AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A Beautiful Lie [Luna Bosch]
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A Beautiful Lie [Luna Bosch]
Todo a mí alrededor sigue dando vueltas. Avanzando, en el sentido más profundo de la palabra, mientras yo me quedo aquí, sentada esperando que algo atraviese unas remotas posibilidades, muestra de una extraña e irracional esperanza que parezco albergar. Hace mucho tiempo que me había rendido, había dejado de buscar, y ahora de la nada aparecían esos tentadores caminos de migajas que parecían llevar a los recuerdos que había perdido.
Desde que aquella doncella del servicio había aparecido con esa caja que supuestamente había ordenado hacer desaparecer, el tema me ha rondado por la cabeza una y otra vez, no dándome tregua hasta que haber decidido seguir las pistas de este ridículo puzle. El contenido de aquella caja no era ni más ni menos que un vestido rojo de terciopelo, unas cuantas cartas fuera de contexto y un daguerrotipo reciente.
Era increíble. A pesar de la mala calidad de la imagen, me veía sonriendo de una forma que parecía ser completamente sincera, pero había alguien más, una muchacha, cuyo rostro era irreconocible dado lo borroso, probablemente debido a su incapacidad para quedarse quieta.
Es redundante decir que no consigo recordar ni siquiera su nombre, por lo que ilusamente vine aquí, a sentarme en el mismo lugar en que había sido plasmado aquel recuerdo, no creo que con el fin de encontrar a la chica de la foto, sino más bien lo contrario, que el hecho de no encontrarla destruyera por completo esa estúpida esperanza que tenía.
Y como dije. La gente daba vueltas alrededor de esta fuente ubicada en el corazón del barrio centro comercial de París, y más de alguno me había mirado con un rostro extrañado, uno que no cuestionaba dado que seguramente llevaría ya un par de horas sentada, mirando pero sin observar realmente, jugueteando con el agua y esperando que se hiciera lo suficientemente tarde como para darme por vencida.
La verdad es que no sabía por qué seguía aquí, ni mucho menos qué haría si le llegaba a encontrar ¿Forzarla a decirme todo lo que recordaba de mí? Ya lo había intentado con ese tal Victorio, y a pesar del resultado, no se podía decir que confiara ciegamente en cada palabra ¿Entonces, para qué me molestaba ahora?
Fue ese último pensamiento el que remató todo. Me levanté de la improvisada banca que constituía la misma fuente, y me alisé el vestido en la medida de lo posible, dispuesta a vagar por aquí un poco más mientras las luces de colores de los escaparates se apagaban una a una. Era un buen plan, eso hasta que sentí que algo, o alguien, se había estrellado contra mí mientras me desperezaba. Para la fortuna de ese alguien, me encontraba algo decaída, lo suficiente como para no despertar rabia alguna por el incidente, ni tampoco la paciencia para escuchar unas disculpas, así que simplemente me volteé, sin decir palabra alguna.
Desde que aquella doncella del servicio había aparecido con esa caja que supuestamente había ordenado hacer desaparecer, el tema me ha rondado por la cabeza una y otra vez, no dándome tregua hasta que haber decidido seguir las pistas de este ridículo puzle. El contenido de aquella caja no era ni más ni menos que un vestido rojo de terciopelo, unas cuantas cartas fuera de contexto y un daguerrotipo reciente.
Era increíble. A pesar de la mala calidad de la imagen, me veía sonriendo de una forma que parecía ser completamente sincera, pero había alguien más, una muchacha, cuyo rostro era irreconocible dado lo borroso, probablemente debido a su incapacidad para quedarse quieta.
Es redundante decir que no consigo recordar ni siquiera su nombre, por lo que ilusamente vine aquí, a sentarme en el mismo lugar en que había sido plasmado aquel recuerdo, no creo que con el fin de encontrar a la chica de la foto, sino más bien lo contrario, que el hecho de no encontrarla destruyera por completo esa estúpida esperanza que tenía.
Y como dije. La gente daba vueltas alrededor de esta fuente ubicada en el corazón del barrio centro comercial de París, y más de alguno me había mirado con un rostro extrañado, uno que no cuestionaba dado que seguramente llevaría ya un par de horas sentada, mirando pero sin observar realmente, jugueteando con el agua y esperando que se hiciera lo suficientemente tarde como para darme por vencida.
