AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Como un copo de nieve, puro y prístino...Así es mi pesadilla andante.(Priv)
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Como un copo de nieve, puro y prístino...Así es mi pesadilla andante.(Priv)
Mis pies se deslizaron por el frío mármol de la tumba, en mis hombros, cargaba la última de mis víctimas. A pesar de mi enorme tamaño, mi naturaleza animal, me permitía caminar por cualquier lugar, sin realizar ruido alguno. Era algo que me encantaba, facilitaba mi trabajo, y me convertía en una mierda de enemigo. Podría matar a cinco personas en una habitación llena de gente, y al final siempre prevalecería la misma pregunta; ¿Cómo ocurrió?. Ah, sí. Mi mente podía evocar los dulces gritos de las damas de alta alcurnia, algún que otro desmayo, cuando vieran la sangre de los caídos. Música celestial para mi lado más retorcido, y la única parte de mí que podía sentir lástima, estaría ocupada mirando el escote de los corpiños de las mujeres. ¿Qué podía decir?. Era un monstruo, o al menos eso decía la Iglesia y sus estúpidos inquisidores. Aunque me gustaba más los cazadores, tenían juguetes más elaborados que los tacaños servidores de la Iglesia. Y si de algo entedía él, era de armas. Cualquiera de ellas, desde venenos, hasta dagas ceremoniales. Las pistolas eran algo interesante, pero él prefería una batalla cuerpo a cuerpo. Sí, el trabajo era más sucio. Pero si un hombre no podía disfrutar, ni si quiera de la forma en la que podría morir, que le quemasen el culo con plata.
Una risa suave y egocéntrica, se filtro de sus labios gruesos y besables, otorgándole un aspecto de truán y calavera. Ésa sonrisa, le había permitido llegar a su víctima esta noche, pero a pesar de su tendencia sexual, era un hombre. Había jugado al hombre rudo y culto, perdido en las tabernas parisinas, demasiado borracho para negarse a un amante. Aunque éste, fuera un hermoso varón. Fingió estar borracho, colocando caricias suaves a lo largo de las piernas largas y delgadas del otro hombre, jugando con su cabello rubio, con la escusa de que se parecía al de su madre. ¡Por amor de Dios!. Si estaba muerto, era más por idiota, que por pensar con su entrepierna. ¿Alguien podría mirarlo, y de verdad creer que su madre era rubia?. El segundo error de su víctima, fue creer que iban a mantener relaciones en unos de los mausoleos del cementerio. Ya saben, un lugar en el que nadie les reconociera a ambos y donde su amante podría gritar todo lo que desease sin ser oído. Acabó con él, mientras sus labios aún estaban apretando los suyos. Cuando la daga se clavó en su corazón, su rostro aún no había tenido tiempo de llenarse de sorpresa. Si no fuera porque algunos hombres podrían decir que habían tomado algunas copas juntos, dejaría el cuerpo en la cama de su víctima, para que su mujer pudiera ver la cara de oscuro placer que llevaría siempre en su rostro pálido y muerto.
Suspiró, mientras metía el cuerpo dentro de la tumba de algún miembro rico. Lo suficientemente rico, para que mantuviesen en perfectas condiciones su mausoleo familiar, pero no lo suficientemente querido como para tener flores delante de su tumba. La desgracia de unos, favorecía a otros, pensó mientras colocaba la pesada losa de nuevo en su lugar. Se limpió las manos en sus pantalones de cuero, y cuando observó que su chaqueta estaba arruinada con la sangre del cuerpo, dio un gruñido. Maldita sea, ¡ahora tendré que deshacerme de ella!.. Salió del mausoleo, mientras caminaba por el cementerio para buscar un lugar donde enterrar su abrigo. Caminó durante varios minutos, con su cuerpo preparado para cualquier ruido que advirtiese la presencia de otra persona.
