AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Flores Carmesí [LIBRE +18]
2 participantes
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Flores Carmesí [LIBRE +18]
[Este post contiene violencia sexual, abstente de leerlo si eres menor de edad o podría herir tu sensibilidad]
- Flores Carmesí:
Ella corría a través de la espesura mientras sus sollozos descontrolados rompían la quietud del bosque, ignoraba las espinas que mordían sus delicados pies, o el dolor que yo había puesto en su cuerpo. Escapaba de pesadillas que jamás creyó posibles rogando a su Dios la ayuda que tan desesperadamente necesitaba, un Dios tan sordo como yo era ciego.
Hades la atrapo por la pantorrilla haciendo que soltase un hermoso grito, el dolor en su voz era tan palpable que deleito mi corazón. Esa joven era perfecta en cualquier sentido de la palabra, con pechos llenos pensados para el deleite masculino, pronunciadas curvas para acariciar y un centro tibio donde desahogar cualquier apetito, sin embargo su autentica belleza residía en el golpeteo acelerado dentro de su pecho, su sangre agitada por la adrenalina, el miedo que la convertía en un ser de instintos.
Descubrí que estaba enamorado de cada aspecto de ella, su pobre mortalidad no la dejaría vivir lo bastante para que me saciara de todo cuanto me daba, pero mientras estuviera aquí iba a amarla tan profundamente que la recordaría por la eternidad… o unos días al menos…
Con un gesto mío Ares intervino apoderándose rabiosamente de uno de sus brazos con los que intentaba arañar el lustroso pelaje de su hermano, la monstruosa fuerza de sus mandíbulas casi se lo arranca consiguiendo chillidos cada vez más altos mientras sacudía aquel delgado brazo triturando los huesos del antebrazo. Pero ella era mía y no de ellos, así que silbé para que se alejaran.
- ¿A donde pensabas ir amor mío? – le interrogue mientras me inclinaba junto a ella – No puedes huir de mi – sonreí de la misma manera encantadora que lo había hecho en el salón de baile cuando le pedí que bailará conmigo – No puedo dejarte ir hasta que la música se detenga.
- ¡NO HAY MUSICA! ¡YA NO HAY BAILE! – me grito en un desesperado intento por conseguir quizás algo de clemencia, pero el amor es de esta manera, inclemente, arrebatador y doloroso.
- Es extraño… ya que yo la escucho muy claramente… - cerré los ojos concentrándome en el sonido a pesar de que la vista no era realmente algo que pudiese distraerme – Ahí esta! ¿No lo percibes acaso? Es rítmico y vigoroso – me apresure a desprender la cremallera de mis pantalones, liberando la erección que me había provocado su inútil lucha por la supervivencia – Baila una ultima pieza conmigo.
- ¡¡¡NOOOOO!!! - grito tratando de arrastrarse lejos de mi pero la atrape por las caderas y la penetre desde atrás, ella gimoteo mientras su vagina se apretaba sobre mi miembro tratando de rechazarme, una reacción espontánea de su cuerpo al igual que la sangre con que empezó a lubricar cuando empuje dentro de ella una y otra vez.
Le concedí una breve tregua cuando me detuve para girarla, apenas el tiempo justo y necesario para ponerla sobre su espalda y volver a hundirme en la calidez de su cuerpo. Mis colmillos estaban extendidos al máximo, doloridos de deseo de participar de aquel festín, así que me incline mordiendo golosamente uno de sus senos, hundiendo tan profundo mis dientes que poco faltaba para cercenárselo.
Ella grito mientras jalaba mis cabellos tratando de apartarme, sus uñas rasguñaban mi rostro incapaces de causarme más que leves molestias. Ahora era mía para poseerla hasta que su música se apagara.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
La vida le había dado algo interesante para ir a pasar las horas que quedaban en el reloj, aquel reloj que hacia tic-tac pero ella no podía sentir los minutos que el proclamaba que habían pasado, era una lástima, años atrás se había sentido terriblemente abatida, pero en esos momentos, para su mente no había tiempo a la tristeza, la sed la dominaba, era como una bestia, con aquellos ojos impregnados de un deseo incontrolable de sangre, todo por el capricho de ella, todo por el deseo que la mantenía viva. No podía quejarse, amaba su condición, amaba la forma en que en esos momentos era, una hermosa vestía, que disfrutaba beber de la sangre de una forma tan lujuriosa que se podría comprar con hacer el amor sin contacto, era un frenesí que no podría explicar a algún simple mortal.
Varios hombres cayeron en su trampa de mujer ansiosa por un miembro bien notado, muchos hombres sucumbieron luego de unas sesiones amorosas que terminaron en unos cuerpos sin vida y además nada complacidos pues ella no había abierto las piernas para nada, solamente había jugado con ellos hasta que sus labios habían tocado sus varoniles cuellos. Simples hombres, sin nada bueno que aportar, ya llevaba dos en sus hombros, muertos que dejaba en un lugar del bosque, su antiguo amante le había enseñado a enterrar los cuerpos, la comida debía respetarse. –Polvo al polvo- dijo ella sonriendo ampliamente. Hizo una extraña oración, le dio gracias a la madre tierra por haber proveído para que aquellos dos hombres hubieran sido como eran y ahora se los entregaba en forma de agradecimiento.
Cuando termino, se dio cuenta que el lugar no estaba del todo tranquila, alzo su mirada, su vestido negro estaba algo ensuciado en las puntas, tenía un corsé con algunos pocos detalles y unas mangas largas que le protegían de las miradas curiosas sobre la palidez de su cuerpo, pero en ese momento la palidez era historia. Su cabello rubio caía por sus hombros y su rostro algo fruncido le dedicaba una mirada a lo que tal vez sería una obra de arte divina. Era una bestia, uno de los suyos jugando como felino con una de sus presas. Noto que tenía dos animales, era algo extraño de los vampiros llevar alguna mascota, pero parecía que estos estaban bien entrenados, no quería molestarlo, así que salto a uno de los arboles más altos y se quedo contemplando aquella función que la obra de la vida le había dado la oportunidad de apreciar.