La verdad es que no sabía por qué seguía aquí, ni mucho menos qué haría si le llegaba a encontrar ¿Forzarla a decirme todo lo que recordaba de mí? Ya lo había intentado con ese tal Victorio, y a pesar del resultado, no se podía decir que confiara ciegamente en cada palabra ¿Entonces, para qué me molestaba ahora?
Fue ese último pensamiento el que remató todo. Me levanté de la improvisada banca que constituía la misma fuente, y me alisé el vestido en la medida de lo posible, dispuesta a vagar por aquí un poco más mientras las luces de colores de los escaparates se apagaban una a una. Era un buen plan, eso hasta que sentí que algo, o alguien, se había estrellado contra mí mientras me desperezaba. Para la fortuna de ese alguien, me encontraba algo decaída, lo suficiente como para no despertar rabia alguna por el incidente, ni tampoco la paciencia para escuchar unas disculpas, así que simplemente me volteé, sin decir palabra alguna.
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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Re: A Beautiful Lie [Luna Bosch]
Los días en París como en cualquier otro lugar del mundo se habían convertido en una rutina aburrida de la cual no podía escapar por más que intentara, de eso se percato la gitana al despertar en aquella humilde carpa en la que escondían todo lo hurtado con su hermana, quien agotada aún por los días anteriores descansaba plácidamente al lado de Luna.
Acariciando los cabellos de Sol, se levanto con cautela, disponiendo su mente y cuerpo a salir a las calles en busca de nuevas presas a las cuales robar.
Vistiendo su típica vestimenta gitana de color rosa intenso abandono la "seguridad" del campamento gitano en el que permanecían. Su mente vagaba de un pensamiento a otro, desencadenados por aquel que tuvo justo cuando despertaba; se cuestionaba sobre todo pero no encontraba respuesta alguna sobre algo.
Sería que la vida para ellas siempre involucraría el robar y viajar, el jamás poseer un lugar fijo en el cual permanecer y al que pudieran llamar hogar. Cierto era que mientras Sol viajara a su lado nada le faltaba pero también quería descubrirse a si misma sin el temor a ser atrapadas por sus actos y establecidas como otros gitanos.
En su andar pudo observar varias presas de robo potenciales pero ninguna le llamo realmente la atención, se sentía desanimada, fastidiada… vacía.
Las calles y las personas pasaron a un lado de ella sin que se detuviera en ningún momento, en ningún lugar; deseaba caminar, alejarse de todos lados y encontrar solo un sitio en el cual permanecer de pie, un lugar en el cual respirar profundo para que todo su interior se sintiera en su hogar. Sin embargo por más caminos que recorrió no encontró lo que buscaba, solo se descubrió a si misma andando ya en las calles oscurecidas por el paso del tiempo y con un suspiro decidió regresar a lo más cercano a un hogar que poseía.
Al igual que antes sus pensamientos volaron a otro lugar y sus pasos fueron guiados meramente por la inercia, más cuando estaba finalmente por observar el camino por el cual iba se estrello contra algo sumamente duro.
Luna llevo su mano a su nariz antes de observar que contra quien se había estrellado era una mujer, quien ahora se giraba a mirarle. Era hermosa sin duda alguna y por ese motivo se quedo sin saber que decir, ni siquiera una disculpa salía de sus labios, se quedo simplemente helada frente a la mujer esperando cualquier cosa.
Acariciando los cabellos de Sol, se levanto con cautela, disponiendo su mente y cuerpo a salir a las calles en busca de nuevas presas a las cuales robar.
Vistiendo su típica vestimenta gitana de color rosa intenso abandono la "seguridad" del campamento gitano en el que permanecían. Su mente vagaba de un pensamiento a otro, desencadenados por aquel que tuvo justo cuando despertaba; se cuestionaba sobre todo pero no encontraba respuesta alguna sobre algo.
Sería que la vida para ellas siempre involucraría el robar y viajar, el jamás poseer un lugar fijo en el cual permanecer y al que pudieran llamar hogar. Cierto era que mientras Sol viajara a su lado nada le faltaba pero también quería descubrirse a si misma sin el temor a ser atrapadas por sus actos y establecidas como otros gitanos.
En su andar pudo observar varias presas de robo potenciales pero ninguna le llamo realmente la atención, se sentía desanimada, fastidiada… vacía.
