Coincidencia no es igual a Destino [Claire Quartermane]

por **Aldebaran Ballester** Vie Jun 14, 2013 5:43 pm

Es sencillamente el olor de la frescura en un nuevo día, el cielo aun estrellado pero con bastantes halos de luz que proclaman el crepúsculo tejen perfectamente la cortina que se dibuja calmada y súbita ante un marco escénico que predomina en protagonismo bajo la silueta de un ente trasladándose cual sombra con vida a través de sus caminos; oculto entre los árboles y arbustos mantiene el perfil bajo debido a que pareciese venir huyendo de algo.

-Estúpidos… esto fue sencillo- una ligera carcajada se escucha desde sus labios, de estatura alta y vistiendo finamente con un traje azabache y camisa blanca empieza el joven a mostrarse; retirando primeramente sus guantes blancos, después su sombrero de copa y por último, su capa, dejando todos estos elementos en un escondite especial, trayendo la imagen del ladrón más buscado y a la vez aclamado de la ciudad –Bueno, una noche más… Seguro el bastardo de Alvares no extrañara las joyas que robé- cínicamente, el hidalgo guarda un saco pequeño en sus ropas, tela que resguarda aquel motín –Buenas noches Rosa Negra…- musita despojándose de su antifaz, uno de color negro con detalles dorados en sus ojos, colocándolo dentro de su saco por igual y así anexar –Buenos días, Aldebarán-

El éxito es inminente para el aristócrata, quien con un rostro calmado se dispone a caminar lentamente entre los parajes de los sembradíos, fijando sus ojos marrones por todo el bello paisaje mientras disfruta su hora favorita, sintiendo el correr de los aires por sus cabellos cortos así como por su piel clara. Es la imagen de un hombre con triunfo, un hombre que oculta algo más que su identidad por las noches, es El Caballero de la Noche… La Sombra que cobra vida para traer justicia, pero en ese instante deja la leyenda a un lado para simplemente ser el modesto Conde de España, Aldebarán Ballester.

por **Claire Quartermane** Sáb Jun 15, 2013 12:03 am

Dejar atrás nunca es sinónimo de olvidar. Dejar no significa pisar o plantar algo sobre esa tierra que ya fue removida. Dejar atrás es leer la página y luego dar la vuelta, es saber que el recuerdo de cada palabra es necesario, es urgente para comprender lo que ahora aparece justo al frente y también aquello que viene apenas un poco después. Dejar atrás… ella no puede dejar atrás, tampoco es como que quiera hacerlo.

Camina con el vestido arremangado y las últimas gotas del sol tocándole la piel, conoce el terreno por el que se mueve tan bien como el jardín de su hogar o la habitación donde ha pasado tantas horas. A su derecha las espigas del trigo se mueven como si fueran parte de una danza aprendida y estudiada, cada movimiento es lento y el aire parece apenas tocarlas. Es contradictorio comparado a Claire que puede aún sentir unos dedos sobre su piel pese a que nadie los ha puesto sobre en ella en días. Aquel recuerdo inexistente le molesta, aún sigue siendo una espina clava tan profundamente que el único modo de quitarlo sería rompiendo la piel.

Su respiración se agita con cada paso y la sonrisa que parecía tan escasa se asoma e incluso es capaz de hacer brillante su rostro que suele lucir sombrío. Casi llega al borde donde termina ese campo y se encuentra con el camino que usan los trabajadores para volver a casa. Algo la detiene. Y aunque desde lejos todo lo que ve es una sombra puede inmediatamente identificar que es un hombre y además, un hombre que ella conoce.

Sus pasos la dirigen hasta él, Claire tiene el pelo revuelto, las manos aún afirmar el ruedo de su vestido y la piel le brilla levemente después de las horas de caminata bajo el tenue sol. Encontrarse con alguien que ha visto alguien por algún motivo la pone de buen humor o quizás es sólo una excusa para algo que siente desde antes. — ¿Está perdido, Señor Ballester? — Su pregunta es directa, deja caer el vestido que ahora le cubre los pies y con los dedos se ordena un poco el pelo. El crepúsculo se aleja y la noche cae sorprendentemente tibia. Quizás el otoño se ha quedado descansando un poco más sólo por hoy.

por **Aldebaran Ballester** Dom Jun 16, 2013 6:13 pm

Del cielo poco a poco se comienza a percibir el dibujo de distintas estrellas que aparecen al compás de la noche, el respiro del ambiente bajo distintas brisas que secretamente viajan bajo el testigo del astro lunar derivan el foco protagónico sobre el encuentro de dos seres, dos jóvenes que pareciesen tener un pasado debido a las palabras que se mencionan de los rojos labios ajenos.

Con una sonrisa ladina, observando con sus ojos marrones y remangando su camisa es como el aristócrata contesta –Solo si mi perdición… Vuelve ser contigo, querida Señora Quartermane- el cinismo y humor negro es algo evidente en las palabras y psicología de este personaje, quien sintiendo una emoción recorrer su espina dorsal, sin hacerla evidente, simplemente detiene su andar y no se dedica más que a observar la belleza de la mujer que roba su atención… Desde hace ya algunos años.

-Pero que sorpresa, de todas las personas en el globo… Jamás pensé encontrarme contigo, mucho menos sola, sonriente y debo decir que sensualmente arreglada- la sonrisa cálida bajo una tonalidad gruesa y fuerte hacen de aquel momento uno muy grato, al menos para el español, quien sin miedo alguno se acerca a la belleza de cabellos largos para extender educadamente su mano, esperando que responda a tal gesto de educación; eso, aun cuando dentro de sus entrañas se muere por tomarla y depositarle un beso en aquella boca que más de una vez significó la tentación para el Conde de España.

por **Claire Quartermane** Dom Jun 16, 2013 7:33 pm

— Claire… — cuando arruga la nariz es el mejor gesto para demostrar que algo le molesta, no es lo que acaba de decir en este caso está claro que es la mención de su apellido por parte de aquel hombre quien, pese a no creer jamás que podría encontrarlo ahí, le ha producido una sonrisa sincera que incluso la lleva a recriminarse internamente por aquel comportamiento que se asemeja más al tiempo en el que lo conoció. — Tú tienes que decirme Claire, no señora que eso me hace sentir vieja… — ¿será capaz de notar él que esta es otra más de las mentiras de esa mujer que se acerca y le estrecha la mano?