Como siempre, la joven gemía, se resistía a los deseos de su captor, pero este no la dejaba en paz y además de torturarla con notables mordidas en sus extremidades, la comenzaba a violar… ah bueno una pequeña diferencia entre ellos, ella prefería jugar, crear aquel ambiente erótico para luego apagarle las luces sin que a ella la hubieran tocado, pero este hombre realizo lo diferente, la estaba violando y a Kristina le parecía una obra de arte, cada movimiento entre ellos era simplemente fantástico, se atrevería aplaudir, pero no quería molestar la atmosfera que había en ese lugar.
Varios hombres cayeron en su trampa de mujer ansiosa por un miembro bien notado, muchos hombres sucumbieron luego de unas sesiones amorosas que terminaron en unos cuerpos sin vida y además nada complacidos pues ella no había abierto las piernas para nada, solamente había jugado con ellos hasta que sus labios habían tocado sus varoniles cuellos. Simples hombres, sin nada bueno que aportar, ya llevaba dos en sus hombros, muertos que dejaba en un lugar del bosque, su antiguo amante le había enseñado a enterrar los cuerpos, la comida debía respetarse. –Polvo al polvo- dijo ella sonriendo ampliamente. Hizo una extraña oración, le dio gracias a la madre tierra por haber proveído para que aquellos dos hombres hubieran sido como eran y ahora se los entregaba en forma de agradecimiento.
Cuando termino, se dio cuenta que el lugar no estaba del todo tranquila, alzo su mirada, su vestido negro estaba algo ensuciado en las puntas, tenía un corsé con algunos pocos detalles y unas mangas largas que le protegían de las miradas curiosas sobre la palidez de su cuerpo, pero en ese momento la palidez era historia. Su cabello rubio caía por sus hombros y su rostro algo fruncido le dedicaba una mirada a lo que tal vez sería una obra de arte divina. Era una bestia, uno de los suyos jugando como felino con una de sus presas. Noto que tenía dos animales, era algo extraño de los vampiros llevar alguna mascota, pero parecía que estos estaban bien entrenados, no quería molestarlo, así que salto a uno de los arboles más altos y se quedo contemplando aquella función que la obra de la vida le había dado la oportunidad de apreciar.
Como siempre, la joven gemía, se resistía a los deseos de su captor, pero este no la dejaba en paz y además de torturarla con notables mordidas en sus extremidades, la comenzaba a violar… ah bueno una pequeña diferencia entre ellos, ella prefería jugar, crear aquel ambiente erótico para luego apagarle las luces sin que a ella la hubieran tocado, pero este hombre realizo lo diferente, la estaba violando y a Kristina le parecía una obra de arte, cada movimiento entre ellos era simplemente fantástico, se atrevería aplaudir, pero no quería molestar la atmosfera que había en ese lugar.
Kristina Luxemburg- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
Muchos vampiros ahogaban a sus victimas en placer, las seducían con su sobrenatural belleza, les regalaban palabras galantes, frías caricias perfeccionadas a través de la experiencia y el tiempo, todo a fin de darles un pasaje tranquilo al otro mundo, obteniendo entrega y toda la adoración de la que un mortal es capaz, enviándolos sin que apenas lo notarán directo a los brazos de la muerte. En cambio yo lo prefería de este modo, que se fueran gritando y maldiciéndome, sentir su rabia, impotencia y odio, pero principalmente su temor, un temor tan profundo que el eco de aquel sentimiento terrible fuese capaz de vibrar a través de mi, agitando una parte casi olvidada.
Hades y Ares se pusieron alertas empezando a gruñir, también había percibido “algo” observándonos, un algo mucho más grande que una ardilla por lo que pude captar a través del murmullo de las hojas. Sea lo que fuese, tendría que esperar, la dulce Madeleine estaba cercana a acudir al encuentro de su creador y hubiese sido inapropiado no despedirla adecuadamente.
Deje su pecho mutilado bombeando con mayor ímpetu, haciendo que su cuerpo se meciera sobre el terreno irregular y el lecho de hojas secas. Eran tan débiles sus sollozos ahora, la fuerzas casi la abandonaban del todo pero luchaba contra la inconciencia quizás en la ingenua creencia de que si no se rendía al sopor sobreviviría en cuanto hubiese satisfecho mis necesidades con su cuerpo.
Acaricie su rostro sin dejar de penetrarla, deseaba conocer su aspecto para recordarla cuando no fuera más que humus alimentando al bosque. Me hice una imagen mental de su aspecto, relieves desprovisto de color que atesoraría junto a tantos otros rostros que había tomado para mi, Madeleine viviría inmortalizada en mi memoraría, amada por siempre cada vez que evocara su sabor.
Bese sus labios con rudeza, mordiendo la delicada carne de los mismos, arrancándolos con mis dientes para penetrar dentro de su boca que me dio la bienvenida con otro de sus dulces gritos. Su lucha se reavivo mientras desgarraba su lengua y bebía directamente de su cavidad su aliento y su sangre.
Bebí de ella hasta que el último de sus latidos, la música finalmente se había detenido en un final glorioso que hizo que me corriera en sus entrañas aun tibias. Le di un ultimo beso delicado sobre sus dientes expuestos y me incorpore guardando mi miembro en el pantalón antes de ocuparme de sacudir la tierra, hojas y otras inmundicias de mis prendas.
- Fisgonear es de mala educación – dije en voz alta, buscando en mis bolsillos algún pañuelo con el cual limpiar la sangre de mi rostro.
Hades y Ares se pusieron alertas empezando a gruñir, también había percibido “algo” observándonos, un algo mucho más grande que una ardilla por lo que pude captar a través del murmullo de las hojas. Sea lo que fuese, tendría que esperar, la dulce Madeleine estaba cercana a acudir al encuentro de su creador y hubiese sido inapropiado no despedirla adecuadamente.
Deje su pecho mutilado bombeando con mayor ímpetu, haciendo que su cuerpo se meciera sobre el terreno irregular y el lecho de hojas secas. Eran tan débiles sus sollozos ahora, la fuerzas casi la abandonaban del todo pero luchaba contra la inconciencia quizás en la ingenua creencia de que si no se rendía al sopor sobreviviría en cuanto hubiese satisfecho mis necesidades con su cuerpo.
Acaricie su rostro sin dejar de penetrarla, deseaba conocer su aspecto para recordarla cuando no fuera más que humus alimentando al bosque. Me hice una imagen mental de su aspecto, relieves desprovisto de color que atesoraría junto a tantos otros rostros que había tomado para mi, Madeleine viviría inmortalizada en mi memoraría, amada por siempre cada vez que evocara su sabor.