Las calles y las personas pasaron a un lado de ella sin que se detuviera en ningún momento, en ningún lugar; deseaba caminar, alejarse de todos lados y encontrar solo un sitio en el cual permanecer de pie, un lugar en el cual respirar profundo para que todo su interior se sintiera en su hogar. Sin embargo por más caminos que recorrió no encontró lo que buscaba, solo se descubrió a si misma andando ya en las calles oscurecidas por el paso del tiempo y con un suspiro decidió regresar a lo más cercano a un hogar que poseía.
Al igual que antes sus pensamientos volaron a otro lugar y sus pasos fueron guiados meramente por la inercia, más cuando estaba finalmente por observar el camino por el cual iba se estrello contra algo sumamente duro.
Luna llevo su mano a su nariz antes de observar que contra quien se había estrellado era una mujer, quien ahora se giraba a mirarle. Era hermosa sin duda alguna y por ese motivo se quedo sin saber que decir, ni siquiera una disculpa salía de sus labios, se quedo simplemente helada frente a la mujer esperando cualquier cosa.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: A Beautiful Lie [Luna Bosch]
¿Una gitana? Pensé automáticamente al tiempo que mi ceño se terminó por teñir de extrañeza, la cual seguro podría ser fácilmente malinterpretada como señal de hostilidad. Era porque había visto el daguerrotipo mil veces tratando de desentrañar algo detrás, lo que me había cegado en lo esencial. El vestido rojo de terciopelo que llevaba en aquel trocito de recuerdo estaba en mi poder ¿Pero qué había de las ropas de la muchacha? Eran sin duda similares a la de la joven gitana que ahora se había estrellado conmigo, de colores tan vívidos que casi me lastimaban la vista, pero al mismo tiempo tan opuestos como lo podían ser el rosa y el verde.
Jamás había reparado en que la chica de la foto pudo haber sido una gitana, lo que en parte explicaría el por qué no se encontraba cerca cuando regresé a París. Ellos iban y venían motivados por dios sabrá qué. Pero en lo que a mis intereses importaba, había dado un paso en el rompecabezas del que aun ni siquiera estaba segura de tener todas las piezas.
Pero fue la pequeña y mísera posibilidad de llegar a algo fue lo que me empujó a abrir la boca y a soltar una sarta de sin sentidos – Busco a esta muchacha – dije secamente mientras sacaba la imagen para enseñársela – Al parecer es gitana, la verdad es que no recuerdo quien es y no tengo mucho más que esto para encontrarla – estaba siendo descortés como nunca en mi vida, pero en estos momentos no me había parado a pensar. Y seguía sin aprender la lección.
- ¿No reconoces esas pulseras? – pregunté señalándole una de las muñecas de la chica – Se supone que son especiales o algo así… - alcancé a agregar antes de ver el modo en que estaba atosigando a una muchacha que nada tenía que ver con mis divagaciones y problemas personales – Por favor, discúlpame – dije arrebatando la foto de su vista - ¿Cuántas gitanas puede haber en París cuyos nombres tengan relación con la luna? Creo que debí haber contratado a alguien para averiguarlo – dije sonriendo para mí misma ante el ridículo que acababa de hacer.
Estaba tan ensimismada que no había puesto atención en las reacciones de la muchacha, seguramente estaría aterrada, como cualquier persona normal haría cuando una extraña te asediaba con preguntas de las que no tenías idea. Tenía tanta vergüenza que tampoco quise mirarle el rostro, por lo que alcé mi vista dejé salir una suave risa, buscando que me permitirá liberar la presión de mi pecho.
- De verdad lo siento – dije haciendo una leve reverencia ante ella antes de dar media vuelta y comenzar a caminar en la dirección contraria – Eres una idiota, Carmmine – susurré aunque de forma audible para el resto. Sin detenerme me golpee simbólicamente la frente con la palma de la mano, como señal de castigo ante mi impulsividad. Era un caso perdido, uno que quizás no tenía la real intención de encontrarse.
Jamás había reparado en que la chica de la foto pudo haber sido una gitana, lo que en parte explicaría el por qué no se encontraba cerca cuando regresé a París. Ellos iban y venían motivados por dios sabrá qué. Pero en lo que a mis intereses importaba, había dado un paso en el rompecabezas del que aun ni siquiera estaba segura de tener todas las piezas.
Pero fue la pequeña y mísera posibilidad de llegar a algo fue lo que me empujó a abrir la boca y a soltar una sarta de sin sentidos – Busco a esta muchacha – dije secamente mientras sacaba la imagen para enseñársela – Al parecer es gitana, la verdad es que no recuerdo quien es y no tengo mucho más que esto para encontrarla – estaba siendo descortés como nunca en mi vida, pero en estos momentos no me había parado a pensar. Y seguía sin aprender la lección.