El saludo es tan cordial como incómodo, apenas lo mira a los ojos puede rememorar escenas que no había recordado en años. El tiempo ha pasado rápido pero lamentablemente para ella, su memoria suele ser traicionera y además muy bien detallada. Al mirarlo de pies a cabeza no es precisamente vestido que lo recuerda y la pícara sonrisa que se asoma puede quizás delatarla. — Sólo estaba dando un paseo y sin darme cuenta se hizo de noche… — se encoge de hombros como si aquel evento tuviera una importancia nula en su vida. La piel le cosquillea y el centro de sus entrañas parecen habitar centenares de insectos que revolotean molestándola. Quiere volver, pero ahora se siente tentada a quedarse.

Su mano suelta la del Conde y la tibieza de esa piel que conoce se mantiene con ella. Aún cuando desde el comienzo supo quien era jamás ha podido verlo de ese modo, todo lo que de él sabe es lo que han vivido juntos, lo que vivieron, porque ahora sólo les queda hablar en pasado. — Quizás debería volver a casa… — la oración termina en un susurro, Claire lanza la carnada y espera que él la atrape. Tiene claro que aquel es un juego que podría terminar mal pero también que está un poco cansada de que todo sea tragedia y dolor en su vida. No es tan terrible que quiera tener un poco de paz y diversión ¿verdad? Ambos solos en el campo y sin testigos sería quizás un buen modo de comenzar.

por **Aldebaran Ballester** Miér Jun 19, 2013 2:22 pm

Su estomago, su espina dorsal, el calor de su sangre, todo se manifiesta en cientos de hilillos que se mueven por su anatomía; sintiendo la suave piel blanquecina femenina, escuchado con calma y no duda en responder –Claire… Me gusta tu nombre, pero, ya debo de respetar tu apellido. Después de todo…- se detiene para inclinar su rostro y susurrarle con una media sonrisa –Tu de vieja no tienes nada, absolutamente nada- tomando la distancia prudente para soltar su mano por igual, deleitando su pupila con cada centímetro del cuerpo que le regala un sinfín de memorias en su mente.

-Un paseo que termina en un anochecer- musita para alzar su ceja diestra –Deberías tener cuidado, estos lugares son famosos por albergar a ladrones y maleantes- riendo ante el chiste personal que hace, dejando a relucir un poco sus dudas sobre el pretexto que le da –Y bueno, una doncella en apuros con tu belleza… Un blanco muy difícil de ignorar… Para cualquier ladrón- haciendo énfasis en su última estrofa, el español clava sus ojos marrones en los de ella, tratando de mantener quieto el titubeo que empieza de pies y acaba hasta su cuello, es sentir la necesidad de tomarla y llevársela, de acercarse solo un poco más y besarla de esa manera que solo en sus pensamientos puede lograr hacer.

De cabellera larga, un poco revuelta pero sin duda siendo eso el toque especial. Su piel acalorada y de matiz claro que hacen de su esbelto cuerpo ser la tentación para cualquier personaje existente; es su actitud y su mirada que simbolizan sensualidad hasta el punto que su misma sonrisa puede brindar el más exquisito toque de paraíso o la mayor perdición en este mundo injusto y cruel. Claire, Claire y Claire, es un nombre que el hijo prodigio de España jamás ha podido olvidar y no es que lo desee hacer, sin embargo, dejar de verla por tanto tiempo y encontrarla caminando no es necesariamente una casualidad para él, es por eso que después de escuchar su despedida no puede contenerse más, una explosión interna hacen que todo un universo de sensaciones se aglomeren en su estomago y le brinden el coraje, la valentía para tomarla del brazo con firmeza pero sin lastimarla, jalándola a él para quedar frente a frente y así, dedicándole una mirada seria con un rostro que no proyecta más que un puro deseo por sus labios se decide a hacer lo impensable, depositando un apasionado beso, dejando fluir todas esas emociones que se acompañan por los recuerdos que sellan una apasionada escena. Su mano la aprisiona desde su cintura, curveando su cuerpo al compás de ella para una mejor posición, cerrando sus ojos y disfrutando el sabor de los labios que desde el primer día han sido su marca personal, su propia droga.

-Quédate...-

¿Será momento de reanudar una historia que ambos ocultan en el fondo de sus almas? O simplemente aquel mágico y apasionado momento se verá roto ante el rechazo de la preciosa doncella; son dos opciones… Una, seguramente un golpe en la mejilla del hidalgo para mandarlo por donde vino, rompiendo con todo el pasado y el presente. O dos, responder a lo que los dos sienten, dejarse ir y sencillamente obedecer a los corazones que nunca se debieron haber separado.

por **Claire Quartermane** Dom Jul 07, 2013 1:47 am

Su voz se arrastra y va rodeándola como aquellas serpientes que se enroscan alrededor de su víctima para conseguir lo que desean. ¿Será ella la primera presa que sonríe cuando ve la muerte tan cerca? Los brazos reemplazan el cuerpo de esa víbora pero no se siente frío, los escalofríos que la recorren completamente no son por un descenso de la temperatura. Sus labios se entreabren para replicar a lo que sea que él dijera momentos antes, no es que no lo escuchara, sólo se distrajo por el movimiento de sus labios y por los recuerdos que comparan el momento actual con aquellos que vivieron en un pasado que no es tan lejano como pareciera. Aún siente el cosquilleo en su brazo, el toque reciente de sus dedos que los acerca, está acostumbrada a siempre responder con palabras irónicas y verdaderas, pero ahora el silencio impera y todo lo que logra es mirarlo a los ojos y preguntarse si será capaz de avanzar, de seguir adelante, porque está más que claro que ese escenario sólo tiene un fin posible.

