Fiesta de las hogueras -Priv-

por **Jasper Lust** Miér Mayo 08, 2013 3:43 pm

-El aroma a la carne parecía flotar en el aire aun cuando una pequeña minoria habia optado por el pescado nadie parecía oponerse a la presencia de etnias distintas, ahora había una fiesta en la que parisinos y gitanos estaban conviviendo juntos, nadie sabe como empezó ni como es que aceptaron pero una muchedumbre de parisinos, en su apogeo todos jóvenes y algún rezagado curioso habían aparecido debido a la fiesta que muchos gitanos hacían, la fiesta de la hogera donde se derrocha comida, donde se baila, se disfruta y claro donde el amor resurge, ahora veía a algunos jovenes gitanos actuar torpemente delante de un grupo de mujeres y no era de extrañar que algunos se hubiesen marchado prontamente pensando en que aquello era una aberración.

Colocó la mano en la nuca y en el bolsillo del pantalón, así sucesivamente ya que acostumbraba a ser de ese modo, cuando algo no captaba su interés, hasta que lo hizo, un hombre atractivo que se veía extranjero, cautivaba a muchas mujeres e incluso hombres, se ajusto el traje, ese traje que antes habia causado la burla ya que los gitanos normalmente no ian excesivamente trajeados, sino todo lo contrario, él, en cambio iba con una camisa blanca y una chaqueta negra con una corbata de un color metálico oscuro con unos pantalones cuya tela se mecía en concordancia con el viento y los movimientos que el gitano realizaba. A pesar del atractivo, nadie se acercaba a él quizás porque generaba esa aprensión, era de primera clase, una clase alta aquello que siempre alejaba a muchas gitanos.

Con cierto cuidado se acercó al hombre en cuestión, él también era un gitano pero era de clase alta asi que sabía comportarse- ¿Lo encuentra divertido? -Preguntó, ahora el espectáculo se centraba en gruesas mujeres que repartían comidas abundantes a todos y causaban risas cuando alguien quería repetir dándoles un buen puñado de comida, los gitanos solian tener reservas, personales y para las fiestas en caso de que tuviesen que traer comida, al final había una abundancia magnifica. Ladeó el rostro hacia las hogeras, unos hombres saltando como ritos de iniciación, siempre se exaltaban los movimientos por amor, calculó el hambre del fuego porque estaba ardiendo, estaba haciendo sentir impotentes a los parisinos jovenes que tenían miedo y que querían impresionar a las damas, pero tambien a los bailes sensuales de las mujeres que robaban el corazón a muchos hombres, se fijo en aquel hombre, era...sin duda hermoso- Me llamo Jasper, ¿usted?