La fiesta privada de... [Priv. Jesko] +18

por **Yuna Rutledge** Jue Feb 07, 2013 7:30 pm

Desanimada. Yo, que siempre me había caracterizado por tener un gran amor a la vida, el grado de optimismo de una persona que ha conocido la muerte. Pero esa noche en especial, era imposible mostrarme entusiasmada. No había tenido compañía desde hacía bastante tiempo, y bien sabía yo que las danzas hasta el amanecer eran placenteras solo con la compañía adecuada. Resoplé por milésima vez. Tal vez el destino fuese noble conmigo al menos una vez y me diera, en bandeja de plata, una gota de euforia.

"Estoy soñando. Esta noche es tan ordinaria y fría que apenas puedo poner un pie delante del otro. ¡Que desdicha! Me siento como un ave al cual le han cortado las alas, o un pez al que han abandonado a la orilla de la playa. Que desagradable sentimiento."

Me sentía caminar liviana, sin rumbo fijo, bajo el cielo despejado de París, donde miles de estrellas se asomaban a contemplar mi terrible aburrimiento. Un establecimiento iluminado y con olor a ron apareció frente a mi, como los espejismos del desierto. ¡Que suerte! No era una malagradecida, por supuesto, me satisfacía la idea de beber aun sin compañía. Sin embargo... al revisar el interior de la bolsa colorida que se amarraba a mi cintura vacía, caí de rodillas, de aquel modo dramático y casi cómico.

- ¡Que injusto sois, Dios! Si estás ahí, es que de verdad me despreciáis.

Mis palabras amargas podían ser suficiente para mandarme al manicomio, pero supuse que ninguno de los transigentes se molestaría siquiera en intentarlo. Me puse de pie a regañadientes, pateando una piedra con los zapatos bordados que solía usar a diario. Tardé un par de minutos antes de decidir entrar, de cualquier manera. Una breve sonrisa de satisfacción me cruzó el rostro al decidir como bebería gratis unos tragos de Vodka sin pagar. Después de todo, me dije con júbilo, nadie moriría por una botella de licor.

Tan solo entrar al local, el olor a tabaco, cerveza y whisky me impactó en la cara. No era una noche acalorada para los clientes frecuentes, deduje al notar que la mayoría dormía con una mano aferrándose a sus tragos. Pobres hombres, su vida debía ser muy difícil para llevarla sin alcohol.

- Una botella de Vodka, por favor... -pedí con aquella sonrisa de "Terminaré por caerte bien". El cantinero, desconfiado, miró mi atuendo; el vestido entallado, ligero de tela y con más colores de los que solían llevar las damas de clase alta. Levantó una ceja y bufó.

- ¿Y tienes dinero para pagar, gitana?

Me mordí el labio inferior, insegura de como proseguir. Sin embargo, el sonido de unos pasos a mi espalda me llamaron la atención, tanto como al astuto camarero.

por **Jesko Blutjäger** Vie Feb 08, 2013 7:54 pm

Otra noche más, serpenteando por las calles parisinas con mi habitual y fingida despreocupación, taladrando con los ojos a los pocos viandantes con que me cruzaba, buscando en su mirada a las criaturas que me fascinaban...

Pero no parecía tener éxito en las calles así que me decidí a entrar en la primera taberna o burdel que encontrase, a probar suerte allí y, de paso, tomar algo, charlar, escuchar rumores... Y así, caminando y eligiendo calles al azar, di con un local atestado de vidas desperdiciadas, alcohol y oportunidades. Pasé con paso confiado, como danzando entre la muchedumbre para lograr llegar a la barra, pero en el camino una colorida damisela llamó mi atención entre tanta gente. De no haber hablado el camarero, habría llegado hasta la barra sin más, pero como la delató, sonreí para mis adentros y pisé con fuerza a su espalda, llegando por fin a la barra.

-Tiene dinero para pagar, sin duda.- A mi voz le siguió el tintineo de unas monedas que desaparecieron rápidamente.-Y una cerveza para mí, bitte-añadí con más dinero.

Mientras el hombre servía, saqué de un bolsillo un pequeño pañuelo y cuando trajo las bebidas, cogí con el pañuelo la jarra de cerveza, fría al tacto. Hice una pequeña reverencia y saludo con el sombrero mientras decía:
-A su salud, Madame... -para dejar la frase inacabada, sonriendo expectante.-Jesko Blutjäger, a su servicio.

por **Yuna Rutledge** Sáb Feb 09, 2013 12:08 am

Al sonido de los pasos se le sumó una voz, lo suficientemente grave para ser masculina. No hubo necesidad de girarme para ver de quien se trataba pues él mismo se sentó a mi lado en la barra; de altura considerable, cabello corto y pulcro, con un atuendo... peculiar. No debía sorprenderme demasiado la peculiaridad en esa taberna, pero había algo en aquel sujeto que no dejaba de inquietarme; su aura era humana, un tanto rígida, pero muy difícil de interpretar. Casi no había oído sus palabras al estar tan concentrada en su apariencia.

