AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
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¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Aquella era una noche muy tranquila en la que había salido a alimentarme y para mi buena fortuna me topé con unos niños pequeños, la sangre tierna era la que de mejor humor me ponía, todo un golpe de suerte que me hizo perder las ganas de aventurarme en una noche loca y desenfrenada, decídí regresar a casa para ponerme a terminar aquel libro que estaba escribiendo hacía algunos meses. El trayecto de regreso a casa fue bastante tranquilo y cuando estuve parado en el jardín delantero de ésta me sentí mucho más tranquilo que antes al no percibir el efluvio de Aleera, seguramente se había largado ya y no regresaría hasta la mañana.
Me metí al estudio, abrí las ventanas para que el aire entrara y me senté en la silla detrás del escritorio. Parecía que la servidumbre de la mansión estaba ocupada ya que no escuché ningún paso dentro de ella, ni siquiera Charles se escuchaba cerca. Por fin tendría una noche tranquila después de todas las semanas de desfogue y excesos. Saqué mis hojas releyendo las ultimas que había escrito y comencé a escribir. Estaba escribiendo un libro un tanto exclusivo para seres de mi naturaleza, era como un libro de taumaturgia degustativa, algo similar a los libros sobre los buenos vinos, pero este era sobre el buen "rebaño".
Comencé a escribir y de pronto la presencia de Charles me distrajome estaba llamando. En el momento en el que me puse de pie él apareció en la puerta y me dijo que estaba teniendo unos problemas de mucha importancia que tenía que resolver en ese momento y que necesitaba que fuera por Aleera que lo estaba necesitando imperiosamente en los calabozos. ¿Qué demonios? ¿Qué no podía cuidarse sola esa mocosa? Estaba seguro que era una de sus bromas, ella sabía perfectamente bien que Charles había estado muy ocupado en sus investigaciones las últimas noches y que si ella llegaba a necesitarlo me pediría que yo fuera.
Salí de la mansión muy enojado porque mi tranquila noche se estaba viendo interrumpida por Aleera y sus berrinches. Corrí hasta el lugar y cuando llegué mis botas sonaron ahogadas en el eco de las catacumbas. Aspiré y de inmediato percibí su aroma. ¿En donde estaría metida?
Me metí al estudio, abrí las ventanas para que el aire entrara y me senté en la silla detrás del escritorio. Parecía que la servidumbre de la mansión estaba ocupada ya que no escuché ningún paso dentro de ella, ni siquiera Charles se escuchaba cerca. Por fin tendría una noche tranquila después de todas las semanas de desfogue y excesos. Saqué mis hojas releyendo las ultimas que había escrito y comencé a escribir. Estaba escribiendo un libro un tanto exclusivo para seres de mi naturaleza, era como un libro de taumaturgia degustativa, algo similar a los libros sobre los buenos vinos, pero este era sobre el buen "rebaño".
Comencé a escribir y de pronto la presencia de Charles me distrajome estaba llamando. En el momento en el que me puse de pie él apareció en la puerta y me dijo que estaba teniendo unos problemas de mucha importancia que tenía que resolver en ese momento y que necesitaba que fuera por Aleera que lo estaba necesitando imperiosamente en los calabozos. ¿Qué demonios? ¿Qué no podía cuidarse sola esa mocosa? Estaba seguro que era una de sus bromas, ella sabía perfectamente bien que Charles había estado muy ocupado en sus investigaciones las últimas noches y que si ella llegaba a necesitarlo me pediría que yo fuera.
Salí de la mansión muy enojado porque mi tranquila noche se estaba viendo interrumpida por Aleera y sus berrinches. Corrí hasta el lugar y cuando llegué mis botas sonaron ahogadas en el eco de las catacumbas. Aspiré y de inmediato percibí su aroma. ¿En donde estaría metida?
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
La noche empezó tan aburrida o incluso más que la anterior. No había ningún plan para ella por parte de Charles, por lo que decidí salir de casa tan temprano como la oscuridad inundase Francia para saciar mi sed y mi aburrimiento.
Lyam no se encontraba a casa, por lo menos no cuando me fui ya que su olor se había desvanecido de la casa sin su presencia, solo esperaba no encontrármelo por la calle en la entrada de algún burdel intentando seducir a una mediocre mortal por puro gusto.
Encaminándome por las calles, terminé en los calabozos de París y me resultó interesante dar una vuelta por su interior y alimentarme de algún criminal o aún mas fácil, de algún celador que tuviera turno esa noche.
Olía la humedad, el óxido, la suciedad y la sangre totalmente mezclados en el aire. Era algo repugnante pero atrayente, ya que era la primera vez que me metía en un sitio como aquel.
No me fue muy difícil lograr despistar a los celadores para penetrar en los pasillos de piedra mugrienta, ¡oh bendita sea mi condición inmortal!.
A esas horas de la noche, el silencio cubría todos los rincones de los calabozos, aunque algún gemido o febril alarido se podía oír proveniente de alguna de las celdas de los criminales, lamentándose por los pecados cometidos.
Me paré al final de un pasadizo encarando a un pobre hombre que estaba arrinconado al lado de los barrotes, lloriqueando con la cabeza apoyada a la pared de piedra interior. Me acerqué a él silenciosamente mientras me agachaba y pasaba una mano por los barrotes para acariciarle el cabello, consiguiendo atraer su atención.
Su cabello era largo y mugriento, de él emanaba un olor nauseabundo, seguramente por el tiempo que llevaba ese hombre ahí encerrado.
Sus ojos llorosos y brillantes por las lágrimas me dieron demasiada pena y no pude dejarle allí sin mas.
- Dame la mano, por favor. - Ordené con tranquilidad mientras apartaba mi mano de sus cabellos y le miraba directamente a los ojos.
Sin pensarlo dos veces, este me dio su mano y la estiré de entre los barrotes para hundir mis dientes en su muñeca.
Para mi grata sorpresa, el hombre se calló los gritos de horror y dolor, parecía feliz, como si lo que deseara fuera la muerte; algo que por mi parte, estaba dispuesta a otorgarle.
El pobre hombre no tardó mucho en desvanecerse pálido y muerto en el suelo, mientras que yo me levantaba y me disponía a dar una última vuelta por los calabozos.
Mientras mis pasos resonaban febrilmente por los muros de piedra, deseé no estar sola y tener algo de compañía, y sabia que si le pedía a Charles que viniera me mandaría a Lyam.
Sonreí tras la posibilidad de que este viniera obviamente molesto por estorbarle y no me lo pensé ni un segundo más. Quería la compañía de Lyam.
Hice llegar mi voz a Charles con la esperanza de que me mandara al rubio y tras unos largos minutos, confirmé que así era.
Noté el olor de Lyam pasillos mas allá de donde me encontraba, pero estaba allí.
Sonreí totalmente complacida mientras me encaminaba de nuevo por los pasillos de piedra mugrienta para encontrar la procedencia de ese ruido característico de las botas de Lyam.
Lyam no se encontraba a casa, por lo menos no cuando me fui ya que su olor se había desvanecido de la casa sin su presencia, solo esperaba no encontrármelo por la calle en la entrada de algún burdel intentando seducir a una mediocre mortal por puro gusto.
Encaminándome por las calles, terminé en los calabozos de París y me resultó interesante dar una vuelta por su interior y alimentarme de algún criminal o aún mas fácil, de algún celador que tuviera turno esa noche.
Olía la humedad, el óxido, la suciedad y la sangre totalmente mezclados en el aire. Era algo repugnante pero atrayente, ya que era la primera vez que me metía en un sitio como aquel.
No me fue muy difícil lograr despistar a los celadores para penetrar en los pasillos de piedra mugrienta, ¡oh bendita sea mi condición inmortal!.
A esas horas de la noche, el silencio cubría todos los rincones de los calabozos, aunque algún gemido o febril alarido se podía oír proveniente de alguna de las celdas de los criminales, lamentándose por los pecados cometidos.
Me paré al final de un pasadizo encarando a un pobre hombre que estaba arrinconado al lado de los barrotes, lloriqueando con la cabeza apoyada a la pared de piedra interior. Me acerqué a él silenciosamente mientras me agachaba y pasaba una mano por los barrotes para acariciarle el cabello, consiguiendo atraer su atención.
Su cabello era largo y mugriento, de él emanaba un olor nauseabundo, seguramente por el tiempo que llevaba ese hombre ahí encerrado.
Sus ojos llorosos y brillantes por las lágrimas me dieron demasiada pena y no pude dejarle allí sin mas.
- Dame la mano, por favor. - Ordené con tranquilidad mientras apartaba mi mano de sus cabellos y le miraba directamente a los ojos.
