferente a la que hubiera podido pensar. ¿Percibía amor? No lo entendía, tampoco deseaba entenderlo, solo lo disfrutaría. Penelope se había debilitado, debía tener mas cuidado cuando manejara aquel cuerpo, estaba cansada como para volver a ella, se sento cerca, mientras detallaba la compatibilidad de aquellos dos cuerpos, al menos había sido una buena elección, suspiro largamente, mientras esperaba que león llegara al orgasmo, el verlo llegar, el ver como le hacia el “amor” a ella, la llenaba de excitación y de orgullo, pues todo esa energía la provocaba ella, no la mujer, si no la fantasma. — Oh, mi amado, que bello te vez, mientras violas a esa mujer — musito embobada, encantada, hasta se le había olvidado enojarse porque no estaba disfrutando dentro del cuerpo de la mujer.

La joven reacciono, cuando sintió los últimos suspiros y el semen llenándola completamente, arqueo su espalda, mientras se sostenía fuertemente de el, gimiendo, mientras sus caderas aun seguían moviéndose, hasta que todo ceso, solo dos cuerpos agitados, tratando de calmar sus respiraciones. Había sido una buena experiencia, pero, alto, aquello era una vilolacion, un asalto, aunque no recordaba bien como había sucedido. ¿la habría atacado cuando estaba durmiendo? — ¿Quién es usted? — pregunto suavemente, temerosa — Quítese de encima mio. ¿Qué cree que hace? — las lagrimas comenzaron a salir, la histeria apareció, el miedo y la desesperación.

Penelope se apresuro a aparecer, solamente para Leon — Lo siento, no pude controlar mas el cuerpo y me expulso… — la mujer pataleaba, tratando de alejarse del hombre, mientras dentro de ella salía el fluido seminal, que el había plantado — Cállala de una vez… — se quejo el fantasma, mientras daba la media vuelta — ¿Debemos llevarla? ¿La quieres? — pregunto suavemente — Si sientes que esta es la indicada, no lo dudes, pero hazlo ya, antes que haga mas escándalo — beso su mejilla, mientras de reojo miraba a la mujer, quien no podía verla, temerosa, temblando, gritando que se alejara, ella sonrio, parecía un ratoncito asustadizo, hasta bonita se veía, asi de inofenciva, temerosa, destrozada por dentro.

por **León Braga de Amiano** Dom Feb 02, 2014 12:48 pm

León simplemente suspiro, no pasaba nada, ya no podía parar lo que estaba haciendo, tomo a la mujer de las caderas, le dio la vuelta y la embistió nuevamente, poniéndole las manos a su espalda y que se mantuviera con sus hombros, y de nuevo le dio la vuelta a la mujer para poder abofetearla haciendo que finalmente se callara de una vez, dejando atrás todo aquel repertorio de chillidos y ladridos.

-…Recuerda que siempre serás única para mi Penélope….-suspiro-….pero este sería mi regalodebodas para ti…-murmuro terminando dentro de la mujer que lloraba en silencio, este se separó de ella sacando su miembro fuera de aquella vagina de la que había dejado su semilla, golpeo una nalga de la mujer y lentamente se fue acercando al rostro de la desconocida-…..Desde ahora…vivirás con nosotros…-susurro procurando que no se alterase, aunque fallo en eso.

-…Si tenemos suerte, tendremos un cuerpo de alquiler que nos dé un hijo a nosotros…-beso lentamente los labios de aquella mujer, noto como le pego la cara, produciéndole un corte en la frente, noto como le caía un hilo de sangre, pero solamente suspiro. Con un poco de una sábana se fue quitando lo que le hizo -…Penélope… ¿Puedes meterte de nuevo? –Pregunto mientras iba a por sus pantalones, a por su camisa y sus vestimentas de la noche – Joder…-se quejó mientras se sentaba en aquella silla, saco un pañuelo de seda y viéndose en un pequeño espejo fue limpiándose la sangre que ya dejo de salir.

-..Menuda puta que es…-murmuro mirando de reojo a la mujer que estaba echa una bola en aquella cama. Se dirigió hacia Penélope, le tendió sus ropas y esperaba que se vistiera aunque siendo un fantasma no hacía falta de mucho-….Penélope…tenemos correspondencia sanguínea….-susurro-…Pero quiero que tengas todo lo que deseas y de que seas feliz…-beso su frente lentamente, la de aquella mujer que si le correspondía sus sentimientos-…Eres mía…-susurro masajeando su cuerpo hasta que llego a sus nalgas las cuales las apretujo con fuerza, acercándola a él para después susurrarle suspiros para poder hacerla cosquillas, si es que aún mantenía esa cualidad después de muerta-….-Acto seguido se arrodillo-….-la toma de la mano -…..No sé si lo hice antes…pero, ¿te casas conmigo?

