Sabrosa miel (Hero)

por **Bazyl** Jue Mayo 23, 2013 11:20 am

Bazyl caminaba abatido por el bosque despues de un largo día, había tenido un nuevo rechazo de Sean y no podía conciliar el sueño. El maldito vampiro le había confesado que lo había torturado en sueños, él había sido el causante de sus pesadillas esas que lo traumatizaban en los unicos momentos de descanso que tenía. Pero esta noche había sido distinto, cuando su rostro tocó la almohada sus ojos se habían quedado abiertos como platos, todo el sueño que tenía no lo dejaba dormir y sabía muy bien quien tenía la culpa.

Esa tarde había visto a Sean coqueteando con una chica, si una mujer y eso le había dolido mucho tanto que aquella imagen no se borraba de su retina, todo se parecía tanto a lo que pasó años atrás pero con una diferencia, ahora era el vampiro quien no quería hablar con él.
Había decidio cambiar a oso y dar un paseo por el bosque, buscando algunos de sus hermanos, desde que había venido a Paris no había visto a otro oso y eso empezaba a preocuparlo ¿sería único? Iba mirando distraido a todos lados cuando un olor le llamó la atención, su cabeza fue hacia lo alto de un arbol y allí lo vio: un suculento panel de miel.

Se aferró al arbol en su forma de oso negro y fue trepando por él hasta alcanzarlo, estaba rozandolo con sus garras cuando se le escapó y se cayó al suelo, pero un momento. ¿El suelo se quejaba? Miró hacia abajo y vio una figura manchada de arriba a abajo con miel del roto panal. Quería comersela, necesitaba el dulce pero ahora temia que todo el trabajo de subir y agarrarlo fueran para nada.

por Invitado Jue Mayo 23, 2013 11:47 am

“Las rosas son rojas, las violetas azules y la miel pegajosa y musgosa!”

Buscar huellas de inquisidores por el bosque no era tarea fácil. A quien se le había ocurrido darme semejante misión para hacer? Tenía mis dudas de si era realmente algo importante o era que estaba molestando mientras hablaban de cosas serias en la Alianza. La verdad no lo sabía, tampoco me importaba del todo, al fin y al cabo había accedido y ya hacía dos horas que vagaba por el bosque sin encontrar nada interesante. Estaba molesto con el mundo esos últimos días, me costaba sonreír y por sobre todo, odiaba el hecho de no poder aprender a usar la ballesta. El lycan me había prometido que me enseñaría!! Pero ese maldito nunca cumplía nada. Negué y bufé en tanto seguía caminando. Pateando las piedritas que encontraba en el camino, metiendo mis manos en los bolsillos. La noche estaba fría, lo podía sentir porque hacía poco me había alimentado y tenía algo de calor en el cuerpo. Podía escuchar el ruido de las aves y las ardillas. Me emocionaba saber que había vida por todos lados, pero me entristecía no encontrar ninguna luciérnaga para seguir y perseguir.

-A-ah! Yah! Qué?! Cómo? Ah- ah auch!

Los quejidos salían como alaridos de mis labios, me había apoyado dos segundos para descansar y demasiada miel había caído sobre mí. Es que justo había un panel sobre mi cabeza?! Mis ojos se pusieron rojos de la impotencia y luego se abrieron con temor al ver las abejas sobre mí. Me picarían! Sabía que no podía morir, pero el dolor de los pinchazos los sentiría igual. Gimoteé moviendo mis manos a un lado y al otro, espantando aquellos asquerosos insectos y cuando me quise dar cuenta, resbalaba con la miel del piso cayendo como un saco de huesos a este. La tierra se me pegaba y con ello parecía una cosa amorfa en el piso. Pero que impotencia, que desgracia. La mala suerte era mi mejor amiga y entre todos esos sentimientos un suave sollozo ridículo se dejó escapar de mis labios. Por qué a mí? Odiaba esas cosas, la miel era demasiado dulce, las abejas eran insectos que volaban y estaban encaminados a picarme por haberles destruido algo. Era evidente que yo no había sido! Pero entonces, quién? Como pude empecé a mirar a un lado y al otro y allí lo vi. Un gigante, negro y fuerte oso negro estaba en el árbol. Me quedé en completo silencio, me temblaba la columna, mis ojos seguían rojos, miedosos y ahora más que antes. Yo no podía contra un oso… Ni siquiera podía contra un humano común.

-H-hola… Oso, yo no quise… Se calló arriba, yo solo estaba caminando por aquí…

Intentaba conversar… Con un animal, pero es que otra cosa no salía, no tenía con que defenderme. Quizá podría ser más rápido, quizá podría escaparme corriendo. Pero si me agarraba me destrozaba, de eso no había dudas. Tenía miedo, las lágrimas bordeaban mis grandes y ovalados ojos. El brillo se propagaba y mis labios se ponían de un suave color rojizo, pues estaba por derramar las lágrimas de la angustia y desesperación. La acumulación de sensaciones malas y de malos tratos se estaba rebalsando.