Sin pensarlo dos veces, este me dio su mano y la estiré de entre los barrotes para hundir mis dientes en su muñeca.
Para mi grata sorpresa, el hombre se calló los gritos de horror y dolor, parecía feliz, como si lo que deseara fuera la muerte; algo que por mi parte, estaba dispuesta a otorgarle.
El pobre hombre no tardó mucho en desvanecerse pálido y muerto en el suelo, mientras que yo me levantaba y me disponía a dar una última vuelta por los calabozos.
Mientras mis pasos resonaban febrilmente por los muros de piedra, deseé no estar sola y tener algo de compañía, y sabia que si le pedía a Charles que viniera me mandaría a Lyam.
Sonreí tras la posibilidad de que este viniera obviamente molesto por estorbarle y no me lo pensé ni un segundo más. Quería la compañía de Lyam.
Hice llegar mi voz a Charles con la esperanza de que me mandara al rubio y tras unos largos minutos, confirmé que así era.
Noté el olor de Lyam pasillos mas allá de donde me encontraba, pero estaba allí.
Sonreí totalmente complacida mientras me encaminaba de nuevo por los pasillos de piedra mugrienta para encontrar la procedencia de ese ruido característico de las botas de Lyam.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Lo único que se escuchaba retumbando en los huecos pasillos mientras caminaba era el sonar de mis botas y el eco que estas producían. El aroma del ambiente era una mezcla de todo, suciedad humana, inmundicia de animales muertos y sangre tanto fresca como vieja. Saqué un pañuelo y me tapé la nariz para tratar de que el aroma no me diera nauseas, no hay peor sensación que la de querer vomitar sin tener nada que vomitar desde hace mucho siglos.
No pude dejar de respirar porque si no, no encontraría a la nenita de papá y seguro que Charles se molestaria si regresaba sin Aleera. Dí la vuelta en un pasillo y de inmediato me topé con el efluvio de ella. Corté mi respiración y guardé el pañuelo en mi bolsillo. Pronto distinguí su silueta a la distancia y pocos segundos después la luz de la luna que se colaba por algunos huecos en las paredes me dejó ver aquella sonrisa de omnipotencia en sus labios.
Me mantuve serio sin dejarla ver que estaba molesto de que me hubiera interrumpido la noche pero era seguro que ella lo sabía y lo había hecho a propósito.
-Oh por Dios Aleera estás bien? O necesitas que te ayude a limpiarte la sangre de la comisura de los labios?.- dije con un tono sarcástico en la voz.
Nunca dejaría de ser una niñata mimada por Charles pero aún así tenía algo que me llamaba.
No pude dejar de respirar porque si no, no encontraría a la nenita de papá y seguro que Charles se molestaria si regresaba sin Aleera. Dí la vuelta en un pasillo y de inmediato me topé con el efluvio de ella. Corté mi respiración y guardé el pañuelo en mi bolsillo. Pronto distinguí su silueta a la distancia y pocos segundos después la luz de la luna que se colaba por algunos huecos en las paredes me dejó ver aquella sonrisa de omnipotencia en sus labios.
Me mantuve serio sin dejarla ver que estaba molesto de que me hubiera interrumpido la noche pero era seguro que ella lo sabía y lo había hecho a propósito.
-Oh por Dios Aleera estás bien? O necesitas que te ayude a limpiarte la sangre de la comisura de los labios?.- dije con un tono sarcástico en la voz.
Nunca dejaría de ser una niñata mimada por Charles pero aún así tenía algo que me llamaba.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Tras voltear tres pasillos mas, llegué a encontrar a Lyam andando hacia mi, pero mientras este dejaba de andar para observarme totalmente serio, seguí avanzando mientras borraba esa sonrisa que tanto me gustaba usar.
Sabía que que se mantenía serio para no darme la satisfacción de saber que estaba molesto por haberlo echo venir hacia un sitio inmundo como ese, pero sabía perfectamente que había conseguido mi propósito y mas aún tras escuchar el tono sarcástico de su voz, la cual me hizo sonsacar una leve carcajada.
- Si quieres... - Le respondí totalmente divertida a su pregunta sarcástica, mientras ladeaba ligeramente la cabeza para verle mejor con esa luz tan débil.
Seguí andando hacia él y di una vuelta a su alrededor mientras le miraba complacida por su presencia y escuchaba el eco de mis pasos lentos y pausados. Me paré justo delante suyo y le sonreí.
- Solo quería disfrutar un rato de tu compañía - Aclaré sacando un tono de voz tierno. - ¿O esque acaso no se me es permitido? - Pregunté mientras hinchaba los mofletes y fingía un puchero de una niña pequeña.
Di un paso hacia atrás dándole la espalda a Lyam mientras levantaba las manos algo indignada.
- Todo es demasiado aburrido - Dije quejándome mientras movía una mano y posaba la otra entre los rizos de mi melena, jugueteando con ella.
Me gustaba acaparar la atención de Charles, pero más la de Lyam; como también me gustaba hacerle enojar y conseguir que se quedara ratos de su eterna vida conmigo.
Sabía que que se mantenía serio para no darme la satisfacción de saber que estaba molesto por haberlo echo venir hacia un sitio inmundo como ese, pero sabía perfectamente que había conseguido mi propósito y mas aún tras escuchar el tono sarcástico de su voz, la cual me hizo sonsacar una leve carcajada.
- Si quieres... - Le respondí totalmente divertida a su pregunta sarcástica, mientras ladeaba ligeramente la cabeza para verle mejor con esa luz tan débil.
Seguí andando hacia él y di una vuelta a su alrededor mientras le miraba complacida por su presencia y escuchaba el eco de mis pasos lentos y pausados. Me paré justo delante suyo y le sonreí.
- Solo quería disfrutar un rato de tu compañía - Aclaré sacando un tono de voz tierno. - ¿O esque acaso no se me es permitido? - Pregunté mientras hinchaba los mofletes y fingía un puchero de una niña pequeña.
Di un paso hacia atrás dándole la espalda a Lyam mientras levantaba las manos algo indignada.
- Todo es demasiado aburrido - Dije quejándome mientras movía una mano y posaba la otra entre los rizos de mi melena, jugueteando con ella.
Me gustaba acaparar la atención de Charles, pero más la de Lyam; como también me gustaba hacerle enojar y conseguir que se quedara ratos de su eterna vida conmigo.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Giré los ojos en blanco cuando respondió a mi sarcástica pregunta y me quedé ahí parado inmóvil mientras la veía como se acercaba a mí con ese andar tan gracil y se paseó por detrás hasta quedar parada justo delante mío. -¿Mi compañía? Ya veo.... No te basta con hacerme rabiar todas las noches cuando despierto, si no también tienes que irme jodiendo en los ratos que puedo escaparme de ti? O es solo que quieres que te ayude a enmarcar los rizos de tu cabello? .- solté secamente y dí un par de pasos hacia donde ella caminaba.
Esa mujer podía hacerme pasar por todos los estados anímicos en un momento y era lo que más me hacía rabiar, porque me gustaba sentirme así. "Todo es demasiado aburrido" soltó ella mientras daba la vuelta para caminar hacia una de las paredes, como si yo fuera un centro de entretenimiento.
Apreté los puños con mucha fuerza haciéndome daño para tratar de controlarme pero fué en vano. De todos los sentimientos que Aleera me provocaba, en este momento me había sacado de mis casillas y me había convertido en un maniático compulsivo.
Terminé de cortar el espacio que nos separaba y la tomé por la espalda estampándola contra la pared haciendo que su rostro quedara ladeado hacia un costado y puse mi rostro tan cerca de el de ella que si hubiera estado viva hubiese sentido su respiración en mis albios. -Y acaso te parece que yo soy un entretenimiento?- Si ella hubiera sido cualquier otra chica seguramente que la hubiera divertido pero con ella me volvía loco y me daban ganas de arrancarle el cuello en ese mismo momento o de comermela a besos pecaminosos en aquel escultural cuerpo que ahora estaba aprisionado entre mis fuertes brazos.
Esa mujer podía hacerme pasar por todos los estados anímicos en un momento y era lo que más me hacía rabiar, porque me gustaba sentirme así. "Todo es demasiado aburrido" soltó ella mientras daba la vuelta para caminar hacia una de las paredes, como si yo fuera un centro de entretenimiento.
Apreté los puños con mucha fuerza haciéndome daño para tratar de controlarme pero fué en vano. De todos los sentimientos que Aleera me provocaba, en este momento me había sacado de mis casillas y me había convertido en un maniático compulsivo.