Bese sus labios con rudeza, mordiendo la delicada carne de los mismos, arrancándolos con mis dientes para penetrar dentro de su boca que me dio la bienvenida con otro de sus dulces gritos. Su lucha se reavivo mientras desgarraba su lengua y bebía directamente de su cavidad su aliento y su sangre.
Bebí de ella hasta que el último de sus latidos, la música finalmente se había detenido en un final glorioso que hizo que me corriera en sus entrañas aun tibias. Le di un ultimo beso delicado sobre sus dientes expuestos y me incorpore guardando mi miembro en el pantalón antes de ocuparme de sacudir la tierra, hojas y otras inmundicias de mis prendas.
- Fisgonear es de mala educación – dije en voz alta, buscando en mis bolsillos algún pañuelo con el cual limpiar la sangre de mi rostro.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
Los animales eran buenos, sabían cuando la presencia de otro sobrenatural estaba cerca, ella sentada en aquella fuerte rama, que podía soportar bien su peso, balanceaba sus piernas de un lado a otro mientras miraba sin descaro alguno, escucho la voz del otro y rio suavemente -Creo que ya nosotros podemos hacer lo que queramos- dijo ella mientras de un salto bajaba hasta el suelo, su vestido marrón pareció bailar con el viento, mientras que ella se lo acomodaba, no le gustaba mucho aquellas vestimentas, pero era lo que debía utilizar para ser una dama respetable y atractiva. Su corsé era delicado, perfecto para su figura, mostraba unos exquisitos senos que se aproximaban y veían apretados, pero ella estaba muerta aquello no le importaba mucho…
Ladeo su cabeza para ver el rostro contorsionado de la victima de aquel hombre y se relamió los labios, para luego suspirar, bueno la debía envidiar había muerto de buena forma, aquel pensamiento la hizo reír un poco -¿Como esperabas que me fuera cuando me has dado un espectáculo de cinco estrellas?- dijo ella con su voz en un tono algo emocionado. Para ella el se había convertido en un artista que sacaba lo más bello de lo grotesco que era una violación.
Desde joven había sido ella algo pecaminosa, hasta su hijo había sido un engaño a su esposo muy mayor que ella y luego de ser madre nada cambio, seguía con los mismos placeres de llevar hombres a la cama sin prestar mucha atención a lo que decían los otros, aunque ella no daba de que hablar pues era demasiado cuidadosa con sus tretas. Miro a los animales y sonríe levemente, era unos buenos compañeros, se podía ver lo apegados que estaban a su dueño, entrecerró sus ojos, bueno ella nunca había tenido compañía de ese modo. -¿Por qué tienes a esos canes?- pregunto señalándolos a los dos –Son hermosos… debo admitir, pero creo que te hace un vampiro extraño que te gusten ese tipo de compañía- que irónico, no le hacia un hombre extraño lo que había hecho con la mujer, si no, el que tuviera perros acompañándole, Kristina siempre se había considerado alguien que se concentraba en los mas mínimos y en ocasiones irrelevantes detalles.
Ladeo su cabeza para ver el rostro contorsionado de la victima de aquel hombre y se relamió los labios, para luego suspirar, bueno la debía envidiar había muerto de buena forma, aquel pensamiento la hizo reír un poco -¿Como esperabas que me fuera cuando me has dado un espectáculo de cinco estrellas?- dijo ella con su voz en un tono algo emocionado. Para ella el se había convertido en un artista que sacaba lo más bello de lo grotesco que era una violación.
Desde joven había sido ella algo pecaminosa, hasta su hijo había sido un engaño a su esposo muy mayor que ella y luego de ser madre nada cambio, seguía con los mismos placeres de llevar hombres a la cama sin prestar mucha atención a lo que decían los otros, aunque ella no daba de que hablar pues era demasiado cuidadosa con sus tretas. Miro a los animales y sonríe levemente, era unos buenos compañeros, se podía ver lo apegados que estaban a su dueño, entrecerró sus ojos, bueno ella nunca había tenido compañía de ese modo. -¿Por qué tienes a esos canes?- pregunto señalándolos a los dos –Son hermosos… debo admitir, pero creo que te hace un vampiro extraño que te gusten ese tipo de compañía- que irónico, no le hacia un hombre extraño lo que había hecho con la mujer, si no, el que tuviera perros acompañándole, Kristina siempre se había considerado alguien que se concentraba en los mas mínimos y en ocasiones irrelevantes detalles.
Kristina Luxemburg- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
El dulce y delicado timbre de una voz femenina, si bien personalmente no hacía distinciones entre hombres o mujeres tenía que admitir que había un algo mucho más satisfactorio en hacer gritar a una mujer, en especial cuando poseía una voz tan adorable, sin embargo su presencia no era igual a la de un mortal, no había latidos, o respiración y de la altura de la cual se arrojo tampoco hubiese sido posible un aterrizaje tan delicado si ella fuese una humana común y corriente. Por mucho que me hubiese gustado continuar las festividades había una única norma que me enseño mi sire y había respetado desde entonces “Jamás atacar primero a otro inmortal”, mi padre me enseño una lección distinta cuando aun era mortal “El que golpea primero, golpea dos veces”, si bien su lección era bastante practica, la de mi maestro me había permitido convivir con otros inmortales sin que estos interfirieran en mis asuntos y prefería que continuase de ese modo el tiempo que durara mi estancia en Paris.
- Estos chicos – dije extendiendo mis manos a los costados haciendo que mis canes dejaran de gruñir y pusieran sus cabezas a mi alcance para que las acariciara – son más que compañía, son mi familia – sonreí indiferente al aspecto poco encantador que la sangre de Madeleine debía darme – Ares – dije inclinándome y atrayendo hacia mi al mismo abrazándolo por el cuello – y Hades – atrayendo al otro can de igual modo – si fuese posible el convertirlos serían mis hermanos y mis hijos en la eternidad – palmee sus musculosos lomos dejándolos ir para que pudiesen reclamar su propio trozo del festín.