- ¿Pagáis por mi? -pensé en voz alta sin darme cuenta.- De acuerdo, o sois una persona estupenda, o aquí hay gato encerrado.

Para cualquier mujer que se considerara a si misma una dama, tal respuesta a una educada invitación hubieran supuesto la vergüenza y la deshonra. Bien, a veces tenía ventajas el no ser considerada una dama por la sociedad. Sonreí de medio lado, como aquellas veces en que un sencillo juego de cartas se convertía en el espectáculo más divertido de la semana; había reto no expresado con palabras en el aire, volando y esperando ser tomado. Cuando el cantinero me ofreció de mala gana el licor, levanté mi copa.

- Si sois quien paga, dejaré que esto sea a vuestra salud. -reí, di un sorbo al vodka, y mientras me movía, el tintineo de mis pendientes y brazaletes se combinaron con el sonido se la copa al volver a la barra. Escuché con una sonrisa el nombre de mi anfitrión.- Un gusto, monsieur Blutjäger. -antes de dar el siguiente trago de exquisito licor seco, levanté mi copa y la acerqué a aquel hombre.- Roham. Tan solo llamadme Roham.

por **Jesko Blutjäger** Sáb Feb 09, 2013 6:13 pm

-Como desee, Madame Roham.-vuelvo a dar un sorbo y me limpio rápidamente el bigote.-En Alemania tenemos un dicho: Geben ist seliger denn Nehmen, es decir, más bienaventurado es dar que recibir. Pero quizá... un momento...

Dicho eso, dejo la jarra en la barra y tanteo el sombrero de copa, dudoso. Frunzo el entrecejo y con un movimiento rápido me destapo la cabeza, luego bajo el sombrero y lo miro arrugando la nariz.
-Ni rastro de gatos.-río suavemente y luego, sonriendo, dejo el sombrero en el regazo.-Y bueno, qué trae a una dama tan colorida y, por ende, intuyo que alegre, a este tugurio? A esto le falta buena música, mozos y mozas de buen ver y más animación... Y oh, si le importuna mi pregunta, elúdala por favor, sólo es curiosidad y una forma de iniciar una conversación amena sin ningún objetivo premeditado.-digo casi sin respirar, fingiendo nerviosismo, para después rematar la cerveza de un trago.

A la vez que la miraba, miraba más allá de su silueta, buscando algún brillo oscuro en las miradas de los clientes, sin mucho éxito, así que siempre volvía lentamente al rostro de la dama. Pero aún tenía curiosidad, y aprovechando lo del felino, hago una última pregunta
-Si me permite una última pregunta... ¿De dónde es el apellido? Simple curiosidad, una vez más. Y como no soy gato, si me mata no volveré mañana, aunque lamentaré no volver a ver sus ojos.-finalizo riendo.

por **Yuna Rutledge** Sáb Feb 09, 2013 6:49 pm

Una sonrisa fue todo lo que me fue robado en el momento en que aquel caballero había citado un dicho alemán, para después traducirlo. Era sabio, y muy bien acomodado para aquellas personas como yo que gustaban de amistades generosas. Sin embargo, cuando acabé mi primera copa, que fue en el momento en que Jesko buscaba a un felino en su sombrero de copa, se me escapó una carcajada fuerte y sonora. ¡Que vergüenza sería reír de esa manera para una dama de clase alta! ¡Y que fortuna no serlo!

- Siempre podría deciros que he venido aquí en busca de ese gato. -me burlé sin malicia aun riendo. La botella de vodka iba en descenso mientras la charla animaba, pero era triste que fuera lo único animado de la taberna. Suspiré ante su curiosidad.- Lo cierto es que estoy acostumbrada al ambiente festivo, pero los últimos días nadie ha querido festejar nada. -le señalé con la mirada al resto de clientes en el bar, cansados y deprimidos.- Es tan triste...

