AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
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De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Una suave melodía flotaba en el ambiente, lenta e hipnótica provocaba la danza de las parejas en la pista de baile. Movimientos suaves y seductores acompañaban cada compás mientras la seda y muselina parecía arrebatarse por el correr del viento. Era, para el juicio de todos los comensales, una noche encantadora que prometía diversión infinita y exquisita.
Las platicas en las mesas era suave, frívola y ligera mientras el vino parecía no acabarse, copa tras copa era consumido con descuido y alegría, alegría que se transmitía a las sonrisas falsas y livianas, a las conversaciones animadas y complacientes mientras tras las mascaras cubiertas de plumas y brillantina se adivinaban ojos vacíos carentes de alma. No era más que el reflejo de aquella era que se vivía, simulación por doquier.
No era casualidad que alguien como yo se encontrase en aquel mundo tan diferente al que solía frecuentar. Nada era casualidad en aquellos tiempos ya, mucho menos para mi que solía cuidar cada aspecto de mi vida, cada paso era crucial de una u otra forma y aquella velada tan profana no sería la excepción. Mis ojos helados se pasearon entre la concurrecía, apreciando cada gesto en aquellos rostros sin alma. Una sonrisa suave y cruel se dibujó en mi faz, sería una larga noche.
-¿Monsieur Kant? -se escuchó el murmullo de una suave y tímida voz a mi derecha- Espero no molestarle pero un caballero me ha pedido os entregue esto. -Me gire para observar a la joven sirvienta que me tendía con una reverencia un sobre sellado con lacre oscuro. Sonreía tomando de su mano aquella misiva, acariciando apenas con la yema de mis dedos su piel que tembló ante aquel contacto, en su faz se dibujó un gesto de sorpresa... para ella fue como el toque de una serpiente. -Gracias querida. -Murmure despidiéndole con un gesto de mi mano.
Escuche el acelerado andar de sus pasos mientras mis dedos rompían el sello de lacre sangriento. Le dirigí una ultima mirada con desdén bajando mis ojos a las letras inclinadas y groseramente trazadas. Una risa sorda y divertida se escapó de mis labios mientras acercaba a la llamas de una vela aquel pálido papel, dejando que el fuego devorara. Suspiré dejando caer al suelo los restos de aquel pequeño incendió que murió apenas toco el mármol pulido.
-Con que después de todo si vendrás... -murmure al tiempo que vaciaba el contenido de mi copa, el vino bajó por mi garganta dejando un regusto acre en mi boca. Cerré los ojos anticipando aquel momento perseguido ya por varios meses, tras largas noches de investigación y muchas cazas infructuosas, finalmente parecía los informantes habían dado en el clavo y aquella noche tendría el placer de darle fin a aquel monstruo que sangrientamente había dejado sus huellas en las calles de París.
Me puse de pie e hice una reverencia suave a una pareja de damas que a mi lado pasaron, la animosidad en la reunión crecía y mi excitación por la caza aumentaba ante la ansiedad de verle llegar. Estaba seguro no esperaba la presencia de un cazador, pero eso haría mucho mas divertido encuentro entre ambos. Cruzando las manos en mi espalda comencé a mezclarme entre los invitados, aguzando mis sentidos para poder reconocerle cuando hiciese su entrada al recinto.
Las platicas en las mesas era suave, frívola y ligera mientras el vino parecía no acabarse, copa tras copa era consumido con descuido y alegría, alegría que se transmitía a las sonrisas falsas y livianas, a las conversaciones animadas y complacientes mientras tras las mascaras cubiertas de plumas y brillantina se adivinaban ojos vacíos carentes de alma. No era más que el reflejo de aquella era que se vivía, simulación por doquier.
No era casualidad que alguien como yo se encontrase en aquel mundo tan diferente al que solía frecuentar. Nada era casualidad en aquellos tiempos ya, mucho menos para mi que solía cuidar cada aspecto de mi vida, cada paso era crucial de una u otra forma y aquella velada tan profana no sería la excepción. Mis ojos helados se pasearon entre la concurrecía, apreciando cada gesto en aquellos rostros sin alma. Una sonrisa suave y cruel se dibujó en mi faz, sería una larga noche.
-¿Monsieur Kant? -se escuchó el murmullo de una suave y tímida voz a mi derecha- Espero no molestarle pero un caballero me ha pedido os entregue esto. -Me gire para observar a la joven sirvienta que me tendía con una reverencia un sobre sellado con lacre oscuro. Sonreía tomando de su mano aquella misiva, acariciando apenas con la yema de mis dedos su piel que tembló ante aquel contacto, en su faz se dibujó un gesto de sorpresa... para ella fue como el toque de una serpiente. -Gracias querida. -Murmure despidiéndole con un gesto de mi mano.
Escuche el acelerado andar de sus pasos mientras mis dedos rompían el sello de lacre sangriento. Le dirigí una ultima mirada con desdén bajando mis ojos a las letras inclinadas y groseramente trazadas. Una risa sorda y divertida se escapó de mis labios mientras acercaba a la llamas de una vela aquel pálido papel, dejando que el fuego devorara. Suspiré dejando caer al suelo los restos de aquel pequeño incendió que murió apenas toco el mármol pulido.
-Con que después de todo si vendrás... -murmure al tiempo que vaciaba el contenido de mi copa, el vino bajó por mi garganta dejando un regusto acre en mi boca. Cerré los ojos anticipando aquel momento perseguido ya por varios meses, tras largas noches de investigación y muchas cazas infructuosas, finalmente parecía los informantes habían dado en el clavo y aquella noche tendría el placer de darle fin a aquel monstruo que sangrientamente había dejado sus huellas en las calles de París.
Me puse de pie e hice una reverencia suave a una pareja de damas que a mi lado pasaron, la animosidad en la reunión crecía y mi excitación por la caza aumentaba ante la ansiedad de verle llegar. Estaba seguro no esperaba la presencia de un cazador, pero eso haría mucho mas divertido encuentro entre ambos. Cruzando las manos en mi espalda comencé a mezclarme entre los invitados, aguzando mis sentidos para poder reconocerle cuando hiciese su entrada al recinto.
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Los salones de Paris eran mi actual habitad, aquí iniciaba la caza cuando seleccionaba entre todas aquellas frívolas almas aquella que me proporcionaría el sustento, una rica dama cuya belleza mancillada por el tiempo era rápidamente descartada por otros caballeros, o en cambio la candidez de una debutante cuyo corazón se aceleraría a la minima muestra de interés, incluso un refinado caballero de mayor ímpetu y resistencia podría servir a mis propósitos. Deslice la negra mascara de rasgos caninos sobre mi rostro y disperse a mis perros con un silbido, ambos siempre me acompañaban, pero eran demasiado grandes y su aspecto demasiado feroz para poder presentarme con ellos en un baile, despegarme de su compañía me resultaba casi igual que prescindir de mis brazos o piernas, no obstante sabía que estarían en los alrededores, atentos a cualquier señal mía.
Me sumergí en aquel mar de opulencia con la naturalidad de quien esta acostumbrado a moverse en los más selectos círculos, de inmediato me inundaron los aromas y sonidos, el roce sutil de las prendas de los bailarines, todo me permitía visualizar en mi mente el lugar a través del cual me movía. Atrape al azar una copa de la bandeja de un camarero al pasar a mi lado, misma que no bebería pero era una pieza importante para completar la farsa.
- Colin! – me llamo animadamente una voz que ya conocía, la vivaz Ellen, seguramente colgada del brazo de su reciente esposo Joshep, ambos tan jóvenes y llenos de vida, encantadores e ingenuos como dos avecillas tejiendo su perfecto pequeño nido – Me alegra tanto que hayas podido asistir, Joshep y yo nos moríamos de ganas de volver a verte – expreso como siempre con una agradable jovialidad que hacía que Ellen capturara la simpatía de cualquiera con facilidad.
- Debes estar ya algo cansado de nosotros – comento tímidamente Joshep, él era igualmente agradable, sin embargo lo opacaba la personalidad de su esposa, cerca de la cual se volvía soso a más no poder.
Simplemente me limite a sonreír hacia ambos intercambiando con ellos palabras en las que realmente ni siquiera pensaba, los frecuentaba desde algunas semanas, me gustaba conocer a mis victimas a un nivel personal, entablar amistad con ella, compartir su mesa, su hospitalidad, conocer sus casas, saber sus sueños y esperanzas, todo lo cual volvía más dulce el momento de despedirlos de entre mundo entre gritos de agonía y suplicas por compasión.
Aquella pareja sería uno de los bocados más deliciosos que pudiese probar, estaba bastante seguro de ello, pero no era el momento aun, quería saborearlos en el instante que su dicha fuera plena, ambos estaban bastantes entusiasmado con la idea de ser padres, lo cual esperaba consiguieran pronto pues mi paciencia no era infinita.
Luego de instantes eternos de falsa cortesía logre desembarazarme de la azucarada pareja para proseguir mi búsqueda, atento a los latidos agitados, buscando un sonido que fuese especial, algo que tuviese fuerza y poder pues estaba cansado de que el juego se acabará demasiado pronto.
Me sumergí en aquel mar de opulencia con la naturalidad de quien esta acostumbrado a moverse en los más selectos círculos, de inmediato me inundaron los aromas y sonidos, el roce sutil de las prendas de los bailarines, todo me permitía visualizar en mi mente el lugar a través del cual me movía. Atrape al azar una copa de la bandeja de un camarero al pasar a mi lado, misma que no bebería pero era una pieza importante para completar la farsa.
- Colin! – me llamo animadamente una voz que ya conocía, la vivaz Ellen, seguramente colgada del brazo de su reciente esposo Joshep, ambos tan jóvenes y llenos de vida, encantadores e ingenuos como dos avecillas tejiendo su perfecto pequeño nido – Me alegra tanto que hayas podido asistir, Joshep y yo nos moríamos de ganas de volver a verte – expreso como siempre con una agradable jovialidad que hacía que Ellen capturara la simpatía de cualquiera con facilidad.