Ambos se enzarzaron con el cuerpo aun tibio de Madeleine, empezando por su vientre, el cual abrieron a mordidas mientras engullían carne y piel regando sus intestinos fuera. La compañía de mis perros no sólo amenizaba el tedio, ellos eran mis ojos, mis guardianes y mis cómplices, acostumbrarlos a la carne humana resulto útil a la hora de cubrir mi rastro, mis victimas acababan pareciendo los restos de la cena de algún animal salvaje, dejar sus cuerpos en el bosque ayudaba a que fuese lo que dedujera cualquiera que llegase a tropezar con ellos, así evitaba ponerme en la mira de los cazadores de vampiros e inquisidores a pesar de mi apetito voraz.
- Lamento no haber dejado siquiera un trago para usted, no ha sido caballeroso de mi parte, pero era tan dulce la joven Madeleine que no pude contenerme – me incline levemente haciendo una reverencia – Soy Colin, su vasallo hasta el alba – me presente.
- Estos chicos – dije extendiendo mis manos a los costados haciendo que mis canes dejaran de gruñir y pusieran sus cabezas a mi alcance para que las acariciara – son más que compañía, son mi familia – sonreí indiferente al aspecto poco encantador que la sangre de Madeleine debía darme – Ares – dije inclinándome y atrayendo hacia mi al mismo abrazándolo por el cuello – y Hades – atrayendo al otro can de igual modo – si fuese posible el convertirlos serían mis hermanos y mis hijos en la eternidad – palmee sus musculosos lomos dejándolos ir para que pudiesen reclamar su propio trozo del festín.
Ambos se enzarzaron con el cuerpo aun tibio de Madeleine, empezando por su vientre, el cual abrieron a mordidas mientras engullían carne y piel regando sus intestinos fuera. La compañía de mis perros no sólo amenizaba el tedio, ellos eran mis ojos, mis guardianes y mis cómplices, acostumbrarlos a la carne humana resulto útil a la hora de cubrir mi rastro, mis victimas acababan pareciendo los restos de la cena de algún animal salvaje, dejar sus cuerpos en el bosque ayudaba a que fuese lo que dedujera cualquiera que llegase a tropezar con ellos, así evitaba ponerme en la mira de los cazadores de vampiros e inquisidores a pesar de mi apetito voraz.
- Lamento no haber dejado siquiera un trago para usted, no ha sido caballeroso de mi parte, pero era tan dulce la joven Madeleine que no pude contenerme – me incline levemente haciendo una reverencia – Soy Colin, su vasallo hasta el alba – me presente.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
Detrás del silencio…observo la escena
el instinto asesino penetra en mis venas
los celos me inundan, la furia me invade
estás complacida, conoces mis debilidades.
—Pasión y lujuria detrás del silencio
el instinto asesino penetra en mis venas
los celos me inundan, la furia me invade
estás complacida, conoces mis debilidades.
—Pasión y lujuria detrás del silencio
Lo escucho atentamente mientras miraba a los dos canes que parecían muy bien entrenados, aquello le hizo sonreír levemente, pues se veía una energía cálida y agradable entre ellos, aunque se podía ver en sus ojos que no eran aptos para un humano común, pues como vampiro lo había criado con otra forma de ser. Que divertido fue para ella ver como aquellos dos grandes y hermosos animales de pelaje negro iban hacia el cuerpo de la doncella para destrozarlo como bestias que era, Kristina ladeo su cabeza levemente, mientras como una niña curiosa miraba a aquellos animales desgarras de forma artesanal el cuerpo de la mujer, comenzando por su vientre, abriéndolo como capullo de flor, el cual tenía un tinte rojo vivo.
-Qué gran espectáculo- susurro mientras juntaba sus manos, entrelazando sus dedos mientras una sonrisilla macabra aparecía en sus labios, el hombre le agradaba, era inteligente, había enseñado a sus compañeros a disfrutar sus restos, algo que ayudaba para cubrir sus huellas con facilidad. Volvió su rostro al de el cuándo lo escucho hablar, su voz había sido aun más atrayente que los gruñidos que los animales daban al azar cuando veían que su compañero tal vez abusaba de su confianza. Kristina negó suavemente, moviendo su mano en signo de que no le importaba aquello, además era su presa, no la de ella, luego volvió a poner sus manos en la misma posición que las tenias. Su cuerpo se mecía de un lado a otro, como si fuera arrullada por los sonidos de la noche, que estaban compuestos por los gruñidos de aquellas bestias perrunas que acompañaban al demonio mayor.
-¿Vasallo?- susurro con un tono de leve inocencia, para luego sonreír pícaramente-nunca he necesitado uno, creo que soy uno de aquellos seres que prefieren estar solos- entrecerró sus ojos mientras, con lentitud su sonrisa bajaba hasta formar una pequeña mueca que no distorsionaba su rostro –Digamos que la vida, cruelmente, me ha enseñado que es mejor estar sola…- podría recordar muchas cosas en ese momento, pero ya estaba cansada de hacer aquello, así que se alzo de hombros, para luego alzar la mirada y quedarse observando con detenimiento el señor que estaba al frente de ella, a su hermano de don, a su compañero de noche.
-Pero por haberme dado tan buen espectáculo, lo aceptare gratamente- rio sumamente. Noto que no se había presentado, se inclino un poco, cerrando sus ojos y bajando la cabeza en forma de respeto, pues el aura que desprendía aquel hombre le indicaba a ella que podía ser mayor en edad que su persona –Kristina…- dijo al fin en un susurro audible para el vampiro. Su cuerpo rápidamente volvió a erguirse para quedar viendo detenidamente como los animales terminaban de deformar el cuerpo de la dama, si seguían así, sería prácticamente imposible reconocerla, que gran susto se llevaría el que encontrara el cuerpo, le hubiera gustado poder ver la reacciones de las personas, pero sabía que era imposible.
-Veo que tenemos algunos gustos parecidos…- dijo sin mirarle, pues estaba concentrada en el cuerpo que poco a poco era deformado por los dientes desesperado de los canes por arrancar carne de sus entrañas y músculos. La mujer se relamió los labios al ver la sangre, sangre que salía para caer en las mandíbulas de los perros –También me gusta jugar… el sexo y la sangre ¡Dios…! Una combinación celestial- dijo ella con emoción en su voz, se podía ver como sus mejillas se encendían con solamente pensar en eso, su cuerpo se excitaba y su sed afloraba, nunca se cansaría de las dos cosas. El vino y la comida habían perdido el sabor para ella, pero el sexo, el miembro de un hombre dentro de ella, nunca perdería sentido.