Y aunque el beso no la sorprende si lo hace aquello que es apenas perceptible y que la obliga a deslizar los dedos hasta su espalda y abrazarlo casi por instinto. Es una mínima cuota de deseo que es suficiente para que sus labios, rosados e hinchados por la pasión impresa en aquel gesto, sigan sintiendo que desean un poco más… tal vez algo más que un poco. — ¿Qué motivos tengo para quedarme? — es un susurro que aparece directo desde su garganta, un desafío que a todas luces desea que sea tomado. Aún cuando podría dar un paso atrás y seguir el camino que inicialmente tenía su paseo, elige esperar, escuchar, mirar. Claire elige quedarse ahí en vez de correr a la seguridad de su hogar. Cierra los ojos y el reloj de la sala de la mansión donde vive se escucha tan claro que pareciera estar justo ahí. ¿Son los mismos motivos que la hicieron salir los que ahora le impiden volver? No hay tiempo para seguir soñando despierta, pese a que lo que vive le parece mas bien una pesadilla.

— Dame un motivo para quedarme y lo haré… dame el mejor motivo que pueda existir, no algo a medias, nada a medias… — su rostro se alza pero mantiene la distancia. Así como no es necesario tocarse para estar cerca, no es necesario tampoco estar cientos de kilómetros para estar lejos. ¿Cómo podría medirse entonces lo que hay en ese minuto entre ellos? — No quiero el casi mejor motivo, no quiero el mejor motivo de ayer… no quiero el mejor motivo de mañana… — muchacha caprichosa, terca y obstinada. Su petición es clara y al mismo tiempo la sonrisa traviesa no le abandona el rostro. Por un segundo olvida que debería estar caminando a casa antes de que la noche la cubra del todo y con eso demuestre lo desprotegida que se encuentra. Con un paso atrás reitera la urgencia por conocer la respuesta a su petición. El viento sopla más despacio que antes, no le mueve el cabello más que para cubrirle suavemente uno de los lados de su rostro, aquel que esconde ahora la media sonrisa, — dame el mejor motivo, Aldebarán… —

Well, it's time for us to be leaving
And it hurts so much, it hurts so much inside
And now she'll go her way and I'll go mine

But tomorrow we'll meet at the same place,
the same time

por **Aldebaran Ballester** Dom Jul 07, 2013 3:07 am

Si los músicos tuviesen la inspiración cada vez que lo quisieran, probablemente no habría piezas tan memorables; no es que se trate de simples palabras vacías, realmente los sentimientos influyen mucho a la hora de crear algo de la nada, por eso, el joven de alma española sencillamente se dispone a sonreír de forma ladina, clavando sus ojos marrones en los ajenos para deleitar su pupila con el hermoso rostro de la doncella –Te podría dar cientos de motivos, podría tratar de explicarte lo que se siente el tenerte justo aquí conmigo…- su mano se aferra a la de Claire, jalándola hacia él para aprisionarla desde su cintura, su mirada que no da tregua se mantiene firme y sincerada -… Puedo intentar explicar lo que es que mis piernas tiemblen, lo que es que mis ojos sientan que veo mal, que sueño- continúa explicando sin titubeo alguno.

La noche ya es cómplice de ambos personajes, evidentemente el correr de los vientos no puede ser más obvio debido al silencio que se crea en el lugar, un silencio que se rompe con la voz grave del sujeto –El no verte durante todo este tiempo, imaginarte feliz de la vida con aquel tipo cuando se bien que aun piensas en mi como yo pienso en ti… Puede que te intente explicar cuanto te sueño y eso pasa solo cuando logro cerrar mis ojos ya que paso día y noche haciendo nada más que cuestionarme el por qué te fuiste- la intensidad de sus diálogos le llevan a dar un paso más al frente, quedando a una distancia realmente corta de la fémina -¿Pero sabes algo? Eso no me importa ya, no me interesa si te fuiste con alguien más o no, no me interesa si queda una sola duda o no, tampoco vale para mí el hecho de que una vez casi lo pierdo todo por seguirte y ¿sabes?... Lo volvería a hacer…-

Poco a poco toda la fotografía de la escena se traslada a un momento de nostalgia que pasan por la mente y ojos del hijo prodigio de España; su voz cortada por los sentimientos que se aglomeran en su abdomen y terminan desbordándose por toda su anatomía no da pie a la duda, es algo inevitable que tarde o temprano pasaría, es el reencuentro de dos locos enamorados que alguna vez se quisieron pero que por decisiones de ambos decidieron ahogar todo ese amor en ellos mismos, dejando flotar solamente un dolor, una pesadilla que ni ellos pueden entender –Pero quieres un solo motivo.. Quieres el mejor motivo, bien, no sé si sea suficiente para ti, no sé si inclusive podrás creerlo de mi… ¿Pero quieres el motivo?, ¿quieres que te diga por qué quiero que te quedes aquí conmigo no solo hoy sino cada noche de nuestra existencia? Bien…- enfatizando desde sus labios. Aldebarán sencillamente se aleja un par de centímetros de su rostro, para poder abarcar todo el campo de visión y que sus ojos con toda esa llama y pureza puedan penetrar en el alma de Ella; ejerciendo paulatinamente un rostro serio que solo despide un hondo suspiro, uno que trae todo eso que tanto tiempo ha guardado y que explota en tan solo una frase...