Terminé de cortar el espacio que nos separaba y la tomé por la espalda estampándola contra la pared haciendo que su rostro quedara ladeado hacia un costado y puse mi rostro tan cerca de el de ella que si hubiera estado viva hubiese sentido su respiración en mis albios. -Y acaso te parece que yo soy un entretenimiento?- Si ella hubiera sido cualquier otra chica seguramente que la hubiera divertido pero con ella me volvía loco y me daban ganas de arrancarle el cuello en ese mismo momento o de comermela a besos pecaminosos en aquel escultural cuerpo que ahora estaba aprisionado entre mis fuertes brazos.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Noté en las palabras secas de Lyam, como poco a poco perdía la cordura hasta que no pudo mas y terminó por acortar ese corto espacio que nos separaba para tomarme por la espalda y estampándome contra la pared, con la cara girada hacia un lado.
Sonreí mientras este se acercaba hacia mi peligrosamente, y que si estuviera vivo, podría sentir el ritmo de su respiración fácilmente.
"¿Y acaso te parece que yo soy un entretenimiento?" me preguntó amenazante mientras notaba sus brazos contra mi cuerpo.
Inspire fuertemente para aspirar ese olor característico que emanaba de él, ese olor que me indicaba donde podía encontrarse, y que realmente me gustaba oler. Y noté como algunos cabellos de su melena rubia rozaban mi mejilla y me hacían cosquillas.
- Bueno... Eres mi entretenimiento - Le respondí juguetona en contraste a sus secas palabras, buscándole para que me contraatacara con otro comentario sarcástico de los suyos y conseguir malgastar su tiempo conmigo.
Hice un poco de fuerza para intentar girarme y encararme hacia él, con una sonrisa de victoria en los labios, mientras clavaba mis ojos en los suyos.
- Al fin y al cabo, siempre respondes a mis llamadas de aburrimiento - Dije recordando todas las situaciones similares por las que ya habíamos pasado anteriormente, cuando no teníamos nada en especial que hacer por la noche porque Charles estaba sumergido en sus investigaciones.
Sonreí mientras este se acercaba hacia mi peligrosamente, y que si estuviera vivo, podría sentir el ritmo de su respiración fácilmente.
"¿Y acaso te parece que yo soy un entretenimiento?" me preguntó amenazante mientras notaba sus brazos contra mi cuerpo.
Inspire fuertemente para aspirar ese olor característico que emanaba de él, ese olor que me indicaba donde podía encontrarse, y que realmente me gustaba oler. Y noté como algunos cabellos de su melena rubia rozaban mi mejilla y me hacían cosquillas.
- Bueno... Eres mi entretenimiento - Le respondí juguetona en contraste a sus secas palabras, buscándole para que me contraatacara con otro comentario sarcástico de los suyos y conseguir malgastar su tiempo conmigo.
Hice un poco de fuerza para intentar girarme y encararme hacia él, con una sonrisa de victoria en los labios, mientras clavaba mis ojos en los suyos.
- Al fin y al cabo, siempre respondes a mis llamadas de aburrimiento - Dije recordando todas las situaciones similares por las que ya habíamos pasado anteriormente, cuando no teníamos nada en especial que hacer por la noche porque Charles estaba sumergido en sus investigaciones.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Mis antebrazos estaban en pleno contacto con la húmeda y moohosa pared de los calabozos, escuché el sobresalto colectivo que se generó por mi ruidosa irrupción y golpe a la pared pero ni siquiera me inmuté.
Entrecerré los ojos cuando Aleera se atrevió a decir que yo era su entretenimiento, porque la verdad no es que estuviera muy equivocada y eso me hacía enfuerecer mucho más. Sabía que el no seguirle la corriente a sus provocaciones era lo que más la molestaba, pero no podía negar que yo también me entretenía al tratarla así, como si fuera una ligera de cascos.
Se giró y queadmos de frente a una distancia nula y sus ojos se clavaron con los míos provocándome a manipularla como solo yo podía manipularla de aquella manera tan mórbida como ya lo había hecho antes en nuestras interminables noches de ocio.
-¿Te parece que estoy a la disposicion de tu aburrimiento?- dije fijando mi mirada a la de ella obligándola mentalmente a que no despegara sus ojos de los míos. Pasé la punta de uno de mis dedos por la tersa piel de su mejilla -Deberías de ser más condecendiente con tu hermanito mayor Aleera.- dije fingiendo inocencia sin dejar de apretarla contra la pared ni mirarla a los ojos. La punta de mi dedo regreso por su trayectoria y bajó nuevamente mientras nuestros cuerpos rígidos estaban como dos estátuas en aquella extraña posición.
Pasó como medio minuto en el que me limité a contemplar su fáz decidiendo que hacerle por haberme hecho venir sin sentido hasta aquí, además de que el lugar era horrible y olía mucho más asqueroso que el perro muerto que alguna vez Aleera me dejó sobre la mesa de la recámara. Pero no todo estaba perdido, debía de reconocer que me divertía muchísimo con ella, ultrajándola y aviolentandola a mi placer. La tomé por la muñeca sin dejar de mirarla a los ojos y me separé dejando su cuerpo libre de mi opresión. -Mejor vamos a jugar un jueguito.- la arrojé al suelo y me pocisioné con ambas piernas a los costados de su cadera sentado en su vientre. Aquel movimiento fué a velocidad de vampiro, muy rápido. -Vamos a jugar a que tu me entretienes a mi por irrumpir mi trabajo.- Me arranqué el cinturón y lo hice chascar en el aire para luego pasarlo por su mejilla y luego con el mismo golpee la piel de su glúteo que estaba detrás de mi cuerpo. -Eres una niña muy mala Aleera.....- sentencié mientras me quedaba firme sobre ella mirándola profunda e irrevocablemente a los ojos.
Entrecerré los ojos cuando Aleera se atrevió a decir que yo era su entretenimiento, porque la verdad no es que estuviera muy equivocada y eso me hacía enfuerecer mucho más. Sabía que el no seguirle la corriente a sus provocaciones era lo que más la molestaba, pero no podía negar que yo también me entretenía al tratarla así, como si fuera una ligera de cascos.
Se giró y queadmos de frente a una distancia nula y sus ojos se clavaron con los míos provocándome a manipularla como solo yo podía manipularla de aquella manera tan mórbida como ya lo había hecho antes en nuestras interminables noches de ocio.
-¿Te parece que estoy a la disposicion de tu aburrimiento?- dije fijando mi mirada a la de ella obligándola mentalmente a que no despegara sus ojos de los míos. Pasé la punta de uno de mis dedos por la tersa piel de su mejilla -Deberías de ser más condecendiente con tu hermanito mayor Aleera.- dije fingiendo inocencia sin dejar de apretarla contra la pared ni mirarla a los ojos. La punta de mi dedo regreso por su trayectoria y bajó nuevamente mientras nuestros cuerpos rígidos estaban como dos estátuas en aquella extraña posición.
Pasó como medio minuto en el que me limité a contemplar su fáz decidiendo que hacerle por haberme hecho venir sin sentido hasta aquí, además de que el lugar era horrible y olía mucho más asqueroso que el perro muerto que alguna vez Aleera me dejó sobre la mesa de la recámara. Pero no todo estaba perdido, debía de reconocer que me divertía muchísimo con ella, ultrajándola y aviolentandola a mi placer. La tomé por la muñeca sin dejar de mirarla a los ojos y me separé dejando su cuerpo libre de mi opresión. -Mejor vamos a jugar un jueguito.- la arrojé al suelo y me pocisioné con ambas piernas a los costados de su cadera sentado en su vientre. Aquel movimiento fué a velocidad de vampiro, muy rápido. -Vamos a jugar a que tu me entretienes a mi por irrumpir mi trabajo.- Me arranqué el cinturón y lo hice chascar en el aire para luego pasarlo por su mejilla y luego con el mismo golpee la piel de su glúteo que estaba detrás de mi cuerpo. -Eres una niña muy mala Aleera.....- sentencié mientras me quedaba firme sobre ella mirándola profunda e irrevocablemente a los ojos.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
"¿Te parece que estoy a la disposición de tu aburrimiento?" dijo tranquilamente mientras fijaba su mirada a la mía, obligándome a no apartar mi vista de él.
Noté como uno de sus deos recorría mi mejilla con suavidad mientras fingía inocencia sin dejar de apretarme contra la pared ni por un segundo.
Dibujé de nuevo mi sonrisa mientras pasaba un largo medio minuto sin poder apartar mis ojos de los suyos, hasta que, finalmente, me agarró por la muñeca tirándome al suelo de piedra mugrienta con esa rapidez sobrenatural de los inmortales, y se aposentó sobre mi vientre, con ambas piernas a los costados de mi cadera.