- ¿No reconoces esas pulseras? – pregunté señalándole una de las muñecas de la chica – Se supone que son especiales o algo así… - alcancé a agregar antes de ver el modo en que estaba atosigando a una muchacha que nada tenía que ver con mis divagaciones y problemas personales – Por favor, discúlpame – dije arrebatando la foto de su vista - ¿Cuántas gitanas puede haber en París cuyos nombres tengan relación con la luna? Creo que debí haber contratado a alguien para averiguarlo – dije sonriendo para mí misma ante el ridículo que acababa de hacer.
Estaba tan ensimismada que no había puesto atención en las reacciones de la muchacha, seguramente estaría aterrada, como cualquier persona normal haría cuando una extraña te asediaba con preguntas de las que no tenías idea. Tenía tanta vergüenza que tampoco quise mirarle el rostro, por lo que alcé mi vista dejé salir una suave risa, buscando que me permitirá liberar la presión de mi pecho.
- De verdad lo siento – dije haciendo una leve reverencia ante ella antes de dar media vuelta y comenzar a caminar en la dirección contraria – Eres una idiota, Carmmine – susurré aunque de forma audible para el resto. Sin detenerme me golpee simbólicamente la frente con la palma de la mano, como señal de castigo ante mi impulsividad. Era un caso perdido, uno que quizás no tenía la real intención de encontrarse.
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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Re: A Beautiful Lie [Luna Bosch]
La mirada de la mujer hizo que un escalofrío recorriera enteramente la espalda de la joven gitana, al parecer se había topado con esa clase de personas que lo mejor era no fastidiarlas porque podían terminar haciendo que asesinaran a cualquier persona, pero por un motivo que no comprendió de alguna manera supo que ella no le asesinaría, al menos no en ese lugar y si Luna tenía suerte, estaría ya muy lejos para cuando la mujer recordara con que gitana era con la cual se había estrellado. Esa parecía ser una de las pocas ventajas que tenia viajar tanto, que dejabas atrás los problemas fueran cuales fueran.
Su mirada se desvío y obligo a su boca para comenzar a hablar algo.
– Lo… lo siento, no ha sido mi intención cho… – apenas estaba diciendo aquello cuando una hermosa voz fluyó de los labios de la mujer frente a ella y Luna no pudo más que mirarla extrañada. De un instante a otro parecía ser otra, pues en esta ocasión no parecía que fuera a hacerle algo y lo pudo constatar al saber que era lo que preguntaba. Observo la foto pero no podía reconocerle bien y no se animaba a tomarla entre sus manos para verla con detenimiento, por sus ropas supo al instante que la mujer tenía razón, la chica era gitana – sus ropas si parecen ser gitanas y… – estaba por agregar algo sobre las pulseras cuando la voz femenina surgió de nuevo para preguntar sobre ellas, así que asintió a lo que ella decía. Era sorprendente como alguien que lucía tan sofisticada preguntaba por gitanas y sabía sobre aquellas pulseras que en algunas ocasiones se usaban como protección o atraer la suerte, todo dependía de para que fueran necesarias – Si, las pulseras tienen magia gitana.
Estiro un poco su mano, deseaba ver con claridad el rostro de la chica que estaba en la foto y ver si existía algo más que pudiera decir a esa mujer, más justo cuando estaba por tomarla esta le fue arrebatada. La forma de actuar de aquella persona le parecía bastante extraña, le parecía como si estuviera completamente confundida o no supiera nada de lo que estaba pasando y aunque supiera algunas cosas era como si lo esencial lo hubiera olvidado. Permaneció estática en su lugar cuando la desconocida menciono a la luna.
De todo lo que se había dicho en los últimos momentos, eso fue lo único que realmente le llamo la atención. Ciertamente ¿Cuantas gitanas existían que llevaran una relación con la luna? Solo ella que supiera. Su mano viajo a su cuello, donde se encontraba aquel collar que cargaba siempre, ese que tenía una figura de sol al igual que el de su hermana cargaba una luna. Ellas jamás habían viajado a ese lugar antes, pero según lo que sabía nunca alguien de los gitanos había escuchado esos nombres, cosa bastante extraña que le dejo meditando en esa situación.
No reacciono inmediatamente si no hasta que se percato de que con quien había chocado se alejaba.