Llegó hasta una tumba abierta, el hoyo profundo preparado para alojar el cadáver de un nuevo miembro de la sociedad. Sonrió mientras se metía en la tumba y comenzaba a enterrar su chaqueta. Estaba concentrado en su trabajo, pero escuchó un sonido suave. Similar al de la tierra deslizándose. Levantó la cabeza, con el pelo revuelto y las manos llenas de arena. Afortunadamente, la chaqueta estaba oculta entre la tierra, y nadie sabría que estaba allí. Pero su presencia, dentro de una tumba abierta, era algo que no podría ocultar a la pequeña sombra que se cernía sobre él. Cuando el viento meció a las nubes, lo suficiente como para separarlas de la esfera blanquecina de la luna, pudo ver quién estaba de pie sobre él. Alguien, que hacía muchos años que no veía, y si era sincero, tampoco deseaba ver. La única mujer que, a diferencia de las demás, evocaba en él, el deseo de ser mezquino y cruel. Su mayor fantasía, con esa mujer, había sido querer asfixiarla con sus propias manos, adorando la forma en la que su rostro se sonrojaba, para después adquirir un tono amoratado.
- Ah, Dios debe amarme.- murmuré mientras le daba una sonrisa sensual, con una mirada dura.- Mi pequeño pajarito blanco, ¡Cuánto tiempo sin gozar de la belleza de tu presencia!- Le dijo mientras disfrutaba de su pasatiempo favorito; molestarla.
Una risa suave y egocéntrica, se filtro de sus labios gruesos y besables, otorgándole un aspecto de truán y calavera. Ésa sonrisa, le había permitido llegar a su víctima esta noche, pero a pesar de su tendencia sexual, era un hombre. Había jugado al hombre rudo y culto, perdido en las tabernas parisinas, demasiado borracho para negarse a un amante. Aunque éste, fuera un hermoso varón. Fingió estar borracho, colocando caricias suaves a lo largo de las piernas largas y delgadas del otro hombre, jugando con su cabello rubio, con la escusa de que se parecía al de su madre. ¡Por amor de Dios!. Si estaba muerto, era más por idiota, que por pensar con su entrepierna. ¿Alguien podría mirarlo, y de verdad creer que su madre era rubia?. El segundo error de su víctima, fue creer que iban a mantener relaciones en unos de los mausoleos del cementerio. Ya saben, un lugar en el que nadie les reconociera a ambos y donde su amante podría gritar todo lo que desease sin ser oído. Acabó con él, mientras sus labios aún estaban apretando los suyos. Cuando la daga se clavó en su corazón, su rostro aún no había tenido tiempo de llenarse de sorpresa. Si no fuera porque algunos hombres podrían decir que habían tomado algunas copas juntos, dejaría el cuerpo en la cama de su víctima, para que su mujer pudiera ver la cara de oscuro placer que llevaría siempre en su rostro pálido y muerto.
Suspiró, mientras metía el cuerpo dentro de la tumba de algún miembro rico. Lo suficientemente rico, para que mantuviesen en perfectas condiciones su mausoleo familiar, pero no lo suficientemente querido como para tener flores delante de su tumba. La desgracia de unos, favorecía a otros, pensó mientras colocaba la pesada losa de nuevo en su lugar. Se limpió las manos en sus pantalones de cuero, y cuando observó que su chaqueta estaba arruinada con la sangre del cuerpo, dio un gruñido. Maldita sea, ¡ahora tendré que deshacerme de ella!.. Salió del mausoleo, mientras caminaba por el cementerio para buscar un lugar donde enterrar su abrigo. Caminó durante varios minutos, con su cuerpo preparado para cualquier ruido que advirtiese la presencia de otra persona.
Llegó hasta una tumba abierta, el hoyo profundo preparado para alojar el cadáver de un nuevo miembro de la sociedad. Sonrió mientras se metía en la tumba y comenzaba a enterrar su chaqueta. Estaba concentrado en su trabajo, pero escuchó un sonido suave. Similar al de la tierra deslizándose. Levantó la cabeza, con el pelo revuelto y las manos llenas de arena. Afortunadamente, la chaqueta estaba oculta entre la tierra, y nadie sabría que estaba allí. Pero su presencia, dentro de una tumba abierta, era algo que no podría ocultar a la pequeña sombra que se cernía sobre él. Cuando el viento meció a las nubes, lo suficiente como para separarlas de la esfera blanquecina de la luna, pudo ver quién estaba de pie sobre él. Alguien, que hacía muchos años que no veía, y si era sincero, tampoco deseaba ver. La única mujer que, a diferencia de las demás, evocaba en él, el deseo de ser mezquino y cruel. Su mayor fantasía, con esa mujer, había sido querer asfixiarla con sus propias manos, adorando la forma en la que su rostro se sonrojaba, para después adquirir un tono amoratado.