Imaginaba en el fondo que clase de vida llevaban aquellos hombres que buscaban refugio en la bebida. No salían a una taberna para divertirse, sino para olvidar sus penas. Seguramente vivían un matrimonio infeliz, trabajaban por mera necesidad y sucumbían a los placeres de una mujer que no les amaba. Quien sabe. Era siempre un misterio para todos... menos para mi. Yo sabía, con un solo juego de cartas, que les deparaba el futuro.

- La curiosidad mató al gato... o al menos eso decía mi padre. -murmuré ante su última pregunta, bastante divertida de la ironía de otro gato entre mis dichos romaníes.- No conozco la procedencia exacta de mi apellido, me temo. Solo sé que me lo dio mi padre... y él, como yo lo soy, obviamente, era un gitano Romaní.

por **Jesko Blutjäger** Dom Feb 10, 2013 10:12 am

Miro a la clientela mientras habla del ambiente, pero no se me ocurre nada que pueda hacer para animarlo con lo que tengo a mano... excepto mis bromas, las cuales ya han surtido efecto en la primera. Ya no me atraía quedarme ensoñado intentando imaginar, descifrar, qué pensarían los hombres a nuestro alrededor, pero siempre coincidía en lo mismo: al contrario que unos pocos, bebían para olvidar.

-Yo vine aquí por azar, buscaba algo sin saber qué y me encontré con una luz en un tugurio oscuro-murmuro sonriendo, señalando al local con un lento movimiento de la mano libre.-Triste, sin duda, viviendo en semejante ciudad y venir a beber por olvidar, ahogar malos recuerdos... Pero no dejemos que nos contagien. Yo bebo por el puro placer de la cebada bajando por mi garganta, la espuma rozando mis labios, como las criaturas mitológicas bebedoras de sangre...-acabo con un tono misterioso, más grave que antes, para retomar el tono alegre-¿Y vos, Madame Roham? ¿En honor a qué bebéis?-inquiero finalmente, con la jarra en una mano y mirándola a los ojos.

No sólo la miraba por ella sino por valerme de sus reflejos y sombras. El comentario de los vampiros fue intencionado, por supuesto. Quizá ella supiera de alguno, quizá hubiese alguno en la taberna, o alguien conociese algún rumor o fantasía sobre ellos. O quizá, aunque fuera, alguien se asustase al escucharme y diese un poco el espectáculo. Pero esperaba su respuesta mientras preparaba lo siguiente que fuese a decir. <<Planificación y precisión, Jesko>>.

por **Yuna Rutledge** Dom Feb 10, 2013 5:27 pm

Mientras el caballero Jesko hablaba, yo no ignoraba mi bella botella de vodka, que al estar casi vacía, iba dejando en mi cabeza un placentero mareo y en mis mejillas un fuerte color rojizo. Era buena bebedora, y sabía que tipo de bebidas pedir para no hacer estupidez y media. El vodka era mi bebida favorita pues su efecto en mi era refrescante; me reía con mayor facilidad y el animo subía con rapidez. Las palabras de Jesko resonaban en alguna parte de la taberna, y la parte de las criaturas mitológicas me llamó la atención.

Pensé en los licantropos, esas criaturas a las que en realidad nunca había conocido. Su descripción me parecía interesante, pero nunca había tenido el gusto de conocer a uno. Los vampiros, por otra parte, encajaban mejor en la descripción de mi acompañante. Bebían sangre, algunos, de cualquier criatura viva que cruzara su camino, algunos tenían caprichos como las mujeres virgenes, otros se conformaban con animales y otros, mataban por venganzas o bajas pasiones. Eran seres discretos, hijos de la noche que rondaban las calles de parís con elegancia. Si bien había visto a varios en mi vida, solo conocía a uno.

- Lo más probable es que no me creáis... -murmuré con voz ronca, mirándole. Aunque no alcanzaba a estar ebria, tampoco me encontraba en mis cinco sentidos.- Pero hace no mucho me encontré con un vampiro. ¡Os juro que era un vampiro!

No dije nada más, pero levanté la vista al techo, como si este no existiera, como si pudiese ver aun el cielo estrellado. Pensé en esa ocasión, en el miedo que habíamos sentido ambos, el uno del otro. Que momento tan peculiar.
En vez de hablar más de mi experiencia, di otro sorbo a mi copa y sonreí de medio lado.

- Había pensado que pasar el rato sola era mi castigo por ser exigente. -lo miré con cierto reto en la mirada.- Tal vez me he equivocado. Podría ser más divertido y emocionante de lo que pensé.