"Vamos a jugar a que tu me entretienes a mi por irrumpir mi trabajo" dijo mientras se arrancaba el cinturón haciéndolo chascar en el aire para luego pasarlo por mi mejilla y golpear la piel de mi glúteo. "Eres una niña muy mala Aleera..." sentenció mientras estaba firme sobre mi, mirándome profundamente a los ojos.
- Lo sé. - Confirmé con serenidad, lanzándole una mirada picara, antes de precipitar mi mano derecha hacia su mandíbula para agarrarla fuerte para ambos lados, a una velocidad parecida a la que él usó para tirarme al suelo, y con algo mas de fuerza, atraje su rostro cerca del mío mientras la sonrisa se borraba de mi boca.
- Aunque para que te quede claro, yo no soy ninguna de tus prostitutas baratas y mediocres.- mi tono sonó suave y severo, mientras apretaba con mas fuerza la mandíbula de Lyam. - Así que espero que te apartes de mi ahora mismo y me dejes levantar de este... - irrumpí la frase para buscar un adjetivo apropiado mientras oía los leves chirridos de las ratas correteando al fondo de ese pasillo. - nauseabundo suelo mohoso. -
Odiaba profundamente cuando las cosas daban una vuelta de 360º y mas cuando son situaciones parecidas a esta, con mi odioso y a la vez querido rubio devolviéndome de alguna forma parecida, el golpe que le había dado.
Noté como uno de sus deos recorría mi mejilla con suavidad mientras fingía inocencia sin dejar de apretarme contra la pared ni por un segundo.
Dibujé de nuevo mi sonrisa mientras pasaba un largo medio minuto sin poder apartar mis ojos de los suyos, hasta que, finalmente, me agarró por la muñeca tirándome al suelo de piedra mugrienta con esa rapidez sobrenatural de los inmortales, y se aposentó sobre mi vientre, con ambas piernas a los costados de mi cadera.
"Vamos a jugar a que tu me entretienes a mi por irrumpir mi trabajo" dijo mientras se arrancaba el cinturón haciéndolo chascar en el aire para luego pasarlo por mi mejilla y golpear la piel de mi glúteo. "Eres una niña muy mala Aleera..." sentenció mientras estaba firme sobre mi, mirándome profundamente a los ojos.
- Lo sé. - Confirmé con serenidad, lanzándole una mirada picara, antes de precipitar mi mano derecha hacia su mandíbula para agarrarla fuerte para ambos lados, a una velocidad parecida a la que él usó para tirarme al suelo, y con algo mas de fuerza, atraje su rostro cerca del mío mientras la sonrisa se borraba de mi boca.
- Aunque para que te quede claro, yo no soy ninguna de tus prostitutas baratas y mediocres.- mi tono sonó suave y severo, mientras apretaba con mas fuerza la mandíbula de Lyam. - Así que espero que te apartes de mi ahora mismo y me dejes levantar de este... - irrumpí la frase para buscar un adjetivo apropiado mientras oía los leves chirridos de las ratas correteando al fondo de ese pasillo. - nauseabundo suelo mohoso. -
Odiaba profundamente cuando las cosas daban una vuelta de 360º y mas cuando son situaciones parecidas a esta, con mi odioso y a la vez querido rubio devolviéndome de alguna forma parecida, el golpe que le había dado.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Aquella sonrisita que era característica en ella se borró con mi comentario y mi acción. Me tomó por la mandíbula y atrajo mi rostro al de ella, podía notar su enojo y su repugnancia impregnados en cada palabra que soltaba con desprecio aunque lo enmascaraba bien en un tono suave y severo. "Así que espero que te apartes de mi ahora mismo y me dejes levantar de este... nauseabundo suelo mohoso." No pude evitar sentirme complacido ante su comentario, en ocasiones hacía lo que ella quería pero aquella vez seguramente no lo haría. No quería lastimarla, sabía que no la estaba lastimando pero también sabía que le daba asco estar en el suelo sucio.
Su mano apretó con más fuerza mi mandíbula y me hizo soltar un gemido de dolor masoquista mientras traté de sonteir inútilmente porque ella me apretaba con mucha fuerza. Pasé el cinturón por detrás de su cuello y en un rápido movimiento lo amarré a éste haciendola quedar atrapada.
-Pero si está tan nauseabundo como tu recámara primor, me parece que hasta huele mejor.- solté lo último con desprecio y jalándo el cinturón para que apretara más su cuello. Ahora ella me tenía sujeto de la mandíbula jalado hacia ella y yo la tenía sujeta por el cuello atraída hacia mí.
Me gustaba sentirnos así de tensos, si tuvieramos vida seguramente aquel momento hubiera sido mucho más intenso que en ese momento, con los latidos de su corazón acelerados y su respiración golpeando la mía, pero en ese momento no podía percibir ninguno de aquellos vitales movimientos corporales.
Su mano apretó con más fuerza mi mandíbula y me hizo soltar un gemido de dolor masoquista mientras traté de sonteir inútilmente porque ella me apretaba con mucha fuerza. Pasé el cinturón por detrás de su cuello y en un rápido movimiento lo amarré a éste haciendola quedar atrapada.
-Pero si está tan nauseabundo como tu recámara primor, me parece que hasta huele mejor.- solté lo último con desprecio y jalándo el cinturón para que apretara más su cuello. Ahora ella me tenía sujeto de la mandíbula jalado hacia ella y yo la tenía sujeta por el cuello atraída hacia mí.
Me gustaba sentirnos así de tensos, si tuvieramos vida seguramente aquel momento hubiera sido mucho más intenso que en ese momento, con los latidos de su corazón acelerados y su respiración golpeando la mía, pero en ese momento no podía percibir ninguno de aquellos vitales movimientos corporales.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Arqueé al instante una ceja cuando pude oír su gemido algo ahogado momentos antes de que me pasara el cinturón rodeándome el cuello, apretándolo rápidamente para atraerme con este hacia él.
"Pero si está tan nauseabundo como tu recámara primor, me parece que hasta huele mejor" dijo con desprecio mientras apretaba mas el cinturón hacia él.
Le lancé una mirada de desprecio en lugar de contraatacar sus palabras con alguna otra cosa y acorté el espacio que nos separaba mientras le aguantaba la cabeza hacia un lado para encararme con su oído.
- Apartate de mi, he dicho. - repetí entonando y vocalizando lentamente como si le estuviera hablando a un niño pequeño, mientras su cabello caía por mi mejilla.
Ganas para apretarle mas fuerte aún la mandíbula e intentar rompérsela no me faltaban en ese momento.
Subí mi otra mano hasta posarla encima de la mano que sujetaba el cinturón amarrado a mi cuello, y me puse a hacer fuerza en el sentido contrario que él para intentar liberarme de él, pero aún así no lograba hacerlo.
Gruñí de desesperación y agonía hasta que precipité mis colmillos hasta su cuello, aún en mi trayectoria, con la intención de conseguir, por milésimas de segundo, que hiciera algo menos de fuerza y así poder separarme de la bestia que tenía encima.
"Pero si está tan nauseabundo como tu recámara primor, me parece que hasta huele mejor" dijo con desprecio mientras apretaba mas el cinturón hacia él.
Le lancé una mirada de desprecio en lugar de contraatacar sus palabras con alguna otra cosa y acorté el espacio que nos separaba mientras le aguantaba la cabeza hacia un lado para encararme con su oído.
- Apartate de mi, he dicho. - repetí entonando y vocalizando lentamente como si le estuviera hablando a un niño pequeño, mientras su cabello caía por mi mejilla.
Ganas para apretarle mas fuerte aún la mandíbula e intentar rompérsela no me faltaban en ese momento.
Subí mi otra mano hasta posarla encima de la mano que sujetaba el cinturón amarrado a mi cuello, y me puse a hacer fuerza en el sentido contrario que él para intentar liberarme de él, pero aún así no lograba hacerlo.
Gruñí de desesperación y agonía hasta que precipité mis colmillos hasta su cuello, aún en mi trayectoria, con la intención de conseguir, por milésimas de segundo, que hiciera algo menos de fuerza y así poder separarme de la bestia que tenía encima.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Mi rostro fué girado por la mano de Aleera que aún sostenía mi mentón y me habló despacio al oído, estaba seguro que estaba muy molesta por como la tenía sujeta en ese momento. Si con alguien odiaba usar mis poderes era con ella, amaba verla tan fieramente proteger su espacio y me encantaba corromper las líneas de su privacidad así como sabía a ella le encantaban romper las mías propias.
Una de sus manos se posó sobre mi mano que sujetaba el cinturón, escuché un gruñido que podía denotar lleno de desesperación y agonía por su parte, justo cuando iba a girar mi rostro para encarar sus ojos ella se precipitó sobre mi piel y clavó sus dientes sobre mi cuello.