– ¡Espera! – grito solo para correr detrás de ella – por favor espera… – se coloco frente a ella cerrando el paso y llevo la mano hasta su pecho – Yo solo conozco a una gitana cuyo nombre tiene relación con la luna… esa soy yo… y Luna es mi nombre – su voz sonó firme.
Sin saber exactamente el por qué de decir todo eso a una desconocida permaneció ahí frente a ella, esperando quizás una explicación o más preguntas, además quería ser capaz de ver claramente el rostro de la chica de la foto.
Su mirada se desvío y obligo a su boca para comenzar a hablar algo.
– Lo… lo siento, no ha sido mi intención cho… – apenas estaba diciendo aquello cuando una hermosa voz fluyó de los labios de la mujer frente a ella y Luna no pudo más que mirarla extrañada. De un instante a otro parecía ser otra, pues en esta ocasión no parecía que fuera a hacerle algo y lo pudo constatar al saber que era lo que preguntaba. Observo la foto pero no podía reconocerle bien y no se animaba a tomarla entre sus manos para verla con detenimiento, por sus ropas supo al instante que la mujer tenía razón, la chica era gitana – sus ropas si parecen ser gitanas y… – estaba por agregar algo sobre las pulseras cuando la voz femenina surgió de nuevo para preguntar sobre ellas, así que asintió a lo que ella decía. Era sorprendente como alguien que lucía tan sofisticada preguntaba por gitanas y sabía sobre aquellas pulseras que en algunas ocasiones se usaban como protección o atraer la suerte, todo dependía de para que fueran necesarias – Si, las pulseras tienen magia gitana.
Estiro un poco su mano, deseaba ver con claridad el rostro de la chica que estaba en la foto y ver si existía algo más que pudiera decir a esa mujer, más justo cuando estaba por tomarla esta le fue arrebatada. La forma de actuar de aquella persona le parecía bastante extraña, le parecía como si estuviera completamente confundida o no supiera nada de lo que estaba pasando y aunque supiera algunas cosas era como si lo esencial lo hubiera olvidado. Permaneció estática en su lugar cuando la desconocida menciono a la luna.
De todo lo que se había dicho en los últimos momentos, eso fue lo único que realmente le llamo la atención. Ciertamente ¿Cuantas gitanas existían que llevaran una relación con la luna? Solo ella que supiera. Su mano viajo a su cuello, donde se encontraba aquel collar que cargaba siempre, ese que tenía una figura de sol al igual que el de su hermana cargaba una luna. Ellas jamás habían viajado a ese lugar antes, pero según lo que sabía nunca alguien de los gitanos había escuchado esos nombres, cosa bastante extraña que le dejo meditando en esa situación.
No reacciono inmediatamente si no hasta que se percato de que con quien había chocado se alejaba.
– ¡Espera! – grito solo para correr detrás de ella – por favor espera… – se coloco frente a ella cerrando el paso y llevo la mano hasta su pecho – Yo solo conozco a una gitana cuyo nombre tiene relación con la luna… esa soy yo… y Luna es mi nombre – su voz sonó firme.
Sin saber exactamente el por qué de decir todo eso a una desconocida permaneció ahí frente a ella, esperando quizás una explicación o más preguntas, además quería ser capaz de ver claramente el rostro de la chica de la foto.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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Re: A Beautiful Lie [Luna Bosch]
¿Cómo es que iba aquel dicho popular? No hay peor ciego que el que no quiere ver, o algo así, solo que esta vez era más bien un “no hay peor sordo que el que no quiere escuchar”, porque en el segundo que decía alguna palabra, me arrepentía de forma casi automática, dejando, conscientemente, de escuchar las tenues frases de la muchacha. De verdad me estaba superando en mis malos modales, y que yo recordara, de lo que sí podía recordar efectivamente, tenía una especie de obsesión por los protocolos, aunque quizás no era más que otra de las cosas que habían cambiado desde que hace un tiempo.
En fin, no presté mayor atención a la pobre muchacha que se había complicado para responder unas preguntas que, para ella, probablemente no tenían ni pies ni cabeza, o al menos eso fue lo que yo creí, porque antes de que pudiera dar un paso más el grito de la muchacha me detuvo a tal punto que ni siquiera tuve tiempo de voltearme para ver qué quería de mí.