-Porque Te Amo, Claire-

It was real, wasn't it? You and me.
Such a long time ago, we were just a couple of kids.
But we really loved each other, didn't we?

por **Claire Quartermane** Dom Jul 07, 2013 2:05 pm

Sin embargo, jugar siempre trae consigo el tener que fabricar reglas para no escapar de los límites. Cuando lanzas los dados tienes un número máximo y otro mínimo, cuando adivinas en qué mano está la moneda sólo tienes dos opciones y cuando las cartas se barajan, de antemano sabes a qué te enfrentarás, aún pese a que no conoces qué pintas y qué números serán los que te toquen. Las palabras continúan fluyendo hasta que se transforman en un torrente que ninguna represa sería capaz de controlar. Ella sólo escucha cruzando los dedos para que el final no sea el que cree llegará. La estructura de dominós sólo necesita de un pequeño empellón para derrumbarse y como en este caso, el soplido mínimo de unos labios risueños fue el detonante para que aquella frase apareciera para sorprenderla aún cuando lo esperaba. ¡Cuánto habría rezado para tener que evitar lo que ahora se le avecina! Claro, siempre que ella supiera como rezar o al menos creyera en algo.

— ¿Por qué tienes que arruinarlo? — las palabras se repiten, cree estar escuchando una conversación que sucedió hace muchos años atrás. Está de algún modo molesta y también frustrada. Quiere gritarle, golpearlo en los hombros hasta que las manos se le cansen y quizás después sólo abrazarlo para dejarse caer sobre su cuerpo. Todo iba bien mientras no se metieran en aquel territorio. Esto podría haber sido un reencuentro entre dos personas que se conocieron antes, entre alguien que no fue su cliente pero tampoco alguien por quien sintiera algo profundo. ¿Es que acaso la gente no comprende que a veces sólo quiere pasarla bien? Y eso era lo que tenía con él, salir después del trabajo, tener buenos momentos juntos, pero todo sobre la superficie, porque claro, la situación es igual a la de ahora, lo que hay en su interior, lo que ella realmente siente y que no ha variado más que, quizás, para crecer, es un amor por otro hombre, un amor sin dudas, sin término, un amor que duda pueda volver a sentir.

La distancia física que él puso entre ellos se ve acortada ahora por sus pasos. Claire camina y alza los brazos para rodearle el cuello. Aprovecha entonces de mirarlo a los ojos y obligarlo a escuchar cada una de las cosas que han estado atoradas en los segundos después de la confesión que él acaba de hacer. — Tú no puedes amarme… ¿hace cuánto no nos veíamos? No, tú no puedes amarme, no sabes si he cambiado, quizás esta nueva yo no te guste… — resopla y se siente repentinamente cansada. Su cuerpo se apega más al de él, por estos momentos todo lo que quiere es dejar en él todo el peso que parece recaer sobre ambos. — Si me amas quiere decir que antes lo hacías y yo no lo supe… ¿por qué no me lo dijiste antes? ¡Maldición Ballester! No puedes llegar y decirme algo como eso ahora, justo ahora después de tanto sin vernos… — su cabeza cae y se entierra en el cuello de aquel hombre que ahora complica todo ese divertido panorama que ella tenía en la cabeza. — No puedes decir que me amas, porque yo… porque yo no te amo, tú sabes que estoy enamorada de otro y sabes también que eso no va a cambiar… — el susurro choca contra su piel pero está segura que las palabras harán eco un poco más allá.

If I lay here
If I just lay here
Would you lie with me and just forget the world?

por **Aldebaran Ballester** Dom Jul 07, 2013 3:01 pm

Una ilusión vale más que mil realidades y para los sentimientos que se han puesto en la escena fácilmente se puede concluir que son el vivo ejemplo de este dicho; las palabras que ahora envuelven el escenario entre ambos jóvenes retumban en los oídos del varón, quien por inercia y casi hipnóticamente coloca sus manos a rodear la cintura de Claire, viendo fijamente esos ojos que más de una vez fueron su perdición –No necesito saber si cambiaste o no, yo sé que no lo hiciste- continúa escuchando los diálogos de la bella mujer, quien sencillamente se recarga en él y provoca que un suspiro se expanda en el momento –Tu no decides a quien debo o no amar… Ni siquiera lo decido yo, es el corazón quien se encarga de todo este ajetreo-

Las muestras de afecto disfrazadas por reniegos continúan, la posición que la doncella mantiene envuelta bajo los brazos y el calor del español crean un ecosistema sublime que por un segundo lo hacen cerrar su ojos e imaginar que esa escena se lleva a cabo un par de años atrás –Claire, si desde antes no te hablé de mis sentimientos fue porque yo sabía bien que de hacerlo te alejarías de mi, te asustarías o renegarías- con su mano derecha, el ladrón acaricia la cabellera de su acompañante, respirando el perfume que desde siempre le embriaga, sin embargo, el momento parece quebrarse como un débil espejo ante la caída de miles martillos; las palabras de la mujer entran por los oídos de Aldebarán y se trasladan instantáneamente por todo su cuerpo y especialmente en su corazón, donde pareciese que es un calambre el que se apodera de él y sin duda alguna su espalda, que se curvea un tanto por la sorpresa, trata de reincorporarse en el acto pues no desea hacer evidente como se ha quebrantado por dentro.

Las estrellas en el firmamento son las únicas que atestiguan el momento, la cobija platinada que brinda la luna hacen de estos dos individuos tener un momento de quietud, de paz, uno que jamás han tenido, pareciese que ella ha olvidado su deber de señora y él, su papel de justiciero –Antes no te dije que te amaba porque no quería perderte- comenta con seriedad, firme y seguro de sus palabras –Ahora, ¿qué puedo perder? Tu misma me lo estás diciendo… amas a alguien que no soy yo, vives feliz con alguien que no soy yo, ¿ya que puedo perder?- su mano busca delicadamente la barbilla de la fémina para quedar mirándose fijamente –Desde entonces arriesgo mi vida cada noche, sin temer a la muerte, sin temer a las consecuencias de mis actos… El día que te marchaste con tu marido, fue el día que nació Rosa Negra y fue ese mismo día también, en el que mi temor por la muerte o por las consecuencias desapareció…- sus marrones orbes se mantiene sincerados contra los ajenos, tratando de penetrar en aquella alma que el hidalgo busca desesperadamente robar.