Apreté la mandíbula con fuerza y cerré los ojos ante aquella acción de mi "hermanita". Con la mano que tenía libre empujé hacia atrás su frente para separar sus colmillos de mi cuello y solté un grito ahogado en mi garganta. Sólo pude sentir como un pequeño pedazo de mi piel era desprendido junto con los labios de Aleera y unas gotas de mi propia sangre comenzaron a emanar de mi cuello sin presión alguna, muy despacio pero podía sentirlas fluír por mi piel fría.
Abrí los ojos y giré mi rostro hacia ella sin siquiera tratar de detener el flujo de sangre que comenzaba a escurrir por mi ropa. En un movimiento sobrehumano de rapidéz como el usado anteriormente la sujeté por la garganta con la mano libre sin soltar el cinturón y nos moví hasta una de las paredes de los calabozos estampándola sobre ella levantando, con mi mano sobre su cuello, su cuerpo del suelo dejando sus pies colgando a ligeros centímetros del suelo. Solté el cinturón que siguió amarrado de su cuello y cerré más la mano que la apretaba casi con las ansias de escuchar tronar sus huesos. Olvidé la orden que me dió de apartarme de ella y la miré con odio, una de las cosas que más podía ponerme fúrico era que me mordieran el cuello, más si se trataba de un vampiro.
-No te atrevas a poner sus sucios colmillos sobre mi cuello otra vez o te juro que tu último amanecer no será el último que hayas visto.- dije aquellas palabras con mis labios rozando la piel de su mejilla, retraí mis labios hacia atrás dejando mis colmillos al descubierto y lentamente los clavé sobre su piel, sin beber de su sangre pero dejándola fluir por su blanca piel.
Una de sus manos se posó sobre mi mano que sujetaba el cinturón, escuché un gruñido que podía denotar lleno de desesperación y agonía por su parte, justo cuando iba a girar mi rostro para encarar sus ojos ella se precipitó sobre mi piel y clavó sus dientes sobre mi cuello.
Apreté la mandíbula con fuerza y cerré los ojos ante aquella acción de mi "hermanita". Con la mano que tenía libre empujé hacia atrás su frente para separar sus colmillos de mi cuello y solté un grito ahogado en mi garganta. Sólo pude sentir como un pequeño pedazo de mi piel era desprendido junto con los labios de Aleera y unas gotas de mi propia sangre comenzaron a emanar de mi cuello sin presión alguna, muy despacio pero podía sentirlas fluír por mi piel fría.
Abrí los ojos y giré mi rostro hacia ella sin siquiera tratar de detener el flujo de sangre que comenzaba a escurrir por mi ropa. En un movimiento sobrehumano de rapidéz como el usado anteriormente la sujeté por la garganta con la mano libre sin soltar el cinturón y nos moví hasta una de las paredes de los calabozos estampándola sobre ella levantando, con mi mano sobre su cuello, su cuerpo del suelo dejando sus pies colgando a ligeros centímetros del suelo. Solté el cinturón que siguió amarrado de su cuello y cerré más la mano que la apretaba casi con las ansias de escuchar tronar sus huesos. Olvidé la orden que me dió de apartarme de ella y la miré con odio, una de las cosas que más podía ponerme fúrico era que me mordieran el cuello, más si se trataba de un vampiro.
-No te atrevas a poner sus sucios colmillos sobre mi cuello otra vez o te juro que tu último amanecer no será el último que hayas visto.- dije aquellas palabras con mis labios rozando la piel de su mejilla, retraí mis labios hacia atrás dejando mis colmillos al descubierto y lentamente los clavé sobre su piel, sin beber de su sangre pero dejándola fluir por su blanca piel.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Mis dientes se encontraban fuertemente hundidos en la blanquecina y dura piel de Lyam cuando noté como su otra mano me empujaba por por la frente hacia atrás, para deshacerse de mis colmillos, cuando oí un grito que se ahogó casi al instante.
Noté, al separar mis dientes de su piel, como cedía un pequeño trozo de su piel quedándose en mis labios y tirándolo rápidamente al suelo con un movimiento rápido de cabeza.
La sangre brotaba lentamente de esa herida mientras caía por sus ropas, cuando él se giró hacia mi sin siquiera detener tal flujo de sangre, y con un movimiento rápido, posó su mano libre sobre mi cuello, levantándome y estampándome contra la pared de piedra, con mis pies a escasos centímetros del suelo.
Su mirada transmitía un profundo odio hacia mi, lo cual le respondí con una sonrisa de medio lado mientras ponía una de mis manos en la muñeca que me cogía del cuello, haciendo algo de fuerza para que este no fuera el que aguantara todo mi peso.
Sabía que no le gustaba que le mordieran, mas aún si se trataba de otro vampiro, pero fue un puro acto reflejo para intentar deshacerme de él.
"No te atrevas a poner tus sucios colmillos sobre mi cuello otra vez o te juro que tu último amanecer, no será el último que hayas visto." sus palabras sonaban totalmente amenazantes mientras rozaba la piel de mi mejilla, pero en lugar de temor, me sentí complacida. Ya había perdido la cuenta de las amenazas que me había lanzado él durante todos esos años, y aunque sabía muy bien que sería capaz de cumplirlas, nunca me habían causado ningún tipo de miedo.
Pasé mi vista de la herida que le había echo en su cuello, hasta su cara, observándo como tras la amenaza, retraía sus labios hacia atrás, mostrando sus colmillos y precipitándolos hacia mi piel, hundiéndolos lentamente en esta.
No pude evitar soltar un leve gemido, que era una mezcla de dolor y placer, ya que, a diferencia de mi querido "hermanito", no odiaba en absoluto ser mordida por algún otro hijo de la noche.
Precipité mi mano libre hacia sus cabellos, acariciándolos delicadamente mientras notaba como, de la herida de ambos pequeños agujeros, fluía la sangre de una forma lenta y sin presión, tiñendo parte de mi piel de un color rojizo.
Noté, al separar mis dientes de su piel, como cedía un pequeño trozo de su piel quedándose en mis labios y tirándolo rápidamente al suelo con un movimiento rápido de cabeza.
La sangre brotaba lentamente de esa herida mientras caía por sus ropas, cuando él se giró hacia mi sin siquiera detener tal flujo de sangre, y con un movimiento rápido, posó su mano libre sobre mi cuello, levantándome y estampándome contra la pared de piedra, con mis pies a escasos centímetros del suelo.
Su mirada transmitía un profundo odio hacia mi, lo cual le respondí con una sonrisa de medio lado mientras ponía una de mis manos en la muñeca que me cogía del cuello, haciendo algo de fuerza para que este no fuera el que aguantara todo mi peso.
Sabía que no le gustaba que le mordieran, mas aún si se trataba de otro vampiro, pero fue un puro acto reflejo para intentar deshacerme de él.
"No te atrevas a poner tus sucios colmillos sobre mi cuello otra vez o te juro que tu último amanecer, no será el último que hayas visto." sus palabras sonaban totalmente amenazantes mientras rozaba la piel de mi mejilla, pero en lugar de temor, me sentí complacida. Ya había perdido la cuenta de las amenazas que me había lanzado él durante todos esos años, y aunque sabía muy bien que sería capaz de cumplirlas, nunca me habían causado ningún tipo de miedo.
Pasé mi vista de la herida que le había echo en su cuello, hasta su cara, observándo como tras la amenaza, retraía sus labios hacia atrás, mostrando sus colmillos y precipitándolos hacia mi piel, hundiéndolos lentamente en esta.
No pude evitar soltar un leve gemido, que era una mezcla de dolor y placer, ya que, a diferencia de mi querido "hermanito", no odiaba en absoluto ser mordida por algún otro hijo de la noche.
Precipité mi mano libre hacia sus cabellos, acariciándolos delicadamente mientras notaba como, de la herida de ambos pequeños agujeros, fluía la sangre de una forma lenta y sin presión, tiñendo parte de mi piel de un color rojizo.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Mi mano estaba sujetando su cuello con fuerza mientras mis colmillos clavados en su mejilla generaban dos pequeños agujeros por los que su sangre fluía lentamente tiñendo su piel de aquel rojo característico. El silencio de la noche era sepulcral, a ciencia cierta no podía decir si el frenesí que sentía era lo que me impedía escuchar los sonidos externos o definitivamente todo se había quedado callado cuando le clavé los colmillos, ya ni siquiera escuchaba el sonido de las ratas ni de los presidiarios.
Todo pasó en una fracción de segundo. Aleera pasó su mano por mi cabello acariciándolo de una manera tan asquerosamente tierna que no pude evitar que todo el frenesí que sentía en ese momento y la sed de desangrarla y llevarla arrastrando a la capilla o de que aquello se volviera una frenética carnicería, se terminó, se colapsó ante el más mínimo movimiento de su mano sobre mi cabello.