Kristina Luxemburg- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
- Kristina – saboree su nombre guardándolo en mi memoria por si me resultara de utilidad, normalmente sólo me preocupaba de recordar el de mis victimas o mis futuras victimas, poniéndoles una etiqueta a cada voz, sabor y textura que mis sentidos sanos me obsequiarán, pero aquella mujer parecía especial, su ausencia de miedo o asco me decía bastante de su personalidad. – Debo decir que no todas las noches tengo la dicha de encontrar alguien capaz de apreciar mis hábitos – sonreí atrapando en la brisa una hoja al caer antes de moverme velozmente a su lado para acariciar la piel desnuda de sus hombros con la quebradiza hoja – me hace sentir deseos de… - tome una onda respiración de su aroma femenino, vestigios de jabón y alguna esencia sobre su piel – mancillar su cremosa piel – complete introduciendo entre los apetecibles montículos que eran sus senos la hoja.
Una parte de mi grito y araño cuando le di la espalda y llame a mis perros con un silbido, deseaba reclamarla, romper aquella aura de calma, penetrar en lo recóndito de su cuerpo y alma para imprimir una marca de dolor y miedo que fuera indeleble en su existencia inmortal.
”Colin” fruncí el ceño ante aquella fantasmagórica voz en mi cabeza, suave pese a su entonación masculina, tan espectral que podría cualquiera pensar que hablaba con un espíritu ”Existen limites que nunca debemos violar”, un recordatorio innecesario, siempre había respetado los limites, ningún inmortal había sufrido en mis manos a menos que me hubiese agredido de antemano. Chasquee la lengua, las lecciones de mi maestro fueron tan escasas como valiosas, sin embargo había veces en que realmente las detestaba.
- La sed… es infinita – dije a nadie en particular, riendo luego con un sonido tan fuerte que incluso mis canes gimotearon apartándose de mi vacilantes – Kristina… le apetecería acompañarme a cenar? – interrogue extendiendo una mano en su dirección – hay un bocadillo, un dulce entre los dulces, que estaba reservando para una ocasión especial, me inclino a creer que este encuentro merece ser conmemorado, no siempre se puede conocer a una diosa de la muerte con su belleza y encanto.
Una parte de mi grito y araño cuando le di la espalda y llame a mis perros con un silbido, deseaba reclamarla, romper aquella aura de calma, penetrar en lo recóndito de su cuerpo y alma para imprimir una marca de dolor y miedo que fuera indeleble en su existencia inmortal.
”Colin” fruncí el ceño ante aquella fantasmagórica voz en mi cabeza, suave pese a su entonación masculina, tan espectral que podría cualquiera pensar que hablaba con un espíritu ”Existen limites que nunca debemos violar”, un recordatorio innecesario, siempre había respetado los limites, ningún inmortal había sufrido en mis manos a menos que me hubiese agredido de antemano. Chasquee la lengua, las lecciones de mi maestro fueron tan escasas como valiosas, sin embargo había veces en que realmente las detestaba.
- La sed… es infinita – dije a nadie en particular, riendo luego con un sonido tan fuerte que incluso mis canes gimotearon apartándose de mi vacilantes – Kristina… le apetecería acompañarme a cenar? – interrogue extendiendo una mano en su dirección – hay un bocadillo, un dulce entre los dulces, que estaba reservando para una ocasión especial, me inclino a creer que este encuentro merece ser conmemorado, no siempre se puede conocer a una diosa de la muerte con su belleza y encanto.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
El porte que tenía el hombre, quien estaba en esos momentos al frente de ella, le parecía atractivo, elegante, siempre con aquel aire de peligro recorriendo toda su aura. Se alzo de hombros, solamente un poco, mientras situaba sus brazos debajo de sus deliciosos y bien contorneados senos, cruzándolos y haciendo que estos descasaran un poco. Entrecerró sus ojos cuando sintió como la brisa se movía de forma suave y cautelosa, como sabiendo que aquellos dos inmortales estaban asechando y que tan peligrosos eran, pero el viento no debía preocuparse, estaba más que seguro siendo lo que era, un elemento que se puede sentir, mas no ver. Delicadamente la hoja marchita por la estación queda rozando la piel aun coloreada de la vampiresa, ella apenas lo sintió como un leve cosquilleo, agradable, nada molesto. Lo único que hizo fue sonreír, no deseo reír, aunque de cierta forma las ganas no faltaban, pero solamente delineo una sonrisa en sus labios, pintándola con dedicación, para brindársela al pícaro vampiro que había puesto aquel regalo entre sus preciadas gemelas.
Con su mano saco la hoja que descansaba feliz entre sus senos, con los dedos, delicadamente las sostuvo, como si se tratara de un preciado regalo –Lo siento… pero creo que ya he sido corrompida, lo suficiente, como para romper las reglas que nos han puesto…- dijo con una sonrisa amplia, picara y realmente retadora en su rostro mientras dejaba caer la hoja al suelo, la cual delicadamente, como si estuviera en una danza, bailaba con la boca brisa que había para luego llegar a su destino, el húmedo suelo…
-Creo que me está dando un trato especial…- concluyo ella con una mirada algo perdida. Estaba mirando a los canes que cuando el otro había silbado habían llegado sin menor retardo a su lado, les sonrió con dulzura mientras su rostro se ladeaba un poco, como si se tratara de una niña inocente que nunca había visto a dos pares de perros. Noto que ellos mismos se extrañaban de su mirada, aquello le hizo reír suavemente. Llevo una de sus manos a sus labios mientras una risilla infantil salía de sus labios. Se inclino luego, sin importarle mucho la suciedad que podría agarrar la falda de su apretado vestido. -¿Han probado la sangre de un inmortal perrunos?- le pregunto con curiosidad mientras los animales parecían inseguros de acercarse a ella. La mano aun cerca de su mano, se quedo esperando una buena señal de los perros, aunque la atacaran, no le harian mucho daño.