- Debes estar ya algo cansado de nosotros – comento tímidamente Joshep, él era igualmente agradable, sin embargo lo opacaba la personalidad de su esposa, cerca de la cual se volvía soso a más no poder.
Simplemente me limite a sonreír hacia ambos intercambiando con ellos palabras en las que realmente ni siquiera pensaba, los frecuentaba desde algunas semanas, me gustaba conocer a mis victimas a un nivel personal, entablar amistad con ella, compartir su mesa, su hospitalidad, conocer sus casas, saber sus sueños y esperanzas, todo lo cual volvía más dulce el momento de despedirlos de entre mundo entre gritos de agonía y suplicas por compasión.
Aquella pareja sería uno de los bocados más deliciosos que pudiese probar, estaba bastante seguro de ello, pero no era el momento aun, quería saborearlos en el instante que su dicha fuera plena, ambos estaban bastantes entusiasmado con la idea de ser padres, lo cual esperaba consiguieran pronto pues mi paciencia no era infinita.
Luego de instantes eternos de falsa cortesía logre desembarazarme de la azucarada pareja para proseguir mi búsqueda, atento a los latidos agitados, buscando un sonido que fuese especial, algo que tuviese fuerza y poder pues estaba cansado de que el juego se acabará demasiado pronto.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Internándome entre aquellos cuerpos efímeros poco a poco me deje invadir por el efluvio de sus perfumes, por la sonata de sus platicas animadas y ligeras y el roce velado de sus cuerpos irreales. No podía negar que aquello tenía un encanto particular que se contraponía con mis costumbres y usanzas. Las sonrisas deslumbrantes parecían cuchillas aceradas, las miradas anhelantes de las damas un artificio de perdición mientras las lenguas y sus chismes de salón podían hacer estremecer a cualquiera que ajeno a ese mundo de pretensión les escuchase por primera vez.
Luchaba por alejarme de aquel encanto serpentino, manteniendo mi mirada en las muchas mascaras que inundaban el lugar. Arlequines de sonrisas ensayadas, bellas aves de mirada ensimismada o simples fantasmas de gesto vago... la pálida sombra de la corrupción y depravación deambulaba a sus anchas en medio del espectáculo montado en aquel lugar.
Me detuve de repente siendo mi atención atraída a un pequeño grupo en la cercanía. Mezclándome entre la gente les observe con singular atención tratando de pasar desapercibido a sus sentidos. Era curioso de observar aquel intercambio de palabras que no llegaban a mis oídos: el movimiento de sus cabezas y los expresivos ademas de sus manos y cuerpos denotaban la ensayada interacción que todos podían interpretar como común en una tertulia.
Sin embargo, mis ojos acostumbrados al acecho parecieron percatarse de la incongruencia de aquel encuentro fortuito. Mientras los gestos y ademanes de la pareja eran normales y desenvueltos, aquellos hechos por el ser de oscura mascara parecían marcados por una perfección casi chocante. Sonreía bajo la mascara inexpresiva, tomando un pequeño rodeo cuando el grupo se dispersó. Mi atención pertenecía enteramente al caballero de la mascara canina.
Sin prisa le seguí unos metros, siempre atento a su copa que en su mano perfecta parecía moverse apenas. ¿Una exageración de mi parte? Jamás, aquel pequeño detalle era imperdonable de pasar de largo. Me daba cuenta que no podía pasar toda la noche tras él sin despertar sus sospechas, si era quien pensaba en cualquier momento podría darse cuenta de mi presencia, de mi caza disimulada.
Inspirando profundamente acorte la distancia entre ambos, orquestando mis movimientos con los diferentes actores de la pista. La suerte, como muchos tontos la llamarían, intervino en el momento que pasaba a su lado mirando distraído en derredor. Una pareja de bailarines trastabillo apenas empujando mi hombro derecho y provocando, en una terrible casualidad, que me abalanzara contra el cuerpo del caballero. El golpe fue apenas perceptible, un roce velado por mis reflejos y cálculos, pero suficiente para provocar que la copa en su mano derramase apenas su contenido manchando el suelo y la manga de su saco.
-Mis disculpas caballero... -comente con sorpresa y delicadeza cuadrandome lo mejor posible ante él, lanzando una falsa mirada de molestia a la pareja que se alejaba aun inundada por el ritmo de la música- ...he sido un torpe. Pero, ¿puedo ser culpado? Este lugar se encuentra atestado y los accidentes suelen pasar. ¿Me permitiría que compensará mi torpeza consiguiéndole una nueva copa de vino? -Con una suave inclinación de cabeza acompañe aquella desgarbada y complaciente frase mientras fijaba mi atención en su persona buscando las señales que podrían sustentar mi teoría..
Luchaba por alejarme de aquel encanto serpentino, manteniendo mi mirada en las muchas mascaras que inundaban el lugar. Arlequines de sonrisas ensayadas, bellas aves de mirada ensimismada o simples fantasmas de gesto vago... la pálida sombra de la corrupción y depravación deambulaba a sus anchas en medio del espectáculo montado en aquel lugar.
Me detuve de repente siendo mi atención atraída a un pequeño grupo en la cercanía. Mezclándome entre la gente les observe con singular atención tratando de pasar desapercibido a sus sentidos. Era curioso de observar aquel intercambio de palabras que no llegaban a mis oídos: el movimiento de sus cabezas y los expresivos ademas de sus manos y cuerpos denotaban la ensayada interacción que todos podían interpretar como común en una tertulia.
Sin embargo, mis ojos acostumbrados al acecho parecieron percatarse de la incongruencia de aquel encuentro fortuito. Mientras los gestos y ademanes de la pareja eran normales y desenvueltos, aquellos hechos por el ser de oscura mascara parecían marcados por una perfección casi chocante. Sonreía bajo la mascara inexpresiva, tomando un pequeño rodeo cuando el grupo se dispersó. Mi atención pertenecía enteramente al caballero de la mascara canina.
Sin prisa le seguí unos metros, siempre atento a su copa que en su mano perfecta parecía moverse apenas. ¿Una exageración de mi parte? Jamás, aquel pequeño detalle era imperdonable de pasar de largo. Me daba cuenta que no podía pasar toda la noche tras él sin despertar sus sospechas, si era quien pensaba en cualquier momento podría darse cuenta de mi presencia, de mi caza disimulada.
Inspirando profundamente acorte la distancia entre ambos, orquestando mis movimientos con los diferentes actores de la pista. La suerte, como muchos tontos la llamarían, intervino en el momento que pasaba a su lado mirando distraído en derredor. Una pareja de bailarines trastabillo apenas empujando mi hombro derecho y provocando, en una terrible casualidad, que me abalanzara contra el cuerpo del caballero. El golpe fue apenas perceptible, un roce velado por mis reflejos y cálculos, pero suficiente para provocar que la copa en su mano derramase apenas su contenido manchando el suelo y la manga de su saco.
-Mis disculpas caballero... -comente con sorpresa y delicadeza cuadrandome lo mejor posible ante él, lanzando una falsa mirada de molestia a la pareja que se alejaba aun inundada por el ritmo de la música- ...he sido un torpe. Pero, ¿puedo ser culpado? Este lugar se encuentra atestado y los accidentes suelen pasar. ¿Me permitiría que compensará mi torpeza consiguiéndole una nueva copa de vino? -Con una suave inclinación de cabeza acompañe aquella desgarbada y complaciente frase mientras fijaba mi atención en su persona buscando las señales que podrían sustentar mi teoría..
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
La noche siempre guarda sorpresas inesperadas, unas agradables y otras no tanto, pero siempre podemos volver las cosas a nuestro favor, mientras se conserve el buen humor.
- No se preocupe – dije mudando la copa de mano para sacudir las gotas de vino – Fue sólo un accidente sin importancia – uno que por lo que sabía acababa de arruinar el puño de una de mis mejores camisas. Entre mis aficiones alimenticias y esto prácticamente ya no me quedaba ninguna prenda sana, empezaba a plantearme la idea de casarme con alguna viuda bastante rica que se ocupara de mis gastos y necesidades, mantener mi estilo de vida era difícil, en especial porque vivía sin hacer previsiones para el mañana, una esposa mortal parecía la solución a mis problemas, en especial porque podría deshacerme fácilmente de ella si se entrometía demasiado en mis asuntos – No se moleste por mi, pero… - sabía que no debía hacerlo, sin embargo quería una pequeña revancha – tome una copa de vino y vacíela sobre su propia cabeza – le ordene sabiendo que mis poderes lo obligarían a obedecer así quisiera o no.
Alguien engancho su brazo con el mío y deje que me arrastrara en su baile mientras reía de mucho mejor humor, sólo con imaginar a aquel inepto bañado en vino. Casi desee ser capaz de ver, sólo para poder disfrutar mejor de su humillación, sin embargo aquello era una tontería, la obscuridad era parte de mi y no necesitaba nada más.
Baile son una y con otra señorita, notando el cambio apenas por la sutileza de sus peculiares perfumes, por lo demás eran todas la misma materia, carne y sangre rebosando vida. En el desorden del concurrido salón por equivocación agarre a un muchachito extremadamente delgado, un error del que me di cuenta demasiado tarde, pero preferí hacer como si nada y lo gire riendo como si de una broma se tratara, otras risas me acompañaron, así que me deje caer contra la voz más cercana.
- Cielos Santo, quizás ya he bebido demasiado – dije entre jadeos propios de quien ha estado bailando por largo rato como yo lo había hecho, sin embargo quien fuese más observador notaria que mi piel estaba demasiado pálida a pesar de mi esfuerzo, carente de cualquier otro signo como el sudor.
- Señor, lo que usted necesita es un poco de aire, permítame acompañarle al balcón – ofreció la mujer mientras se abanicaba.
Ella olía del modo correcto, esencia de rosas en su piel y almizcle entre sus piernas. Sonreí rodeando su estrecha cintura con uno de mis brazos, un gesto demasiado familiar para un par de desconocidos, pero lo acepto sin mayores protestas, acompañándome mientras me apoyaba en ella como si me faltara el equilibrio.