Aquella era una razón por la que no podía separarme de Aleera en todos esos años, me encantaba la manera que tenía de dar justo en el lugar exacto que hacía que mi estado de ánimo cambiara en la mitad de una décima de segundo con tan solo un ligero movimiento o una sutil palabra. No podía negar que me encantaba esa manera tan desdeñosa en la que la amaba.
Separé mis labios de su mejilla dejandome por un momento muy corto disfrutar de la caricia en mi cabello pero luego la solté alejándome un paso hacia trás de ella, sabía que se pondría eufórica, sabía que se le encantaba ponerme así y no podía negar que aquellos cambios en mi caracter me hacían sentirme como si estuviera vivo, Aleera era el motor de mi vitalidad.
Entre cerré los ojos y atraganté unas palabras mientras la veía ahí pegada a la pared. Luego me giré encarando a la pared de atrás y cerré los ojos frustrado. -PORQUEEEEE!!!!!!.- exclamé más a reproche que a pregunta. -¡¡¡¡¡¡PORQUE POR TODOS LOS DEMONIOS PORQUEEE!!!!!!- volví a gritar haciendo que el silencio de los calabozos se rompiera y al mismo tiempo se intensificó porque todo lo demás se sumió en el más profundo silencio. No quise seguir preguntando más odiaba hacerle saber que me encantaba.
Todo pasó en una fracción de segundo. Aleera pasó su mano por mi cabello acariciándolo de una manera tan asquerosamente tierna que no pude evitar que todo el frenesí que sentía en ese momento y la sed de desangrarla y llevarla arrastrando a la capilla o de que aquello se volviera una frenética carnicería, se terminó, se colapsó ante el más mínimo movimiento de su mano sobre mi cabello.
Aquella era una razón por la que no podía separarme de Aleera en todos esos años, me encantaba la manera que tenía de dar justo en el lugar exacto que hacía que mi estado de ánimo cambiara en la mitad de una décima de segundo con tan solo un ligero movimiento o una sutil palabra. No podía negar que me encantaba esa manera tan desdeñosa en la que la amaba.
Separé mis labios de su mejilla dejandome por un momento muy corto disfrutar de la caricia en mi cabello pero luego la solté alejándome un paso hacia trás de ella, sabía que se pondría eufórica, sabía que se le encantaba ponerme así y no podía negar que aquellos cambios en mi caracter me hacían sentirme como si estuviera vivo, Aleera era el motor de mi vitalidad.
Entre cerré los ojos y atraganté unas palabras mientras la veía ahí pegada a la pared. Luego me giré encarando a la pared de atrás y cerré los ojos frustrado. -PORQUEEEEE!!!!!!.- exclamé más a reproche que a pregunta. -¡¡¡¡¡¡PORQUE POR TODOS LOS DEMONIOS PORQUEEE!!!!!!- volví a gritar haciendo que el silencio de los calabozos se rompiera y al mismo tiempo se intensificó porque todo lo demás se sumió en el más profundo silencio. No quise seguir preguntando más odiaba hacerle saber que me encantaba.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
El silencio penetraba y cubría todos y cada uno de los pasillos de piedra mohosa del lugar. No se oían ratas, ni lamentos, ni respiraciones.
Durante ese silencioso lapso de tiempo, pude notar como Lyam se tranquilizaba gracias a mis pacientes caricias en su cabello, haciendo que separara sus labios de mi mejilla, me soltara y se apartara de mi.
Me pasé impaciente una mano por el cuello, como acto reflejo y un par de gotas frías cayeron sobre el dorso de mi mano.
Limpie con la mano, la fina cascada de sangre que cubría mi mejilla y lamí el dorso de mi mano mientras mi vista se alzaba hacia Lyam, que me miraba con los ojos entre cerrados, justo instantes antes de girarse para darme la espalda y encararse con la otra mohosa pared.
"¡¡¡PORQUE!!!" exclamó con frustración, sonando mas a reproche que a pregunta. "¡¡¡Porque por todos los demonios, porque!!!" volvió a gritar quebrándo ese profundo silencio y provocara algunos sustos y gritos ahogados a los presos, que cesaron en medio minuto haciendo que el silencio volviera a apoderarse del lugar.
Sonreí mas satisfecha que antes mientras acababa de limpiar la sangre de mi mejilla con un pañuelo y me acercaba lentamente hacia Lyam, aguardando una distancia prudencial entre nosotros.
- ¿Porque el que? - pregunté divertida aunque conociera la respuesta.
Durante ese silencioso lapso de tiempo, pude notar como Lyam se tranquilizaba gracias a mis pacientes caricias en su cabello, haciendo que separara sus labios de mi mejilla, me soltara y se apartara de mi.
Me pasé impaciente una mano por el cuello, como acto reflejo y un par de gotas frías cayeron sobre el dorso de mi mano.
Limpie con la mano, la fina cascada de sangre que cubría mi mejilla y lamí el dorso de mi mano mientras mi vista se alzaba hacia Lyam, que me miraba con los ojos entre cerrados, justo instantes antes de girarse para darme la espalda y encararse con la otra mohosa pared.
"¡¡¡PORQUE!!!" exclamó con frustración, sonando mas a reproche que a pregunta. "¡¡¡Porque por todos los demonios, porque!!!" volvió a gritar quebrándo ese profundo silencio y provocara algunos sustos y gritos ahogados a los presos, que cesaron en medio minuto haciendo que el silencio volviera a apoderarse del lugar.
Sonreí mas satisfecha que antes mientras acababa de limpiar la sangre de mi mejilla con un pañuelo y me acercaba lentamente hacia Lyam, aguardando una distancia prudencial entre nosotros.
- ¿Porque el que? - pregunté divertida aunque conociera la respuesta.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Me dirigí hacia la otra pared que ahora me quedaba de frente y estampé los puños cerrados sobre ella haciendo que unas pequeñas grietas se formaran desde donde estaban mis puños estampados hacia los costados.
Sentí su presencia más cercana a mí "¿Porqué el que?" preguntó ella con un tonito divertido, sabía que le encantaba hacerme rabiar y disfrutaba enormememte de verme fuera de mis casillas y en alguna insana parte de mí me encantaba que me hiciera hacerme sentir así aunque después de tantos altibajos solo me quedaban ganas de tomarla por la cintura y...
Negué con la cabeza ante aquella mención sola de mi mente y agaché la mirada hacia el suelo sin soltar los puños de la pared encorvando ligeramente la espalda. -No te hagas la estúpida.- contesté con la voz muy queda pero audible y ronca. -¿Qué es lo que quieres? Si terminaste tu entretenimiento me largo de aquí.- sentí como la herida de mi cuello seguía abierta pero cerrándose poco a poco.
Sentí su presencia más cercana a mí "¿Porqué el que?" preguntó ella con un tonito divertido, sabía que le encantaba hacerme rabiar y disfrutaba enormememte de verme fuera de mis casillas y en alguna insana parte de mí me encantaba que me hiciera hacerme sentir así aunque después de tantos altibajos solo me quedaban ganas de tomarla por la cintura y...
Negué con la cabeza ante aquella mención sola de mi mente y agaché la mirada hacia el suelo sin soltar los puños de la pared encorvando ligeramente la espalda. -No te hagas la estúpida.- contesté con la voz muy queda pero audible y ronca. -¿Qué es lo que quieres? Si terminaste tu entretenimiento me largo de aquí.- sentí como la herida de mi cuello seguía abierta pero cerrándose poco a poco.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Me quedé observándolo detenidamente, viendo como negaba con la cabeza para si mismo, mientras agachaba la cabeza ligeramente hacia el suelo sin soltar los puños de la pared, haciendo que su espalda se encorvara un poco.
"No te hagas la estúpida" dijo con voz muy queda y ronca. Mi sonrisa desapareció mientras arqueaba una ceja algo escéptica, realmente no esperaba ninguna respuesta diferente de aquella, él era muy así, muy como a mi me gustaba.
"¿Qué es lo que quieres? Si terminaste tu entretenimiento me largo de aquí." terminó por decir sin mover sus puños de la pared, ni su cuerpo de esa postura.
- No quiero que te vayas. - Dije algo indignada mientras cruzaba ambos brazos sin apartar la vista de él, desplazándome hacia la pared donde se estaba encarando y me apoyé en esta, mientras le miraba de reojo.
- Quiero que te quedes un poco más. - intenté cubrir esa petición para que pareciera mas una orden, mientras apartaba las ojos de él y de su herida del cuello para girarme y mirar hacia el otro lado de ese oscuro pasillo, donde un par de ratas correteaban en lo mas profundo, haciendo que sus pasos resonaran en mi cabeza por culpa del aumento de los sentidos que se me había otorgado.