- Ah, Dios debe amarme.- murmuré mientras le daba una sonrisa sensual, con una mirada dura.- Mi pequeño pajarito blanco, ¡Cuánto tiempo sin gozar de la belleza de tu presencia!- Le dijo mientras disfrutaba de su pasatiempo favorito; molestarla.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
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Re: Como un copo de nieve, puro y prístino...Así es mi pesadilla andante.(Priv)
*Sigrid regresaba de un pueblo en las afueras de paris en el que su no tan nuevo jefe Kenner le habia encargado, caminaba en silencio por la noche y para cortar camino habia decidido meterse por el cementerio parisino, alcabo era de noche y era raro que hubiera gente deanbulando por esa zona a altas horas de la noche, venia encapuchada como siempre con la tunica que tenia bordada una cruz en la espalda y que era negra la cual los monjes le habian regalado desde que tenia 5 años, pero en esa epoca le quedaba demaciado grande. Sonrio levemente ante aquel feliz recuerdo de su infancia de los muy pocos que tenia. Pero ahora le quedaba ya major, escucho el remover tierra de alguna tumba mas no se le hizo raro pues era comun que hicieran eso en un cementerio. Mas despues su nariz capto un olor familiar que tenia mucho tiempo de no volver a oler, se hacerco sigilosamete cual felino que era y vio el cuerpo en el mauselo de alguna familia rica y despues el sonido mas evidente de unos cuantos metros adelante de tierra estar siendo removida. Se acerco y se sento hacienda sombra sobre la tapa de una tumba y escucho el saludo.*
-Vaya, vaya miren lo que trajeron los dioses de la noche.....
*Dijo en tono algo burlon haciando caso omiso de la coqueteria de Brodrick y con baston de plata en mano dejandolo reposar sobre la tapa de la tumba dijo*
-Creeme que si escarbas mas no vas a encotrar china, ni vas a econtrar oro....
*Dije en tono sarcastico ya que vi parte de la chaqueta en la tierra*
-Vaya, vaya miren lo que trajeron los dioses de la noche.....
*Dijo en tono algo burlon haciando caso omiso de la coqueteria de Brodrick y con baston de plata en mano dejandolo reposar sobre la tapa de la tumba dijo*
-Creeme que si escarbas mas no vas a encotrar china, ni vas a econtrar oro....
*Dije en tono sarcastico ya que vi parte de la chaqueta en la tierra*
Última edición por Sigrid Wolfkang el Lun Ago 19, 2013 3:42 pm, editado 1 vez
Alexi Wolfkang- Cambiante Clase Media
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Re: Como un copo de nieve, puro y prístino...Así es mi pesadilla andante.(Priv)
Escuchó cómo las rocas se deslizaron por el hueco, rodando en el aire antes de caer junto a sus botas. Su cuerpo se tensó, su león interior siempre respondía a la bestia de aquella mujer. Podía sentir cómo le miraba desde su interior, con aquellos ojos ansiosos por empezar la caza a la mujer. Su animal quería hundir los dientes en el cuello, sacudiéndola hasta que ella ocupase el lugar que le pertenecía. En un intento de controlarse, apretó las manos aún más sobre el mango de la pala, haciendo que se quebrase en diferentes partes astilladas. - ¿Cómo podría desear la China, cuando tengo una, perfecta y blanquecina, piedra preciosa ante mi?.- Le preguntó con una sonrisa seductora, aunque sus ojos estaban llenos del sentimiento terriblemente territorial de su bestia.
Siempre había sido así, incluso en el orfanato. Ella le golpeaba con frases cortantes, y él, en cuanto supo que le molestaban más los halagos que los insultos, se dedicó a perseguirla. Cada minuto de su tiempo, lo malgastó creando nuevos piropos con los que ofenderla. Quería hacer cualquier cosa menos dejar que su bestia se liberase con ella delante. Sabía que lo único que ocurriría, sería similar a una explosión. Ambos lucharían a muerte, esperando colocarse en una posición dominante sobre el otro. Paso a paso, construirían una danza mortal. ¿Cuánto tiempo duraría su suerte?. ¿Cuántas veces deberían cruzarse, antes de que alguno procediera a desgarrar la garganta del otro?.