Aquellas palabras fueron las que aquella mujer aprovecho para huir de su casa, desnuda pero León enseguida fue tras ella hasta que la atrapo por detrás, tapándole la boca-…Supuestamente esperaba una respuesta, la mejor de todas hasta que te las has tenido que apañar para escapar y arruinar el momento idóneo, el mejor que esperaba….-sonrió con malicia, miraba desde lejos a su hermana-…Tu…te vienes ahora con nosotros…-Y enseguida con su magia, pronuncio aquellas palabras que jamás se había atrevido nadie a pronunciar en mucho tiempo, pero de sus manos salieron varios hilos que lograron adormecer a quien estaba pataleando e intentando escapar de nuevo.

por **Brün Rothschild** Sáb Mar 01, 2014 12:14 am

“Él no está aquí; pero en la distancia comienza el murmullo de la vida, y como un fantasma entre la lluvia rompe el nuevo día sobre las calles desiertas.”
— Alfred Tennyson

No dudaba de él, no se atrevía a hacerlo, para ella León era más que todo, era su razón de existir aun en aquel mundo, del cual ya no pertenecía materialmente, desde hace tres años atrás. Adoraba la agresividad del brujo, le encantaba esa sensación de poder que tenia, aunque estaba consciente que podría ser peligroso, pero para la humana, no para ella que ya estaba muerta, no la podría volver a asesinar, aunque quisiera, era misma agresividad, impulsividad, fueron lo que hizo que en vez de aborrecerlo por haberla violado en la biblioteca, cuando aún estaba viva, eso fue lo que llego a intrigarla y hasta gustarle. ¿Era alguna especie de Sadomasoquista? No lo sabía, nunca se había puesto a pensar, pero tal vez dentro de ella si existiera esa tendencia, que nacía y florecía, como flor en primavera, cuando estaba junto a León.

— No quiero hacerlo — dijo levemente reprochando. Sintiendo muchos celos en su interior, gracias a que ella podría llegar a tener algún hijo de León, cuando ella notablemente no podía, aunque lo quisiera con todo el alma, aun así, no le pareció mala idea, pero su notable malestar se hacía presente, mientras el brujo se vestía. La pobre mujer solamente dedicaba a quedarse quieta, tratando de no mover ni un musculo, con miedo a que pudieran abofetearla o algo peor. El fantasma tomo el vestido que le ofrecía el brujo y sonrió ante sus palabras y su acto pícaro, que la obligaba a reír y a contentarse casi de inmediato, porque todas sus dudas se iban, ella quedaba convencida de que solamente ella era la única para él.

— ¿M-me estas pidiendo matrimonio? — pregunto sin creerlo, cuando se arrodillo, notablemente, con las intensiones, que se esperaría de cualquier persona, excepto tu hermano, pero antes de poder seguir con la escena romántica, la mujer quería aprovecharla para escapar, por suerte león fue más rápido y la atrapo antes de que saliera de la casa, algunos gritos y alaridos salieron de sus labios, lo que hizo que el brujo le tapara la boca, Penélope frunció el ceño, pero luego le causo gracia — No lo ha arruinado del todo —dijo sonriendo — estoy segura que pronto se acostumbrara a ser nuestro medio para ser una familia normal — se acerco a León para darle un beso en la mejilla, uno dulce, tierno, deseaba que trasmitiera aquel “si” que le daba vergüenza vociferar a los cuatro vientos.

¿Cuántas leyes no estarían rompiendo? Pero a ninguno de ellos le importaba, esas se hicieron para romperlas, pisotearlas, retorcerlas, camino, ya vestida hacia la puerta, mientras era seguida por la joven, que gracias a los poderes de León, estaba aun mas obediente, lo que le encanto al fantasma, ahora se dirigían a la casa, aquella gran mansión de los Braga, la cual sería el calabozo, infierno, averno de la joven, mientras que se convertiría en el mismísimo paraíso para los hermanos, los amantes, que sin importa que la muerte se haya presentado, seguían junto, sin importarles mucho la idea de que provenían del mismo vientre materno, de la misma matriz, pero ¿de qué importaba todo eso si ella estaba muerta?

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