Hice una pausa, sin decir nada más... y como si fuese un saludo casual, me incliné hacia adelante y planté un delicado beso en los labios de aquel caballero extraño. Que descortesía podía adquirir uno con un poco de vodka.

por **Jesko Blutjäger** Lun Feb 11, 2013 8:45 pm

La mención como de pasada de los vampiros surtió efecto, pero disimulé una mueca de extrañeza y sorpresa al exclamar que había conocido a uno, y luego miró al techo unos instantes, mientras yo no perdía detalle de su rostro. Su comentario podía pasar desapercibido, fijándose en lo que quedaba de vodka, pero por si acaso miré en los reflejos de las botellas tras la barra, en vano. <<Esto promete>> Sin embargo no siguió hablando del tema, aunque no imprevisto. Respondí con una sonrisa y, mientras daba el último trago y planeaba qué decir, me sorprendió con un tema radicalmente distinto a lo anterior, y una mirada a la que respondí sin parpadear.

Parte de mis alarmas se desataron cuando, tras sus palabras, la vi inclinarse, acercándose, pensando que quizá resistiese mejor de lo que esperaba el vodka, que quizá me hubiese descubierto e incluso vigilé los gestos de sus manos buscando un arma en estas. Paranoia que en alguna ocasión me había salvado pero que, en este momento, fue eso, una paranoia.

Tras el contacto con sus suaves labios sonreí mentalmente y, cambiando de táctica, respondí al beso con una sonrisa mientras movía la silla para acercarme más. Con un tono confidencial, en susurros, empecé a hablar, acercándome a cada palabra a su oído.

-Le creo, Madame Roham, mas vigilemos nuestras palabras, nunca sabemos quién las escucha...-acabé por susurrarle al oído, para después seguir, menos serio.-¿Cómo fue ese encuentro? Frío y delicado como la porcelana...-murmuré, besando ligeramente el dorso de su rostro varias veces, delineando la oreja.-¿O fue apasionado y cálido como la sangre que corre por sus labios?-rematé, recorriendo con los labios el camino hasta su boca, donde me separo finalmente, sin abandonar la sonrisa y mirándola fijamente, expectante, una mano en la barra y la otra cerca de sus piernas.

Aquí era donde morían las planificaciones. Estaba bien planificar una caza, pero esto debía de ser y parecer más espontáneo, natural, que el teatro para conseguir información. Sí, cierto, quizá se le escapase algún dato jugoso, pero, mientras tanto, se podría disfrutar de la noche, de conversación y juego; y a día de hoy, preferiría mil veces la colorida calidez de una desconocida a la adrenalina de una persecución y danza con la muerte...

por **Yuna Rutledge** Lun Feb 11, 2013 11:43 pm

Los atrevimientos, en la mayoría de los casos, llevaban a problemas, malos entendidos u ofensas irrepetibles. En ese caso fue algo increíblemente placentero. Susurros confidenciales que rondaban con suavidad sobre la piel de mi rostro, besos que, aunque delicados, eran respondidos por fuertes estremecimientos. Le miré con brillo en la mirada, con esos ojos inocentes que a veces podían meterme en problemas. ¿Sería realmente otro hombre que buscaba una noche entretenida? Si la vida te da limones...

Sus palabras interrogantes me dieron cierta gracia, puesto que pocas personas aceptarían creer en mi historia de como conocí a un vampiro. Sin embargo, al rememorar aquel encuentro, algo me tembló en el pecho. Recordé la piel de porcelana y los ojos oscuros como la noche, y supe que no debía decir más sobre el asunto. Me negué a traicionar a aquella criatura nocturna que tanto me había encantado.

- Es posible que nadie deseara escuchar sobre criaturas nocturnas. -argumenté en voz baja, puesto que desconocía que tipo de persona se interesaría en dicha información.- Sin embargo... no fue un encuentro ordinario. Es todo lo que puedo decirle...

Miré su mano tan cerca de mi pierna y se me cortó la respiración. Quizás fuese el vodka actuando con suma picardía, más la sensibilidad de mi piel resentía el aire frío de la taberna en contraste con el calor que crecía por dentro. Cerré los ojos un momento, sin darme cuenta que mordía mi labio inferior. Que sensación más extraña y problemática.

por **Jesko Blutjäger** Mar Feb 12, 2013 6:16 pm

A pesar del brillo en sus ojos y sus estremecimientos bajo mi tacto, pude notar cualquier dato sobre el vampiro se lo llevaría a la tumba antes que confesármelo. Pero si había desconfianza en ella, debía de haberla en mí. Debía estar ojo avizor a sus palabras, gestos, a todo. La clientela ya estaba descartada como parte de su círculo, por lo que podía centrarme en el juego con ella. Juego de desconfianzas y goces. Así pues, fingiendo interés y valiéndome de experiencias propias y ajenas, seguí:

-La comprendo, Madame, hasta lo más ordinario se convierte en extraordinario con esas criaturas...-no pasó por alto su labio mordido así que aproveché sus ojos cerrados y tomé una de sus manos con delicadeza, con intención de sobresaltarla pero seguí hablando.-Oh, sé bien cómo puede ser un encuentro con semejante demonio...-susurré nuevamente en su oído, besando luego el cuello hacia abajo.-Encuentros que no pasan desapercibidos ni para el alma ni el cuerpo, que incluso dejan huella en ambos...Y mientras reaccionaba, besé su mano, pero dejando los labios sobre una de las cicatrices que se notaban al tacto.

Cicatrices. Podían ser por tantas e innumerables posibilidades... Cicatrices del pasado que podían marcar el futuro... Y he aquí una segunda desconfianza: no debía dejar que, de ser capaz, me intentase leer las manos. No, ni modo. No creía en un destino establecido, sólo creía en la danza de la Vida y la Muerte. ¿Pero y si supiera y se ofreciera? No rompería el juego por una creencia... Y mirémoslo de esta forma... Dijera lo que dijera de mi destino, estoy seguro de quién decide mis pasos, así que será divertido siempre y cuando ninguno defienda su postura y el juego acabe en confrontamiento de creencias. <<¿Qué dije de no planificar mientras conversase con una dama? Tranquilidad, Jesko. ¿Y si de pronto todos los clientes fuesen licántropos y nos matasen? Eso sería divertido de ver>> Estaba nervioso, pero nunca lo admitiría.

por **Yuna Rutledge** Mar Feb 12, 2013 7:18 pm

Al cerrar los ojos, al mantener la vista ajena de la taberna, del caballero Jesko y de todo el mundo, mis otros sentidos se agudizaron al instante. Escuchaba algunas palabras del mismo hombre, que resultaban tranquilizadoras, pues parecía dejar finalmente el tema de los vampiros. ¿O no? Un escalofrío me recorrió la columna cuando sentí su mano sobre la mía, y a pesar de eso, no abrí los ojos; escuché atenta, y sin desearlo, rememoré nuevamente el encuentro tan peculiar. Las palabras suaves del vampiro, los espejos, las lágrimas. No debía decir nada, pero había algo que me incitaba a hacerlo. ¿La bebida? ¿Las caricias? Quien sabe. Abrí la boca para replicar y cambiar de tema, pero entonces la caricia de sus labios siguió a mi cuello, donde pude sentir cientos de nervios vibrando.

Para mi vergüenza, me escuché a mi misma gemir.

— ¿Creéis en los vampiros? —susurré con suavidad. Mis ojos no percibían un aura vampirica, pero sus acciones resultaban casi tan manipuladoras como las de un hijo de la noche. No podía compararle, claro, pero me daba curiosidad su interés. Y mucho por encima de eso, mi propio interés me guiaba a rozar mis labios con los ajenos. — Yo creo en ellos como creo en mi reflejo. Sin embargo... ¿Vos os interesáis en ellos con tanta pasión? ¿Por qué?

Con la impertinencia que me había obsequiado el licor, mordí suavemente el labio inferior del hombre, y una de mis manos se posó libremente sobre su pecho. La charla era interesante y no pretendía darle un punto final, sin embargo, quería disfrutar el momento sin inhibiciones. El asiento de la barra donde me encontraba estaba incómodamente lejos de Jesko, y como último recurso y travesura adicional, bajé de él para luego subir a sus piernas. ¿Me apartaría como la mayoría de los hombres? ¿Consideraría falta de decoro mi comportamiento? Pensé en una forma de averiguarlo.

— Hay algo que me gustaría intentar... —lo miré expectante. — ¿Podría leerle las manos?

por **Jesko Blutjäger** Miér Feb 13, 2013 1:35 am

Me sorprendí a mí mismo al lograr captar su atención nuevamente en el tema, pero no dejaría que eso alimentase mi ego, al menos no de momento para que no se notase, claro. Lo que sí reflejaba mi rostro era una sonrisa al notar cómo se estremecía bajo mis caricias, cómo incluso gemía, algo sumamente vergonzoso para una mujer en público, pero que la dotaba de confianza y originalidad y por ello me atraía aún más.