Entonces, de forma casi atarantada comenzó a decir cosas que a primeras luces parecían incoherencias iguales a las mía, hasta que dijo su nombre. No pude evitar fruncir el ceño, ni filtrar la expresión de confusión que era fiel reflejo de lo que había dentro de mi cabeza ¿Qué posibilidades habían de que ella fuese la muchacha de la imagen? Y aún más ¿Qué posibilidades habían de que yo dejara mi orgullo, para de una vez por preguntar por ese pasado del que aún no estaba segura de querer conocer?
No puedo decir que sea una persona tan crédula, así que dejé salir un suspiró y le tendí la foto para que la cogiera y la viera con mayor detenimiento, porque lógicamente los pocos segundos que le había dado antes para ello no serían suficientes, aún menos debido al normal aturdimiento que deben haberle producido mis preguntas - ¿Eres la chica de la imagen? – le pregunté de forma algo menos brusca – No puedo distinguir su rostro porque al parecer se movía demasiado cuando la tomaron, y la verdad es que… tampoco puedo recordar quien es o si es importante de alguna forma – agregué encogiéndome de hombros, sincerando mi situación frente a la muchacha.
Sí habían dos cosas de las que podía tener cierto grado de certeza, que la muchacha de la imagen era una gitana y que, de cierto modo, sentía que era cercana. Jamás había estado en mi casa, o de otra manera mis criados la recordarían, así que no tenía muchas formas de averiguar si lo que fuese a decirme la muchacha llamada Luna era verídico. Aunque para mi buena fortuna, en lo que se trataba de lógica, puzles y rompecabezas, era tan buena como podía serlo alguien que los tuvo por única entretención al ser aislada del mundo.
- ¿De por casualidad puedes tocar el violín, Luna? – pregunté tratando de no sonar impaciente, mientras ponía una mano en su hombro, al tiempo que con la otra le señalaba la misma tienda de instrumentos musicales, que detrás de la fuente, hacía las veces de fondo del daguerrotipo – Creo que he estado ahí un par de veces antes, de hecho, al parecer he encargado un violín, aunque nunca me había preocupado por aprender a tocarlo – agregué como vana excusa para que me acompañara a esa tienda.
En mi defensa, aquello del violín era cierto, había recibido una nota de hace casi un mes diciéndome que mi encargo ya había llegado de Austria, y si hay algo de lo que estaba segura, era de que yo era alguien de pianos y de que no tenía ni la más mínima idea de cómo tocar un violín. Pero en estos momentos, aquello se me antojaba como la idea perfecta para averiguar si anciano luthier que veía pasar a la gente desde su vidriera nos había visto juntas alguna vez. Esto era casi como una de esas novelas de detectives que solo había tenido la fortuna de leer, por lo que aunque la respuesta de la muchacha fuera negativa, habría sido lo suficientemente divertido como para rescatarme de mi tedio habitual.
En fin, no presté mayor atención a la pobre muchacha que se había complicado para responder unas preguntas que, para ella, probablemente no tenían ni pies ni cabeza, o al menos eso fue lo que yo creí, porque antes de que pudiera dar un paso más el grito de la muchacha me detuvo a tal punto que ni siquiera tuve tiempo de voltearme para ver qué quería de mí.
Entonces, de forma casi atarantada comenzó a decir cosas que a primeras luces parecían incoherencias iguales a las mía, hasta que dijo su nombre. No pude evitar fruncir el ceño, ni filtrar la expresión de confusión que era fiel reflejo de lo que había dentro de mi cabeza ¿Qué posibilidades habían de que ella fuese la muchacha de la imagen? Y aún más ¿Qué posibilidades habían de que yo dejara mi orgullo, para de una vez por preguntar por ese pasado del que aún no estaba segura de querer conocer?
No puedo decir que sea una persona tan crédula, así que dejé salir un suspiró y le tendí la foto para que la cogiera y la viera con mayor detenimiento, porque lógicamente los pocos segundos que le había dado antes para ello no serían suficientes, aún menos debido al normal aturdimiento que deben haberle producido mis preguntas - ¿Eres la chica de la imagen? – le pregunté de forma algo menos brusca – No puedo distinguir su rostro porque al parecer se movía demasiado cuando la tomaron, y la verdad es que… tampoco puedo recordar quien es o si es importante de alguna forma – agregué encogiéndome de hombros, sincerando mi situación frente a la muchacha.
Sí habían dos cosas de las que podía tener cierto grado de certeza, que la muchacha de la imagen era una gitana y que, de cierto modo, sentía que era cercana. Jamás había estado en mi casa, o de otra manera mis criados la recordarían, así que no tenía muchas formas de averiguar si lo que fuese a decirme la muchacha llamada Luna era verídico. Aunque para mi buena fortuna, en lo que se trataba de lógica, puzles y rompecabezas, era tan buena como podía serlo alguien que los tuvo por única entretención al ser aislada del mundo.