Había bebido de varios vampiros, se podría decir que le gustaba aquel líquido prohibido, era como uno de los licores más escasos, añejos y exquisitos que alguien podría probar y entre más antiguo mejor era el sabor. Se relamió un poco sus labios, sintiendo como la sed llegaba a su garganta o tal vez era también por la invitación de aquel hombre de cenar… ¿sería una cita tal vez?... aquello le podría producir gracia, pues solamente utilizaba a los hombres para follar y dejarlos muertos antes de que llegaran a la cima del orgasmo, tal vez era vez sería diferente. deseaba extender su mano, con aquella fuente naciendo de su palma, para crear un pequeño charco de sangre y que así uno de ellos, se aproximara y probara aquel liquido carmesí, solamente eso quería saber, pues la vampiresa era curiosa y quería saber que era lo que podría ocurrir cuando ellos lo ingiriera.
Alzo la mirada -Lo siento, espero que no te molestes, pero me ha dado curiosidad- le sonrió ampliamente -¿le das de probar tu sangre?- pregunto ladeando la cabeza –Se harán más resistentes, son como nosotros, aunque no se conviertan, la sangre de vampiro tiene algo extraño- se levanto dejando a los cachorros, pues eso eran para ella, mirándole con aun más confianza. era como una manzana prohibida y el deseo siempre podría crecer.
Se limpio su falda, quitándose la suciedad mientras daba unos pasos hacia atras -¿Me decía…?- comento queriendo retomar la invitación -¿Acaso seria una cita?- pregunto pícaramente mientras sus manos se entrelazaban detrás de su espalda, se inclino un poco hacia adelante, mirando detenidamente sus ojos, unos ojos llenos de maldad, perfectos, el si era un demonio completo… -¿Alguna vez ha probado la sangre vampírica?- le pregunto curiosa –No la de su creador, esa pierde el sabor luego de un tiempo- confeso mostrando una pequeña mueca de disgusto al recordar, tal vez, la sangre de su padre. –Sangre inmortal, que se te ofrece o arrebatas…- susurro suavemente mientras bajaba la mirada. Luego de unos segundos volvió a girar su cuerpo, para darle la espalda, estaban cerca, uno del otro, ella podía oler su fragancia masculina, aun con aquel toque de secreciones femeninas rodeando todo su cuerpo, algo que lo hacía simplemente aun más exquisito y atrayente, pues el olor al sexo aun estaba en su cuerpo y ella como mujer que era, exploradora y amante de los placeres de la vida se sentía drogada por aquel recordatorio.
Con su mano saco la hoja que descansaba feliz entre sus senos, con los dedos, delicadamente las sostuvo, como si se tratara de un preciado regalo –Lo siento… pero creo que ya he sido corrompida, lo suficiente, como para romper las reglas que nos han puesto…- dijo con una sonrisa amplia, picara y realmente retadora en su rostro mientras dejaba caer la hoja al suelo, la cual delicadamente, como si estuviera en una danza, bailaba con la boca brisa que había para luego llegar a su destino, el húmedo suelo…
-Creo que me está dando un trato especial…- concluyo ella con una mirada algo perdida. Estaba mirando a los canes que cuando el otro había silbado habían llegado sin menor retardo a su lado, les sonrió con dulzura mientras su rostro se ladeaba un poco, como si se tratara de una niña inocente que nunca había visto a dos pares de perros. Noto que ellos mismos se extrañaban de su mirada, aquello le hizo reír suavemente. Llevo una de sus manos a sus labios mientras una risilla infantil salía de sus labios. Se inclino luego, sin importarle mucho la suciedad que podría agarrar la falda de su apretado vestido. -¿Han probado la sangre de un inmortal perrunos?- le pregunto con curiosidad mientras los animales parecían inseguros de acercarse a ella. La mano aun cerca de su mano, se quedo esperando una buena señal de los perros, aunque la atacaran, no le harian mucho daño.
Había bebido de varios vampiros, se podría decir que le gustaba aquel líquido prohibido, era como uno de los licores más escasos, añejos y exquisitos que alguien podría probar y entre más antiguo mejor era el sabor. Se relamió un poco sus labios, sintiendo como la sed llegaba a su garganta o tal vez era también por la invitación de aquel hombre de cenar… ¿sería una cita tal vez?... aquello le podría producir gracia, pues solamente utilizaba a los hombres para follar y dejarlos muertos antes de que llegaran a la cima del orgasmo, tal vez era vez sería diferente. deseaba extender su mano, con aquella fuente naciendo de su palma, para crear un pequeño charco de sangre y que así uno de ellos, se aproximara y probara aquel liquido carmesí, solamente eso quería saber, pues la vampiresa era curiosa y quería saber que era lo que podría ocurrir cuando ellos lo ingiriera.
Alzo la mirada -Lo siento, espero que no te molestes, pero me ha dado curiosidad- le sonrió ampliamente -¿le das de probar tu sangre?- pregunto ladeando la cabeza –Se harán más resistentes, son como nosotros, aunque no se conviertan, la sangre de vampiro tiene algo extraño- se levanto dejando a los cachorros, pues eso eran para ella, mirándole con aun más confianza. era como una manzana prohibida y el deseo siempre podría crecer.
Se limpio su falda, quitándose la suciedad mientras daba unos pasos hacia atras -¿Me decía…?- comento queriendo retomar la invitación -¿Acaso seria una cita?- pregunto pícaramente mientras sus manos se entrelazaban detrás de su espalda, se inclino un poco hacia adelante, mirando detenidamente sus ojos, unos ojos llenos de maldad, perfectos, el si era un demonio completo… -¿Alguna vez ha probado la sangre vampírica?- le pregunto curiosa –No la de su creador, esa pierde el sabor luego de un tiempo- confeso mostrando una pequeña mueca de disgusto al recordar, tal vez, la sangre de su padre. –Sangre inmortal, que se te ofrece o arrebatas…- susurro suavemente mientras bajaba la mirada. Luego de unos segundos volvió a girar su cuerpo, para darle la espalda, estaban cerca, uno del otro, ella podía oler su fragancia masculina, aun con aquel toque de secreciones femeninas rodeando todo su cuerpo, algo que lo hacía simplemente aun más exquisito y atrayente, pues el olor al sexo aun estaba en su cuerpo y ella como mujer que era, exploradora y amante de los placeres de la vida se sentía drogada por aquel recordatorio.