A su pregunta susurrada, respondí en el mismo tono
-Creo en lo que veo y créame, Madame, que sé lo que he visto...-pude notar su mirada penetrante posada en mí durante unos segundos antes de seguir, mirada a la que aguanté sin pestañear, perdiéndome en el color de sus ojos hasta que me rescató con un ligero roce de labios.-Para mí representan la Vida y la Muerte... Criaturas vivas que se alimentan de vida misma y deciden el destino de aquellos que les satisfacen...-digo en un suspiro, un tanto ido.-Un encuentro con uno que no desee tu muerte puede suponer la entrada en cuerpo y alma en el Paraíso, o el Infierno, durante un breve tiempo...

Volví a mirarla, acercándose de nuevo pero esta vez para morderme el labio inferior, nada más acertado teniendo en cuenta la conversación. Pero algo en sus siguientes gestos me devolvió a lo dicho. Y qué había dicho... "Destino". Había dado pie a lo que pensaba antes... Pero para cuando preparaba algo que decir y hacer, ella tomó la iniciativa y se sentó en mis piernas, donde por acto reflejo la abracé de la cintura suavemente, más con intención de seguridad que nada. Y la pregunta llegó. Actué sinceramente, peinándome el bigote con el pulgar y el índice mientras pensaba.

-Hay tantas cosas que nos gustaría intentar...-empecé susurrando, acariciando su oscuro cabello.-Que nadie debería impedirnos hacerlas.-rematé, ofreciéndole mi mano derecha con un brillo de curiosidad en mi mirada mientras le robaba otro beso donde me tomé mi tiempo para recoger el sabor de sus labios con mi lengua...

por **Yuna Rutledge** Miér Feb 13, 2013 2:19 am

Las respuestas de Jesko Blutjäger estaban resultando poéticas, encantadoras, pero muy poco contundentes. Sabía leer a las personas más allá de sus manos; sus miradas decían mucho, al igual que el tono de su voz y lo que hacían con los dedos. No podía decir que no me gustaran sus caricias, más estaba consciente de que estas ocultaban una segunda intención. ¿Distraerme? ¿Cortejarme? Ya me costaba trabajo pensar más allá de sus besos, que comenzaban a calentar más la piel que el vodka ya se había encargado de sensibilizar.

— Entonces los habéis visto. — reflexioné casi sin voz. Sobre sus piernas, las telas de mis faldas cubrían nuestras piernas de manera confidencial y graciosa. Me había ofrecido para leer su mano, las marcas de un pasado, un presente y un futuro imposible de cambiar. ¿Como sabía que era imposible? Porque la mayoría de las personas a quien les había leído la fortuna, habían intentado cambiarla sin éxito. Todos llegaban a un destino, sin importar el camino que tomasen.

Sin embargo, el destino a veces era dudoso, y el trabajo de nosotros los gitanos dependía de saber interpretarlo con optimismo. Escuché su última oración con una sonrisa casi inocente, atenta a su mirada curiosa. "Tanto que nos gustaría intentar...", ¿acaso se habría dado cuenta del doble sentido que adquirían sus palabras? Yo tenía una idea de lo que quería intentar más allá de la adivinación. Me preparaba para tomar su mano cuando sus labios tomaron los míos con mayor profundidad que la vez pasada. Me sentí sorprendida de la reacción de mi cuerpo al acogerlo con cautela, lentitud, y con mis manos recorriendo su cuello y aferrándose a su cabello pulcro y bien peinado.

— ¿Y que queremos intentar, Monsieur? — le pregunté, separando mi rostro lo suficiente. Mis ojos observaban los suyos sin perder ni un detalle de sus reacciones.

por **Jesko Blutjäger** Lun Feb 18, 2013 4:22 pm

La miré curioso por si me leía el supuesto destino, intentando disimular el nerviosismo de que lo hiciera en la curiosidad y expectación de hacerlo, pero no dijo nada sobre el tema y aparté esos sentimientos rápidamente. Lo de intentar no le pasó desapercibido, así que suspiré y retomé el tema como buenamente pude, reflexionando en voz alta.

-Por ejemplo... Ese hombre de allí quiere intentar llevar dinero a su casa y poder sobrevivir un año más. Sin embargo, aquél otro quiere intentar sacar su negocio adelante. Todos queremos intentar algo.-digo señalándolos con discrección.-Yo, a largo plazo, quiero intentar vencer a la Muerte, poder reírme de ella cuando venga e irme tranquilo...-todo esto mirando a la clientela y al infinito

Pero luego la miro fijamente y atraigo su cuerpo con fuerza, acariciando su espalda y hombros.
-Pero su pregunta, madame, incluía un "nosotros". De vos no me atrevo a discernir qué queréis intentar a largo plazo... mas yo quisiera lograr hechizarla como ese vampiro suyo y devolverle la alegría de la vida.-acabo, para luego besarle el cuello y el mentón.