- ¿De por casualidad puedes tocar el violín, Luna? – pregunté tratando de no sonar impaciente, mientras ponía una mano en su hombro, al tiempo que con la otra le señalaba la misma tienda de instrumentos musicales, que detrás de la fuente, hacía las veces de fondo del daguerrotipo – Creo que he estado ahí un par de veces antes, de hecho, al parecer he encargado un violín, aunque nunca me había preocupado por aprender a tocarlo – agregué como vana excusa para que me acompañara a esa tienda.
En mi defensa, aquello del violín era cierto, había recibido una nota de hace casi un mes diciéndome que mi encargo ya había llegado de Austria, y si hay algo de lo que estaba segura, era de que yo era alguien de pianos y de que no tenía ni la más mínima idea de cómo tocar un violín. Pero en estos momentos, aquello se me antojaba como la idea perfecta para averiguar si anciano luthier que veía pasar a la gente desde su vidriera nos había visto juntas alguna vez. Esto era casi como una de esas novelas de detectives que solo había tenido la fortuna de leer, por lo que aunque la respuesta de la muchacha fuera negativa, habría sido lo suficientemente divertido como para rescatarme de mi tedio habitual.
- Spoiler:
- Nota: Carmmine había comprado ese violín para Lilith, porque le había prometido que si se quedaba quieta durante la foto le daría el regalo que quisiese. Ahora, el anciano es lo suficientemente viejo como para que pudiese confundirlas con facilidad xD Saludos!!
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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Re: A Beautiful Lie [Luna Bosch]
No creía que fuese una casualidad el que las cosas se hubieran dado de esa manera pero tampoco pensaba que fuera ella la chica de la foto, considerando claro que nunca antes había visto a aquella mujer. Por un segundo se imagino su imagen grabada en aquella foto que cargaba la mujer y de ser ella ¿Qué haría?… ¿y de no serlo?… pero nada estaba escrito aún, no hasta que hubiese visto la foto y hasta que recibiera más información sobre el por qué de buscar a Luna, por raro que pareciera buscar a alguien con su nombre.
Una sonrisa apareció en sus labios cuando la foto quedo a su alcance. Sin perder tiempo la tomo entre sus manos y le contemplo; inmediatamente se pregunto como es que esperaba encontrar a la chica de la foto si la visibilidad de dicha joven era casi nula y un suspiro salió de los labios de Luna. Lo que podía ver o reconocer le parecía familiar así que para el momento en que la siguiente pregunta llegó la gitana permaneció en silencio unos instantes más, sin saber que era lo que debía decir; tomo aire entonces y dejo de mirar la foto, cambiando la dirección a la de la mujer y entonces fue que hablo.
– Si, soy yo… – Las mentiras eran malas, lo bueno es que a ella no le interesaba mentir y tampoco era que fuera una mentira mortal. La mujer acababa de confesar que no recordaba si la chica de la foto era importante o no, la foto no se veía, compartía nombre con esa chica y entonces… ¿Cuál era el problema? Seguramente que terminaba haciendo un favor para la ricachona esa.
Por un segundo después de haber respondido de esa manera, creyó haber hecho lo incorrecto. Bien podía ser aquello una trampa y la ricachona tener planes ocultos o secretos para hacerle algún mal; la mirada de Luna se enfoco en aquel par de ojos que solo podían transmitirle cierta confusión así que termino por decirse a si misma que todo estaba bien, que sobreviviría a aquello y que no era lo peor de lo peor. Nuevamente volvió a sonreír, debía dejar de lado a la chica de la foto… ella era Luna y era todo lo que debía pensar.
– No se tocar, no tengo ni el dinero para tener un violín ni la gracia para tocar uno – se encogió de hombros, hablando de manera sincera porque si en algún momento intentaban ponerle a tocar sería simplemente un desastre. Para lo único que se creía seriamente buena era para hacer trucos de tragafuegos, bailar, leer las cartas y claro… robar; pero la ultima actividad no tenía porque revelarla.