Su mente era un caos de gruñidos felinos. Sus tres bestias deseaban coronarse como el alpha que eran. No obstante, sus manos estaban aferrando el borde de la tumba para salir del hueco en el que había ocultado la chaqueta, ignorando el olor que desprendía Sigrid. A pesar de su confrontación mutua, debía reconocer que su aroma era bastante agradable. Demasiado, a ser verdad. Quizás, en lo más profundo de su ser, había una parte de ella que le gustaba. Sí, pensó con sorna, en lo más profundo del jodido planeta.
Se sacudió la arena que había manchado sus ropas, gracias a los movimientos rápidos que ella había hecho con sus pies mientras él aún estaba dentro del agujero. Aquello sólo hacía que se irritase más, le gustaba estar presentable. Y ahora, gracias a ella, estaría lleno de polvo hasta llegar a casa. Con el pelo revuelto, y con el rostro y la camisa blanca manchados por el polvo de la tierra, parecía más un gitano que un caballero. - Dime, Sigrid. ¿Qué te trae por estos parajes tan encantadores?.- Le preguntó con voz fría, mientras su cuerpo se erguía sobre ella, marcando la notable diferencia de altura.
Siempre había sido así, incluso en el orfanato. Ella le golpeaba con frases cortantes, y él, en cuanto supo que le molestaban más los halagos que los insultos, se dedicó a perseguirla. Cada minuto de su tiempo, lo malgastó creando nuevos piropos con los que ofenderla. Quería hacer cualquier cosa menos dejar que su bestia se liberase con ella delante. Sabía que lo único que ocurriría, sería similar a una explosión. Ambos lucharían a muerte, esperando colocarse en una posición dominante sobre el otro. Paso a paso, construirían una danza mortal. ¿Cuánto tiempo duraría su suerte?. ¿Cuántas veces deberían cruzarse, antes de que alguno procediera a desgarrar la garganta del otro?.
Su mente era un caos de gruñidos felinos. Sus tres bestias deseaban coronarse como el alpha que eran. No obstante, sus manos estaban aferrando el borde de la tumba para salir del hueco en el que había ocultado la chaqueta, ignorando el olor que desprendía Sigrid. A pesar de su confrontación mutua, debía reconocer que su aroma era bastante agradable. Demasiado, a ser verdad. Quizás, en lo más profundo de su ser, había una parte de ella que le gustaba. Sí, pensó con sorna, en lo más profundo del jodido planeta.
Se sacudió la arena que había manchado sus ropas, gracias a los movimientos rápidos que ella había hecho con sus pies mientras él aún estaba dentro del agujero. Aquello sólo hacía que se irritase más, le gustaba estar presentable. Y ahora, gracias a ella, estaría lleno de polvo hasta llegar a casa. Con el pelo revuelto, y con el rostro y la camisa blanca manchados por el polvo de la tierra, parecía más un gitano que un caballero. - Dime, Sigrid. ¿Qué te trae por estos parajes tan encantadores?.- Le preguntó con voz fría, mientras su cuerpo se erguía sobre ella, marcando la notable diferencia de altura.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
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Re: Como un copo de nieve, puro y prístino...Así es mi pesadilla andante.(Priv)
*Se quedo callada en cuanto escucho el alago que surgio de su boca, le enojaba que el siempre le dijera piropos baratos, preferiria mil veces otras cosas que esos insultantes piropos*
-Alguna vez funcionan las estupideces que me dices con las chicas...por que de ser asi han de ser bastante tontas o de plano muy faciles de conseguir...
*Se quedo con una ceja arqueada, valla que este hombre desde que estaban pequeños la metia en apuros y aparte siempre o el le salvaba el trasero o ella a el a pesar del mutuo odio que sentia por aquel ser, nunca se deshaceria de esa persona que se metia en sus asuntos tan facilmente, tal vez le gustaba el hecho de que hacia que su vida fuera mas divertida y entretenida desde tiempos tan inmemorables, tenian casi la misma edad solo que el si crecia de acuerdo a cualquier ser humano y ella su crecimiento era tan lento como el de un caracol. Ahorita parecia mas su hermano mayor, si es que tubiera que alguien de su misma edad*
-Vine a visitor la tumba de un Viejo amigo. LEON te acuerdas de el...estaba con nosotros en el orfanato...Tu que haces por aqui?....