Ahora me daba cuenta de que mi anterior comentario había sido un tanto indecente. Un error permitido dadas las circunstancias, pero un error en la forma de expresarme solía martillearme la cabeza y maldecirme, ya que podía ocurrir nuevamente pero de forma más grave.<<Pequeños errores llevan a grandes catástrofes...>> Un veloz parpadeo me sirve para volver a centrarme, a mirarla, olvidando la guardia baja y el detalle anterior.

por **Yuna Rutledge** Lun Feb 18, 2013 8:03 pm

Cuando sus palabras fluyeron y comenzó a señalarme a hombres de la taberna, me giré para verlos, atendiendo lo que me decía. Pensé en las horas que debieron haber trabajado, las esperanzas que tenían, los planes que deseaban cumplir o mantener; no era nada extraño, seguramente, pero algo en su modo de vida me sofocaba. Estaba acostumbrada a los golpes de la vida, recompensados con suma libertad y días enteros de música y baile. Sin embargo, la soledad podía ser despiadada.
Las ideas existenciales en aquella conversación sobraban, pero algo que parecía no ser suficiente, era la cercanía entre ambos. Me agradaba la manera en que me pegaba a él, sin exigencias ni compromisos; eramos solo dos personas en una taberna que, al hallar buena plática, habían decidido tentar al otro con pequeñas e inofensivas caricias.

— Tal vez el destino es flexible para nosotros. — argumenté con una sonrisa más bien misteriosa. Sabía lo juguetón que podía ser el futuro, y cuanto gustaba de atormentarnos con su designio caprichoso, pero también sabía el truco para dejarse guiar por la corriente sin ser arrastrado al fondo. — No me agradan los planes a largo plazo. Técnicamente los gitanos desconocemos nuestro propio futuro, pues es confuso para nuestra menta parcial. Sin embargo, no necesito las cartas para saber lo que deseo hacer esta noche...

Aquello último fue dicho casi en un susurro, con los ojos bien puestos sobre su rostro. Era sincera, como siempre. No se me daban bien las cosas a largo plazo, incluyendo mi hogar y mis relaciones personales. No tenía ningún amigo permanente, y mucho menos una pareja. Aun así, me atraían las aventuras de una noche, los juegos y las travesuras peligrosas. Era como un gato travieso que esperaba a su amo transitorio. Y casi ronroneando, rocé mis labios contra el oído de Jesko, mientras mis manos buscaban su diestra. La examiné con meras caricias.

— Y bueno... la única lectura que haré para usted esta noche, es que quizás deba tomar una decisión. Su mano me dice que una exótica mujer aparecerá en una taberna de París y le hará una oferta no muy decente. Vaya que tiene un futuro interesante, Monsieur, no imaginaba que fuese tan popular entre las damas.

por **Jesko Blutjäger** Vie Feb 22, 2013 4:52 pm

Me sorprendía que me siguiese la corriente hablando de cosas abstractas y que no venían mucho a cuento, pero a la vez me agradaba: para mí era algo necesario. No podía ni deseaba separar los pocos mundos en que me movía cómodamente. Así, sinceramente curioso, atendí a lo que dijo de conocer su propio futuro, algo que me llamó la atención, pero que en parte tenía sentido y cierto morbo. Y por supuesto, la última oración, el llamado pie en teatro, a lo que apenas respondí:
-Yo...

Pero su susurro, sus caricias y su cercanía me detuvieron. Escuché expectante y paladeando cada una de sus palabras, deslizando a la par una mano sobre su falda, delineando sus piernas.
-No anda desencaminada...-la atraigo más si cabe, apretando el abrazo y colando la mano bajo la falda, acariciando sus piernas.-¿Sabe a qué se parece la decencia? A un colorido vestido de mujer, censurador de belleza.-finalizo, acariciando sus piernas bajo la falda sin subir más

Después la beso en el cuello, cerca del escote, para subir y tirarle del labio inferior, y a continuación ir a su oreja y mientras la araño ligeramente con los dientes, susurrarle:
-Lo malo de las ofertas indecentes es, sin embargo, el sitio que las rodea...

por **Yuna Rutledge** Sáb Feb 23, 2013 1:26 am

Quien sabe de donde salían las palabras sugerentes, o que dirección tomaba realmente la conversación, que había empezado con un trago gratis. No era una experta, y sin duda no enfrentaba esas situaciones a diario, pero había un bajo instinto que parecía guiar todas mis acciones, añadiendo un suave susurro y miradas lujuriosas bajo un halo de inocencia. Había respondido a mi primera indiscreción con una idea clara, y sin duda sus manos hacían énfasis en sus palabras; el tacto de sus dedos me erizó la piel de las piernas, ahí justo donde volcaba su atención.