I'm not surprised, not everything lasts
I've broken my heart so many times, I stopped keeping track

por **Claire Quartermane** Dom Jul 07, 2013 8:33 pm

Puede darle la razón en varias de las cosas que le ha dicho pero no puede permitir que un “lo sé” salga en voz alta. Al parecer Aldebarán la conocía lo suficiente para saber que Claire escaparía a la primera demostración de afecto, porque si él le hubiese dicho esas mismas palabras años antes lo último que habría visto de ella es una sonrisa de despedida y luego las notas con evasivas para no volver a verse. Claire sigue siendo del mismo modo, pero pese a que ahora todo lo que quiere es correr y alejarse de todo ese ambiente cargado de amor unilateral, se mantiene ahí y cierra los ojos hasta que espera que él termine de hablar. Tiene clara consciencia de que sus palabras han sido duras pero es una fiel creyente que la verdad es siempre necesaria y que con eso evita futuros malos entendidos. Cuando suspira su pecho se eleva y también su rostro, le gustaría poder levantar su mano y acariciarle el rostro pero teme que eso pueda entregarle una señal equivocada y eso es lo último que necesita ahora.

Su cabeza se mueve y ella niega, no es posible que la esté culpando a ella de su profesión actual. Aún cuando la distancia entre ellos se hizo cada vez más evidente, Claire si conoció rumores que le indicaban que aquel que antes fue su amante ahora era un ladrón más. Imposible fue comprobar algo, principalmente porque perdió la pista y también las ganas de averiguar y porque su propia vida la atrapó al punto de olvidar que existían otras allá afuera. — No… — frunce el ceño y sus labios forman una línea delgada demostrando con eso lo muy molesta que está ahora. — No me vas a culpar de tus decisiones, yo no soy la detonante de nada… porque ¡diablos! Cuando me conociste yo ya estaba enamorada de él pese a que no lo andaba gritando al mundo, pero era obvio, era demasiado obvio… — rueda los ojos, podría alejarse pero prefiere quedarse ahí con la mano del hombre tocándole la cintura, todo por el simple placer de sentir esos dedos encima.

— Si realmente me amaras, en vez de buscar a la muerte, me habrías buscado a mí ¿no crees? Y nunca, ni una vez, vi tu mano tocando mi puerta, nunca recibí una nota tuya pese a que todo Paris sabe donde queda mi hogar… — la barbilla alzada, la espalda curva para mirarlo a los ojos. Es de noche y agradece a esa medialuna que los ilumina, aunque claro, no necesita luz para que sus palabras puedas ser oídas y ahora, en este momento, todo lo que necesita es hablar y escuchar. ¡Qué bien se siente poder decirlo todo! Y por lo mismo sigue ese camino y además se atreve a finalmente alzar sus dedos y acariciarle la barbilla, — Si no puedes perderme porque nunca podrás tenerme del todo… entonces ¿qué sigue? ¿Qué viene a continuación? — no necesita la respuesta pero de todos modos hace las preguntas. La caricia sube, se enreda en su cabello, sonríe y aunque sea de noche él será capaz de sentir aquel gesto. — Ballester dime… ¿qué quieres de mí? —

Will you dance with me?
Like we used to dance
And remember how to move together.

por **Aldebaran Ballester** Dom Jul 07, 2013 11:36 pm

Se cuenta que no hay nada más triste que ver llorar a un hombre, realmente esto puede ser cierto en algunos casos, pero, ¿Qué pasaría si un varón no pudiese derramar esas lagrimas? Aun cuando con toda su necedad y fuerza lo intentara. La noche ya parece sonreír a la pareja de jóvenes que se mantienen cerca uno del otro, pareciese que las brisas que se cuelan por el campo no hacen mucho revuelo debido a que solamente logra mecer los ropajes de estos e inclusive, parte de la larga cabellera de la fémina, quien pareciese querer retirar y sin embargo es detenida por la mano del español, ajustándose celosamente a su esbelta cintura.

-No te estoy echando la culpa de absolutamente nada…- Dice con bastante seriedad, observándola directo a sus ojos –Rosa Negra nació la noche que te fuiste, sin embargo, eso no quiere decir que la decisión de su existencia fuese debido a ti. Sí bien la muerte es algo que no me importa desde que te fuiste, también las razones por las que lucho noche a noche es para darle justicia a los que han perdido la esperanza, porque por más roto que me hayas dejado el corazón me di cuenta que alguien siempre sufrirá más que yo y que este es un insignificante sufrir a comparación de los que andan por la vida sin una luz, sin una ilusión- Su voz clara, su acento español, es la imagen de todo un hombre que se rehúsa a usar el calificativo de héroe, sin embargo, seguro de sus convicciones logra trazar un segmento histórico para toda Francia.

La caricia de Claire paraliza el cuerpo del Ladrón, quien cierra sus ojos y emana un suspiro para tratar de sentir a profundidad aquel sutil gesto que instantáneamente se convierte en un tirón a sus cabellos que de igual forma lo calma –No fui a tocar tu puerta, es verdad. Pero eso no quiere decir que dejé de cuidarte; ¿Para qué ir a destruir lo que tanta ilusión de provocaba?, quizás toda la gente de Francia sabe dónde vives, pero nadie y me incluyo, sabemos que hubiese pasado de yo haberme presentado ahí… Tu matrimonio, tu felicidad, León, todo se hubiese convertido en una pesadilla para ti, dime, ¿de qué me hubiese servido ir a gritarte cuanto te amaba si eso significaba que lo perderías todo y dejarías de ser feliz?- con suavidad ejerce este dialogo para después retomar el intercambio de miradas y acercarse peligrosamente a su rostro –Claire, sé que el enamorado soy yo, pero eso no me daba el derecho de arruinar tu propia felicidad… Aun después de todo, sabes que para mí, siempre serás primero tú… Y no sé que sigue, lo único que sé es que no quiero que te marches, no ahora que después de tanto tiempo te tengo conmigo… No quiero nada de ti- Clausura sus labios para dejar correr solo un par de segundos y con toda seguridad finiquitar –Te quiero a ti-