- No resiste nada – se río tontamente, con un tono irritante que me hizo desear darle un par de vueltas completas a su vacía cabeza.
- Estoy lo bastante sobrio para afirmar que es la mujer más bella que he visto en toda la noche – vomite aquellas palabras de galantería barata, consiguiendo solo más de esas risas tontas.
Apenas sentí el frío de la noche refrescando mi piel y supe que habíamos dejado el baile me abalance sobre ella como un hombre poseído por la pasión, arrastrándola hacia uno de los rincones luchando por elevar aquella falda engorrosa.
- No se preocupe – dije mudando la copa de mano para sacudir las gotas de vino – Fue sólo un accidente sin importancia – uno que por lo que sabía acababa de arruinar el puño de una de mis mejores camisas. Entre mis aficiones alimenticias y esto prácticamente ya no me quedaba ninguna prenda sana, empezaba a plantearme la idea de casarme con alguna viuda bastante rica que se ocupara de mis gastos y necesidades, mantener mi estilo de vida era difícil, en especial porque vivía sin hacer previsiones para el mañana, una esposa mortal parecía la solución a mis problemas, en especial porque podría deshacerme fácilmente de ella si se entrometía demasiado en mis asuntos – No se moleste por mi, pero… - sabía que no debía hacerlo, sin embargo quería una pequeña revancha – tome una copa de vino y vacíela sobre su propia cabeza – le ordene sabiendo que mis poderes lo obligarían a obedecer así quisiera o no.
Alguien engancho su brazo con el mío y deje que me arrastrara en su baile mientras reía de mucho mejor humor, sólo con imaginar a aquel inepto bañado en vino. Casi desee ser capaz de ver, sólo para poder disfrutar mejor de su humillación, sin embargo aquello era una tontería, la obscuridad era parte de mi y no necesitaba nada más.
Baile son una y con otra señorita, notando el cambio apenas por la sutileza de sus peculiares perfumes, por lo demás eran todas la misma materia, carne y sangre rebosando vida. En el desorden del concurrido salón por equivocación agarre a un muchachito extremadamente delgado, un error del que me di cuenta demasiado tarde, pero preferí hacer como si nada y lo gire riendo como si de una broma se tratara, otras risas me acompañaron, así que me deje caer contra la voz más cercana.
- Cielos Santo, quizás ya he bebido demasiado – dije entre jadeos propios de quien ha estado bailando por largo rato como yo lo había hecho, sin embargo quien fuese más observador notaria que mi piel estaba demasiado pálida a pesar de mi esfuerzo, carente de cualquier otro signo como el sudor.
- Señor, lo que usted necesita es un poco de aire, permítame acompañarle al balcón – ofreció la mujer mientras se abanicaba.
Ella olía del modo correcto, esencia de rosas en su piel y almizcle entre sus piernas. Sonreí rodeando su estrecha cintura con uno de mis brazos, un gesto demasiado familiar para un par de desconocidos, pero lo acepto sin mayores protestas, acompañándome mientras me apoyaba en ella como si me faltara el equilibrio.
- No resiste nada – se río tontamente, con un tono irritante que me hizo desear darle un par de vueltas completas a su vacía cabeza.
- Estoy lo bastante sobrio para afirmar que es la mujer más bella que he visto en toda la noche – vomite aquellas palabras de galantería barata, consiguiendo solo más de esas risas tontas.
Apenas sentí el frío de la noche refrescando mi piel y supe que habíamos dejado el baile me abalance sobre ella como un hombre poseído por la pasión, arrastrándola hacia uno de los rincones luchando por elevar aquella falda engorrosa.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/04/2013
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Desvanecimiento. Todo por un par de segundos se vio sumergido en una extraña nube de desconcierto, parpadeé y me encontré en medio de aquel salón rodeado por una decena de miradas sorprendidas. Unas risas veladas acompañaron a mi propio descubrimiento, la caricia húmeda del vino fue una amarga prueba. La copa aun estaba de cabeza entre mis dedos cuando uno de los sirvientes se acercó a auxiliarme.
-Monsieur, ¿se encuentra bien? -Comentó sosteniendo un paño blanco en las manos, asentí arrebatandole el pedazo de tela mientras miraba como a lo lejos aquel ser se desvanecía entre las gentes, frívolo y despreocupado danzando con hombres. -Si lo desea puedo conseguirle un cambio de ropa, quizás ofrecerle un lugar donde se asee y limpie. -Por primera vez en la noche agradecí el encontrarme en una de aquellas fiestas tan pomposas, los lujos y facilidades eran poco para los anfitriones.
-Una palangana y una camisa limpia es lo único que necesito. -Comenté sacándome la mascara de la cara colocándole sobre una mesa a la cual me había acercado, la mirada en mis ojos había ahuyentado el contemplar curioso y burlón de los invitados que poco a poco regresaban a su rutina de diversión vaciá. -Monsieur, estoy seguro se encontrará mucho mas cómodo si me acompaña a una de las habitaciones. -Mis ojos que hasta el momento habían seguido la demencial danza de aquel molesto ser se clavaron en aquel común que retrocedió pálido un paso, desapareciendo tras ello con una reverencia.
Había sido victima de uno de los mas molestos poderes de aquellas sanguijuelas, desprevenido había caído en las garras de aquel depredador que inocentemente se desenmascaraba ante mi. No parecía la acción mas inteligente como tampoco lo era aquellas acciones que emprendía tras su "travesura". -Eres un hombre muy confiado en ti mismo... -murmuré sacándome el saco húmedo en las solapas por el vino, le mire un segundo lanzando un suspiro. -Ahí va mi mejor traje... -A diferencia de los comensales era un hombre de pocos recursos y la perdida de mi saco representaba un lujo que no podía darme.
Lo que había pedido no tardó en llegar y con rapidez hice los cambios necesarios atrayendo una que otra mirada curiosa que estudiaba las marcas en mi piel, aquella pálida maraña de cicatrices que evidenciaban una vida de "aventuras" y que para mi eran trofeos de guerra. La camisa era sorprendentemente de mi talla, un poco justa en las mangas pero nada que no estuviese dispuesto a soportar. Solo un problema permanecía sobre la mesa.
Tome el saco, mucho mas pesado que uno normal y pude notar aquel dispositivo en él. No podía darme el lujo de abandonarlo y mucho menos aquello que se ocultaba en su interior. Suspire mientras limpiaba lo mejor posible el vino de la tela, no fue perfecto el resultado pero si lo suficientemente bueno para permitirme seguir en aquel lugar sin atraer ya la atención. Una vez culminado mi arreglo me abandone a contemplar a aquel ser.
Paso a paso le seguí con disimulo innecesario, mi querido "amigo" parecía ensimismado en sus acciones, en aquella vida disoluta. Incansable danzaba uno y otra vez, sin beber o comer algo. Su palidez, la perfección de sus movimientos y la vivacidad de sus acciones eran pruebas que poco a poco se iban acumulando ante mi investigación. Entre la gente me ocultaba disfrutando de los manjares de la fiesta, anhelando el momento en que el plato fuerte se sirviese.
Mi espera llegó a su fin cuando aquella mujer le abordó, guiándole entre los remanentes de la fiesta a una zona alejada. El salón para ese momento comenzaba a vaciarse, al parecer anunciaban un espectáculo en el jardín principal y pocos eran los que deseaban perderse aquella nueva maravilla y derroche de los anfitriones. Por mi parte me agazape en las sombras siguiendo con sigilo los pasos de aquel hombre que parecía perdido en su deseo.
-Monsieur, ¿se encuentra bien? -Comentó sosteniendo un paño blanco en las manos, asentí arrebatandole el pedazo de tela mientras miraba como a lo lejos aquel ser se desvanecía entre las gentes, frívolo y despreocupado danzando con hombres. -Si lo desea puedo conseguirle un cambio de ropa, quizás ofrecerle un lugar donde se asee y limpie. -Por primera vez en la noche agradecí el encontrarme en una de aquellas fiestas tan pomposas, los lujos y facilidades eran poco para los anfitriones.
-Una palangana y una camisa limpia es lo único que necesito. -Comenté sacándome la mascara de la cara colocándole sobre una mesa a la cual me había acercado, la mirada en mis ojos había ahuyentado el contemplar curioso y burlón de los invitados que poco a poco regresaban a su rutina de diversión vaciá. -Monsieur, estoy seguro se encontrará mucho mas cómodo si me acompaña a una de las habitaciones. -Mis ojos que hasta el momento habían seguido la demencial danza de aquel molesto ser se clavaron en aquel común que retrocedió pálido un paso, desapareciendo tras ello con una reverencia.
Había sido victima de uno de los mas molestos poderes de aquellas sanguijuelas, desprevenido había caído en las garras de aquel depredador que inocentemente se desenmascaraba ante mi. No parecía la acción mas inteligente como tampoco lo era aquellas acciones que emprendía tras su "travesura". -Eres un hombre muy confiado en ti mismo... -murmuré sacándome el saco húmedo en las solapas por el vino, le mire un segundo lanzando un suspiro. -Ahí va mi mejor traje... -A diferencia de los comensales era un hombre de pocos recursos y la perdida de mi saco representaba un lujo que no podía darme.
Lo que había pedido no tardó en llegar y con rapidez hice los cambios necesarios atrayendo una que otra mirada curiosa que estudiaba las marcas en mi piel, aquella pálida maraña de cicatrices que evidenciaban una vida de "aventuras" y que para mi eran trofeos de guerra. La camisa era sorprendentemente de mi talla, un poco justa en las mangas pero nada que no estuviese dispuesto a soportar. Solo un problema permanecía sobre la mesa.
Tome el saco, mucho mas pesado que uno normal y pude notar aquel dispositivo en él. No podía darme el lujo de abandonarlo y mucho menos aquello que se ocultaba en su interior. Suspire mientras limpiaba lo mejor posible el vino de la tela, no fue perfecto el resultado pero si lo suficientemente bueno para permitirme seguir en aquel lugar sin atraer ya la atención. Una vez culminado mi arreglo me abandone a contemplar a aquel ser.