- Spoiler:
- off: arreglado <3
Kristina Luxemburg- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
- Hay tentaciones que deben evitarse... no le mentiré, he bebido de otros inmortales, desgarre la garganta de alguna hermosa mujer como usted y clave mis colmillos en el corazón palpitante de un hombre, lo he hecho en más ocasiones incluso, pese a que los detalles se pierden en mi mente, pero nunca he sido el primero en atacar - sonreí de lado con cierta burla - es una norma que mantengo, incluso en nuestra condición resulta útil conservar algunas.
Le di la espalda caminando sin ninguna prisa, aun quedaban horas más que suficientes para disfrutar de aquella velada antes de que nuestro común enemigo se elevara en los cielos y nos obligase a refugiarnos en sitios obscuros y recónditos para rehuir de la mortal caricia de su luz.
- Espero que usted, mi querida Kristina, sea tan lista como parece y no me obligue a retorcer ese delicado cuello que posee - las mujeres tenían esa cierta tendencia a querer desafiar mis limites, fue una de las cosas que aprendí rápidamente, todas pensaban que los agravios se resolvían fácilmente al deshacerse de sus vestidos, pero a pesar de que sus suaves cuerpo me provocaban un placer tan dulce como beber su sangre, no era un hombre de juegos, así como un perro que ha mordido la mano de su amo, una mujer que te traiciona volverá a hacerlo siempre que pueda seguir respirando, o existiendo como era nuestro caso. - Si aun desea compartir ese bocadillo del que le hable, venga conmigo, haremos una parada rápida para que pueda asearme un poco y luego le presentare a Marcos, un jovencito encantador, le agradara, lo aseguro.
Le di la espalda caminando sin ninguna prisa, aun quedaban horas más que suficientes para disfrutar de aquella velada antes de que nuestro común enemigo se elevara en los cielos y nos obligase a refugiarnos en sitios obscuros y recónditos para rehuir de la mortal caricia de su luz.
- Espero que usted, mi querida Kristina, sea tan lista como parece y no me obligue a retorcer ese delicado cuello que posee - las mujeres tenían esa cierta tendencia a querer desafiar mis limites, fue una de las cosas que aprendí rápidamente, todas pensaban que los agravios se resolvían fácilmente al deshacerse de sus vestidos, pero a pesar de que sus suaves cuerpo me provocaban un placer tan dulce como beber su sangre, no era un hombre de juegos, así como un perro que ha mordido la mano de su amo, una mujer que te traiciona volverá a hacerlo siempre que pueda seguir respirando, o existiendo como era nuestro caso. - Si aun desea compartir ese bocadillo del que le hable, venga conmigo, haremos una parada rápida para que pueda asearme un poco y luego le presentare a Marcos, un jovencito encantador, le agradara, lo aseguro.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
Cada uno era diferente, seres en donde los códigos de comportamiento, eran diferentes, dependiendo de quién era su creador, Kristina era más libertina, pocas veces llegaba a atacar a uno de los suyos, enfrentarse en una batalla, pero eso no querría decir que no pudiera defenderse, pero prefería mantenerse en un estado neutro, en donde las cosas que llegaban a ella, no fueran por algún conflicto, le gustaba más que fueran entregados a ella como un regalo. Así era como había probado la sangre inmortal, de seres que habían querido dársela, pero nunca quitándosela.
Rio suavemente, no le molestaba aquella amenaza, ella se creía lo suficientemente inteligente como para saber que sería una idiotez tratar de molestarlo, se alzo de hombros, solamente quera, como él, un poco de diversión en aquella noche de luna y cielo estrellado. Como extrañaba poder ver aquella luna junto con su apreciado hijo, pero aunque tanto lo recordara, este seguiría muerto, tal como estaba, tan seco como una pasa, por culpa de aquella maldita mujer. Había entrecerrado sus ojos, se había ido a otro lugar, unos pensamientos no muy bien recibidos, por suerte el hablar de aquel hombre la distrajo, estuvo a punto de darle las gracias, pero se detuvo, no quería explicar luego porque esa reacción
-ohh… que bello nombre- dijo emocionada -¿siempre vigila a sus víctimas antes de asesinarlas?- pregunto con curiosidad. Era una forma de cazar interesante, el vampiro de cierta manera se obsesionaba con su presa, pero a la final siempre tendría una muerte, era divertida, en ocasiones la había experimentado, pero prefería ser aquella asesina que no duraba mucho enamorándose del comportamiento de su víctima, prefería que su cuerpo hablara por él, que le dijera todo lo que esta debía saber de él. -¿Me guiara?- susurro suavemente, mientras le hacia una pequeña reverencia al señor para así seguir su fiesta en otro lado.
Rio suavemente, no le molestaba aquella amenaza, ella se creía lo suficientemente inteligente como para saber que sería una idiotez tratar de molestarlo, se alzo de hombros, solamente quera, como él, un poco de diversión en aquella noche de luna y cielo estrellado. Como extrañaba poder ver aquella luna junto con su apreciado hijo, pero aunque tanto lo recordara, este seguiría muerto, tal como estaba, tan seco como una pasa, por culpa de aquella maldita mujer. Había entrecerrado sus ojos, se había ido a otro lugar, unos pensamientos no muy bien recibidos, por suerte el hablar de aquel hombre la distrajo, estuvo a punto de darle las gracias, pero se detuvo, no quería explicar luego porque esa reacción
-ohh… que bello nombre- dijo emocionada -¿siempre vigila a sus víctimas antes de asesinarlas?- pregunto con curiosidad. Era una forma de cazar interesante, el vampiro de cierta manera se obsesionaba con su presa, pero a la final siempre tendría una muerte, era divertida, en ocasiones la había experimentado, pero prefería ser aquella asesina que no duraba mucho enamorándose del comportamiento de su víctima, prefería que su cuerpo hablara por él, que le dijera todo lo que esta debía saber de él. -¿Me guiara?- susurro suavemente, mientras le hacia una pequeña reverencia al señor para así seguir su fiesta en otro lado.
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
Ofrecí mi brazo a la mujer echando a andar luego de que sentí que se agarraba a este. Su aroma femenino contrastaba con el que dominaba sobre mi cuerpo, a pesar de que también sentía algo del perfume de Madeleine pegado a mis ropas, como un último grito desesperado por aferrarse a este mundo.