My pride, my ego, my needs, and my selfish ways
Caused a good strong woman like you to walk out my life
Now I never, never get to clean up the mess I made

por **Claire Quartermane** Lun Jul 08, 2013 2:24 am

Después de tantos años sin escuchar la insistencia implícita en las palabras de un hombre, sentirla ahora presente le molesta un poco más. Ya no hay dinero ni sexo de por medio, tampoco algún objetivo que ella pueda alcanzar gracias a todo eso. ¿Por qué continúa entonces? Es simple, la curiosidad por saber como termina una historia ha sido siempre parte de su personalidad desde que aquel cliente le enseñó a leer y comenzó a devorar cuanto libro pudo encontrar. Y es quizás también que quiere creer que encontrarse en ese lugar es una señal que debe aceptar y por sobre todo una oportunidad que no puede dejar pasar. Una tras otra las excusas aparecen, decorar las palabras con otras que suenen mejor no transforma lo que finalmente si quieren decir y en este caso todo le suena a un blablabla con poco sentido que sólo se ve interrumpido por esas demostraciones de lo que él cree es amor y lo que ella piensa no es más que un capricho. Claire conoce el género masculino y sabe perfectamente que cuando no pueden tener a una mujer se empecinan con mayor fuerza en intentar conseguirla y es eso lo que ve ahora en la actitud de Aldebarán.

— ¿Qué te hace creer que tu presencia habría mermado en algo la felicidad que tengo en mi matrimonio? ¿Acaso crees que mi esposo no conoce mi vida, mi pasado? — se aleja un poco y con eso evita que él la distraiga de seguir diciendo lo que ha estado pensando desde hace un par de minutos — ¿No se te ha ocurrido pensar que así como estás tú habían otros más? ¿Otros que dicen estar enamorados de mí y que pudieron presentarse ante mi puerta? ¿Por qué te crees tan especial y único? — es un poco dura y lo sabe, pero sus palabras son sinceras y también el tono suave con que las dice, son preguntas cargadas de seguridad, nada que pueda atacarlo. Porque pese a que no se caracteriza por ser una persona empática y afectiva, tampoco es una hija de puta tan grande como para querer hacerle daño a alguien que siente algo como lo que él dice sentir por ella. — Mira… quiero que sepas que yo no habría dejado de ser feliz si tú hubieses aparecido, tal como ahora… no he dejado de serlo y tampoco estoy perdiéndolo todo. —

El golpe llega al final, Claire cierra los ojos y aquel suspiro parece eterno. No está cansada de él, ni de la situación ni tampoco de lo que ha dicho, sólo se siente atada de manos y es aquello lo que la lleva a retroceder un paso dentro de aquel agarre que parece no querer ceder y además tomar su rostro en una medida desesperada para que no pueda desviar su mirada a otro lado ni tenga la opción de hacerlo. — No soy un objeto que pueda pasar de unas manos a otras… y comprendo lo que me dices pero yo no puedo ser tuya… y no es solamente porque me entregué a alguien más… es porque… — con el pulgar logra acariciarle la mejilla. ¿Cómo decir algo como eso sin provocar dolor? Porque está claro que aquel chispazo que vio cruzar el rostro del hombre sólo podía asociarse a eso. Por mucho que lo quieran ocultar, los hombres también pueden tener el corazón roto, — es porque es injusto, porque tú mereces a alguien que esté contigo todo el tiempo… si sigues siendo el mismo hombre que conocí, te mereces una pareja que te ame y no la ilusión de un amor no correspondido… — sus labios se estiran, es apenas un roce, pero es quizás suficiente para incitarlo a que él continúe.

I know someday you'll have a beautiful life
I know you'll be a sun
In somebody else's sky

por **Aldebaran Ballester** Sáb Jul 13, 2013 3:38 am

Las costumbres siempre indican que los varones no tienen derecho a llorar, tampoco a demostrar lo que sienten, mucho menos hacer evidente sus debilidades; conforme las generaciones pasan, el hombre debe mantenerse feroz, firme, sin lujos de humanidad ante el dolor que pueden llegar a sentir en su corazón… No tienen derecho a sufrir.

Los aires que arrastran ligeras cortinillas de polen debido a la flora en el lugar llevan también las palabras de la musa a los oídos del español, sus ojos marrones que se mantienen fijos al rostro de la ajena mujer no hacen más que mantenerse quietos al mismo tiempo que su mejilla siente aquella caricia –Entiendo- responde tajante, soltando su mano de aquella cintura –Creo que todo este tiempo me inventé yo mismo aquel escenario y en mi egocentrismo creí representar algo peligroso de haberme presentado en tu hogar- la faz del Noble automáticamente se transforma en una sonrisa ladina, algo cínico que se redirige a un suspiro profundo.

Las manos del joven deciden soltarla, sus pies dan un paso hacia atrás al sentir como la dama rosa sus labios con demasiada sutileza –No necesito tu consuelo- dice mientras voltea su rostro al lado diestro, admirando la oscuridad del marco escénico –No necesito tampoco una buena mujer que me ame, ni que sea libre, ni que me atienda, ni nada de las cursilerías que tú estás mencionando- Aldebarán frunce su ceño, regresando su mirar hacia la musa a quien en instantes musita –No me importa que sientes por él, no necesito saberlo. Me basta, me sobra con solo saber lo que yo siento por ti y es más que suficiente- Una carcajada callada roba el protagonismo y haciendo lujo de su cinismo el hijo prodigo de España finiquita –Esto no se puede quemar porque está hecho de fuego…- se toca el corazón y arruga su camisa –… Tampoco se puede perder ni ganar, porque este amor que siento no es un juego- sus palabras se enfatizan en la última estrofa.