Paso a paso le seguí con disimulo innecesario, mi querido "amigo" parecía ensimismado en sus acciones, en aquella vida disoluta. Incansable danzaba uno y otra vez, sin beber o comer algo. Su palidez, la perfección de sus movimientos y la vivacidad de sus acciones eran pruebas que poco a poco se iban acumulando ante mi investigación. Entre la gente me ocultaba disfrutando de los manjares de la fiesta, anhelando el momento en que el plato fuerte se sirviese.
Mi espera llegó a su fin cuando aquella mujer le abordó, guiándole entre los remanentes de la fiesta a una zona alejada. El salón para ese momento comenzaba a vaciarse, al parecer anunciaban un espectáculo en el jardín principal y pocos eran los que deseaban perderse aquella nueva maravilla y derroche de los anfitriones. Por mi parte me agazape en las sombras siguiendo con sigilo los pasos de aquel hombre que parecía perdido en su deseo.
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
De todas las hembras en aquel salón… no podía entender como había acabado con aquella de voz más irritante, si bien tenía unos pechos generosos que apenas lograba abarcar con mis manos, los grititos excitados que soltaba me ponían los nervios de punta.
- No hagas ningún sonido – le ordene cansado de su voz.
Inmediatamente enmudeció, el miedo vibro a través de ella cuando comprendió que era incapaz de hablar, gritar, gemir o producir cualquier clase de sonido. Uso sus manos para empujarme, tratando de huir de mi influencia pero no logro moverme ni un centímetro.
Rodee su cuerpo con mis brazos de forma despreocupada permitiéndole ver de cerca mis afilados colmillos cuando le dedique una amplia sonrisa. Su corazón se disparo con tal fuerza que prácticamente podía sentirlo golpearme a través de su pecho, de su grito mudo solo me llego su aliento, mismo que tome como una invitación, apoderándome de sus labios con rudeza. Su lengua quedo atrapada entre mis dientes, basto un solo mordisco para desprender su tierna carne y sentir como un calido torrente de sangre inundaba mi boca y la suya.
Su sabor resulto igual de decepcionante que el resto de ella, demasiado simple e insulso, ni siquiera su miedo tenía gracia, asíque me deshice de ella con apenas un empujón, causando que cayese unos metros desde el balcón hasta el suelo, no lo suficientemente alto para matarla, pero si para que se quebrara algunos huesos, tal como el sonido de su cuerpo al estrellarse contra el piso podía develar.
Busque un pañuelo en mi bolsillo para limpiar mi rostro de su sangre, Ares y Hades no tardarían en aparecer atraídos por el aroma metálico, sin embargo pese a su buen entrenamiento no podía confiarles la tarea de deshacerse de aquel problema que se retorcía allá abajo como el gusano insignificante que era.
- No hagas ningún sonido – le ordene cansado de su voz.
Inmediatamente enmudeció, el miedo vibro a través de ella cuando comprendió que era incapaz de hablar, gritar, gemir o producir cualquier clase de sonido. Uso sus manos para empujarme, tratando de huir de mi influencia pero no logro moverme ni un centímetro.
Rodee su cuerpo con mis brazos de forma despreocupada permitiéndole ver de cerca mis afilados colmillos cuando le dedique una amplia sonrisa. Su corazón se disparo con tal fuerza que prácticamente podía sentirlo golpearme a través de su pecho, de su grito mudo solo me llego su aliento, mismo que tome como una invitación, apoderándome de sus labios con rudeza. Su lengua quedo atrapada entre mis dientes, basto un solo mordisco para desprender su tierna carne y sentir como un calido torrente de sangre inundaba mi boca y la suya.
Su sabor resulto igual de decepcionante que el resto de ella, demasiado simple e insulso, ni siquiera su miedo tenía gracia, asíque me deshice de ella con apenas un empujón, causando que cayese unos metros desde el balcón hasta el suelo, no lo suficientemente alto para matarla, pero si para que se quebrara algunos huesos, tal como el sonido de su cuerpo al estrellarse contra el piso podía develar.
Busque un pañuelo en mi bolsillo para limpiar mi rostro de su sangre, Ares y Hades no tardarían en aparecer atraídos por el aroma metálico, sin embargo pese a su buen entrenamiento no podía confiarles la tarea de deshacerse de aquel problema que se retorcía allá abajo como el gusano insignificante que era.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Y de aquella forma mi apreciada presa daba inicio con el espectáculo de sus actos, agazapado en la oscuridad contemplé aquella representación burda que dejaba mucho que desear. Había disfrutado en un principio con los gritos de la chica, no eran los mas delicados pero parecían la perfecta antesala del caos. Lo mejor había sido su mirada, aquel gesto desesperado que resultaba de la conciencia que llegaba con el descubrir la verdad. Esa mirada solo duraba un par de segundos, pero era tan preciosa como un diamante. Podía cuestionar el modo de proceder del caballero, pero demostraba con sus acciones que era algo tan normal y natural para él como lo era para mi el respirar.
-Debo admitir que se comporta como todo un caballero, tanto con sus congéneres como con las damas. -Mi voz resonó tranquila apenas el impacto de aquel cuerpo mortal inundaba levemente el ambiente. Avance en dirección del vampiro, introduciendo en mi costado derecho la mano rebuscando en aquel lugar aquello que con tanto cuidado había luchado por proteger. -No parece muy contento, ¿acaso la puta tenía mal gusto? Realmente no puede quejarse, desde el momento en que los vi juntos en la pista de baile pude notar lo precario de su condición. Alguien como usted parecería tener mejor gusto.
En la oscuridad casi imperante brillo por un instante el revolver de largo cañón. El suave click procedente de amartillarlo reverberó en el silencio subsecuente de mis palabras. -Aunque ¿realmente había esperado algo diferente de usted? Debo admitir que en un principio lo hice, después de todo llevo siguiéndole los pasos desde hace ya muchos meses... me imaginaba un ser un tanto más cuidadoso. -Meneé la cabeza con un gesto dramático de abatimiento, el aroma de la sangre fresca imperaba en la atmósfera. -Me ha decepcionado enormemente Monsieur. Quizás... tal vez... estoy siendo un poco injusto. Después de todo, los de su clase carecen de la habilidad de controlar sus actos. No he encontrado entre su raza ni un ápice de auto control.
Sabía bien que cada palabra exhalada por mi aliento podía o ser tomada como una provocación o como una razón de burla de aquel pálido señor. Ni una ni otra me importaba, tampoco deseaba quedarme a averiguar lo que pensaba de mi disertación. Aun recordaba el haber sido avergonzando por sus habilidades infernales. Sin esperar siquiera una respuesta presione el gatillo del arma. Una detonación que se mezclo con la explosión de juegos artificiales en el jardín cercano. Fuego y plata eran escupidos en dirección del vampiro.
-Debo admitir que se comporta como todo un caballero, tanto con sus congéneres como con las damas. -Mi voz resonó tranquila apenas el impacto de aquel cuerpo mortal inundaba levemente el ambiente. Avance en dirección del vampiro, introduciendo en mi costado derecho la mano rebuscando en aquel lugar aquello que con tanto cuidado había luchado por proteger. -No parece muy contento, ¿acaso la puta tenía mal gusto? Realmente no puede quejarse, desde el momento en que los vi juntos en la pista de baile pude notar lo precario de su condición. Alguien como usted parecería tener mejor gusto.
En la oscuridad casi imperante brillo por un instante el revolver de largo cañón. El suave click procedente de amartillarlo reverberó en el silencio subsecuente de mis palabras. -Aunque ¿realmente había esperado algo diferente de usted? Debo admitir que en un principio lo hice, después de todo llevo siguiéndole los pasos desde hace ya muchos meses... me imaginaba un ser un tanto más cuidadoso. -Meneé la cabeza con un gesto dramático de abatimiento, el aroma de la sangre fresca imperaba en la atmósfera. -Me ha decepcionado enormemente Monsieur. Quizás... tal vez... estoy siendo un poco injusto. Después de todo, los de su clase carecen de la habilidad de controlar sus actos. No he encontrado entre su raza ni un ápice de auto control.
Sabía bien que cada palabra exhalada por mi aliento podía o ser tomada como una provocación o como una razón de burla de aquel pálido señor. Ni una ni otra me importaba, tampoco deseaba quedarme a averiguar lo que pensaba de mi disertación. Aun recordaba el haber sido avergonzando por sus habilidades infernales. Sin esperar siquiera una respuesta presione el gatillo del arma. Una detonación que se mezclo con la explosión de juegos artificiales en el jardín cercano. Fuego y plata eran escupidos en dirección del vampiro.
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
El sonido del disparo se mimetizo con el estallido de los fuegos de artificio impidiendo que reaccionara a tiempo. El calor de la bala de plata adentrándose en mi carne, dejando tras de si una estela de dolor, junto con el aroma de mi propia sangre fueron signos inequívocos de que el maldito me había herido. Instintivamente lleve una mano a la herida, la cual se empapo de inmediato por la sangre que se filtraba a través del hueco en mi pecho, demasiado cerca de mi corazón.
- Cuanta basura sin sentido – dije sonriendo a pesar del dolor y me arroje hacia atrás siguiendo a mi victima por la misma caída, pero a diferencia de aquella mujer que seguía sollozando en silencio, yo caí sobre mis pies con gracia casi felina.
Otro quizás hubiese peleado hasta su ultimo aliento, como un valiente y estupido guerrero lleno de insensato orgullo e ideas anticuadas sobre honor, alguna vez yo mismo fui así, un highlander amante de su espada, lleno de sueños de gloria y valor sin sentido, en cambio ahora que existía como un muerto viviente, todas aquellas cosas me parecían absurdas, ante la muerte no hay valor o cobardía, si ella te atrapa te da el mismo trato.
Tome a la mujer bajo mi brazo, era pronto para despedirme de Paris, así que ella y aquel cazador tendrían que desaparecer. Corrí velozmente dejando una estela de sangre que esperaba siguiera, pelearía, pero bajo mis términos y en mi propio terreno. Silbé llamando a mis perros, los necesitaba para que fueran mis ojos, pues aunque mis oídos y olfato eran excelentes me limitaban en alcance y reacción.