“Es que la mala suerte es tal, que me lleva al camino de la propia destrucción? Mi fin esta tan cerca que es inevitable de disipar?”

por **Bazyl** Jue Mayo 23, 2013 11:58 am

Bazyl miraba hacia abajo un poco dividido, en parte estaba triste porque había perdido uno de sus alimentos preferidos y escasos pero por otro lado el espectaculo que estaba dando el chico era bastante divertido. Estaba echando a perder la piel pero no podía soltar algunas carcajadas internas, algo así como pequeños gruñidos divertidos.

El tiempo pasaba y al verlo pelear contra las abejas tenia que compadecerlo, las picaduras dolían y lo había tenido que comprobar las muchas veces que su hambre le habia podido y de humano se aventuraba a por un panal. Iba a bajar del arbol cuando sintió su mirada, parecía asustado, casi llorando. No le gustaba que lo temieran, él era un oso, sí, pero no era peligroso, ni feroz, no le gustaba que lloraran por su culpa. Lentamente fue bajando del arbol mientras lo escuchaba en silencio.
Sabía que no había sido su culpa y con cuidado se fue acercando aun mas a él hasta tal punto de estar con su rostro a escasos centímetros del contrario, miró sus ojos y en un acto infantil sacó la lengua para lamer la miel que manchaba una de sus mejillas.

"Por lo menos se ha podido salvar algo" Pensó para si mismo mientras seguía lamiendo la mejilla, demostrandole que no iba a dañarlo. "Vampiro tonto si cree que lo voy a atacar..."

por Invitado Sáb Mayo 25, 2013 10:05 am

“Los gruñidos inhiben, siento tus ronquidos, el miedo recorre mi piel y las lágrimas son el primer encuentro con la realidad a la que me estás sometiendo. Esta es una tortura? Un juego de niños del que salgo perdiendo?”

Mis lágrimas delineaban los rasgados ojos que me acompañaban, completamente en silencio, sin mover un solo pie. Estaba asustado, casi tan asustado como cuando recordaba el ruido del cerrojo de las puertas de la mansión abrirse. Cuando llegaba la hora de ver al cuervo enojado. En esos momentos, era cuando mi columna vibraba, mis ojos temblaban y las lágrimas caían antes de empezar el castigo. Me sentía en algo bastante similar, solo que ahora no había salida, ya que con un mordisco sería carne de cañón. Terminaría destruido, pero aún inmortal, sufriendo en agonía… De solo imaginarme en ese estado me desesperé y estaba por atinar a correr cuando mis orbes negros se quedaron inquietos observando unos ojos brutalmente verdes y circulares. Como dos esferas de naturaleza viva. Tragué saliva y mis dedos se clavaron en el piso, dejando caer nuevas lágrimas. Quizá si no respiraba el oso no me tomaba en cuenta. Como fuese, intentaría todo.

-…Qué… No me lamáis… Umghj-

Me quejaba por lo bajo cuando la lengua recorría mi rostro, clavando más mis uñas sobre la tierra, gimoteando de terror hasta terminar como un ovillo en el suelo, cubriendo mi rostro con ambas manos, me sentía una bolita debajo de una montaña, siendo torturado. Me estaba saboreando? Luego de un tiempo mi autocontrol no pudo más y mis dedos se hundieron en ese pelaje empujando con ambas manos, mirándole entre llanto. Las abejas se habían espantado, pero la miel seguía pegajosa sobre mi cuerpo. Resbalaba cada vez que mis pies intentaban darme fuerzas para levantarme y al cabo de un momento terminé derrotado en el piso. El oso no parecía querer comerme realmente y con ello todas mis fuerzas se anularon y me quedé mirando al cielo, esperando que terminara de sacar su maldita miel de mi cuerpo, en tanto quejidos seguían saliendo disparados de mi boca.

-Es injusto… Yo estaba tranquilo, sabéis? Que hace un oso por estos lares? Los osos están solos? No viven con otros osos? Ah! Ya! YYAAhhh! No hay más miel! Deteneros!

“El animal siempre es bueno, el animal sigue sus instintos y por ello no se lo juzga. Pero entonces, yo que soy? Un humano, un muerto viviente, un animal? Qué es lo que soy?”

por Contenido patrocinado

Sabrosa miel (Hero)

Sabrosa miel (Hero)

Re: Sabrosa miel (Hero)

Re: Sabrosa miel (Hero)

Re: Sabrosa miel (Hero)

Re: Sabrosa miel (Hero)