La sangre ya no caía en cascada por mi mejilla, aunque la herida seguía ligeramente abierta, sanándose muy lentamente.
Terminé volviendo mis grisáceos ojos hacia el rubio, notando en él una especie de mezcla entre enojo y resignación, cosa que me arrancó una leve sonrisita arrogante de los labios.
Me encantaba hacerle eso, y sabía que de cierta forma a él también le agradaba, aunque entre tanto odio y enemistad fingida podía encontrar algo más, algo contrario a todo ello. Algo que muy bien podría ser el motivo por el cual me gustaba tanto estar con él y hacerle rabiar hacia tales extremos, algo a lo que nunca le había prestado atención.
"No te hagas la estúpida" dijo con voz muy queda y ronca. Mi sonrisa desapareció mientras arqueaba una ceja algo escéptica, realmente no esperaba ninguna respuesta diferente de aquella, él era muy así, muy como a mi me gustaba.
"¿Qué es lo que quieres? Si terminaste tu entretenimiento me largo de aquí." terminó por decir sin mover sus puños de la pared, ni su cuerpo de esa postura.
- No quiero que te vayas. - Dije algo indignada mientras cruzaba ambos brazos sin apartar la vista de él, desplazándome hacia la pared donde se estaba encarando y me apoyé en esta, mientras le miraba de reojo.
- Quiero que te quedes un poco más. - intenté cubrir esa petición para que pareciera mas una orden, mientras apartaba las ojos de él y de su herida del cuello para girarme y mirar hacia el otro lado de ese oscuro pasillo, donde un par de ratas correteaban en lo mas profundo, haciendo que sus pasos resonaran en mi cabeza por culpa del aumento de los sentidos que se me había otorgado.
La sangre ya no caía en cascada por mi mejilla, aunque la herida seguía ligeramente abierta, sanándose muy lentamente.
Terminé volviendo mis grisáceos ojos hacia el rubio, notando en él una especie de mezcla entre enojo y resignación, cosa que me arrancó una leve sonrisita arrogante de los labios.
Me encantaba hacerle eso, y sabía que de cierta forma a él también le agradaba, aunque entre tanto odio y enemistad fingida podía encontrar algo más, algo contrario a todo ello. Algo que muy bien podría ser el motivo por el cual me gustaba tanto estar con él y hacerle rabiar hacia tales extremos, algo a lo que nunca le había prestado atención.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Volví a asotar los puños sobre la pared haciendo que las grietas se profundizaran más, me gustaba hacerle eso a las paredes, por lo que no pude evitar que una sonrisa se arrancara de mis labios. Ella se acercó a pasos calmados hasta recargarse cerca de mí, sobre la pared.-¿Hasta cuando vas a comportarte como una persona de tu edad?- creo que lo que más me frustraba de ella era que se comportara como una niña pequeña para hacerme rabiar, porque también sabía que podía ser muy madura cuando se lo proponía, y esa era mi cruzada, el no saber que me gustaba más de ella o que odiaba más de ella.
-¿Porqué no buscas a alguien más a quien puedas torturar y que se sienta complacido de ello? ¿que no te das cuenta que no te soporto?.- mentí, siempre mentía, sólo quería dejar de sentir aquellas cosas por ella, me sentía enfermo, pero también me sentía vivo cuando estaba con ella, la amaba tan enfermamente que me odiaba por ello. Ya no sabía que tanto placer me causaba el hecho de que ella se regocijara en mi enojo y en mis frustraciones, las primeras décadas fueron súmamente divertidas, pero después de tantísimos años comenzaba a frustrarme el hecho de desearla hasta el límite de la desesperación y no poder tenerla solo cuando estaba tan aburrida como para darme un poco de ella, y odiaba que ella lo supiera, odiaba ser tan transparente para ella, que me conociera tanto.
Me incorporé cual alto era y retiré mis puños de los dos agujeros bien marcados de la pared. La encaré y me llevé una mano hacia mi cuello sangrante aunque sangraba menos que antes, la regeneración era muy lenta. -¿Qué estás esperando para largarte?- solté sin más con un tono de voz tan frío y lejano a ella que casi me desconocí. Odiaba amarla así.
-¿Porqué no buscas a alguien más a quien puedas torturar y que se sienta complacido de ello? ¿que no te das cuenta que no te soporto?.- mentí, siempre mentía, sólo quería dejar de sentir aquellas cosas por ella, me sentía enfermo, pero también me sentía vivo cuando estaba con ella, la amaba tan enfermamente que me odiaba por ello. Ya no sabía que tanto placer me causaba el hecho de que ella se regocijara en mi enojo y en mis frustraciones, las primeras décadas fueron súmamente divertidas, pero después de tantísimos años comenzaba a frustrarme el hecho de desearla hasta el límite de la desesperación y no poder tenerla solo cuando estaba tan aburrida como para darme un poco de ella, y odiaba que ella lo supiera, odiaba ser tan transparente para ella, que me conociera tanto.
Me incorporé cual alto era y retiré mis puños de los dos agujeros bien marcados de la pared. La encaré y me llevé una mano hacia mi cuello sangrante aunque sangraba menos que antes, la regeneración era muy lenta. -¿Qué estás esperando para largarte?- solté sin más con un tono de voz tan frío y lejano a ella que casi me desconocí. Odiaba amarla así.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
"¿Hasta cuando vas a comportarte como una persona de tu edad?" dijo aún recargado a esa vieja y mugrienta pared de piedra, la cual ahora lucía un par de grietas procedentes de ambos puños de Lyam, fruto de esa dulce locura y desesperación suyas.
Borraba lentamente la sonrisa arrogante y me volteaba hacia adelante, dejando que el apaciguador silencio respondiera tal pregunta, provinente de ese estado de animo suyo, pero al final, no pude aguantarme una respuesta, que sonó mas a reproche.
- ¿Hasta cuando vas a comportarte tu como un maldito rebelde asalta burdeles? - mi voz sonó neutral, no sabría decir si para bien o para mal. Ambos eramos así, y dudo que ninguno tuviera respuesta a eso.
"¿Porqué no buscas a alguien más a quien puedas torturar y que se siente complacido de ello? ¿que no te das cuenta que no te soporto?" dijo con una voz fría, casi sin moverse del sitio.
Le lancé una mirada de superioridad por esa pregunta y comentario porque sabía en cierto modo que estaba mintiendo, habían sido ya demasiadas décadas juntos como para no conocerle y aunque intentara fingirlo, él llegaba a ser horriblemente transparente a mis ojos; precisamente por eso me era tan sumamente fácil cambiarlo tan rápidamente los estados anímicos.
Dejé de apoyarme en la pared mientras daba un par de pasos hacia delante y volteaba sobre mi para verle por la espalda.
- Porque me divierte de una forma tan horrorosamente placentera que esa persona seas tu, querido "hermanito". - Solté así sin mas, mientras observaba como se incorporaba de nuevo, retirando los puños de la pared y dejando ver en esta, un par de agujeros bien marcados. Se giró a encararme y se llevó la mano al cuello, donde se encontraba la herida que la había echo momentos antes, regenerándose muy lentamente.
"¿Qué estás esperando para largarte?" Soltó él con un tono de voz tan frío y lejano que me costó reconozerlo.
- ¿Qué has esperado tu hasta ahora para hacerlo? - dije con una voz que, aunque tubiera intenciónes de ser fría, sonó dulce en comparación con la suya.
Llevé mis ojos hacia los suyos, sosteniéndole la mirada mientras me cruzaba de brazos, algo interesada.
Borraba lentamente la sonrisa arrogante y me volteaba hacia adelante, dejando que el apaciguador silencio respondiera tal pregunta, provinente de ese estado de animo suyo, pero al final, no pude aguantarme una respuesta, que sonó mas a reproche.
- ¿Hasta cuando vas a comportarte tu como un maldito rebelde asalta burdeles? - mi voz sonó neutral, no sabría decir si para bien o para mal. Ambos eramos así, y dudo que ninguno tuviera respuesta a eso.
"¿Porqué no buscas a alguien más a quien puedas torturar y que se siente complacido de ello? ¿que no te das cuenta que no te soporto?" dijo con una voz fría, casi sin moverse del sitio.
Le lancé una mirada de superioridad por esa pregunta y comentario porque sabía en cierto modo que estaba mintiendo, habían sido ya demasiadas décadas juntos como para no conocerle y aunque intentara fingirlo, él llegaba a ser horriblemente transparente a mis ojos; precisamente por eso me era tan sumamente fácil cambiarlo tan rápidamente los estados anímicos.
Dejé de apoyarme en la pared mientras daba un par de pasos hacia delante y volteaba sobre mi para verle por la espalda.