Había razón en lo que decía, y es que casi había olvidado al resto de personas que, por muy cansadas que estuvieran, seguían presentes y cada vez más interesados por el espectáculo que se desarrollaba en la barra. Asentí, mordiendo mi labio inferior.

— Tiene razón, y es que este lugar en especial no es lo más indicado. —tras un minuto de silencio, y muy a pesar de lo bien que se sentía su mano en mi pierna, me aparté y bajé de un salto. Sonreí mirando al caballero y finalmente robé su sombrero. — Quizás su sombrero pueda saber donde es el lugar indicado...

por **Jesko Blutjäger** Lun Mar 11, 2013 4:41 pm

No podían pasarme desapercibidas las miradas que se posaban sobre nosotros. Miradas que por un lado me divertían pero por otro me ponían nervioso por lo que pudiera pasar. Lady Roham me dio la razón y se separó, levantándose mientras se llevaba mi sombrero, haciéndome sonreír. Pero antes de seguirla, dejé las suficientes monedas en la barra, susurrándole al camarero Una ronda para todo el bar. Y una habitación, el cual asintió mientras me indicaba una portezuela.

Así, salté de la silla y sin previo aviso cogí en brazos a la mujer mientras intentaba quitarle el sombrero con los dientes.
-Sin duda lo sabe. Este sombrero sabe demasiado sobre mí y lo que me rodea. Y sin embargo, lo necesito.-digo riendo, recordando escenas del pasado.

Abro con una pierna la puerta, busco la habitación y cierro de nuevo con la pierna, para luego llegar a la cama y sentarme en el borde, dejando a Roham sentada de lado en mi regazo, dejando el sombrero a un lado para luego acariciarle la espalda y besarla, tirándole del labio inferior.

-Por dónde íbamos... Ah, sí, ofertas indecentes...-digo riendo para acto seguido cogerla y sentarla a horcajadas, de frente. Abrazándola, acerco mi cara al escote y voy besando hasta la boca, mientras una mano empieza a abrir el vestido y la otra sigue acariciando las piernas, hacia arriba.-Huele endiabladamente bien...-susurro.-¿Sabrá igual o mejor?-río, pícaro, mientras le beso los hombros y las clavículas a la par que voy abriendo y bajando el vestido.

por **Yuna Rutledge** Jue Mar 14, 2013 3:42 pm

No puedo negar que me sentí sorprendida por la fuerza que en realidad tenía aquel caballero; suponía que bajo aquel traje extraño no se escondía nada del otro mundo, pero ahora mi curiosidad se disparaba como el calor una vez que el alcohol se mezclara con mi sangre. Miré sus ojos risueños, y aunque a mi también me daba gracia lo que decía, mi sonrisa se desvaneció. ¿Había pensado lo que haría después de unos tragos? Probablemente no, pero ahora tenía bien claro lo que deseaba hacer con él una vez que estuviesemos a puertas cerradas. Quizás mis mejillas ardieran y mis pensamientos no fueran muy racionales, pero... ¡Qué coño Le deseaba, por una u otra razón, pero de verdad deseaba devorar esos labios y arrebatarle todo rastro de ropa.

En otra mujer, decente o indecente, la noche confería un centenar de oportunidades que, como la mayoría de las mentes femeninas, significaban sentimientos y palabras dulces. Para mi, la noche solo significaba un placer pasajero, un fugaz encuentro que alegraría la mañana siguiente con un erótico recuerdo. Dejando los pensamientos poéticos atrás, lo miré con ojos chispeantes.

— Que palabras tan perversas para un hombre tan refinado. —le comenté como quien no quiere la cosa, sonriendo como lo haría un niño en una confitería. Casi era imposible no reír por sus prisas, pero sería injusto considerando mi propio calor. Le dejé jugar con la blusa color hueso de mi vestido, contenta de no llevar corsé, y acaricié su bien cortado cabello.— ¿Realmente desea saber? Creo que eso tendría que comprobarlo, si bien.... no debería creer que soy una mujer sumisa que no tiene malas intenciones.- entre susurro y susurro, mis piernas y caderas se regodeaban por el cómodo asiento sobre su regazo, rozando a propósito cierta zona entre sus piernas.

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