Hares ladro uniéndose a mi en carrera, de inmediato me sentí más confiado, Ares nos seguía un poco más retrasado cuidando la retaguardia mientras su hermano se posicionaba frente a mi guiándome a través de las laberínticas calles. Aquel humano iba a vivir lo suficiente para lamentar haber cruzado mi camino.
- Cuanta basura sin sentido – dije sonriendo a pesar del dolor y me arroje hacia atrás siguiendo a mi victima por la misma caída, pero a diferencia de aquella mujer que seguía sollozando en silencio, yo caí sobre mis pies con gracia casi felina.
Otro quizás hubiese peleado hasta su ultimo aliento, como un valiente y estupido guerrero lleno de insensato orgullo e ideas anticuadas sobre honor, alguna vez yo mismo fui así, un highlander amante de su espada, lleno de sueños de gloria y valor sin sentido, en cambio ahora que existía como un muerto viviente, todas aquellas cosas me parecían absurdas, ante la muerte no hay valor o cobardía, si ella te atrapa te da el mismo trato.
Tome a la mujer bajo mi brazo, era pronto para despedirme de Paris, así que ella y aquel cazador tendrían que desaparecer. Corrí velozmente dejando una estela de sangre que esperaba siguiera, pelearía, pero bajo mis términos y en mi propio terreno. Silbé llamando a mis perros, los necesitaba para que fueran mis ojos, pues aunque mis oídos y olfato eran excelentes me limitaban en alcance y reacción.
Hares ladro uniéndose a mi en carrera, de inmediato me sentí más confiado, Ares nos seguía un poco más retrasado cuidando la retaguardia mientras su hermano se posicionaba frente a mi guiándome a través de las laberínticas calles. Aquel humano iba a vivir lo suficiente para lamentar haber cruzado mi camino.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Mi risa rompió el silencio que había seguido la detonación, me incline hacia el vacio para contemplar a mi presa emprender la graciosa huida, se atrevía incluso a llevarse los restos de su comida. Era más que obvio que mi intervención en su cena particular había sido un mal augurio para sus planes. Me encogí de hombre al tiempo que me inclinaba, en el suelo de mármol se notaba con suma claridad una mancha oscura y viscosa.
-Vaya que le gusta complicar las cosas. -Comenté al tomar en mis dedos un poco de aquel material abyecto, suspiré y olfatee el hedor de aquella sangre maldita. -Hmmm con esto debe ser fácil dar con él. -Me incorporé limpiando mi mano en los cortinajes de seda y encaje, poco me importaba que el servicio descubriese mas tarde aquello, guarde la aun humeante pistola en mi costado y con paso ligero me abrí paso hasta la salida. En menos de un minuto me encontré abajo, contemplando desde el suelo el balcón donde todo los eventos habían tenido lugar.
En el suelo había una serie de manchas de sangre, reguero que marcaba un camino fácil de seguir. El problema principal residía en la velocidad de mi presa, torcí el gesto pensando en adelantarme a las cuadras, quizás pedir un carruaje... pero todo parecía una perdida innecesaria de tiempo. El aroma de aquel liquido oscuro y espeso inundaba el lugar, tenue pero fácil de percibir para mi. Me encogí de hombros ya encaminándome hacia las cuadras cuando el diablo escuchó mis preocupaciones. El rítmico andar de un caballo resonaba en la avenida desolada.
-Perfecto. -Sonreí en las sombras con tranquilidad buscando el puñal que pendía de mi cadera en una vaina de hilo de oro y cuero curtido. Miré en derredor comprobando la soledad del lugar, todos se habían reunido en el patio para embelesarse con las maravillas de la fiesta. El sonido era más fuerte a cada segundo y ya era capaz de percibir la silueta del oscuro animal recortándose hacia el frente. Avance con una sonrisa en la boca listo a desenfundar en el momento propicio. -Bonsoir Monsieur. -Mi voz cortó el silencio mientras el caballero en la montura bajó apenas el ritmo de su avanzada, quizás no era más que un invitado que llegaba tarde al convite o un desafortunado que tenía la mala suerte de encontrarse en mi camino en aquel momento de necesidad.
-Bonsoir caballero, ¿puedo servirle en algo? -El noble animal se encabritó al detenerse de manera precipitada, eleve mi mano acariciando el cuello del animal que me miraba nervioso. -Lamento admitir que si caballero, me encuentro en medio de una gran necesidad. -El hombre parecía un tanto contrariado con eso pero aun así contesto a mis palabras con cortesía. -Dígame aquello que necesita y si esta en mis manos el ayudarle, le haré gustoso. -Sonreí acercándome un paso a la silla de montar. -De hecho esta entre sus piernas. -Comenté con ligereza mientras tiraba del cuerpo del caballero que tomado por sorpresa por mis movimientos acelerados se vio en un instante en el suelo al lado de su montura que relincho apartándose un paso. -Pero que demonios... -las palabras murieron en su boca cuando mi daga se clavó en su garganta rápida como una exhalación.
Sin detenerme a ver morir al hombre me monté en el caballo lanzando una postrema mirada a aquel palacio lleno de vanidad. -Au revoir. -Mi voz fue ahogada por el sonido del caballo al entrar en galope siguiendo el reguero de sangre fácilmente identificable, no tardaría en darle alcance al vampiro y entonces podría manchar mi daga con una sangre aun más interesante que la del simple caballero. Ante aquella idea aguijoneé los costados de la bestia que parecía respirar fuego al cruzar veloz la oscuridad de las calles de Paris.
-Vaya que le gusta complicar las cosas. -Comenté al tomar en mis dedos un poco de aquel material abyecto, suspiré y olfatee el hedor de aquella sangre maldita. -Hmmm con esto debe ser fácil dar con él. -Me incorporé limpiando mi mano en los cortinajes de seda y encaje, poco me importaba que el servicio descubriese mas tarde aquello, guarde la aun humeante pistola en mi costado y con paso ligero me abrí paso hasta la salida. En menos de un minuto me encontré abajo, contemplando desde el suelo el balcón donde todo los eventos habían tenido lugar.
En el suelo había una serie de manchas de sangre, reguero que marcaba un camino fácil de seguir. El problema principal residía en la velocidad de mi presa, torcí el gesto pensando en adelantarme a las cuadras, quizás pedir un carruaje... pero todo parecía una perdida innecesaria de tiempo. El aroma de aquel liquido oscuro y espeso inundaba el lugar, tenue pero fácil de percibir para mi. Me encogí de hombros ya encaminándome hacia las cuadras cuando el diablo escuchó mis preocupaciones. El rítmico andar de un caballo resonaba en la avenida desolada.
-Perfecto. -Sonreí en las sombras con tranquilidad buscando el puñal que pendía de mi cadera en una vaina de hilo de oro y cuero curtido. Miré en derredor comprobando la soledad del lugar, todos se habían reunido en el patio para embelesarse con las maravillas de la fiesta. El sonido era más fuerte a cada segundo y ya era capaz de percibir la silueta del oscuro animal recortándose hacia el frente. Avance con una sonrisa en la boca listo a desenfundar en el momento propicio. -Bonsoir Monsieur. -Mi voz cortó el silencio mientras el caballero en la montura bajó apenas el ritmo de su avanzada, quizás no era más que un invitado que llegaba tarde al convite o un desafortunado que tenía la mala suerte de encontrarse en mi camino en aquel momento de necesidad.
-Bonsoir caballero, ¿puedo servirle en algo? -El noble animal se encabritó al detenerse de manera precipitada, eleve mi mano acariciando el cuello del animal que me miraba nervioso. -Lamento admitir que si caballero, me encuentro en medio de una gran necesidad. -El hombre parecía un tanto contrariado con eso pero aun así contesto a mis palabras con cortesía. -Dígame aquello que necesita y si esta en mis manos el ayudarle, le haré gustoso. -Sonreí acercándome un paso a la silla de montar. -De hecho esta entre sus piernas. -Comenté con ligereza mientras tiraba del cuerpo del caballero que tomado por sorpresa por mis movimientos acelerados se vio en un instante en el suelo al lado de su montura que relincho apartándose un paso. -Pero que demonios... -las palabras murieron en su boca cuando mi daga se clavó en su garganta rápida como una exhalación.
Sin detenerme a ver morir al hombre me monté en el caballo lanzando una postrema mirada a aquel palacio lleno de vanidad. -Au revoir. -Mi voz fue ahogada por el sonido del caballo al entrar en galope siguiendo el reguero de sangre fácilmente identificable, no tardaría en darle alcance al vampiro y entonces podría manchar mi daga con una sangre aun más interesante que la del simple caballero. Ante aquella idea aguijoneé los costados de la bestia que parecía respirar fuego al cruzar veloz la oscuridad de las calles de Paris.
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
No podía permitirme perder más sangre con un cazador detrás de mi pista, asique introduje en la herida un pañuelo que frenaría momentáneamente aquel caudal carmesí que se vertía en mis ropas. La mujer se había recuperado de mi influencia produciendo unos sonidos lastimeros en los bordes de su agonía, no era de esta manera que hubiese deseado disfrutar de ella, sin embargo los juegos se habían acabado por esta noche. Abrí su garganta por completo usando solo mis afiladas uñas, entregando su cuerpo inerte a Hades, quien tras atrapar uno de sus tobillos en sus fuertes mandíbulas continuo arrastrándola creando un rastro falso para ser seguido por el cazador.
Me preocupaba un poco que fuese lo bastante astuto para no dejarse engañar, sin embargo no necesitaba realmente que siguiera a Hades, sólo un instante de distracción sería suficiente para mi. Abandone la calle de un salto para encaramarme en la fachada de un edificio. Allí encontré un espacio propicio donde ocultarme y esperar.
Los cascos de un caballo producían un sonido muy claro que hizo evidente que alguien se acercaba galopando a gran velocidad. Mis músculos entraron inmediatamente en tensión preparándose para saltar sobre la presa. No había espacio para errores, si fallaba en caer sobre él, o si incluso no se trataba de quien esperaba habría malgastado mi tiempo y fuerzas.