*pregunto mientras este se levantaba y ella despues hacia lo mismo, vio manchada la blanca camisa con polvo se la sacudio solo para molestarlo, despues dio un paso hacia atras. Mientras le veia inexpresiva y con la ceja levantada todavia*
-Mirate siempre hecho un desastre como desde pequeño...
*Se rio levemente para despues volver a su inexpresiva y pasiva posicion*
-Alguna vez funcionan las estupideces que me dices con las chicas...por que de ser asi han de ser bastante tontas o de plano muy faciles de conseguir...
*Se quedo con una ceja arqueada, valla que este hombre desde que estaban pequeños la metia en apuros y aparte siempre o el le salvaba el trasero o ella a el a pesar del mutuo odio que sentia por aquel ser, nunca se deshaceria de esa persona que se metia en sus asuntos tan facilmente, tal vez le gustaba el hecho de que hacia que su vida fuera mas divertida y entretenida desde tiempos tan inmemorables, tenian casi la misma edad solo que el si crecia de acuerdo a cualquier ser humano y ella su crecimiento era tan lento como el de un caracol. Ahorita parecia mas su hermano mayor, si es que tubiera que alguien de su misma edad*
-Vine a visitor la tumba de un Viejo amigo. LEON te acuerdas de el...estaba con nosotros en el orfanato...Tu que haces por aqui?....
*pregunto mientras este se levantaba y ella despues hacia lo mismo, vio manchada la blanca camisa con polvo se la sacudio solo para molestarlo, despues dio un paso hacia atras. Mientras le veia inexpresiva y con la ceja levantada todavia*
-Mirate siempre hecho un desastre como desde pequeño...
*Se rio levemente para despues volver a su inexpresiva y pasiva posicion*
Alexi Wolfkang- Cambiante Clase Media
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Re: Como un copo de nieve, puro y prístino...Así es mi pesadilla andante.(Priv)
Escuchó en la voz de Sigrid el peligroso matiz de la irritación. Sabía que decirle piropos sólo hacía que ella sacase las uñas. Era tan gracioso que sólo podía continuar con el espectáculo, aún cuando entendía que podía acabar siendo atacado por ella. Era lo que siempre tenían en común, parecían dos hermanos, peleándose por quién conseguía irritar antes al otro. ¿Desde cuándo había comenzado ese juego absurdo y peligroso?. Quizás desde el mismo instante en que se conocieron, porque ambos eran completamente diferentes. Ella tan blanca y tranquila, mortalmente silenciosa. Él, tan oscuro e inquieto, ruidoso hasta la muerte.
- Querida y pálida flor, mis palabras más dulces son dedicadas sólo para ti. A las demás le doy la pasión de mis labios y cuerpo. - Se rió mientras se revolvía el pelo con aire pícaro. Le era sencillo coquetear con ella, era alguien acostumbrado a la sensualidad de su persona. Aunque actuase fríamente, siempre había algo de atractivo animal en él, o al menos eso le habían dicho siempre.
Se recolocó la camiseta en su lugar, asegurándose mejorar su aspecto en aquello que le fuera posible. Después analizó los ropajes que llevaba, deteniéndose en el bastón que portaba. ¿Un arma oculta?. Como fabricante de armas, todas las novedades del mercado le eran interesante. Sigrid y él tenían un gusto muy similar en aquellas peligrosas herramientas. Él las fabricaba y ella las usaba. - ¿León?. Lo lamento pero no lo recuerdo. El orfanato fue un período oscuro que deseo tener presente sólo para ver cuánto he crecido.- Apartó la vista de ella incómodo. No le gustaba pensar en su infancia. Había sido golpeado numerosas veces, hasta que el instinto de supervivencia había primado y había respondido a su acosadores golpe a golpe. Se convirtió en el crío más duro y peligroso del orfanato, siendo el cabecilla de la panda más salvaje. Así había conseguido sobrevivir allí, asegurándose de ser un depredador y no una víctima. Aunque todo había terminado cuando había matado a uno de sus compañeros. Años después, sólo podía sonreír ante su muerte. El imbécil se lo merecía, nadie se atrevía a insultarle. Mucho menos sacando a relucir su condición de bastardo. Incluso ahora, su estado de ánimo cambiaba cuando lo molestaban. Podía reír y al segundo siguente, estrellar la cabeza de alguien contra la pared. Era lo que lo había consagrado como el mayor bastardo de los barrios bajos.