- A veces el hambre habla más fuerte que el deseo de jugar con mis presas - confesé - la joven de allí... o lo que queda de ella es más o menos el caso, mi necesidad de beber su sangre ha hecho que la matara más rápido de lo habitual, aunque la conocí lo suficiente para saber que se llamaba Madeleine y que era un poco torpe al bailar.
Siendo ambos inmortales nos movíamos por el bosque con mayor velocidad y soltura de lo que un hombre y mujer comunes hubiesen podido, pero manteniendo un paso que mis perros pudiesen seguir, su compañía era esencial para mi, en especial porque en esos instantes, aunque resultara imperceptible era yo quien los seguía, guiado por los sonidos que producían, para encontrar mi camino en la inmensidad del bosque.
- En general me gusta conocer a mis presas, ganarme su confianza y su afecto, eso hace más delicioso el momento de alimentarme de ellos, no solo de su sangre, sino de su dolor, desesperación y odio, es algo que no puedo describir en palabras, demasiado intenso y personal para expresarlo de algún modo en que pueda comprenderlo. - en poco tiempo llegamos a las afueras de Paris, la noche nos amparaba con su obscuridad permitiendo que llegásemos hasta una posada casi en ruinas cuyo piojoso dueño, una criatura demasiado inmunda incluso para mi, apenas me dio una mirada y nos dejo pasar sin comentar nada de mi aspecto, el cual debía ser muy similar al de un carnicero que acababa de faenar una vaca, esa era la razón de que pagase una habitación en aquel nido de pulgas cuando su costo resultaba tan elevado como el de una habitación en el mejor hotel de la ciudad, mientras pagase la tarifa aquel sujeto mantendría el pico cerrado sobre los gritos que pudiesen provenir de mi habitación e incluso ignorar el hecho de que varias personas entraban, pero solo yo volvía a salir de ella, al manos por mis propios pies.
- A veces el hambre habla más fuerte que el deseo de jugar con mis presas - confesé - la joven de allí... o lo que queda de ella es más o menos el caso, mi necesidad de beber su sangre ha hecho que la matara más rápido de lo habitual, aunque la conocí lo suficiente para saber que se llamaba Madeleine y que era un poco torpe al bailar.
Siendo ambos inmortales nos movíamos por el bosque con mayor velocidad y soltura de lo que un hombre y mujer comunes hubiesen podido, pero manteniendo un paso que mis perros pudiesen seguir, su compañía era esencial para mi, en especial porque en esos instantes, aunque resultara imperceptible era yo quien los seguía, guiado por los sonidos que producían, para encontrar mi camino en la inmensidad del bosque.
- En general me gusta conocer a mis presas, ganarme su confianza y su afecto, eso hace más delicioso el momento de alimentarme de ellos, no solo de su sangre, sino de su dolor, desesperación y odio, es algo que no puedo describir en palabras, demasiado intenso y personal para expresarlo de algún modo en que pueda comprenderlo. - en poco tiempo llegamos a las afueras de Paris, la noche nos amparaba con su obscuridad permitiendo que llegásemos hasta una posada casi en ruinas cuyo piojoso dueño, una criatura demasiado inmunda incluso para mi, apenas me dio una mirada y nos dejo pasar sin comentar nada de mi aspecto, el cual debía ser muy similar al de un carnicero que acababa de faenar una vaca, esa era la razón de que pagase una habitación en aquel nido de pulgas cuando su costo resultaba tan elevado como el de una habitación en el mejor hotel de la ciudad, mientras pagase la tarifa aquel sujeto mantendría el pico cerrado sobre los gritos que pudiesen provenir de mi habitación e incluso ignorar el hecho de que varias personas entraban, pero solo yo volvía a salir de ella, al manos por mis propios pies.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: Flores Carmesí [LIBRE +18]
“Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas.”
Horacio Quiroga
Horacio Quiroga
Se sentía bien estar junto con alguien de su misma calaña, sonreía complacida, mientras el caballero mantenía una buena un buen porte ante ella, le parecía atractivo, con un toque maléfico que no podía evitar gustarle. - en ocasiones no somos muy pacientes que se diga- comento riendo suavemente. Sabia de lo que hablaba, ella era una mujer impaciente e impulsiva, que sentía que no lograba sentirse bien si no estaba en movimiento. Aunque quisiera en su mente llegar a disfrutar un poco más de sus víctimas, su bestia interior se adelantaba y rápidos los aniquilaba, pero eso no quería decir que no disfrutara enormemente cada gota de sus víctimas. Era gratificante estar junto a alguien que pudiera entender, su día a día vampírico. Los perros surgían sus pasos, sin perderse, eran buenos encontrando a su amo, con cada más que pasaba tiempo con ellos, se sentía encantada por aquellos dos animales, compañeros fieles.
Realizo una pequeña mueca - no se preocupe por tratar de describirlo con palabras, que solamente quedarían cortas para ese éxtasis que muy pocos tendremos el placer de experimentar- le aclaro, sin sentirse ofendida por el hecho de no haberle podido describir mejor sus gustos. Cada uno tenía una forma diferente, casi siempre dependiendo de la época en donde se hubiera trasformado. Miraba de lejos la cuidad parisina, gracias a su buena visión, le dio una pequeña mirada antes de entrar definitivamente a la posada mugrienta que serbia de refugio para los cansados viajeros. Sus ojos pasearon rápidamente ante todos, guardando una imagen mental del lugar. Le parecía tan curiosa la forma que le veían cada uno de los presentes, como si estuvieran interesados en su presencia, pero no se atrevieran a verlos fijamente.
Ella se aferro más al vampiro, como si se tratara de una dama de compañía, pero no cualquier puta que abría las piernas cuando miraba los francos en la tierra. Si llegaba a verse como una mujer fácil, sería una exquisita dama, una cortesana de clase real. No se molestaba en pensar en ella como una mujerzuela, pues para ella era un honor poder lucir su sensualidad a todo lo que pudiera. Dejo que este le guiara hasta lo que sería su habitación, se separo de él, con elegancia, mientras su rostro miraba hacia atrás, en donde estaban los mugrientos borrachos que parecían haberse vedados de ellos gracias a la magia del licor, volvió su atención la puerta recién abierta, que la invitaba a explorar el interior de aquella habitación.
Kristina Luxemburg- Vampiro Clase Alta
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