- Porque me divierte de una forma tan horrorosamente placentera que esa persona seas tu, querido "hermanito". - Solté así sin mas, mientras observaba como se incorporaba de nuevo, retirando los puños de la pared y dejando ver en esta, un par de agujeros bien marcados. Se giró a encararme y se llevó la mano al cuello, donde se encontraba la herida que la había echo momentos antes, regenerándose muy lentamente.
"¿Qué estás esperando para largarte?" Soltó él con un tono de voz tan frío y lejano que me costó reconozerlo.
- ¿Qué has esperado tu hasta ahora para hacerlo? - dije con una voz que, aunque tubiera intenciónes de ser fría, sonó dulce en comparación con la suya.
Llevé mis ojos hacia los suyos, sosteniéndole la mirada mientras me cruzaba de brazos, algo interesada.
Invitado- Invitado
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
De pronto comencé a sentir el aire más frío que hasta hacía unos segundos trás. "¿Hasta cuando vas a comportarte tu como un maldito rebelde asalta burdeles?" contestó ella a mi primer pregunta a lo que no pude responder con nada más que con un entrecierre de ojos, y ella no pudo verlo ya que seguía volteado a la pared. Tenía razón, y no iba a cambiar, de hecho no estaba seguro de si quiera cambiar por ella, en el remoto caso de que me lo pidiera algún día, pensamiento inútil ya que estaba completamente seguro de que ella no lo haría jamás. "Porque me divierte de una forma tan horrorosamente placentera que esa persona seas tu, querido "hermanito" Apreté los puños con fuerza con esas palabras; en serio me enloquecía, estaba seguro de que si no llegaba alguna sanidad a mi no-vida me iba a convertir en un Nosferatu [Off: Un Nosferatu es un clan de vampiros que fisicamente son horribles, se cree que están locos y viven solitarios en las alcantarillas y sus amigos son las ratas xD] y eso definitivamente no era mi plan de eternidad, pero comenzaba a desquiciarme, era muy feo sentirme así, pero al mismo tiempo era una sensación de compelta sublimidad, que me enfermaba. Solté el aire en manera de pesar en un "puffff"
En ese momento me quedé sin palabras, odiaba quedarme sin palabras ¿porqué no solo me largaba? ¿Porqué no simplemente la dejaba ahí en ese calabozo sola y me iba? Debía de considerar una fuerte opción de irme de París, me sentía asfixiado. Si me hubiese ido hace siglos a buscar a Nicholette y a Demian tal vez ahora no estaría estancado en esta existencia masoquista. Pero jamás los encontraría por más que los buscara con mis sentidos, ya había renunciado a aquella ilusión hacía muchisimo tiempo.
Retrié mi mano de mi cuello ensangrentado y la coloqué en mi frente sujetándola con el dedo índice y el pulgar estirados. -Tienes razón.- sentencié con el mismo tono seco y ausente de hacía un momento. Bajé la mano de mi frente que ahora se quedó con un poco de sangre y saqué un pañuelo de mi pantalón, lo pasé por mi frente y por mi cuello limpiando la sangre. Mi rostro no pudo denotar más que decepsión al respecto. -Vete buscando alguien más que te entretenga porque esto se terminó.- sacudí el trapo en el aire y lo guardé en mi pantalón nuevamente. Dí media vuelta y caminé hacia el lugar del que mis pasos habían provenido, la verdad no quería irme pero no soportaba que me pusiera en la posición del estúpido siempre.
En ese momento me quedé sin palabras, odiaba quedarme sin palabras ¿porqué no solo me largaba? ¿Porqué no simplemente la dejaba ahí en ese calabozo sola y me iba? Debía de considerar una fuerte opción de irme de París, me sentía asfixiado. Si me hubiese ido hace siglos a buscar a Nicholette y a Demian tal vez ahora no estaría estancado en esta existencia masoquista. Pero jamás los encontraría por más que los buscara con mis sentidos, ya había renunciado a aquella ilusión hacía muchisimo tiempo.
Retrié mi mano de mi cuello ensangrentado y la coloqué en mi frente sujetándola con el dedo índice y el pulgar estirados. -Tienes razón.- sentencié con el mismo tono seco y ausente de hacía un momento. Bajé la mano de mi frente que ahora se quedó con un poco de sangre y saqué un pañuelo de mi pantalón, lo pasé por mi frente y por mi cuello limpiando la sangre. Mi rostro no pudo denotar más que decepsión al respecto. -Vete buscando alguien más que te entretenga porque esto se terminó.- sacudí el trapo en el aire y lo guardé en mi pantalón nuevamente. Dí media vuelta y caminé hacia el lugar del que mis pasos habían provenido, la verdad no quería irme pero no soportaba que me pusiera en la posición del estúpido siempre.
Lyam Kromer- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 191
Fecha de inscripción : 08/07/2010
Re: ¿En serio neceistas ayuda? [Privado A. Hannover]
Retiró su mano del cuello ensangrentado y la colocó en su frente, sujetándola con el dedo índice y pulgar estirados.
"Tienes razón" sentenció con un tono seco y ausente, haciendome arquear ambas cejas con una mezcla de sorpresa e interrogación por aquello.
Llevó la mano de su frente hacia el pantalón, sacando un pañuelo para secarse los rastros de sangre mientras que la decepción quedaba plasmada en su blanquinoso rostro.
"Vete buscando alguien más que te entretenga porque esto se terminó." dijo sacudiendo el pañuelo manchado de sangre en el aire y guardándolo en el pantalón de nuevo.
Me quedé casi de piedra cuando vi que se daba media vuelta y empezaba a caminar por el pasillo, de donde había venido con anterioridad, dejándome sola en esos calabozos mugrientos.
Dejé de mantener los brazos cruzados, soltándolos, de forma que ambos caían muertos por ambos lados y, tras medio segundo, lo alcancé con amplias zancadas agarrándolo suavemente por la parte trasera de la camisa para que dejara de andar.
- Lyam, perdóname. -
Esas palabras fluyeron casi automáticamente de mi boca, mientras dejaba mi vista perdida entre los pliegues de su camisa firmemente agarrada por mi mano. Interiormente incluso me sorprendí de lo que acababa de hacer; hacía décadas que la palabra "perdón" o variantes de esa habían sido usadas por mi. Nunca había tenido la necesidad de usarlas o ya directamente nunca las quise usar. Era una persona realmente orgullosa y pocas veces miraba por los demás, mas si estos no estaban dentro de mi círculo intimo; esto a excepción de mi 'familia' constituida por Charles y Lyam, seguramente por eso no pensé en dar uso de la disculpa mientras resonaba esa última frase de Lyam en mi cabeza.
Nunca le había pedido perdón antes, así que no tenía la mínima idea de como reaccionaria y me sentía estúpida por ello; solo quería que no se fuera, hablando de temas generales, de mi vida.
"Tienes razón" sentenció con un tono seco y ausente, haciendome arquear ambas cejas con una mezcla de sorpresa e interrogación por aquello.
Llevó la mano de su frente hacia el pantalón, sacando un pañuelo para secarse los rastros de sangre mientras que la decepción quedaba plasmada en su blanquinoso rostro.
"Vete buscando alguien más que te entretenga porque esto se terminó." dijo sacudiendo el pañuelo manchado de sangre en el aire y guardándolo en el pantalón de nuevo.
Me quedé casi de piedra cuando vi que se daba media vuelta y empezaba a caminar por el pasillo, de donde había venido con anterioridad, dejándome sola en esos calabozos mugrientos.
Dejé de mantener los brazos cruzados, soltándolos, de forma que ambos caían muertos por ambos lados y, tras medio segundo, lo alcancé con amplias zancadas agarrándolo suavemente por la parte trasera de la camisa para que dejara de andar.
- Lyam, perdóname. -
Esas palabras fluyeron casi automáticamente de mi boca, mientras dejaba mi vista perdida entre los pliegues de su camisa firmemente agarrada por mi mano. Interiormente incluso me sorprendí de lo que acababa de hacer; hacía décadas que la palabra "perdón" o variantes de esa habían sido usadas por mi. Nunca había tenido la necesidad de usarlas o ya directamente nunca las quise usar. Era una persona realmente orgullosa y pocas veces miraba por los demás, mas si estos no estaban dentro de mi círculo intimo; esto a excepción de mi 'familia' constituida por Charles y Lyam, seguramente por eso no pensé en dar uso de la disculpa mientras resonaba esa última frase de Lyam en mi cabeza.
Nunca le había pedido perdón antes, así que no tenía la mínima idea de como reaccionaria y me sentía estúpida por ello; solo quería que no se fuera, hablando de temas generales, de mi vida.
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