Cuando ella mencionó su estado físico, sólo pudo dedicarle una sonrisa ladeada.- ¿Qué puedo decir?. Soy encantador cuando ofrezco un aspecto rebelde y salvaje.- Le tendió una mano y señaló con la cabeza el bastón.- ¿Un nuevo juguete?- Preguntó con curiosidad, mientras esperaba que ella tomase su mano para conducirla por el cementerio. Aún conservaba algo de caballerosidad en su cuerpo.
- Querida y pálida flor, mis palabras más dulces son dedicadas sólo para ti. A las demás le doy la pasión de mis labios y cuerpo. - Se rió mientras se revolvía el pelo con aire pícaro. Le era sencillo coquetear con ella, era alguien acostumbrado a la sensualidad de su persona. Aunque actuase fríamente, siempre había algo de atractivo animal en él, o al menos eso le habían dicho siempre.
Se recolocó la camiseta en su lugar, asegurándose mejorar su aspecto en aquello que le fuera posible. Después analizó los ropajes que llevaba, deteniéndose en el bastón que portaba. ¿Un arma oculta?. Como fabricante de armas, todas las novedades del mercado le eran interesante. Sigrid y él tenían un gusto muy similar en aquellas peligrosas herramientas. Él las fabricaba y ella las usaba. - ¿León?. Lo lamento pero no lo recuerdo. El orfanato fue un período oscuro que deseo tener presente sólo para ver cuánto he crecido.- Apartó la vista de ella incómodo. No le gustaba pensar en su infancia. Había sido golpeado numerosas veces, hasta que el instinto de supervivencia había primado y había respondido a su acosadores golpe a golpe. Se convirtió en el crío más duro y peligroso del orfanato, siendo el cabecilla de la panda más salvaje. Así había conseguido sobrevivir allí, asegurándose de ser un depredador y no una víctima. Aunque todo había terminado cuando había matado a uno de sus compañeros. Años después, sólo podía sonreír ante su muerte. El imbécil se lo merecía, nadie se atrevía a insultarle. Mucho menos sacando a relucir su condición de bastardo. Incluso ahora, su estado de ánimo cambiaba cuando lo molestaban. Podía reír y al segundo siguente, estrellar la cabeza de alguien contra la pared. Era lo que lo había consagrado como el mayor bastardo de los barrios bajos.
Cuando ella mencionó su estado físico, sólo pudo dedicarle una sonrisa ladeada.- ¿Qué puedo decir?. Soy encantador cuando ofrezco un aspecto rebelde y salvaje.- Le tendió una mano y señaló con la cabeza el bastón.- ¿Un nuevo juguete?- Preguntó con curiosidad, mientras esperaba que ella tomase su mano para conducirla por el cementerio. Aún conservaba algo de caballerosidad en su cuerpo.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
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Re: Como un copo de nieve, puro y prístino...Así es mi pesadilla andante.(Priv)
-Que amable al solo dedicarme sus palabras....
*Dijo tomandole la mano para poder bajar de donde estaba que era una de las tumbas y se dejo guiar por el chico, algo callada la mitad del trayecto escuchando lo que decia sobre el Orfanato, si era una epoca que para ambos habia sido obscura y dolorosa.*
*Suspiro cansinamente mientras observava el ambiente con los ojos purpureos, luego escucho lo que decia sobre la guadaña, sonrio imperceptiblemente y respondio*
-Sabes que adoro toda clase de "juguetes" sobre todo si son como estos.....
*Se le queda viendo al cielo, parecia que iria a llover, como si eso fuera una novedad en Paris y solo consiguio hacer una mueca de extrañesa ante el cambio climatico, un aire frio soplo sobre ambos y trajo a su nariz el olor a tierra mojada, era un hecho lloveria. mas no estaba sorprendida, se rio levemente al escuchar lo que habia dicho sobre su look de que era desaliñado y reveled*
-Es un hecho que te va bien esa imagen de revelede mi querido Broadrick.....Por cierto que es lo Nuevo en esto de los Juguetes?
*pregunto interesada mientras seguia mirando al cielo en la espera de que el agua callera, ya estaban proximos a salir del cementerio pero algo en el aire que habia soplado le indicaba que en definitive seria una noche interesante y divertida como siempre pasaba con el*
Alexi Wolfkang- Cambiante Clase Media
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