Una noche diferente (Privado)

por **Yazmin Lefebre** Jue Mayo 09, 2013 8:59 pm

Hace unas horas que ya el sol se ocultó y las estrellas estaban brillando en lo alto con una luna tan fina como una uña. El viento otoñal soplaba por las calles y callejones, haciendo volar levemente los cabellos de la gente que todavía se encuentra paseando y el borde de los vestidos de las damas. Hace tiempo que tendría que estar en casa, pero no conseguí nada hoy, apenas unas pocas monedas pero eso para mi padre no será suficiente, necesito conseguir algo más, por lo menos unas monedas más o algo de comida.

La comida queda tachada de la lista, a esta hora los mercados ya cerraron, mi única posibilidad sería robar en un restaurante, pero no estoy loca como para hacer eso, la solución más fácil es agarrar comida de la basura, pero mi padre no lo aceptaría y me castigaría más que si no le llevo nada. Debo apurarme o cuando vuelva a casa el castigo durará mucho tiempo. Solo me queda robar algo de dinero a alguno que esté bastante distraído. Miro a un lado y a otro de la calle. Un hombre que camina tambaleándose me llama la atención, por su forma de vestir me doy cuenta que es alguien con dinero.

Despacito me levanto del escalón donde estuve sentada los últimos minutos. Me sacudo un poco mi vestidito marrón con agujeros y sigo despacio al hombre, debo pensar bien cómo y cuándo sacarle dinero. Me acerco lo suficiente para mirarlo bien, es especial los bolsillos de su saco, solo uno lo tiene abultado y seguro ahí debe haber algo que me sirva. El hombre se detiene de golpe en la esquina y me pongo a su lado. Lo miro de reojo para ver que está distraído mirando hacia el lado contrario a donde estoy. Reviso que nadie me vea y lo más suave que puedo meto la mano en el saco y agarro unas monedas, estoy por sonreír triunfante cuando el hombre me mira. Nos miramos en silencio y sin movernos unos segundos que a mí me parecen horas, antes de darme vuelta y salir corriendo con las monedas fuertemente agarradas en mi mano y el hombre gritándome y tratando de alcanzarme.

Cruzo la calle, corro, doblo una esquina y me escondo detrás de unas escaleras, teniendo que agacharme. El hombre no se da cuenta y sigue corriendo sin verme. Recién ahora me relajo dando un largo suspiro y me siento en el frío suelo.

por Invitado Dom Jun 30, 2013 3:44 pm

Existo fuera de mí, mi existencia va más allá de un cuerpo, dentro soy lo peor y fuera solamente libre….

Todo su tiempo era consumido por los enigmas de la biblia fantasmagórica, perdido entre signos y letras ambiguas que de poco a poco se concentraban en la existencia más tenebrosa, como la que le estaba manipulando para capturarla…Ahora debía seguir un rastro, ir a la busca de un dije misterioso, la insignia de la maldición que había cogido para salvar a su hijo, representando los tejidos de una araña venenosa, por ello salió de la biblioteca, aquel lugar donde era su cueva oscura en la cual ocultaba la verdadera razón de ser un inquisidor…Actuaba a la perfección el rol de un condenado, ofreciendo su sufrimiento a la sección de bibliotecarios, todo aquello había resultado ser una blasfemia para el mismo, cambiar las personalidades constantemente y ser poseído por el engendro de una embellecida maldición…

Sí que es la razón por vestirse como un ensamble de la oscuridad, con su capa negra que cubría su hermoso templo y de aquella capucha que encarcelaba la divinidad de sus facciones, toda una sombra perdida en la nada, dirigía sus pasos hacia lo más solitario de las calles, necesitaba conocer la ciudad, recorrer cada rincón, percatándose de que no le vieran.

Ocultándose en los callejones, ligares más sombríos, hermosos por su silencio, disfrutando de la libertad de poder andar sigilosamente, escuchando demasiadas voces detrás de las paredes, murmullos, escuchando el sonar de la noche en ecos, deleitando de tenerla de compañía, compartir una conversación secreta entre pensamientos silenciosos….Pero extrañamente su pasión se eleva a un deseo de alimentarse, el sonido de un pequeño corazón le seducía, había demasiada vida a su alrededor que fue una confusión ser traído por ese único latir…

Siendo distraído para la misión, se deja guiar por el sonoro retumbar de la sangre, sin desprender algún ruido ya que era un amante del silencio que parecía ser el mismo, observando desde las alturas del edificio, un pequeña niña, por sus aspectos parecía ser de la calle y comenzó a analizar la situación, estando en lo correcto, dejo que siguiera con su plan, aquel hombre al que iba a robar se encontraba tomado que dejo la mirada en él, cuidando de que no le pasara nada a la chiquilla. Convirtiéndose como a un viento, va tras sus pistas al verles correr, había sido descubierta que cuso cierta sonrisa al esconderse perfectamente…

Todo aquello era común en las calles, pero esa niña despertó interés, quizás el hecho de ser padre le hería al figurarse a su hijo. Con rapidez se encuentra atrás de ella, niega y posa una mano en su hombro…-¿Te encuentras bien?...-no quería asustarle solo sentía las ganas de ayudarle.

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