El momento llego, asique me impulse con todas mis fuerzas, embistiendo al jinete. Caímos violentamente rodando en una maraña humana. Mis energías estaban más agotadas de lo que hubiese esperado, necesitaba sangre y descanso para recuperarme, pero en este momento necesitaba antes que nada, salvar mi culo. Asique reuní todas las fuerzas de las que disponía para luchar contra el cazador, desgarrando su saco y prendas mientras intentaba abrirle las entrañas.
Aun no lograba oler su sangre y eso me frustraba, rugí molesto, si hubiese tenido la sensatez de traer alguna pistola, ya hubiese resuelto todo este embrollo con una explosión de pólvora. Los humanos eran criaturas tan frágiles, no se necesitaba de plata para dañarles, ojala aquel tipo hiciese el favor de enterarse y morirse como correspondía a su especie.
Me preocupaba un poco que fuese lo bastante astuto para no dejarse engañar, sin embargo no necesitaba realmente que siguiera a Hades, sólo un instante de distracción sería suficiente para mi. Abandone la calle de un salto para encaramarme en la fachada de un edificio. Allí encontré un espacio propicio donde ocultarme y esperar.
Los cascos de un caballo producían un sonido muy claro que hizo evidente que alguien se acercaba galopando a gran velocidad. Mis músculos entraron inmediatamente en tensión preparándose para saltar sobre la presa. No había espacio para errores, si fallaba en caer sobre él, o si incluso no se trataba de quien esperaba habría malgastado mi tiempo y fuerzas.
El momento llego, asique me impulse con todas mis fuerzas, embistiendo al jinete. Caímos violentamente rodando en una maraña humana. Mis energías estaban más agotadas de lo que hubiese esperado, necesitaba sangre y descanso para recuperarme, pero en este momento necesitaba antes que nada, salvar mi culo. Asique reuní todas las fuerzas de las que disponía para luchar contra el cazador, desgarrando su saco y prendas mientras intentaba abrirle las entrañas.
Aun no lograba oler su sangre y eso me frustraba, rugí molesto, si hubiese tenido la sensatez de traer alguna pistola, ya hubiese resuelto todo este embrollo con una explosión de pólvora. Los humanos eran criaturas tan frágiles, no se necesitaba de plata para dañarles, ojala aquel tipo hiciese el favor de enterarse y morirse como correspondía a su especie.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
En una revoltura de ropas caí al suelo al ser impactado por aquel monolito de fría impenetrabilidad. Me había tomado por sorpresa y sabía bien que lamentaría aquello, maldije en silencio tratando de tomar aire mientras juntos rodábamos por el suelo y la montura que momentos antes ocupara se lanzara despavorida en medio de las sombras. Podía sentir sus firmes y poderosas garras tratando de alcanzarme, luchando por herirme con sus uñas afiladas y sedientas de sangre. En medio de aquel caos luchaba por hacérselo imposible.
Con todas mis fuerzas me debatía para detener su alcance, mis manos se interponían contra aquel férreo y tajante ataque que ahora se lanzaba contra mi pecho y después a mi cuello. El olor de su sangre me impregnaba el olfato, el olor de mi sudor y adrenalina derramada se mezclaban indistintamente exaltando cada uno de mis sentidos. No podía mantenerme mucho tiempo de aquella manera, si bien yo no me encontraba herido no significaba que tuviese la ventaja. Aun con sus fuerzas comprometidas aquel ser era lo suficientemente capaz para romperme el cuello y acabar con mi vida en un parpadeo.
De alguna forma aquel ente había alcanzado mi cuello, no podía soltarme y aquello no era ni remotamente la ventaja que había deseado al inicio de aquella malsana noche. Finalmente podía verle al rostro, su palidez mortal y el gesto de desesperación y molestia en sus facciones le convertía en una gárgola, en el ángel vengador de muerte. Enarbole una sonrisa burlona mientras me impulsaba hacia él en un esfuerzo sobre humano, golpeando su frente con la mía. El mundo daba vueltas pero había conseguido un espacio suficiente para tirar de la segunda arma en mi pecho.
Tuve que luchar con ella para destrabarle de aquel dispositivo que le guardaba y rogué a dios y al demonio que permitiese no me disparase a mi mismo en el proceso. Flores negreas comenzaban a estallar en mi campo visual, mi corazón latía dolorosamente mientras transportaba aquella sangre sin oxigenar a mi cuerpo cada vez más cansado. La mano libre trato de rebuscar aquella herida que había provocado y cuando pensé me encontraba cerca acerté un puñetazo contra la herida, mientras apuntaba mi arma a su rostro. Le volaría aquel gesto de un disparo o moriría en el intento.
Con todas mis fuerzas me debatía para detener su alcance, mis manos se interponían contra aquel férreo y tajante ataque que ahora se lanzaba contra mi pecho y después a mi cuello. El olor de su sangre me impregnaba el olfato, el olor de mi sudor y adrenalina derramada se mezclaban indistintamente exaltando cada uno de mis sentidos. No podía mantenerme mucho tiempo de aquella manera, si bien yo no me encontraba herido no significaba que tuviese la ventaja. Aun con sus fuerzas comprometidas aquel ser era lo suficientemente capaz para romperme el cuello y acabar con mi vida en un parpadeo.
De alguna forma aquel ente había alcanzado mi cuello, no podía soltarme y aquello no era ni remotamente la ventaja que había deseado al inicio de aquella malsana noche. Finalmente podía verle al rostro, su palidez mortal y el gesto de desesperación y molestia en sus facciones le convertía en una gárgola, en el ángel vengador de muerte. Enarbole una sonrisa burlona mientras me impulsaba hacia él en un esfuerzo sobre humano, golpeando su frente con la mía. El mundo daba vueltas pero había conseguido un espacio suficiente para tirar de la segunda arma en mi pecho.
Tuve que luchar con ella para destrabarle de aquel dispositivo que le guardaba y rogué a dios y al demonio que permitiese no me disparase a mi mismo en el proceso. Flores negreas comenzaban a estallar en mi campo visual, mi corazón latía dolorosamente mientras transportaba aquella sangre sin oxigenar a mi cuerpo cada vez más cansado. La mano libre trato de rebuscar aquella herida que había provocado y cuando pensé me encontraba cerca acerté un puñetazo contra la herida, mientras apuntaba mi arma a su rostro. Le volaría aquel gesto de un disparo o moriría en el intento.
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
La explosión de dolor en mi pecho hizo que lo soltara dándole la ocasión de extraer de sus ropas un nuevo artefacto potencialmente letal a utilizar en mi contra, sin embargo fui quitado del camino de aquel segundo disparo cuando Ares me envistió arrojándome a un lado, lejos de mi presa y del peligro.
Esta noche la muerte era mi compañera de baile, esquiva se contoneaba y giraba a mi alrededor seductora e implacable, podía atestiguarlo por esa misma sangre que se derramaba a raudales por mi pecho, y que pronto me dejaría tan indefenso como un recién nacido. El golpe del cazador reactivo la hemorragia, dejando un pulso de dolor constante en mi cuerpo.
Solté una profunda carcajada acompañada del bajo gruñido de Ares al que se unió luego el de Hades quien regreso al no ir a reunirme con él. Cualquier guerrero que se preciara de pertenecer a las highlands disfrutaba de un buen combate, y por buen combate con que la vida se jugara en cada movimiento uno se podía dar por bien servido.
- Mis hermanos quieren tu carne cazador… creo que incluso yo disfrutare masticándola mientras aun vivo y consciente dejo que estos galantes gemelos se alimenten de ti – la sola idea hacía que me excitara, todo ese coraje y fuerza, reducido a una masa gritona que suplicaría piedad.
Rugí liberando un sonido bestial de mi garganta, tan potente que los cristales de las ventanas se estremecieron y los que fueron despertados por mi rugido se sobrecogieron temerosos en sus lechos. Los tres nos abalanzamos sobre el, ya no había escape, éramos una unidad, dientes y garras, una única bestia rabiosa.
Esta noche la muerte era mi compañera de baile, esquiva se contoneaba y giraba a mi alrededor seductora e implacable, podía atestiguarlo por esa misma sangre que se derramaba a raudales por mi pecho, y que pronto me dejaría tan indefenso como un recién nacido. El golpe del cazador reactivo la hemorragia, dejando un pulso de dolor constante en mi cuerpo.
Solté una profunda carcajada acompañada del bajo gruñido de Ares al que se unió luego el de Hades quien regreso al no ir a reunirme con él. Cualquier guerrero que se preciara de pertenecer a las highlands disfrutaba de un buen combate, y por buen combate con que la vida se jugara en cada movimiento uno se podía dar por bien servido.
- Mis hermanos quieren tu carne cazador… creo que incluso yo disfrutare masticándola mientras aun vivo y consciente dejo que estos galantes gemelos se alimenten de ti – la sola idea hacía que me excitara, todo ese coraje y fuerza, reducido a una masa gritona que suplicaría piedad.
Rugí liberando un sonido bestial de mi garganta, tan potente que los cristales de las ventanas se estremecieron y los que fueron despertados por mi rugido se sobrecogieron temerosos en sus lechos. Los tres nos abalanzamos sobre el, ya no había escape, éramos una unidad, dientes y garras, una única bestia rabiosa.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
La situación se hacía insostenible para mi. Tenía pocas posibilidades para salir avante de aquel embrollo en que me había ido a meter sin ayuda ni soporte alguno de mis compañeros. Mientras me debatía contra aquel ingente mar de destrucción que buscaba alcanzarme a mi mente regresaron como un torbellino las constantes recomendaciones de mi padre y maestros. "Siempre se previsor" "No hay deshonra en tener que huir, la vida que se preserva salvará otras mas adelante" "En tus compañeros encontrarás la fuerza que te haga falta".