Continuo escuchando lo que la mujer le decía y una duda entonces surgió en su mente, la cual no pudo mantener mucho tiempo dentro de si. – ¿No puedes recordar nada?… – aquella pregunta le provocaba un poco de pesar. Imaginarse el hecho de olvidar su historia le parecía terrible y en parte fue por esa sensación que acepto ir con ella a la tienda – Mmmm… ¿Quieres que vaya contigo a la tienda? Después podemos ir a andar por alguna otra calle, quizás recuerdes algo y ahora que lo pienso… ¿Tú nombre es?– No era la mejor de las personas, eso bien lo sabía pues probablemente si tenía la oportunidad le robaría algo a esa mujer, pero tampoco era tan desalmada como para no acompañarle unos momentos.
Decidida a descubrir no solo más de la perdida de memoria de la ricachona sino de la Luna que no era ella, comenzó a caminar en dirección a la tienda que momentos antes había señalado. Quizás el dueño de aquel lugar si es que le conocía podía aclarar un poco más las dudas que ambas poseían.
– Pues si no puedes recordar algunas cosas tal vez encargaste el violín para aprender a tocarlo ¿no crees? – señalo ya cuando estaban muy cerca de la tienda y le dedico una enorme sonrisa justo antes de abrir la puerta y ser recibidas por el tintineo de una campanilla a la entrada.
Una sonrisa apareció en sus labios cuando la foto quedo a su alcance. Sin perder tiempo la tomo entre sus manos y le contemplo; inmediatamente se pregunto como es que esperaba encontrar a la chica de la foto si la visibilidad de dicha joven era casi nula y un suspiro salió de los labios de Luna. Lo que podía ver o reconocer le parecía familiar así que para el momento en que la siguiente pregunta llegó la gitana permaneció en silencio unos instantes más, sin saber que era lo que debía decir; tomo aire entonces y dejo de mirar la foto, cambiando la dirección a la de la mujer y entonces fue que hablo.
– Si, soy yo… – Las mentiras eran malas, lo bueno es que a ella no le interesaba mentir y tampoco era que fuera una mentira mortal. La mujer acababa de confesar que no recordaba si la chica de la foto era importante o no, la foto no se veía, compartía nombre con esa chica y entonces… ¿Cuál era el problema? Seguramente que terminaba haciendo un favor para la ricachona esa.
Por un segundo después de haber respondido de esa manera, creyó haber hecho lo incorrecto. Bien podía ser aquello una trampa y la ricachona tener planes ocultos o secretos para hacerle algún mal; la mirada de Luna se enfoco en aquel par de ojos que solo podían transmitirle cierta confusión así que termino por decirse a si misma que todo estaba bien, que sobreviviría a aquello y que no era lo peor de lo peor. Nuevamente volvió a sonreír, debía dejar de lado a la chica de la foto… ella era Luna y era todo lo que debía pensar.
– No se tocar, no tengo ni el dinero para tener un violín ni la gracia para tocar uno – se encogió de hombros, hablando de manera sincera porque si en algún momento intentaban ponerle a tocar sería simplemente un desastre. Para lo único que se creía seriamente buena era para hacer trucos de tragafuegos, bailar, leer las cartas y claro… robar; pero la ultima actividad no tenía porque revelarla.
Continuo escuchando lo que la mujer le decía y una duda entonces surgió en su mente, la cual no pudo mantener mucho tiempo dentro de si. – ¿No puedes recordar nada?… – aquella pregunta le provocaba un poco de pesar. Imaginarse el hecho de olvidar su historia le parecía terrible y en parte fue por esa sensación que acepto ir con ella a la tienda – Mmmm… ¿Quieres que vaya contigo a la tienda? Después podemos ir a andar por alguna otra calle, quizás recuerdes algo y ahora que lo pienso… ¿Tú nombre es?– No era la mejor de las personas, eso bien lo sabía pues probablemente si tenía la oportunidad le robaría algo a esa mujer, pero tampoco era tan desalmada como para no acompañarle unos momentos.
Decidida a descubrir no solo más de la perdida de memoria de la ricachona sino de la Luna que no era ella, comenzó a caminar en dirección a la tienda que momentos antes había señalado. Quizás el dueño de aquel lugar si es que le conocía podía aclarar un poco más las dudas que ambas poseían.
– Pues si no puedes recordar algunas cosas tal vez encargaste el violín para aprender a tocarlo ¿no crees? – señalo ya cuando estaban muy cerca de la tienda y le dedico una enorme sonrisa justo antes de abrir la puerta y ser recibidas por el tintineo de una campanilla a la entrada.
Audrey de Médici- Vampiro Clase Alta
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