-¿Por qué te quedaste?- cuestiona –Tuviste la oportunidad de irte y no lo hiciste, tampoco es normal que te preocupes tanto si salgo lastimado o no- vuelve a sonreír irónico –No me mal entiendas, pero te conozco y sé que no eres de las que se preocupan así que dejemos estos juegos y este estúpido drama…- sin más, toma con demanda el cuerpo de la fémina desde su espalda, jalándola hacia él para quedar ambos rostro pegados al punto de respirar el mismo aliento, respondiendo a lo que hace segundos ella hacía pues sus labios rosan los ajenos –Yo estoy aquí porque te amo y no me interesa salir herido ni preocuparme por nada, aquí he estado, aquí estoy y aquí estaré… Me importa menos que nada ser el amante o ser el tonto que está ahí solo cuando es necesario, me da igual… Pero no me iré, Claire, no ahora que te tengo aquí y es tu decisión si marcharte ahora mismo y aparentar que esto fue una pesadilla o sencillamente quedarte y aceptar esto- La determinación del ladrón es inquebrantable y todo su cuerpo se viste de una sensación tan única que no le permiten dar cuartada a ningún tipo de debilidad, él está dispuesto a estar ahí para ella aun cuando eso signifique estar solo cuando ella lo necesite.

I would go through all this pain
Take a bullet straight through my brain
Yes, I would die for ya, baby
But you won't do the same

por **Claire Quartermane** Sáb Jul 13, 2013 2:16 pm

La mayor dificultad radica siempre en elegir con cuidado las palabras que se utilizan, porque claro, el tono de voz es importante, pero muchas veces basta sólo una frase mal dicha para que cambie todo el sentido de una conversación. Y es por esto que Claire prefiere callar hasta escuchar todo lo que él quiere decir, puede notar en el movimiento de sus labios que existe ansiedad por decir todo eso, como si lo hubiese estado acumulando por años y esperando al momento más adecuado para dejarlo salir. Para ella, ese instante no es el mejor de todos, preferiría mil veces que hablaran de algo superficial, del clima, de viejos recuerdos, pero no tener que lidiar con todo eso. La verdad es que Claire no quiere tener que lidiar con los sentimientos de él. — He cambiado, te lo dije… — su voz cambia, es más serena, se parece incluso a la voz que usa después de intentar en reiteradas ocasiones que León se duerma. — Tú vienes acá y lanzas todo eso como si sólo fuéramos tú y yo en el mundo… eres egoísta, no piensas en mí, no piensas en que tengo una familia, no piensas en todo lo que he pasado… aunque lo entiendo, no tienes idea de lo que yo he pasado… —

Podría efectivamente marcharse pero ni siquiera es capaz de mover los pies, esa cercanía le molesta, se siente vulnerada y además cada vez más enfadada. La insistencia no es algo que Claire tolere fácilmente, le recuerda a los días de tener que lidiar con borrachos en el burdel, noches en que la seguridad a veces fallaba y terminaba con una mano en el lugar equivocado. — Comprendo lo que dices aunque no lo que crees que sientes… ¿sabes acaso que perdí un hijo? Mi niña nació antes de tiempo y murió incluso sin que yo pudiera elegir un nombre para ella… — su mirada ahora es dura, sus facciones se transforman y ya no existe esa sensualidad que suele estar tan presente en ella. Durante algunos segundos se puede ver la imagen de la mujer que fue por tantos meses, esa que era mas bien la copia dañada de otra, toda ojeras, cabello poco lustroso, piel pegada a los huesos. — Ese dolor me enseñó a ver que no existe sólo blanco y negro, no hay sólo dos opciones para todo… porque eso es lo que tú intentas decirme… —

Intenta moverse, quiere alejarse, le gustaría correr a casa y descubrir que efectivamente aquello no es una pesadilla, que en ese lugar la espera un esposo amable, un hijo risueño y una niña totalmente sana. Pero todo lo que encuentra es una realidad que la golpea de frente, la mirada del ladrón, los ojos firmes y llenos de amor de Aldebarán y sentir que por mucho que lo desee, ella jamás podrá sentir eso. Claire nunca podría amarlo, ya no cabe en ella la posibilidad de otro amor. — No todo es marcharme y desaparecer o quedarme y que seamos amantes… ¿puedes entender eso? ¿Puedes comprender que hay muchas opciones intermedias? — Su mano nuevamente se alza, pero ahora no alcanza a llegar a su mejilla, se detiene en el aire y su boca se abre. Le duele que todo suceda de este modo, está cansada de dañar a la gente y que ese dolor también le afecte. — Te necesito… pero no me presiones, no me fuerces a algo que aún ni comprendo… no te voy a amar, dudo que vuelva a besarte pero si necesito que me abraces un momento, después de eso si quieres vete y ódiame, si es que ya no lo haces… —

And when the night is cloudy there is still a light
that shines on me
shine until tomorrow, let it be.

por **Aldebaran Ballester** Dom Jul 14, 2013 2:58 pm

El aprendiz es alguien que busca la sabiduría, por ello se dirige a los sabios quienes guían por el camino del conocimiento. ¿Qué pasa cuando no se desea ser el pupilo?, ¿Cuándo se aprende por las malas de un maestro que no queremos que lo sea? Movemos los hilos de nuestra vida a través de los designios propios en busca de la experiencia, pero hay casos en el que es inevitable caer en la inocencia, sumergirnos en la debilidad y terminamos aprendiendo algo que quizás, solo quizás, no queríamos aprender.

Los secretos de Quatermane son realmente sorprendentes, el ladrón no podía creer al escucharle hablar sobre su difunta hija y un espinazo en su corazón surgió como remordimiento al ser tan egoísta, al solo pensar en ellos dos cuando es verdad, no son solamente dos jovencitos y ya. Ella es una mujer casada y aun más importante, es una madre que debe criar y educar a su hijo vivo; Él es un noble que si bien se coloca un antifaz y juega al héroe, también tiene responsabilidades que no puede ignorar sencillamente.