Me hubiera gustado romper en carcajadas mientras aquellos estúpidos pensamientos me inundaban la cabeza al luchar contra los perros y el vampiro. Su peso combinado me hacía cada vez más difícil el moverme. Con mis puños y la culata del arma les mantenía a raya, tanto al vampiro como a sus animales de caza, mientras luchaba por ponerme en pie, algo había rasgado mi vientre y podía sentir un cálido reguero que manchaba la costosa camisa que se me había proporcionado en la fiesta. Era una lastima pero lo sería más si eran mis intestinos los que resultaban dañados.
Acerté un puñetazo contra la mandíbula de una de las bestias haciéndole retroceder un tanto con un gimoteo nada reconfortante, su compañero aprovecho mi descontrol y se lanzó contra mi brazo izquierdo saliendo de las sombras. Sus fauces buscaban desgarrar mi musculo y no pude evitar lanzar una maldición mientras bajaba la culata del arma y le daba entre aquellos ojos sangrientos, la presión cedió pero ya tenía dos heridas considerables.
Mire en derredor arrastrándome lejos de ellos, en medio de la locura había perdido de vista al vampiro y los malditos perros se acercaban agazapados contra mi. Rebusque instintivamente en mi cadera aquel puñal que solía cargar la mayor parte del tiempo, al no encontrarlo caí en cuenta lo había dejado en casa. El sonido de mi risa se elevó como el gemido del viento ante la tormenta, me daba por muerto y encontraba todo jodidamente divertido.
Me hubiera gustado romper en carcajadas mientras aquellos estúpidos pensamientos me inundaban la cabeza al luchar contra los perros y el vampiro. Su peso combinado me hacía cada vez más difícil el moverme. Con mis puños y la culata del arma les mantenía a raya, tanto al vampiro como a sus animales de caza, mientras luchaba por ponerme en pie, algo había rasgado mi vientre y podía sentir un cálido reguero que manchaba la costosa camisa que se me había proporcionado en la fiesta. Era una lastima pero lo sería más si eran mis intestinos los que resultaban dañados.
Acerté un puñetazo contra la mandíbula de una de las bestias haciéndole retroceder un tanto con un gimoteo nada reconfortante, su compañero aprovecho mi descontrol y se lanzó contra mi brazo izquierdo saliendo de las sombras. Sus fauces buscaban desgarrar mi musculo y no pude evitar lanzar una maldición mientras bajaba la culata del arma y le daba entre aquellos ojos sangrientos, la presión cedió pero ya tenía dos heridas considerables.
Mire en derredor arrastrándome lejos de ellos, en medio de la locura había perdido de vista al vampiro y los malditos perros se acercaban agazapados contra mi. Rebusque instintivamente en mi cadera aquel puñal que solía cargar la mayor parte del tiempo, al no encontrarlo caí en cuenta lo había dejado en casa. El sonido de mi risa se elevó como el gemido del viento ante la tormenta, me daba por muerto y encontraba todo jodidamente divertido.
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Para tratarse sólo de un humano común me sorprendió bastante que pudiese luchar contra mi y mis amados perros, incluso si ahora estaba prácticamente acabado o si me había herido antes, no dejaba de ser un hecho peculiar. Le permití correr un poco, era necesario terminar esto pronto para que pudiese cuidar de mis heridas y encontrar un refugio seguro antes del amanecer, pero no podía evitar disfrutar de la persecución, abrir el espacio sólo lo suficiente para que pensase que tenía salvación y caer una y otra vez sobre la presa sólo para aumentar su desesperación.
Su aroma estaba gravado en mis sentidos, claro e inconfundible, lo seguía con facilidad, saboreando con anticipación el momento en que me devolvería una a una cada gota de sangre que me hizo derramar con la suya propia. Acelere mis pasos, le pondría fin, lo atrape por la ropa, sintiendo mis uñas atravesar la tela para encontrar su carne firme bajo aquella débil protección.
Con fuerza lo arroje contra un muro, evitando el rebote al atraparlo nuevamente por el cuello y elevarlo lo suficiente del piso para que sus pies colgarán. El esfuerzo envío una renovada onda de dolor a través mío y el sangrado volvió a intensificarse, sólo lo ignore.
- Se acabo – le dije, aunque era probable que ya lo supiera.
Sin embargo de pronto perdí toda la fuerza y mi brazo se volvió incapaz de soportar su peso, me sacudió un fuerte mareo que me obligo a soltarlo y retroceder en esas tinieblas eternas buscando algo de lo cual asirme. De algún modo tropecé con mis propios pies y caí sin ninguna gracia sobre mi propio trasero.
Esta situación era ridícula, si tan sólo hubiese jugado menos, si lo hubiese mordido en la primera oportunidad… pero no lo hice y las cosas nuevamente se ponían en mi contra. Maldije mientras trataba de sobreponerme, Ares llego en ese momento, sus gruñidos eran mucho más roncos que los de su hermano, el se interpuso entre el cazador y yo, mientras Hades toco mi rostro con su hocico haciéndome saber que estaba a mi lado.
Su aroma estaba gravado en mis sentidos, claro e inconfundible, lo seguía con facilidad, saboreando con anticipación el momento en que me devolvería una a una cada gota de sangre que me hizo derramar con la suya propia. Acelere mis pasos, le pondría fin, lo atrape por la ropa, sintiendo mis uñas atravesar la tela para encontrar su carne firme bajo aquella débil protección.
Con fuerza lo arroje contra un muro, evitando el rebote al atraparlo nuevamente por el cuello y elevarlo lo suficiente del piso para que sus pies colgarán. El esfuerzo envío una renovada onda de dolor a través mío y el sangrado volvió a intensificarse, sólo lo ignore.
- Se acabo – le dije, aunque era probable que ya lo supiera.
Sin embargo de pronto perdí toda la fuerza y mi brazo se volvió incapaz de soportar su peso, me sacudió un fuerte mareo que me obligo a soltarlo y retroceder en esas tinieblas eternas buscando algo de lo cual asirme. De algún modo tropecé con mis propios pies y caí sin ninguna gracia sobre mi propio trasero.
Esta situación era ridícula, si tan sólo hubiese jugado menos, si lo hubiese mordido en la primera oportunidad… pero no lo hice y las cosas nuevamente se ponían en mi contra. Maldije mientras trataba de sobreponerme, Ares llego en ese momento, sus gruñidos eran mucho más roncos que los de su hermano, el se interpuso entre el cazador y yo, mientras Hades toco mi rostro con su hocico haciéndome saber que estaba a mi lado.
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Un grito de sorpresa escapó de mi garganta en el momento en que era de nueva cuenta regresado a mis pies, el muro cubierto de humedad y musgo a mi espalda resistió mi tambaleante peso evitando que cayese al suelo como el vampiro lo hacía. Lo miré un instante desconcertado, tratando de ordenar los sucesos que habían tenido lugar en los postremos segundos, como mi cuerpo se encontraba de pronto al borde del abismo para ahora estar en puerto seguro.
Trague saliva con dificultad, me era dificultoso respirar gracias a la presión ejercida por las garras de aquella bestia nocturna. Instintivamente lleve mi mano a aquella zona, acariciándole para hacer descender el malestar mientras mis ojos se clavaban en mi enemigo, en sus malditas mascotas que parecían insistir en no dejar que tomase aquello que me pertenecía por derecho.
-Esto es un asunto entre... "caballeros" -Puntualice con un tono ronco en la voz, cada palabra era una jodida daga en mi garganta que hormigueaba y pulsaba como si hubiese tragado carbón ardiente. -¿Por qué no dejar a un lado a las bestias? Después de todos somos personas civilizadas ¿no es así mi señor? -Esboce una sonrisa torcida en mi faz, mientras me acercaba un paso cauteloso al pequeño grupo, el perro que se interponía en mi camino inclinó su cuerpo como muestra de prepararse para atacar, su hocico se abrió mostrando una hilera sanguinolenta de dientes afilados. Estaba seguro que el carmín que le manchaba en parte era mio. Jodidas bestias.
-Le diré que no veo la necesidad de apresurarnos demasiado. Si debo ser sincero empieza a caerme bien. -Dije con un tono que trataba de ser tranquilo pero que no era más que un graznido gracias a lo cerrado de mi garganta. -Carajo, le juro que le invitaría una copa de vino y una puta para que cenará... -Los ojos brillantes de las bestias me contemplaban con hostilidad, no los culpaba pues no me sentía diferente con ellos tras nuestro encuentro.
-Podemos resolver esto en cualquier momento, no se le hará difícil el cazarme de nuevo y a mi no se me hará difícil el seguir su rastro. ¿Por qué acabar todo esta noche? Esta herido y yo jodidamente cansado. ¿Le gusta ese tipo de caza? ¿Quiere dejar todo en manos de sus bichos? No parece ese tipo de cazador. -Como respuesta a mis palabras la bestia que permanecía un tanto mas atrás gruño con fuerza forcejeando consigo mismo como para lanzarse a mi cuello, elevé las manos en un bien reconocible acto de paz.
-Tampoco disfruto una caza aburrida y menos tener que encargarme de asuntos extras e innecesarios. Con todo respecto no me gustan los perros y menos aquellos que tienen el descaro de arrancarme pedazos de piel. -Lance un bufido acariciando la zona herida de mi brazo. -¿Qué me dice caballero? ¿Hemos de seguir esto como bestias desesperadas o depredadores calculadores? -Indague mirándole con cautela, tratando de estar preparado para cualquier escenario afianzando la pistola en mis manos como único método de defensa contra aquel ser y sus mascotas.
Trague saliva con dificultad, me era dificultoso respirar gracias a la presión ejercida por las garras de aquella bestia nocturna. Instintivamente lleve mi mano a aquella zona, acariciándole para hacer descender el malestar mientras mis ojos se clavaban en mi enemigo, en sus malditas mascotas que parecían insistir en no dejar que tomase aquello que me pertenecía por derecho.
-Esto es un asunto entre... "caballeros" -Puntualice con un tono ronco en la voz, cada palabra era una jodida daga en mi garganta que hormigueaba y pulsaba como si hubiese tragado carbón ardiente. -¿Por qué no dejar a un lado a las bestias? Después de todos somos personas civilizadas ¿no es así mi señor? -Esboce una sonrisa torcida en mi faz, mientras me acercaba un paso cauteloso al pequeño grupo, el perro que se interponía en mi camino inclinó su cuerpo como muestra de prepararse para atacar, su hocico se abrió mostrando una hilera sanguinolenta de dientes afilados. Estaba seguro que el carmín que le manchaba en parte era mio. Jodidas bestias.
-Le diré que no veo la necesidad de apresurarnos demasiado. Si debo ser sincero empieza a caerme bien. -Dije con un tono que trataba de ser tranquilo pero que no era más que un graznido gracias a lo cerrado de mi garganta. -Carajo, le juro que le invitaría una copa de vino y una puta para que cenará... -Los ojos brillantes de las bestias me contemplaban con hostilidad, no los culpaba pues no me sentía diferente con ellos tras nuestro encuentro.
-Podemos resolver esto en cualquier momento, no se le hará difícil el cazarme de nuevo y a mi no se me hará difícil el seguir su rastro. ¿Por qué acabar todo esta noche? Esta herido y yo jodidamente cansado. ¿Le gusta ese tipo de caza? ¿Quiere dejar todo en manos de sus bichos? No parece ese tipo de cazador. -Como respuesta a mis palabras la bestia que permanecía un tanto mas atrás gruño con fuerza forcejeando consigo mismo como para lanzarse a mi cuello, elevé las manos en un bien reconocible acto de paz.
-Tampoco disfruto una caza aburrida y menos tener que encargarme de asuntos extras e innecesarios. Con todo respecto no me gustan los perros y menos aquellos que tienen el descaro de arrancarme pedazos de piel. -Lance un bufido acariciando la zona herida de mi brazo. -¿Qué me dice caballero? ¿Hemos de seguir esto como bestias desesperadas o depredadores calculadores? -Indague mirándole con cautela, tratando de estar preparado para cualquier escenario afianzando la pistola en mis manos como único método de defensa contra aquel ser y sus mascotas.
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
Aquel cazador tenía bastante aire caliente para alguien que hace poco estaba siendo estrangulado, a pesar de ello lo que decía tenía sentido, quitando el agujero en mi pecho esta había sido una de mis mejores cazas en meses. Hacer gritar a lánguidas señoritas era divertido pero no me proporcionaba este nivel de emoción, conocía ya todas las facetas del dolor, lo que suplicarían, lo que prometerían y el modo en que me maldecirían, en cambio de él no sabía que esperar, incluso si tras esa insólita declaración colocaría otro proyectil de plata en mi cuerpo así eso lo dejara a merced de la venganza de mis hermanos.
Me incorpore tan dignamente como pude, alise mi maltrecho traje y lo sacudí del polvo que lo ensuciaba hasta recuperar algo de mi buen aspecto, incluso peine mis cabellos con los dedos enviándolos hacia atrás aprovechando el escudo que ofrecían mis canes.
- - Entonces continuaremos este asunto en otra ocasión – le dedique una sonrisa normalmente destinada a conseguir la confianza de mis victimas – pese a que mis amigos tienen una opinión diferente – como si comprendieran mis palabras Ares y Hades se soltaron en amenazadores ladridos, ellos lo querían porque mi hirió, estaba en ellos el protegerme incluso cuando no lo requería, por lo que tuve que detenerlos por los collares y alar de ellos para evitar que se arrojaran sobre el cazador - ¡BASTA! – tuve que ordenarles para que se detuvieran, no tenía las suficientes energías para forcejear con ellos indefinidamente, pero aun podía influenciarlos con mi poder.
Cuando se calmaron los solté y les permití sentarse junto a mis piernas pese a que se comportaron indisciplinadamente, más tarde les haría saber seriamente cuan vergonzoso me pareció el tener que detenerlo de aquel modo.
- … nos volveremos a encontrar, quizás más pronto de lo que espera – me despedí con un gesto y eche a andar como si no estuviera al borde de la inconciencia, seguido siempre de cerca por Ares y Hades quienes ocasionalmente le dirigían alguna mirada desconfiada al hombre que íbamos dejando atrás.
Me incorpore tan dignamente como pude, alise mi maltrecho traje y lo sacudí del polvo que lo ensuciaba hasta recuperar algo de mi buen aspecto, incluso peine mis cabellos con los dedos enviándolos hacia atrás aprovechando el escudo que ofrecían mis canes.
- - Entonces continuaremos este asunto en otra ocasión – le dedique una sonrisa normalmente destinada a conseguir la confianza de mis victimas – pese a que mis amigos tienen una opinión diferente – como si comprendieran mis palabras Ares y Hades se soltaron en amenazadores ladridos, ellos lo querían porque mi hirió, estaba en ellos el protegerme incluso cuando no lo requería, por lo que tuve que detenerlos por los collares y alar de ellos para evitar que se arrojaran sobre el cazador - ¡BASTA! – tuve que ordenarles para que se detuvieran, no tenía las suficientes energías para forcejear con ellos indefinidamente, pero aun podía influenciarlos con mi poder.
Cuando se calmaron los solté y les permití sentarse junto a mis piernas pese a que se comportaron indisciplinadamente, más tarde les haría saber seriamente cuan vergonzoso me pareció el tener que detenerlo de aquel modo.
- … nos volveremos a encontrar, quizás más pronto de lo que espera – me despedí con un gesto y eche a andar como si no estuviera al borde de la inconciencia, seguido siempre de cerca por Ares y Hades quienes ocasionalmente le dirigían alguna mirada desconfiada al hombre que íbamos dejando atrás.
- Spoiler:
- Felicidades
Colin Cumhaige- Vampiro Clase Alta
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Re: De cazadores y depredadores [Colin Cumhaige]
-De eso estoy totalmente seguro. -Murmuré contemplando las tres figuras ser devoradas por la oscuridad. No me encontré tranquilo hasta que ya habían pasado varios minutos desde su partida y el sonido de sus pasos no fue más que un recuerdo en mi memoria. Cuando eso hubo pasado me dejé caer contra e muro, deslizándome hasta el suelo cayendo sobre mis posaderas. Cerré los ojos y por primera vez en la noche me permití un instante para disfrutar mi cansancio y dolor.
En derredor de mi podía escuchar los diferentes sonido de aquella noche tranquila, el canto de los grillos y el lejano ulular de las aves nocturnas se combinaban en una apacible sonata. Contemplé en derredor y me sorprendí de encontrarme solo, en medio de nuestra confrontación parecíamos haber ahuyentado a cualquier mirón. Aquello me causó algo de gracia. Suspiré acariciando las heridas que aquellos malditos me habían propinado. -Esto no se quedará así... -dije con amargura mientras arrancaba un pedazo de tela de mi camisa para hacer un torniquete. La falta de actividad comenzaba a pesar en mi lo que me hacía sentir mareado.
Me incorporé con dificultad recordando a aquel ser, su porte y mirada salvaje y cruel. -Será difícil el pasar de largo algo como eso a futuro. -Guardé la pistola en su lugar y con esfuerzo comencé a andar siguiendo por unos instantes el rastro de sangre que había dejado el ser. Podría seguirlo, encontrar su guarida y posteriormente llegar a él de día. Matarlo en sueños junto con algunos de mis colegas, exponerlo a la luz y a la ignominia. Sería sencillo pero no placentero. Suspiré. -No soy mas que un chiquillo al que le han quitado un juguete. -Reconocí no exento de culpabilidad y molestia.
Un relincho me hizo girar la mirada, al parecer el caballo robado había regresado sobre sus pasos y me contemplaba sacudiendo las orejas a unos metros. -Al menos hice un amigo hoy. -Reí con acritud mientras me acercaba a la montura y me subía en ella con algo de dificultad. Necesitaba descansar, un baño y pensar al respecto de todo aquello. Seguramente al día siguiente tendría que rendir cuentas de mis acciones y eso no sería para nada agradable. Bufé al picar espuelas y salir en dirección contraria a la tomada por el vampiro. Por aquella noche no quedaba nada más que hacer.
En derredor de mi podía escuchar los diferentes sonido de aquella noche tranquila, el canto de los grillos y el lejano ulular de las aves nocturnas se combinaban en una apacible sonata. Contemplé en derredor y me sorprendí de encontrarme solo, en medio de nuestra confrontación parecíamos haber ahuyentado a cualquier mirón. Aquello me causó algo de gracia. Suspiré acariciando las heridas que aquellos malditos me habían propinado. -Esto no se quedará así... -dije con amargura mientras arrancaba un pedazo de tela de mi camisa para hacer un torniquete. La falta de actividad comenzaba a pesar en mi lo que me hacía sentir mareado.
Me incorporé con dificultad recordando a aquel ser, su porte y mirada salvaje y cruel. -Será difícil el pasar de largo algo como eso a futuro. -Guardé la pistola en su lugar y con esfuerzo comencé a andar siguiendo por unos instantes el rastro de sangre que había dejado el ser. Podría seguirlo, encontrar su guarida y posteriormente llegar a él de día. Matarlo en sueños junto con algunos de mis colegas, exponerlo a la luz y a la ignominia. Sería sencillo pero no placentero. Suspiré. -No soy mas que un chiquillo al que le han quitado un juguete. -Reconocí no exento de culpabilidad y molestia.
Un relincho me hizo girar la mirada, al parecer el caballo robado había regresado sobre sus pasos y me contemplaba sacudiendo las orejas a unos metros. -Al menos hice un amigo hoy. -Reí con acritud mientras me acercaba a la montura y me subía en ella con algo de dificultad. Necesitaba descansar, un baño y pensar al respecto de todo aquello. Seguramente al día siguiente tendría que rendir cuentas de mis acciones y eso no sería para nada agradable. Bufé al picar espuelas y salir en dirección contraria a la tomada por el vampiro. Por aquella noche no quedaba nada más que hacer.
- Spoiler:
- Gracias >.<
PD: Seguiremos este tema o se creará otro para continuar nuestra linda "amistad"
Benoit Desmarai- Cazador Clase Media
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