La doncella termina sus diálogos y consecuente con esto los brazos del español se abren para hundirla contra su pecho, rodeándole fuertemente mientras coloca su barbilla sobre la cabeza de Claire –Si me necesitas, aquí estaré… Si quieres que me vaya, no lo haré… Porque aun cuando haya pasado tanto tiempo, aun cuando hayan pasado tantas cosas… Sigo aquí y seguiré aquí, por ti- susurra tratando de tranquilizarla para dejar salir un fuerte suspiro que termina con una sonrisa ladina en su rostro, observando a lo lejos.

Me haz enseñado tú
Maldigo mi inocencia y te maldigo a ti
Maldita la maestra
Y maldito el aprendiz

por **Claire Quartermane** Dom Jul 14, 2013 4:17 pm

¿Significa eso que no la odia? ¿Significa eso que está escondiendo lo que realmente siente sólo para que ella se sienta mejor? Aquella última opción sería más propia de él, pero si ella cambió, él también podría hacerlo. Quizás todo lo que mantiene ese abrazo no sea la mínima distancia de sus cuerpos, sino que la ilusión de una imagen equivocada y los recuerdos de dos personas que probablemente ya no existan. Claire se cierra a esa posibilidad, niega la opción de perderlo ahora que lo ha encontrado. ¿Por qué la castigarían de nuevo quitándole algo que no le hace daño? Y muchas veces, también ahora, está segura que la vida jamás ha pensado en premiarla, sólo en darle un dolor tras otro.

— No te vayas… — ¿realmente lo dijo en voz alta o sólo aquello resonó en su cabeza? — No te vayas — esta vez siente el eco de sus propias palabras, su rostro se alza y sólo aquella zona se separa del abrazo para poder mirarlo. Cada movimiento de Aldebarán es suave, preciso, como si la conociera y no sólo físicamente, como si con cada caricia quisiera tocarle algo más que la piel, como si quisiera llegar hasta su alma. Claire ni siquiera sabe si aún tiene una, si sigue ahí presente, si ya no está rota como lo estuvo todo el resto de ella. Se siente tan fragmentada, tal como un jarrón que ha sido arrojado al piso, puedes encontrar cada pedazo pero al intentar unirlo nunca será como antes.

Y es por un instante, un mísero instante que recordará siempre, que por su cabeza pasa la opción de unir sus labios a los de él. Aquella duda la hace temblar, la obliga a estrechar más el abrazo que es lo único que la mantiene en pie. Las rodillas le fallan y es evidente, puede caer y sus uñas se entierran en su hombro como si del borde de un precipicio se tratara. — A veces me siento muerta aunque el corazón me sigue latiendo… Antes era así todo el tiempo, ahora cada vez menos… — se muerde los labios para no sentir el nudo en su garganta, le molesta verse vulnerable, le molesta más sentirse débil. — ¿Cómo puedes amar a alguien así? ¿Cómo puedes amarme cuando ni siquiera yo soy capaz de hacerlo todo el tiempo? Me cuesta amarme, Alde… —

Crecerán y en la espuma del tiempo
se deshacen sus sueños.

por **Aldebaran Ballester** Lun Jul 15, 2013 2:46 pm

La lluvia, caerá siempre inevitablemente y es por eso que en esas épocas de clima solitario la melancolía se presenta en cada ser viviente que sea capaz de sentir algo; la lluvia nos acompaña cual fiel escudero o como verdugo de nuestro sentido común. ¿Qué sucedería si todos los días lloviera? ¿Esos sentimientos que tenemos guardados saldrían a flote cada tarde? O inclusive podríamos esperar un diluvio de sufrimientos, de reflexiones, de placeres, de penas, sería todo un caos o todo un caso el que la lluvia cayera todos y cada uno de los días de esta existencia, claro está, que no siempre la lluvia viene del cielo, hay ocasiones que nuestros ojos son los que tienen esa tormenta y se manifiestan a través de nuestras mejillas.

Hacia los oídos de Aldebarán la petición de la doncella llega y solo puede sonreír cálidamente para ejercer una negación con su cabeza que lo lleva a responder en forma de susurro –No me iré a ningún lado, no ahora que nos encontramos, quizás nuestras vidas no estén destinadas a pasar toda la eternidad juntas… Pero esta noche es nuestra y por ello no me iré, no lo haré- insiste mientras abraza fuertemente a su acompañante justo después de darle un beso en su frente, trayendo consigo un suspiro que pronto dan lugar a otro diálogo que con sinceridad le es expresado al de descendencia española.

Las manos del noble recubren la cintura de Claire con cuidado, soportando su muy ligero peso para así mirarle fijamente a sus ojos, tratando de descifrar esa alma que tanta intriga le provoca y sin embargo ni siquiera él puede descubrir la propia. Sus pies no se mueven, su respiración se mantiene y no quiere hacer otra cosa más que estar con Ella –Si te cuesta amarte, si sientes que no puedes hacerlo, entonces tranquila…- Con una sonrisa tan cálida como su carácter, este se dispone a tomarla de la mano, entrelazando sus dedos lentamente con los ajenos para paulatinamente depositar un beso en sus extremidades entrelazadas, buscando brindarle toda la confianza del mundo y así adjudicar –… Porque para amarte estoy yo y lo hice, lo hago y lo haré con todo gusto… Amarte, es mí placer- llevando así sus labios a rosar muy a penas los de la fémina, despejando un hondo suspirar que se cuela con su última línea.

-Vámonos… Sígueme… Por esta noche, ¿A dónde te gustaría ir? ¿Cuál es el lugar donde siempre has querido ir pero no has podido?-

If I lose you, baby
Just like the clouds
My eyes will do the same if you walk away
Everyday, it will rain

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Coincidencia no es igual a Destino [Claire Quartermane]

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